Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 15 de julio de 2013

España: el PP, cercado- Florecimiento de la solidaridad latinoamericana- Soñar el otro

España: el PP, cercado
La principal formación opositora en España, el Partido Obrero Socialista Español (PSOE), pidió ayer la dimisión inmediata del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, en el contexto del renovado escándalo por las numerosas actividades irregulares del ex tesorero del Partido Popular (PP, en el poder) Luis Bárcenas, hoy encarcelado y sujeto a proceso. El nuevo giro del caso es la revelación de diversos mensajes de teléfono celular cruzados entre Rajoy y Bárcenas, pese a que el segundo aseguraba haber suspendido todo contacto con el hoy recluso, en los cuales puede verse una obvia cercanía e incluso cierta complicidad. El hecho, entonces, no es sólo que el actual gobernante haya participado en las redes de corrupción tendidas por Bárcenas –lo cual ya se sabía–, sino que mintió.
 
 
Ya en febrero pasado el PSOE había pedido la salida de Rajoy de la jefatura de gobierno, pero por entonces las revelaciones del caso Gürtel y de los papeles de Bárcenas estaban apenas en sus comienzos y no habían salpicado a toda la cúpula del PP; actualmente la situación del partido conservador que gobierna España es mucho más delicada, por cuanto Rajoy y Bárcenas protagonizan una confrontación pública en la que el ex tesorero busca involucrar al gobernante, mediante filtraciones, en la mayor cantidad posible de delitos y en la medida en que el desgaste del PP ha crecido semana tras semana, en el contexto de la política económica devastadora dictada desde Berlín e impuesta al conjunto de los españoles para tratar de paliar la grave crisis que afecta al país. Por añadidura, a la demanda del PSOE se han unido Izquierda Unida (IU, tercera fuerza electoral) y otras formaciones que han hecho suya la exigencia o bien que se manifiestan por la realización de elecciones anticipadas.

 
Ciertamente, estos factores no bastan, ni aisladamente ni en conjunto, para hacer pensar en una caída inminente del gobierno del PP, pero sí configuran la circunstancia más difícil para esa formación conservadora.
 
Más allá de las guerras verbales que tienen lugar en el Congreso de los Diputados de Madrid, el hecho es que el PP enfrenta un gravísimo descrédito social ante la evidencia de que su ejercicio del poder está marcado en forma casi automática por la corrupción. En efecto, en todos los niveles en los que el PP ocupa oficinas públicas –gobiernos autonómicos, ayuntamientos, gobierno nacional– han surgido a la luz tráficos ilícitos de dinero a cambio de influencias, presupuestos públicos adulterados y otras expresiones de malos manejos.
 
Adicionalmente, crece la percepción social de que la formación política posfranquista fundada por Manuel Fraga Iribarne –alto funcionario en las postrimerías de la dictadura del generalísimo– llegó a La Moncloa no por méritos propios, sino por el desgaste que experimentó el PSOE durante los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2010), y que una vez en el poder se ha limitado a ser brazo ejecutor de una política económica implacable y depredadora, diseñada por la Comisión Europea, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el gobierno alemán.
 
Por lo demás, la crisis que hoy afronta la institucionalidad española no se limita al descrédito del Ejecutivo, sino pasa también por los diferendos entre éste y el separatismo catalán y por la severa erosión de la monarquía como resultado de los reiterados desfiguros de su figura principal, Juan Carlos de Borbón, y por las trapacerías de uno de sus yernos, Iñaki Urdangarin.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Lo que es claro es que, más temprano que tarde, el Estado español tendrá que hacer frente a una reconfiguración institucional que subsane las deficiencias democráticas y representativas que datan del periodo de la transición (segunda mitad de los años 70 del siglo pasado) y que hoy constituyen un grave lastre para el funcionamiento político, económico y social del país.

Florecimiento de la solidaridad latinoamericana

Víctor Flores Olea
 
A propósito de la persecución que sufrió el presidente de Bolivia, Evo Morales, por los espacios aéreos europeos, y por la radical persecución, no virtual sino real, del hacker estadunidense Edward Snowden, ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), se mostraron otra vez las reservas de solidaridad que mantienen entre sí los países latinoamericanos (de América Central al sur del continente), y esto por lo que hace de militancia activa de la defensa de nuestros derechos, lo cual resulta una rara avis en un mundo que se caracteriza por el egoísmo y por la casi exclusiva defensa de intereses particulares (no de los derechos humanos).
 
