El tango petrolero, Calderón y Peña Nieto
Cristina Fernández sostiene una prueba de petróleo extraído en Argentina.
Foto: AP
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MÉXICO, D.F. (apro).- La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner lanzó una carambola de varias bandas al presentar su iniciativa de decreto para expropiar el 51% de las acciones que posee la empresa española Repsol en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Una carambola que llevó al primer mandatario mexicano Felipe Calderón y al aspirante presidencial priista Enrique Peña Nieto a bailar en el mismo tango: la defensa a ultranza de la apertura privada a las inversiones en un sector estratégico de la economía mexicana.
No terminaban de conocerse los detalles de la iniciativa de Fernández de Kirchner y el primero en reaccionar fue Calderón. En el marco del Foro Económico Mundial para América Latina, que se realiza en Puerto Vallarta, Calderón lanzó el siguiente diagnóstico:
“Es una iniciativa que no lleva a nada. No conozco los detalles, pero leí la nota, pero creo que el argumento es que Repsol estaba produciendo menos petróleo. En un mundo con el precio del petróleo que tenemos, si tú obligas a una empresa a poner precios más bajos del mercado, pues estás matando los incentivos para que una empresa produzca más.”
Calderón habló como si fuera un analista bursátil y no el jefe de Estado de una nación que debería respetar las decisiones soberanas de otro Estado, como es Argentina. Quizá si fuera el boletín de la consultora Merryl Linch, las palabras del mandatario mexicano no tendrían consecuencias.
Se olvidó el presidente panista que con los mismos argumentos de defensa de la soberanía de un sector estratégico, los españoles frustraron la operación para que Pemex incrementara de 10 a 15% sus acciones en Repsol, a través de una ingeniería financiera asociada al consorcio privado Sacyr.
El tango petrolero exhibió también las coincidencias de fondo en torno al proyecto de privatización de Pemex. Tres candidatos presidenciales han defendido esta posibilidad (Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri). El único que se ha salido de este “consenso” y, por ello, se ha vuelto “incómodo” es Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto, tras su participación en el Foro Económico Mundial de Puerto Vallarta afirmó, con un poco más de tacto que Calderón:
“Primero, respeto a una autoridad constituida y a la soberanía de este pueblo (el argentino). Y, segundo, personalmente no estoy en la convicción de que este tipo de expropiaciones favorezcan a la inversión y favorezcan a la confianza entre los inversionistas generadores de empleo.”
A su vez, la aspirante presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota anticipó en Manzanillo, Colima que a través de la anticonstitucional Ley de Asociaciones Público Privadas buscará que la inversión privada ingrese a la industria energética: construcción de gasoductos, infraestructura y, quizá, los polémicos “contratos de riesgo”, que ahora se denominan “contratos incentivados”.
Gabriel Quadri, el más neoliberal de los tres, disfrazado de ambientalista, ha propuesto también una apertura de Pemex a la inversión privada.
Tal parece que la decisión argentina viene a incomodar los encuentros que los candidatos del PRI y del PAN van a sostener con el presidente español Mariano Rajoy en estos días.
Hasta ahora, frente a los medios de comunicación, la reacción más cautelosa ha sido la de Estados Unidos. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó: “No voy a ofrecer una opinión porque no conozco los detalles.”
La operación para condenar y criticar anticipadamente la medida argentina ya comenzó en los medios mexicanos, especialmente en los radiofónicos, con el aval de Los Pinos. Sólo nos falta que el español Antonio Solá –asesor ex oficio de Calderón, el PAN y el PP de Rajoy- comience su campaña: “Cristina Fernández, un peligro para América Latina”.
Mujeres, cuotas y empresas
Viviane Reding, la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE).
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Hace unos días, la discusión sobre la “cuota de género” a los partidos levantó comentarios de todo tipo. Vale la pena saber que, en Europa, el debate que hoy acapara la atención es el de las cuotas de mujeres en los puestos de dirección de las empresas. El pasado 5 de marzo, Viviane Reding, la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE), presentó un informe sobre cómo ha evolucionado la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad corporativa.
La Comisión Europea es la rama ejecutiva de la Unión Europea. Su estructura tiene varios comisarios, y hace un año Reding, quien además de ser su vicepresidenta, es la comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía, animó a las compañías a elevar la presencia de mujeres en los consejos de administración, para llegar a 30% en 2015 y a 40% en 2020.
