Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 22 de julio de 2013

Astillero- El problema no es de los recursos, es de riesgo- Picardía política y esperanza ciudadana

Astillero
Mar y Mar
Buscan presidir partidos
Zambrano: Pemex Pilatos
¿A qué fueron a EU los jefes?
Julio Hernández López
Foto
FRENTE A PALACIO NACIONAL. Maestros integrantes de la CNTE mantienen un plantón en el Zócalo capitalino
Foto María Luisa Severiano
 
Mar y Mar: Margarita y Marcelo asoman al balcón. La primera da más razones para especular, pues no acepta abiertamente que buscará presidir su partido, el de Acción Nacional, y deja todo en un coqueto ya veremos, que en el fondo políticamente significa un (condicionado), un no (revocable), e incluso un todo lo contrario si a fin de cuentas el gusmaderismo logra acomodar las piezas electorales internas para ganar un nuevo periodo como dirigente o si la figura a remolque de Felipe Calderón con la que ha de cargar la (pre)candidata que muerde el rebozo le resulta tan pesada que acaba por hundirla.
 
Flirteo inocultable, con frases de amores cifrados: yo quiero mucho al PAN y sabe que cuenta conmigo, dijo la señora Zavala Gómez del Campo en la más reciente de sus cada vez más reiteradas apariciones en foros de la política de blanco y azul. Con ella en la presidencia del PAN se abrirían las puertas para buscar Los Pinos con Felipe como acompañante doméstico. Ya nomás falta saber lo que decida el romántico chihuahuense Gustavo Madero, que soñó con irse al estilo de Greta Garbo pero en realidad pretende seguir en la escena por un rato más.
 
Marcelo, por su parte, se mueve entre indefiniciones presuntamente muy bien definidas. Es y no es pero aspira a ser y a ya no ser. Es calculador y pragmático, bajo la tutoría a perpetuidad de Manuel Camacho, pero ya no es un hombre con poder y por tanto debe batallar más de lo que le gustaría para conseguir un reposicionamiento que constantemente se le diluye. Aspira a ser presidente del PRD, reparador a fondo de este partido y luego, con una izquierda modernizada muchísimo más allá del discurso palurdo de los Chuchos, candidato presidencial en un frente tan amplio como para que quepan todas las contradicciones que sean necesarias. Y aspira a no ser más un rehén de las circunstancias frente a Andrés Manuel López Obrador y a dejar de parecer tibio o, peor, frío.
 
Para todos esos propósitos confrontados recurrió a la conocida tesis del progresismo que es apenas una variante un poco más comprometida ideológicamente que el centrismo (el Partido del Centro Democrático) del que saltó mediante pacto a apoyar a AMLO en 2000. Este sábado, Ebrard fue la figura central del relanzamiento del Movimiento Progresista. Central, no solamente por cuanto es el creador y aspirante único a beneficiario con candidaturas próximas, sino por razones menos coloridas: casi ninguna de las figuras importantes de la izquierda electoral lo acompañó en ese día de reinauguración: ni AMLO, ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Miguel Ángel Mancera ni los dirigentes de otros partidos, más que Jesús Zambrano, el gerente general de la casa anfitriona de la nueva corriente, la ebrardista, que se esfuerza en precisar que no es una nueva corriente.
 
El ya mencionado Zambrano trabaja a marchas forzadas en busca de remendar vestuario de época para la próxima telenovela revolucionaria en la que él y su compañía político-teatral, Los chuchos, debe participar: Como combatir la reforma energética sin hacerle daño. Por lo pronto, echa mano del repertorio clásico: consulta, que algo queda. Ataviado de Pemex Pilatos, el ex guerrillero sonorense no quiere decidir la suerte de ningún petróleo crucificable. Que sean las respetabilísimas, honestas y muy bien acreditadas autoridades electorales (las que no han convalidado fraudes a AMLO en 2006 y 2012) las que organicen una consulta popular en la que se definan las acciones a seguir en el tema energético: San Leonardo Valdés Zurita como garante de cuentas claras y el petróleo espeso. Zambrano tan comprometido hoy con las luchas populares como apenas un año atrás en la denuncia del fraude electoral junto a López Obrador.
 
