Calderón mintió porque le enoja la
Marcha por la Paz
Víctor Hernández@toliro
2011-05-06
Faltando unas horas par que iniciara
la Marcha por la Paz convocada por Javier Sicilia, Felipe Calderón apareció en
cadena nacional para decir que no va a parar su inútil guerra contra el narco.
Calderón se exasperó, manoteó, gritó,
se puso rojo, y en general perdió la cordura, molesto por los reclamos contra
su ineptitud. Pero lo peor fueron las mentiras que dijo mientras daba ese
lamentable y patético espectáculo para las cámaras:
1. "Tenemos que hacerlo (continuar la guerra contra el narco), porque es el único camino para vivir en libertad.”
FALSO. Tener que pasar por retenes militares por todo el país y además correr el riesgo de que el ejército te mate no es vivir en libertad.
2. “Si dejamos de luchar, ellos (los criminales) van a secuestrar, a extorsionar por todo el País".
FALSO: Los criminales YA secuestran y extorsionan a quien quiere. Lo hicieron con Diego Fernández de Cevallos y un primo de Emilio Azcárraga. Si no puede detener eso, entonces esa estrategia NO funciona.
3. "Si nos retiramos, vamos a dejar que gavillas de criminales anden impunemente en todas las calles de México agrediendo a la gente sin que nadie los detenga".
CINISMO. Las gavillas de criminales YA tienen impunidad. 7 de cada 10 detenidos por delitos federales salen libres.
4. "Hay quienes, de buena o de mala fe buscan detener la acción del Gobierno".
FALSO. Lo que se quiere detener es una estrategia que claramente no funciona.
5. "El día que se tengan 32 cuerpos policiacos confiables y bien capacitados, dijo, ese día se ganará la batalla contra la delincuencia”.
FALSO Y CÍNICO. Actualmente hay 70 mil militares en el combate al narco y 409 mil 536 policías hasta diciembre de 2009. Es decir, el gobierno panista no ha reemplazado a la policía, por lo cual su estrategia contra el narco nisiquiera cumple con ese propósito.
Calderón no detiene la guerra contra el narco pese a que el país le está diciendo claramente que estamos HASTA LA MADRE de la violencia porque cree que sólo así podrá mantenerse en el poder siendo el débil que es. Lo dice hasta el gobierno de EU en cables de Wikileaks.
¿Qué propónemos? Lo mismo que propone AMLO y no hace el PRIAN; combatir lo que realmente orilla a la gente al crimen en la abrumadora mayoría de los casos: la pobreza.
Por eso mejor AMLO 2012.
PD: ¿De verdad cree Calderón que sólo por salir en la tele le vamos a creer sus mentiras? ¿De verdad cree que la gente es imbécil y no se da cuenta de que le está mintiendo? Sí. Sí lo cree. Y no es novedad. Lo viene haciendo desde la campaña de 2006, como evidenciamos en este video hace 5 años:
http://www.youtube.com/watch?v=TsikXBp4uok
1. "Tenemos que hacerlo (continuar la guerra contra el narco), porque es el único camino para vivir en libertad.”
FALSO. Tener que pasar por retenes militares por todo el país y además correr el riesgo de que el ejército te mate no es vivir en libertad.
2. “Si dejamos de luchar, ellos (los criminales) van a secuestrar, a extorsionar por todo el País".
FALSO: Los criminales YA secuestran y extorsionan a quien quiere. Lo hicieron con Diego Fernández de Cevallos y un primo de Emilio Azcárraga. Si no puede detener eso, entonces esa estrategia NO funciona.
3. "Si nos retiramos, vamos a dejar que gavillas de criminales anden impunemente en todas las calles de México agrediendo a la gente sin que nadie los detenga".
CINISMO. Las gavillas de criminales YA tienen impunidad. 7 de cada 10 detenidos por delitos federales salen libres.
4. "Hay quienes, de buena o de mala fe buscan detener la acción del Gobierno".
FALSO. Lo que se quiere detener es una estrategia que claramente no funciona.
5. "El día que se tengan 32 cuerpos policiacos confiables y bien capacitados, dijo, ese día se ganará la batalla contra la delincuencia”.
FALSO Y CÍNICO. Actualmente hay 70 mil militares en el combate al narco y 409 mil 536 policías hasta diciembre de 2009. Es decir, el gobierno panista no ha reemplazado a la policía, por lo cual su estrategia contra el narco nisiquiera cumple con ese propósito.
