Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 10 de julio de 2013

Partidos, legisladores y policía, reyes en corrupción

Partidos, legisladores y policía, reyes en corrupción

Por: - julio 10 de 2013 - 0:00Casa de citas - 1 comentario
De acuerdo con el Barómetro de la Corrupción Global 2013 elaborado por Transparencia Internacional (TI), los partidos políticos se llevan las palmas como la institución más afecta a cometer actos de corrupción que, además, afectan directamente a los ciudadanos, con 91 por ciento.
 
El segundo lugar es para las policías, que con sus corruptelas afectan a 90% de los ciudadanos en todo el país.
Mientras que los servidores públicos, de todos los niveles del gobierno, son vistos como los terceros entre los que contribuyen con acciones corruptas que impactan a los mexicanos, con 87% de las menciones.
 
Y si los partidos son vistos como el mayor germen de corrupción en México, los políticos que impulsan desde sus filas al Congreso –sean diputados o senadores– se ubican en el cuarto lugar de los más corruptos en México. Así, los legisladores destacan con 83% de las respuestas en el Barómetro de Transparencia Internacional, lo que constata el desprestigio de la política en México.
 
Por si fuera poco, y para cerrar el círculo, el cuarto sitio es para el sistema judicial. Un 80% de los mexicanos considera que los jueces, lejos de ser la autoridad pública investida de la potestad jurisdiccional para aplicar la ley y las normas jurídicas, son promotores de impunidad e injusticia y, por tanto, generadores de millones de actos de corrupción al año.
 
Los resultados mostrados ayer por Transparencia Internacional en 107 países, no podrían ser más oportunos en el contexto de la reciente elección en México.
 
Desde el gobierno, los partidos se financian con recursos públicos legales bajo el argumento de ser promotores de la democracia y de la búsqueda de bienestar para los ciudadanos. Sin embargo, desde el gobierno también se les extiende un cheque en blanco ilegal para quebrantar la ley y preservar el poder por el poder.
 
Para colmo, policías y jueces completan este cuadro de ilegalidad, pues los ciudadanos consultados por Transparencia Internacional –entre septiembre de 2012 y marzo de este año– destacan que es alto su deseo de denunciar actos de corrupción, pero saben también que esto “no sirve de nada” ante la omisión de las autoridades encargas de la procuración de justicia.
 
Es decir, estamos rodeados de instituciones que, la mayoría de las veces, actúan movidas por sus afinidades y conveniencias, pero que en pocas ocasiones velan por los de la sociedad. Y esas instituciones las mueven los políticos que hoy por hoy son los personajes con la percepción más baja de confiabilidad en el país.
 
Este no es un panorama prometedor para México. En la medida que aumenta el abuso de poder y la impunidad, también crecen el atraso económico y la incompetencia en todos los niveles.
 
Otra vez tendrá que ser la sociedad mexicana la que, paulatinamente y con acciones de repudio, ponga el ejemplo. No es un reto fácil, pero con acciones diarias de rechazo y de denuncia se puede lograr el respeto a la ley, incluso de aquellos que ahora se creen intocables.
 
 

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