Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 31 de diciembre de 2012

#1Dmx: Vándalos vs violentos

#1Dmx: Vándalos vs violentos

Opositores a Peña Nieto causaron destrozos en avenida Juárez y Reforma. Foto: Alejandro Saldívar
Opositores a Peña Nieto causaron destrozos en avenida Juárez y Reforma.
Foto: Alejandro Saldívar
MÉXICO, D.F. (Proceso).- “Una peste sobre ambas casas”, exclama Mercutio tres veces en Romeo y Julieta antes de morir. Maldice así a las familias cuya rivalidad lleva a su ruina. Y ese sentimiento de rechazo a ambos bandos también lo produce lo ocurrido el 1 de diciembre. También lo inspira la violencia que acompaña la toma de posesión de Enrique Peña Nieto. El enfrentamiento buscado que engendra la violencia condenable. La confrontación orquestada que incita los peores instintos. Vándalos contra violentos. Estudiantes contra policías. Anarcopunks contra granaderos. Perredistas contra priistas. Mexicanos contra mexicanos. Usando la violencia para cambiar la realidad y ensangrentándola. Condenables unos y otros.
#1DMX representa mucho de aquello que no funciona. Se ha convertido en un microcosmos de lo que el país no ha logrado resolver. La ausencia del estado de derecho y la dificultad para lograr su aplicación; estudiantes encapuchados que provocan la violencia y policías agresivos que la exacerban; muchachos que quieren actuar al margen de la ley y que –al mismo tiempo– padecen su uso discrecional. #1DMX es ése México repleto de contradicciones. Donde se exige la mano dura para quienes rompen vidrios pero no para quienes se enriquecen ilícitamente. 14 encarcelados en una prisión, y Arturo Montiel –como siempre– vacacionando en una montaña nevada. Decenas de personas acusadas de violentar la paz pública, y políticos impunes a quienes el gobierno ni siquiera ha investigado. La ley del pueblo y la ley contra el pueblo.
La intención detrás de las órdenes policiales dadas ese día es clara; el objetivo es transparente. Se trata de mostrarle al país lo que ocurriría – supuestamente– si la izquierda lo gobernara. Se trata de enseñar a los mexicanos todo aquello que –supuestamente– deberían temer. De ligar a Andrés Manuel López Obrador y #YoSoy132 con los porros y los anarcopunks y los vándalos. Los abogados del orden evidenciando a los promotores del desorden. Quienes quieren manipular el miedo provocando a quienes lo producen. Quienes se dicen los defensores de la “mano firme” creando oportunidades para usar la mano dura. Vinculando a AMLO y #YoSoy132 con las pedradas y las barricadas. Distorsionando la información para aprovecharse políticamente de ella.
Todo eso es cierto. Todo eso es innegable. Todo eso es condenable. Pero todo eso no justifica el comportamiento de los vándalos y quienes se sumaron a su causa. Pero todo eso no justifica los vidrios rotos y los policías golpeados. Los puños empuñados y los granaderos agredidos. Los comercios destrozados y los ventanales despedazados. La frustración legítima desembocando en métodos que no lo son. El argumento de que los fines justicieros avalan los métodos antidemocráticos. El resentimiento que todo lo absuelve. Los excesos aplaudidos ante los reclamos desatendidos. La violencia redentora que en realidad no lo es. La convicción de que una causa buena sanciona los métodos malos. Ese viejo desfase entre justicia y ley, haciéndose presente una y otra vez. El 1 de diciembre y más allá de allí.
Pero México no debe creer que la violencia de los desesperados es aplaudible. Pero México no debe pensar que la violencia de los vinculados con #YoSoy132 es aceptable. La violencia –escribe Hannah­ Arendt–, como cualquier otra acción, cambia al mundo, pero lo hace para mal. Crea vencedores y vencidos, triunfadores y resentidos. Crea heridas profundas que tardarán mucho tiempo en cicatrizar. Produce sociedades que empuñan el odio en lugar de promover el diálogo. Produce sociedades divididas, llenas de ciudadanos que no pueden reconocer la humanidad esencial de quienes caminan a su lado.
Y por ello mismo, la violencia promovida por y desde el gobierno es algo que ningún mexicano debe aceptar. Que ningún mexicano debe exigir. Que ningún medio de comunicación debe fomentar. Que ningún político de cualquier partido debe justificar. Porque la violencia estatal es una confesión de fracaso, una admisión de incompetencia. Demostrada allí en los golpes de las macanas. En los inocentes agredidos y aprehendidos. En la agresividad desmedida de los policías. En las personas injustamente arrestadas y encarceladas durante días. En ejemplo tras ejemplo de fuerzas públicas que imponen el orden violando la ley. Evidenciando a autoridades que no saben comportarse como tales. Evidenciando al Estado que existe para impedir la ley de la selva pero que se vuelve promotor de ella. Porque el Estado tiene el monopolio legítimo de la violencia, pero debe usarla con responsabilidad, con proporcionalidad. Con apego a la ley, y no con macanazos por encima de ella. Dentro de los límites que marca la Constitución, y no con toletazos que la mancillan.
Y medios que padecen el mismo mal, que actúan de la misma mala manera. Erigiéndose en inquisidores; actuando como fiscales; acusando en vez de informar. Promoviendo el pleito en vez de contribuir a su desactivación. Aplaudiendo la violencia policial en vez de criticar su uso. Imagen tras imagen que apila el amarillismo y alimenta la estridencia. Medios que se han convertido en parte del problema y no en parte de la solución al depositar toda la culpa de la violencia en los jóvenes. Porque en lugar del análisis responsable han contribuido a la polarización lamentable. Porque en lugar de calmar los ánimos han ayudado a crisparlos. Sumándose al aplauso colectivo ante la costumbre de ojo por ojo, diente por diente.
Esa costumbre que el país debe desterrar. Erradicar. Condenar en ambos bandos enfrentados ese día. Porque cada petardo disparado, cada tolete empuñado, cada bolero hostigado, cada hombre pateado, cada policía agredido es una afrenta. Algo que el país entero debe reclamar; algo que todo panista y todo perredista y todo priista debe denunciar; algo que todo ciudadano debe parar. Porque nada que valga la pena ha sido construido sobre los cimientos de la violencia. Y la violencia –como apuntó Emerson– no es poder, sino la ausencia de poder. Es la ausencia de aquello que permite mirar a los ojos de otro mexicano y reconocerse en él.

