Por qué sí hubo genocidio en Guatemala
Marta Elena Casaús Arzú *
El histórico juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Sánchez como máximos responsables de masacres atroces fue suspendido, hasta que la Corte de Constitucionalidad dictamine el camino a seguir. Hemos escuchado, por conducto de más de 100 testigos y víctimas, vejaciones que estremecerían al mismo Himmler. Sin embargo, una vez más, a parte de la sociedad guatemalteca, la urbana, letrada e instruida, aquella que escribe en la prensa diaria, estos hechos la dejan indiferente.
La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948 define como genocidio
cualquier acto perpetrado con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Sus debilidades y ambigüedades han sido debatidas en los últimos años. Sin embargo, por sus características internas, el juicio se realiza por las leyes nacionales y el código penal guatemalteco, en el que la definición es:
Comete delito de genocidio quien con el propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico o religioso efectuare muerte de miembros de grupo; lesión que afecte gravemente la integridad física o mental de miembros del grupo; sometimiento del grupo o de miembros del mismo a condiciones de existencia que puedan producir su destrucción física total o parcial; desplazamiento compulsivo de niños o adultos del grupo, a otro grupo; medidas destinadas a esterilizar a miembros del grupo o de cualquiera otra manera impedir su reproducción. (Código Penal. Artículo 376).
He participado en el juicio aportando pruebas para demostrar por qué sí hubo genocidio en Guatemala. Resulta una evidencia, a la luz de los hechos y por los testimonios escuchados, así como por lo que se deduce de los planes elaborados por el ejército –Plan Victoria 82, Firmeza 83, Plan de operaciones Sofía– y las tesis de ascenso escritas por militares, que hubo planes y campañas destinadas a llevar a cabo un aniquilamiento de la guerrilla y de los grupos étnicos que habitaban esa región, con el objetivo de
quitar el agua al pez,
quitar el mar humano a la guerrillao con la frase
cada mazorca es un guerrillero.
Estos proyectos fueron diseñados, planificados y concebidos hasta el detalle desde el alto mando con campañas como la que contempla el Plan Sofía, con el fin de exterminar a los guerrilleros y a la población civil que supuestamente era su base de apoyo. En muchos de los informes del ejército se afirma que hay muy poca presencia guerrillera en determinada zona; no obstante, en la región ixil, denominada por los militares
triángulo Ixil, se decide hacer una
intervención roja, acabar con la población civil para
quitar el mar humano a la guerrilla,
las hojas y raíces al árbol.
La estigmatización de los grupos étnicos como subversivos y comunistas, que convierte a los indígenas en una
amenaza pública, es una de las razones principales por las cuales se llevó a cabo la aniquilación de un grupo étnico como tal. La construcción histórica del prejuicio contra el indio, primero como haragán, maleante, ladrón; después, en el siglo XIX, como raza inferior, degenerada e irredimible. Cuando estalla el conflicto armado se añaden los tópicos de comunista, subversivo y guerrillero. Es cuando
todos los indiosse conviertan en
amenaza pública.
La ideología racista es uno de los instrumentos para que actos y prácticas de violencia racista se conviertan en genocidio, porque para implementarlo es imprescindible justificarlo y considerar a
ese otrocomo genéticamente inferior, un lastre o un obstáculo para el desarrollo.
En Guatemala, el racismo es el mecanismo simbólico y justificativo que hace posible que los aparatos ideológicos y represivos del Estado decidan exterminar a unos ciudadanos frente a otros en función de un discurso biológico-racial. El discurso racista justifica sus prácticas y lleva a la eliminación de un grupo étnico al considerarlo inferior, enemigo interno,
prescindibleo no normalizable.
El genocidio va dirigido a un grupo étnico, racial o religioso. Durante el conflicto armado se cometieron actos de genocidio contra los ixil, achi, chuj, q’anjobal y k’iché. El proceso de aniquilamiento fue de una violencia letal y continuada, con coordinación y planificación desde el alto mando, cuyo objetivo fue la destrucción total o parcial de un grupo étnico en un área geográfica aislada y cercana adonde estaba la guerrilla, pero que no era zona de combates, la población no era combatiente y estaba desarmada.
Es evidente cómo operó el racismo en Guatemala, además de que las condiciones propuestas como presunciones de intencionalidad permiten declarar este juicio por el genocidio contra la población ixil y por crimen de lesa humanidad. Sólo si hacemos justicia podremos cerrar las heridas de una guerra atroz y sin cuartel contra la población desarmada y contra un grupo étnico, y ayudar a que la población sane sus mentes y sus corazones y pueda mirar el futuro con esperanza.
* Socióloga y escritora guatemalteca, catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid. Presentó el peritaje sobre racismo y genocidio durante el juicio contra los militares Rodríguez Sánchez y Ríos Montt.
Impacto del Pacto
Gustavo Gordillo/ IV y último
Tres acontecimientos han marcado el escenario nacional en los últimos días: los presuntos delitos usando a los programas sociales como instrumentos electorales, las movilizaciones de maestros disidentes y la crispación en el debate político.
El PxM es la autocrítica de un régimen atrapado por los poderes fácticos. Se buscaría por tanto restablecer el poder del estado limitando y restringiendo a los poderes fácticos.
Pero su punto débil tiene que ver con cómo se insertan en este arreglo las fuerzas políticas no partidistas o extraparlamentarias.
El PxM es un acuerdo entre las elites políticas. Es su virtud en el sentido que coloca al ámbito legislativo como el espacio privilegiado de negociación política inaugurando un nuevo formato político que ha permitido romper la parálisis.
Hasta antes del PxM los actores políticos se enfrentaban a un dilema social: se sabían víctimas y prisioneros de un arreglo que llevaba a la decadencia del país. Al no existir incentivos para tomar riesgos preferían el inmovilismo.
Con el Pacto todos tienen que ganar y también que perder. Gana más evidentemente el jugador que tiene la presidencia, pero también perderá más si se rompe el Pacto. Las oposiciones tienen esa ventaja aunque tampoco les conviene romperlo porque también ganan.
Los hechos presuntamente delictivos en Veracruz subrayan la absoluta necesidad, para la salud del Pacto y para que se construya una verdadera política social de Estado, de blindar rigurosamente los programas sociales frente a la política electoral. La permanencia del Pacto implica cooperación legislativa pero también competencia electoral. En ambos casos se necesidad confianza y buen juicio entre los pactantes
Empero el éxito del Pacto, en el sentido que conduzca a la transformación del régimen político exige resolver la debilidad mencionada al principio.
Desde la segunda mitad de los noventas se buscó hacer efectivo un postulado radical del neoliberalismo que se resume en la famosa frase thatcheriana respecto que la sociedad no existe. El efecto fue fragmentar colectividades y repudiar formas de acción solidaria.
Lo específico de esa visión es que obstruye o debilita los espacios vinculantes entre actores sociales impidiendo la construcción de interlocutores organizados.
Por ello y para establecer un puente con la clase política es de la mayor importancia fortalecer los movimientos sociales, y las organizaciones ciudadanas.
El gran dilema de toda movilización está entre mantener la tensión creativa de los movilizados y la construcción, mediante la deliberación con los poderes, de arreglos institucionales que rompan agravios e injusticias. ¿Cómo evitar la infiltración de provocadores que buscan la agudización del conflicto? ¿Cómo construir las instituciones que garanticen la organicidad de la movilización?
Para ello es necesario entender distintos móviles de la acción colectiva que se expresan en movilización y negociación. Encuentro tres.
Aquellos que ven las acciones colectivas como plataforma de lanzamiento propio o de grupo; es decir, en clave clientelista. Aquellos para quienes son etapas necesarias para influir sobre el poder o acceder a él, es decir, en clave oposicionista. Aquellos para quienes las acciones colectivas buscan transformar la sociedad y no aspiran a acceder a forma alguna de poder institucionalizado, es decir, en clave insurgente.
Entre los tres móviles se insertan los provocadores que buscan reventar los movimientos y deslegitimar al poder del estado.
Los tres móviles requieren tratamientos diferenciados para que no desemboquen en callejones sin salida. A eso llamo los espacios vinculantes.
Por cierto expreso mi completa solidaridad con la UNAM mi alma mater y su rector José Narro.
Twitter: gusto47
Todo olvidado
Bernardo Bátiz V.
En el país, pero especialmente en la ciudad de México, vivimos momentos asombrosos y confusos en los que el recuerdo y el olvido, el rencor y el perdón, surgen y desaparecen, se mezclan y se separan. La Cámara de Diputados entregará la medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri a un personaje muy conocido en la capital, Jacobo Zabludosky, periodista conductor de un programa de radio y por años titular del programa más importante de Televisa.
Frecuentemente en el Congreso falta sentido y oportunidad para ciertas decisiones votadas sin mayor análisis y apresuradamente; con independencia de los méritos de Zabludosky, el premio cívico que se le otorga demuestra una falta de memoria o bien gran generosidad de los legisladores de oposición.
PAN y PRD que votaron a favor, olvidan antiguos agravios, los únicos agradecidos por los servicios prestados antaño, son los de la mayoría priísta de regreso al poder; los opositores, hace ya algunos años, no fueron bien tratados por el hoy condecorado, la mayoría de sus actuales legisladores son jóvenes y no tienen por que hurgar en hemerotecas o viejos papeles y por lo visto los órganos de sus partidos no conservan alguna tradición oral.
Olvidaron o ignoran, que en cierta ocasión el PAN repartió por toda la ciudad miles de calcomanías en las que aparecía la caricatura de Zabludosky, adornada con una larga nariz igual a la del Pinocho de Disney, tan larga que ya tenía ramas, hojas y pajaritos; se trataba de echarle en cara que mentía en sus programas, cuando el icono del neopanismo Manuel J. Clouthier competía con Salinas por la Presidencia de la República. Entonces la terquedad y el valor civil de Maquío lograron que se abrieran las puertas de la televisora para darle oportunidad de responder y aclarar lo que parecía un ensayo de guerra sucia, tan útil después.
Personalmente recuerdo otro caso que nos ofendió: el día de las elecciones presidenciales en que competían Pablo Emilio Madero por el PAN, el viejo PAN, y Miguel de la Madrid por el PRI, el mismo PRI, en el programa de Zabludosky pasaron una gacetilla falsa y perversa, para desalentar a los votantes, diciendo que Madero se había retirado esa mañana de la contienda; no se pudo aclarar la nota en todo el día, ni el principal del programa ni sus ayudantes recibieron llamadas o aceptaron aclaraciones.
El PRD tienen agravios diferentes, por lo visto también olvidados, en los que participó el subordinado de quien por confesión propia se decía
soldado del Presidente; en ese juego de metáforas, el ahora reconocido y premiado, hubiera sido entonces algo así como el que llevaba la cantimplora del
soldado del Presidente. Los diputados del conocido partido de izquierda, han olvidado que, a quien hoy condecoran fue consejero del presidente Díaz Ordaz, precisamente en el área de relaciones públicas y comunicación social, en momentos en que tanto se calumnió y persiguió a los jóvenes y maestros del movimiento estudiantil.
Pero es un noble principio olvidar los rencores; quien da nombre a la medalla Eduardo Neri demostró gran valor y decisión en un discurso en 1913, en el que echó en cara a Victoriano Huerta, desde la tribuna de la XXVI Legislatura, la traición a Madero y Pino Suárez. No fue Neri asesinado como ellos o como Belisario Domínguez o Adolfo Gurrión, sobrevivió e hizo carrera política apadrinado por Álvaro Obregón.
Puede ser que quienes hoy confieren la medalla, equiparan aquel discurso de 1913 con la valiente crítica del condecorado al jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, empeñado en que un nostálgico tranvía recorriera el Centro Histórico. Ahí mostró el periodista su flamante independencia y su recién estrenado valor civil, hoy reconocido por perspicaces, pero olvidadizos legisladores.
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