Para explorar si su propuesta contaba con respaldo, Reding abrió un proceso de consulta pública con el fin de que todos los agentes –empresas, gobiernos y organizaciones de mujeres– recomendaran qué hacer para mejorar la cifra de mujeres directivas, pues al ritmo al que se va tardarían medio siglo en equilibrarse los consejos de administración. Reding planteó la cuota con una argumentación económica –“las empresas con mayor presencia femenina al mando tienen mejores resultados; las mujeres significan negocio”– más que como una reivindicación de derechos.
Según el informe de Reding, las mujeres suponen, en promedio, un 14% del total en los consejos de administración, a pesar de que acaparan casi la mitad del empleo europeo y son responsables de 70% de las decisiones de consumo. En los puestos de presidentes de las compañías, los resultados son aún peores: apenas el 3.2% registrado. “Me gusta lo que las cuotas consiguen”, señaló Reding, y puso como ejemplo a Francia, que reglamentó que las compañías con más de 500 personas empleadas o que facturen más de 50 millones de euros deben tener, de aquí a 2014, un 20% de mujeres en los consejos para alcanzar 40% en 2017. Pero al introducir la cuota se logró prácticamente doblar la presencia de mujeres en los consejos de las mayores empresas francesas, las que integran el CAC 40 (un índice bursátil que registra los 40 valores más significativos de entre las cien mayores firmas negociadas en la Bolsa de París). Así, Francia pasó, en un año, de 12% a 22%.
La existencia de un marco común europeo sobre la presencia de mujeres al mando disminuye muchas trabas. Por ley, varios países europeos ya han establecido que en los consejos de administración debe haber un número representativo de mujeres, aunque la normativa cambia en cada país. En Italia y Bélgica, las empresas que cotizan en la Bolsa deben modificar sus consejos de administración para tener por lo menos 30% de mujeres; en Italia se ha dado un plazo de tres años (a 2015), mientras que en Bélgica es de cinco años, aunque para las compañías públicas el plazo es este año. En Holanda todos los órganos de dirección de las grandes compañías (más de 250 personas empleadas) deben tener 30% de mujeres. Cada nación ha establecido sus tiempos, pero la proporcionalidad varía entre 30 y 40%.
Con datos de 2011, Noruega cuenta con la más alta proporción de mujeres en puestos de alta dirección: 44%. Le sigue, sorprendentemente, Macedonia, con 30%, arriba de Suecia y Finlandia, que tienen 26%. Hay otras sorpresas: Letonia llega a 23%; Eslovaquia, a 22%; Rumania y Croacia, a 21%, y Turquía, a 20% de mujeres.
Los países con el porcentaje más bajo de mujeres en puestos de alta dirección son: Luxemburgo, 4%; Italia y Portugal, 5%; Grecia, 6%; Austria, 9%. Hacia arriba van Bélgica y Eslovenia, con 10%; Bulgaria, con 11%; Francia, Polonia y la República Checa, con 12%; Reino Unido y Alemania, con 13%, y Hungría con 14%.
Ahora el Parlamento Europeo se dispone a aplicar sanciones por el incumplimiento de la cuota de mujeres en las cúpulas empresariales. La encargada del tema, la diputada holandesa Sophia in´t Veld, no ha concretado su plan, pero ha señalado que las medidas legislativas surten efecto cuando van acompañadas de sanciones. Así, ha mencionado diferentes alternativas: multar a las compañías que no cumplan lo establecido, anular los acuerdos de composición de los consejos, premiar a las firmas que logren una equiparación en sus cúpulas o circunscribir las medidas a las empresas públicas.
La situación está candente, pero ¿qué otra forma de equilibrar los espacios de toma de decisiones? Hace años, la argumentación para las cuotas en política se podía resumir en una frase: “El mundo debe ser gobernado por mujeres y hombres juntos, si queremos gobernarlo mejor”. Hoy esa frase se aplica al mundo de la iniciativa privada.
Por eso vale la pena preguntarnos cómo está la situación en México. ¿Cuál es el porcentaje de mujeres en los consejos de administración de Televisa, Telmex, Cemex, Modelo, Bimbo y demás empresas de gran nivel? A pesar de que llevamos un retraso sustantivo respecto de las políticas de igualdad, tal vez valdría la pena que estas grandes empresas conocieran por qué, en Europa, se exige a la iniciativa privada la cuota de género. ¡Hasta podrían “curarse en salud” e invitar desde ahora, antes de que se los imponga la ley, a más mujeres a sus consejos de administración!
La Comisión Europea es la rama ejecutiva de la Unión Europea. Su estructura tiene varios comisarios, y hace un año Reding, quien además de ser su vicepresidenta, es la comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía, animó a las compañías a elevar la presencia de mujeres en los consejos de administración, para llegar a 30% en 2015 y a 40% en 2020.