Guerra” modernizó Fuerzas Armadas

Guerra” modernizó Fuerzas Armadas
4. noviembre, 2012Zósimo CamachoDestacadas, Portada

La “guerra” contra el narcotráfico emprendida por Felipe Calderón durante su sexenio obligó a las Fuerzas Armadas mexicanas a aceptar una modernización tecnológica, pero también alteraciones en su misión, objetivos, despliegue y estrategia. Los cambios –apoyados por los poderes civiles y militares estadunidenses– no se han reflejado aún en los documentos oficiales doctrinarios y muchos de ellos no habrían sido aceptados por los mandos superiores en tiempos de paz. La “guerra” también intensificó la rivalidad entre el Ejército y la Armada y el menosprecio a la Fuerza Aérea. En la Semar, el cambio más profundo

En este sexenio, el presupuesto destinado a las Fuerzas Armadas mexicanas creció nominalmente en más del ciento por ciento. Si en 2006 se destinaron 37 mil 740 millones de pesos a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y al Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM), para 2012 el presupuesto conjunto rebasó los 76 mil 300 millones de pesos, de acuerdo con los presupuestos de egresos de la federación de los siete ejercicios fiscales referidos.
En términos reales –es decir, luego de descontar anualmente los incrementos al porcentaje de la inflación– el aumento fue superior al 50 por ciento. La cifra no es menor si se compara con los incrementos presupuestarios de otras dependencias también consideradas de manera oficial como “estratégicas” durante el sexenio que está por concluir, como en la Secretaría de Educación Pública, la cual obtuvo un alza en su presupuesto anual nominal, durante el mismo periodo, de sólo un 82.3 por ciento: poco menos del 40 por ciento en términos reales.
El presupuesto de la Sedena –que administra y organiza al Ejército Mexicano y a la Fuerza Aérea– alcanzó en 2012 los 50 mil 610 millones de pesos, contra los 26 mil 32 millones en 2006.
La Semar –que administra y organiza a la Armada de México– recibió en este año que está por terminar un total de 19 mil 679 millones de pesos como presupuesto anual, mientras que en 2006 su presupuesto ascendió a 9 mil 163 millones.
El ISSFAM –la institución federal encargada de proporcionar prestaciones sociales, económicas y de salud a los militares en activo y en retiro de las tres Fuerzas Armadas, y a sus derechohabientes, pensionistas y beneficiarios– habrá erogado hasta el final de este año 6 mil 10 millones de pesos como presupuesto anual, cuando en 2006 el gasto fue de 2 mil 545 millones.
El incremento presupuestario de la milicia mexicana fue considerado como “natural”, toda vez que sobre este sector se apoyó el “programa estrella” de la administración de Felipe Calderón: el supuesto combate al narcotráfico.
Diez días después de haber asumido la Presidencia de la República –entonces bajo acusaciones de fraude electoral y movilizaciones de repudio– el gabinete de seguridad de Felipe Calderón anunció la puesta en marcha del Operativo Conjunto Michoacán, con el que iniciaría un despliegue de las Fuerzas Armadas como no se había realizado en México desde el fin de la Revolución armada. Era el 11 de diciembre de 2006.
Un mes antes, cuando aún no tomaba protesta como presidente de la República, Calderón había advertido lo que sería su sexenio. El 7 de noviembre se refirió por primera vez a su “lucha” contra el crimen organizado. En Ixtapa Zihuatanejo, Guerrero, dijo: “Quiero ser honesto en mi planteamiento; no será fácil, no será rápido; sería pretencioso ofrecer resultados inmediatos, sería una jactancia imperdonable decir que la solución está simple y sencillamente al alcance de la mano. Costará tiempo, recursos y por desgracia probablemente hasta vidas humanas, pero para mí no hay otra alternativa”.
La falta de “alternativas” de Felipe Calderón se tradujo, en efecto, en un despliegue militar por todo el territorio nacional y en el “acercamiento” definitivo de las Fuerzas Armadas mexicanas al Comando Norte de Estados Unidos, iniciado de manera paulatina desde el sexenio del priísta Ernesto Zedillo.
A decir del sociólogo especialista en Fuerzas Armadas Guillermo Garduño Valero, México compró la guerra contra el terrorismo de los Bush (padre e hijo), quienes fueran presidentes de Estados Unidos en los periodos de 1989-1993 y 2001-2009, respectivamente, y de Barack Obama, presidente estadunidense desde el 20 de enero de 2009 hasta la fecha. El actual mandatario de Estados Unidos no sólo mantendría la política belicista de sus predecesores sino que la profundizaría con un supuesto nuevo objetivo: acabar también con el crimen organizado trasnacional.
De acuerdo con el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, México se habría convertido en uno de los principales escenarios de esa guerra estadunidense. De manera “natural”, el Ejército Mexicano, la Armada de México y la Fuerza Aérea Mexicana tendrían que modificar su estructura.
“Siempre en las Fuerzas Armadas existe un vínculo entre el tipo de estrategia y el tipo de organización. Y ambas dependen del tipo de doctrina con que cuenten. Más aún: impone el tipo de armamento que se requiere comprar y los cuerpos de combate que se deben adiestrar. Claro que se tuvieron que hacer modificaciones”, expone Garduño.
Las otras modificaciones tuvieron como origen la profundización de la “colaboración” entre los militares mexicanos y los estadunidenses. El país con más poder militar del mundo logró que las Fuerzas Armadas mexicanas aceptaran una “alianza” y “asistencia” en inteligencia; armamento y equipos castrenses, y en el diseño de operaciones prioritarias para Estados Unidos.
Según Garduño Valero, la transformación de las milicias mexicanas que ha impulsado Felipe Calderón tiene como modelo a las Fuerzas Armadas estadunidenses.
“Lo primero que se ha intentado establecer es que el terrorismo y el crimen organizado son la misma cosa, lo cual no sólo es equivocado sino peligroso. Pareciera ser un asunto de enfoques o superficial, pero no lo es. Esta equivocación es de las que provocan que, en los hechos, ya no se sepa quién es aliado, quién es neutral, quién enemigo ni quién víctima.
“También –señala el especialista– el modelo que se busca imponer se basa en la creación masiva de Gafes [Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales], de donde salieron Los Zetas”. Para el investigador y catedrático universitario, se privilegia así el desarrollo de operaciones de guerra irregular. Actualmente, los Gafes se llaman oficialmente Cuerpo de Fuerzas Especiales. Son parte del Ejército Mexicano y tienen su sede en el Campo Militar 37-B, ubicado en Temamatla, Estado de México. Garduño asegura que este tipo de fuerzas serán inútiles para ganar la “guerra”, porque el problema es que el crimen organizado ha penetrado al Estado, “y no el Estado a los cárteles. Así que seguir por ese camino es seguir un camino equivocado”.
Garduño Valero recuerda que Los Zetas, el cártel más violento de los que se han fundado en México, fue creado por militares de elite.
Jorge Luis Sierra Guzmán –especialista en seguridad nacional egresado del Centro Hemisférico de Estudios de la Defensa, de la Universidad de la Defensa Nacional en Washington– señala que la transformación de las Fuerzas Armadas ha sido, sobre todo, en materia tecnológica.
Autor de El enemigo interno. Contrainsurgencia y Fuerzas Armadas en México, Sierra Guzmán señala que el equipo militar con el que contaban las Fuerzas Armadas al inicio del sexenio ya era obsoleto. Explica que entonces el equipo más “moderno” databa de 1993 y 1996 y había sido adquirido con fines contrainsurgentes. Se compró pensando en las operaciones contra las guerrillas en las selvas y las montañas. Además de viejo, resultaba inadecuado para las operaciones en carreteras y ciudades contra las bandas del narcotráfico.
Como ejemplo podrían citarse los hechos ocurridos luego de la detención de Jaime González Durán, el Hummer, el 8 de noviembre de 2008. El convoy en el que era trasladado el capo fue interceptado en varias ocasiones por los narcotraficantes con la intención de liberar a su líder. Los militares –que custodiaban a los policías federales que trasladaban al Hummer al aeropuerto internacional de Reynosa– sufrieron una pesadilla con sus vehículos pesados que apenas alcanzaban una velocidad de 90 kilómetros por hora: tropas de Los Zetas, a bordo de rápidas camionetas, atacaron a las Fuerzas Armadas y estuvieron a punto de concretar la liberación.
“En la guerra contra el narcotráfico, las Fuerzas Armadas iniciaron en clara desventaja en materia de comunicación y transportación”, explica Sierra.
Pero el gobierno de Felipe Calderón no pudo cambiar el marco legal y mantuvo operaciones de las Fuerzas Armadas en la ilegalidad. “Por ejemplo, la justificación formal de los retenes es la aplicación de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; pero en realidad se está coartando la libertad de tránsito”, explica Jorge Luis Sierra.
Infografía interactiva:

