Elecciones 2012
Pide en Chalco alertar a la gente para que no sea manipulada con programas sociales
El cambio verdadero es cortar de tajo con la corrupción, dice AMLO en el Edomex
Lo que arrancó más aplausos fue la promesa de dar acceso a todos los jóvenes a la universidad
Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista, durante su gira de ayer por Valle de Chalco, estado de MéxicoFoto Carlos Ramos Mamahua
Claudia Herrera Beltrán
Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 14 de abril de 2012, p. 7
Sábado 14 de abril de 2012, p. 7
Chalco, Edomex., 13 de abril. Otra vez hubo intensa lluvia durante un mitin de Andrés Manuel López Obrador, lo que dio pie al abanderado presidencial para criticar a ese
señoritingodel PRI, en referencia a Enrique Peña, que ni se hubiese bajado del helicóptero.
En los dominios del candidato presidencial priísta y en un municipio gobernado por ese partido, el tabasqueño expresó que cambio verdadero es acabar, cortar de tajo con la corrupción que ha imperado en el estado de México y tanto daño ha hecho al país.
De hecho, cuando dio la palabra a Alejandro Encinas, aspirante al Senado, comentó:
luego hablo con ustedes. ¿O les afecta mucho la lluvia?
¡Nooo!, respondieron cientos de asistentes.
Añadió:
Lo que afecta aquí en Chalco son las inundaciones que nunca han podido resolver estos gobiernos corruptos del estado de México.
Encinas, ex candidato a gobernador mexiquense, advirtió que enfrentarán muchas adversidades, como ocurrió en su campaña de 2011.
Van a querer comprar conciencias; habrá amenazas, chantaje con retirar programas sociales, pero vamos a ir casa por casa a convencer a la gente que por encima de amenazas, presiones y chantajes está la dignidad y necesidad de cambiar las cosas por el bien de nuestros hijos.
El ex jefe de gobierno llamó a ver en esta lluvia un buen presagio, porque aquí florecerá la campaña por la Presidencia.
Pero la lluvia suscitó que algunos asistentes abandonaran la cancha de la Universidad Azteca, sobre todo, señoras con niños.
Nos vamos, pero regresamos, comentó una mujer que corrió a los camiones en que fueron transportados, algunos marcados con propaganda de Peña o del PVEM.
Mientras, la mayoría permaneció en el lugar y se protegía con lo que podía, como las banderas de plástico del PRD y del Movimiento de Regeneración Nacional.
Hasta un hombre enfundado en una botarga de López Obrador esperó la llegada del candidato tras dar un paseo por la zona y saludar a transeúntes y pasajeros de automóviles. La figura del tabasqueño vestido de traje gris con corbata fue elaborada hace seis años y se la
prestarona Kevin Aupart para promover a Martha Sandoval, una de las candidatas de Ixtapaluca.
López Obrador ya la conoce, decía Aupart mientras un compañero se esmeraba en levantar una coleta de peluche que simulaba el
gallitoque distinguió en 2006 al político.
Cubierto con gabardina, el candidato no evitó la empapada en el inicio del mitin y declaró que
no hay diferenciaentre sus tres contrincantes.
¡Nada!, gritó alguien mientras sonreían con esas expresiones políticos como Clara Brugada, delegada en Iztapalapa, y Emilio Ulloa, candidato al Senado.
Advirtió que algunos medios de comunicación respaldan a los poderosos.
¡Al copetón!, añadió otra persona.
Por eso les pidió ayudar a orientar a la gente para que no sea manipulada con los programas sociales.
Hay que decir a la gente que se aguante, que no reciba migajas, mejor derechos sociales, sugirió cuando la lluvia casi había amainado.
Prometió pensión para los adultos mayores y se preguntó por qué en el Distrito Federal se da este beneficio y no en el Edomex, y respondió que por la corrupción.
Y lo que suscitó más aplausos fue su promesa de dar acceso a todos los jóvenes a la universidad.
A unas 4 mil personas las llamó a defender los votos y prometió escuchar a todos dando preferencia a la gente humilde y pobre.
Ya nos permitió la lluvia hacer esta asamblea. Si se tratara de un acto del PRI, ese señoritingo ni se hubiese bajado del helicóptero en el que anda, comentó casi al final.
Remató con la petición de que apoyen a los abanderados a senadores y que haya unidad luego de que en el Edomex hay aún pugnas por las candidaturas.
