Astillero
Devolución en Londres
Montemayor: los pretextos
CCS, MEC, AMLO
Ebrard, montado
Julio Hernández López
CHOQUE EN BUCARELI. Campesinos que marcharon del Ángel de la Independencia a Gobernación se enfrentaron a policías federales
Foto Francisco Olvera
La infamante ironía histórica de la que tal vez hasta el momento no se haya enterado el licenciado Peña Nieto es que hubo de ir a Londres a proclamar el cumplimiento de una reivindicación a favor de las partes que en 1938 tenían el control del petróleo mexicano (inglesas, gringas y holandesas, las principales compañías).
‘‘Suscribido’’ a la enciclopedia del desconocimiento histórico, el grupo de tecnocracia y pragmatismo voraces que domina la cúpula gobernante de México (con el virrey Videgaray como principal movedor de hilos) fue a ofrecer las mieles de sus presuntos reformismos energéticos a los más selectos compradores-compartidores, agrupados en el cártel económico y político de Los Ocho. Hubo cabildeo pleno, ofertas y promociones, garantía de respeto a los inversionistas y explicaciones detallistas del pastel próximamente disponible (si el tiempo político y la autoridad de una parte del pueblo así lo permiten).
Ahora, ante la reacción que produjeron sus palabras sepultureras de la gesta cardenista expropiatoria, el antedicho licenciado dice que no dijo lo que dijo, aunque el Financial Times publicó entre comillas, en nota de Paul Rathbone, que su entrevistado había señalado que la reforma venidera incluiría ‘‘the constitutional changes needed to give private investors certainty’’ (http://on.ft.com/15lce5Q ). Tales certezas a los inversionistas privados a partir de cambios constitucionales ya están ‘‘acordadas’’ en el Pacto por México, añadió el Vendedor más grande de Pemex.
Tres cuartos de siglo después, Exxon Mobil y Royal Dutch Shell, algunas de las firmas sobrevivientes de las que fueron botadas de México por el general Cárdenas, aplaudieron, se declararon listas para aceptar la invitación a invertir (que en el fondo es la aceptación peñista de que la expropiación petrolera fue un error), y tal vez hayan preguntado con cándida emoción (ellas y las demás futuramente beneficiadas) a quién o a quiénes deberían entregar sus guajolotes y gallinas de contribución diezmal para apoyar la histórica decisión anunciada por el contrarreformista a-tlacomulquense desde el mediático balcón principal del globalizado Palacio de Los Ocho, esta vez con sede en el Reino Unido.
Ahora bien, si de la historia remota poco o nada supiera el político que pretende cerrar el círculo expropiatorio devolviendo a las compañías extranjeras el petróleo mexicano, alguno de sus muchos y caros asesores pudo haberle allegado en algún momento propicio una delicada tarjeta informativa que consignara lo planteado casi cinco años atrás, en julio de 2008, por Carlos Montemayor (urgente voz en Los Pinos: ‘‘¡busquen en Google!’’): ‘‘Los argumentos y el boicot manejados por las empresas trasnacionales en 1938, durante la época de la expropiación petrolera, son muy parecidos a los pretextos utilizados hoy por el gobierno federal para privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), como el supuesto de no poder contar con asesoría técnica, refacciones, tecnología de punta ni capitales’’ ( http://bit.ly/1autOtH ). El siempre recordado (no sólo en Google) Montemayor planteaba lo anterior durante la presentación de ‘‘1938, el petróleo que fue de México, argumento histórico para una película que aún no se ha filmado’’, libro publicado por La Jornada Ediciones y el Sindicato Mexicano de Electricistas.
El tema petrolero ha dado inmediato argumento para intentar una historia de reunificación izquierdista, aunque sea solamente circunstancial, que aún no se ha firmado. Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador (citados en orden alfabético, tomando en cuenta su primer apellido) han comenzado a explorar la posibilidad de actuar de manera convergente, aunque cada cual con sus matices y en sus respectivos ámbitos, en contra de lo anunciado por Peña Nieto. No hay nada cerrado, pero esos tres personajes (con tiempos políticos e intensidad combativa diferentes) podrían ser los principales motores de un amplio plan de resistencia al que han sido invitados Alejandro Encinas y algunos dirigentes y militantes de las corrientes perredistas Alternativa Democrática Nacional (encabezada por Héctor Bautista) e Izquierda Democrática Nacional (por René Bejarano).
En este contexto, Marcelo Ebrard pegó un rápido brinco para montarse en el caballo de su reinstalación política. El martes, temprano, apenas se conocían en México las declaraciones de EPN reproducidas por el Financial Times, ya había fijado postura en Twitter: ‘‘Grave error estratégico para México la privatización de PEMEX que Peña ofrece a USA y Reino Unido; el PRD debe oponerse enérgicamente’’. En ese tuiteo seminal estaban los tres objetivos de su renovado activismo: el combate genérico a la privatización, la focalización del litigio mayor en Peña Nieto y la exigencia de definiciones congruentes en el PRD, partido que desea presidir.
En lo referente al licenciado que vive en Los Pinos, Ebrard le lanzó ayer mismo un reto directo para debatir cara a cara, y ‘‘pronto’’, sobre la propuesta de reforma energética. Respecto del sol azteca, dijo que se vive una ‘‘crisis de confianza’’ en ese partido y, por tanto, uno de sus propósitos es llevar a los dirigentes actuales a cotejar los documentos básicos y los acuerdos de órganos colegiados de autoridad, hasta dejar claro que no hay ningún fundamento para que se convalide en el Pacto por México lo que Peña Nieto dice que ya está acordado y que Jesús Zambrano no recuerda o entiende así.
Falta mucho por verse en este alzamiento contra el intento de reforma energética, pero en un primer boceto podrían adivinarse líneas en búsqueda de articular un eficaz eje opositor en contra de las políticas peñistas, de confrontación directa del chuchismo y de su entrega al Pacto por México (exigencia de un congreso nacional o cuando menos un consejo, y participación de Ebrard como candidato al liderazgo, con un proyecto de depuración e inclusión) y la construcción de un proyecto realista para 2018.
Y, mientras el pleito entre panistas resulta peor que los clásicos que suceden en la izquierda (con Calderón asomando la oreja en La Paz, Baja California Sur), ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Coincidencias-Helguera
La privatización va
Adolfo Sánchez Rebolledo
Para saber qué piensa el Presidente sobre algunos temas de gran calado estratégico, nada mejor que leer sus declaraciones en el extranjero. Véase, por ejemplo, lo que dijo en Irlanda en el contexto de la reunión del G-8. Ante los cuestionamientos de los periodistas
especializados, el mandatario se refirió a la probable reforma energética con una franqueza y precisión desacostumbrados, lanzando así un mensaje optimista ante la inminencia de que en unos meses, este mismo año, la iniciativa sea enviada al Congreso. Al Financial Times le dijo que la reforma de Petróleos Mexicanos, acordada en el marco del Pacto por México, incluiría
los cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados. Y aunque luego señaló que hay varias opciones para presentarla, adelantó que en cualquier caso será una
reforma transformacional, curioso neologismo bajo el cual subyace la incógnita de hasta dónde llegará la apertura de la paraestatal que es, en rigor, el tema que preocupa a sus interlocutores. Ni una palabra acerca del papel de hecho y de derecho que a Pemex le ha tocado jugar, aun bajo el peso de la corrupción y el abandono oficial.
Naturalmente, el dirigente del PRD se sintió exhibido, burlado, y desmintió que ya hubiera acuerdo en el pacto. En declaraciones recogidas por Excélsior, Jesús Zambrano señaló con molestia: “Antes de que Peña Nieto diga que para ‘septiembre o agosto estará lista una reforma energética’ y se adorne con lo que significa la participación de los principales partidos políticos en el Pacto por México, y que eso facilitaría esta pretendida reforma con enorme olor a privatización, que primero nos den a conocer sus propuestas”. Luego de esta sorprendente denuncia –
que nos den a conocer sus propuestas–, recordó que están sobre la mesa otros planteamientos, como los elaborados por Cuauhtémoc Cárdenas, para modernizar Pemex sin privatizar los recursos naturales; es decir, sin echar por la borda el legado constitucional que hasta hoy rige en la materia. O sea, por alternativas no falta. La esperanza es que éstas incidan en la reforma necesaria y posible, y no se queden como testimonios de lo que pudo ser y no fue por causa de la división o el fatalismo ante la ofensiva del establishment global que exige su parte del pastel petrolero mexicano.
Sin embargo, es obvio que el Ejecutivo ya asumió un punto de vista al no reconocer como
privatizaciónla apertura a los capitales privados en áreas hasta ahora reservadas al Estado; es decir, sujetas al régimen de propiedad establecido en el artículo 27 de la Constitución. La idea de que la nación (que no el gobierno, ojo) siga siendo dueña de los hidrocarburos y los bienes de la empresa, sustenta la negativa nominal mediante la cual el gobierno quiere estar en la procesión y repicando las campanas.
Quiero dejarlo claramente señalado: no se trata de privatizar; algunos han creído que la participación del sector privado eso significa; al contrario, lo he dicho una y otra vez, México es dueño del petróleo pero necesitamos ampliar su capacidad, recogió ayer La Jornada. Claro que no se piensa en nombrar gerentes designados por las empresas particulares, pero nadie cree en México que el negocio sea rematar lo que ha dejado de funcionar. Seguramente Peña Nieto confía en que aun sin el voto de la izquierda (y la movilización
extraparlamentariaque ésta pueda poner en curso) su iniciativa logrará el apoyo del panismo, que se esforzará por obtener concesiones a cambio de darle luz verde a una propuesta que, en definitiva, retomará los más caros planteamientos calderonistas, aunque niegue la tradición priísta (recién abolida). Pero esta reforma, al igual que la hacendaria, tienen implicaciones que las hacen, si cabe, aun más trascendentales.
En ese sentido, resulta preocupante, más allá de la fragilidad del pacto para organizar el debate nacional, la incapacidad de las fuerzas políticas para proponerse una visión estratégica, integral, que ubique el lugar de la renta petrolera y las cuestiones de la propiedad con vistas a salvaguardar el interés nacional, lo cual presupone encadenar el sentido de las reformas en una gran perspectiva de conjunto, la cual no puede ser la asunción subsidiaria del laissez faire, como quieren algunos de nuestros prohombres. Da la impresión de que al gobierno no le interesa otra cosa que mejorar las cuentas de la empresa sin hacer un esfuerzo de racionalización a fondo. Tiene un esquema: abrirle el paso a los capitales transnacionales que puedan con el paquete tecnológico para luego montarse sobre la efímera prosperidad traída por las grandes inversiones; pero a pesar de toda la retórica reformista, no hay un planteamiento capaz de esbozar, así sea en grandes líneas, una opción creíble y viable acerca del futuro de México. Se cree que liquidando el
monopolioestatal del petróleo se culmina la etapa de
modernización, iniciada con bombo y platillo hace varias décadas, para integrarse al mundo global (como lo piden, justamente, los grandes centros de poder), sin reconocer jamás que aquellas promesas de riqueza compartida no se tradujeron en menor desigualdad, en crecimiento sostenible y sí, en cambio, dieron lugar a la sociedad vulnerable que ahora somos. En vez de propiciar la deliberación acerca del país que somos y queremos ser, el reformismo actual sin otra perspectiva no ayudará a resolver la existencia de un México que sin duda requiere de recursos, pero que exige, sobre todo, de objetivos nacionales claros.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
El partidazo y la oposición-Hernández
La reforma financiera y la banca de desarrollo
Orlando Delgado Selley
La propuesta de reforma financiera, planteada por los integrantes del Pacto por México y presentada a la consideración del Legislativo por el jefe del Ejecutivo, sostiene que su propósito central es ampliar el crédito y abaratarlo. Para lograrlo, se propone que la banca de desarrollo impulse el desarrollo económico facilitando el acceso al crédito y a los servicios financieros a empresas y particulares. La formulación específica de esta cuestión se establece en el primer eje de la reforma:
un nuevo mandato para la banca de desarrollo que propicie el crecimiento del sector financiero.
Si se quiere realmente superar esta anemia crediticia la banca de desarrollo tiene que recuperar su capacidad para otorgar financiamiento directamente. El mercado que cubriría la banca gubernamental no está atendido por los bancos privados y, pese a la mejora en las condiciones para ejecutar las garantías crediticias, no lo estará en el futuro próximo. El tema básico es la falta de crédito para quienes cuentan con un proyecto viable, capaz de generar empleos dignos, ofreciendo productos nacionales en mercados dominados hasta ahora por importaciones frecuentemente de dudosa calidad, o bien construcción de vivienda popular, etcétera.
Completar el mercado bancario obliga a que la banca de desarrollo regrese al primer piso en la parte activa. Lo hizo en el pasado, eficientemente en los tiempos de expansión económica de los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado, e ineficientemente en las épocas críticas del nacionalismo mexicano. Regresar a otorgar créditos directamente, no implica que descuide su balance. Es posible fomentar adecuadamente el crecimiento económico y la creación de empleos, manteniendo criterios crediticios sólidos, fundados en análisis serios de los proyectos y de quienes los encabezan.
Las circunstancias actuales, en las que las entidades financieras públicas están en niveles de operación relativamente reducidos, permiten plantear la creación de una sola institución de banca de desarrollo en el país. El Banco Mexicano para el Desarrollo, así podría denominarse, fusionaría a Nafin, Bancomext, Banobras y la Financiera Rural, con un enfoque de atención integral al estilo del Banco Nacional de Desarrollo Económico Social del Gobierno brasilero, podría ser de enorme importancia para que la economía mexicana supere el escaso dinamismo observado en los últimos 20 años.
La Iniciativa de Reforma Financiera ha abierto una discusión que había sido negada. La tozudez de la ortodoxia neoliberal, que plantea que los bancos gubernamentales deben operar en el segundo piso, para permitir que los bancos comerciales privados se hagan cargo de la atención crediticia de todos los sectores económicos y los acreditados de diferentes estratos, ha sido un rotundo fracaso. Tenemos una banca privada sólida que no le sirve al país, pero que le es extremadamente rentable a sus propietarios.
Es hora de que el estado mexicano recupere su capacidad para fomentar el desarrollo, atendiendo a sectores que no interesan a la banca privada, pero le interesan al país. Usando funciones de segundo piso para que los bancos populares (cooperativas de ahorro y crédito, financieras populares y financieras comunitarias), puedan expandir sus actividades crediticias lo que permite atender de mejor manera a la economía social, de enorme importancia para la vida nacional. Puede ser la hora, otra vez, de la banca de desarrollo.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Secretos son secretos-Fisgón

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