Los peñapriístas no aprenden de sus errores y van al des-peña-dero
Autor: Álvaro Cepeda Neri *
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Sección: Conjeturas
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Una de las primeras reglas de la racionalidad es que debemos de aprender de nuestros errores, sobre todo cuando los políticos y aspirantes (además de aspirante, Peña es suspirante) “meten la pata”. Ya registrado como precandidato y candidato único (sin iniciar siquiera su campaña), ya se autodescreditó, y sigue cometiendo estupideces que le cuestan votos. Nadie lo respeta a diferencia del presidente Felipe Calderón que cuando menos, tras su toma de posesión ilegítima por su dudosa y pírrica victoria en las urnas, a los 100 días ya era un pobre diablo y así está terminando su mal gobierno apuntalado por la razón de las armas.
Peña ya es un hombre al agua y aunque alegue que es “puntero” (en las encuestas de Roy Campos-Televisa y de su encuestador Liébano Sáenz Ortiz, el todavía “corre-ve-y-dile” del expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León) va cayendo, y en la “plaza pública” del Twitter como de boca en boca, es como el rey que creía estar vestido con sus mejores galas, pero ante el pueblo estaba desnudo con su vanidad como único traje. Y desnudo está Peña, quien en lugar de callarse (calladito se ve tan bonito como lo presenta Televisa) se atreve a replicar a quienes lo critican por sus tonterías.
A seis meses de la elección, está fichado por la opinión pública atenta a los sucesos políticos. Se ha “quemado” con sus manifestaciones de ignorancia (circula el chiste de que “ya le quitaron su credencial de e… lector”) y más cuando se defiende a tontas y locas, porque sus asesores han de ser igual o peor de imbéciles. De otra manera no se explica que con todo y apuntador (en la oreja izquierda lleva lo que en los medios de comunicación llaman “chícharo”, por medio del cual le “soplan”), cometa error tras error. Y ya no en cuanto a títulos y autores de libros (como ignorar el monto del salario mínimo, por ejemplo). Y así aspira a ganar la elección (no es cierto que ya la tiene en el bolsillo… pues “del plato a la boca se cae la sopa”). Más nos vale a los ciudadanos no votar por su Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los electores que van a decidir, en su mayoría mujeres (por él sólo sufragarán las 300 mujeres de su porra que lleva a todos lados para que le aplaudan) y los varones jóvenes, en una de esas vuelven a repetir la victoria… pero de Andrés Manuel López Obrador, el perredista amoroso.
Ha de insistirse en la frase que se ha cumplido como profecía política: “Los dioses ciegan a los que van a perder […] Pero antes los apendeja un poco”. Y Peña, su facción mexiquense y su mitad del PRI, andan apendejados. Todo porque no quieren aprender de sus errores. Los peñapriístas se “trompiezan” (porque lo hacen con la trompa) a cada rato y en lugar de quitar la piedra del camino (no tanto “por los que vienen detrás”, como dice la hermosa canción del cantante Alberto Cortés), la ponen delante de ellos. La crítica de Carlos Fuentes les quitó más de dos puntos de sus encuestas. Enrique Krauze, que vota por el PRI-Peña, lo perdona. Pero el peñapriísmo, blanco de bromas, burlas y críticas se encamina al borde del abismo. Caricaturizado con orejas de burro parado en una esquina e ignorante, Peña ya perdió toda credibilidad. Con todo y que su PRI lo lleve a mítines con ciudadanos comprados, nadie lo respeta y sus adversarios lo van a traer del cogote. “Los dioses, pues, ciegan a los que van a perder…”.
*Periodista
El uso indebido de recursos públicos del peñanietismo
Autor: Álvaro Cepeda Neri *
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Sección: Ex Libris
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Para muestra basta un botón. Y en el ejercicio del Presupuesto de Egresos del Año Fiscal 2008, el peñanietismo (y su secretario de Finanzas, Luis Videgaray Caso) destinó “recursos ilegalmente y se malversaron los fondos que integran el erario […] De ellas se desprenden responsabilidades penales que pueden acreditarse”. El libro de José Guadalupe Luna Hernández, Información programática y rendición de cuentas. Claves para entender el uso indebido de los recursos públicos en el gobierno de Enrique Peña Nieto, en sus casi 500 páginas desglosa más desvíos. Es un trabajo excepcional que precisa cómo el Grupo Atlacomulco abusó de esos recursos para promover la imagen política del entonces desgobernador y ahora candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que intentará lo que después de Adolfo López Mateos no lograron Carlos Hank González (el del “un político pobre, es un pobre político”); los dos Alfredo del Mazo; Emilio Chuayffet; y la cínica tentativa de Arturo Montiel.
El “manejo indebido de fondos y recursos federales” (artículo 110 constitucional) y de los estados, es una forma de corrupción; como en Coahuila donde se involucra a uno de los Moreira (hermanos que se turnaron el poder Ejecutivo) en el presunto desvío de más de 30 mil millones de pesos, que la Comisión Bancaria autorizó “reestructurar”, y datos de que “aumentó sustancialmente” el patrimonio de la elite gobernante coahuilense. El autor investigó el ejercicio del presupuesto de 2008, en el contexto de los feminicidios, pobreza, desempleo, represiones violentas (Atenco, ya en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la Organización de los Estados Americanos) y la millonaria promoción de la imagen de Enrique Peña Nieto en Televisa, TVAzteca, Televisión Mexiquense, radiodifusoras, periódicos y revistas.
Es un documento legal, contable y un alegato político que exhibe el manejo a modo del capital de los mexiquenses y las partidas federales que tuvieron fines contrarios a los asignados para su uso. Puede que Peña Nieto, candidato único del priísmo más dinosáurico, integrado por los sobrevivientes más corruptos y autoritarios (Carlos Salinas de Gortari, Montiel, Chuayffet, Francisco Paco Rojas Gutiérrez, los Gamboa Patrón y Gamboa-Confederación de Trabajadores de México, Elba Esther Gordillo-Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación-Partido Nueva Alianza) no tenga a su nombre parte de ese enriquecimiento ilícito, pero sí sus cómplices; con depósitos en el extranjero y lo que se gastó en medios de comunicación para que Peña sea otra “estrella” del Canal de las Estrellas, casado con la Gaviota, Angélica Rivero.
Dividido en dos partes y seis capítulos con un prólogo de Víctor Manuel Bautosts, documenta la falta de justificación financiera de más de 14 mil millones de pesos, (sólo en 2008). Los directamente responsables son Peña Nieto y su secretario de Finanzas, Videgaray Caso, quien presume será el próximo secretario de Hacienda y Crédito Público. Contra ellos el autor del libro presentará una denuncia penal en la Procuraduría General de la República, como “responsables de un golpe de Estado técnico, pacífico, por lo menos hasta ahora, pero agravado”.
Ficha bibliográfica:
Autor: José Guadalupe Luna Hernández
Título: Información programática y rendición de cuentas. Claves para entender el uso indebido de los recursos públicos en el gobierno de Enrique Peña Nieto
Editorial: Libermex, 2011
*Periodista
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