Motivos para marchar el 8 de mayo
denise dresser
denise dresser
• Por Juan Francisco Sicilia
• Por Julio César Romero Jaime
• Por Luis Antonio Romero Jaime
• Por Gabriel Anejo Escalera
• Por Javier Sicilia
• Porque ellos son nosotros
• Para aliviar el dolor que va más allá de las
palabras con el silencio solidario
• Por las víctimas de la violencia de ayer y la que
se avecina mañana
• Para que esas vidas mutiladas no hayan sido en
vano
• Para que la indignación de los ciudadanos
trascienda la mendacidad de los políticos
• Para que la irritación individual se transforme en
un acicate colectivo
• Para combatir la pasividad con la actividad, y la
apatía con la congregación
• Porque los mexicanos tienen derecho a vivir sin
miedo
• Porque marchar el domingo 8 es una forma de
enfrentarlo
• Para que la seguridad de quienes viven en este
país importe más que la pelea por gobernarlo
• Para quitar los reflectores de la contienda
presidencial y colocarlos sobre el malestar social
• Para que pese más la población que la sucesión
• Para criticar cómo las luchas por el poder han
desgarrado el tejido de la nación
• Para mandar el mensaje de que esta guerra ha sido
mal planteada, mal librada, mal comunicada, mal concebida
• Para que la marcha sea un coscorrón a toda la
clase política, incluyendo a los gobernadores y los presidentes municipales que
han rehuido su responsabilidad
• Para que Felipe Calderón entienda que diagnosticó
mal el problema del crimen y ha usado los métodos incorrectos para enfrentarlo
• Para que el equipo calderonista comprenda que
nadie está pidiendo claudicar ante la criminalidad, sino combatirla de forma
más inteligente
• Para que el presidente no pueda afirmar que a los
reclamos sobre la inseguridad les hacen falta propuestas alternativas a las
suyas
• Para que el gobierno sepa que la guerra necesaria
debe librarse con el objetivo primordial de asegurar la seguridad y no nada más
para combatir el narcotráfico
• Porque la clase política da palos de ciego contra
el crimen en vez de proponer soluciones integrales y de largo plazo para
prevenirlo
• Porque combatir el crimen de manera frontal
entrañaría combatir la corrupción de alto nivel que lo hace posible
• Porque el Estado mexicano ha sido infiltrado por
las fuerzas que dice combatir
• Porque el Estado mexicano declara que va gananado
la guerra contra los malos, cuando en realidad los alberga
• Porque la corrupción en las calles es reflejada
en cada pasillo del poder, en cada escuadrón de la policía, en cada Ministerio
Público, en cada juzgado, en cada pueblo en el cual las víctimas de la
violencia temen hablar o denunciar o confrontar
• Porque el narcotráfico se nutre de una vasta red
tejida a lo largo de los años para constreñir la rendición de cuentas
• Porque vive de la corrupción compartida, del
estado de derecho intermitente, de la incapacidad de la clase política para
actuar honestamente
• Porque la violencia es la vara de medición del
fracaso del Estado
• Porque, como lo dijera el juez italiano Giovanni
Falcone, las mafias matan a quienes el Estado no ha sido capaz de proteger
• Porque es obligación primordial de cualquier
gobernante asegurar la seguridad de quienes votaron por él
• Porque la delincuencia tiene un monopolio sobre
la violencia
• Porque se vive al acecho en las calles de
Cuernavaca y Morelia y Monterrey y Nuevo Laredo y Ciudad Juárez
• Porque la impunidad rampante permite el crimen
galopante
• Porque el presidente no cambiará la realidad con
negarla
• Porque en México vivimos siempre alertas, siempre
nerviosos, siempre sospechosos hasta de nuestra propia sombra
• Porque vivimos invadidos permanentemente por el
temor fundado a caminar en la calle, andar en el auto, abrir la puerta, parar
un taxi, cobrar un cheque, sacar dinero de un cajero automático, recibir la
llamada de algún secuestrador, perder a un hijo, enterrar a un padre
