Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

TRADUCCION INDIGNAOS (INDIGNEZ-VOUS)

Indignaos (Indignez-vous)

Stéphane Hessel

Traducción de María Belvis Martínez García

93 años. Es la última etapa. El fin no está lejos. Qué suerte poder

aprovecharla para recordar lo que ha servido de base a mi compromiso

político: los años de resistencia y el programa elaborado hace 70 años por el

Consejo Nacional de la Resistencia. A Jean Moulin le debemos, dentro del

marco de este Consejo, el agrupamiento de todos los componentes de la

Francia ocupada, los movimientos, los partidos, los sindicatos, con el fin de

proclamar su adhesión a la Francia combativa y a su único jefe reconocido: el

general De Gaulle. Desde Londres, donde me reuní con el general De Gaulle,

en marzo de 1941, me llegó la noticia de que el Consejo había puesto en

marcha un programa (adoptado el 15 de marzo de 1944) que proponía para

la Francia liberada un conjunto de principios y valores sobre los que se

asentaría la democracia moderna de nuestro país

i

.

Estos principios y valores los necesitamos hoy más que nunca. Es nuestra

obligación velar todos juntos para que nuestra sociedad siga siendo una

sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos, y no esta sociedad de

indocumentados, de expulsiones, de sospechas con respecto a la inmigración;

no esta sociedad en la que se ponen en cuestión las pensiones, los logros de

la Seguridad Social; no esta sociedad donde los medios de comunicación

están en manos de los poderosos. Todas estas son cosas que habríamos

evitado apoyar si hubiéramos sido verdaderos herederos del Consejo

Nacional de la Resistencia.

A partir de 1945, después de un drama atroz, las fuerzas internas del Consejo

de la Resistencia se entregan a una ambiciosa resurrección. Se crea la

Seguridad Social como la Resistencia deseaba, tal y como su programa lo

estipulaba: “un plan completo de Seguridad social que aspire a asegurar los

medios de subsistencia de todos los ciudadanos cuando estos sean incapaces

de procurárselos mediante el trabajo”; “una pensión que permita a los

trabajadores viejos terminar dignamente su vida”. Las fuentes de energía,

electricidad y gas, las minas de carbón y los bancos son nacionalizados. El

programa recomendaba “que la nación recuperara los grandes medios de

producción, fruto del trabajo común, las fuentes de energía, los yacimientos,

las compañías de seguros y los grandes bancos”; “la instauración de una


2

verdadera democracia económica y social, que expulse a los grandes

feudalismos económicos y financieros de la dirección de la economía”. El

interés general debe primar sobre el interés particular, el justo reparto de la

riqueza creada por el trabajo debe primar sobre el poder del dinero. La

Resistencia propone “una organización racional de la economía que garantice

la subordinación de los intereses particulares al interés general y que se

deshaga de la dictadura profesional instaurada según el modelo de los

Estados fascistas”, y el gobierno provisional de la República toma el relevo.

Una verdadera democracia necesita una prensa independiente; la Resistencia

lo sabe, lo exige, defiende “la libertad de prensa, su honor y su independencia

del estado, de los poderes del dinero y de las influencias extranjeras”. Esto es

lo que, desde 1944, aún indican las ordenanzas en relación a la prensa. Ahora

bien, esto es lo que está en peligro hoy en día.

La Resistencia llamaba a la “posibilidad efectiva para todos los niños

franceses de beneficiarse de la mejor instrucción posible”, sin discriminación;

ahora bien, las reformas propuestas en 2008 van contra este proyecto.

Jóvenes profesores, a los cuales apoyo, han peleado hasta impedir la

aplicación de estas reformas y han visto disminuidos sus salarios a modo de

penalización. Se han indignado, han “desobedecido”, han considerado que

estas reformas se alejaban del ideal de la escuela republicana, que estaban al

servicio de la sociedad del dinero y que no desarrollaban suficientemente el

espíritu creativo y crítico.

Es la base de las conquistas sociales de la Resistencia la que hoy se

cuestiona

ii

.

--------------------

El motivo de la resistencia es la indignación

Se tiene la osadía de decirnos que el Estado ya no puede asegurar los costes

de estas medidas sociales. Pero cómo puede faltar hoy dinero para mantener

y prolongar estas conquistas, cuando la producción de la riqueza ha

aumentado considerablemente desde la Liberación, periodo en el que Europa

estaba en la ruina, si no es porque el poder del dinero, combatido con fuerza

por la Resistencia, no ha sido nunca tan grande, tan insolente y tan egoísta

con sus propios servidores, incluso en las más altas esferas del Estado. Los

bancos, una vez privatizados, se preocupan mucho por sus dividendos y por

los altos salarios de sus dirigentes, no por el interés general. La brecha entre


3

los más pobres y los más ricos no ha sido nunca tan grande, ni la búsqueda

del dinero tan apasionada.

El motivo principal de la Resistencia era la indignación. Nosotros, veteranos

de los movimientos de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia

libre, llamamos a las jóvenes generaciones a vivir y transmitir la herencia de

la Resistencia y de sus ideales. Nosotros les decimos: tomad el relevo,

¡indignaos! Los responsables políticos, económicos e intelectuales, y el

conjunto de la sociedad no deben dimitir ni dejarse impresionar por la actual

dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.

Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de

indignación. Es algo precioso. Cuando algo nos indigna, como a mí me indignó

el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y comprometidos.

Volvemos a encontrarnos con esta corriente de la historia, y la gran corriente

de la historia debe perseguirse por cada uno. Y esta corriente nos conduce a

más justicia y libertad; pero no a la libertad incontrolada de la zorra en el

gallinero. Estos derechos, recogidos en 1948 en un programa de la

Declaración universal, son universales. Si conocéis a alguien que no los

disfruta, compadecedlo, ayudadle a conseguirlos.

--------------------

Dos visiones de la historia

Cuando intento comprender qué fue lo que causó el fascismo, qué hizo que

fuéramos absorbidos por él y por Vichy, me digo que los ricos egoístas

tuvieron mucho miedo de la revolución bolchevique y que se dejaron guiar

por sus miedos. Pero si, hoy como entonces, una minoría activa se levantara,

eso bastaría: tendríamos la levadura que haría crecer la masa.

Desde luego, la experiencia de alguien viejo, como yo, nacido en 1917, es

diferente de la experiencia de los jóvenes de hoy. A menudo solicito a los

profesores de colegios la oportunidad de dirigirme a sus alumnos, y les digo:

“vosotros no tenéis las mismas razones evidentes para comprometeros. Para

nosotros, resistir era no aceptar la ocupación alemana, la derrota. Era algo

relativamente simple; simple como lo que vino a continuación: la

descolonización. Siguió la guerra de Argelia: era necesario que Argelia se

independizara, era algo evidente. En cuanto a Stalin, todos aplaudimos la

victoria del ejército rojo contra los nazis, en 1943. Pero cuando nos


4

enteramos de las grandes purgas estalinistas de 1935, aunque era necesario

estar al corriente de lo que hacía el comunismo para contrarrestar el

capitalismo americano, la necesidad de oponerse a esta forma insoportable

de totalitarismo se impuso como una evidencia. Mi larga vida me ha dado una

serie de razones para indignarme.

Estas razones son fruto menos de una emoción que de una voluntad de

compromiso. Cuando estudiaba en la Escuela Normal, Sartre, un condiscípulo

mayor que yo, me influenció profundamente. La náusea, El muro, pero no El

ser y la nada, fueron muy importantes en la formación de mi pensamiento.

Sartre nos enseñó a decirnos: “Sois responsables en tanto que individuos”.

Era un mensaje de libertad. La responsabilidad del hombre que no puede

confiar ni en un poder ni en un dios. Al contrario, es necesario

comprometerse en nombre de la propia responsabilidad como persona

humana. Cuando entré en la Escuela Normal de la calle Ulm, en Paris, en

1939, entré como ferviente discípulo del filósofo Hegel, y seguí el seminario

de Maurice Merleau-Ponty. Su enseñanza exploraba la experiencia concreta,

la del cuerpo y sus relaciones con los sentidos, gran singular frente a la

pluralidad de los sentidos. Pero mi optimismo natural, que quiere que todo lo

que es deseable sea posible, me encaminaba más bien a Hegel. El

hegelianismo interpreta que la larga historia de la humanidad tiene un

sentido: la libertad del hombre que progresa paso a paso. La historia está

hecha de choques sucesivos, es la asunción de los desafíos. La historia de las

sociedades progresa, y al final, cuando el hombre ha alcanzado su completa

libertad, se tiene el estado democrático en su forma ideal.