Calderón no detiene la guerra contra el narco pese a que el país le está diciendo claramente que estamos HASTA LA MADRE de la violencia porque cree que sólo así podrá mantenerse en el poder siendo el débil que es. Lo dice hasta el gobierno de EU en cables de Wikileaks.
¿Qué propónemos? Lo mismo que propone AMLO y no hace el PRIAN; combatir lo que realmente orilla a la gente al crimen en la abrumadora mayoría de los casos: la pobreza.
Por eso mejor AMLO 2012.
PD: ¿De verdad cree Calderón que sólo por salir en la tele le vamos a creer sus mentiras? ¿De verdad cree que la gente es imbécil y no se da cuenta de que le está mintiendo? Sí. Sí lo cree. Y no es novedad. Lo viene haciendo desde la campaña de 2006, como evidenciamos en este video hace 5 años:
http://www.youtube.com/watch?v=TsikXBp4uok
PD2: La columna de ayer hizo enojar
tanto a los panistas-salinistas, que uno de ellos de plano hizo berrinche y
"clonó" mi perfil en Disqus. Para que no haya confusión, hay dos
formas de saber cuál perfil es el correcto: 1. Revisando mi TL en Twitter
(http://twitter.com/toliro) ya que sólo yo puedo tuitear mis comentarios. 2. La
imagen en mi ávatar tiene menos compresión. Y no: el que le piquen al nombre en
el perfil y los lleve a mi TL no es prueba de autenticidad. Sólo es auténtica
la cuenta cuyos comentarios aparecen como tuits en mi TL.
UPDATE: Anoche
Calderón emitió un comunicado diciéndoles directamente los integrantes de la
Marcha por la Paz que no va a parar la guerra contra el narco, y que la misma está
en caminada a proteger a los ciudadanos. Mintió. Precisamente porque la guerra
contra el narco NO protege a los ciudadanos es que se está haciendo la Marcha
por la Paz.
Por un México justo y en paz
Miguel
Concha
Este es parte del lema de la inédita –por venir
desde abajo y desde el sufrimiento y frustración de las víctimas de las
instituciones gubernamentales del país– Marcha por la Paz con Justicia y
Dignidad que en silencio llega esta tarde a Ciudad Universitaria.
La otra: ¡Alto a la guerra!, explica con agudeza la
exigencia de la sociedad frente a la espiral de violencia en que de manera
inconsulta e irresponsable se le ha envuelto por el crimen organizado y los
poderes institucionales y fácticos que han secuestrado a México. Y por fin la
otra: ¡Estamos hasta la madre!, expresa con contundencia en el argot nacional
el hartazgo a que nos ha llevado la falta de respuesta de las autoridades
frente a un cambio integral, propio, respetuoso de los derechos humanos, imparcial
y eficiente de lucha contra la delincuencia, incluida la de cuello blanco.
En silencio, no porque se quiera acallar a los
miles de ejecutados, desaparecidos, secuestrados, lisiados,
vilipendiados y huérfanos –delincuentes o no– que ha dejado esta guerra en los
últimos años, y cuya presencia y memoria se quiere justamente rescatar, sino
porque, como dice el poeta, activista por la no violencia y defensor de los
derechos humanos, Javier Sicilia, el dolor que se ha infligido a las víctimas y
sus familiares es antinatural, y por lo mismo no se puede decir. En silencio,
como él también dice, porque la violencia de los criminales ya no puede ser
nombrada, y porque el sufrimiento que provocan tampoco tiene un nombre y un
sentido. El silencio, entonces, como señal de protesta, como grito de alarma a
toda la ciudadanía por la nación desgarrada, y como reclamo a las autoridades,
la clase política, los empresarios, los sindicatos, las iglesias, contra su
insensibilidad, indiferencia, egoísmo y silencios.
No se trata, pues, de los silencios impuestos con
los mecanismos de violencia de los autoritarismos y del imperialismo, sino del
silencio digno que aglutina, que propicia la escucha de los otros y la
reflexión común, que unifica en propósitos fundamentales para reconstruir la
convivencia y el tejido social, y, sobre todo, para decir: ¡Ya basta, ya no
podemos seguir así!
