Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 3 de abril de 2012

Anonymous, sin pruebas de corrupción de López Obrador- Guerra de concepciones- Oliva, el “mapache” de Vázquez Mota

Anonymous, sin pruebas de corrupción de López Obrador

MÉXICO, D.F. (apro).- Anonymous reveló que puso la lupa sobre el candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, para tratar de descubrir posibles actos de corrupción.
Sin embargo, el colectivo de hackers aclaró que hasta el momento no ha encontrado nada que lo incrimine, por lo que convocó a usuarios de las redes sociales a allegar pruebas que vinculen al tabasqueño en actos contrarios a la ley.
El lunes pasado, los hacktivistas publicaron en una de sus cuentas, ‏@anonopshispano, que dicha labor de
investigación la hacen sin afán partidista.
“Sin afán partidista, Anonymous no apoya a nadie, no pudimos encontrar evidencia de corrupción de AMLO, Si la tienen, envíenla”, escribieron en su cuenta los hackers.
Debido a la controversia que generó dicho comentario en Twitter, el colectivo de hackers añadió uno más que decía que cualquier información de cualquier político iberoamericano “es bienvenida” e insistió en que “Anonymous no apoya a nadie”.
Sin embargo, para el caso específico del tabasqueño crearon un hashtag para recibir las probables pruebas de corrupción que pudieran ofrecer los cibernautas.
“Está candente el debate sobre la corrupción de @lopezobrador_ ¿Les parece si usamos el HT #PruebasAMLO?”, escribieron en su cuenta.
Las supuestas pruebas presentadas por los detractores de López Obrador, se redujeron a presentaciones de datos que son de dominio público y que han sido cuestionados en diferentes momentos y circunstancias.
Por ejemplo, que terminó su carrera en la UNAM en 14 años, que obtuvo 7.2 de promedio, que sus hijos no estudiaron en escuelas públicas, que le dio la espalda al diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña, así como su relación con René Bejarano, Gustavo Ponce y Carlos Ahumada, los tres últimos protagonistas de los videoescándalos que hasta la fecha lo siguen.
En contraparte, seguidores del tabasqueño se ufanaron de que hasta ahora nadie haya podido aportar pruebas reales de posibles actos de corrupción.
Incluso subieron un video de un evento en el que la periodista Anabel Hernández, coautora de “La familia presidencial” afirma que desde su experiencia como especialista en temas de corrupción, no le ha podido encontrar algún acto de corrupción a López Obrador.
Presumieron los partidarios del candidato de las izquierdas:

@krol_sun_claire: “Ni Anonymus ni Anabel Hernandez le encuentran actos corruptos a AMLO. Andrés es honesto y eso molesta a corruptos. #PruebasAMLO”

@DanAlonso: “Google tampoco encuentra Actos de Corrupción de AMLO #PruebasAMLO”

@YourAnonNews: “#Anonymous investiga a AMLO, no halla evidencia de corrupción | http://bit.ly/Hdb4Q1#PruebasAMLO”.
Además, a través de la cuenta ‏@jovenesamlo, simpatizantes del tabasqueño pidieron “piso parejo” y propusieron crear etiquetas también para los candidatos del PRI, Enrique Peña Nieto, y del PAN, Josefina Vázquez Mota.
“Les propongo que un animo de equidad, también usar #pruebasEPN y #pruebasJVM y esperar resultados”, escribió en su cuenta.
Los hacktivistas respondieron de forma afirmativa y crearon las etiquetas #PruebasEPN y #PruebasJVM “para sacar trapos al sol”.
Sin embargo, igual que en el caso de López Obrador, sólo exhibieron notas periodísticas y videos caseros sobre información ya difundida.
Sólo en el caso de Peña Nieto, el usuario @guillermojuarez, exhibió una fotografía de un documento, supuestamente del Instituto estatal de Acceso a la información pública (ITAIPEM) en el que señala que se rechaza una solicitud de investigación por probable enriquecimiento ilícito del exgobernador Arturo Montiel Rojas, “por extemporáneo”.
“En el gob de @EPN el ITAIPEM decidió ocultar la información sobre el caso montiel #pruebasEPN #NiUnVotoAlPriAN http://pic.twitter.com/k84O2HBl”, escribió en su cuenta.