Existe, desde luego, otra concepción de la historia. Los progresos conseguidos

por la libertad, la competición, la carrera por el “siempre más” pueden ser

vividos como un huracán destructor. Así la concibe un amigo de mi padre, el

hombre que compartió con él la tarea de traducir al alemán En busca del

tiempo perdido, de Marcel Proust. Es el filósofo alemán Walter Benjamin. Él

había encontrado un mensaje pesimista en un cuadro del pintor suizo Paul

Klee, el Angelus Novus, en el que la figura de un ángel abre los brazos como

para contener y rechazar una tempestad que Benjamin identifica con el

progreso. Para Benjamin, que se suicidó en septiembre de 1940 para huir del

nazismo, el sentido de la historia es un camino irresistible de catástrofe en

catástrofe.

--------------------

La indiferencia: la peor de las actitudes


5

Es verdad que las razones para indignarse pueden parecer hoy menos claras o

el mundo demasiado complejo. ¿Quién manda, quién decide? No siempre es

fácil distinguir entre todas las corrientes que nos gobiernan. Ya no tenemos

que vérnoslas con una pequeña élite, cuyo modo de actuar conocemos con

claridad. Este es un vasto mundo de cuya interdependencia nos percatamos

claramente. Vivimos con una interconectividad como jamás ha existido. Pero

en este mundo hay cosas insoportables. Para verlas, hace falta observar con

atención, buscar. Les digo a los jóvenes: buscad un poco, encontraréis. La

peor de las actitudes es la indiferencia, el decir “yo no puedo hacer nada, yo

me las apaño”. Al comportaros así, perdéis uno de los componentes

esenciales que hacen al ser humano. Uno de sus componentes

indispensables: la capacidad de indignarse y el compromiso que nace de ella.

Es posible identificar desde ahora dos grandes desafíos nuevos:

1. La gran diferencia que existe entre los muy pobres y los muy ricos, la cual

no deja de crecer. Se trata de una innovación de los siglos XX y XXI. Los

muy pobres del mundo de hoy ganan apenas dos dólares al día. No se

puede dejar que esta diferencia se haga más profunda todavía. La

constatación de este hecho debería suscitar por sí misma un compromiso.

2. Los derechos del hombre y el estado del planeta. Después de la Liberación

tuve la suerte de participar en la redacción de la Declaración universal de

los derechos del hombre adoptada por la Organización de Naciones

Unidas el 10 de diciembre de 1948, en el palacio de Chaillot, en Paris.

Como jefe de gabinete de Henri Laugier, secretario general adjunto de la

ONU y secretario de la Comisión de los Derechos del hombre participé,

entre otros, en la redacción de esta declaración. No puedo olvidar el papel

que tuvo en su elaboración René Cassin, comisario nacional de justicia y

educación del gobierno de la Francia libre, en Londres, en 1941, el cual fue

premio Nobel de la paz en 1968, ni el de Pierre Mendès France dentro del

Consejo económico y social, al que enviábamos los textos que

elaborábamos antes de que fueran examinados por la Tercera Comisión

de la Asamblea General, encargada de los aspectos sociales, humanitarios

y culturales. La Comisión contaba con los 54 estados que eran miembros,

en aquel momento, de las Naciones Unidas, y yo me encargaba de su

secretaría. A René Cassin debemos el término de derechos “universales”, y

no “internacionales” como proponían nuestros amigos anglosajones.

Puesto que en esto está lo que se juega al terminar la segunda guerra


6

mundial: la emancipación de las amenazas que el totalitarismo hizo pesar

sobre la humanidad. Para emanciparse, es necesario conseguir que los

estados miembros de la ONU se comprometan a respetar estos derechos

universales. Es una manera de desmontar el argumento de plena

soberanía que un estado puede hacer valer mientras comete crímenes

contra la humanidad dentro de su territorio. Este fue el caso de Hitler, que

se consideraba dueño y señor en su tierra y autorizado a provocar un

genocidio. Esta declaración universal debe mucho a la revulsión universal

contra el nazismo, el fascismo, el totalitarismo, y, también, a nosotros, al

espíritu de la Resistencia. Sentía que había que actuar rápidamente, no ser

víctima de la hipocresía que había en la adhesión proclamada por los

vencedores a estos valores que no todos tenían la intención de promover

limpiamente, pero que nosotros intentábamos imponerlesiii.

No me aguanto las ganas de citar el artículo 15 de la Declaración Universal de

los Derechos del Hombre: “Toda persona tiene derecho a una nacionalidad”;

el artículo 22: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a

la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la

cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de

cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales,

indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”. Y si esta

declaración tiene un alcance declarativo, y no jurídico, no por eso ha

desempeñado un papel menos importante desde 1948; se ha visto a pueblos

colonizados acogerse a ella en su lucha por la independencia; ha inspirado a

los espíritus en su lucha por la libertad.

Constato con alegría que a lo largo de las últimas décadas se han multiplicado

las organizaciones no gubernamentales, los movimientos sociales como Attac

(Association pour la taxation des transactions financières

1

), la FIDH

(Fédération international des Droits de l”homme

2

), Amnesty…, que son

activas y efectivas. Es evidente que para ser eficaz actualmente es necesario

actuar conjuntamente; aprovechar todos los medios modernos de

comunicación.

A los jóvenes, les digo: mirad alrededor de vosotros, encontraréis temas que

justifiquen vuestra indignación –el trato que se da a los inmigrantes, a los

1 N. de la T.: Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos.

2 Federación Internacional de Derechos Humanos.


7

indocumentados, a los Roms

3

. Encontraréis situaciones concretas que os

empujarán a llevar a cabo una acción ciudadana de importancia. ¡Buscad y

encontraréis!

--------------------

Mi indignación a propósito de Palestina

Hoy, mi principal indignación concierne a Palestina, la franja de Gaza y

Cisjordania. Este conflicto es un motivo propio de indignación. Es necesario

leer el informe Richard Goldstone, de septiembre de 2009, sobre Gaza. En él

este juez sudafricano, judío, que se declara incluso sionista, acusa al ejército

israelí de haber cometido ““actos asimilables a crímenes de guerra y quizás,

en ciertas circunstancias, a crímenes contra la humanidad”“ durante la

operación “Plomo Fundido” que duró tres semanas. Volví a Gaza en 2009,

pude entrar con mi mujer gracias a nuestros pasaportes diplomáticos, para

verificar con mis propios ojos lo que el informe contaba. Las personas que nos

acompañaban no fueron autorizadas a entrar a la franja de Gaza. Ni a

Cisjordania. Visitamos los campos de refugiados palestinos creados en 1948

por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en

Oriente Próximo, UNRWA, donde más de tres millones de palestinos

expulsados de sus tierras por Israel esperan un retorno cada vez más

problemático. En cuanto a Gaza, ésta es una prisión a cielo abierto para un

millón y medio de palestinos. Una prisión donde se organizan para sobrevivir.

Más que las destrucciones materiales, como la del hospital de la Media Luna

Roja por la operación “Plomo Fundido”, es el comportamiento de los

habitantes de Gaza, su patriotismo, su amor por el mar y la playa, su

constante preocupación por el bienestar de sus hijos, numerosos y risueños,

lo que llena nuestra memoria. Quedamos impresionados por su ingeniosa

manera de hacer cara a todas las penurias que les son impuestas. Les hemos

visto fabricar ladrillos, por falta de cemento, para reconstruir las miles de

casas destruidas por los tanques. Nos confirmaron que hubo 1400 muertos –

mujeres, niños y viejos incluidos en el campo palestino– a lo largo de esta

operación “Plomo Fundido”, llevada a cabo por el ejército israelí, contra sólo

cincuenta heridos del lado de Israel. Comparto las conclusiones del juez

surafricano. Que judíos puedan cometer crímenes de guerra es insoportable.

Desgraciadamente, la historia ofrece pocos ejemplos de pueblos que

aprenden de su propia historia.

3 N. de la T.: Gitanos, zíngaros, etc.


8

Lo sé, Hamas, que había ganado las últimas elecciones legislativas, no pudo

evitar que se dispararan cohetes sobre las ciudades israelíes en respuesta a la

situación de aislamiento y de bloqueo en la que se encuentran los gazatíes.

Evidentemente, pienso que el terrorismo es inaceptable, pero hay que

reconocer que cuando se está ocupado con medios militares infinitamente

superiores a los nuestros, la reacción popular no puede ser sólo no-violenta.

