Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 8 de enero de 2013

ASTILLERO- DINERO- El zapatismo, Salinas y el PAN- El desafío zapatista

Astillero
Bazbaz y Di Costanzo
Lavandería y colchones
Condusef legítima
Tribalidad tricolor
Julio Hernández López
Foto
EN APOYO A MORENA. El periodista Carlos Payán tras acompañar al presidente de Morena, Martí Batres, a solicitar ante el IFE el registro de ese movimiento como partido político
Foto Jesús Villaseca
L
a toma mexiquense del organigrama federal ha sido escandalosa por su cuantía y minusvalía: en todas las secretarías y direcciones importantes han sido encajados, en niveles medios, políticos priístas cuyo mayor (y con frecuencia, único) mérito es pertenecer a la facción regional hegemónica, la del estado de México. Cuadros administrativos que difícilmente se sostendrían en su propia entidad en caso de que sus padrinos dejaran el poder local van siendo acomodados en oficinas de la ciudad de México como una especie de pago, con cargo al erario federal, de cuentas políticas correspondientes a Toluca. En otros casos, lo que se busca es la presunta complicidad proveniente del paisanaje. En menor proporción, pero este fenómeno de tribalidad tricolor también ha beneficiado a los hidalguenses emparentados políticamente con Miguel Ángel Osorio Chong y con Jesús Murillo Karam.
Uno de esos excesos ha causado hilaridad y bochorno, pero, sobre todo, una honda preocupación por lo que significa. El abogado Alberto Bazbaz Sacal fue procurador de justicia en el estado de México durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y ganó lamentable fama nacional como sostén institucional de la tesis del accidente en el caso de la niña Paulette Gevara Farah. Tan fuerte fue el rechazo colectivo a la versión de que el cadáver de la pequeña había sido encontrado en un recoveco colchonero que el 25 de mayo de 2010 el mencionado Bazbaz renunció al cargo, abriendo un paréntesis que ha cerrado ahora al ser designado titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, a cargo del vicepresidente económico, Luis Videgaray.
Con tan ridiculizables antecedentes, la reivindicación de Bazbaz en un puesto tan delicado acaba confirmando lo que todo mundo sabía pero olvidó o relegó a la hora de las urnas presidenciales en julio del año pasado: el estilo peñista de gobierno y de procuración de justicia promueve el retorcimiento de leyes y procedimientos hasta niveles increíbles por su descaro e inconsistencia, para servir de manera lacayuna e insensata a los intereses de quienes tienen el poder, tanto en los ámbitos políticos como económicos. Encargar a tan desacreditado personaje el ejercicio de la inteligencia federal para la detección de irregularidades e ilícitos en materia financiera es una confesión tragicómica de que se repetirán los escenarios aberrantes del caso Paulette y que, entre otros rubros, el del lavado de dinero contará con la gracia de poderse esconder durante años de abajo de colchones fiscales sin que el avezado Bazbaz los encuentre sino a última hora, si el jefe así lo considera necesario.
En ese mismo campo asignado a la regencia de Videgaray se produjo ayer otro nombramiento polémico. Un economista, egresado del ITAM, que fue asesor destacado de las bancadas de izquierda en San Lázaro, secretario de hacienda del gobierno legítimo formado por López Obrador en 2006 y diputado federal de mayoría por Iztapalapa a nombre del PT, fue designado presidente de la Comisión Nacional para la Protección de la Defensa de Usuarios Financieros (Condusef). No fue un giro sorpresivo, pues el doctor Alfredo Jalife advirtió claramente de ese curso traicionero desde varios meses atrás, y el propio Di Costanzo fue mostrando en las redes sociales una actitud favorable al peñanietismo (aunque las airadas reacciones en su contra le llevaron a cerrar su cuenta de Twitter) e incluso el pasado 22 de noviembre dio una entrevista al reportero Óscar Balderas en el portal ADN político (http://bit.ly/Timmd1) en la que perfilaba su paso a la administración priísta y confesaba sentirse traicionado por AMLO.
