Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 6 de julio de 2013

Apuntes postsoviéticos- Levantamientos aquí, allá y en todas partes- Las pifias de la sicología evolutiva

Apuntes postsoviéticos
Incierto futuro
Juan Pablo Duch
La región que más riqueza da a Rusia –todo un torrente de divisas provenientes de petróleo, gas natural, madera y otras materias primas– tiene un futuro incierto.
 
La tesis del sabio ruso Mijail Lomonosov convencido, en el siglo XVIII, de que Rusia iba a extender su territorio gracias a Siberia y el Extremo Oriente parece adquirir ahora el significado contrario. Y no se trata sólo de la sigilosa penetración del vecino chino, sino de que esta vasta región –de los montes Urales a la península de Kamchatka– se convierta en zona muerta cuando, más tarde o más temprano, se agoten irremediablemente los recursos naturales no renovables.
 
Hoy por hoy, en Siberia y el Extremo Oriente viven tan sólo 26 millones de personas y se trata de una región que ocupa casi 70 por ciento del territorio de Rusia, con pronósticos que apuntan hacia un mayor y constante decrecimiento de la población.
 
En los tiempos soviéticos se ofrecían importantes estímulos económicos para compensar el clima inhóspito y la lejanía de Moscú y otras grandes urbes europeas, donde hay más acceso a los bienes de la civilización.
 
Dos décadas y dos años después, el frío hace que los habitantes de la región paguen casi dos veces más que en la parte europea por calefacción, electricidad y otros servicios, mientras los salarios son 30 por ciento más bajos, sin hablar del desempleo, que también es más grave.
 
Según estimaciones de economistas rusos, el nivel de vida en Siberia y el Extremo Oriente es más bajo que en la parte europea –60 por ciento de sus habitantes ni siquiera está en condiciones de comprar medicamentos indispensables–, cuando para vivir al día los salarios deberían ser al menos 20 por ciento superiores a los de las grandes ciudades del occidente de Rusia.
 
Todo esto impulsa la emigración hacia otras regiones de Rusia, mientras ciudadanos chinos se establecen en el vecino país con apego a la tradicional forma de ser oriental: sin ruido y poco a poco.
 
Hay zonas fronterizas donde del lado de China residen 100 millones de personas y del lado de Rusia sólo 6 millones, desproporción que hace más vulnerable al menos numeroso, sobre todo porque los chinos que cruzan la línea divisoria no sólo obtienen trabajo y llevan sus tiendas, restaurantes y costumbres, sino viven sin las restricciones que les impone su gobierno.
 
 
A la fecha, Siberia y el Extremo Oriente, de cara al mañana, tienen dos opciones: seguir siendo una fuente de materias primas hasta agotarse o ser absorbidos de facto por China. También es posible una combinación de ambas.
 
 
El pesimismo se debe a la fata de una política del Estado para reconvertir y repoblar esta región, pero ello requiere de grandes inversiones que el Kremlin no parece dispuesto a realizar.
FUENTE: LA JORNADA OPINION

Levantamientos aquí, allá y en todas partes

Immanuel Wallerstein
Al persistente nuevo levantamiento en Turquía le siguió uno aún más grande en Brasil, que a su vez fue seguido por otro menos difundido, pero no menos real, en Bulgaria. Por supuesto, no fueron los primeros, sino meramente los más recientes en una serie en verdad mundial de tales levantamientos en los últimos años. Hay muchas formas de analizar este fenómeno. Los veo como un proceso continuado de lo que comenzó como la revolución-mundo de 1968.
 
Con toda seguridad, cada levantamiento es particular en sus detalles y en la compenetración interna de las fuerzas en cada país. Pero hay ciertas similitudes que deben apuntarse, si es que pretendemos hacer sentido de lo que está ocurriendo y decidir lo que deberíamos hacer todos nosotros como individuos y como grupos.

El primer rasgo común es que todos los levantamientos tienden a empezar con muy poco –un puñado de gente valerosa que se manifiesta en torno a algo. Y luego, si prenden, lo cual es en gran medida impredecible, se vuelven masivos.