La mencionada consulta popular parece ser un recurso a mediano plazo frente al nuevo golpe madrugador dado por el PAN ante los enredos del PRD. Gustavo Madero ha presentado una propuesta de reforma energética como si fuera propia del panismo y no una treta de reacomodos superficiales negociables a conveniencia final de Los Pinos. Hasta ahora, el Pacto por México ha sido la triple mano de gato con la que el peñismo ha ido sacando del fuego político y legislativo las castañas reformistas. Pero ahora no es fácil para el PRD cumplir ese papel de comparsa sin desdibujarse por completo y dejar de ser útil para el funcionalismo maquilador del citado Pacto. En ese contexto, el PAN pone el tema de la reforma, el PRI se declara dispuestísimo a debatir tan interesante propuesta, el PRD hace como que pelea para más delante dejar el campo de batalla, y si persiste la abulia cívica y no se producen protestas y movilizaciones realmente importantes, el arroz de la reforma energética ya se habría cocido. O al menos eso creen en esas alturas salinizadas.
 
En otro tema: aun cuando es comprensible la discreción respecto a determinados asuntos relacionados con la seguridad nacional, los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina deberían informar con más detalle y amplitud respecto a las motivaciones y significados del peculiar viaje conjunto que realizaron a Estados Unidos y Canadá y que terminó este sábado recién pasado. Tan altos funcionarios llegaron a acuerdos en el extranjero que producirán consecuencias delicadas y trascendentes de las que los ciudadanos deberían estar suficientemente informados, particularmente para analizar, criticar e incluso oponerse a planes o cláusulas que parecieran peligrosas o comprometedoras para la soberanía y el interés nacionales.
 
Sin embargo, el reporte oficial de lo hecho por el general Salvador Cienfuegos y el almirante Vidal Francisco Soberón es tan genérico, apenas enunciativo de ciertas actividades y acuerdos alcanzados con sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá, que pareciera vivirse una situación de apacible entendimiento con Washington, sin sobresaltos (http://bit.ly/18szcMg ), sin frontera en vías de amenazante militarización, ni aterciopelada captura del líder de los Zetas ni riesgos de ebullición social por el negocio sexenal de los energéticos. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
El problema no es de los recursos, es de riesgo
Rogelio Montemayor Seguy
El Ejecutivo Federal ha puesto en el debate público el tema de la inversión privada en Pemex. Un tema complejo sin duda.
 
No me queda claro, de las palabras del presidente, el significado y alcance de lo que el gobierno propone como fondo central de la reforma en materia de Petróleo y Pemex: permitir la inversión privada en el sector. Me preocupan sin embargo las razones que se están usando para justificar la necesidad de dicha inversión: Pemex no tiene recursos.

Pienso que sería un error de enfoque buscar inversión privada en algunas de las actividades que realiza Pemex bajo el argumento de falta de recursos. En primer lugar, el problema de recursos no es de Pemex, es del gobierno. Pemex genera recursos suficientes; sin embargo, la baja recaudación que produce nuestro sistema tributario se subsana con recursos originados en la explotación de los hidrocarburos. Por demasiados años ya, se usa un monto desproporcionado de recursos del petróleo para financiar el gasto público, esto constituye un absurdo, pues estamos usando recursos de la venta de un activo no renovable para financiar gasto público corriente. El remedio en este caso sería una reforma hacendaria que lograse financiar el gasto público con ingresos tributarios para hacer posible una menor carga fiscal para Pemex, que fuese comparable a la que se les aplica a otras empresas petroleras; en este caso habría recursos de Pemex suficientes para financiar un ambicioso programa de largo plazo en materia petrolera.