¿Le sirve de algo a Hamas enviar cohetes sobre la ciudad de Sderot? La

respuesta es no. No sirve a su causa, pero se puede explicar debido a la

exasperación del pueblo de Gaza. En la noción de exasperación, hay que

entender la violencia como una lamentable conclusión de situaciones

inaceptables para aquellos que las sufren. Se puede decir que el terrorismo es

una especie de exasperación. Y que esta exasperación es un término

negativo. Uno no se debe exasperar, uno debe esperar. La exasperación es la

negación de la esperanza. Es comprensible, diría que hasta es natural; sin

embargo, no es aceptable porque no permite obtener los resultados que

puede eventualmente producir la esperanza.

--------------------

La no-violencia, el camino que debemos aprender a seguir

Estoy convencido de que el futuro pertenece a la no-violencia, a la

conciliación de las diferentes culturas. Por esta vía, la humanidad deberá

franquear su próxima etapa. Y aquí coincido con Sartre: uno no puede

excusar a los terroristas que arrojan bombas, pero puede comprenderlos.

Sartre escribió en 1947: “Reconozco que la violencia bajo cualquier forma que

se manifieste es un fracaso. Pero es un fracaso inevitable porque estamos en

un universo de violencia. Y si es verdad que el recurso a la violencia hace que

la violencia corra el riesgo de perpetuarse, también es verdad que es el único

medio de hacerla cesar”

iv

. A lo que yo añadiría que la no-violencia es una

manera más segura de hacerla cesar. No se puede apoyar a los terroristas

como Sartre lo hizo, en nombre de ese principio, durante la guerra de Argelia,

o a propósito del atentado de los juegos de Munich, en 1972, cometido

contra atletas israelíes. No es eficaz, y Sartre mismo acabará por preguntarse

al final de su vida por el sentido del terrorismo y a dudar de su razón de ser.

Decirse “la violencia no es eficaz” es más importante que saber si se debe

condenar o no a aquellos que la utilizan. El terrorismo no es eficaz. En la

noción de eficacia, es necesaria una esperanza no-violenta. Si existe una

esperanza violenta es la de la poesía de Guillaume Apollinaire: “Que


9

l”esperance est violente”

4

; no en política. Sartre, en marzo de 1980, tres

semanas antes de morir, declaraba: “Hay que intentar explicar por qué el

mundo de hoy, que es horrible, no es más que un momento en el largo

desarrollo histórico, que la esperanza ha sido siempre una de las fuerzas

dominantes de las revoluciones y de las insurrecciones, y cómo todavía siento

la esperanza como mi concepción del futuro”

v

.

Hay que entender que la violencia vuelve la espalda a la esperanza. Hay que

preferir la esperanza, la esperanza de la no-violencia. Es el camino que

debemos aprender a seguir. Tanto por parte de los opresores como por parte

de los oprimidos, hay que llegar a una negociación para acabar con la

opresión; esto es lo permitirá acabar con la violencia terrorista. Es por eso

que no se debe permitir que se acumule mucho odio.

4 N. de la T.: Se refiere al poema Le Pont Mirabeau, de Guillaume Apollinaire, que se transcribe a continuación:

Sous le pont Mirabeau coule la Seine

Et nos amours

Faut-il qu’il m’en souvienne

La joie venait toujours après la peine.

Vienne la nuit sonne l’heure

Les jours s’en vont je demeure

Les mains dans les mains restons face à face

Tandis que sous

Le pont de nos bras passe

Des éternels regards l’onde si lasse

Vienne la nuit sonne l’heure

Les jours s’en vont je demeure

L’amour s’en va comme cette eau courante

L’amour s’en va

Comme la vie est lente

Et comme l’Espérance est violente

Vienne la nuit sonne l’heure

Les jours s’en vont je demeure

Passent les jours et passent les semaines

Ni temps passé

Ni les amours reviennent

Sous le pont Mirabeau coule la Seine

Vienne la nuit sonne l’heure

Les jours s’en vont je demeure


10

El mensaje de alguien como Mandela, como Martin Luther King, encuentra

toda su pertinencia en un mundo que ha sobrepasado la confrontación de las

ideologías y el totalitarismo. Es un mensaje de esperanza en la capacidad que

tienen las sociedades modernas para sobrepasar los conflictos por medio de

una comprensión mutua y de una paciencia vigilante. Para llegar a ello, es

necesario basarse en los derechos, cuya violación, sea quien sea el autor,

debe provocar nuestra indignación. No debemos consentir la transgresión de

estos derechos.

