Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 19 de abril de 2012

Peña Nieto: el candidato de Calderón

Peña Nieto: el candidato de Calderón


John M. Ackerman


Todo parece indicar que finalmente no se cumplirá la amenaza de ruptura de la coalición PRI-PAN que se vislumbraba al principio del proceso electoral. Desde la reunión privada que sostuvieron Felipe Calderón y Pedro Joaquín Coldwell en Los Pinos el 27 de febrero, ha habido un reapprochmententre estos dos partidos que se han repartido el poder federal desde 1988. Cada día resulta más evidente que la campaña de Josefina Vásquez Mota existe más para negociar posiciones e impunidades con el PRI que para conquistar la silla presidencial. Calderón, por su parte, parece más preocupado por su legado histórico y su futuro personal que por la continuidad del PAN en el poder o por honrar la memoria de su padre.
Hasta hace mes y medio sonaban los tambores de guerra. Parecía que el PAN y el gobierno federal se preparaban para combatir con todo el regreso de los dinosaurios al trono. La PGR abrió expedientes contra ex gobernadores tanto en Tamaulipas como en Coahuila. El sorpresivo relevo en la Fepade aparentemente tenía el fin de golpear mejor al adversario.
Felipe Calderón mismo aprovechaba cualquier foro para vincular al PRI con el narcotráfico y apoyar a su partido. Sus declaraciones sobre las elecciones de Michoacán, su entrevista con The New York Times en octubre y su comentario con consejeros de Banamex sobre los cuatro puntos de diferencia preparaban el escenario para una inédita intervención presidencial en las campañas.
Pero de repente todo cambió. En su reciente aparición en la mesa de análisis Tercer grado, de Televisa, Calderón hasta se atrevió a defender públicamente a Enrique Peña Nieto. A invitación expresa de uno de sus interlocutores, el Presidente se negó a incluir al priísta como uno de aquellos políticos supuestamente hipócritas que ahora abogan por privatizar a Pemex, pero se negaron a hacerlo cuando Calderón presentó su iniciativa al Congreso. En ese mismo programa, también quedó claro que Calderón se encuentra más interesado en impulsar la candidatura presidencial de Margarita Zavala en 2018 que la de Vázquez Mota en 2012.
Pocos días después, el Presidente aprovechó la muerte de Miguel de la Madrid, padre de las políticas neoliberales enarboladas desde hace tres décadas por el PRIAN, para terminar de cerrar filas con el PRI. Organizó una pomposa ceremonia luctuosa de Estado en Palacio Nacional con la asistencia de la cúpula del viejo partido de Estado, con Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, desde luego, a la cabeza.
Habría que recordar que ni siquiera Vicente Fox organizó un acto oficial cuando falleció José López Portillo en 2004. Calderón, en contraste, aprovechó la ocasión para elogiar al ex presidente: Un hombre sereno y ecuánime, un hombre de familia; un hombre que amaba profundamente a nuestro México. Tal como lo ha señalado José Gil Olmos, este velorio fue realizado como lo hacían los grupos de la mafia italiana que, entre coronas de flores y abrazos, refrendaban la sucesión del poder aprovechando la muerte de alguno de los capos.
Por si quedaba duda, en la última semana se han multiplicado los signos de la cicatrización del PRIAN. En el Congreso de la Unión, ambos partidos actuaron como bloque para aprobar el nuevo convenio transfronterizo en materia petrolera entre México y Estados Unidos que, en palabras de Duncan Wood, ofrece emocionantes nuevas vías para la cooperación entre Pemex y empresas petroleras privadas. También impusieron el vergonzante aumento de cuotas para el FMI y el BID, así como la aprobación de Gerardo Laveaga como comisionado del Ifai.
Vicente Fox ha dicho públicamente lo que al parecer es el sentir de cada vez más panistas: Peña Nieto prácticamente tiene ganada la Presidencia, así que mejor alinearse con el poder que quedarse en un barco a punto de naufragar. Vázquez Mota misma también ya empieza a hacerle favores a Peña Nieto, al condicionar a la aceptación del priísta su propia participación en el debate convocado por Carmen Aristegui.
En 2006, Calderón no tuvo empacho en debatir con Roberto Madrazo sin la presencia del candidato puntero, Andrés Manuel López Obrador, y el desenlace fue sumamente positivo para su campaña. Hoy, sin embargo, Vázquez Mota prefiere proteger al puntero en lugar de ponerlo contra la pared o, en su caso, exhibirlo por no querer debatir con sus rivales.
Los nuevos anuncios negativos del PAN parecieran poner en duda la hipótesis de que Peña Nieto sea desde ahora el candidato de la continuidad. Sin embargo, no existe comparación alguna entre estos espots y aquellos utilizados contra López Obrador en 2006. Denunciar el incumplimiento de unos cuantos compromisos no es lo mismo que la amenaza de un inminente derrumbe financiero o golpe de Estado que constituyen un peligro para México. La pésima gestión de Peña Nieto en el estado de México y sus múltiples deslices durante el proceso electoral evidentemente darían para mucho más que unas imágenes de bardas grafiteadas y aguas turbias.
La diferencia entre las dos campañas de contraste no puede ser atribuida a la legislación electoral, ya que, al contrario de lo que comúnmente se piensa, la reforma electoral de 2007 no restringe las campañas negativas, sino las facilita. Antes de la reforma, la ley prohibía la diatriba, calumnia, infamia, injuria, difamación y denigración. Hoy, sin embargo, el texto constitucional únicamente prohíbe la calumnia y la denigración de instituciones y partidos.
Se ha comentado que en algún momento Calderón juró en el sepulcro de su padre que jamás entregaría el poder al PRI. Hoy, el antiguo cristero don Luis Calderón Vega se revuelve en su tumba.
México SA
Más gasolinazos y tarifazos
Excedentes: 875 mil millones
PAN y PRI: 30 años perdidos