Di Costanzo llegó a San Lázaro en la recién pasada legislatura al competir en Iztapalapa por una curul de mayoría relativa en el complicado proceso que tuvo como personajes estelares al ya casi olvidado Juanito y a quien finalmente quedó como delegada, Clara Brugada. El destacado jurista Jaime Cárdenas, el activista Gerardo Fernández Noroña y el economista Di Costanzo aceptaron pelear a nombre del PT y desempeñaron papeles legislativos destacados aunque, como sucedió con otros diputados y senadores de la izquierda no perredista, no tuvieron continuidad como candidatos, por razones de diversa índole. En privado, compañeros de Di Costanzo le escucharon quejarse de que en Morena se había privilegiado a hijos o familiares de personajes cercanos a la dirigencia para que ocuparan asientos en el Congreso federal. Desde la marginación y el resentimiento, Di Costanzo regresó a las filas de la administración priísta a la que había servido en sus primeros 14 años de carrera profesional (en cargos menores, de 1984 a 1998, bajo las presidencias de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo).
Sin la carga ácida de Di Costanzo y absolutamente distante de la posibilidad de colaborar con el peñanietismo, a pesar de que se le pidió expresamente que no participara en la campaña presidencial de AMLO (en una peculiar cesión a los impugnadores de esa izquierda de protesta viva), el también ex diputado federal Gerardo Fernández Noroña trabaja en la construcción de un Movimiento de Izquierda Libertaria. Por su parte, el Movimiento Regeneración Nacional ha solicitado su registro como partido político, a través de su presidente formal, Martí Batres, y hoy en el Zócalo capitalino se afiliará Andrés Manuel López Obrador, quien realizará una gira de promoción en 300 municipios del país, en busca de impulsar la adscripción ciudadana al nuevo proyecto electoral.
Y, mientras Peña Nieto ha sacado el muñequito de la rosca de Reyes en Palacio Nacional, el PAN ve desfondarse su padrón tan inflado durante la docena trágica (aunque el encargado, Gustavo Madero, jura que no hay desbandada) y el nuevamente priísta de siempre Ángel Aguirre anuncia la venta del denunciado helicóptero público de usos particulares (para comprar uno que sí sea ambulancia aérea), ¡hasta mañana, con los astros partidistas pactando su alineamiento augural para el segundo semestre, en busca de las reformas energética y hacendaria!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Dinero
Cambia de bando Mario Di Costanzo
Pierde la pobresora el control de la Lotería
Carlos Ramírez Fuentes en Consar
Enrique Galván Ochoa
Mario Di Costanzo quería ser senador por alguno de los partidos de izquierda. Había sido secretario de Hacienda del gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador; también diputado federal por el PT en la Legislatura anterior. Hizo buen papel, defendió algunas banderas de la izquierda, como mantener alimentos y medicinas sin IVA y reducir los ingresos de la alta burocracia. Sin embargo, llegaron al Senado personajes como Manuel Bartlett y Manuel Camacho Solís. ¿Qué relación tienen con la izquierda? Así que Di Costanzo, decepcionado, decidió cambiar de bando y ayer fue designado presidente de la Condusef, la comisión que se encarga, al menos en el papel, de defender a los clientes de los bancos. Vamos a ver cómo se maneja en esa posición. Ha sido un señalado opositor del Fobaproa, de la extranjerización del sistema financiero nacional, de las elevadas comisiones e intereses que cobran a los clientes, y está a favor de que las corporaciones paguen mas impuestos. Di Costanzo fue compañero de Cámara de Luis Videgaray.
 