• Porque vivimos lejos del sosiego y cerca de la
ansiedad; lejos de la paz y cerca del miedo
• Porque la marcha no es una conjura contra el
gobierno, sino una forma de empujarlo a que actúe de otra manera
• Porque, como diría George Orwell, “denunciamos la
guerra mientras preservamos el tipo de sociedad que la hace inevitable”
• Porque se atacan los efectos, pero no las causas
• Porque muchos critican la violencia que el
narcotráfico produce, pero pocos hablan de la estructura económica, política y
social que lo hace posible: ese andamiaje de políticos que protegen a
narcotraficantes y narcotraficantes que financian a políticos; de criminales
organizados que lavan dinero en instituciones financieras que se benefician con
ello; de sicarios que asesinan a policías, y de policías que les pagan para
hacerlo; de jueces que se vuelven cómplices del crimen organizado, y del crimen
organizado que los soborna
• Marchemos para demostrar que la seguridad es una
demanda popular
• Para que propongan medidas concretas en lugar de
pretextos políticos
• Porque el problema no es nuevo, pero las
soluciones deberían serlo
• Porque nadie ha demostrado la voluntad real de
resolverlo
• Porque hay que pensar en las raíces de la
criminalidad y no sólo en sus efectos
• Porque México es un país cada vez más violento y
esa violencia se ha vuelto infrahumana
• Porque será necesario actuar de manera sistémica
y no sólo represiva
• Para elaborar un catálogo confiable de lo que
puede hacerse contra el crimen
• Para que se analice la experiencia de otros
países y se aprenda de ellos
• Para profesionalizar a la policía
• Para reformar a los Ministerios Públicos
• Para presionar a los políticos
• Para que asuman su responsabilidad en vez de
eludirla
• Para que las grandes movilizaciones lleven a
grandes redefiniciones
• Para que los ciudadanos ausentes se hagan
presentes
• Porque las urnas no bastan
• Porque es peor no hacer nada que hacer algo
• Porque sólo a través de la exigencia y el reclamo
se podrá construir la paz
• Porque ninguna pasión paraliza tanto a un país
como el miedo
• Para que la población pueda vivir sin él
• Porque no hay mayor infierno que ser esclavo de
la ansiedad
• Para que el silencio se convierta en una sola voz
• Para retomar las calles
• Para poder caminar por ellas
• Para recuperar un país perdido
• Para recuperar un país extraviado
• Porque la indignación debe ser contagiosa
• Porque ningún mexicano debe decir: “¿Y yo por qué
debo marchar?”
• Porque como sentencia Javier Sicilia: “¡Estamos
hasta la madre!” l
El Despertar¿Qué nos mueve?
José Agustín Ortiz Pinchetti
Los
he visto colmar plazas, llenar 33 veces el Zócalo capitalino para mostrar
fuerza o protestar. Atiborrar las plazas de 200 ciudades, marchar horas bajo un
sol candente, soportar a pie firme, inmóviles, aguaceros y tormentas. Esperar
horas la llegada de una comitiva. Formar brigadas. Constituir de modo solemne
comités. Repartir casa por casa un periódico mensual a dos tintas. Conversar
con los vecinos: uno por uno. Animarse entre sí. Dejar las labores de la casa.
Sacrificar horas del trabajo dominical. Los he visto en los pueblos y barrios,
en las aldeas, en las montañas y en los llanos. Los he visto cargados de
energía y de furia, sin atacar a nadie, sin lesionar a nadie, sin dañar o
destruir nada.
Son la gente que sigue en todo el país a AMLO. Son los que están conformando el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). He observado todo esto, me he identificado con ellos y me pregunto: ¿qué es lo que nos impulsa?
El movimiento sólo ofrece
trabajo duro, dignidad y capacitación. Ninguno esperamos ni regalos, ni curules, ni gestiones. Hemos tenido que resistir una campaña sucia que dura ya siete años. Una oleada continua, intermitente, de calumnias, de ninguneo, de burlas. Una conspiración del silencio y ahí estamos, persistimos y crecemos.