--------------------

Por una insurrección pacífica

He constatado, y no soy el único, la reacción del gobierno israelí ante el

hecho de que cada viernes los ciudadanos de Bil”id van, sin arrojar piedras,

sin utilizar la fuerza, hasta el muro contra el cual protestan. Las autoridades

israelíes han calificado esta marcha de “terrorismo no-violento”. No está

mal… Hay que ser israelí para calificar de terrorista a la no-violencia. Hay que

estar molesto por la eficacia que tiene la no-violencia para suscitar el apoyo,

la comprensión y el sostén de todos los adversarios de la opresión.

El pensamiento productivista, sostenido por Occidente, ha metido al mundo

en una crisis de la que hay que salir rompiendo radicalmente con la huída

hacia adelante del “siempre más”, tanto en el dominio financiero como en el

dominio de las ciencias y de la técnica. Ya es hora de que la preocupación por

la ética, la justicia y la estabilidad duradera sea lo que prevalezca. Pues nos

amenazan los riesgos más graves; riesgos que pueden poner fin a la aventura

humana sobre un planeta que puede volverse inhabitable.

Pero es verdad que se han hecho importantes progresos desde1948: la

descolonización, el fin del apartheid, la destrucción del imperio soviético, la

caída del Muro de Berlín. Por el contrario, los diez primeros años del siglo XXI

han supuesto un periodo de retroceso. Este retroceso, yo lo achaco, en parte,

a la presidencia americana de George Bush, al 11 de septiembre y a las

consecuencias desastrosas que de él han sacado los Estados Unidos, como la

intervención militar en Irak. Hemos tenido esta crisis económica, pero

tampoco hemos comenzado una nueva política de desarrollo. La cumbre de

Copenhague contra el calentamiento climático no ha permitido establecer

una verdadera política para la preservación del planeta. Estamos en un

umbral, entre los horrores de la primera década y las posibilidades de las

décadas siguientes. Pero hay que esperar, siempre hay que esperar. La


11

década anterior, la de los años 1990, fue una fuente de grandes progresos.

Las Naciones Unidas convocaron conferencias como las de Rio sobre el medio

ambiente, en 1992; la de Pekín sobre las mujeres, en 1995; en septiembre de

2000, a iniciativa del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, los

191 países miembros adoptaron la declaración sobre los “Ocho objetivos del

milenio para el desarrollo”, por la cual se comprometen a reducir a la mitad la

pobreza en el mundo de aquí a 2015. Mi gran pesar, es que ni Obama ni la

Unión Europea hayan manifestado aún lo que debería ser su aportación para

una fase constructiva que se apoye en los valores fundamentales.

¿Cómo terminar esta llamada a indignarse? Recordando que, con ocasión del

sexagésimo aniversario del Programa del Consejo nacional de la Resistencia,

dijimos, el 8 de marzo de 2004, nosotros, los veteranos de los movimientos

de Resistencia y de las fuerzas combativas de la Francia libre (1940-1945),

que, desde luego, “el nazismo ha sido vencido gracias al sacrificio de nuestros

hermanos y hermanas de la Resistencia y de las Naciones Unidas contra la

barbarie fascista. Pero esta amenaza no ha desaparecido por completo, y

nuestra cólera contra la injusticia permanece intacta”

vi

.

No, esta amenaza no ha desaparecido por completo. Por eso, hagamos

siempre un llamamiento a “una verdadera insurrección pacífica contra los

medios de comunicación de masas que no proponen como horizonte para

nuestra juventud más que el consumismo de masas, el desprecio de los más

débiles y de la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de

todos contra todos”.

A los hombres y mujeres que harán el siglo XXI, les decimos con nuestra

afección:

“CREAR ES RESISTIR,

RESISTIR ES CREAR”.