 
Sitian a Elba Esther
 
Hubo otros movimientos ayer en el equipo peñanietista. María Esther Sherman, priísta de larga trayectoria –diputada, senadora, aspirante al gobierno de Jalisco, integrante del equipo de transición–, fue designada directora de la Lotería Nacional y de Pronósticos para la Asistencia Pública. Otro bastión –la Lotería– que pierde la pobresora Elba Esther Gordillo. Ya se quedó sin el Issste y la subsecretaría de Educación. Lo que conserva no es poca cosa: el sindicato y el Panal, con su jugoso subsidio del IFE. Supuestamente la pobresora y sus huestes llevan a cabo un movimiento de resistencia pacífica contra la reforma educativa, tan pacífico que ni se siente. María Esther Sherman tendrá que hacer labor de limpieza profunda: causó mucho impacto en el público el fraude en Melate. Aunque digan que no se consumó, a mucha gente le late que sí.
 
El sistema de ahorro para el retiro
 
Otro nombramiento destacado es el del presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), Carlos Ramírez Fuentes. Se dice que es familiar de Videgaray. Sustituye a Pedro Ordorica, quien entrega el sistema en su mejor momento desde que fue creado por el ex presidente Ernesto Zedillo, con 13 Afores y recursos por casi 2 billones de pesos.
Tiempos de austeridad
En otros terrenos, ayer fue abierta la Torre Peschard, el costoso y enorme edificio que la presidenta del Ifai, Jacqueline Peschard, adquirió para albergar a los cinco comisionados y los dos que se agregarán en el futuro. Siguen los comentarios sobre este negocito inmobiliario de fin de sexenio, que al final de cuentas costará a los contribuyentes alrededor de 800 millones de pesos. ¡Y eso que estamos en tiempos de austeridad!
 
e@Vox Populi
 
Asunto: los minusválidos
Soy padre de una chica que desafortunadamente tuvo un accidente en diciembre de 2009 que la dejó paralítica (un madero se desprendió de un edificio en construcción y le destrozó la columna vertebral, dejándola parapléjica). Además de sus limitaciones de movimiento, debe enfrentar a diario la discriminación y la falta de respeto de la sociedad y de las autoridades a personas que, como ella, tienen que hacer dos o tres veces más esfuerzo para sobrevivir que el común de la gente. Los ejemplos son abundantes: en la calle en que vive (Gabriel Mancera, a unos metros de Morena), los vecinos, y en ocasiones hasta patrullas de la policía, estacionan sus autos sobre la banqueta, lo que la obliga a bajar a la calle con la silla de ruedas, exponiendo su integridad física.
En Cinépolis Universidad compró un boleto y, dado que para darle lugar deben desmontar dos asientos con el fin de que pueda ocupar un espacio con la silla de ruedas, pretendieron cobrarle dos boletos. Mi hija debió protestar hasta que el gerente de la sala accedió a no cobrarle el boleto adicional.
En los estacionamientos de centros comerciales y otros lugares públicos, las personas no respetan los lugares destinados a incapacitados, ocupándolos con los pretextos más estúpidos que pudiéramos imaginar, o un me vale. Me parece que las autoridades deberían aplicar leyes que protejan a los minusválidos y sancionar a las personas que no las respeten. Funcionarios y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos deben hacer una campaña permanente que permee en la sociedad y la sensibilice para tratar con cordura, sentido común, solidaridad y respeto a las personas minusválidas.
Raúl Rodríguez Martínez/Ciudad de México.
R: Si revisas los presupuestos de los gobiernos –federal, estatales y capitalino– verás que hay partidas para los fines que mencionas. Sólo que el dinero se esfuma en otras cosas.
Twitter
Con la llegada de Bazbaz a inteligencia de Hacienda todo mundo pondrá su dinero bajo el colchón; ahí no lo encuentra.
Y lo peor del aumento a la gasolina es oír a los funcionarios decir que no provocará inflación.
El martes a las 11 horas iré al Zócalo para afiliarme a Morena, la esperanza de México. Seguiremos luchando hasta lograr el cambio verdadero.
Twitter: @galvanochoa
FaceBook: galvanochoa
El zapatismo, Salinas y el PAN
Luis Hernández Navarro
Ignorancia, pérdida de memoria o mala leche son algunas de las razones que explican las opiniones de quienes aseguran que el zapatismo es una creación de Carlos Salinas de Gortari, o que dejó de luchar durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón y acordó un entendimiento con ellos. No hay un solo hecho que justifique esas acusaciones.
 
Si una fuerza descarriló el proyecto de poder transexenal de Salinas esa fue el EZLN. Si un movimiento abolló la corona del mandatario que pretendía pasar a la historia con bombo y platillo, ese fue la rebelión indígena del sureste.

El balance que el zapatismo hace sobre la forma en que 12 años de administraciones de Acción Nacional, en general, y seis de Felipe Calderón en particular, encararon el desafío del EZLN no hace concesión alguna. Su juicio es sumario: fracasaron.

Ironías de la historia –advierte el subcomandante Marcos–: el Partido Acción Nacional (PAN) pidió en enero de 1994 que se aniquilara a los rebeldes porque amenazaban sumir al país en un baño de sangre y, ya hecho gobierno, llevó el terror y la muerte a todo México. Y sus legisladores votaron contra los acuerdos de San Andrés porque significaban la fragmentación del país, sólo para terminar entregando una nación hecha pedazos.

El apretado saldo de dos sexenios panistas que hacen los rebeldes remata los 12 años de resistencia que protagonizaron contra ellos. Resistencia que combinó movilizaciones nacionales de gran aliento con la construcción de la autonomía sin pedir permiso en sus territorios; la denuncia de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón con el desarrollo de ideas precisas sobre la necesaria relación entre ética y política, y sobre la teoría y la práctica.

