Astillero
Con la mano del pacto
EPN anuncia venta
Chuchos actúan
Marcelo aparece
Julio Hernández López
EN BUSCA DE SEGURIDAD. Grupo de autodefensa del municipio de Aquila, Michoacán
Foto La Jornada Michoacán
En el contexto de su reunión con el grupo de líderes de ocho naciones con gran poderío mundial, adonde acudió como invitado con tintes de informante de gangas comerciales, Enrique Peña Nieto anunció el arranque de la venta petrolera mexicana. Por primera vez detalló partes de su plan de modernización privatizadora y generó inmediato bullicio partidista en México, al asegurar que la reforma en materia energética está siendo procesada en el seno del pacto que sostienen el PRI, obviamente adherido a la palabra del mexiquense; el PAN, esencialmente proclive a lo empresarial, y el PRD, que teóricamente debería oponerse con gran y genuina firmeza a ese proyecto.
El viajero de grandes comitivas (acompañado por
una falangede secretarios y ayudantes, describió el Financial Times) reveló información que no deja lugar a dudas de que el tantas veces proclamado proceso de privatización en Pemex ha entrado en una fase final virtualmente definida, con recovecos técnicos y legales sembrados para posteriores ajustes e
interpretacionesque a fin de cuentas permitirán a capitales extranjeros, y algunos nacionales, participar del gran negocio del sexenio (recuérdese la trampa de la reforma en telecomunicaciones: gran palabrería en lo constitucional, para que en las leyes secundarias se acomoden los detalles al interés de Los Pinos, sus aliados y abonados).
Como suele hacerse en política, especialmente en la mexicana tan modelada en función del aferramiento discursivo desde el poder en sentido contrario a lo que la realidad demuestra, el peñismo se esmera en asegurar a diestra y siniestra (una variante del
te lo firmo y te lo cumplo, sabidamente manipulado) que no hay ningún propósito de entregar la riqueza petrolera a inversionistas extranjeros, sino que se está en presencia de un noble, generoso y muy necesario proceso de remodelación virtuosa.
La mano de gato con que Peña Nieto seguirá sacando las castañas del fuego es la del Pacto por México, en el que los dirigentes de la oposición partidista, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, jugarán papeles distintos pero finalmente convergentes en cuanto a aprobar los arreglos ya asumidos en el curso de las múltiples negociaciones y repartos que se han realizado. Madero necesita apoyo para librarse del calderonismo que le agobia, en especial en la persona de Ernesto Cordero (una pieza de castigo, incluso con viabilidad judicial, es la de los asesores en el Senado, en especial un cuñado de Felipe Calderón, Juan Ignacio Zavala), y en ese esquema necesita un triunfo electoral que pareciera prefigurarse en la Baja California donde el PRI tiene como candidato a un beltronista.
Zambrano, por su parte, ayer mismo asumió el rol ya clásico de la graciosa disidencia que termina en apasionada entrega. Jugando al uno-dos tan conocido, el sonorense se mostró ayer reacio a los anuncios de cooptación opositora hechos desde Reino Unido por el desbordado EPN, mientras el máximo jefe chucho, de apellido Ortega, iniciaba el proceso de justificación de futuros votos desde bancadas del sol azteca a favor del proyecto enriquista (los votos del oficialismo –PRI, Panal y Verde–, más el PAN, necesitarían que algunos del sol azteca se sumaran
conforme a su criterioa la reforma energética, mientras otros perredistas lo hicieran en contra para salvar cara). Modernizar sin privatizar es la coartada discursiva en turno.
Los tambores de guerra del peñismo han sonado mientras los partidos van entrando al torbellino de las 14 elecciones estatales que se desahogarán el primer domingo del próximo mes. Los cuadros partidistas
opositoreshabrán de entretenerse en los cierres de campañas, los preparativos rumbo a las urnas, la jornada electoral en sí y los jaloneos posteriores, mientras el ya anunciado plan de la reforma energética es afinado y presentado con la mayor rapidez posible, antes de que se pueda organizar una resistencia social fuerte.
Sabida es la postura invariable de Andrés Manuel López Obrador respecto a estos planes
modernizadoresy los indicios de corrupción para beneficio de las élites nacionales y sus aliados extranjeros, así que a nadie debe sorprender que aparezca de nuevo al frente de ciudadanos legítimamente decididos a luchar en contra de la privatización petrolera. Ya se verá si su capacidad de convocatoria se mantiene en los términos acostumbrados a pesar de que este movimiento social tiene como presencia adjunta el interés constitutivo de un nuevo partido, Morena, y si las sosegadoras decisiones tomadas después de la declaratoria oficial a favor del PRI en la contienda presidencial le han aportado o restado seguidores.
La novedad en el foro beligerante ha sido, en todo caso, Marcelo Ebrard, el ex jefe del Gobierno capitalino que había anunciado que dejando el cargo comenzaría su campaña para ser presidente de la República en 2018 (
empezamos en diciembre; del seis en adelante, había dicho). No ha podido cumplir ese propósito ni el de buscar primero la dirigencia del sol azteca, en un encuadre que previa concertación con los chuchos, la corriente que domina la estructura directiva del PRD y sin la cual nada se puede hacer institucionalmente en ese partido, buscaría depurarlo y mejorarlo, en un proceso de años a cuyo final habría una suerte de frente de izquierdas con competividad electoral suficiente para aspirar de nuevo a llegar a la Presidencia de la República.
Ahora, criticando el plan energético peñista y plantándose frente a los chuchos que, engolosinados con los réditos del Pacto por México, pretenden seguir con la presidencia del PRD y olvidar los planes marcelistas de remodelación, Ebrard reasume un rol político que le puede llevar a encabezar junto a AMLO la protesta que se desarrollará de ahora a agosto, tal vez incluso con la participación del segmento de los chuchos que tácticamente se sume a tales inconformidades aunque al final los pactos con el peñismo habrán de ser cumplidos por esa corriente. Y, mientras sigue la guerra de lodo en el PAN, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Por si las moscas-Ahumada
México SA
EPN: patinón londinense
Privatización vergonzante
Cambios constitucionales
Carlos Fernández-Vega
Los mexicanos son lerdos en estos menesteres y, por lo mismo, de inmediato les surgió la duda: si la intención gubernamental
nunca ha sido privatizar a Pemex, porque la paraestatal
no se vende ni se privatiza(Peña Nieto dixit); si
ni el Presidente de la República ni ninguno de los integrantes del gobierno han hablado de privatizar Pemex ni mucho menos privatizar las reservas petroleras o de gas que tiene México(Videgaray dixit); si
niego enfáticamente que exista algún propósito de privatizar Pemex, (porque) eso simplemente no se encuentra en los planes del gobierno(Pedro Joaquín Coldwell) y si, en síntesis,
en Pemex se impulsa la modernización, no la privatización(Emilio Lozoya dixit), entonces ¿para qué carajos el inquilino de Los Pinos y su séquito promueven
cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados?
Certezade qué?, si la Constitución, en su artículo 27, es más clara que el agua: “tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado y la nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva…” Entonces, ¿qué
certezapretenden otorgarle a quienes, por ley, están impedidos a participar en los referidos menesteres?, pues la ley ordena que el ciento por ciento del sector energético nacional, y de forma exclusiva, pertenece al Estado.
Durante su estancia en Londres, el presidente Peña Nieto concedió una entrevista al Financial Times, al que le dijo que “en dos o tres meses se presentará la reforma a Petróleos Mexicanos… la necesidad de modernizar Pemex se acordó en el marco del Pacto de México, y la reforma incluiría los cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados… me comprometo a seguir adelante con una transformación fundamental de Pemex, aunque hay diferentes opciones respecto a cómo deberá ser la reforma, pero estoy seguro que será trascendental…”. Y prometió la
reformapara
antes de septiembre.
Eso fue lo que expresó al citado rotativo, pero después parece que le asustó su propia declaración (aquello de los
cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados), porque en conferencia de prensa con los medios mexicanos empezó a repartir culpas: “solamente recordar que es un punto que está inscrito en el Pacto por México. Todos los partidos políticos y el gobierno de la República coincidimos en temas fundamentales: primero, que el Estado debe mantener la propiedad de los hidrocarburos, la rectoría de esta empresa, que es de todos los mexicanos, y que debemos explorar los mecanismos que hagan posible ampliar la capacidad productiva de Pemex a través de la participación del sector privado… se está evaluando si la reforma energética será constitucional o a la legislación secundaria”.
Eso dijo, pero en el texto del Pacto por México en ninguna parte aparece la sagrada frase neoliberal “…a través de la participación del sector privado…”. Lo que sí surgió de inmediato fue el ridículo intento de deslinde de la empresa Chuchos SA, emotiva abajo firmante pactista:
nuestro partido (sucursal de la otra empresa) impedirá a toda costa la privatización de la industria petrolera, porque, dijo,
eso no lo firmamos. Lamentablemente para ellos, el inquilino de Los Pinos les puso tremenda encuerada, como si hiciera falta.
Durante su periplo británico, el presidente Peña Nieto siguió la tradición: vender al país en los foros internacionales, y poner el petróleo en bandeja de plata a los grandes inversionistas foráneos privados que quieran entrarle, por mucho que la oferta sea anticonstitucional. Así, refrendó la pasión de los mandatarios neoliberales autóctonos, desatada desde, cuando menos, los tiempos de Ernesto Zedillo, y puntualmente suscrita por el inenarrable par de la docena trágica blanquiazul.
Parte fundamental del problema es la forma por demás vergonzante en la que el nuevo gobierno, como antes los panistas, y previo a éstos los propios priístas, pretende aterrizar lo que llama
reformaenergética. Mucho discurso patriotero, auto desmentidos y
puntualizaciones, todas las justificaciones para no hablar claramente sobre cuál es su propuesta real y concreta, cuáles serían las modificaciones legales que plantearán y hasta dónde tendría entrada el capital privado. Todo se hace bajo la mesa, y cuando alguien patina –como ayer lo hizo el propio Peña Nieto–, salen a
corregirla declaración, y lo único que logran es embarrase un poco más.
Sin duda, las tres empresas políticas citadas por el inquilino de Los Pinos (PRI, PAN y PRD) han hecho su trabajo. La primera, de listones tricolores, moldeó, a gusto del nuevo cliente, la declaración de
principios; los blanquiazules empujan decididamente las iniciativas de Peña Nieto con ostentosa factura en la mano, y los chuchirridistas hacen lo propio con el bolsillo abierto, pero negándolo todo. Bonito
Pacto por el bien de México.
El hecho es que Enrique Peña Nieto una vez más patinó y dijo lo que no quería decir, porque no estaba en el libreto, aunque todo el mundo lo supiera: que el único fin de la
reformaenergética es privatizar; que para ello habrá modificaciones constitucionales; que los grandes corporativos mexicanos y las trasnacionales del ramo se servirán con la cuchara grande, como en tantos otros sectores de la economía doméstica, y que, en síntesis, a quien no le guste, pues que se aguante, y si no se ya sabe dónde puede ir. Ustedes dicen si se aguantan o se van.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Las rebanadas del pastel
¡Qué lástima! Otro ídolo nacional que se derrumba por no respetar, ni de lejos, uno de sus apotegmas (con 6 mil pesos se vive de maravilla, coche y colegiatura privada incluidas, y ya entrados en gastos viajes al extranjero marca clasemediero). Se trata del carismático Ernesto Cordero, hoy agarrado de la ubre senatorial, a quien le descubrieron una nómina
personal(con dineros de la nación, desde luego) por 2.4 millones de pesos mensuales para el pago de sus 41
asesores(así le llaman ahora a los aviadores, entre ellos quien fuera el primer cuñado de la nación, el siempre agradable Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita), es decir, casi 59 mil pesos promedio por cabeza cada 30 días.
Sequía presupuestal-Fisgón
Forzar la continuidad
Luis Linares Zapata
Los arrestos transformadores del actual gobierno al parecer se agotaron en el discurso de campaña. A un año de que el PRI fue declarado triunfador de la pasada elección federal, el panorama que espera a los mexicanos se ha clarificado. La continuidad seguirá a marchas forzadas hasta consumir las pocas reservas de legitimidad que quedan al gobierno. Todas las llamadas reformas estructurales llevan el duro, nocivo estigma de la desigualdad. Pero todavía más lo certifican las posturas que se adoptan desde la cúspide decisoria ante casi cualquier circunstancia y oportunidad. Ninguna de las acciones que se han llevado a cabo apunta en dirección contraria al curso concentrador del ingreso. La lucha entre los factores, capital y trabajo, ya de por sí desbalanceada en favor del primero (60 a 40), sigue el curso previsto por las elites del país. Las condiciones de vida del grueso de la población, en cambio, se deterioran a pasos consistentes.
Las recientes declaraciones del presidente Peña Nieto con motivo de su presencia en la reunión del G-8 son de una cortedad de miras notable. Sus pretensiones se reducen a buscar inversionistas por la vía de promocionarse como concertador eficaz. La vestimenta que los centros hegemónicos le vienen diseñando, al parecer, ha calado y agrandado sus ilusiones de vendedor estelar. Su presencia entre esos mandones del mundo no busca introducir una ojeada propia, aunque sea discordante, sobre los problemas que ahí se discuten. La crisis europea debida, principalmente, a la imperante distribución inequitativa y creciente con su falta de empleo desatada por las políticas neoliberales, cae fuera de sus alcances e interés. Poco dirá, si acaso, sobre los paraísos fiscales mantenidos contra toda marea por el mundo corporativo europeo. Nada ha dicho sobre el espionaje estadunidense recién denunciado. Tampoco adelanta opinión sobre la guerra civil de Siria. Menos aún parece interesarle la rebelión ciudadana turca. Él quiere promover la imagen de un gobierno reformista (el suyo, claro está) entrón, decidido a proteger y dar garantías al capital. Hacer mutis total ante la desigualdad, real centro de gravedad que aqueja a los mexicanos, es su trazado destino.
La muy cacareada reforma educativa entró en un tobogán de silencios y maniobras secretas. El haber programado las leyes secundarias para un próximo periodo del Congreso certifica la sordera del Ejecutivo para introducir modificaciones de fondo. La insurgencia magisterial sólo fue apaciguada: las mesas de la Secretaría de Gobernación para eso fueron montadas. El conflicto, por tanto, seguirá su curso y en el mejor de los casos desde la perspectiva oficial se irá diluyendo con el tiempo. El sistema educativo, mientras, aceptará cambios administrativos y laborales pero nada más. Las respuestas a las muchas interrogantes sobre el tipo de educación requerida para un México futuro seguirán siendo soslayadas. Las telecomunicaciones no modificarán, ni en el mediano plazo, su estructura monopólica. Las dos nuevas cadenas televisivas por licitar, de iniciarse su adjudicación inmediata, todavía tardarán varios años para que logren algún impacto positivo en la pobretona oferta actual. El mercado publicitario seguirá dominado por el actual duopolio. En la telefonía, celular y fija, será difícil visualizar el rompimiento de la dominancia de América Móvil. Aunque, posiblemente, se pueda abrir una brecha para la presencia de los grandes monstruos del exterior, listos para apropiarse de una buena tajada del mercado.
Los barruntos desgranados por el dúo formado por Peña Nieto y Videgaray, al tocar el espinoso tema de la hacienda pública y los energéticos, prefiguran un conflicto social en puerta. Pretenden dar la impresión de fuerza y seguridad a prueba de titubeos. Supuestos acuerdos cupulares y partidistas así lo transparentan. Lo que ignoran, casi totalmente allá arriba, porque lo ningunean, es la densidad del descontento popular que se habrá, para entonces, acumulado. El priísmo ha ido perdiendo legitimidad a paso acelerado. Esos arranques de sus pulsiones autoritarias chocarán, nuevamente, con la dispersa reciedumbre y la profundidad de las fibras colectivas en tratándose del petróleo y los impuestos regresivos.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Pan y circo-Hernández

No hay comentarios:
Publicar un comentario