Desfiladero
Twitter vs. televisoras: la disputa por México
Jaime Avilés
La candidata panista a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, ayer en acto de campaña en Tamaulipas La Jornada
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Si las drogas alteran nuestra percepción de la realidad, los medios de comunicación no se quedan atrás. Si gracias al principio activo de ciertas sustancias nos reímos porque vuela la mosca o imaginamos cosas que nos aterran, es por la fuerza del dinero que el poder deforma a su antojo las
noticiasque vemos, oímos y leemos en periódicos, y aparatos de radio y televisión. Un caso extremo es el siguiente.
El pasado 5 de febrero, personas desconocidas colocaron en las tiendas de conveniencia de Cancún y Chetumal, Quintana Roo, una edición apócrifa de Luces del Siglo, la revista que dirige Norma Madero de Jiménez. Alguien falsificó el número 438 de ese semanario, para exhibir en la portada una foto del ex aspirante a senador del PRD, Gregorio Sánchez Martínez, junto a un agresivo título:
Teólogo del crimen y apóstol del fraude.
Quienes distribuyeron esa edición apócrifa se llevaron los ejemplares de la que habían publicado efectivamente la señora Madero de Jiménez y su equipo, sobre un ex agente de los servicios de espionaje de la última dictadura argentina, que huyó a México y montó en Cancún una red de explotación sexual de mujeres. Lo singular del caso es que el sujeto fue denunciado por su propia hija. En consecuencia, la verdadera edición 438 de Luces del Siglo salió (de la imprenta) con este título:
Raúl Martins, el espía espiado.
¿Cómo pudieron realizar tan abusiva maniobra, al margen del poder que gobierna Quintana Roo? Sin restarle gravedad –ni mucho menos dejar de subrayar el peligro en que se encuentra Norma Madero por denunciar a Martins–, esta jugarreta pertenece a la escuela picaresca de Roberto Madrazo, quien hace una década, en Tabasco, falsificó una edición de La Jornada para atacar a Andrés Manuel López Obrador.
Una prueba de que los medios nos imponen su propia versión de la realidad la ofreció nuestro compañero Víctor M. Toledo en su artículo más reciente:
Enigma electoral: el misterio de las encuestas que se bifurcan(La Jornada, 10/4/12). A dos meses y medio de las elecciones, escribió,
la gran mayoría de los medios televisivos, periodísticos y radiofónicos repiten con notoria frecuencia los resultados de las principales casas encuestadoras. Éstas ubican en primer sitio a Enrique Peña Nieto (EPN), seguido con cierta lejanía por Josefina Vázquez Mota (JVM). Y casi todas colocan a AMLO en tercer lugar.
Al promediar los resultados de siete firmas (GEA-ISA, Reforma, Mitofsky, Radio Fórmula, Covarrubias, El Universal y Parametría) ligadas con medios tradicionales, Toledo descubrió que marcan estas tendencias: AMLO, 17.8 por ciento; EPN, 38.5, y JVM, 23.5. Pero al examinar los estudios de opinión efectuados por otros actores y con otras metodologías, encontró que en todos ellos, sin excepción, AMLO apabulla a sus contrincantes.
Para apoyar
la hipótesis de la manipulación de las encuestas(del primer grupo de firmas, en la que de antemano dijo que no cree), Toledo subrayó
el retiro inexplicable (del aire) de tres sondeos realizados por televisoras: Univisión, UNO Noticias y Milenio Tv. En los tres, pero especialmente en el primero y en el tercero, AMLO arrasa a los otros candidatos con más de 80 por ciento de las opiniones. ¿A qué obedecen estas abismales diferencias?
Un destacado político tabasqueño expresó recientemente que, a su juicio, la pirámide social mexicana se divide en tres niveles, tanto por la manera de pensar como por los ingresos de sus integrantes. En la cima conviven personas de ideas y costumbres conservadoras, que representan 15 por ciento de los mexicanos. El grupo de enmedio (25 por ciento) se compone de mentes alertas y críticas, mientras en el de abajo, el más extendido (60 por ciento), se hallan quienes se orientan únicamente por la televisión.
Si trasladamos este esquema al ámbito electoral y lo contraponemos con los datos que Víctor M. Toledo mostró en su artículo, podríamos arriesgar algunas interpretaciones. Según las casas encuestadoras tradicionales, en el nivel inferior de la pirámide, de cada mil televidentes, 385 (o 38.5 por ciento) piensan votar por EPN, 235 (o 23.5) por JVM y 178 (o 17.8) por AMLO, en tanto 193 (o 19.3) no saben por quién se inclinarán, si es que lo hacen por alguien.