Disputa Ejército-Armada

De acuerdo con el documento Adapting, transforming and modernizing under fire: the mexican military 2006-2011 –realizado por Íñigo Guevara Moyano y que podría traducirse como Adaptación, transformación y modernización bajo fuego: las Fuerzas Armadas mexicanas 2006-2011– el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de México mantienen una rivalidad tanto por los recursos económicos como por la superposición de las misiones encomendadas.
El estudio –realizado a instancias del Strategic Studies Institute de la United States Army War College, en Carlisle, Pennsylvania– ejemplifica con el intento del Congreso de la Unión, en febrero de 2007, de transferir a los cinco Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales (Ganfes) del Ejército Mexicano a la Armada de México. El traslado suponía no sólo a los efectivos sino también los recursos materiales y financieros en beneficio de la Secretaría de Marina. Luego de la oposición de la Sedena, el traslado no se concretó y el Ejército conservó a los cinco grupos (estacionados en Baja California, Baja California Sur, Sonora, Quintana Roo y Yucatán).
También en 2007, pero en junio, la Semar tuvo que posponer un plan de crecimiento a 30 batallones de infantería de marina ante la protesta de la Sedena por lo que consideraba una intromisión en sus áreas tradicionales de operación: tierra. El crecimiento continuaría después de manera paulatina.
Otro plan frustrado –o, al menos pospuesto–fue la adquisición de seis aviones de combate Sukhoi Su-27 a Rusia. La Semar después aclararía que cancelaba la compra porque las naves no cumplían con todos requerimientos. Lo cierto es que, de haber realizado la adquisición, la Semar habría contado con la flota aérea más poderosa de México, por encima de la de la Fuerza Aérea Mexicana. En su estudio, Íñigo Guevara señala que los aviones de combate con los que cuenta la Fuerza Aérea Mexicana son Northrop F-5E/F Tiger II, adquiridos en 1981.
Aclara que “a pesar de esta evidente competencia por los recursos, la proporción del presupuesto de Defensa Nacional asignado a cada institución no ha variado considerablemente en los últimos cinco años”.
En efecto, del Presupuesto de Egresos de la Federación 2012 se desprende que, del ciento por ciento de los recursos destinados a las Fuerzas Armadas, el 66.32 es administrado por la Sedena; el 25.78, por la Semar, y el 7.87 por ciento por el ISSFAM. En 2006, la Sedena recibía el 69 por ciento, la Semar el 24 y el ISSFAM el siete por ciento.

El Ejército

En su estudio, Guevara Moyano explica que el despliegue permanente del Ejército Mexicano, organizado en 12 regiones con 46 zonas militares, estaba preparado principalmente para resistir una invasión de un ejército superior y derrotarlo; también, para hacer frente a una insurrección. Este sistema dataría de 1924, cuando la Revolución Mexicana armada terminó.
Hasta el momento de concluir el estudio, las zonas militares contaban con 104 batallones de infantería, 24 regimientos de caballería motorizada, nueve regimientos blindados de reconocimiento, ocho regimientos mecanizados, 12 batallones de Fuerzas Especiales, 10 batallones de la Policía Militar, cuatro batallones de ingenieros, un batallón de logística, tres batallones de fusileros en el aire, nueve regimientos de artillería, ocho grupos de rifle sin retroceso y 25 compañías de infantería independientes.
Según Íñigo Guevara, durante el presente sexenio, con la Directiva para el Combate Integral contra el Narcotráfico 2007-2012, “el alto mando decidió poner en práctica la planificación centralizada y el sistema de ejecución descentralizada”.
Así, se habría dotado a los comandantes de región y de zona, de la autonomía funcional necesaria para concebir, planificar y ejecutar operaciones de alto impacto. Todo, bajo un nuevo programa general de adiestramiento y formación en cinco fases: combate individual, combate en pequeños grupos, combate de batallón, combate en grandes unidades (de nivel de brigadas y superiores) y combate de grandes fuerzas terrestres combinadas con operaciones aéreas.
Sin embargo, Guevara Moyano señala que las dos últimas fases no se desarrollarían realmente, “dejando en claro que no son necesarias en este momento”. Por el contrario, “las tres fases iniciales son enfáticas en operaciones urbanas; establecimiento de puestos de control; patrullajes dentro y alrededor de ciudades pequeñas, y restauración de la ley y el orden públicos. Estos son los tipos de operaciones que el Ejército ha estado aplicando muy activamente en todo el país”.
De acuerdo con el estudio de Guevara Moyano, el Ejército Mexicano no ha adquirido desde 2004 ninguna pieza de material militar con la categoría de arma convencional. Destaca que en el inventario de vehículos de combate se encuentran 985, de los cuales la mayoría son obsoletos. Señala que el 28 por ciento de ellos fueron construidos en la década de 1980; el 15 por ciento, en la de 1970, y el 57 por ciento, entre 1940 y 1960. Muchos de ellos han sido casi totalmente reconstruidos.
Explica que en servicio no existen piezas de artillería pesada o intermedia. Los regimientos de artillería están equipados con obuses de carga M101, M2A1, M3 y Oto Melara M56. “La última adquisición conocida de artillería tuvo lugar en 2004, cuando se adquirieron de China 13 obuses Norinco M90 de 105 milímetros. Al ser una fuerza de infantería principalmente, el Ejército señala que los morteros son abundantes […]. Sólo hay un puñado de misiles antitanque […], y no se cuenta con capacidad de defensa aérea orgánica”. En su análisis, Guevara Moyano señala que el Ejército Mexicano sólo está equipado para conflictos de baja intensidad.
Las adquisiciones militares durante el presente sexenio han sido determinadas en gran parte por la “lucha” contra el narcotráfico. En 2008 la Sedena adquirió 2 mil camionetas Pick Up, cuatro por cuatro, en lugar de las Humvees presupuestadas inicialmente. Las Pick Up pasaron por los talleres militares en los que se les incorporó a cada unidad una barra antivuelco, defensas reforzadas, ganchos y cama de armamento. En suma, se adecuaron para operaciones militares urbanas. Se siguieron comprando Humvees, pero en “pequeñas cantidades”: 254 en 2009 y 200 en 2010.
A decir de Jorge Luis Sierra, el Ejército Mexicano no adquirió nueva capacidad real. Las compras y los cambios no hicieron un mejor Ejército. Se incrementaron los haberes pero no hubo inversión.

