Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 7 de octubre de 2013

Privatizar sería pacto de traición
Andrés Manuel López Obrador fue orador único en la tercera movilización contra las reformas energética y hacendaria. El templete fue colocado sobre Paseo de la Reforma, en su cruce con Bucareli. El tabasqueño destacó la importancia de la unidad en el movimiento y que la lucha contra la privatización de los energéticos sea por la vía pacífica. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dio inicio a una consulta para definir un plan de acción en defensa de ese sector y contra el aumento de impuestos Foto Cristina Rodríguez
 
Tercera movilización masiva en contra de las reformas energética y hacendaria
Reta AMLO a Peña a confirmar ‘‘pacto’’ con petroleras extranjeras
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Andrés Manuel López Obrador se dirige a sus simpatizantes durante el mitin de Reforma
Foto Carlos Ramos Mamahua
Alonso Urrutia y Enrique Méndez
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de octubre de 2013, p. 3
En el marco de la tercera movilización masiva en contra de las reformas energética y hacendaria, Andrés Manuel López Obrador emplazó al presidente Enrique Peña Nieto a que ‘‘confirme o desmienta que hizo un acuerdo fuera del país con las petroleras extranjeras, lo que podría llamarse el pacto de la traición a México’’, lo que estaría detrás de su ‘‘propuesta privatizadora’’ del sector energético.
Único orador en el mitin que tuvo como escenario el Paseo de la Reforma, con el templete colocado a unos metros del cruce con Bucareli –de nueva cuenta no se pudo llegar al Zócalo, donde se encuentra el centro de acopio para damnificados–, López Obrador destacó la importancia de la unidad del movimiento, su vínculo con otras organizaciones o partidos para su fortalecimiento, así como la necesidad de emprender la lucha pacífica contra la privatización petrolera.
‘‘Es claro que no existe intransigencia de nuestra parte, lo único que queremos es que sea el pueblo de México el que decida sobre este asunto en el que está de por medio su destino y el de la nación’’, dijo López Obrador, quien acusó recibo de la respuesta negativa de la Presidencia a su solicitud para que Peña Nieto, en uso de sus facultades, solicitara al Congreso realizar una consulta antes de votar los cambios a los artículos 27 y 28 constitucionales, relacionados con la propiedad de los energéticos.
El ex candidato presidencial aludió a la respuesta del Ejecutivo federal –el pasado sábado a las 23 horas–, la cual, dijo, fue ‘‘no satisfactoria’’. Sin embargo, López Obrador acotó: ‘‘La respuesta no la damos por definitiva. Hay tiempo todavía para que Peña Nieto piense en México y cambie de parecer, aunque desde luego no estamos esperando sentados’’, sino definiendo acciones a seguir.
Enfatizó luego en el carácter pacífico de la movilización, al aducir que el ‘‘gobierno oligárquico no le teme al enfrentamiento de los inconformes con sus políticas con los granaderos, sino al despertar y a la organización de los ciudadanos para ejercer a plenitud los derechos consagrados en la Constitución’’.
Por ello, reconoció que las condiciones económicas y sociales que hay en el país generan enojo y desesperación entre algunos sectores que quisieran acciones contundentes en la lucha por la defensa del petróleo, pero lo importante es ‘‘cuidar y no descarrilar al movimiento’’. En este sentido, aseguró que ‘‘lo radical es no claudicar’’, citando que la vía pacífica que eligieron en su momento Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela permitió impulsar la causa de la independencia, los derechos civiles y el fin de la segregación racial.
Poco antes, López Obrador había expuesto las razones de la oposición a la reforma constitucional que pretende compartir las ganancias petroleras que ahora tiene el país con las empresas trasnacionales. Por ello, con el aumento de los impuestos y con el endeudamiento, mediante la ampliación fiscal para captar 500 mil millones de pesos, buscan compensar la caída de los ingresos por la renta petrolera.
A lo largo de Reforma se colocaron más de 80 tambos similares a los barriles de petróleo, donde los asistentes pudieron depositar las 10 firmas de respaldo, acompañadas de los datos de las credenciales de elector para la solicitud de la consulta popular sobre las reformas constitucionales. En esas mismas tambo-urnas se pudo votar sobre las opciones del plan de acción a seguir.
Antes del discurso central, se leyó una carta de la agrupación de distribuidores de gasolina, que tienen 11 mil concesiones en el país y dan empleo a 240 mil trabajadores. En su mensaje, destacaron que la reforma provocaría el cierre de las empresas privadas de distribución, como ya ha sucedido en otros países de América Latina, bajo la misma lógica de entregar la refinación y la distribución a las trasnacionales, lo que deriva en el control de las concesiones y el despido de trabajadores en beneficio de las compañías extranjeras.
 
