Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 6 de mayo de 2011

VIDA Y MUERTE EN LAS MASAS

Vida y muerte en las masas
José Cueli
Manifestaciones del embrujo de las masas hipnotizadas vía la televisión por la corona británica, que representan fenómenos sicosociales de difícil estudio e interpretación que tienen que basarse en procesos de diferenciación entre sí y con otros fenómenos, como las manifestaciones políticas (la muerte de Bin Laden en una venganza del imperio estadunidense que puso a bailar de alegría a muchos en el vecino país y a temblar de pánico a muchos en el mundo, en la misma forma que la masacre en que perdió la vida el hijo de Gadafi); religiosas, como la beatificación de Juan Pablo II, con la asistencia del presidente Calderón, y la molestia de muchos más que no olvidan su relación con Marcial Maciel, o de actos deportivos como los campeonatos europeos entre los que destacan los juegos de los equipos de Barcelona, Real Madrid o Manchester United.
Hilos invisibles manipulados desde una televisión que llega a una tercera parte de la humanidad para construir-deconstruir a los dioses del mundo escondiendo ideologías en que hombres y mujeres engañan y son engañados. Dichas actividades al provocar una regresión de la actividad síquica a una fase anterior a la que nos encontramos, evocan al niño juguetón que fuimos o no, a la madre voluptuosa que tuvimos o no, o al padre complaciente o tiránico con el que crecimos o no, convocándonos a sacudirnos la ternura en una identificación masiva con tan singulares personajes, más allá de las cualidades de éstos. Fenómenos sociales que había descrito Sigmund Freud y que siguen vigentes.
Habría que indagar en las motivaciones inconscientes, sentimientos e imágenes regresivas que se hallan colocadas en estas figuras que generan movimientos de masas casi incontenibles. Manifestaciones analíticamente diferentes que reducen los aspectos de índole biológica, por ejemplo el hambre actual aunada a las carencias afectivas que convergen en lo social. Así, la sicología social se encuentra muy a la zaga de los cambios sociales y requiere para empezar de situarse en el espacio adecuado para observar el fenómeno social y posteriormente encontrar las diferencias y explicaciones pertinentes y posteriormente integrarlas en un cuerpo de doctrina sólido.
La originalidad del sicoanálisis ha sido estudiar la diferencia de la relación con el otro, con lo otro, con la otredad, es decir, la relación de lo otro del otro en nosotros, y la diferencia entre los sexos, las ideologías, las culturas y actualmente los medios comunicación masiva, al considerar que el sujeto existe, antes de nacer, en el deseo de sus padres, lo que lo convierte en portador y depositario de los ideales del otro, constituyendo esto un refuerzo para la identificación imaginaria del sujeto.
Lo que se observa en los fenómenos de masas acontecidos en la reciente semana es un decantado de complejísimas capas donde confluyen entornos sociales y estructuras con significados muy diversos dependiendo del escenario en que se dan, que colocan al investigador en el problema de dónde situarse para observarlos, pues el escenario y el imaginario son siempre dinámicos y no tienen centralidad ni fijeza.
En los fenómenos de masas comentados, los significados varían dependiendo del tiempo, el espacio, el movimiento y los personajes, empresas o gobiernos que los mueven, además de las motivaciones dominantes que son expresadas en su construcción. Qué difícil o imposible es intentar traducir o medir dichas actitudes.
Ética, geopolítica y razón de estado
Raúl Zibechi
La convergencia de las diversas crisis en el escenario global y su impacto en la región latinoamericana no dejan de proyectar sombras y opacidades que imponen profundizar debates, de modo muy particular sobre cómo promover los proyectos emancipatorios en un momento de profundos virajes geopolíticos. En los últimos días, y de modo simultáneo, asistimos a la conformación de la Alianza del Pacífico entre Chile, Colombia, México y Perú, y la entrega de Joaquín Pérez Becerra, director de la agencia Anncol, por el gobierno de Hugo Chávez a la Colombia de Juan Manuel Santos.
La impresión es que estamos viviendo un retroceso de los gobiernos vinculados a la Alba y la simultánea profundización de la estrategia estadunidense para frenar el ascenso de Brasil en Sudamérica y, sobre todo, poner piedras en la alianza estrecha que está soldando con China.