Tampoco podemos justificar la inversión privada bajo el argumento de que hay tecnologías que Pemex no conoce, pues estas tecnologías existen y se pueden adquirir en el mercado. Cuando México inició la exploración en la zona del mar que se conoce como la sonda del Campeche, Pemex no contaba con la tecnología, sin embargo ello no fue obstáculo: la tecnología se consiguió y Cantarell se desarrolló y proveyó de crudo y divisas al país por más de tres décadas.

La inversión privada en Pemex es necesaria, en eso tiene razón el presidente, mas la justificación de esta necesidad no está en la falta de recursos o tecnología, la necesidad surge por otra razón: riesgo. Ciertas actividades en materia de petróleo son de alto riesgo. Por ejemplo, la actividad de exploración en aguas profundas es cara y riesgosa, cada pozo exploratorio cuesta cientos de millones de dólares y es posible que de cada 10 pozos, menos de la mitad, incluso un porcentaje muy bajo, resulte exitoso; adicionalmente, la explotación de los pozos que sí son exitosos conlleva alto riesgo, basta ver el costo en que han incurrido las empresas petroleras asociadas a la explosión de uno de estos pozos hace pocos años en aguas profundas del Golfo de México; la cifra que se menciona en los medios especializados es de varios miles de millones de dólares. Esta es la razón por las que las empresas se asocian: para compartir riesgos.

Y la diferencia de justificación es importante. Argumentar que la razón de permitir la inversión privada es la falta de recursos de Pemex conlleva consecuencias negativas para Pemex y para México: se generarían nuevas áreas de renta monopólica privadas.

La razón es sencilla, la presión de los interesados en invertir sería: como no tienes recursos, déjame a mí hacer determinadas inversiones, y no se requiere mucha imaginación para adivinar algunas de las exigencias de los interesados para llevar a cabo tales inversiones:

1) tú ya no hagas esta actividad, déjamela a mí, yo la hago y Pemex me renta el activo de que se trate;

2) sin duda las áreas más buscadas serían las de menor riesgo, como ductos, transporte, entre otros. Este tipo de inversión, en el contexto de la debilidad de nuestra administración pública para impedir fenómenos de corrupción sería un foco de gran riesgo ante proyectos que generarían rentas seguras, inversiones muy rentables, proyectos muy apetitosos; ejemplos de esto abundan, basta ver la experiencia de inversiones privadas en el sector de energía eléctrica. En este caso, los llamados productores privados independientes realizan una inversión para generar electricidad, sin embargo el esquema que se adoptó fue uno en que todos los riesgos van por cuenta de CFE: si sube el precio del gas natural que se usa para generar la electricidad, CFE lo cubre; CFE garantiza la compra de lo producido; estos riesgos, que serían los que en cualquier otro negocio asumiría el empresario que realiza la inversión, en este caso los asume CFE. Con sus letras, eso no es en realidad una verdadera actividad empresarial de inversión y riesgo; no, lo que ha sucedido en CFE y podría suceder en Pemex, son de hecho financiamientos disfrazados y caros que solo crean más rentistas en una economía que requiere verdaderos empresarios, un esquema que en nada ayuda a la productividad y a mejorar el desempeño de la empresa pública.
 
Adicionalmente, argüir que se busca inversión privada por falta de recursos es asumir una posición de desventaja antes de iniciar cualquier negociación en un mercado complejo.
 
La reforma en materia de petróleo debe tener propósitos más ambiciosos que satisfacer el apetito del mercado de los inversionistas extranjeros o nacionales. Su propósito debe ser potenciar el aporte que la explotación de un recurso no renovable, que es propiedad de la nación, pueda hacer al desarrollo nacional. Podría expresarse por ejemplo en términos de maximizar el beneficio que la explotación de los hidrocarburos hace al desarrollo nacional. A partir de allí, la reforma debe proponer acciones y cambios legales para superar al menos tres retos:
 
Mejorar el desempeño de Pemex. La reforma debe intentar resolver aquellos problemas que impiden que Pemex sea más eficiente, debe proponerse al menos lo siguiente: establecer una carga fiscal para Pemex que sea comparable internacionalmente; convertirla en empresa pública con un gobierno corporativo, no burocrático, con reglas de transparencia y rendición de cuentas modernas y eficaces, como se usa en las empresas de este tamaño en el mundo; adoptar un agresivo programa de productividad, pactado con el sindicato y los empleados para llevar a Pemex, en un plazo razonable, a estándares internacionales.
 