 
American Curios
Locuras
David Brooks
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Un oficial recoge como evidencia el cinturón de un hombre que se inmoló afuera del Capitolio, el viernesFoto Reuters
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icen que la mujer que provocó alarma el pasado jueves al lado de la Casa Blanca y que fue perseguida de ahí hasta llegar cerca del Congreso, donde minutos después fue abatida a balazos por policías, tenía problemas sicológicos. Dicen que padecía depresión y otros trastornos, y entre las versiones que han surgido dicen que sospechaba que el presidente Barack Obama la espiaba. Una loca, dicen.
El viernes, un hombre en el gran parque en el centro de Washington, entre el Capitolio y el monumento a Washington, se roció gasolina y se prendió fuego. Varios intentaron rescatarlo de las llamas. Al día siguiente, murió. Otro loco.
Un par de semanas antes, un hombre armado ingresó a la base naval en Washington y empezó a disparar al azar provocando pánico, al grado de que el comandante de las fuerzas navales fue desalojado de la base (quién sabe qué pasó con esa regla de que el capitán es el último en abandonar el barco cuando se está hundiendo) y provocó que buena parte de la ciudad fuera puesta en alerta. Doce murieron y otros sufrieron heridas. Aparentemente, el ex reservista naval y después contratista se sentía atacado por una especie de ondas de radio. Otro loco.
En tanto, en la última semana, un pequeño grupo de legisladores ultraconservadores paralizó buena parte del gobierno cuando obligó a sus líderes en la cámara baja a no aprobar el presupuesto federal antes del inicio del año fiscal (primer día de octubre). Todo por el bien del pueblo, dicen, porque se oponen a una diluida reforma de salud que ofrece seguros a unos 30 millones de conciudadanos que no tienen un salvavidas en este país, donde la salud antes que nada es negocio.
Aunque pareciera que no hay gran impacto por esta clausura parcial del gobierno federal –cierres de museos públicos, monumentos como los de Washington y Lincon, o la Estatua de la Libertad–, los que más sufren, para variar, son los más vulnerables: los programas de asistencia a mujeres y niños necesitados están suspendidos, el procesamiento de solicitudes de crédito para pequeños comerciantes, los 800 mil empelados federales enviados a casa sin pago, otro millón que está trabajando sin pago, incluidos los policías del Capitolio, entre otros, y agencias como la de atención a la salud, de alimentos y drogas, y las encargadas de enfrentar desastres naturales… la lista es larga. Pero, según este ataque de la derecha en Washington, lo que están defendiendo es la libertad ante el complot casi comunista de ofrecer mayor acceso a servicios de salud a los que no lo tienen.
A la vez, casi todos los días se revela más del vasto aparato de espionaje estadunidense sobre sus ciudadanos, así como de buena parte del mundo, por medio de sistemas que interceptan llamadas, cada interacción en la Internet (90 por ciento de las comunicaciones mundiales por Internet cruzan Estados Unidos, por eso tienen tal acceso), todo en nombre de la protección de este país ante amenazas de todas partes. Hay que vigilar a todos.
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Miriam Carey, quien fue abatida por policías el pasado jueves cerca del Congreso. La imagen es de 2011 y fue proporcionada por el sitio de Periodoncia Avanzada, en Hamden, ConnecticutFoto Ap
Por otro lado, muchos creen que el gobierno federal, los negros y los inmigrantes en este país son la peor amenaza, más que los terroristas extranjeros. De hecho, según el Southern Poverty Law Center, que vigila este fenómeno, el número de agrupaciones de odio (neonazis, Ku Klux Klan, nacionalistas blancos, skinheads, vigilantes fronterizos, entre otros) se ha incrementado 67 por ciento desde el año 2000, a un total de mil siete, nutrido por condiciones económicas y la reducción de la mayoría blanca en la población, entre otros factores. Además, el número de grupos patriota antigobierno, incluidas milicias armadas, se ha incrementado 813 por ciento desde la primera elección de Barack Obama: de 149 en 2008 a mil 360 en 2012, fenómeno alimentado por políticos y figuras en los medios que promueven propaganda antimigrante y teorías de conspiración.
Además de que cada una de estas noticias provoca casi la misma reacción de que son locuras de diferente tipo, al contraponer los que parecen ser incidentes de locura individual con las locuras oficiales, uno no sabe cuáles son peores o más disfuncionales, estos individuos o todo Washington.
Pero hay más hechos que vinculan estas locuras: los políticos que han clausurado el gobierno son los mismos que han evitado cualquier intento por imponer mayor control sobre las armas de fuego en un país donde más de 32 mil personas mueren cada año por balas. De hecho, más personas han muerto por armas de fuego en los últimos 45 años que el total de muertos estadunidenses en todas las guerras de Estados Unidos desde 1775 (casi 213 mil más que el total de las guerras), reporta el periodista Henry Porter en The Observer. Por otro lado, si la mujer sufría paranoia de que Obama la estaba vigilando, pues resulta ser, tras las revelaciones de Edward Snowden, que tal vez tenía razón. El Estado, aparentemente, vigila a casi todos. Mientras el gobierno habla de defender a la clase media, se reportan los índices más altos de desigualdad económica a causa de las políticas económicas oficiales. Por otro lado, se construyen muros y se deporta a más inmigrantes que nunca, lo que alimenta un clima antimigrante y racista.
Aunque no se sabe qué llevó al hombre a incendiarse en medio de Washington, es indudablemente un acto de extrema desesperacion. Entre la situación económica, la constante sensación de amenaza generada por la llamada guerra contra el terrorismo donde todos, incluidos los ciudadanos estadunidenses, están aparentemente bajo sospecha (cada uno de los incidentes de violencia es, primero que nada, sospechoso de terrorismo), la desesperación se generaliza con encuestas que revelan índices cada vez más altos de ira y frustración con el gobierno, y esto también se manifiesta en el creciente número de agrupaciones de odio en el país.
Todo indica que habrá más locura. Algunos dicen que los locos han tomado control del manicomio.

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