Es absolutamente falso que los zapatistas hayan dejado de luchar durante estos últimos 12 años. En marzo de 2001 realizaron la Marcha del Color de la Tierra, la movilización por el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas más importante en la historia del país. Despachaba ya en Los Pinos Vicente Fox y sus voceros insistían en que la lucha del EZLN no tenía ya sentido porque se había consumado la alternancia política.

En aquella ocasión, lejos de dar solución a las demandas de los zapatistas y abrir la puerta a la solución del conflicto, la clase política en su conjunto decidió no cumplir los acuerdos de San Andrés. A cambio, legisló una reforma constitucional que no reconoce a los pueblos indígenas el derecho al territorio, el uso y disfrute colectivo de los recursos naturales, a las comunidades como entidades de derecho público, el respeto al ejercicio de la libre determinación de los pueblos indígenas en cada uno de los ámbitos y niveles, y muchos otros puntos más pactados. Meses después, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se negó a reparar el daño causado.

El 8 de agosto de 2003, aniversario del natalicio de Emiliano Zapata, miles de indígenas zapatistas y destacamentos de la sociedad civil se concentraron en la comunidad de Oventic para celebrar el nacimiento de las juntas de buen gobierno. Allí se dio a conocer el informe sobre el primer año de actividades de los caracoles y las juntas de buen gobierno, en el que se da cuenta de cómo los pueblos zapatistas construyen su autonomía, es decir, se dotaron a sí mismos de un órgano de gobierno propio con funciones, facultades, competencias y recursos. Retomaron el control de su sociedad y la reinventaron.
 
En 2005 y a lo largo de 2006 el EZLN dio a conocer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y promovió la organización de la otra campaña, iniciativa que se desplegó en todo el país, no electoral en tiempo de elecciones, que buscó organizar desde abajo y a la izquierda la resistencia popular. La movilización enfrentó un clima adverso del poder y de sectores de la izquierda, y la salvaje agresión gubernamental a los pobladores de San Salvador Atenco, uno de sus adherentes.
Sin ambigüedad alguna, tanto en 2006 como en 2012 los zapatistas denunciaron el fraude electoral. En su último comunicado consideran que Enrique Peña Nieto asumió el poder con un golpe de Estado mediático.
 
A finales de 2008 y principios de 2009 se realizó el Festival de la Digna Rabia, en el que se anticiparon muchas de las expresiones de descontento social que, a partir de entonces, comenzaron a brotar en los países desarrollados. También han sido notables por la riqueza, los sucesivos seminarios de análisis sobre la realidad internacional y las experiencias autonómicas efectuados en San Cristóbal de las Casas, con la participación de intelectuales como John Berger, Immanuel Wallerestein y Naomi Klein, por citar algunos.
 
Durante 2011, Marcos y el filósofo Luis Villoro sostuvieron un intercambio epistolar sobre la relación entre ética y política. En su primera carta, el subcomandante escribió: “Ahora nuestra realidad nacional es invadida por la guerra. Una guerra que no sólo ya no es lejana para quienes acostumbraban verla en geografías o calendarios distantes (...) esta guerra tiene en Felipe Calderón Hinojosa su iniciador y promotor institucional (...) Quien se posesionó de la titularidad del Ejecutivo federal por la vía de facto no se contentó con el respaldo mediático y tuvo que recurrir a algo más para distraer la atención y evadir el masivo cuestionamiento a su legitimidad: la guerra”.
 
Coherente con esta posición, el 7 de mayo de 2011, unos 25 mil zapatistas marcharon por las calles de San Cristóbal en apoyo de la Marcha Nacional por la Paz y la Justicia y contra la guerra de Calderón, que encabezó el poeta Javier Sicilia. Se movilizaron al llamado de quienes luchan por la vida, y a quienes el mal gobierno responde con la muerte. Ninguna otra fuerza política en el país sacó a la calle tanta gente para enfrentar este desafío.
 