¿Qué nos mueve? Es una buena pregunta. Puede ser el sufrimiento en nuestras propias vidas. Esta generación es la segunda en 30 años en que la gente ve disminuir en lugar de mejorar el bienestar. La recuperación se ve cada vez más remota. En contra de lo que se cree, el obradorismo se nutre no en la gente más pobre, sino en la clase media y media baja. Ese vasto sector alcanzó una mediocre prosperidad hace cuatro o cinco décadas y ahora la ha visto desvanecerse. Además, vemos cómo se hunde el régimen político en la descomposición y en la violencia. Todo esto provoca irritación en todos, ¿por qué sólo un sector ha despertado?
La motivación de los obradoristas es más profunda. Probablemente es un fenómeno que se da en las sociedades en crisis. Ante el riesgo de un colapso respondemos, nos crecemos al castigo. La adversidad se vuelve incitación y genera la tenacidad y el valor necesarios. Así ha sucedido muchas veces en la historia. Es lo que Ernesto Sábato llama la resistencia.
En un caso extremo de decadencia la gente puede replegarse a su egoísmo o luchar. El obradorismo no agota las formas de participación y éstas tenderán a multiplicarse. Pero en Morena es donde hoy se concentra el eje del esfuerzo por el cambio. Es desde el poder político desde donde puede transformarse y salvarse al país.
Priístas y panistas en el
Congreso
Arnaldo Córdova
En
el reciente periodo de sesiones del Congreso, el PRI y el PAN han vuelto a
hacer el ridículo como los eternos parlanchines irresponsables que siempre han
sido, acostumbrados a engañar y a embaucar con sus propuestas que siempre
presentan como si de ellas dependiera el futuro de la patria, pero que, luego,
ellos son los primeros en traicionar o echar al basurero. Es normal que cada
iniciativa legislativa se presente con un tono de suma urgencia y, con ello, se
pretenda legitimarla de antemano. Se dice, por ejemplo,
de esta propuesta dependerá nuestro futuro como economía competitiva; o bien,
si esto no se aprueba, el estancamiento nos espera; o también,
de ello depende el futuro de México como país.
Eso es normal, pero pasársela haciendo suertes de torero en lugar de legislar con responsabilidad es una farsa. En todo proceso legislativo no hay iniciativa de ley que no se apruebe por consenso; ese consenso debe preceder, en todos los casos, a la aprobación de la propuesta. En este caso, lo más desconcertante es el comportamiento de los priístas. Los panistas se han atenido a los proyectos reaccionarios que han presentado, como el de la reforma laboral. Los priístas un día presentan una propuesta en esa materia que es lo contrario de la propuesta panista y, otro día, reculan y presentan una propuesta tan reaccionaria como la del PAN.
Eso suele suceder también, pues todo mundo puede rectificar sus posturas. Pero en el caso del PRI no se trató, precisamente, de eso, sino de una marcha atrás vergonzosa que acabó indignando a los mismos grupos de poder del PRI. Ya se sabe todo el tejemaneje que hubo al respecto. Su propuesta de diciembre atendía a demandas de los mismos grupos priístas y a un deseo abierto de ganarse un consenso social que repudiaba la propuesta panista. Rojas y los líderes priístas que siguen a Peña Nieto fueron a consensar su propuesta con los abogados patronales y éstos les rehicieron su iniciativa. Apechugaron y presentaron otra que no hacía diferencia con la del PAN.
A final de cuentas, sobre todo por las protestas de inconformidad de los mismos sectores de masas (cada vez más reducidos) del PRI, los mismos promotores de esa estúpida iniciativa echaron marcha atrás y decidieron no discutirla ni aprobarla en el periodo que acaba de terminar. Típico de los priístas. No tienen ninguna seriedad. Los más disgustados con ese proceder, por supuesto, fueron los panistas. Y, en verdad, uno no acaba de entender en qué consiste la alianza histórica entre el PRI y el PAN si ninguno de ellos es capaz de la más mínima lealtad a sus enjuagues.
Otros dos casos que vale la pena analizar son los de la llamada reforma del Estado y la de seguridad nacional. Para esto, es necesario referirse a la influencia, que se ha dado por cierta, de Enrique Peña Nieto en la actual Cámara de Diputados. Se dice que, mientras Manlio Fabio Beltrones domina en el Senado, Peña lo hace en la Cámara baja. Se trata de un simple rumor. No creo que el gobernador mexiquense sea ajeno a lo que se decide en la bancada priísta de los diputados. La enorme representación del estado de México no es todo lo que tiene y es muy probable que una buena mayoría de los diputados priístas le sigan. Pero no hay elementos para probar que él decidió algo sobre la malhadada reforma laboral.