Como describe el economista Óscar Ugarteche, la Alianza del Pacífico nacida en Lima pretende revivir los objetivos de la extinta ALCA con base en los TLC que Estados Unidos tiene firmados con los cuatro miembros, aunque aún está pendiente de aprobación el tratado con Colombia. Es, ciertamente, un pacto contra el Mercosur y la integración regional, y de modo más explícito contra el Consejo de Defensa Sudamericano, que avanza muy lentamente. Es un modo de frenar a Brasil y su creciente hegemonía regional. Pero es también el mejor camino para remachar la vocación de exportadores de minerales de esos países, que los convierte en campos de operaciones de las grandes multinacionales mineras y, por lo tanto, en sociedades extremadamente desiguales y polarizadas, sin industria ni ampliación del mercado interno.
El 5 de julio deben reunirse los presidentes de los 32 países que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, nacida en febrero de 2010 como la primera alianza de toda la región sin la presencia de Estados Unidos y Canadá. Heredera del Grupo de Río y de la Cumbre de América Latina y del Caribe sobre Integración y Desarrollo, tiene prevista una reunión de ministros de Finanzas en mayo para diseñar mecanismos de comercio sin la utilización del dólar, para crear un sistema monetario, financiero y económico que desde América Latina se fortalezca desarrollando las capacidades necesarias para integrarse al mercado en condiciones de igualdad y beneficio mutuo en la construcción de un mundo pluripolar, según el canciller venezolano Nicolás Maduro (Aporrea, 30 de abril).
Es evidente que toda tendencia encuentra su resistencia, y que Washington no podía dejar de tomar iniciativas en el patio trasero ante su creciente pérdida de protagonismo, ante un futuro inmediato en el que lo más probable es la profundización de la crisis de su economía y del dólar como moneda de reserva global. En el escenario interestatal de aguda disputa hegemónica, donde cada pieza que se mueve es observada en detalle por cada uno de los gobiernos, las elecciones en Perú son el elemento más importante a tener en cuenta en las próximas semanas.
Nadie ignora lo que está en juego. La revista brasileña Isto E entrevistó a Ollanta Humala sobre si la carretera interoceánica entre Río Branco, en el estado de Acre, y Puerto Maldonado, en la selva peruana, contribuirá al desarrollo de ambos países. La respuesta del candidato presidencial fue transparente: Brasil necesita un socio estratégico en este lado del Pacífico y creo que Perú es el socio ideal para cumplir ese papel (Isto E, 20 de abril). Pero los puertos del Pacífico son estratégicos también para el comercio de China con Sudamérica, país que se ha convertido en el segundo socio comercial de la región y en el primer socio de Brasil, desplazando a Estados Unidos del lugar preferencial que ocupó casi todo el siglo XX.
En este escenario, las relaciones entre Colombia y Venezuela vienen experimentando cambios importantes desde que Santos llegó al Palacio de Nariño. Nada cambió en Colombia: la guerra sigue su curso mientras el modelo neoliberal se profundiza con un Plan de Desarrollo 2011-2014 que profundiza el despojo a pueblos indígenas y campesinos. Pero hay un cambio en la política exterior, un cambio cosmético pero que le permite pasar a la ofensiva ante sus vecinos. A la elección del ex izquierdista y ex sindicalista Angelino Garzón como vicepresidente se suma el nombramiento de María Emma Mejía como secretaria de la Unasur, cargo que comparte con el ministro venezolano de Electricidad Alí Rodríguez para suceder al fallecido Néstor Kirchner.
Además de haber sido canciller y ministra de Educación, Mejía tuvo su paso por el izquierdista Polo Democrático Alternativo, lo que consolida la estrategia de Santos de desmarcarse del uribismo en su política exterior para mostrar una cara más amable. En ese nuevo clima se produjo la deportación de facto de Pérez Becerra a Colombia, sin debate, sin juicio, obedeciendo sólo a una más que discutible razón de Estado. Todo indica que el periodista, acusado de vínculos con las FARC, fue víctima de una maniobra de Santos y de un cálculo de intereses de Chávez. El proceso bolivariano no atraviesa su mejor momento y las elecciones de diciembre de 2012 pueden ser la oportunidad que busca la oposición desde hace más de una década.
La razón de Estado y los intereses geopolíticos pertenecen a familias diferentes a los valores éticos de izquierda. Los primeros se guían por el pragmatismo, que es el arte de la política para conquistar o conservar el poder. La ética guía la acción colectiva para ir más allá de lo que tenemos, teniendo como norte la preservación de los colectivos humanos y no humanos, eso que llamamos naturaleza. En ciertos momentos puede haber coincidencia de intereses entre ambas lógicas. Pero lo que caracteriza la política ética es que nunca pone por delante los pequeños intereses, en general individuales, y las mezquindades grupales. Salvo que se mire el mundo desde arriba, no existe política sin riesgos, sin poner en juego en cada acción todo lo conquistado hasta ese momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario