¿Qué podemos esperar de 2012?
Gonzalo Martínez Corbalá
Después del descanso obligado que finalizó el domingo, por fin empieza el tan esperado año de 2012, al cual, igual que siempre llamamos nuevo, más como una esperanza que como una realidad, pues los fenómenos naturales y los sociales no tienen el mismo calendario, o simplemente no tienen voluntad ni vocación propias para seguir el ritmo de las celebraciones de fin de año.
Pero quizá si analizamos un poco el fenómeno de la medición convencional del tiempo, encontraremos algunas pistas que nos indiquen algo que ayude a descifrar este fenómeno de suyo complejo. Probablemente nos daremos cuenta de que hay más incógnitas que datos ciertos para resolver las ecuaciones que nos permitirían llegar a resultados incontrovertibles.Éste es un intento de explicación de lo que nos pasa en cualquier momento de la vida, retorciendo las cosas valiéndonos de un método matemático, que no por elemental es menos ajeno a la mayoría de la gente, sobre todo en estos tiempos en los que los sistemas indeterminados los resuelve cualquier alumno de preparatoria valiéndose de su celular o de su compu mediante algún programa que sabe manejar mejor que los de mi generación.
La solución de problemas que se plantean a un joven actualizado al máximo se convierte en una maniobra mecánica que da a las nuevas generaciones la posibilidad de resolver todo lo que no les significa más que obstáculos de vida efímera, pues los resuelven pulsando alguna tecla de su computadora, y con eso están ya del otro lado.
En nuestro país tuvimos un presidente que dedicaba más tiempo a obtener resultados de su computadora a solas en el despacho presidencial que a dar la debida atención a los mexicanos, con algunos programas que seguramente le vendió a buen precio alguna de las marcas más conocidas en el mercado de la estrategia político-militar que han llegado a convencer a muchos de los líderes y gobernantes en todo el mundo de que por esta vía y con esta herramienta podrán encontrar las soluciones a los problemas sociales, financieros y del ejercicio del poder más pronto y mejor que en tiempos pasados y en diversas condiciones.
Esto lo dice, estimado y respetado lector, quien tiene un hijo de más de 40 años que lleva el nombre de la computadora que hace cuatro décadas abrió el campo de la computación digital al mundo, lo cual seguramente le dirá algo de la importancia que las computadoras habrían de tener en la vida del hombre tal como sucede en la realidad que vivimos hoy día.
La capacidad creadora del hombre y la intuición crearon las computadoras que funcionan con los programas, verdadera creación grandiosa de los tiempos modernos, pero que no sustituirán jamás al hombre ni su sensibilidad, que junto con otras facultades que citamos más arriba, fueron las que permitieron a gobernantes como Lázaro Cárdenas, en México, y Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos; Nelson Mandela en Sudáfrica, y Mahatma Ghandi, en India, realizar verdaderas epopeyas no solamente de alcance nacional, sino de orden mundial. Asimismo, hay que citar a quienes en otros tiempos sacaron adelante a nuestro país venciendo problemas que a los programas y las computadoras del presidente del que hablamos le habrían dicho que no sería posible hacerlo. Me refiero a Benito Juárez, quien en su carroza llevó la soberanía nacional por todo el país hasta que finalmente logró rescatarla, para orgullo y beneficio de los mexicanos.
¿Qué podemos esperar del año 2012 que ahora empieza? Podemos esperar que las crisis que se padecen en muchas partes del planeta, como la económica por la que pasa el viejo continente, Europa, no nos afecte demasiado, al punto de que pudiera desatarse una contracción económica mundial que frenara el crecimiento en la Unión Europea, que está defendiendo el euro a capa y espada, pero que todavía no obtiene a resultados prometedores. La canciller Angela Merkel, en su mensaje de Año Nuevo, apremia a toda la Unión Europea a aprender de sus errores, y ha vaticinado un camino largo, no libre de incidentes, para superar la crisis que seguramente irá más allá de este año.
En las noticias de última hora, El País da cuenta de que el jefe del Pentágono, Leon Panetta, ha manifestado hoy al mariscal Mohamed Tantaui, jefe del ejército de Egipto, su
profunda inquietudpor los registros de 17 organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, algunas de las cuales son estadunidenses, según France Presse. Mientras Al Qaeda se mantiene en combate en Yemen, con su ejército falleciendo. Entre decenas de insurgentes que han muerto, Reuters informa del deceso de un familiar directo del líder de Al Qaeda.
Por su parte, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, hace votos por que la tensión entre las dos Coreas afloje, ofreciendo su apoyo incansable para reducir las tensiones en la región que representan un grave peligro para los aisiáticos.
En síntesis, 2012 puede ofrecernos la posibilidad de lograr lo imposible, hasta ahora, y hacemos votos por que así sea y se logre la paz en el mundo, así como el entendimiento entre todos los hombres que desplieguen su capacidad creadora y maravillosa intuición.
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Políticas de izquierda
León Bendesky
La reflexión sobre las diferencias en el modo de gobernar de izquierdas y derechas, según el uso convencional de los términos, no se restringe a las situaciones de crisis. Puede hacerse de forma productiva, en condiciones de relativa y frágil estabilidad económica, como la que hay en México.
El estancamiento como proyecto es insostenible. Debe cuestionarse aún más ante la posibilidad de una recesión mundial con un estrechamiento de los mercados para las exportaciones, menos espacio para la emigración de trabajadores, más ocupación informal y un marco institucional ineficiente.A priori no puede decirse nada de una distinción entre el modelo económico y social impuesto desde hace tres décadas por el PRI y el PAN y la alternativa que podría significar ahora una propuesta de gobierno que debe hacer la izquierda reunida en torno de López Obrador. El peso de la prueba recae sobre su programa.
El campo de acción es, ciertamente, muy amplio y sus posibilidades son relevantes. No están restringidas a criterios de índole técnica ni a esquemas o concepciones ideológicas únicas. Pero tienen que ser funcionales para sostener la capacidad de existencia de las familias y la generación de productos para abastecer la demanda. Para ello hay un arreglo fiscal pendiente para ordenar los ingresos y los gastos y el financiamiento de la economía. Esta debería ser la prioridad de una nueva hacienda pública.
La propuesta tiene una oportunidad valiosa y que no debe desperdiciar para replantear el modo de operación de la economía mexicana y los criterios políticos que la sustenten para renovar el crecimiento productivo y el proceso de generación de ingreso y riqueza. Así, podrán identificarse opciones y advertir los obstáculos que enfrentan; habrá más claridad sobre lo que se quiere y, esperemos, pocas sorpresas.
El tipo de políticas convencionales se vuelve cada vez menos eficaz y más oneroso. Así se aprecia en diversos casos y la adaptación es lenta. En España se ha impuesto un verdadero
paquetazo económicotras la asunción del gobierno por el Partido Popular. Un cuestionamiento válido en ese país es, precisamente, si hay diferencias relevantes entre modos de gobiernos, sean de izquierdas o derechas.
Los populares ganaron las elecciones con mucha holgura, mandato tienen de sobra, ante lo que se percibe como una falla grave de gobierno de los socialistas. Impondrán sus criterios políticos y técnicos para enfrentar una honda crisis con 5 millones de desempleados, alto déficit público y endeudamiento. Qué habrían hecho los socialistas en esta situación es, por ahora, sólo una hipótesis.
El caso es que de lo primero que se dieron cuenta ya instalados es que el déficit fiscal que se estimaba en 6 por ciento del PIB para 2012 resulta que será de ocho. ¡Vaya sorpresa! Pues ¿dónde estaban las cuentas? Y así, a darle con un ajuste, que durante toda la campaña se había propuesto como duro pero no de esa magnitud. Otra sorpresa.
El inicio del inicio, como si necesitara de reiteración, lo denominó la muy poderosa vicepresidenta. Según ella, para llegar a una posición fiscal compatible con las exigencias de la Unión Europea, 4.4 por ciento del PIB el año entrante. Su convicción es llamativa. Sólo tiene certezas, vicio de los políticos que no admiten dudas; bien nos haría.
Ahora, a cortar todo el gasto que se pueda y a subir los impuestos. Esto, bien se sabe, no es neutral. El gasto se recorta en inversiones y programas sociales, y los impuestos se recargan sobre los ingresos de los que trabajan, especialmente de lo que aún se llama clases medias. Nada nuevo. El impuesto solidario ofrecido en campaña desapareció tan pronto como hablaron los ministros de Economía y de Hacienda.
El péndulo político provocado por la crisis ha tenido otra expresión en Italia. Ahí, nada de elecciones para sustituir el desastre berlusconiano. De plano se impuso a un técnico económico de la burocracia europea para hacer lo que se debe. Y, bueno, es otra manera de ejercer el poder: prescindir de los políticos profesionales y los partidos para arreglar las cosas. En Grecia, igual. Puerta abierta a las tentaciones de toda índole.
Todos se enfrentan al juicio de los mercados, es decir, de quienes mueven las inversiones en el planeta. La credibilidad es la moneda de cambio, pero ésta no se emite directamente por una autoridad soberana; se gestiona en términos de rendimientos financieros.
Estos ajustes se aplican para salir de la recesión ya instalada, reduciendo el déficit y, con él, la demanda interna. Así sólo puede haber más recesión; el ajuste es circular. Pero nadie tiene tiempo en la política ni paciencia en los mercados.
Las convicciones políticas están firmes, el ajuste de la demanda se impone como única vía, cualquier otra versión más próxima al keynesianismo se toma como herejía o de plano tontería. La crisis ha cuestionado frontalmente al Estado, aunque las evidencias no sean tan claras. El déficit fiscal de España era modelo, el endeudamiento fue contratado esencialmente por el sector privado, cuando la burbuja especulativa reventó, el Estado entró al salvamento.
Tal como ahora se plantea resolver la crisis que estalló en 2008 en Estados Unidos y Europa, sólo podrá hacerse provocando nuevos episodios de especulación. En medio de la recesión, será más difícil pagar la deudas de las familias y las empresas, los bancos resentirán el efecto en sus balances, los reguladores reaccionarán con más exigencias de capital y el crédito será menor. Los riesgos llamados sistémicos no se han eliminado.
Aprender a Morir
Hernán González G.
Sobrevivientes de la segunda venganza de Lucifer –la primera es la Semana Santa– o temporada navideña, en que afectos por decreto, consumismo por compromiso, gula por acoso y alcoholímetros por hipocresía nos reiteran más que el impreciso nacimiento del futuro redentor la incongruencia de la naturaleza humana, algunos amigos aprovecharon para reunirse a fin de año y abordar incluso temas escabrosos.
Entre bromas y veras una dama octogenaria me señaló que la columna anterior, ¿Vivir o durar?, reflejaba una carencia de sentido de vida que hacía evidente mi inclinación por un enfermizo sentido de muerte. ¡Bolas!, pensé y argüí que una cosa era la tanatofilia o afición por lo mortífero y otra muy diferente la tanatología o estudio multidisciplinario de la muerte y el morir, pero rescatados de la impositiva esfera religioso-estatal.
Añadí que así como se habla del derecho a una vida digna también tiene que hablarse del derecho a una muerte digna, sobre todo tratándose de racionales, de individuos con capacidad para decidir y no a merced de creencias amedrentadoras o de dolorismos salvíficos cuando se está en condiciones indignas de sobrevivencia. La vida no es sagrada por sí misma, sino en función de unos mínimos de calidad y de dignidad humana, no de imposiciones varias.
Entonces una señora de no malos bigotes, que después supe que era hija de la octogenaria, pronunció estos versos con entonada y refrescante voz:
Unidos con tu Iglesia recorremos/ la senda que lleva hasta el Calvario,/ llevando en nuestro cuerpo tus dolores/ y sufriendo lo que aún no has completado. Varios aplaudimos la forma en que los dijo más que el fondo de lo dicho, perteneciente al inaccesible terreno de la fe personal.
Todos somos moribles, pero que no empujen, observó con humor otro de los asistentes, y alguien le replicó:
Nadie debe empujarnos a la muerte sino nuestras propias decisiones cuando la vida, deteriorada o no, nos resulte verdaderamente insoportable, más allá de las expectativas de otros, de los dogmas que suscribamos o de los temores que carguemos. La responsabilidad humana es puesta a prueba cuando la industria de la salud rebasa toda sensatez y retarda artificialmente un tiempo de morir. El miedo y el sufrimiento personales son intransferibles.
Los mariachis callaron. No es cierto, no había mariachis, pero con su momentáneo silencio los contertulios exhibieron un asomo de reflexión.
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