En todo caso, la reforma del Estado fue sacada de una propuesta suya que presentó su mentor Chuayffet y la de seguridad nacional fue elaboración del ya antes procurador del Edomex, Alfonso Navarrete Prida. En éstas está claro que él intervino directamente y el que se hayan aplazado en su aprobación también resulta cierto que se debe a él. En la primera, hubo propuestas concretas de Peña Nieto que no fueron incluidas y él mismo lo ha señalado con cierto rencor. Le duele, por ejemplo, que no se haya aprobado en el dictamen el tema de la mayoría automática para el partido ganador de las elecciones, pero sin mayoría absoluta. Él se siente ya Presidente de la República y quiere gobernar con un Congreso en el cual él pueda decidir por sí.
Corre la versión de que a Peña la reforma del Estado que se aprobó en comisiones no le satisfizo y exigió que no fuera llevada al pleno. Los priístas, agachones como son frente a sus liderazgos, pararon el proceso. De ello se pueden sacar dos conclusiones concomitantes: Peña es tan reaccionario como cualquier panista y el PRI se ha vuelto tan derechista como lo es el PAN.
En los grupos parlamentarios de ambos partidos hay representantes directos de los grupos patronales de derecha; pero en el PAN no los hay tantos como en el PRI. Las televisoras tienen sus diputados y senadores y casi no hay grupo patronal que no los tenga. Eso solo debería indicarnos lo que son y significan esos aparentes cambios de rumbo de ese partido y sus posiciones derechistas y retrógradas.
Nada hay como el trabajo legislativo para descubrir la verdadera naturaleza política de cualquier partido. En las propuestas que se hacen se ve el lado al que pertenecen y, también, a quién sirven. Eso se puede observar en lo que respecta a la iniciativa de seguridad nacional. Los gobernadores, lo mismo priístas y panis- tas que perredistas son los primeros interesados en el empleo de las fuerzas armadas en la lucha contra el crimen organizado, porque, con sus endebles y muchas veces corruptos cuerpos de seguridad locales, se saben impotentes ante esa calamidad. Son los priístas, empero, los que más pujan porque en sus entidades actúe el Ejército, como en Nuevo León y Tamaulipas.
Navarrete Prida presentó su estúpida iniciativa como necesaria para darle legalidad a los actos de los militares, sin que ofreciera control alguno de las acciones que realizan. Con ello estaba obsequiando los deseos de los jefes de las fuerzas armadas que quieren respaldo legal para que sus hechos no puedan luego ser juzgados como violaciones abiertas a las leyes penales y a la Constitución. Los mismos priístas aclararon que no deseaban que los militares fueran juzgados por los tribunales civiles por los actos delictivos que pudieran cometer y que el llamado fuero militar continuaría vigente.
Al proponer que los soldados realicen detenciones sin orden de juez civil y, además, hagan interrogatorios y usen de los medios que juzguen necesarios para esclarecer los hechos, como si fueran autoridades judiciales, Navarrete Prida presenta su propuesta como
indispensablepara darles
armasa los militares en su ilegal y anticonstitucional
coadyuvanciaen la
guerracontra el crimen organizado. Sólo a un ignorante de las normas esenciales de nuestro orden constitucional se le podía ocurrir. ¿En qué estaba pensando? Pues en los intereses muy particulares de su señor al que, por lo visto, le encantaría que los soldados fueran, como para Calderón, su sostén más seguro
cuando él seaPresidente de la República.
¡Qué diferencias puede haber entre el PRI y el PAN! Sí, es verdad, hay algunas, pero ninguna de fondo. Enrique Peña Nieto es el candidato de la oligarquía patronal, de Televisa, en primer lugar, y de todos los sectores que se identifican con esa empresa. El PAN siempre ha sido un partido patronal. El PRI lo es hoy de una mayor diversidad de grupos de poder y de dinero. Son lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario