Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 10 de mayo de 2011

HACIA UNA NUEVA REPUBLICA- RENUNCIA INVIABLE- GENARO CALDE-RON

ASTIM  FELICITA A TODAS LAS MAMAS

Al Escalafón de Agencias Foráneas

SALUD


Por medio del presente queremos enviar un respetuoso saludo a todas las mamás, esposas e hijas de nuestros camaradas que son mamás ,en ocasión de el día de las madres.


Mucho de lo que estamos viviendo representa un aprendizaje de vida inolvidable, pero TODO lo que estamos resistiendo no sería posible sin la formación que recibimos desde cada uno de ésos hogares electricistas.


A las mamás de ésos héroes que son ustedes, un abrazo sincero en éste su día y gracias por haber formado mexicanos dignos y electricistas ejemplares.


Para aquéllas mamás que ya no están con nosotros, vaya desde lo más profundo de nuestro corazón un dulce recuerdo y nuestra eterna gratitud.


A sus esposas, e hijas que son mamás un afectuoso saludo y nuestro reconocimiento por su entereza para enfrentar junto a ustedes las agresiones, la infamia, la persecución…son ustedes una inspiración para todos nosotros.


Porque sabemos que vendrán tiempos mejores, para todas ellas.


Feliz Día de las Madres


Fraternalmente


“Por el derecho y la justicia del trabajador”


Comisión de Trabajo de Agencias Foráneas

Astillero

Genaro Calderón

Combo sangriento

Renuncia inviable

Campeón de camposanto

Julio Hernández López

Felipe Calderón y Genaro García Luna son uno. Juntos comenzaron la sangrienta aventura bélica del sexenio y juntos la habrán de terminar. Es tanta la fuerza del ingeniero metido a policía (derivada, obviamente, del poder de Los Pinos), que ha pretendido instaurar una suerte de vicepresidencia ejecutiva (es decir, que ejecuta) a la que, según sus pretensiones, deberían rendir cuenta, o coordinarse con ella, los mandos militares tradicionalmente acostumbrados a cuadrarse solamente ante el ocupante en turno de la Presidencia de la República.

García Luna es todopoderoso, es decir, es Felipe Calderón Hinojosa. Lo mismo crea y recrea escenografías e historias de policías y ladrones para efectos mediáticos (aunque con ello provoque escándalos internacionales, como el habido con las autoridades francesas a cuenta de una mujer acusada de ser integrante de una banda de secuestradores) que teje a nivel nacional su sueño dorado de tener una policía única bajo su fortalecido mando o mantiene latente su aspiración de avanzar en el plano político, incluso considerando la posibilidad de ser un candidato de última hora de las necesidades de mano dura que la realidad que va modelando exijan muy a su conveniencia. Pero no sólo es un operario eficaz de la maquinaria de sangre y muerte que tanto complace a Calderón ver funcionando, ni su éxito cortesano proviene nada más del suministro a la superioridad de relatos, victorias, intrigas, apodos y viscosos detalles de la cotidianidad policiaca a su cargo: es, sobre todo, una especie de grandísimo intelectual de la barbarie, un tosco productor de estrategias y tácticas a gusto de su jefe obsesionado con la guerra, un contertulio a modo de las necesidades del estadista de nota roja, un cómplice zafio, un álter ego del agente Felipe.

Por ello es natural que la autodenominada Presidencia de la República, a través de su vocero para condolencias y explicaciones, Alejandro Poiré, haya hecho saber que el ingeniero García Luna goza del total aprecio de su jefe. De ser posible, el emocionado Felipe habría destapado a Genaro como candidato civil a un golpe electoral armado en 2012, pero por lo pronto la oportunidad solamente dio para ensalzar al heroico secretario federal de seguridad pública al que tanto deberá en el futuro lo que quede de país. Mucho ha cambiado en derredor de Calderón, en materia de su gabinete siempre en déficit, salvo el cargo rector, la secretaría estelar, la compañía obligada: nombres van y vienen en las oficinas principales de la PGR y de Gobernación, por ejemplo, pero el inmarcesible García Luna sigue en su silla. Nadie ha podido ocupar el íntimo hueco dejado por el inolvidable Juan Camilo Mouriño, pero nadie ha podido tampoco sacar a García Luna del ánimo cada vez más complacido y complaciente de Calderón.