A pesar de las amenazas estadunidenses, del propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tres gobiernos latinoamericanos: Venezuela, Nicaragua y la propia Bolivia, ofrecieron asilo al perseguido Edward Snowden, sin que hasta la fecha se haya decidido (sábado 13 de julio) el desenlace. Cuestiones técnicas (por ejemplo, el solicitante del asilo en principio debería estar ya en territorio del país de la protección, o bajo su protección diplomática), cuestión que no ocurre en el caso de Snowden, quien desde hace semanas permanece en el aeropuerto de Moscú. El propio perseguido ha pedido nuevamente asilo a Rusia, que antes ya la había lo rechazado por la condición del presidente Putin de que Snowden se abstuviera de realizar actos que molestaran o perjudicaran a sus amigos ­estadunidenses.

Pero debe hacerse notar que, en información de última hora, la prensa mundial señaló que Barack Obama, después de comprobar que Snowden había repetido su solicitud de asilo a Moscú, tomó otra vez el teléfono para repetir sus amenazas a Putin, diciéndole que una eventual concesión de asilo se contradecía flagrantemente con la expresión del presidente ruso de unos cuantos días antes, condicionando el asilo de Snowden a que éste se comprometiera a no molestar a Estados Unidos, lo que equivalía a cortar las alas al ex oficial de la NSA.

Por otro lado, los países integrantes del Mercosur, es decir, los presidentes de Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay –con Bolivia en proceso de adhesión– decidieron en la reunión de Cochabamba convocar en consulta a sus embajadores en España, Francia, Italia y Portugal, países que impidieron el uso de su espacio aéreo al avión del presidente Evo Morales. Asimismo, citarán a los representantes de los cuatro países europeos en sus territorios para informarles de esa decisión.
 Presentarán además una nota formal de protesta a cada uno de los gobiernos que se negaron el cruce de su espacio aéreo por el avión de Evo Morales, diciendo además que demandarán explicaciones y las correspondientes excusas.
 
Todavía, pues, está en veremos el desenlace de este episodio persecutorio, que ha ofrecido otra vez la oportunidad de mostrar, por un lado, la disciplina que mantiene Estados Unidos sobre sus amigos y socios (en este caso varios de los principales países europeos), y del otro la solidaridad que mantiene la nueva América Latina, poniéndose de relieve los grandes cambios que ha tenido el subcontinente, sobre todo en su porción media y sur, del que faltarían notablemente y por desgracia México y Colombia (a pesar de algunos esfuerzos de Enrique Peña Nieto, más gestuales y protocolarios que de afirmación política definida). Esperamos, no obstante, que la práctica y la experiencia conduzcan al presidente de México a nuestro lugar natural en política, más cercano a los países del sur que de la potencia del norte. ¿Será posible y verdad?
Daniel Ellsberg, quien filtró hace 40 años los llamados Papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam, nos dice ahora que nunca en la historia de Estados Unidos hubo una filtración tan importante como la actual de Edward Snowden, ya que ha puesto al descubierto los sistemas de espionaje de Estados Unidos no sólo en relación con otros países y personalidades, sino también, ¡y sobre todo!, respecto de ciudadanos estadunidenses y a sus propios líderes de gobierno, subrayando hasta qué punto esas prácticas son violatorias de la Constitución y de todos los sistemas de derechos humanos que ese país afirma defender sin falta.
 
Los jefes de Snowden sostienen que éste reveló algunas de las prácticas encubiertas de la NSA, que se habría convertido en un organismo casi enteramente destinado a escuchar a los individuos en el mundo entero.
 
El golpe ha sido de tal magnitud que se puede entender, sin aceptar, la virulencia de la reacción oficial estadunidense, encabezada por el propio presidente Obama. No sólo los derechos del hombre y del ciudadano consagrados en la Contitución de Estados Unidos han sido borrados de un plumazo, sino también la cuarta y quinta enmiendas de esa Constitución, que teóricamente salvaguardan al ciudadano de las intervenciones no autorizadas en su vida privada por juez competente que, después de las revelaciones de Snowden, podemos decir que han quedado prácticamente suspendidas y reducidas a letra muerta.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Soñar el otro

Hermann Bellinghausen
Un tiempo fui amigo de Greg Draxter. Lo digo así porque ya no. La verdad, ignoro si él existe aún. Trabajábamos para la misma compañía. Un día, a la hora del almuerzo me dijo con ligereza: Sabes qué carnal, últimamente he estado soñando bien raro. Uf, pensé, una sesión de sueños. No, plis. O sea, hasta entonces nuestra amistad incluía cervezas, futbol, plática sobre mujeres, chismes de oficina, discos de jazz. Pero sueños. Para eso se paga al especialista. Hay métodos. Lo suyo sonaba raro, confieso, pero no le presté mayor atención. No reconozco mis sueños. No entiendo de qué tratan. Se explicó: Hasta hace una semanas soñaba normal, las cosas chifladas de uno, que si se muere alguien, que si me caigo en un agujero, que si llego a tal lugar o topo con alguien en particular. De eso que amaneces y dices, ah, mira, soñé tal o cual, sonríes, o frunces el ceño, o te quedas intrigado. Ahora no es así.
 