Fuerza Aérea

De acuerdo con el estudio de Íñigo Guevara, antes del inicio del sexenio de Felipe Calderón, la Fuerza Aérea Mexicana se encontraba centralizada, con alrededor del 35 por ciento de sus activos en una sola base, a pocos kilómetros de la Ciudad de México.
Luego de ordenada la Directiva, los aviones y helicópteros se asignaron directamente a los comandantes regionales. Íñigo presenta a la Fuerza Aérea Mexicana como un caso de fuerza militar usada exclusivamente en actividades antidrogas.
Explica que la estructura de de la Fuerza Aérea Mexicana data de la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, ha evolucionado de tal manera, que incluso actualmente cuenta con vehículos aéreos no tripulados que son utilizados en las operaciones militares en curso: “el 30 de abril de 2009 comenzó a operar un número desconocido de Elbit Hermes 450 y, hasta julio de 2010, su desempeño fue calificado como satisfactorio por la Sedena.
“También cuenta con un avión patrulla EMB-145MP para la recopilación de información de inteligencia y detección de comunicaciones electrónicas; un EMB 145SA con sistema de alerta temprana y control aerotransportado, y cuatro aviones rastreadores C-26B Metro. Las seis aeronaves están integradas al Sistema Integrado de Vigilancia Aérea, adscrito a la Dirección de Aeronáutica. “Otros dos aviones EMB 145SA AEW están obligados a proporcionar la adecuada vigilancia a lo largo de la frontera Sur”.
El estudio destaca la adquisición de 24 aviones C295M por medio de arrendamiento al Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos por un periodo de 20 años.
En cuanto a la flota de helicópteros, señala que se cuenta con 70 naves; pero que no ha sido prioridad para la Fuerza Aérea incrementar el número de unidades.
El estudio señala que las solicitudes de compras presentadas por la Sedena ante el Congreso de la Unión han sido rechazadas y, por ello, no se cuenta con equipo de adiestramiento ni con un plan de renovación de la flota aérea ya “envejecida”.
Jorge Luis Sierra señala que la Fuerza Aérea Mexicana no ha tenido ninguna mejora sustantiva aplicable a las labores de combate y vigilancia. Y arroja resultados deficitarios en materia de erradicación de cultivos ilícitos y en cantidad de cocaína confiscada.

Armada

Entre 2006 y 2011, la Semar reorganizó su estructura de mando, reconstruyó su fuerza de infantería de marina, creó su Agencia de Inteligencia Naval y organizó una red de estaciones de costa, expone el estudio de Íñigo Guevara Moyano Adaptación, transformación y modernización bajo fuego: las Fuerzas Armadas mexicanas 2006-2011.
Anteriormente la estructura de mando de la Semar constaba de dos sedes regionales: una en la costa de Golfo de México y la otra en la costa del Océano Pacífico. Ahora una sola sede, ubicada en la Ciudad de México, supervisa todas las operaciones navales.
Las siete regiones navales se dividen en 13 zonas navales y 14 sectores navales. Cada región cuenta con destructores, fragatas y flotillas auxiliares.
Hasta 2007, el Cuerpo de Marinos se componía de dos grupos de fuerzas anfibias y dos batallones de infantería de marina. El objetivo planteado en el presente sexenio fue crear una fuerza de 30 batallones de infantería de marina con base permanente en los estados costeros y capaz de actuar en labores de seguridad interna: protección de instalaciones estratégicas; lucha contra el tráfico de drogas, personas y armas; búsqueda y rescate, y seguridad de las vías marítimas.
El estudio de Íñigo Guevara señala que, con ello, la Armada de México cuenta con el cuerpo de marinos más grande del continente, sólo después del de la marina estadunidense.
Además de la “expansión” de la infantería de marina, la Semar logró el crecimiento de sus fuerzas especiales, organizada ahora en una Brigada de Infantería de Marina de Operaciones Especiales con destacamentos en prácticamente todo el país.
Al respecto, Íñigo Guevara señala: “Su estrecha relación con la Unidad de Inteligencia Naval, formada en 2008, las ha convertido en las principales fuerzas de reacción empleadas en la caza [sic] de los líderes de los cárteles, incluso en lugares sin litoral, como la propia Ciudad de México, Cuernavaca y Monterey”. Sobre la Unidad de Inteligencia Naval, el estudio evalúa: “es considerada la agencia de inteligencia mexicana más eficaz y colaborativa [sic] con los servicios de inteligencia extranjeros”.
Y es que la Semar ha recibido de Estados Unidos más de 808 millones de dólares (alrededor de 10 mil 550 millones de pesos) en equipo: cuatro patrulleras oceánicas, 34 barcos patrulleros costeros, seis botes salvavidas insumergibles, cinco helicópteros, cuatro aviones de patrullaje marítimo, cuatro aviones de transporte y un avión Gulfstream; además 4 mil vehículos para el transporte de tropas, 84 Mercedes clase G, 22 Land Rover y 130 vehículos blindados ligeros.
Para Jorge Luis Sierra, la Armada de México no completó los planes de modernización integral. Señala que el hecho de que esta fuerza se encuentre principalmente en tierra firme denota falta de planeación. “La estrategia no fue integral”.