En ese contexto, la petición siciliana de que Genaro Calderón hiciera renunciar a Felipe García Luna resultaba inmediatamente inviable y políticamente insuficiente. La responsabilidad absoluta de lo que sucede en un régimen marcadamente presidencialista, como es el mexicano, es de quien ocupa, al título que sea, la residencia de Los Pinos. Podrá argüírse que al orillar a FC a exculpar a GGL se está demostrando la connivencia, pero eso ni siquiera necesitaba de confirmación. O podrá decirse que el poeta convocante no quiso elevar la mira para no romper puentes. Lo cierto es que esa exigencia de que GGL renuncie se convirtió en la mediática síntesis endeble de lo que fue un movimiento vigoroso. A la previsible imprecisión del tiro se sumaron otras proclamas enarboladas el domingo en el Zócalo, sobre todo las relacionadas con la muy discutible reforma política (que así como está en las cámaras constituye solamente un conjunto de parches menores) y ciertas modificaciones discutibles, relacionadas con el Poder Judicial.

Calderón, mientras tanto, se ha concedido unos días de distancia internacional para no enfrentar directamente el asunto de la marcha y para esperar que el paso del tiempo enfríe y desgaste los ánimos críticos en su contra. Por lo pronto, ha planteado una respuesta política elemental: respeta la movilización dominical e incluso invita a los principales coordinadores a dialogar para que conozcan las razones del belicismo que impugnan. En segundo lugar, mediante un vocero, trata de enaltecer el trabajo del fabulador García Luna.

Y, por último, se desliza por Nueva York para cumplir con una agenda lucidora que pareciera contemplar éxitos de otro mundo y no de la realidad mexicana envilecida. Campeón de la tierra 2011 en el rubro de liderazgo político, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y sin explicar si tales méritos en materia de tierra se refieren a los camposantos mexicanos en que la administración felipista ha sido indiscutible líder en suministro de materia prima. Pero no son los únicos reconocimientos, pues según Notimex, Naciones Unidas también decidió asignar otros dos al gobierno calderonista, ni más ni menos que por prevención y combate a la corrupción y por promover la participación de ciudadanos en la elaboración de políticas públicas mediante mecanismos innovadores. Humor negro de la ONU en tres tiempos, para beneplácito de la pareja triunfante, el binomio ejecutivo, Calderón y García Luna (se niega este tecleador a hacer algún acrónimo escatológico con las dos primeras letras del apellido de Felipe y las tres primeras del de Genaro: curiosos, absténganse).

Astillas

Alejandro Encinas se ha registrado como candidato en el estado de México y queda en espera del arranque de campañas. Aun cuando seguirá pendiente de resolver cualquier impugnación que el panismo haga a su residencia electoral en la entidad, en términos generales pareciera estar claramente delineado el escenario del combate comicial. En el PRI peñanietista no hay ánimos de poner piedras en el camino del opositor perredista, y el PAN no parece estar levantando ánimos victoriosos con la postulación del yunquista Bravo Mena... ¡Hasta mañana!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Hacia una Nueva República
John M. Ackerman

La marcha de este domingo debe ir más allá de un mero desahogo social o un simple listado de buenos propósitos. Habría que encauzar nuestro descontento hacia la construcción de un gran frente social para la creación de una Nueva República. Los conductores de nuestra fallida transición olvidaron hacer cuentas con el pasado antidemocrático, acabar con la impunidad y corregir los enormes desequilibrios de poder que tanto daño le hacen al país. Los rotundos fracasos del gobierno de Felipe Calderón para garantizar la seguridad pública, y tragedias como las de la Guardería ABC, Pasta de Conchos y Sabinas, son apenas síntomas fatídicos de una problemática mucho más profunda.