Uso racional de la renta petrolera. La reforma debe limitar el monto de recursos del petróleo que se destinan para financiar el gasto público a parámetros internacionales, debe también regular que estos recursos se usen exclusivamente para inversión y para la creación de reservas suficientes para enfrentar los vaivenes del mercado.
 
Establecer una nueva relación entre Pemex y el sector privado. La reforma debe establecer condiciones para modernizar la relación de Pemex con la actividad privada en al menos tres aspectos:
 
Potenciar el impacto de Pemex en el desarrollo industrial de México, para lo cual se debe vincular su gasto al fomento de una sustitución eficiente de importaciones y el desarrollo de la planta productiva nacional. La atonía de las economías externas desarrolladas obliga a usar el gasto de Pemex para impulsar la generación de empleos en México.
 
Crear un entorno de más competencia en la industria. Al respecto se debe proceder de forma gradual. Por ejemplo, si se abren los combustibles a la competencia, Pemex requiere tiempo para desarrollar su propia red de distribución (Pemex no posee gasolineras, son de particulares) y las habilidades comerciales para salir a participar en mercados externos. Las decisiones de abrir a la competencia los combustibles deben estar también vinculadas a la modificación del régimen fiscal de Pemex.
 
Incorporar inversión privada en Pemex. La reforma debe dotar a Pemex de flexibilidad para asociarse con inversión privada donde le sea conveniente al programa de desarrollo de Pemex, acorde a la estrategia nacional en la materia. Se debe resistir la presión para reservar ciertas actividades para que sean realizadas por el sector privado. No más rentas monopólicas. El elemento rector debe ser flexibilidad para asociarse donde sea conveniente al programa nacional en la materia
 
El petróleo y Pemex son demasiado importantes para México. Su reforma debe ser realizada teniendo en mente los objetivos y necesidades nacionales y buscando el mayor beneficio para México. La inversión privada debe ser vista como instrumento para un fin superior y no como propósito de la reforma.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Más addéndum-Hernández
Picardía política y esperanza ciudadana
John M. Ackerman
Llegan tarde los amagos hipócritas de Jesús Zambrano, Marcelo Ebrard, Dolores Padierna y otros líderes perredistas respecto a la posibilidad de salirse del Pacto por México ante las irregularidades de las elecciones de 2013 y el debate sobre el petróleo. El pacto ya cumplió su objetivo principal: evitar el descalabro político total de Enrique Peña Nieto durante los primeros meses de su gobierno. El acuerdo cupular también fertilizó el terreno para las iniciativas privatizadoras que ya se encuentran en la mesa. Quienes hoy protestan por la complicidad del PRD con el régimen son los mismos que permitieron a Zambrano representar a su partido en la mesa de negociación con Miguel Ángel Osorio Chong desde hace ocho meses.
 
En un arranque de supuesta dignidad republicana, Zambrano ha señalado que no va a dejar que los muertos que tuvimos, las amenazas claras, y los triunfos que tuvieron [los del PRI] sobre la base del crimen organizado, queden como parte de la picaresca política mexicana.

Difícilmente se podría encontrar un caso más nítido de la manifestación fáctica del clásico proverbio sobre el burro que hace mofa de las orejas de su compadre. Si de picardía se trata, Zambrano es el gran maestro. Este dirigente podría armar vastos seminarios sobre las metodologías, la hermenéutica y la ontología de este fenómeno que efectivamente caracteriza la esencia del sistema político mexicano. Y también habría que recordarle al funcionario partidista que los heroicos muertos del PRD no le pertenecen a él, sino a los dignos movimientos sociales que luchan todos los días por mejorar al país.