Para explorar si su propuesta contaba con respaldo, Reding abrió un proceso de consulta pública con el fin de que todos los agentes –empresas, gobiernos y organizaciones de mujeres– recomendaran qué hacer para mejorar la cifra de mujeres directivas, pues al ritmo al que se va tardarían medio siglo en equilibrarse los consejos de administración. Reding planteó la cuota con una argumentación económica –“las empresas con mayor presencia femenina al mando tienen mejores resultados; las mujeres significan negocio”– más que como una reivindicación de derechos.
Según el informe de Reding, las mujeres suponen, en promedio, un 14% del total en los consejos de administración, a pesar de que acaparan casi la mitad del empleo europeo y son responsables de 70% de las decisiones de consumo. En los puestos de presidentes de las compañías, los resultados son aún peores: apenas el 3.2% registrado. “Me gusta lo que las cuotas consiguen”, señaló Reding, y puso como ejemplo a Francia, que reglamentó que las compañías con más de 500 personas empleadas o que facturen más de 50 millones de euros deben tener, de aquí a 2014, un 20% de mujeres en los consejos para alcanzar 40% en 2017. Pero al introducir la cuota se logró prácticamente doblar la presencia de mujeres en los consejos de las mayores empresas francesas, las que integran el CAC 40 (un índice bursátil que registra los 40 valores más significativos de entre las cien mayores firmas negociadas en la Bolsa de París). Así, Francia pasó, en un año, de 12% a 22%.
La existencia de un marco común europeo sobre la presencia de mujeres al mando disminuye muchas trabas. Por ley, varios países europeos ya han establecido que en los consejos de administración debe haber un número representativo de mujeres, aunque la normativa cambia en cada país. En Italia y Bélgica, las empresas que cotizan en la Bolsa deben modificar sus consejos de administración para tener por lo menos 30% de mujeres; en Italia se ha dado un plazo de tres años (a 2015), mientras que en Bélgica es de cinco años, aunque para las compañías públicas el plazo es este año. En Holanda todos los órganos de dirección de las grandes compañías (más de 250 personas empleadas) deben tener 30% de mujeres. Cada nación ha establecido sus tiempos, pero la proporcionalidad varía entre 30 y 40%.
Con datos de 2011, Noruega cuenta con la más alta proporción de mujeres en puestos de alta dirección: 44%. Le sigue, sorprendentemente, Macedonia, con 30%, arriba de Suecia y Finlandia, que tienen 26%. Hay otras sorpresas: Letonia llega a 23%; Eslovaquia, a 22%; Rumania y Croacia, a 21%, y Turquía, a 20% de mujeres.
Los países con el porcentaje más bajo de mujeres en puestos de alta dirección son: Luxemburgo, 4%; Italia y Portugal, 5%; Grecia, 6%; Austria, 9%. Hacia arriba van Bélgica y Eslovenia, con 10%; Bulgaria, con 11%; Francia, Polonia y la República Checa, con 12%; Reino Unido y Alemania, con 13%, y Hungría con 14%.
Ahora el Parlamento Europeo se dispone a aplicar sanciones por el incumplimiento de la cuota de mujeres en las cúpulas empresariales. La encargada del tema, la diputada holandesa Sophia in´t Veld, no ha concretado su plan, pero ha señalado que las medidas legislativas surten efecto cuando van acompañadas de sanciones. Así, ha mencionado diferentes alternativas: multar a las compañías que no cumplan lo establecido, anular los acuerdos de composición de los consejos, premiar a las firmas que logren una equiparación en sus cúpulas o circunscribir las medidas a las empresas públicas.
La situación está candente, pero ¿qué otra forma de equilibrar los espacios de toma de decisiones? Hace años, la argumentación para las cuotas en política se podía resumir en una frase: “El mundo debe ser gobernado por mujeres y hombres juntos, si queremos gobernarlo mejor”. Hoy esa frase se aplica al mundo de la iniciativa privada.
Por eso vale la pena preguntarnos cómo está la situación en México. ¿Cuál es el porcentaje de mujeres en los consejos de administración de Televisa, Telmex, Cemex, Modelo, Bimbo y demás empresas de gran nivel? A pesar de que llevamos un retraso sustantivo respecto de las políticas de igualdad, tal vez valdría la pena que estas grandes empresas conocieran por qué, en Europa, se exige a la iniciativa privada la cuota de género. ¡Hasta podrían “curarse en salud” e invitar desde ahora, antes de que se los imponga la ley, a más mujeres a sus consejos de administración!
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