Los retos de las Fuerzas Armadas

En sus conclusiones, el estudio auspiciado por el Strategic Studies Institute señala que el motor de la modernización de las Fuerzas Armadas mexicanas fue la campaña contra la delincuencia organizada, “en particular el narcotráfico y el contrabando de armas”.
También señala los “retos” de los mexicanos en el siglo XXI: “seguir siendo una fuerza apolítica”; mantenerse como una fuerza “puramente” profesional y basada en el voluntariado; priorizar el respeto a los derechos humanos; incorporar la “ciber defensa”, las nuevas tecnologías y la guerra bajo el agua, y modernizar su defensa aérea; profundizar la “cooperación” y “coordinación” con organismos internacionales; crear un servicio civil de carrera y de manera paulatina abandonar las tareas de combate al narcotráfico para que se una fuerza civil profesional y confiable la que se encargue de ella.
Jorge Luis Sierra señala que uno de los problemas de las Fuerzas Armadas es que ni el gobierno ni los legisladores han terminado de entender qué tipo de Ejército, Armada y Fuerza Aérea requiere México. El otro, que han sido obligadas a realizar actividades de civiles, como la inteligencia.
A este paso, las Fuerzas Armadas mexicanas parecerán más policías que auténticos ejércitos para la defensa de la seguridad nacional, explica el especialista.
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Fuente: Contralínea 308 / octubre de 2012

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Pasos y pesos a la izquierda

Pasos y pesos a la izquierda
Sergio Palacios Trejo*
Con la pregunta ¿qué diferencia hay entre gastar un peso a la derecha o a la izquierda? La Jornada pidió una respuesta a varios jefes delegacionales, misma que se publica en esta sección.
Me preguntan cuál es la diferencia entre gastar un peso a la derecha y gastarlo a la izquierda. Es difícil saber los criterios que emplean quienes militan en la derecha o colaboran en gobiernos neoliberales o reaccionarios.
 
Siempre he militado en la izquierda y mi carrera profesional se ha desarrollado en gobiernos progresistas. He sido testigo presencial y directo de la evolución en la distribución de los recursos y su orientación en las diferentes administraciones del gobierno de la ciudad.

Hasta hace poco, algo que distinguía a los gobiernos de izquierda con los demás, fueran éstos emanados del PRI o del PAN, era la instrumentación de los programas sociales. Últimamente, ya no es así. De manera paradójica, burda e insultante, los gobiernos de derecha se han esforzado en copiar todo aquello que antes criticaban, es decir, los esquemas de beneficio y justicia social los enarbolan como algo novedoso.

En la pasada campaña presidencial observamos de manera clara dos propuestas muy distintas: una, frívola y hueca; la otra, propositiva, a ras de tierra, escuchando a la gente. Ya en el poder, Peña Nieto se ha dedicado a plagiar, en todo, las propuestas de Andrés Manuel López Obrador. Baste mencionar la ayuda a adultos mayores.

Entonces, ¿cómo nos proponemos hacer una diferenciación de un gobierno de derecha y uno de izquierda? En el caso de Azcapotzalco, a partir de la campaña, durante la elaboración del programa de gobierno, y a últimas fechas en la integración del presupuesto, nos hemos dedicado a realizar propuestas que recogen los anhelos de igualdad que nuestra ideología defiende.

Menciono algunos ejemplos: instalaremos internet gratuito en los principales parques públicos de la delegación, así como el préstamo de computadoras a quien lo requiera. Todos los parques públicos pequeños de la delegación, conocidos como remanentes, y ahora llamados por los urbanistas parques de bolsillo, tendrán las mismas características en cuanto a mobiliario, juegos, iluminación, etcétera. Los servicios públicos se prestarán con la misma calidad y eficiencia en todas las colonias. Vamos a difundir profusamente la cultura, el deporte y el arte. De igual forma, a lo largo de los tres años de la administración, dejaremos en óptimas condiciones los principales espacios delegacionales de atención a los vecinos, esto es, los centros de Desarrollo Infantil y los centros de Desarrollo Comunitario. En la actualidad implementamos un amplio programa de combate a la obesidad que será de carácter universal. Sostengo que alimentarse adecuadamente no es una cuestión de dinero, es de educación.
 
Azcapotzalco es una delegación de tradición milenaria, en la cual conviven historia, desarrollo industrial y modernidad. Contamos con pueblos y barrios de arraigadas tradiciones, unidades habitacionales como El Rosario, colonias de clase media. ¿Cuál es el mensaje entre gastar un peso a favor de la izquierda y uno a favor de la derecha? Que un gobierno de izquierda no hace distingos y que para nosotros todos los habitantes tienen el mismo valor e importancia. En resumen, nuestra visión en el gasto público con enfoque progresista es por la igualdad de todos nuestros vecinos dentro de las funciones que por ley tenemos asignadas.
 
Finalmente, creo que algo que debiese distinguir a los gobiernos de izquierda es el trato cálido, respetuoso y cercano a la ciudadanía. La solidaridad es, en gran medida, lo que dio origen a la izquierda; la preocupación por el prójimo comienza en el hogar, con la familia y se extiende al centro laboral, con todos los compañeros, principalmente con la base trabajadora, y culmina en la calle, en la colonia, el barrio, en nuestro pueblo.
*Jefe delegacional de Azcapotzalco

Nosotros ya no somos los mismos- Morena y el Año Nuevo- ¿Por qué el PRI otra vez a Los Pinos?-

Nosotros ya no somos los mismos
Peña Nieto y AMLO, en el imaginario colectivo
Ortiz Tejeda
Foto
Aunque inicialmente la protesta fue convocada por el movimiento #YoSoy132, posteriormente se sumaron otros ciudadanos que no se integraron plenamente al proyecto original, sino que se expresaron y comportaron de manera autónoma
Foto José Carlo González
Resumiendo: 1. El pasado primero de diciembre, Enrique Peña Nieto rindió protesta como Presidente de la República. 2. Algunos sectores sociales manifestaron, en diferentes grados y formas, su inconformidad por el acontecimiento mencionado. Aunque inicialmente la protesta fue convocada por el movimiento #YoSoy132, posteriormente se sumaron otros ciudadanos que no se integraron plenamente al proyecto original, sino que se expresaron y comportaron de manera autónoma. Se dio también la presencia de grupos, para mí, totalmente desconocidos, que se autodenominaban anarquistas y cuyo protagonismo fue evidente. 3. Mención especial merece la presencia activísima de individuos, hasta la fecha no identificados, aunque sí perfectamente registrados en múltiples grabaciones y filmaciones que, por pura coincidencia, vestían igualitos, usaban prendas que inducían al sospechosismo (un guante negro, no blanco, que conste), y que confraternizaban con miembros de las fuerzas del orden atrás de las vallas de contención. Se me hace que se conocen y vienen juntos, aventuraban los perspicaces. 4. Desencadenada la evitable violencia, ésta produjo múltiples actos de vandalismo y muy tipificables delitos, más allá del nebuloso enunciado del 362 del CP. 5. Como era de esperarse, las fuerzas del orden, prontas y responsables, se lanzaron contra los “gamberros, hooligans, porros, halcones” destructores de bienes públicos y particulares, pero, como rapidez y eficacia suelen ser excluyentes, no tuvieron tino con las aprehensiones y tan sólo pudieron presentar al Ministerio Público a poco más de un ciento de malhechores. Eso sí, para que no hubiera luego reclamos de indolencia, incuria o falta de ganas en el cumplimiento del deber, fue imprescindible violar (pero sólo un tantito) la ley y atropellar algunos derechos, pero de esos tan poco relevantes, que todos los humanos los tienen, o sea, nada que digamos de importancia.
 
