Hoy, 5 de junio, día de luto nacional
Hoy, 5 de junio, día de luto nacional
En el verano de 2009, llegué a Hermosillo por primera vez en mi vida convencido por mi hermano Daniel Gershenson quien, a pocas semanas del fatídico 5 de junio, me dijo: “Chucho, tenemos que hacer algo para acompañar a las víctimas en su lucha por la justicia”. En un autobús nocturno que salió de Mexicali, pensaba en lo que me representaría ver los rostros de aquellas mujeres y hombres que habían perdido a sus hijos en una guardería que estaba bajo supervisión del Estado.
Imaginaba Sonora como Chihuahua, lugar de mis antepasados, pero por aquellos días se miraba lúgubre. Tuvimos un desayuno con activistas sonorenses y después caminamos hacia el Palacio de Gobierno, donde familiares de las víctimas montaban una guardia en protesta. Cuando finalmente vi el rostro de dos madres pensé en su juventud y en ese dolor que no tiene nombre. No acerté a decir nada. Pasaron las horas y mientras apreciaba las cruces de madera montadas, a manera de memorial provisional, observé que un grupo de funcionarios salía del pasillo principal de aquel edificio. Rodeado de guaruras un hombre menudo vestido de blanco caminaba apresurado. Era Eduardo Bours.
Para esos días, el PRI había perdido por primera vez la gubernatura en Sonora, dado que el actual Gobernador panista Guillermo Padrés, enarbolado en la consigna de campaña “En mi gobierno habrá justicia para ABC”, había logrado en ese contexto revertir las tendencias desfavorables. Avisé a los padres que Bours saldría. Mientras preparaba mi cámara para documentar lo que pasara, un padre se le acercó diciéndole que nunca se había reunido con ellos. Frente a mis ojos, Bours le espetó: “Ustedes no tienen moral”, y azotó la puerta del auto mientras se alejaba. Días después dijo en conferencia de prensa que él podía “dormir como bebé”.
Tras aquella visita se sucedieron decenas. Conocí a Paty Duarte de quien aprendí que ante la injusticia el coraje es fundamento para la dignidad. Conocí a un gigante de casi dos metros y cuyo corazón no le cabe en el pecho, a él le dicen Pepe. Platiqué horas y horas, de años tras años, con Julio Márquez cuya entrega a Estela y a sus hijos me sirve de ejemplo de esperanza al futuro.
Conocí a Abraham Fraijo y a Roberto Zavala con quien en ocasiones he compartido tanto la risa como el llanto. Conviví con decenas de familiares de la Guardería ABC, con activistas solidarios, personas sencillas de pocas palabras, de mucha acción y de solidaridad interminable. Durante estos años también he conocido a las niñas, a los niños y bebés que murieron. Horas de video, de anécdotas, de fotografías y de recuerdos sellados.
Siendo honesto, a primera vista Hermosillo me pareció una ciudad no tan linda. Con el tiempo y la suela desgastada entendí el secreto del desierto hecho ciudad. Conocí a Cayetano, el “vago de la Y Griega”, el “adicto”, el valiente que entró antes que nadie a la guardería en llamas gestando una acción heroica poco reconocida. Caminé muchos kilómetros con todos ellos, año tras año, en una marcha que se vuelve entrañable. Ahí está el secreto de Hermosillo, que es bello por lo hermoso de su gente. Todos estos años, sin buscarlo, también me reconocí e hice un alto en mí vida. Viví en San Carlos frente al Mar de Cortés donde enfrenté mis demonios en esa hermosa costa de Sonora, hogar de los leones marinos.
Ahora que un avión me trae de vuelta a Hermosillo, pienso que nada ha cambiado en la política; por el contrario, se ha recrudecido el cinismo. Lo que estos años han dejado para bien es la lección de profundo amor que el Movimiento 5 de Junio ha dado a México en forma de la “Ley 5 de Junio”, misma que establece un modelo acorde con el interés superior de la infancia en todo centro de atención para niñas y niños. Nos ha dejado un proceso de organización cívica, quizá el más importante de los años recientes. Movimiento que apela a la justicia y a la memoria como base para que el olvido no permita una tragedia más. Ya con las víctimas del News Divine y del Casino Royale se articula un esfuerzo en ese sentido.
La terca memoria de estos valientes ciudadanos nos recuerda de manera muy concreta que la justicia significa tres cosas: 1. Juicios penales, administrativos y políticos a los responsables por acción u omisión del incendio y de las acciones de negligencia posteriores, que incluya no sólo a los funcionarios de bajo nivel, sino a los más altos responsables; 2. Reparación del daño que comprenda el reconocimiento de la responsabilidad del Estado y la construcción de la memoria y de la historia de lucha ciudadana de estos años; 3. Nunca más lo que significa la plena ejecución de la “Ley 5 de Junio” tanto a nivel federal y estatal así como la modificación de la legislación relativa atendiendo al interés superior de la infancia.
Entendamos que México no puede cambiar mientras no comprendamos que existe un pacto de impunidad de la clase política de todos los colores partidistas. Lo peor es que no sólo quedan impunes sus crímenes, se burlan de nosotros mientras nosotros les votamos. ¿Saben dónde están ahora los responsables de la tragedia?
Felipe Calderón, quien recibió un premio de la ONU por las estancias infantiles, vive de nuestros impuestos. Eduardo Bours se hace millonario con los huevos Bachoco. Juan Molinar Horcasitas, quien firmara el contrato que autorizó la operación de la Guardería ABC, se pasea en el Pacto por México. Guillermo Padrés, el que prometió justicia, sigue gobernando. Abel Murrieta, Procurador estatal en aquellos días, ahora es Diputado. Daniel Karam, ex director del IMSS, recibió premios del orgullo ITAM.
Ernesto Gándara, ex Presidente municipal de Hermosillo, es ahora Senador de la República. Claudia Pavlovich, ex diputada local y ahora federal, protegió a los dueños del establecimiento. Eduardo Medina Mora, ex Procurador General, ahora es embajador de México en Estados Unidos. Enrique Peña Nieto, quien en campaña prometió justicia, no ha vuelto a hablar del tema desde hace un año. Ellos se ríen mientras nosotros hacemos muy poco.
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