Guerra de concepciones

San Lázaro. Mayoría de hombres. Foto: Benjamin Flores
San Lázaro. Mayoría de hombres.
Foto: Benjamin Flores
El Trife y el IFE han impuesto a los partidos políticos el cumplimiento de la ley electoral que establece la fórmula 60/40 de candidatos/as a puestos de elección popular. Esta proporción, decidida por el Congreso hace ya cinco años, exige que no haya más de un 60% ni menos de un 40% de candidatos del mismo “género”. Para las candidaturas uninominales esto puede significar 180 hombres y 120 mujeres, o también 180 mujeres y 120 hombres. La fórmula de 60/40 es el ajuste flexible, “a la mexicana”, de la paridad (50/50). De hecho, las diputadas integrantes de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados que en 2007 promovieron dicha reforma hablaron inicialmente de paridad, pero a través de la Comisión de la Reforma Política, presidida entonces por Diódoro Carrasco, se votó la contrapropuesta de 60/40.
La paridad es la vía que las democracias más avanzadas han implementado para garantizar una proporcionalidad entre hombres y mujeres en los espacios donde son tomadas las decisiones públicas. La composición sexuada de la población (½ de mujeres y ½ de hombres) es paritaria y, por lo tanto, una representación justa debería ser la de ½ mujeres y ½ hombres. Así de sencillo. Justamente por ese equilibrio demográfico de la diferencia sexual es que se puede otorgar paridad política, mientras que las demás diferencias humanas son de otro orden: en ninguna parte hay ½ de indígenas y ½ de mestizos, o ½ de católicos y ½ de ateos, o ½ de homosexuales y ½ de heterosexuales.
En México, como en el resto del mundo, las mujeres están subrepresentadas en el gobierno y en el Congreso. Esto no se debe a la inexistencia de mujeres capaces de dirigir nuestras instituciones políticas, sino a que el poder político trabaja para perpetuarse a sí mismo y desde hace tiempo lo que se ha estado reproduciendo es un esquema patriarcal. Por eso las mujeres políticas, acompañadas de algunos hombres progresistas, han venido pugnando desde hace años por un mecanismo que fortalezca la presencia femenina en las instituciones con responsabilidad pública.
Las reacciones, como se ha podido ver en estos días, son adversas cuando se afecta el monopolio masculino de la política: desde alegatos sobre lo discriminatorio que es “imponer cuotas”, hasta exabruptos furiosos de quienes “pierden” lugares que ya consideraban propios. Tal vez lo más sorprendente sea la amplia ignorancia que se ha manifestado sobre el sentido de la acción afirmativa: acelerar el proceso de igualación política entre mujeres y hombres. La igualdad sustantiva requiere no sólo igualdad de oportunidades y de trato, sino que implica obtener igualdad de resultados. Se empieza por corregir la representación insuficiente de las mujeres, pero para alcanzar la igualdad de resultados no sólo se debe garantizar cierta cantidad de mujeres en las listas, sino también colocarlas en distritos ganadores para que el resultado de la elección arroje un número similar de mujeres y hombres. ¡Pero cómo, quieren todo!, exclaman furibundos algunos hombres. No –responden las mujeres–, sólo queremos lo que nos corresponde. Somos la mitad de la población, nos toca la mitad de la representación.
Las acciones afirmativas causan problemas internos en los partidos y gobiernos, pero ¿acaso hay otra manera de repartir un poder que está desproporcionadamente repartido? La paridad redistribuye recursos y poder más equitativamente, y cuando es integral y conlleva paridad educativa y doméstica, subsana desde la raíz la desigualdad social entre mujeres y hombres. La paridad educativa requiere una coeducación mixta, con aprendizaje sobre la igualdad de género, y la paridad en el hogar impulsa una repartición más equitativa de las tareas domésticas y de cuidado, con apoyos sociales para conciliar las responsabilidades familiares y laborales. De ahí que se vea la conjunción de paridad política, paridad educativa y paridad doméstica como una palanca fundamental para construir un orden social más igualitario.
Hay que congratularnos por la determinación del Trife y del IFE, pues además de que respalda una decisión votada en el Congreso y renueva el sistema de representación política, también obliga a pensar la justicia y la convivencia entre mujeres y hombres de otra manera. Protestas de los partidos y de muchos hombres políticos las hay, y las seguirá habiendo. Y es una pena que incluso comentaristas políticos de primer nivel no hayan entendido el sentido positivo que tiene esta acción afirmativa. Las costumbres machistas no se eclipsan graciosamente del escenario político por una decisión, por más justa que sea. Pero es indiscutible que el objetivo del 60/40 ayuda no sólo a una más exacta representatividad de la nación, sino fundamentalmente a una mejor convivencia y al aumento de calidad de nuestra democracia.
La guerra no es entre los sexos. Es entre una concepción política que se aferra a privilegios arcaicos a los que se ha acostumbrado y una concepción que aspira a un futuro donde la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres sea una realidad. Ojalá que el revuelo mediático que ha causado esta acertada decisión abra un debate público que esclarezca las dudas en torno a la paridad. Pero, por lo pronto, felicidades a la magistrada y los magistrados del Trife, y a todo el equipo del IFE.

Oliva, el “mapache” de Vázquez Mota

El exgobernador panista de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez. Foto: Eduardo Miranda
El exgobernador panista de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez.
Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (apro).- Qué ominosa señal envía Josefina Vázquez Mota a la sociedad al confiar su éxito al gobernador con licencia Juan Manuel Oliva, emblema de lo peor del Partido Acción Nacional (PAN): Mal gobierno, clientelismo, defraudación electoral y fanatismo religioso.
De entrada, el discurso del PAN y de Vázquez Mota de asociar el endeudamiento a gobernantes priistas y perredistas se derrumba, porque Oliva disparó la deuda de Guanajuato nada menos que en ¡425%!
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ubicaba la deuda de Guanajuato en 7 mil 595 millones de pesos al primer semestre de 2011 –hace casi un año–, y cuando el panista asumió el gobierno era de sólo mil 303 millones.
El informe de la SHCP sobre Guanajuato, cuyo gobierno Oliva dejó para asumir la secretaría general adjunta del PAN, establece: “El saldo de las obligaciones del gobierno del estado y sus organismos se incrementó 18% con respecto a septiembre del año anterior. Asimismo, para el periodo diciembre 2005-septiembre 2011 se observa un incremento de 425%”.
El gobierno de Oliva se caracterizó, también, por la opacidad en el manejo de los recursos públicos y el favoritismo a familiares, amigos y colaboradores, escándalos a menudo silenciados por abundantes recursos para los medios sometidos y el boicot publicitario para los remisos.
Un ejemplo de opacidad y corrupción es la compra de los terrenos para lo que sería la refinería bicentenario –que finalmente fue para Hidalgo y de la que ni siquiera se ha puesto un ladrillo–, cuyas 970 hectáreas costaron mil 700 millones de pesos y que, además, están ociosas.
Para esta operación se creó una empresa fantasma denominada “Cereal y Pastas Finas”, que compró tierras a los ejidatarios y pequeños propietarios, sin que se haya presentado jamás un informe detallado, lo que ha dado lugar a señalamientos de corrupción.
Otro ejemplo de despilfarro y opacidad, que también ha generado sospechas de corrupción, es la Expo Bicentenario, donde Joseph Ratzinger ofició la multitudinaria misa, que costó casi lo mismo que la Estela de Luz de Felipe Calderón: aproximadamente mil 500 millones de pesos.
Oliva acaba de estrenar una mansión que, según las estimaciones, tiene un valor de 10 millones de pesos, pese a que durante todo su gobierno sólo ganó 8 millones.
Con Oliva en el gobierno, Guanajuato retrocedió en competitividad, pero sobre todo su vida política se degradó con conductas de defraudación electoral, en las que es experto. Aun los propios que han desafiado a la facción hegemónica, encabezada por la secta secreta El Yunque, han sido aplastados.
El ejemplo más reciente es el de José Ángel Córdova Villalobos, quien afirmó que Oliva implementó una elección de Estado para imponer a su delfín, Miguel Márquez, otro prominente juramentado.
Otro ejemplo es el de Javier Usabiaga, exsecretario de Agricultura con Vicente Fox y quien fue aplastado por disputar la candidatura al Senado al exgobernador Juan Carlos Romero Hicks, oscuro director del Conacyt con Calderón.
“Hemos convertido el voto en una mercancía”, dijo Usabiaga luego de enumerar todas las prácticas fraudulentas desplegadas por Oliva, quien como presidente del PAN, en el 2000, también las ejerció.
Ese año, tal como lo documentó Proceso, Oliva hizo todo para aplastar a Eliseo Martínez y se impuso a Romero Hicks, en cuyo gobierno construyó su proyecto para relevarlo, lo que ocurrió en 2006.
Oliva ha sido uno de los artífices del clientelismo panista que ha creado centrales obrera, campesina y magisterial, así como ha afiliado al PAN a tianguistas y transportistas. Hay agrupaciones de taxis que llevan los nombres de Manuel Gómez Morín, Manuel Clouthier y Carlos Castillo Peraza.
Estas clientelas, asociadas a los programas de gobierno, son sobre todo usadas para actos de gobierno y partidistas, porque quien tiene un trato de privilegio es el empresariado, que sin embargo también está llegando al hartazgo.
Este modelo sedujo a Germán Martínez, quien como presidente del PAN ofreció “guanajuatizar México”, quizá ignorante o de plano cómplice de la lógica de facción con la que ha sido gobernado Guanajuato por la organización ultraderechista El Yunque.
El propio seudónimo de Oliva en El Yunque revela su talante fanático: Eugenio Passelli, Pío XII, quien fue papa de 1939 a 1958, durante la Segunda Guerra Mundial, y que alcanzó el concordonato con la Alemania de Adolfo Hitler.
Oliva, sin embargo, no es tan electoralmente eficaz como se ufana: En las elecciones de 2010 se hizo cargo de la operación en Aguascalientes y Tlaxcala para retener los gobiernos para el PAN. Terminó ganando el PRI.

Ahora Vázquez Mota está en sus manos, con todo lo que eso implica…

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