El reconocimiento que desde el principio tanto el PAN como el PRD otorgaron a Peña Nieto como interlocutor válido inyectó una fuerte dosis de legitimidad al régimen autoritario en el momento en que sufría una enorme vulnerabilidad. Las caras sonrientes y los discursos huecos de Zambrano y Madero durante la firma del pacto el 2 de diciembre de 2012 fueron el complemento perfecto para la represión de la Policía Federal de Mondragón y las detenciones arbitrarias de Ebrard el primero de diciembre.

Frente al derrumbamiento de la legitimidad del sistema electoral a raíz del gasto exorbitante, la compra y coacción del voto y las manipulaciones financieras de las campañas federales de 2012, la clase política vio su tabla de salvación en la unidad del gremio. Ante el riesgo de que la sociedad aprovechara el momento para tomar la iniciativa y poner en cintura a los políticos, se puso en marcha un contrataque mediático-represivo para dejar en claro quiénes iban a mandar y quiénes tendrían que obedecer durante el nuevo sexenio.

Con su plena participación en esta estrategia, el PRD demostró que solamente representa intereses mezquinos de burócratas que lucran personalmente con el financiamiento público. En esa agrupación, los ciudadanos sirven a los políticos y no a la inversa, como debería ser. Los ciudadanos críticos y conscientes que quedan en el partido harían bien en abandonar a los líderes que los han traicionado.
 
Se encuentra en proceso de construcción un nuevo instituto político que dice querer corregir estas fallas. Morena se presenta como una opción honesta que busca abrir sus puertas a la plena participación social. Sus estatutos incluyen estrictos candados para garantizar una vigilancia interna independiente, para evitar ser controlado por vividores políticos y para asegurar una constante renovación de sus cuadros.
 
Hasta el momento, sin embargo, la falta de nuevos líderes de Morena con verdadero arraigo social genera sospechas fundadas. ¿Será esta agrupación solamente una nueva careta para encubrir las mismas fechorías de siempre? ¿O tendrá este nuevo partido la capacidad de ganarse la confianza de los millones de mexicanos que con sobrada razón ya no creen en los partidos ni en las elecciones? La participación de destacados intelectuales, artistas y escritores no es suficiente para ciudadanizar a un partido político. Urge regenerar la esperanza en la política a partir de la irrupción en la escena de nuevos líderes sociales y jóvenes independientes con poderosos discursos de transformación nacional e iniciativas concretas de acción social.
 
Los terrenos claves para las batallas democráticas cambian conforme avanza la historia. Antes, los escenarios estratégicos fueron el movimiento indígena y popular, encabezado por el EZLN, los gobiernos democráticos de la ciudad de México y la construcción de un nuevo IFE ciudadano y un tribunal electoral independiente. Posteriormente, vinieron las luchas por la transparencia electoral, en defensa del petróleo y a favor de las víctimas de la guerra de Calderón. En cada una de estas batallas los ciudadanos han tenido grandes victorias, pero también han sufrido importantes derrotas que dejan una multitud de tareas pendientes para esfuerzos futuros.
 
La posibilidad de que México tenga un futuro democrático se juega hoy de manera prioritaria en la batalla por Morena como auténtica expresión política de las inquietudes ciudadanas. Si esta agrupación logra distinguirse de los demás partidos y comunicar sus logros a la sociedad, su éxito será garantizado. Si por el contrario, se hunde en la misma corrupción, gerontocracia, y compadrazgo que han destruido a los otros partidos, la tenue esperanza que todavía queda en el funcionamiento de la institucionalidad democrática se esfumará por completo. El desenlace de ello podría ser escalofriante.
Twitter: @JohnMAckerman
FUENTE: LA JORNADA OPINION

No hay comentarios:

Publicar un comentario