Ahora, si tomamos los resultados de las encuestadoras no tradicionales y los aplicamos a la masa crítica que habita a la mitad de la pirámide, podemos deducir que de ese 25 por ciento de la población (alrededor de 30 millones de personas), 80 por ciento votará por AMLO. Y por supuesto que es ahí, en ese sector, donde bullen la energía y la capacidad organizativa y movilizadora de quienes no desean otro sexenio, ¡el sexto!, de neoliberalismo, es decir, de saqueo, devastación, genocidio y sometimiento del territorio nacional a los intereses militares estratégicos de Estados Unidos.
Si en la base de la pirámide predomina la televisión, lo cierto es que en medio crece en forma exponencial la influencia de Twitter. Una investigación efectuada por El Canario Temerario (blog en construcción) descubrió que en 2010 había en México un millón 185 mil usuarios de esa red social. Datos estadísticos oficiales revelaron que tal cantidad ascendió a 4 millones 100 mil en marzo de 2011, por lo que actualmente se estima que la población tuitera es de unos 10 millones.
Aunque todavía no hay estudios académicos sólidos y confiables acerca de esta novedosa forma de comunicación, se considera que en el mundo, en promedio, de cada 10 cuentas de Twitter sólo seis están activas, esto es, que gorjean, como mínimo, una vez cada 60 días (twit en inglés equivale a pío-pío en español). Lo que nadie sabe es cuántas cuentas inactivas son usadas por personas que se dedican a leer lo que piensan los demás pero jamás se manifiestan.
Hasta anoche, al cierre de este Desfiladero, la cuenta de Peña Nieto tenía 514 mil 251 seguidores, la de Vázquez Mota 422 mil 204 y la de AMLO 361 mil 872. ¿Por qué, desde la aciaga comparecencia pública del priísta en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, los mensajes en Twitter han sido avasalladoramente favorables a López Obrador? Por dos razones.
Una: porque un número indeterminado de
seguidoresde Peña Nieto y Vázquez Mota son cuentas que se manejan mediante programas de computación, pero detrás de las cuales no hay personas de carne y hueso ni cerebros de materia gris.
La otra: porque los partidarios del tabasqueño han descubierto que Twitter es una muy eficaz herramienta para combatir la desinformación que propagan televisoras, estaciones de radio y periódicos. En cierto sentido, gracias a la transparencia imperante en esa red social, Twitter es una suerte de ombudsman que protege el derecho a la información de los consumidores de noticias.
Por todo ello, en las elecciones mexicanas de julio de 2012 no sólo competirán dos proyectos políticos diametralmente opuestos, sino también los medios que respaldan a cada cual. Pero en los hechos triunfará no el que logre acumular más votos para su candidato, sino el que sea capaz de defenderlos y lograr que el IFE los declare válidos. En pocas palabras, quienes insisten en que la victoria de la derecha es ya inevitable, únicamente pretenden desanimar y alejar de las urnas a los indecisos.
Twitter: @elcante
Lecciones de la historia
Bernardo Bátiz V.
El Distrito Federal tuvo municipios libres, conforme a la Constitución de 1917, por poco más de diez años, hasta el 28 de agosto de 1928, fecha en que se aprobó la reforma propuesta por el entonces presidente electo Álvaro Obregón. Por cierto, este gobernante, que dio marcha atrás a puntos fundamentales de la Constitución que él mismo apoyó para que se promulgara y entrara en vigor, cuando era leal a Carranza, murió el 17 de julio de 1928, poco antes de que su reforma regresiva se aprobara; fue asesinado por un vecino de la capital, ciudad que él veía con cierto desdén de revolucionario norteño.
Durante muchos años, los habitantes del Distrito Federal vivimos sin disfrutar a plenitud los derechos políticos que los demás habitantes del país tenían, al menos en el texto de la ley; no elegíamos ni al gobierno central ni a las autoridades de los extintos municipios convertidos en delegaciones.En la exposición de motivos del proyecto de reformas de la fracción cuarta del artículo 73 constitucional, los promotores tuvieron la franqueza o la ingenuidad de dar la razón que tuvieron para cercenar derechos a los capitalinos:
evitar los riesgos de la democracia.
Tanto Obregón como Calles sabían que los habitantes del Distrito Federal podían, y frecuentemente lo hacían, organizarse para elegir a sus gobernantes locales. Conforme a la Constitución y al proyecto de Carranza, tenían ese derecho los habitantes de la ciudad de México y también los de los demás municipios: Gustavo A. Madero, Coyoacán, Mixcoac y los otros en que se dividía entonces el Distrito Federal.