6. Pero como ya sabemos, las desgracias no vienen solas. Resulta que con las prisas, las policías (¿cuántas y cuáles participaron?) apañaron a un atajo de inútiles que en vez de estar cumpliendo con su labor delictiva en el sitio donde fueron aprehendidos, estaban en otro lugar e irresponsablemente se dedicaban a tomar fotos, videos y hasta cinito, en lugar de agredir a la autoridad y destruir cuanto tuvieran enfrente. Se me ocurre: si al final, de los cien detenidos inicialmente, tan sólo 14 resultaron culpables, pues estos jóvenes son artículo de exportación. Si ellos, que apenas conformaban poco más de un pelotón, lograron en minutos destruir la Alameda, sucursales bancarias, lobbies de hoteles, oficinas, casetas telefónicas, ¿qué haría una compañía (33 elementos), o una división (99)? Con su ayuda, las fuerzas de ocupación de EU tardarían apenas 48 horas en dejar hecha cisco a la legendaria Bagdad. 7. ¿Puede haber delitos sin delincuentes? ¿Seguirá vigente nuestra costumbre de escamotear al sujeto responsable de la acción de un verbo que incrimina?: Se perdió el reloj, decimos. ¿El reloj se perdió porque se fue a buscar algunas manecillas que lo habían abandonado? ¿El vaso se cayó y se rompió? Era de esperarse, ¿no ven que estaba lleno de whisky? El primero de diciembre hubo múltiples delitos. ¿Producto de la contaminación ambiental, o surgieron por generación espontánea? (¡fértil y generosa esta tierra nuestra, de la que brotan toda clase de delitos, sin que le cuesten a naiden el menor trabajo!).
 
Estos renglones llevaba escritos y me disponía, de acuerdo con mi personal interpretación, a tratar de dilucidar a quiénes les convenía lo ocurrido el día 1º del presente, cuando me entero: La Asamblea Legislativa reforma el artículo 362 del Código Penal del DF, a fin de que los inculpados de los recientes desmanes puedan salir libres bajo caución. En verdad no daba crédito. ¿Así que el gobierno prefirió el rebuscado camino de la reforma a la ley (que seguramente exigió algunas componendas en busca de necesarios allanamientos opositores) al directo y honorable procedimiento de reconocer errores, excesos en el ejercicio de la violencia y graves violaciones a los derechos humanos? Para mí, este es un acto de soberbia, miedo, pequeñez y complicidad. Una costosa maniobra de encubrimiento, no de los halcones individuales (Epigmenio, Santos, El quirrirus o El anteojo), sino del alto mando que pudo llevar a cabo este, por suerte, fracasado operativo. La reforma realizada a contentillo, con especial dedicatoria, es tan lamentable como las aprehensiones hechas contra derecho. Debo de estar muy decrépito, pero por primera vez estuve de acuerdo con Gutiérrez Candiani, del CCE, y con Ricardo Navarro, de la Canaco: Si hay culpables, tienen que pagar las consecuencias; si son inocentes tienen que estar fuera. El Ministerio Público tiene que demostrar quién es inocente. No hay que fabricar culpables.
 
La reforma enturbió una de las fuentes originarias del derecho: la ley. La reforma al Código Penal del DF no es otra cosa que la píldora del día siguiente.
 
Y ya nada más por especular, pensemos: uno de los 14 se trepa en su macho y no acepta que después de maltratado, vejado, tal vez torturado y privado de su libertad, de la noche a la mañana lo dejen en libertad, pero pagando una caución y quedando sometido a proceso. Él rechaza el ofrecimiento y exige que el debido proceso siga adelante: llévese a cabo una exhaustiva investigación, aportemos las partes pruebas de todo tipo y sometámonos al recto, autónomo y transparente dictamen de un juez, exige. ¿Los cargos que se me imputan son punibles de acuerdo a la antiquísima legislación a la sazón vigente (o séase unas horas antes)? Pues que en esos términos se me juzgue y sentencie. ¿Cometí los delitos que se me imputan (aunque ahora con la reforma se hayan encogido), o no lo hice? Señáleseme la pena que debo purgar o declárese, sin tapujos ni condiciones, mi inocencia. Me niego a pagar un solo centavo para conseguir mi libertad, infamemente conculcada, y ser, toda mi vida, un ex delincuente.
 
¿Lo sacan con la misma violencia que lo ingresaron? No lo pueden dejar libre porque no ha pagado su fianza; no lo pueden tener dentro, sin un juicio en el que todas las cuestiones hoy ocultas salgan inevitablemente a la luz. Imagino el revuelo afuera del juzgado… Y afuera del país. ¿Sería ésta la única forma de llegar a conocer el nombre del dueño de la mano que meció la cuna?
 
Cuando el asunto a tratar en esta columneta resulta demasiado peliagudo para mí solo, acostumbro realizar un breve pero representativo y a profundidad estudio de opinión: amas de casa, estudiantes, funcionarios públicos y privados, desempleados, académicos, choferes, policías, testigos de Jehová (nada más para desquitarme), y frecuentemente algunos entrometidos a los que no les pregunto, pero intervienen, me ayudan a formar un criterio más plural y objetivo. Así lo hice en esta ocasión y ¡no van ustedes a creer lo que encontré en el imaginario colectivo! Los responsables son: el gobierno de Peña Nieto en un extremo, y Andrés Manuel, en el otro. Esta es la percepción que se tiene en las antípodas, en el territorio de los ultras. Luego les siguen García Luna, la profesora, Calderón y Kalb (es el mismo, pero elegante), Ebrard y Mancera. Nadie sospecha de ninguno de los dos principales partidos de oposición. El PAN no tiene cómo, ni con quién. Sus últimos machines fueron Anacleto González Flores y sus cristeros band, Javier Bully Lozano, Molinar Herodes Horcasitas y un clon de Fernández de Cevallos muy disminuido y averiado, que ha hecho realidad la vieja sentencia de “no todo lo que relumbra es D’oring,” ni siquiera pintan. El PRD está libre de toda sospecha. Sus jerarcos principales están dedicados a demostrar al presidente Peña Nieto que ellos, aunque sea juntos, le pueden hacer mejor el trabajo que le encomendó a Rosario, y sin riesgo de veleidades. El próximo lunes, Reyes mediante, abordaremos tan controvertidos diferendos.
Acaba de morir Pedro Ojeda Paullada. Vivió para la política y el servicio público. Hombre del sistema encarnado por el Partido Revolucionario Institucional, le fue leal en las duras y las maduras. Actor importante en momentos aciagos, se le responsabiliza de acciones autoritarias y represivas. No conozco una denuncia personal y concreta. Desempeñó cargos varios del más alto nivel, y al final, de mediana importancia, pero nunca, hasta sus últimos días, abandonó el trabajo cotidiano. Lo que haya hecho respondió únicamente a sus personales convicciones. Su forma de vida y el patrimonio que hereda no describen a un hombre ávido de acumulación y enriquecimiento. Sin que mediara el oropel de un sacramento, del que tantos, falsariamente, presumen, honró siempre el voluntario compromiso con su compañera de vida, y con la familia que hicieron juntos durante 60 años.
 Despedido-Rocha
 
 Morena y el Año Nuevo-
Bernardo Bátiz V.
En pocas no tan lejanas, cuando éramos felices aunque no fuéramos competitivos, existía la sana costumbre de desearnos unos a otros feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Hoy esa manifestación de buenos deseos se nubla ante el embate de la descomposición social, de la preocupación por el alto costo de la vida y la angustia por la inseguridad.
 
Arriba, entre los potentados, el objetivo no es la felicidad, sino el éxito y la ganancia, y abajo, entre el pueblo y la gente sencilla, apenas la sobrevivencia como meta exigida por la rudeza de la realidad. Y en esas difíciles circunstancias no parece oportuno desearse felicidades.

Vivimos en una economía deshumanizada y torpe, basada en el egoísmo y el espíritu de competencia, en el que algunos ganan y la mayoría pierde, y bajo un sistema político ensombrecido por violencia, autoritarismo y mentira; así, parece que desearse felicidades para el cercano porvenir es un contrasentido.

Pero no: desde abajo, como suceden los grandes cambios sociales, aparecen muchos signos de aliento a diversos niveles sociales, que hacen renacer esa virtud cardinal que tenemos marcada con fuego, que es la esperanza. Me refiero a muchas manifestaciones renovadoras, pero en especial al movimiento #YoSoy132; también a la sorpresiva y sorprendente marcha de las bases zapatistas en Chiapas, al surgimiento de una forma moderna de opinar y comunicar no sujeta al control estatal, a través de las redes sociales, y principalmente a la voluntariosa decisión de organizar un partido nuevo en 2013, con el comprometedor nombre de Movimiento Regeneración Nacional. Se trata de un movimiento que pretende ser, además, un partido político con posibilidades, a partir de 2014, de participar sin necesidad de registros ajenos en las elecciones, y esa es sin duda la buena nueva en estos tiempos canallescos.

No es una ilusión propia de estas fechas de euforia decembrina; es retomar lo mucho que sobrevivió a los esfuerzos anteriores para continuar la lucha por el cambio. Costará trabajo y sacrificio, pero es posible; será un partido que se propone ser diferente de los ya existentes y que pretende, además de llenar las formalidades complicadas exigidas por la amañada legislación electoral, conservarse como movimiento.

Sin medias tintas, Morena busca un cambio pacífico, pero radical; para ello es exigente con sus organizadores y simpatizantes, les da el honroso nombre de protagonistas del cambio, pero les exige trabajo. Es necesario que el año próximo tengan lugar 32 asambleas estatales que serán observadas con lupa por los funcionarios del Instituto Federal Electoral, que están para servir al sistema y no para facilitar la participación y la democracia.
 
Se exige esfuerzo, pero no hay trabajo sin fruto; el pueblo de México requiere un instrumento que rescate la esperanza. Ciertamente, los hechos repetidos en cada proceso electoral no son para animar a nadie, pero se necesita más que un fraude, más que la amenaza o la violencia para doblegar a un pueblo decidido que quiere gobernarse a sí mismo y superar los viejos vicios del sistema, que son la corrupción, la simulación y el autoritarismo.
Morena será una organización de ciudadanos que creen en los principios constitucionales y pretenden participar en política por ellos mismos; para ello el partido que está en vías de constituirse requiere de unos estatutos que en sus grandes lineamientos ya fueron aprobados, de una estructura orgánica que fue electa libremente y ya está trabajando, pero principalmente de principios.
 
El vicio de los viejos partidos, su error y su traición, consistió en abandonar principios y preferir moverse en el escenario político por puro pragmatismo. Para el común de los políticos, los cargos, puestos y porciones de poder son para figurar y disfrutar de ventajas y dinero. Morena no se propone, a partir de convicciones de justicia, de patriotismo, de equidad y de libertad, alcanzar el poder para emplearlo en la regeneración de la nación que está destruida por la perdida de valores y por los pésimos gobiernos que hemos tenido; se trata de regenerar, de rehacer lo destruido.
 
No sólo la estructura jurídica que debe corregirse; no sólo tampoco revertir las prácticas injustas en materia económica, que permiten la explotación de la gente y de la naturaleza, sino ir más allá y regenerar a fondo el sistema en su totalidad. Necesitamos leyes sencillas, fáciles de entender y justas; rehacer la economía a partir de una distribución equitativa de la riqueza, desterrar corrupción y codicia, pero principalmente buscamos restituir la vida de la nación a partir de valores superiores, defensa de la soberanía en las relaciones internacionales, responsabilidad, respeto, libertad y solidaridad en lo interno. A eso va Morena: a que México vuelva a ser un pueblo en el que todos podamos con alegría desearnos para el futuro cercano felicidad y prosperidad compartidas.
¿Por qué el PRI otra vez a Los Pinos?

Víctor Flores Olea
Algunas de las preguntas más repetidas hoy en México son las siguientes: ¿qué ofrecen los partidos políticos? ¿Por qué el PRI volvió a ganar las elecciones? ¿Cómo y en qué contribuyen los partidos a la democracia?
 
Obviamente se escuchan diversas respuestas. Sobre la primera pregunta casi siempre son terriblemente negativas. Los partidos cuestan demasiado dinero y contribuyen miserablemente al desarrollo de México y a la democracia. No es que ese papel negativo sea exclusivo de México, pero el país no se queda atrás en el repudio tan generalizado en el mundo a los partidos.

Para otros resultan casi exclusivamente una coartada de los centros de poder de hecho (sobre todo los grandes intereses económicos) para controlar por medio de los partidos las decisiones que más importan al país. Para otros resultan también una coartada para simular una inexistente democracia en México.

Es obvia la respuesta a la siguiente pregunta: los grandes intereses de facto han estado prácticamente siempre, en el ya largo tiempo posrevolucionario, detrás del PRI, y combinándose con sus jefes políticos llevando a cabo los grandes negocios, acumulando fortunas que han sido fuente de las nuevas y enormes diferencias sociales y de riqueza entre los distintos sectores. Con la cauda de problemas de toda índole que de ello se derivan.