Nadie tiene en el país el monopolio de la lucha de resistencia contra el poder. En esa resistencia, los zapatistas han jugado un papel central. Pretender menospreciarla o falsearla, sugiriendo que su existencia beneficia al PRI o al PAN, no hace sino favorecer a los señores del poder y del dinero.
Fortaleza-Hernández
El desafío zapatista
Magdalena Gómez
Hacía falta la presencia política pública y pacífica del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y ésta ocurre con toda la carga simbólica que la ha caracterizado: si en 1994 se cubrieron el rostro para ser vistos, el pasado 21 de diciembre reaparecieron masiva y silenciosamente para ser escuchados. Y, en efecto, sus comunicados del penúltimo día de 2012 han sido leídos dentro y fuera del país y las reacciones polarizadas ante su contenido aún no logran sintonía. Desde el más amplio espectro de la izquierda ya se apuntan respuestas airadas de sectores del PRD y también conciliadoras mediante la promoción de un punto de acuerdo genérico en favor del diálogo en el Senado, mientras algunas voces del PRIAN ya expresan que los acuerdos de San Andrés se cumplieron en 2001, y desde el panismo, desde sus restos, nos encontramos con los gritos flamígeros y solitarios en defensa de Luis H. Alvárez con la amenaza de que la Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas debe abrogarse, una suerte de condena a la hoguera en leña verde para el zapatismo, pues bien sabemos que jurídicamente dicha ley y la existencia de un diálogo en suspensión añeja, pero no roto formalmente, es el mecanismo de contención para los afanes criminalizadores. En este brevísimo recuento destaca la evidencia de que para el Congreso de la Unión no es prioritaria la que fuera histórica Comisión de Concordia y Pacificación, por lo que a la fecha no ha sido integrada. Habrá que ver quiénes le entran ahora que se planteó el desafío zapatista para que se cumplan los acuerdos de San Andrés si en el plano federal se quiere mostrar la llamada voluntad política; sólo el joven gobernador chiapaneco repite en coro, sí, que se cumplan, que se cumplan. ¿Los conocerá a fondo? ¿Sabe que tienen un capítulo chiapaneco también incumplido? ¿Es sólo políticamente correcto su afable discurso?
 
Desde las voces de análisis en diversos medios, algunos antizapatistas, llama la atención que ninguna se ha atrevido a decir que ya se cumplieron los acuerdos de San Andrés, y más aún sorprende que Alan Arias, activo asesor en la redacción de la contrarreforma indígena de 2001, reconozca y enliste temas que, según su opinión actual, no la de entonces, son tres de los nudos político-conceptuales del debate contemporáneo relativo a los derechos indígenas: primero, el derecho de los pueblos y comunidades indígenas a territorios propios, como constitutivos de su identidad, y no sólo a modalidades colectivas de tenencia de la tierra; segundo, la conformación constitucional de las comunidades indígenas como entidades de derecho público (un cuarto orden de gobierno amén del federal, estatal y municipal) y no sólo como de interés público, y tercero, reconocimiento constitucional de la libre determinación de los pueblos indígenas (como si sujetos del derecho internacional) y no solamente de la autonomía de pueblos y comunidades, tamizadas por reconocimientos de orden subnacional de los estados de la Federación (Milenio, 6/1/2013). Habría que ver, de nueva cuenta, si esos nudos son los que dice que son y si son desatables sin una transformación verdadera, ¿Quién recuerda a estas alturas la insistencia plasmada en los acuerdos en el sentido de que éstos se cumplirían en el marco de una profunda reforma del Estado?
 
Será por los días festivos, pero un vacío muy evidente en las reacciones al EZLN, aparte de Morena, es el de las voces del movimiento social y el movimiento indígena. Habrá que esperar las iniciativas del EZLN respecto del planteamiento de que reafirmaremos y consolidaremos nuestra pertenencia al Congreso Nacional Indígena, espacio de encuentro con los pueblos originarios de nuestro país. El movimiento indígena continúa en resistencia activa y está muy diversificado. Sería prudente aplicar también el criterio que se anotó para los movimientos sociales de construir los puentes necesarios no para dirigir o suplantar, sino para aprender de ellos de su historia, de sus caminos y destinos. Hay sin duda coincidencia plena con el zapatismo, pero habrá que ubicar en su contexto los nuevos liderazgos y las estrategias regionales de resistencia y defensa de territorios frente a los megaproyectos, concesiones mineras y embate de la llamada guerra contra el narcotráfico, entre otras situaciones, sin hablar del vaciamiento de los pueblos que se ha provocado en algunas regiones.
 
Como vemos, el desafío tiene múltiples destinatarios, sin excluir al propio EZLN; los de abajo ya lo escucharon, pero falta que el círculo se cierre con la escucha mutua y el diálogo. De parte del Ejecutivo federal la frase trivial del secretario de Gobernación de que todavía no nos conocen le resultó como a aquel que fue por lana y salió trasquilado con la contundente respuesta zapatista. Anticipo que explica el silencio de Enrique Peña Nieto y, sin embargo, no hay que confiarse.
El Año Nuevo y su realidad /II-Magú

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