Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 18 de julio de 2013

Astillero- ¿Hacia dónde vamos?- «Marchemos la mano en la mano»

Astillero
EPN descalifica adendas
Ideas infundadas
PAN y PRD, siguen
EU, clave en Z-40: NYT
Julio Hernández López
Foto
EN LO OSCURITO. Por una falla en el servicio eléctrico en el Palacio Legislativo de San Lázaro, los diputados trabajaron ayer en penumbras para aprobar la reforma que regula la deuda pública de los estados y los municipios, así como la modificación al artículo 73 constitucional, que les permitirá unificar los procedimientos penales en todo el país
Foto José Antonio López
 
Ya tienen los dirigentes del PAN y el PRD la respuesta que buscaban: la famosa adenda al Pacto por México (tal es el término recomendado por la Fundación del Español Urgente, en lugar de addéndum o addenda http://bit.ly/193GNnz) provino de señalamientos que eran infundados, lo que hizo al gobierno federal frenar un poco el ritmo de trabajo en materia social para no alentar o alimentar más la idea de que ese trabajo estaba relacionado con actividades electorales.
 
La contundente autoexculpación, y virtual descalificación de la quejumbre de sus opositores pactados, se produjo durante el relanzamiento de la Cruzada contra el Hambre, ya no con la participación de Luiz Inacio Lula da Silva, la deteriorada estrella brasileña cuya política social quedó negativamente exhibida durante la pasada Copa FIFA Confederaciones, sino con la presencia de un militar de afamada mano dura, el general en retiro Otto Pérez Molina, presidente de Guatemala al que han acusado de represión y genocidio en su país.
 
Si es que Gustavo Madero y Jesús Zambrano son buenos entendedores, les bastará con las pocas palabras expresadas por el eje de sus concertaciones, el licenciado Peña Nieto, para asumir que hasta allí llegará su escenográfica exigencia a Los Pinos para que se castigue a los responsables de los fraudes electorales cometidos este mes por  autoridades federales provenientes de similares ilícitos realizados un año atrás y por gobiernos estatales y municipales.
 
Según el combo de oposición solidaria, de la contestación que EPN diera a algunos puntos (el más candente de ellos el del castigo a las distorsiones en comicios) dependería su continuidad en el famoso pacto. Ahora, Peña Nieto dice que todo fue infundado pero hubo de hacer un poco de caso para darles gusto. Ellos ya están nuevamente enrolados en el pactismo repartidor de rebanadas del poder, gustosos y pensando en la nueva producción pastelera (anoche debió realizarse una sesión más del pacto, con la crítica pero convalidatoria participación de los dirigentes de PAN y PRD). Hace falta una Cruzada contra la Simulación.
 
La negociación política en lo oscurito alcanzaba ayer confirmación gráfica en San Lázaro, donde la Cámara de Diputados cumplió con el segundo y último día de su periodo extraordinario de sesiones (sin el acompañamiento de la de senadores, donde las turbulencias partidistas no están dejando bien parado a Emilio Gamboa). Una falla en el servicio de energía eléctrica mostró a los diputados trabajando en penumbras, aunque de todos modos aprobaron modificaciones legales para tratar de instalar controles en el proceso de contratación de deuda por parte de estados y municipios, un remedio tardío pensando a futuro, con la carga de más de 390 mil millones de pesos que fueron conseguidos por gobernadores y presidentes municipales de la mayoría de los estados del país, aunque los problemas más graves están concentrados en once de ellos, que han dejado hipotecadas las finanzas de sus entidades hasta por décadas y que dispusieron alegre y corruptamente de tales fondos. ¿Castigo para esos despilfarradores y saqueadores? Nada de eso. Mucho menos si fueron generosos contribuyentes para las campañas de los legisladores o ejecutivos que hoy controlan la política nacional.
 
En deuda con Estados Unidos está la historieta de la detención del Z-40, sin tiros y en un alarde supremo de inteligencia mexicana. Según The New York Times, las autoridades de EU jugaron un papel clave en su aprehensión, y el posterior arresto, al confirmar su identidad a través de pruebas biométricas de ADN, de acuerdo con oficiales de ambos lados de la frontera. Plop. Se revienta la burbuja mediática del presunto nene del traspatio que había hecho su primer solito.

Pero en México todo cambia aceleradamente a partir del episodio de Miguel Ángel Treviño Morales, el jefe de los temibles zetas. Por dar un ejemplo, con él se inaugura la modalidad del respeto irrestricto a los derechos humanos de los presuntos delincuentes al presentarlos en video sin esposas ni rígido control policiaco o militar: el procurador general de esos DH, Jesús Murillo Karam, explicó que por tales consideraciones humanitarias se vio al mencionado Z-40 entrando a la Seido como Miguel Ángel por su casa.
 