En realidad, estos mismos opinadores dirían que, en definitiva, la explicación de la perpetuidad del PRI en el poder estaría principalmente vinculada a su amalgama de intereses con las distintas capas sociales y, sobre todo, con las capas de la población más enriquecidas. En 2000, cuando se dio la absurda esperanza foxiana, en realidad se debió al hartazgo de un poder priísta superprolongado (70 años en el poder), y a la miseria intelectual y a la mediocridad a toda prueba de los últimos gobiernos de ese partido, sobresaliendo el de Ernesto Zedillo. Por supuesto que tienen parte de verdad quienes así dicen, como la tienen aquellos otros (multitud) que sostienen que la longevidad del PRI en el poder, e incluso ahora su retorno a Los Pinos, se debe a su mucho mayor capacidad que los otros partidos para organizarse (también políticamente), lo que le permitiría a este partido poner en movimiento en la práctica amplios frentes políticos y de intereses muy difíciles de derrotar, y mucho menos con la casi exclusiva base en las urnas, tan fáciles de manipular por dichos intereses (sobre todo, según se ha visto, para impedir la llegada de cualquier fuerza de izquierda al poder).

Estas reflexiones tienen más que una pizca de verdad. Pero yo añadiría un par de elementos que completan el cuadro. El primero sería el sentido de permanencia, o si quieren ustedes el sentido de largo plazo, que de todos modos contienen las propuestas priístas. El segundo tendría que ver con la capacidad innegable de ese partido para ocupar los espacios de los otros partidos, o de hacer suyos planes y programas que de origen no han sido priístas durante muchos años. Me parece que tal cosa ocurrió recientemente con el Pacto por México, que contiene un conjunto de principios y propuestas de modificación política, aun de rango constitucional, que han venido sosteniendo desde hace años incluso las corrientes democráticas más definidas del país. No digo que las más radicales, pero sí aquellas que han constituido un cuerpo de ideas permanentes de las corrientes liberales y progresistas de México.
 
No digo que el Pacto por México de Peña Nieto esté directamente inspirado en las ideas dominantes de la izquierda mexicana, pero sí contiene elementos que han surgido también de ese sector del espectro político. Por eso no resultó tan forzada la idea de que lo suscribiera el PRD de los chuchos, ya que se ofrecía en eso un continuo programático que no resultaba deleznable. Aunque en otros aspectos las posturas resultaran absolutamente incompatibles, por ejemplo, el anuncio de Enrique Peña Nieto durante su campaña de que privatizaría Pemex, aunque ya en la versión final del pacto se matiza y se concibe de otra manera el papel de Pemex en el desarrollo nacional.
 
En la parte correspondiente, recordemos que el pacto sostiene que “se realizará una reforma energética que sea motor de inversión y desarrollo (…) y que convierta a ese sector en uno de los más poderosos motores del crecimiento económico a través de la atracción de inversión, el desarrollo tecnológico y la formación de cadenas de valor (…) Los hidrocarburos seguirán siendo propiedad de la nación. Se mantendrá en manos de la nación, a través del Estado, la propiedad y el control de los hidrocarburos y la propiedad de Pemex como empresa pública. En todos los casos, la nación recibirá la totalidad de la producción de hidrocarburos...” Y todavía: Se realizarán las reformas necesarias, tanto en el ámbito de la regulación de entidades paraestatales, como en el del sector energético y fiscal para transformar a Pemex en una empresa pública de carácter productivo, que se conserve como propiedad del Estado, pero que tenga la capacidad de competir en la industria hasta convertirse en una empresa de clase mundial. Para ello, será necesario dotarla de las reglas de gobierno corporativo y de transparencia que se exigirían a una empresa productiva de su importancia.
 
Naturalmente que en estos párrafos existe buen número de expresiones de la mayor ambigüedad, por eso es que todavía debe batallarse sobre este punto y muchos otros del famoso pacto, para que su aplicación práctica se haga en el sentido más progresista y liberal que sea posible. Y, en general, para lograr la aplicación de los acuerdos de partido que se han multiplicado, como decíamos, en su versión más progresista y liberal que sea posible (también los acuerdos por México que precedieron al referido pacto).
 
Buena estrategia del novel jefe del Ejecutivo al plantear programas comunes y lograr su firma por las principales corrientes políticas. Ahora queda a la ciudadanía en su conjunto batallar para que se cumplan de la manera avanzada que dio origen a los principales de esos objetivos.
 
A la memoria de José María Bulnes, gran chileno, mexicano y latinoamericano. Con todo el cariño para su familia.
 
 
Breve reflexión en torno al año que termina

Arturo Balderas R.
Tal vez lo más sobresaliente en Estados Unidos en el año que termina fue la relección de Barack Obama, después de una de las campañas electorales más largas, más agresivas y costosas en la historia de este país.
 
El perdedor oficial fue Mitt Romney, pero más de un observador destacó que la mayor derrota fue para el sistema democrático que tanto ponderan los estadunidenses. Sin ambigüedades, se puede decir que cada vez es más grosera la forma en que las elecciones son cooptadas por grupos e individuos cuyo poder económico decide quién y para quién se gobierna en el país. Las contribuciones de millones de votantes no han sido suficientes para contrarrestar las multimillonarias que aportan individuos y corporaciones cuyo fin continúa siendo imponer sus intereses particulares sobre los de la sociedad en general.

Otro hecho que destaca en el plano negativo de lo sucedido en 2012 es la insistencia de los sectores más conservadores en el Congreso en obstaculizar una y otra vez cualquier acuerdo que posibilite avanzar en propuestas en las que la mayoría de la sociedad sea beneficiada. Muestra de ello es el impasse en las negociaciones sobre las condiciones para distribuir más equitativamente la carga fiscal. Independientemente del acuerdo que se logre, es un mal presagio sobre futuras negociaciones entre un sector del Congreso y el Ejecutivo.

Entre las notas alentadoras del año que termina está la creciente participación de la comunidad de origen latinoamericano en todos los ámbitos. En la sociedad estadunidense hay cada vez una mayor conciencia de su importancia y del peso que ha cobrado su intervención en las definiciones que afectan, ya no sólo a los intereses de ese grupo social, sino a los de la sociedad en su conjunto. En el proceso electoral que concluyó fue una bocanada de aire fresco y llamó la atención de los legisladores de ambos partidos que ya se apuran a rescatar el proyecto de reforma migratoria como recurso para ganar ese sector del electorado. Cabe esperar que en esta ocasión no surjan nuevos pretextos para obstaculizarla. Lo contrario sería una muestra de la incapacidad para entender el significado y las consecuencias de esa participación.
 
Vale decir que, así como en la sociedad estadunidense llamó la atención la participación de los votantes latinos, también lo fue la marcha efectuada por miles de zapatistas en algunos poblados del estado de Chiapas. Su espectacular resurgimiento es un indicio de que el proceso de la transición democrática en nuestro país no tiene el mismo significado para todos. No está completo ni se agota mientras los beneficios del desarrollo dejen fuera a los millones representados simbólicamente por ellos. Pensar lo contrario sería una pésima lectura sobre una realidad que es más necia y evidente que cualquier elaboración teórica sobre las causas de su marginación. Por ahora, sólo resta desear un mejor año a usted, amable lector.