Ricardo Rocha
Para su desgracia, éste será calificado como el Gobierno de la sangre y la muerte. Según los diversos conteos macabros, hubo más de 12 mil asesinatos tan sólo el año pasado a causa de la guerra calderonista contra el crimen organizado. Que, acumulados en un total de cinco del sexenio, han rebasado ya la cifra que anticiparon muchas voces calificadas entonces de catastrofistas: 50 mil. Más que todos los soldados estadounidenses muertos en la absurda y prolongada guerra de Vietnam; como una Plaza México a reventar y cinco veces los 10 mil que se juntaron en el Ángel de la Independencia para despedir el 2011 y recibir el 2012.
En cualquier caso son muchos muertos. Demasiados. Tantos como para pensar qué hay detrás de ellos: los ríos de llanto, los mares de dolor, los pantanos de miedo, los 120 mil desplazados, los más de 100 mil desaparecidos, los quién sabe cuántos huérfanos y la pregunta de si de verdad no ha sido ya suficiente.
Yo no sé si cuando se degustaron los beneficios de esta guerra, para legitimar a un gobierno tan cuestionado de origen, se anticipó lo que podría ocurrir en 2012. Me temo que no. Y que nadie imaginó que el peso y el precio de los muertos se echaría encima de un gobierno que apenas y puede con esta carga brutal que representan los balaceados, los enterrados, los torturados, los ejecutados y, por supuesto, los niños asesinados por soldados en retenes que son una ruleta rusa. Y que por todo ello está pagando una factura demasiado alta. Y además injusta, porque nos incluye a todos.
Por eso la omnipresente propaganda oficial nos taladra el oído y el cerebro con la cantaleta de que vamos ganando y que no había ninguna otra vía que la seguida hasta la fecha. Lo que pretenden es un control de daños por la sencilla razón de que éste es, tal vez, el año electoral más importante de todos los tiempos.
Por eso en el interior del PAN el debate de qué hacer con el peso de los muertos es cada vez más ofensivo, entre quienes pugnan por estar con Calderón hasta el final y quienes plantean como urgente un deslinde antes de que el deterioro sea irreversible. Ejemplos de ello son el cordecalderonismo a ultranza, frente a las posturas –más decidida en el caso de Creel y tibia de Vázquez Mota– en el sentido de que hace falta más inteligencia y menos violencia.
Y que conste que ni en el PAN ni en el Gobierno pueden quejarse de que nadie les planteó alternativas.
Han sido numerosísimas las voces que desde dentro y fuera han planteado otras opciones muy distintas para combatir al crimen organizado. Baste recordar la propuesta de nuestra UNAM, que fue oída pero no escuchada, vista pero nunca mirada con el rigor que merecía por su seriedad y amplitud. Que ofrecía una estrategia –ésta sí– integral que incluía un gran pacto político y social para atender las causas estructurales del fenómeno, un programa especial de atención a los jóvenes, la persecución en serio del lavado de dinero para desmembrar los cárteles del narcotráfico, igual medidas legales delincuenciales y el rediseño del esquema de prisiones, entre otras tantas ideas concretas, que ni el gobierno ni el PAN quisieron considerar siquiera.
Está claro que siempre hay un desgaste del partido en el poder. Pero otra cosa es la cuesta arriba de un año que se anticipa como recesivo en materia económica global, muy complicado para Estados Unidos y extraordinariamente complejo para nuestra dependiente economía mexicana. El problema adicional es que esa pendiente habrá que remontarla con el gigantesco peso de la guerra perdida que por momentos parece aplastante.
Por tanto, sea cual fuere el candidato de Acción Nacional, deberá enfrentar el escenario adverso de dos factores más que negativos: la violencia en las calles y los bolsillos vacíos.
Así que, a pesar de un bombardeo inmisericorde, es muy cuestionable la cauda de mensajes que intentan convencernos de las bondades de una guerra que ninguno pedimos. No hay campaña mediática, por muy eficientista que sea, que borre tan fácilmente el recuerdo y las imágenes de los montones de muertos en las calles, del fuego contra fuego sin importar quién queda en medio, de las persecuciones terroríficas en las ciudades, del reinado de los fantasmas en los pueblos, de las fosas clandestinas en los llanos, del sufrimiento de los torturados, de la tristeza infinita de las viudas, los parientes y los amigos; de cómo murieron Bryan y Martín en brazos de su madre en un retén militar.
Y todavía pelean tres precandidatos por alcanzar la candidatura panista a la Presidencia de la República. Y más aun la disputan ferozmente con Calderón y la cúpula del PAN. Yo me pregunto para qué.
Y sobre todo, cómo piensan hacerle para despojarse de la carga enorme que ya pesa sobre ellos. Las vueltas que da la vida.
En cualquier caso son muchos muertos. Demasiados. Tantos como para pensar qué hay detrás de ellos: los ríos de llanto, los mares de dolor, los pantanos de miedo, los 120 mil desplazados, los más de 100 mil desaparecidos, los quién sabe cuántos huérfanos y la pregunta de si de verdad no ha sido ya suficiente.
Yo no sé si cuando se degustaron los beneficios de esta guerra, para legitimar a un gobierno tan cuestionado de origen, se anticipó lo que podría ocurrir en 2012. Me temo que no. Y que nadie imaginó que el peso y el precio de los muertos se echaría encima de un gobierno que apenas y puede con esta carga brutal que representan los balaceados, los enterrados, los torturados, los ejecutados y, por supuesto, los niños asesinados por soldados en retenes que son una ruleta rusa. Y que por todo ello está pagando una factura demasiado alta. Y además injusta, porque nos incluye a todos.
Por eso la omnipresente propaganda oficial nos taladra el oído y el cerebro con la cantaleta de que vamos ganando y que no había ninguna otra vía que la seguida hasta la fecha. Lo que pretenden es un control de daños por la sencilla razón de que éste es, tal vez, el año electoral más importante de todos los tiempos.
Por eso en el interior del PAN el debate de qué hacer con el peso de los muertos es cada vez más ofensivo, entre quienes pugnan por estar con Calderón hasta el final y quienes plantean como urgente un deslinde antes de que el deterioro sea irreversible. Ejemplos de ello son el cordecalderonismo a ultranza, frente a las posturas –más decidida en el caso de Creel y tibia de Vázquez Mota– en el sentido de que hace falta más inteligencia y menos violencia.
Y que conste que ni en el PAN ni en el Gobierno pueden quejarse de que nadie les planteó alternativas.
Han sido numerosísimas las voces que desde dentro y fuera han planteado otras opciones muy distintas para combatir al crimen organizado. Baste recordar la propuesta de nuestra UNAM, que fue oída pero no escuchada, vista pero nunca mirada con el rigor que merecía por su seriedad y amplitud. Que ofrecía una estrategia –ésta sí– integral que incluía un gran pacto político y social para atender las causas estructurales del fenómeno, un programa especial de atención a los jóvenes, la persecución en serio del lavado de dinero para desmembrar los cárteles del narcotráfico, igual medidas legales delincuenciales y el rediseño del esquema de prisiones, entre otras tantas ideas concretas, que ni el gobierno ni el PAN quisieron considerar siquiera.
Está claro que siempre hay un desgaste del partido en el poder. Pero otra cosa es la cuesta arriba de un año que se anticipa como recesivo en materia económica global, muy complicado para Estados Unidos y extraordinariamente complejo para nuestra dependiente economía mexicana. El problema adicional es que esa pendiente habrá que remontarla con el gigantesco peso de la guerra perdida que por momentos parece aplastante.
Por tanto, sea cual fuere el candidato de Acción Nacional, deberá enfrentar el escenario adverso de dos factores más que negativos: la violencia en las calles y los bolsillos vacíos.
Así que, a pesar de un bombardeo inmisericorde, es muy cuestionable la cauda de mensajes que intentan convencernos de las bondades de una guerra que ninguno pedimos. No hay campaña mediática, por muy eficientista que sea, que borre tan fácilmente el recuerdo y las imágenes de los montones de muertos en las calles, del fuego contra fuego sin importar quién queda en medio, de las persecuciones terroríficas en las ciudades, del reinado de los fantasmas en los pueblos, de las fosas clandestinas en los llanos, del sufrimiento de los torturados, de la tristeza infinita de las viudas, los parientes y los amigos; de cómo murieron Bryan y Martín en brazos de su madre en un retén militar.
Y todavía pelean tres precandidatos por alcanzar la candidatura panista a la Presidencia de la República. Y más aun la disputan ferozmente con Calderón y la cúpula del PAN. Yo me pregunto para qué.
Y sobre todo, cómo piensan hacerle para despojarse de la carga enorme que ya pesa sobre ellos. Las vueltas que da la vida.
Agro devastado
Veté fondo para sequía porque debo ser responsable:
Calderón
No puedo sacar de la mangalos $10 mil millones que decretó el Congreso, dice
Felipe Calderón dijo en Durango que rechazó el decreto
legislativo sobre fondos para estados afectados por el clima porque no puede
sacar dinero
de la manga. El Presidente entregó en ese estado documentos de afiliación al Seguro PopularFoto Notimex
José Antonio Román y Saúl Maldonado
Enviado y corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 5 de enero de 2012, p. 2
Jueves 5 de enero de 2012, p. 2
Durango, Dgo., 4 de enero. Al explicar su
veto al decreto legislativo que crea un fondo especial de 10 mil millones de
pesos para enfrentar la sequía en el país, el presidente Felipe Calderón aseveró
que no puede actuar de manera irresponsable ni sacarse de la manga dicha
cantidad de dinero
así como así.
Anunció cambios en las reglas de operación del Fondo de Desastres Naturales
(Fonden), con el fin de que los municipios que padecen sequía tengan acceso a
dichos recursos.
En gira de trabajo por esta entidad, aseguró que no se olvida de este grave
problema que se vive en varios estados, y que su gobierno ha emprendido ya una
serie de acciones para poder enfrentarlo.
No me he olvidado y no me olvidaré del grave problema que padecen Durango y otras entidades por la sequía, subrayó durante la ceremonia de izamiento de la bandera blanca en la entidad por la cobertura universal en salud.
Momentos después fue entrevistado por canales de televisión de Durango. Ahí
expuso el motivo por el cual vetó el decreto legislativo que lo obligaba a
entregar 10 mil millones de pesos a los estados afectados por la sequía:
no puedo sacarme el dinero de la manga... no puedo ser irresponsable.
Calderón dio entrevistas a dos canales televisivos locales. En ambos habló
del tema, insistiendo en que no puede arriesgar la estabilidad económica.
Agregó que no puede ser irresponsable para sacar recursos de las reservas
nacionales. Comentó que en el pasado México vivió experiencias tristes, en los
sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo, cuando las reservas se
quedaron sin fondos, situación similar, añadió, a la que está provocando la
crisis en Grecia.
El pasado 23 de diciembre, el Ejecutivo vetó el decreto aprobado por la
Cámara de Diputados, en el cual se ordenaba destinar 10 mil millones de pesos
para los estados afectados por problemas climáticos.
Desde la mañana, en la ciudad de México, se hicieron públicos en el recinto
de San Lázaro los argumentos esgrimidos por el Presidente para vetar dicho
decreto.
En ellos se señala principalmente que la Cámara de Diputados se extralimitó
en sus funciones, al pretender integrar ese fondo de apoyo a estados con
problemas causados por el clima.
Ya en la ciudad de Durango, durante el acto sobre cobertura universal en
materia de salud, el Ejecutivo expresó que no se ha olvidado del tema de la
sequía por la que atraviesan estados del norte del país, para lo cual el Fonden
cambia sus reglas de operación y contempla la emergencia por sequía.
Recordó que había una exigencia absolutamente clara de los duranguenses y de
otros mexicanos que cuestionaban por qué Tabasco y Veracruz cuando tenían una
inundación podían acceder a apoyos económicos del Fonden, mientras la sequía no
se consideraba desastre.
Quiero decirles que ya he decretado y he cambiado las reglas de operación del Fonden, y a partir de este año la sequía también será considerada un gasto emergente del Fondo Nacional de Desastres, afirmó.
En Durango, 34 municipios ya entraron en esa denominación, con lo cual ya se
instalaron los comités de evaluación, con posibilidades de acceder a apoyos por
sequía.
El Presidente detalló que durante este año se implementará un programa
emergente para distribuir agua potable en camiones cisternas, se reactivará el
programa de empleo temporal en el campo y se propondrá el cambio de cultivos que
son intensivos en consumo de agua hacia pastizales, que a la vez permitan
alimentar el ganado.
De igual manera, sostuvo, se apoya a los ganaderos con el fin de que puedan
rescatar el valor de sus reses,
para que no mueran por sequía y las puedan revivir en el mercado, con un apoyo del propio gobierno.
Anunció que ya se ha declarado el desastre por sequía en 34 de los 39
municipios duranguenses, los cuales empezarán a recibir el apoyo necesario.
Se esperaba que durante la visita presidencial se realizara alguna
movilización de la Confederación Nacional Campesina o de la Organización de
Defensa Campesina para reprochar el veto del pasado 23 de diciembre.
En los últimos 10 días los dirigentes de esas organizaciones han manifestado
la necesidad de recriminar a Calderón por haber vetado el decreto legislativo,
pero durante la visita ambas brillaron por su ausencia.
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