Y este mismo jefe zeta se refugia en el estado de derecho al plantear un recurso de amparo para que no lo torturen ni lo incomuniquen durante su cautiverio (¡Nada de al diablo con las instituciones! ¡El Z-40 sí cree en la justicia mexicana!). Lástima que fuera de esas videograbaciones continúen las violaciones abiertas a la legalidad y a los mentados derechos humanos, como práctica institucionalizada, y los asesinatos de periodistas, como sucedió ayer en Oaxaca, y de ciudadanos en general por todo el país.
 
Violación a sus instrucciones podrá invocar el tribunal electoral federal al saber que en las sesiones extraordinarias los diputados no pudieron llegar a acuerdos para la designación del consejero que en el Instituto Federal Electoral supla la vacante dejada por Sergio García Ramírez. Ya se verá si los magistrados electorales toman la decisión extrema de ser ellos quienes nombren a ese consejero faltante, o se allanan a las circunstancias políticas que están a la espera de que en el Pacto por México se decida si se impulsa la creación de un Instituto Nacional de Elecciones que supla al IFE y a las instancias estatales organizadoras de comicios.
 
Y, mientras la PGR ha dado marcha atrás al proceso iniciado contra Ángel de María Soto, la veracruzana perteneciente a una agrupación religiosa que fue acusada de traer droga en una maleta (que no era suya), ¡hasta mañana, ya definiéndose el polo que apoyaría a Marcelo Ebrard en la búsqueda de la presidencia del PRD, pues ayer se presentó una solicitud escrita a la dirigencia de este partido para que salga del Pacto por México, firmada por el propio Ebrard, René Bejarano, Alejandro Encinas y miembros del Foro Nuevo Sol (tAmalia García) y Alternativa Democrática Nacional (Héctor Bautista)!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
¿Hacia dónde vamos?

Adolfo Sánchez Rebolledo
Algo grave pasa en México cuando todos los procesos electorales concluyen con un sabor amargo. Elecciones y reformas van y vienen, pero la insatisfacción, aunque es distinta a la de otros tiempos, sigue presente en el ánimo de muchos mexicanos. La indiferencia (o el cinismo) se refleja en los montos de la abstención y en el descrédito de los políticos y los partidos, situación que aprovechan grandes intereses identificados con los poderes fácticos para beneficiarse en nombre del ciudadano imaginario. Es como si la vida democrática fuera un objetivo inalcanzable en el presente, una utopía de signos desconocidos e ininteligibles que ninguna norma consigue desentrañar. Se podrá discutir si hemos avanzado y cuánto en relación a lo que teníamos hace una o dos décadas, pero la verdad es que aún pisamos terrenos pantanosos, pues se han desvanecido las viejas seguridades institucionales, políticas e ideológicas pero no se ha forjado el nuevo principio capaz de sustituirlas, de crear, digámoslo así, un nuevo sentido común político y moral. Se teme a la restauración como si el presente, con sus ambigüedades y vacíos, no fuera ya de por sí un mundo aberrante, pero aun así vivimos en la improvisación continua, en el toma y daca de quien sella agujeros para remendar desajustes e imperfecciones que el viejo Estado no resiste. La inmediatez se impone, aun bajo el manto de las estrategias sexenales.
 
En dichas circunstancias, el gran problema de la sociedad mexicana actual, no es la vuelta imposible al pasado, la restauración tan temida, sino la incapacidad colectiva de vislumbrar el futuro en una perspectiva que, sin dejar de ser realista, avizore un nuevo modo de ser y estar en el mundo. México requiere jugar menos con las formas, cabe decir, con el discurso y la retórica, y pasar a discutir en serio sus aspiraciones, las deseables y las posibles. No basta con definirse por la democracia y la modernización de la economía y las relaciones sociales, como si el contenido de tales palabras resultara unívoco y transparente, pues en un país roto por la desigualdad y la violencia no todo es siempre y al mismo tiempo prioritario. Ni posible.

Por ejemplo, llevamos meses de autocelebración por el pacto, pero hasta ahora ninguno de los principales firmantes –ni el gobierno ni el PAN y el PRD-, fuera de reconocer las virtudes de cada propuesta juzgada por sus propios méritos y la necesidad del diálogo para allanar el camino, se atreve a prefigurar qué país tendremos a final de cuentas, lo cual incluye, por supuesto, al régimen político y a los fines del Estado. Para decirlo rápido: no sabemos qué país emergería de la aplicación de las reformas listadas en el pacto, pues aunque todas las fuerzas reconozcan la necesidad de la reforma educativa, la hacendaria o la energética, es obvio que los resultados finales dependen del modo concreto como se fijen los cambios, de su representatividad, por decirlo así, pero también, y sobre todo, de su articulación (o no) entre ellas.