12

i Creado clandestinamente el 27 de mayo de 1943, en París, por los representantes de los ocho grandes movimientos de Resistencia, de

los dos grandes sindicatos anteriores a la guerra: la CGT y la CFTC (Confederación francesa de trabajadores cristianos) y de los diez

principales partidos políticos de la III República, el PC y la SFIO (los socialistas), el Consejo Nacional de la Resistencia (CNR) se

reunió por primera vez este 27 de mayo bajo la presidencia de Jean Moulin, delegado del general De Gaulle, el cual quería crear este

Consejo para hacer más eficaz la lucha contra los nazis y reforzar su propia legitimidad de cara a los aliados. De Gaulle encargó a este

Consejo la elaboración de un programa de gobierno en previsión de la liberación de Francia. Este programa fue objeto de muchas idas

y venidas del CNR y del gobierno de la Francia libre, unas veces a Londres y otras a Argel, antes de ser adoptado el 15 de marzo de

1944 en sesión asamblearia por el CNR. El CNR entregó este programa al general De Gaulle el 25 de agosto de 1944 en el

ayuntamiento de París. El decreto en relación a la prensa se promulgó el 26 de agosto. Uno de los principales redactores del programa

fue Roger Ginsburger, hijo de un rabino alsaciano; bajo el pseudónimo de Pierre Villon fue secretario general del frente nacional para

la independencia de Francia, movimiento de resistencia creado por el partido comunista francés en 1941, y representó a este

movimiento en el seno del CNR y de su oficina permanente.

ii Según una estimación sindicalista, hemos pasado de entre el 75 al 80% del salario como importe de las jubilaciones a alrededor del

50%. Jean-Paul Domin, catedrático de Economía en la universidad de Reims Champagne-Ardennes, en 2010, redacta para el Instituto

Europeo de Ciencias Sociales (IES, Institut Européen du Salariat) un apunte sobre “El seguro de enfermedad complementario”. En él

revela en qué medida el acceso a un seguro complementario de calidad es ahora un privilegio del estatus social, que los más frágiles

renuncian a los cuidados por falta de seguros complementarios y por la cuantía del resto que queda por pagar; que la fuente del

problema es no haber hecho del salario el soporte de los derechos sociales –punto central de los decretos del 4 y del 15 de octubre de

1945. Estos promulgaban la Seguridad Social y encomendaban su gestión a la doble autoridad de los representantes de los trabajadores

y del Estado. Después de las reformas Juppé de 1995, promulgadas por decreto, más la ley Douste Blazy (médico de formación), de

2004, es el Estado el único que gestiona la Seguridad Social. Es, por ejemplo,el jefe del Estado el que nombra por decreto al director

de la Tesorería General de la Seguridad Social (Caisse National d”Assurance Maladie (CNAM)).Ya no son los sindicalistas, como

después de la Liberación, sino el Estado quien está a la cabeza del organismo que gestiona las prestaciones sanitarias a nivel

departamental a través de los gobernadores (préfets de département).Los representantes de los trabajadores ya no tienen más que el

papel de consejero.

iii La Declaración Universal de los Derechos del hombre fue adoptada el 10 de diciembre de 1948, en Paris, por 48 de los 58 estados

miembros de la Asamblea general de Naciones Unidas. Hubo ocho abstenciones: África del Sur, a causa del apartheid que la

declaración condenaba de hecho; Arabia Saudita, igualmente, a causa de la igualdad entre hombres y mujeres; la URSS (Rusia,

Ucrania, Bielorrusia), Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia estimaron que la Declaración no iba lo bastante lejos en la consideración

de derechos económicos y sociales y sobre los derechos de las minorías; sin embargo, hay que tener en cuenta que Rusia en particular

se opuso a la proposición australiana de crear una Corte internacional de derechos humanos encargada de examinar las peticiones

dirigidas a Naciones Unidas; hay que recordar que el artículo 8 de la Declaración introduce el principio de apelación individual contra

un estado en caso de violación de los derechos fundamentales. Este principio se aplicaría en Europa en 1998 con la creación de una

Corte europea permanente de derechos humanos, la cual garantizó este derecho de apelación a más de 800 millones de europeos.

iv Sartre J.P; “Situation de l”écrivain en 1947”, en Situation II, Paris, Gallimard, 1948.

v Sartre J.P; “Maintenat l”espoir… (III)” en Le Nouvel Observateur, 24 de marzo de 1980.

vi Los firmantes del Appel del 8 de marzo de 2004 son: Lucie Aubrac, Raymond Aubrac, Henri Bartoli, Daniel Cordier, Philippe

Dechartre, Georges Guingouin, Stéphane Hessel, Maurice Kriegel-Valtimont, Lise London, George Séguy, Germaine Tillion, Jean-

Pierre Vernat, Maurice Voutey.