Corrieron los años y en el último cuarto del siglo XX los capitalinos recuperamos nuestro derecho a elegir gobernantes locales. En diversos momentos la ciudadanía del Distrito Federal, antes y después, ha mostrado conocer sus prerrogativas políticas, actuar informada y estar politizada; no fácilmente se deja envolver por la publicidad.
Quienes se encuentran ahora gobernando el DF y sus delegaciones, y quienes aspiran a gobernar próximamente, no deben olvidar las lecciones de la historia; la población de esta ciudad es participativa y protesta en forma organizada cuando se toman medidas o decisiones sin contar con la opinión pública.
Es muy importante recordar que el cambio que exige nuestro país, con más urgencia que nunca, se inició ya en esta capital, y de ahí se extenderá a todo el territorio nacional. Hace unos años se decía que esta ciudad era muy peligrosa y que la delincuencia imponía sus reglas en amplios sectores del Distrito Federal.
A la llegada de los gobiernos progresistas, esta creencia se fue borrando y, con un trabajo constante y firme, la imagen de la capital cambió y lo que sucedía, esto es, que ciudadanos asustados emigraran a provincia en busca de seguridad, se revirtió, y ahora de muchas partes del país los ciudadanos en busca de seguridad y orden vienen al Distrito Federal y, lo mismo de los estados del norte que de las costas y de la meseta central, buscan avecindarse en la ciudad capital que, hospitalaria, les ofrece más oportunidades de trabajo y mayor tranquilidad y seguridad.
Quienes están transitoriamente arriba no deben nunca menospreciar la opinión y la participación de los gobernados; pueden engañarlos e imponerse eventualmente, pero a la larga mediante expresiones directas, en las calles y en las manifestaciones, o bien por la vía del voto, tarde o temprano les piden cuentas cuando lo hacen mal o no los escuchan, pero en el caso de la ciudad de México, por muchas razones históricas y culturales, la exigencia y la participación cívica son mayores.
Por ello, es bueno que gobernantes actuales y aspirantes a gobernar no pierdan de vista a los informados y participativos habitantes capitalinos, que no les cansen la paciencia, porque de lo contrario en las próximas elecciones podríamos encontrarnos con sorpresas y composición de fuerzas políticas inesperadas y diferentes.
Cuentas y cuentos-Fisgón
Elecciones impolíticas
Ilán Semo
El año de 1988 fue axial. El movimiento que unificó a la mayor parte de la izquierda bajo la consigna de oponerse al Partido Revolucionario Institucional en las elecciones presidenciales trazó los paralajes de la política nacional en la década de los 90. Que Carlos Salinas de Gortari usurpó el máxima cargo en ese año es un dato de rutina en la estadística electoral. Lo que siguió hasta 1994 fue un sexenio de crimen y violencia, cuyas proporciones apenas empiezan a vislumbrase en los escasos archivos disponibles. Es obvio que ese bloque complejo de fuerzas que desde entonces la prensa llama
En las elecciones intermedias de 1997, esa coalición de centroizquierda –ya disminuida– recuperó no obstante fuerzas y expectativas, ahora con el Gobierno del Distrito Federal en sus manos. Fue en ese año cuando la mayor parte de las élites gobernantes decidieron formar una opción que preservara el programa de la tecnocracia, pero que la desplazara no del poder, sino de la Presidencia. El resultado fue el arribo de Vicente Fox a Los Pinos. A diferencia de la violenta crisis de 1988, Fox dirimió sus diferendos con el PRI en una cuantas semanas, convocó a varios de sus más destacados miembros al gabinete y gobernó con los únicos sobresaltos que él mismo se encargaba de propiciar.la tecnocracia, presintió que se había formado un adversario que no sólo podía disputarle las riendas del gobierno, sino acaso el rumbo del país. Para impedirlo, y reducirlo a su mínima expresión, recurrió la fuerza del Estado. Hay una máxima de Séneca ilustrativa al respecto: En política, quien siembra violencia, cosecha violencia. Salinas de Gortari la descubrió en enero de 1994. No es casual que la rebelión de una guerrilla, el EZLN, que nunca llegó a la guerra, acabó por mostrar los alcances de un sexenio que acabó anegado en la crisis devaluatoria del 20 de diciembre del mismo año.