Por desgracia, aunque se insiste en la trascendencia de algunos cambios para alcanzar niveles decentes de crecimiento, aún no sabemos si el libre paso de las reformas será el embrión de una nuevo proyecto nacional en las condiciones del mundo globalizado o, apenas, la adaptación a marchas forzadas a la dinámica que el capitalismo más avasallador hoy le impone a la sociedad humana en su conjunto. Por eso la primera gran cuestión que tenemos por delante es la de saber si existen los elementos objetivos y subjetivos para desafiar las inercias de un orden internacional desigual e injusto, es decir, para lanzar una iniciativa histórica que le permita a México reordenar la vida pública a fin de superar la injusticia (que no la explotación) en la que vive, pues sería una quimera pretender avanzar con la cauda de miseria social que nos caracteriza. No se diga que no hay estudios, planteamientos y agendas alternativas a las que suelen presentarse como opciones únicas.
 
La propia UNAM ha trabajado en propuestas que están al alcance de la sociedad entera. Han sido elaboradas por especialistas con puntos de vista diferentes pero dispuestos a buscar soluciones acordes con la realidad pero también con la historia y las necesidades visibles de las grandes mayorías. No son las únicas elaboraciones, pues también las organizaciones sociales, la sociedad civil hace aportaciones legítimas que no pueden soslayarse ni siquiera en aras de la eficacia. La direccionalidad del proceso dependerá, claro, de la correlación de fuerzas y no del capricho de un grupo de notables. Un verdadero pacto social supone darle espacio a todas las voces, un acuerdo capaz de fijar la ruta para todo un periodo, y bajo ninguna circunstancia podría identificarse con la satisfacción de algunos intereses particulares muy poderosos. No es fatal que el nuevo ciclo reformista se traduzca en un orden más equilibrado y justo ni, por tanto, en un régimen político más representativo y democrático. El contenido de las reformas aún depende del esfuerzo legislativo: falta la letra chiquita y la expresión pública de la sociedad.
 
PS. Se ha ido el gran Alex Zenzes, y con él, uno de mis más viejos y queridos amigos. A finales de los años 50, poco antes de ingresar a derecho, Alex tenía como territorio los alrededores de Mixcoac, entre la Nochebuena y la Nápoles, justo en la calle Watteu, hogar familiar y templo de la cofradía juvenil de la que era líder indiscutido. Allí escuchaban rock, bebían cerveza, pero él, además, amaba la velocidad y los perros, el olor de la gasolina y el barro del hipódromo, donde corría contra los mejores. Temerario, hasta que las caídas lo bajaron de las motos con los huesos quebrantados, era una leyenda en el barrio. Entonces dejó la competencia, pero no el espíritu de aventura. Nada lo detuvo para cumplir sus sueños. Quiso ser navegante y nos llevó al mar en su pequeño bote de vela de Acapulco a Manzanillo ida y vuelta. Luego, la fuerza de carácter le permitió afrontar sin autocompasión problemas severos de salud y vivir a plenitud, con inteligencia y alegría junto a Kity, su esposa. Alex era un hombre de acción, metido en el traje del amoroso jefe de familia, capaz de hacer de la amistad una fraternidad, al que tampoco le era ajeno el gusto por la poesía y la música. Una imagen: con él subimos a Las Mercedes en la Sierra Maestra y el 28 de julio de 1960 estábamos en el Teatro Chaplin escuchando al Che inaugurar el primer Congreso Latinoamericano de Juventudes. Luego, entre los moles caseros de doña María se hizo empresario, sin perder la curiosidad por la vida y la inquietud crítica por el curso del país. Más de una vez ayudó a las causas justas, sin requerir nada a cambio de su independencia. Sabía preguntar y tenía opiniones propias. No te olvidaremos. Abrazo a Kity y a sus hijas Alejandra, Natalia y Valeria, así como a Gertrudis, Teresa y Carla, sus hermanas. Y a sus amigos de siempre, su hermandad.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Tranquilidad en EU-Hernández
Marchemos la mano en la mano

Soledad Loaeza
Con esta frase dicha en buen español, el presidente Charles de Gaulle electrizó a la multitud reunida en el Zócalo de la ciudad de México un 16 de marzo de 1964. A su lado, en el balcón de Palacio Nacional, el presidente Adolfo López Mateos recibía los aplausos que invariablemente provocaban sus apariciones en público, pero en esta ocasión las muestras de entusiasmo eran también una respuesta a lo que De Gaulle representaba: desde la valiente rebeldía contra la derrota de 1940, hasta la defensa de una política internacional independiente en la guerra fría, cuando los europeos difícilmente levantaban la voz delante del gran aliado respectivo: para unos, Estados Unidos; para otros, la Unión Soviética. En un contexto en el que no había margen de maniobra para terceros, el presidente De Gaulle se indisciplinó, y lanzó una política exterior cuyo objetivo era recuperar espacio para la defensa y promoción de los intereses franceses, pero convencido de que sus beneficios alcanzarían a muchos otros países, que podrían acogerse a su ejemplo o a los frutos de sus acciones contra la política de bloques. De Gaulle recuperaba así la universalidad de la experiencia francesa.
 
La presencia del entonces presidente de Francia entre nosotros fue vista sobre todo como un gesto de independencia del gobierno mexicano. Al darle la bienvenida a un líder que causaba profunda irritación en Washington porque era un severo crítico de su política exterior y no aceptaba sus directivas, el presidente López Mateos reiteraba su determinación de mantener con firmeza la autonomía de la diplomacia mexicana, la misma que había inspirado su política hacia la revolución cubana. La visita ilustró la coincidencia entre México y Francia, que nacía de la voluntad de ambos de defender una tercera vía frente al condominio nuclear que ejercían conjuntamente soviéticos y estadunidenses. Así que la invitación gaulliana de marchar la mano en la mano tenía un significado preciso que no tuvo que ser explícito para que se entendiera.

El actual ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, acaba de concluir una visita oficial a México, que fue la oportunidad para que citara la frase del presidente De Gaulle en el Zócalo, y así sub­rayar las coincidencias entre los dos países en el ámbito internacional, y retomar la continuidad de la relación bilateral, haciendo a un lado el desencuentro que provocó Florence Cassez. Mucho se habló de desafíos económicos y comerciales, de cooperación en materia de seguridad, de retos en común, entre otros; un programa más o menos estándar en cualquier relación bilateral.
 
Sin embargo, desde el punto de vista diplomático Fabius planteó un tema de fondo, que podría revolucionar la política exterior mexicana: la participación de México en operaciones de mantenimiento de la paz. El ministro hizo referencia a las reflexiones del gobierno mexicano al respecto, y lo exhortó a que siguiera explorando esa posibilidad. No es la primera vez que se discute el tema. En algún momento del gobierno de Carlos Salinas, uno de sus consejeros más cercanos provocó un tremendo sofocón cuando declaró sin más preámbulo que tropas mexicanas estaban listas para participar en el conflicto con Irak. Después, de visita en México, en el discurso que pronunció durante la cena que le ofreció el presidente Calderón, el presidente Nicolas Sarkozy también planteó –de manera un tanto imperativa– la importancia de que México participara en operaciones de mantenimiento de la paz.
 
El principal argumento en apoyo de esta participación es que si, como lo han dicho el presidente Peña Nieto y muchos de sus funcionarios, México quiere ser una potencia internacional, si quiere ejercer influencia en la política mundial, tendrá que involucrarse en esa dinámica de manera más contundente y compleja; comprometerse a contribuir a la solución de conflictos en otros países y regiones. Por ejemplo, una de las primeras decisiones del presidente Hollande fue enviar tropas a Malí, para proteger a sus nacionales y apoyar al gobierno que estaba bajo el ataque de islamistas radicales. Francia considera la experiencia exitosa porque además de evitar un baño de sangre y la inestabilidad de la región, que habrían sido vistos con indiferencia por Estados Unidos y Europa, con su intervención –que también atrajo a la ONU– logró que las partes en conflicto llegaran al acuerdo de celebrar elecciones, las cuales tendrán lugar a fines de mes. Es decir, el conflicto se desactivó. De esta manera, la acción del gobierno de François Hollande en el exterior no está supeditada a la diplomacia de Washington, sino que responde a objetivos propios, véase, al deseo de jugar un papel relevante en el mundo y al hacerlo, influir en los acontecimientos y la dinámica internacionales. Así, como lo esperaba el general De Gaulle, Francia ocupará el lugar que le corresponde en razón de su importancia económica, de su poder militar y de la luminosidad de su cultura. ¿Podemos nosotros marchar con ella la mano en la mano en este tipo de travesías?
FUENTE: LA JORNADA OPINION
eforma rejega-Rocha

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