Carlos Fernández-Vega
El pasado sábado se aplicó el cuarto gasolinazo del año. Cuatro alzas en cuatro meses de 2012, y el responsable de tal acción, el gobierno federal, insiste en que la medida no es contraria a los bolsillos de los mexicanos, pues en el peor de los casos, dice, sólo afecta mínimamente a quienes poseen un vehículo automotor. Lo mismo arguye en el caso de las tarifas eléctricas, las cuales, según la versión oficial, son competitivas y se incrementan a la par de la inflación, no más.
Pues bien, discurso oficial aparte, qué tan cierto es que el constante incremento en precios y tarifas de los energéticos no tiene la menor importancia (Arturo de Córdova dixit). El Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, analizó el tema y entre sus conclusiones destaca que el encarecimiento de la energía y de los combustibles ha impactado la vida de las personas y la actividad empresarial, pues el incremento en el precio del diesel, gasolina, combustóleo, electricidad para uso residencial e industrial ha mermado la capacidad de recuperación económica de México, lo que también afecta la posibilidad de elevar el bienestar social del país.
Cita como ejemplo el sobrecobro de energía eléctrica estimado por algunos industriales: más de 170 mil millones de pesos durante los últimos cinco años. Lo anterior representa más de 1.2 por ciento del producto interno bruto, que traducido en inversión productiva, la que genera riqueza y empleo formal, pudo impulsar en 2 puntos porcentuales el crecimiento económico nacional. La creación de 250 mil empleos adicionales debió ser la consecuencia de no incurrir en el error de intentar aumentar los ingresos públicos mediante aumentos al precio de los derivados del petróleo y de la energía eléctrica.
El efecto negativo se registra en actividades esenciales como la agricultura, donde los incrementos promedio del precio de energía eléctrica para el bombeo de agua rebasa el 100 por ciento entre 2006 y 2011 (periodo en el que la inflación oficial fue de 24.09 por ciento). Cuando se toma en cuenta que justamente unos de los problemas graves que reporta el país es el aumento de la pobreza alimentaria, la elevación de los precios de los alimentos, la sequía y con ello la limitación en la capacidad de producción del sector agropecuario mexicano, no es claro por qué se decide mantener aumentos de esa magnitud en los cobros de la electricidad.
Una razón que podría argumentar el gobierno federal, apunta el CIEN, es que el sector público necesita mayores recursos financieros para saldar sus deudas o para hacer frente a su gasto. No obstante, cuando se revisan las cifras de los ingresos programados contra los reales que el gobierno alcanzó durante los últimos cinco años, lo que se documenta es que prácticamente en todos ha obtenido excedentes a los originalmente aprobados en la Ley de Ingresos de la Federación. Tan sólo en 2011 tales excedentes superaron los 214 mil millones de pesos, y durante los últimos cinco años acumulan más de 875 mil millones de pesos.
Lo anterior representa un elevado costo de oportunidad: mientras el gobierno acumula ingresos excedentes, el sector privado debe pagar precios cada día más elevados en electricidad y combustibles. De manera interesante, esto también lleva a cuestionar si el esquema de generación de energía eléctrica basado en cada vez mayores concesiones a extranjeros es el adecuado, fundamentalmente porque no repercute en menores precios finales para los usuarios. La transformación de la Comisión Federal de Electricidad de generadora a simple distribuidora de energía no es en beneficio de menores costos para la actividad productiva nacional, y debe revisarse cuál es la razón.