De pronto no es sólo el gobierno que está bajo asedio sino, hasta cierto punto, el Estado como Estado. Estos levantamientos son una combinación de aquellos que llaman a remplazar al gobierno por uno mejor y aquellos que cuestionan la mera legitimidad del Estado. Ambos grupos invocan la democracia y los derechos humanos, aunque las definiciones que brinden de estos dos términos sean muy variadas. En general, la tonalidad de estos levantamientos comienza del lado izquierdo de la arena política.

Por supuesto, los gobiernos en el poder reaccionan. Cada uno intenta reprimir el levantamiento o intenta apaciguarlo con algunas concesiones, o intenta ambas respuestas. Con frecuencia la represión resulta, pero en ocasiones es contraproducente para el gobierno en el poder, y atrae más gente a las calles. Las concesiones funcionan con frecuencia, pero algunas veces son contraproducentes para el gobierno, y conducen a que la gente en la calle escale sus demandas. Hablando en general, los gobiernos intentan la represión más que las concesiones. Y, por lo general, la represión tiende a funcionar en un relativamente corto plazo.

El segundo rasgo común de estos levantamientos es que ninguno continúa a gran velocidad por demasiado tiempo. Quienes protestan se rinden ante las medidas represivas. O se ven cooptados, hasta cierto punto, por el gobierno. O los desgasta el enorme esfuerzo requerido para las manifestaciones continuadas. Este desvanecimiento de las protestas abiertas es absolutamente normal. Esto no indica el fracaso de las mismas.
 
Ése es el tercer rasgo común de los levantamientos. Sea como sea que llegue a su fin, nos brindan un legado. Han cambiado en algo la política del país, y casi siempre para mejorar. Han puesto en la agenda pública un asunto importante, como por ejemplo las desigualdades. O han incrementado el sentido de dignidad de los estratos bajos de la población. O han incrementado el escepticismo en torno a la verbosidad con la que los gobiernos tienden a enmascarar sus políticas.
 
El cuarto rasgo común es que, en todos los levantamientos, muchos de los que se unen, en especial si se unieron tarde, no lo hacen para profundizar los objetivos iniciales, sino para pervertirlos o para impulsar hacia el poder político a grupos de derecha, diferentes de quienes están en el poder pero de ningún modo gente más democrática o que impulse los derechos humanos.
 
El quinto rasgo común es que todos se ven embrollados en el forcejeo geopolítico. Los gobiernos poderosos fuera del país en el que ocurre el desasosiego trabajan duro, aunque no siempre con éxito, para ayudar a que los grupos que le son favorables a sus intereses se hagan del poder. Esto ocurre con tanta frecuencia que, por ahora, una de las cuestiones inmediatas acerca de un levantamiento particular es siempre, o debería ser siempre, cuáles serán las consecuencias para el sistema-mundo como un todo. Esto es muy difícil, dado que las consecuencias geopolíticas potenciales pueden conducir a que alguien quiera ir en dirección opuesta a la inicial dirección antiautoritaria.
 
Finalmente, recordemos que en esto, como en todo lo que ocurre ahora, estamos en medio de una transición estructural que va de una economía-mundo capitalista que se desvanece a un nuevo tipo de sistema. Pero ese nuevo tipo de sistema podría resultar mejor o peor. Ésa es la real batalla en los próximos 20-40 años, y el cómo nos comportemos aquí, allá o en todas partes deberá decidirse en función de esta importante batalla política fundamental a nivel mundial.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Las pifias de la sicología evolutiva

Julio Muñoz Rubio*
En esta ocasión me permito ampliar mi idea publicada en un artículo recientemente aparecido (La Jornada, 29 de junio de 2013) acerca de las deficiencias de la sicología evolutiva. Es posible ordenarlas al menos en los siguientes cinco apartados:
 
1. Una deficiente posición panseleccionista y panadaptacionista del proceso evolutivo.

La sicología evolutiva sostiene que la mente humana es una adaptación, resultado del proceso de selección natural. Aquí hay una confusión derivada del equiparamiento del cerebro como órgano de funcionamiento del ser humano y la mente, como la organizadora de relaciones sociales y culturales. Del hecho de que el cerebro fuera resultado de la selección natural no se desprende que la mente y la cultura también lo sean. Es cualitativamente distinta una característica anatómica o fisiológica en la que la función adaptativa puede ser clara, que una característica sicológica o cultural. Por otra parte, sin restar importancia a los procesos de selección natural y adaptación en la evolución, hoy en día existe un cuestionamiento creciente a la aplicación universal de estos procesos. No todas las características de todos los seres vivos son adaptaciones (o maladaptaciones).