Un silencio, en fin, porque ya hay muchas palabras
que se lleva el viento, y mucho ruido que a nada conduce, cuando lo que se
requiere urgentemente son hechos, resultados, no acciones que nos sigan
llevando más a la tragedia. Como afirmó Pietro Ameglio en el último número de
la revista Proceso, “el silencio es un arma moral y no violenta que
habla; no es el ‘silencio de los sepulcros’, sino el grito de indignación de
los vivos que luchan para que no haya más sepulcros inútiles. No se trata de un
silencio pasmado, aterrado, sino activo, de lucha. Es un silencio incluyente,
que une, que ayuda a escuchar y a organizarnos, a tomar conciencia de la
catástrofe o emergencia nacional en que nos hallamos, una señal de luto por el
piso de sangre de 40 mil muertos sobre el que todos caminamos en México”.
Por ser una población cada vez más discriminada y
criminalizada en nuestra sociedad, y porque por su condición y circunstancias
actuales la mayoría de ella engrosa las filas de la migración, el crimen
organizado y las víctimas de esta guerra, las juventudes de México son el actor
privilegiado en la convocación de esta marcha. Máxime cuando a finales de abril
muchos de ellos y ellas, provenientes de nueve entidades de la República, ya
habían respondido en un Encuentro de Jóvenes ante la Emergencia Nacional, que
reconocen ser parte de un momento histórico adverso y profundamente violento,
resultado de las acciones de un sistema neoliberal que impulsa una guerra que
rechazamos, porque es contra nuestros barrios y comunidades, contra nosotros y
nuestros familiares, contra todas las generaciones de este país.
Por ello da gusto que en estos días cientos de
jóvenes, sobre todo de universidades e instituciones públicas, han estado
trabajando con entusiasmo en y por esta marcha que nos involucra a todos, a
través de sus redes sociales por Internet, las radios comunitarias, sus
organizaciones civiles y colectivos, y sus movimientos estudiantiles. Para ello
han estado estableciendo logística, preparando y brindando alimentos, atención
médica, llevando a cabo producciones artísticas e intervenciones comunitarias
y, sobre todo, haciéndose escuchar por quienes los han olvidado y hecho a un
lado en el compromiso de construir un México diferente.
Y ya que para un cristiano y católico practicante,
como Javier Sicilia, la Iglesia ha sido también aludida como uno de esos
actores sociales importantes, visiblemente omisos o remisos en este compromiso
ético, da también gusto que la Conferencia de Superiores Mayores Religiosos de
México se haya sumado oficialmente el primero de mayo a la marcha y a la
exigencia de basta ya de tanta violencia y crueldad, vengan de donde vengan;
basta ya de tanta sangre derramada, basta ya de corrupción e impunidad. Y que
se haya unido a quienes están reclamando la participación activa y vigilante de
la ciudadanía, como el principal medio para crear caminos de futuro y esperanza
para nuestro querido México. Para ello, este nuevo esfuerzo no puede quedarse,
como antes, en mesas de diálogos y pactos estériles, sino trascender a un
diálogo ciudadano, plural, serio e incluyente de la perspectiva integral de los
derechos humanos, que obligue a poner fin a la impunidad y a garantizar la
seguridad para la sociedad, no para los gobiernos y sus poderes fácticos.
Carta en busca de destinatario
Enrique
Calderón Alzati
En los últimos días he recibido copias de algunas
cartas dirigidas a Felipe Calderón, escritas por diferentes articulistas,
personajes de otros medios de comunicación y por personas del público en general,
preocupadas por los serios problemas que aquejan al país, para pedirle que
haciendo a un lado lo que ha venido realizando hasta ahora, rectifique y
ejecute algunas acciones, como mejorar la educación, dar marcha atrás en su
guerra irresponsable supuestamente contra el crimen organizado, garantizar la
seguridad de la población, acabar con la corrupción y otras cosas más, con las
cuales estando de acuerdo, me parecen verdaderas pérdidas de tiempo, en virtud
de la escasa capacidad y sensibilidad del actual gobernante para escuchar y
responder a peticiones y demandas específicas, por sencillas o importantes que
éstas nos parezcan. En otras naciones, y quizá en otros tiempos de nuestro
país, estas conductas eran totalmente válidas y muestras de la sensibilidad y
responsabilidad política de la población.
