Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 3 de junio de 2013

American Curios- Manning: juicio y descomposición moral- El irrefrenable deterioro del medio ambiente

American Curios
Urgencias
David Brooks
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En imagen de archivo, David Petraeus, uno de los artífices de las recientes guerras de Estados Unidos, quien tuvo que renunciar como jefe de la CIA tras el escándalo por una relación extramarital, ahora asesorará a los estrategas internacionales de la firma de inversiones Kuhlberg Kravis Roberts en Wall Street
Foto Reuters
 
Una de las sensaciones más raras aquí es la ausencia de lo urgente.
Este país está en medio de las guerras más largas de su historia, en las cuales cada día muere más gente, pero esa es sólo una de tantas noticias urgentísimas que forman parte de un torrente de información, desde los detalles como la creciente desigualdad, hasta las pruebas de que se acerca una crisis ambiental que puede llevar al fin de la vida humana en el planeta. Las noticias no dejan descansar –o sea, no es por falta de información–, pero tampoco parecen despertar respuesta. Todo se presenta con mayor prisa cada vez, pero nada urge.
 
En estos últimos años sucedió lo que todos saben fue el mayor fraude en la historia del país, cuando los bancos y las empresas financieras provocaron la peor crisis desde la gran depresión. Todos saben que hoy día esos mismos financieros y sus cuates están gozando de un auge mientras la gran mayoría de estadunidenses sigue pagando las cuentas y consecuencias del desastre. El típico hogar ha recuperado menos de la mitad de toda la riqueza que perdió durante la crisis, según un informe del banco central, la Reserva Federal. La riqueza de los hogares se desplomó 16 billones entre el tercer trimestre de 2007 y el primero de 2009. Aunque en total se ha recuperado 91 por ciento de estas pérdidas, dos tercios de esta recuperación es resultado de incrementos en precios de acciones bursátiles y 80 por ciento de las acciones bursátiles están en manos de ese 10 por ciento, o sea, la recuperación se ha sentido entre los más ricos. Por ello, el hogar promedio sólo ha recuperado 45 por ciento de su riqueza. En tanto, las ganancias de empresas marcan récords, igual que las acciones. Pero esta disparidad y desigualdad no urge.
 
Hoy, más niños, madres, hermanos, padres, abuelos, tías, estudiantes, soñadores, maestros y artistas morirán por la violencia desatada, por las políticas bélicas de Estados Unidos. Unos 4 mil han muerto en misiones de asesinato con aviones a control remoto. En Irak, donde se proclamó el fin de la guerra, mayo fue el mes más sangriento desde las matanzas sectarias entre 2006 y 2007, con más de mil muertos, reportó la ONU. Pero no urge.
 
Desde la matanza en la escuela primaria en Connecticut que sacudió al país en diciembre, más estadunidenses han muerto por violencia de arma de fuego en este país (4 mil 499) que el total de miliares estadunidenses en los nueve años de guerra en Irak (4 mil 409), reportó la revista Slate. Aún no hay un mayor control de armas en Estados Unidos. Tampoco parece ser tan urgente.
 
Y, para aquellos que aún no creen que haya una relación entre las cúpulas políticas y financieras, se anunció que el general retirado David Petreaus, uno de los ingenieros de las guerras que después tuvo que renunciar su cargo como jefe de la CIA por la revelación de una relación extramarital, ahora asesorará a los estrategas internacionales de la firma de inversiones Kuhlberg Kravis Roberts en Wall Street. No estalla un escándalo. Todos reciben la información dócilmente.
 
Hoy las políticas de educación anularán la imaginación y el desarrollo intelectual y emocional de millones de jóvenes, y atentarán contra la dignidad y el orgullo de los maestros. Pero no urge.
 
En un maravillosa nueva exposición sobre los océanos en el museo de Historia Natural en Nueva York, se documenta cómo los seres humanos envenenan y matan los orígenes de la vida. Mucha gente sabrá más. Muchos niños preguntarán por qué, pero no hay urgencia.
 
Hoy, periodistas narrarán todas estas cosas, una vez más. Ofrecerán más evidencia de qué tan urgente son todas estas situaciones, pero ni para ellos hay gran urgencia.
 
¿Qué sucede en un país sobreinformado de cosas tan graves que directamente, y ahorita, afectan de manera dramática a tantos, pero donde esa información no se traduce en acción urgente?
 
 
Noam Chomsky, en una entrevista reciente publicada en Truthout.org, comenta que “uno de los grandes éxitos de las instituciones que rigen a Estados Unidos es que han logrado disgregar a la gente. Están atomizados… hay poca memoria. Cada vez que un grupo de estudiantes se involucra en una protesta, todo empieza de nuevo. No hay memoria de cómo se hacía antes”. Indica que se destruye la memoria a propósito. “Uno no quiere sindicatos porque tienen este tipo de memoria, son fuerzas democratizadoras, juntan a la gente. Entonces (los gobernantes) los destruyen, tratan de desmantelar todo eso, para que todo empiece de nada… Es uno de los grandes éxitos de los poderosos, de los empresarios, desmantelar la organización, separar a la gente, parte del consumismo… los convences de que consumir es el mayor objetivo en la vida, y los atrapas endeudados. No tienes que preocuparte de una democracia funcional porque la gente está atrapada y sola. Tal vez 70 por ciento de la población opinaba que la guerra era fundamentalmente equivocada e inmoral, pero no tenían ni idea de qué hacer al respecto. Vámonos mejor al próximo programa de televisión; es un poco infantil: no puedo hacer nada; todo esta más allá (de mi alcance); sólo soy una víctima. Esto es un triunfo bastante notable de las fuerzas antidemocráticas que en verdad controlan las cosas”.
 
Tal vez recuperar la memoria es la clave para que lo urgente recupere su urgencia. Los estados generales de amnesia no pueden sostener la promesa de la libertad individual o la práctica del autogobierno, escribe Lewis Lapham, editor de la maravillosa revista de historia Lapham’s Quarterly. Sin conciencia histórica, argumenta, los estafadores, los políticos totalitarios, los manipuladores religiosos, los guerreros, pueden continuar con lo suyo y así lograr que lo urgente pueda esperar.
 
 
Lo que preocupa es que llegará un día en que será demasiado tarde para hablar de lo urgente.
 
Manning: juicio y descomposición moral
A más de tres años de su detención en Irak y tras 18 meses de sesiones preparatorias, hoy da inicio el consejo de guerra en contra del soldado estadunidense Bradley Manning, analista de inteligencia del ejército de Estados Unidos, acusado de haber entregado a WikiLeaks centenares de miles de documentos que dan cuenta de algunos de los crímenes de lesa humanidad cometidos por Washington en Afganistán e Irak.
 
En marzo pasado, como parte de una estrategia de sus abogados, Manning aceptó la culpabilidad de 11 de los 22 delitos que se le imputan –los de menor gravedad– y rechazó, por otra parte, la acusación de colaborar con el enemigo, la cual podría derivar en una condena a cadena perpetua. En tal escenario, es prácticamente seguro que el juicio que hoy se inicia derive en una condena en contra del marine de 25 años y que, con independencia del éxito o fracaso de la estrategia de defensa jurídica referida, se consume un nuevo atropello y una incongruencia mayúscula por la justicia estadunidense.

En efecto, incluso concediendo que Manning violó algunos códigos militares que juró cumplir y defender, la acusación en su contra por haber colaborado con el enemigo es un despropósito y un ejemplo de manipulación propagandística e ideológica de la justicia, habida cuenta de que la información sustraída del Departamento de Defensa por Manning no fue entregada a alguna organización o Estado enemigo de Washington, sino a la organización encabezada por Julian Assange; por lo demás, tales revelaciones no son una amenaza para la seguridad de ese país, sino, en todo caso, para la perpetuación de las prácticas criminales e inhumanas cometidas por esa superpotencia en los territorios iraquí y afgano.

Tanto más improcedente resulta la afirmación de que las filtraciones de Manning representaron un riesgo para la vida de estadunidenses, cuando la evidencia histórica demuestra que dicho riesgo está relacionado no con la defensa del derecho a la información y al interés general, sino con las prácticas opuestas: la opacidad, el ocultamiento y la distorsión de la verdad. Cabe traer a cuento, en ese sentido, las circunstancias que antecedieron a la incursión militar estadunidense en Irak, una aventura bélica que se construyó sobre la base de varias mentiras –la posesión de armas químicas por el régimen de Saddam Hussein y el apoyo del régimen de Bagdad a la organización Al Qaeda–, que carecieron en su momento de contrapesos oficiales que desmintieran tal afirmación, y que se saldó con la muerte de 4 mil 500 soldados estadunidenses, de cientos de miles de civiles iraquíes y de una devastación material sin precedente, cuya estela de barbarie persiste.
 
La posibilidad de que Manning sea condenado por difundir información sobre diversas atrocidades cometidas por Washington contrasta con la impunidad de que gozan los autores materiales e intelectuales de actos de barbarie como el perpetrado el 12 de julio de 2007 en Bagdad por la tripulación de un helicóptero Apache contra el reportero Namir Noor-Eldeen, de la agencia Reuters, y 10 personas más; las múltiples torturas en la prisión de Abu Ghraib y en otras cárceles controladas por el Pentágono; la eliminación de sospechosos en puestos de control; el ocultamiento de miles de muertes y el asesinato de civiles a manos de tropas invasoras, y otras prácticas criminales, cuyos autores posiblemente han sido condecorados como héroes de guerra.
 
La persecución emprendida por el gobierno estadunidense contra quienes han tenido el valor de hacer públicos la barbarie y los abusos cometidos al amparo del poder planetario resulta particularmente grotesca, si se toma en cuenta que la principal amenaza a la paz mundial y a la seguridad de los estadunidenses dentro y fuera de su territorio no son las filtraciones realizadas por Mannning ni la información difundida por WikiLeaks, sino el espíritu bélico y la arrogancia imperial de Washington. En suma, el juicio contra Manning es un síntoma más de la descomposición moral, política y jurídica en que se encuentra la superpotencia.
 
El irrefrenable deterioro del medio ambiente
Arturo Balderas Rodríguez
Hace algunas décadas pasar una mañana en el cine viendo películas de Frankenstein, Drácula y el Hombre Lobo era una buena forma de aterrorizarse y perder el sueño por varias noches. En la actualidad la mejor manera es asistir a una conferencia de expertos en medio ambiente. Eso fue lo que ocurrió después de escuchar al doctor Rodolfo Dirzo, profesor especialista en la materia, de la Universidad de Stanford en California, quien por añadidura dirige el Centro de Estudios Latinoamericanos en la misma casa de estudios.
 
Lo que se desprende de la conferencia del especialista mexicano es que de seguir las cosas como van, en unas décadas el planeta se convertirá en un páramo donde la vida será poco menos que miserable. La destrucción de los sistemas ambientales, causada por la acción del hombre, ha provocado cambios irreversibles en el planeta en tan sólo una milésima de fracción del tiempo desde el nacimiento de la vida de la Tierra: la pérdida de innumerables especies marinas y terrestres, la deforestación y la erosión de millones de hectáreas de tierra que en otros tiempos fue rica en nutrientes y la pérdida progresiva de los casquetes polares.

El panorama descrito no es nuevo. En esta ocasión ha sido motivo de un importante y elocuente manifiesto promovido por más de 500 científicos pertenecientes al Millennium Alliance for Humanity and the Biosphere, para estudiar la forma de detener ese creciente deterioro.
 
El manifiesto es al mismo tiempo una propuesta para promover la conciencia sobre la necesidad de actuar de inmediato para detener esa destrucción del medio ambiente. Es significativo porque se presentó ante la máxima autoridad de California, estado considerado de vanguardia en Estados Unidos en las regulaciones para la protección ambiental. Su impacto pudiera repercutir en este país, cuya expansión económica tiene un efecto significativo en el deterioro ambiental del planeta. El Gobernador Brown comentó la soledad en que viven los especialistas que son ignorados no obstante las continuas llamadas de atención que ellos y otros han hecho sobre el lamentable cuadro que enfrentará la humanidad en un futuro ya no tan remoto. Sin ir más lejos, la fuerza y la frecuencia con que los tornados han azotado recientemente el medio oeste de Estados Unidos, con el costo de vidas y millones en bienes materiales, son, para no pocos especialistas, el efecto del sobrecalentamiento de la tierra.
 
Por ello, no deja de ser lamentable que intereses particulares o de grupo se continúen imponiendo al de la mayoría en la sociedad. Ejemplos como el de las compañías petroleras texanas que intentan construir un oleoducto entre Canadá y Texas, que afectará innumerables ecosistemas o el de construir un almacén comercial en la zona arqueológica de Teotihuacán muestran la diversidad y lo dañino de esos intereses.

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