2. Una tendencia a biologizar las conductas normales y las patológicas.

La sicología evolutiva califica normales los comportamientos que cumplan con la función de elevar la adecuación biológica, y como anormales o patológicos a aquellos que no lo hagan. Los llamados desequilibrios mentales, como la esquizofrenia o las conductas sexuales no reproductivas, así como las no heterosexuales, son consideradas patologías o anormalidades que la selección natural tendería a eliminar. Estamos frente a una de las más claras expresiones de una sanción y calificación de las conductas, dictadas por las relaciones de poder, tal y como Michel Foucalt lo analizara en amplias partes de su vasta obra. El engaño de la sicología evolutiva consiste en hacer pasar por naturales las conductas que son producto de relaciones sociales, las cuales son relaciones de poder y de clases, no dictados por secuencias de genes.

3. Un lenguaje impreciso.

El lenguaje de la sicología evolutiva se basa en un traslado de términos y conceptos utilizados en el lenguaje cotidiano de las calles, casas o centros de reunión a los centros de investigación científica. No tiene lugar ninguna mediación ni reflexión sobre el paso de una forma a otra de uso del lenguaje. De esta manera, sicólogos evolutivos como S W Gangestad y R Thornhill pretenden encontrar una naturalidad del atractivo facial en escalas que miden, en valores del 0 al 10 que tan sexy (sic) les resulta a las mujeres tal o cual olor masculino, o en la relación que se quiere encontrar entre frecuencia y naturaleza de las fantasías sexuales (sic) y los intereses reproductivos femeninos, para citar dos ejemplos tan sólo. Todo ello y más basado en encuestas a transeúntes, sin ninguna posibilidad de corroborar la veracidad de sus respuestas. El lector interesado puede consultar las páginas de publicaciones como Evolutionary Psychology o Evolution and Human Behavior para constatar cómo están atascadas de artículos con estas imprecisiones y vaguedades
 
4. Una interdisciplinariedad fallida.
 
La pretensión de la sicología evolutiva de elaborar una explicación de la naturaleza humana, que considere interdisciplinariamente la influencia de factores sociales y ambientales en la conformación de la misma, se trastoca en su opuesto cuando termina por postular a las entidades genéticas como las productoras de todas las relaciones humanas y al interés reproductivo biológico como el interés supremo humano.
 
Así, en el estudio supuestamente interdisciplinario de la sexualidad humana, que es uno de los puntos centrales de esta seudociencia, se constata que jamás se hace referencia al sicoanálisis, a la teoría estética, a la sexología, a los estudios de género, a la historia ni a la antropología.
 
5. Una visión ideologizada de la sexualidad.
 
La sicología evolutiva desarrolla una falsa y falaz concepción de la naturaleza humana. Basada en el hecho de que las mujeres produzcan sólo un óvulo mensual y que los hombres produzcan miles de espermatozoides continuamente produciría dos conductas opuestas: la femenina es conservadora, pasiva y monogámica; la masculina es emprendedora, agresiva y poligámica. Cada una busca la maximización de sus respectivos recursos reproductivos. A partir de aquí se legitima una forma de sexualidad estrictamente heterosexual y con fines hereditarios, que como hace Steve Pinker, ensalza las relaciones familiares y el amor, generado en ellas como las formas naturales de afecto y atractivo. La naturalización de los sistemas patriarcales de valores. Ideología.
 
Conclusión: la psicología evolutiva es la ciencia de la falsa conciencia.
*Investigador del CEIICH, UNAM autor del libro Sicología evolutiva: enredos y simplismos de una ciencia vulgar, de próxima aparición.
FUENTE: LA JORNADA OPINION

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