Existe un dicho de nuestras abuelas muy sabio al
respecto: es como pedirle peras al olmo. Sin embargo, la idea de hacer
peticiones me parece correcta, porque constituye una manera muy clara de
expresar los deseos, preocupaciones y protestas de la sociedad en busca de una
respuesta, por ello he preparado también esta carta, sólo que con la idea de
enviarla a un destinatario diferente; de hecho, a varios posibles
destinatarios, porque en realidad no sé en este momento cuál es el bueno,
aunque sí puedo decir de manera genérica que se trata de todos aquellos hombres
y mujeres que en este momento piensan o desean llegar a la Presidencia a
finales del próximo año. El texto de la carta es el siguiente:
Muy excelentísimo señor(a):
Sabiendo de su interés por dirigir los destinos de
este país, quisiera pedirle que antes de seguir adelante en este propósito, se
pregunte usted la razón que lo mueve a buscar este cargo, y que si ello se debe
a razones de prestigio, del deseo de ser muy importante, de poder mandar para
imponer la visión que usted considera mejor a las de otros posibles aspirantes,
se piense mejor las cosas. Igualmente, si en ello hay un interés de lograr
acumular riquezas que le permitan cubrir sus aspiraciones personales, o usted
siente que existe un grupo de personas poderosas que le están apoyando con la
idea de que les permitirá obtener beneficios económicos para realizar
determinadas acciones, es tiempo de hacerse a un lado, porque al final del
camino todo lo que habrá logrado es contribuir a seguir deteriorando el país
como han hecho todos sus antecesores recientes; sus logros se reducirán a vivir
en un infierno de complicidades y de frustraciones ante lo que se podría hacer
y no se hizo, en virtud de los compromisos adquiridos. Claro que usted puede
pensar que eso no les ha pasado a los gobernantes anteriores, que luego de sus
pésimas e incluso delictuosas actuaciones andan allí tan campantes, como Fox o
Salinas, por citar un par de ejemplos. Pues sí, esto es cierto, pero se lo
estoy diciendo a usted antes de que el poder que aspira lograr se haga realidad
y termine enfermándole, convirtiéndole en un cínico o en un esquizofrénico que
construye sus fantasías para aislarse de la realidad; piense, por ejemplo, en
el estado lamentable e infeliz del señor De la Madrid, o del igualmente triste
fin del señor López Portillo.
No, lo que el país que usted espera gobernar
necesita es algo diferente; requiere un líder carismático, que constituya un
ejemplo para todos, que sin ataduras ni compromisos con intereses mezquinos
pueda señalar el camino a seguir, que sea capaz de convocar a la nación entera
a lograr objetivos concretos y significativos en tiempos razonables, que haga
sentir a todos los mexicanos que podemos salir del marasmo en que nos
encontramos, que aspire a guiar a su pueblo para rencontrar la senda que
traemos perdida desde hace ya mucho tiempo, que se sienta capaz de restañar
heridas y terminar con odios, aun hacia aquellos que han dañado seriamente al país
con sus mezquindades y deseos de lograr ganancias absurdas a costa de anular
los intereses de los demás, no con un simple borrón y cuenta nueva, sino con la
aplicación respetuosa de la ley (lo que no se ha hecho por décadas). Si usted
piensa que esto no es posible, entonces no es el personaje que México necesita.
Por ello, le pido que reflexione si usted sería
capaz de actuar como Mandela, para iniciar un proceso de reconstrucción
nacional de un país lastimado por la violencia; si cuenta con la sabiduría para
definir un pacto económico como el definido por Franklin Roosevelt para superar
la crisis económica en que hemos estado metidos; si usted tiene una trayectoria
pública y una voluntad como la de Lázaro Cárdenas para restablecer la soberanía
nacional, si siente un compromiso real en torno a mejorar las condiciones de
vida de los mexicanos, enfrentándose con sabiduría y autoridad a los intereses
más mezquinos que operan en México; si tiene la visión de largo plazo como para
convocar a la puesta en marcha de un proyecto educativo que nos permita lograr
lo que otras naciones, como Finlandia, en unas pocas décadas. Si este es el
caso, adelante, sería bueno que los mexicanos lo supiésemos desde ahora, pero
si usted no ha pensado en todo esto, o no considera que es importante, mi
petición es que se haga a un lado para dejar el camino a alguien más acorde a
nuestras necesidades.
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