Nadie pide que no se persiga o no se aplique la ley a los delincuentes. Los que marchamos hoy exigimos que se atiendan las raíces en lugar de los síntomas de esta tragedia nacional. Habría que empezar, por ejemplo, con una reorientación de la estrategia de desarrollo económico para atender la pobreza que aqueja al país. Los cálculos más conservadores indican que hay 47 millones de pobres, de los cuales la mitad se encuentran en pobreza extrema. Asimismo, las 10 familias más privilegiadas del país controlan más de 10% del Producto Interno Bruto, y los ingresos del 10% más rico de la población son 25 veces más grandes que los del 10% más pobre.

Los gobiernos de la “transición” han agravado esta desigualdad al someter los poderes formales a los poderes “fácticos”. Esta creciente subordinación de las instituciones democráticas es la fuente principal de la situación actual, ya que asegura un régimen generalizado de impunidad y debilidad gubernamental. Un Estado incapaz de regular y controlar a Carlos Slim, Enrique Peña Nieto, Carlos Salinas, Emilio Azcárraga Jean o Minera México jamás podrá derrotar al Chapo Guzmán o a Heriberto Lazcano. En los últimos años, todos estos nuevos caciques de la “modernidad” han logrado doblar a las instituciones públicas.

Hace falta confrontar de manera directa el problema central de nuestros tiempos: la absurda concentración del poder económico, social y político en unas cuantas manos. Lamentablemente, la historia ha demostrado que las elecciones son muy poco eficaces para lograr cambios sociales profundos. Desde 1934 hasta la fecha, todos y cada uno de los presidentes de la República han llegado a su cargo por medio de elecciones populares. Hasta Porfirio Díaz se vio en la necesidad de someterse a elecciones populares en seis ocasiones.

Así que tristemente la elección de 2006 no fue una excepción, sino un ejemplo más de una larga tradición de elecciones simuladas y fraudulentas que funcionan más como ejercicios simbólicos para legitimar al nuevo presidente ante la sociedad que como procesos de verdadera competencia política en un contexto de pluralidad. Hoy sigue más vigente que nunca la evaluación del sistema político mexicano como una gran simulación que don Pablo González Casanova hiciera en 1965 en su obra clásica La democracia en México, apenas tres años antes del surgimiento del gran movimiento estudiantil de 1968.

Las grandes reformas que afectan directamente los intereses de los poderes fácticos solamente se logran por medio de fuertes movilizaciones populares que impongan la agenda a los demás actores sociales. Así aconteció con la Revolución, que logró minar significativamente el poder de la jerarquía católica y de los viejos hacendados. También ocurrió con las reformas electorales de 1977, 1991, 1996 y 2007, que fueron posibles gracias a los movimientos estudiantiles y guerrilleros de los años 60 y 70, al apoyo social para Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, al levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 y a la movilización postelectoral de Andrés Manuel López Obrador en 2006.

Hoy existe la oportunidad de ir más allá de estas reformas electorales para lograr cambios en la misma estructura social del país. Por ejemplo, habría que plantear estrategias para la redistribución directa de la riqueza y el ingreso de los ciudadanos más ricos a los más pobres, la democratización de la propiedad de los medios electrónicos de comunicación, la división de corporaciones dominantes como Telcel y Cemex, la cancelación de la evasión fiscal, el establecimiento de nuevos impuestos sobre las transacciones bursátiles y el capital especulativo “golondrina” del extranjero, entre otras múltiples propuestas que han sido desarrolladas por destacados expertos en estas materias.

Reformas como estas tendrían un impacto directo en la situación de la seguridad pública porque, simultáneamente, equilibrarían el poder social y robustecerían la capacidad fiscal del Estado. Ello fortalecería la sociedad tanto para resistir el reclutamiento del crimen organizado como para participar en la construcción de un país de legalidad. También el gobierno contaría con mayores recursos para realizar una limpia profunda y una profesionalización de los cuerpos de seguridad pública, así como para combatir la corrupción y el lavado de dinero.

Esperamos que este día llegue a ser recordado como aquel en que la sociedad mexicana finalmente se despertó a su misión histórica de democratizar el poder y domesticar los poderes fácticos. Hasta hoy la transición democrática ha fracasado rotundamente en atender las necesidades más básicas de la población, como la seguridad, la alimentación, la salud y el trabajo. Habría que tomar pasos definitivos hacia la construcción de un nuevo régimen de justicia social para todos y todas. l


@JohnMAckerman

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