No lo pelé. La conversación derivó a otros asuntos o volvimos al jale o lo que sea. Días después, Draxter fue más enfático: ¿Te acuerdas lo de mis sueños? Se puso más raro. Caí en la cuenta que no sé con quienes o qué sueño, pero debe haber alguien que sí. Aunque se me escapa, sospecho que todo hace sentido.

Lo miré, incrédulo. ¿Qué me quieres decir?. Sin palabras alzó los hombros, frunció la boca, lo dejó a mi buen entender. ¿Quieres decir que?, dije. Asintió. No manches. ¿Qué son los sueños de alguien más?. Su ajá tuvo cierta dosis de horror. Me reí, por supuesto. El también. Y ahí quedó.

Pasaron días o semanas, planes, contratiempos, alegrías familiares, alguna gripa, un fin de semana, mío, en Cocoyoc. Al lunes siguiente me lo encontré a la salida en el reloj checador. Teníamos días sin vernos. Me esperaba, con una cara. Ni rasurado, ni peinado ni, estoy seguro, bañado. Necesitamos hablar, dijo cuando para mí ya estaba claro que le urgía hacerlo. Se puso peor. Este cuate trae un inmenso dolor.

Ey, ey, momento. ¿Qué cuate?, lo interrumpí. El de los sueños, quién más. Hasta entonces realmente no lo había tomado en serio. Se veía más y más metido en eso. ¿Atrapado? Puede ser. Cree que mató a alguien. Puse cara de quién. Y tiene hijos, ya reconocí tres, chicos. Y una mujer hermosa, triste, que a veces se convierte en perro, o gato, o tolvanera. Viven por Lindavista.

Drax, ¿qué has estado fumando?. No, neta, replicó con más detalles. Llevaba cuatro noches sin dormir, a fuerza de voluntad y tazas de café. Para eso está la cocaína, bromeé, y dijo no te rías tan serio que me sentí mal. ¿Algo así puede ser posible? Me siento, sabes cómo, invadido. Y yo, ¿poseído?. Y él, con ojos de Linda Blair en El exorcista, eso mero. Uta, Draxter, pensé. Y dije: Necesitas ayuda profesional, ¿no te parece?. Y dijo: No. Necesito un detective.
 
Fingí calma, por no afectarlo más. Minimicé ante Drax. Pero ya luego me quedé preocupado. El martes no fue al trabajo. El miércoles le marqué. Y el jueves. Cero. El viernes, a la salida, apareció. En la esquina. Parecía distante. Evidentemente había dormido. Me llamó la atención su vestimenta. No que estuviera mal, pero no eran su habitual chamarra de mezclilla, la camiseta Polo o la T-shirt de Pumas o Miles Davis. Venía de tweed, camisa de cuello desabotonada hasta el esternón, y del cuello una cadena de oro con un ámbar redondo del tamaño de un canicón.
 
Ese, Grex, dije como si nada. Hola, dijo indiferente. ¿Qué te has hecho? dije por decir. Pasándola. Su tono era casual, como conversación en la cola de las tortillas. No el mío, que hervía de curiosidad y no iba a disimularla.
 
Me vine a despedir. Creo. Que dudara me desconcertó. Tendió la mano. Dudé yo, le tendí la mía. La suya la sentí como conejo muerto. Puse mi mejor cara de qué. Ya averigüé quién soy, dijo. Silencio de ambos. Cuando quise retirar mi mano Drax apretó con fuerza, me miró con ojos redondos sin expresión y me sentí transparente. ¿Estás bien?, dije. Nunca mejor. Sonó formal, falso pero también verosímil. Lucía bien. Mejor que últimamente. Y ahora que recapitulo, mejor que nunca.
 
Irradiaba una dualidad borderline, como dirían los siquiatras. Resultó bastante más que literal. Por cierto, dijo, ya no me llames Drax, ni Grex. Cómo entonces. Todavía no sé, pero se pone bueno. Y no vivo en Lindavista, es un recuerdo de infancia. Mañana desayuno en un café con mi esposa. ¿Tu qué, si era un solterazo. Bueno, tengo qué hacer, bai, cortó. Reflexioné rápido: Te sirvió el detective. No mostró la menor intención de responder mi no pregunta.
 
No sé si ustedes han visto cuando alguien en presencia de uno se olvida de uno por completo. Y del contexto. De la empresa donde nos conocimos y cuyo edificio estaba a mis espaldas. Se alejó, viré medio círculo un instante a la puerta de la compañía vaciándose de personal. Quise gritarle suerte cabrón a Grex pero cuando lo busqué con la mirada ya no estaba.
FUENTE: LA JORNADA OPINION

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