Sin embargo, el cálculo de que la coalición de centroizquierda había sido reducida al papel de un convidado incómodo falló. La reacción frente a la posibilidad de que AMLO pudiera obtener el triunfo en 2006 trajo consigo el primer síntoma de lo que sería el centro de la política panista desde entonces: el divorcio entre un proyecto económico y social dedicado a propiciar las formas más salvajes de capitalismo que conoce a sociedad mexicana y los principios de la convivencia democrática.
El capitalismo nunca ha requerido a la democracia para ampliarse; el panismo no hizo más que demostrarlo de nuevo. El primer síntoma de este divorcio fue el desafuero de AMLO. Antes de proceder contra gobernadores que sumieron a sus estados en la noche del crimen organizado (como Sergio Estrada Cajigal, su íntimo amigo en Morelos), Fox quiso erradicar al único que daba algún sentido al término de lo político y, por tanto, a la legitimidad en su conjunto del proyecto de democratización. Visto a ocho años de distancia, el desafuero no fue un simple
errortáctico, ni un accidente provocado por la angustia de primerizos, sino un elemento constitutivo de esa visión de la política que la reduce a la habilidad para mantener la democracia en la condición de una simple fachada.
Las elecciones de 2006 desembocaron, según las cifras oficiales, en un empate de facto (si se toman en cuenta los inevitables errores de toda contabilidad electoral). Felipe Calderón nuca pudo demostrar que obtuvo el triunfo. Habría bastado con aceptar el recuento de
voto por voto, como rezaba la consigna de ese año. Por ello tampoco es posible afirmar que AMLO no ganó esos comicios. A cambio, lo que recibió la opinión pública fue una campaña mediática de mentiras, difamaciones y amenazas (muy similar a la que Calderón empleó en la campaña electoral), cuyo propósito fue sentar un triunfo, que nunca existió en las urnas, en el (de por sí lábil) imaginario público.
La legislatura que entró en funciones hacia finales de 2006 inició sus labores bajo el shock de esta cruzada mediática. Decidió entonces proscribir toda forma de
propaganda negativaen las contiendas electorales. El argumento que se esgrimió entonces ya era de por sí fatuo: impedir que las televisoras emplearan sus poderes en favor de un candidato. Es un argumento fatuo porque es la política la que sienta el rumbo de una televisora, y no viceversa. Siempre se dijo que la guerra sucia mediática provino de la libertad que tenían los
empresariospara intervenir sobre los medios. Falso: provino de las reuniones que los asesores electorales de Felipe Calderón sostenían con los empresarios. Un solo desmentido del propio Calderón las habría echado abajo. Nunca hubo tal desmentido.
El verdadero cometido de esa ley fue proscribir el arma principal de cualquier forma de oposición al partido en el gobierno: la crítica. Que esa crítica pueda alcanzar dimensiones histriónicas, dramáticas y hasta truculentas es un espectáculo que se puede observar en cualquier elección de mundo democrático.
La de 2007 es una norma que se ha revelado como una
ley mordaza, pero ya no sólo de los medios, sino de la sociedad política en su conjunto. Sin crítica, sin negatividad, sin confrontación abierta, los contendientes electorales jamás podrán configurarse como auténticos adversarios. Y el criterio básico que define a lo político, tanto en las teorías clásicas de la Ilustración (Kant, Hegel, Marx) como en las actuales (Foucault, Agamben, Butler), es precisamente que sus sujetos deben expresar los desacuerdos y las contradicciones que son inherentes a la sociedad. La política es un asunto de adversarios, lo demás es un oxímoron.
Frente al shock de que la izquierda pudiera transformarse en una opción capaz de llevar a su candidato a la Presidencia, la clase política se dio otro tiro en el pie. Hoy lo que se observa es una contienda del desánimo, del acartonamiento, del simulacro absoluto, porque le ha sido confiscada la condición principal que le da legitimidad como tal, que es la posibilidad de la contienda misma.
El único que parece darse cuenta de esta constricción es AMLO. Plantear una política de reconciliación ahí donde lo único permitido es la manifestación de lo conciliable, puede causar una inversión de términos. El PAN, por su parte, se encuentra en un proceso de grave pérdida de identidad. La ruptura política y hasta emocional entre sus militantes y sus actuales dirigentes, que conlleva a los
erroresde Josefina Vázquez Mota, es más que evidente. Tal vez su militancia esperaba todo menos un gobierno que ahora debe explicar más de 50 mil muertes en un sexenio. Y el PRI está cosechando la veda (periodo de veda suena cada día más a toque de queda) y la simulación electoral.
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