La situación en Pemex no es distinta, pues el incremento del presupuesto en infraestructura no necesariamente ha implicado menores precios de los derivados del petróleo. Y la razón es simple: México no produce sus propios combustibles, y los importa a precios internacionales. De poco sirve que el costo de extracción del barril petrolero oscile entre 5 y 9 dólares por barril y que en estos momentos se venda al extranjero en 100 dólares, cuando regresa a nuestro país en forma de gasolina, turbosina, productos químicos y aceites a precios que eliminan los beneficios iniciales de la exportación. Por ello, debe revisarse el esquema fiscal al que es sometido la paraestatal y el enorme gasto en servicios personales de la CFE y del propio Pemex (más de 116 mil millones de pesos en 2012), al tiempo que se establece al sector energético como la columna vertebral del crecimiento económico y el desarrollo social.
En los primeros cinco años del sexenio, el incremento al precio de los energéticos ha sido constante. Dichos aumentos presionan fuertemente para que los productores eleven sus precios, lo que afecta su competitividad y productividad, fundamentalmente por el rol que tienen los hidrocarburos en el eslabonamiento de la cadena productiva. Si bien la inflación en la gasolina se moderó como consecuencia de la crisis de 2009, una vez que la recuperación se hizo notar también lo hicieron los continuos incrementos en los precios de la misma, que perjudican a la población en general y acentúan la problemática social, pues afectan en mayor medida a la población con menores percepciones económicas. En este sentido, el poder adquisitivo de la población se ve socavado como consecuencia de la evolución en los precios de la electricidad e hidrocarburos.
Las rebanadas del pastel
Dice el inquilino de Los Pinos que no hay que darle vueltas, porque la alternativa no es la estatización, sino la apertura, la competencia, el comercio, la libertad, la empresa, la propiedad (privada, desde luego); no son enunciados teóricos, sino resultados prácticos. Pues bien, que alguien sea tan gentil de informarle al susodicho que México ha transitado por esa ruta a lo largo de cinco gobiernos neoliberales al hilo, y los resultados prácticos han sido desastrosos: raquitismo económico (tasa anual promedio de crecimiento de 2 por ciento, cuando se requiere 6 por ciento, por lo menos), acelerada depauperación (60 millones de pobres, de los cuales 15 millones son producto del calderonato); salarios miserables y creciente pérdida de poder adquisitivo; espeluznante concentración del ingreso y la riqueza; corrupción galopante e índices de bienestar por los suelos, entre otras gracias, y ninguno de los citados es un enunciado teórico. Entonces, dar vueltas a la noria es precisamente lo que ha hecho el gobierno mexicano a lo largo de tres décadas… Tiene razón Enrique Peña Nieto cuando dice que México perdió 12 años con el PAN en Los Pinos. Sólo olvidó mencionar los otros 18 del PRI neoliberal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario