Disparan contra jóvenes afuera de un templo en Monterrey; dos pierden la vida
Ejecutan a 13 en Chihuahua, entre ellos un profesor y un funcionario de la CFE
De la Redacción
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de abril de 2012, p. 12
Miércoles 4 de abril de 2012, p. 12
Los cuerpos de cinco personas asesinadas con arma de fuego fueron localizados en una camioneta abandonada en una brecha que comunica la cabecera municipal de Guerrero, Chihuahua, con El Terrero, informó la Fiscalía General del estado en la zona occidente.
En el resto de Chihuahua otras ocho personas fueron ultimadas, entre ellas José Javier Domínguez Bautista –profesor del municipio de Cuauhtémoc que fue secuestrado el domingo– y Luis Gabriel Casillas Flores, jefe de comercialización de la Comisión Federal de Electricidad en Nuevo Casas Grandes.Además de estas 13 personas ejecutadas, otras 16 fueron asesinadas en hechos violentos ocurridos en Nuevo León (3), Guerrero (4), Michoacán (4), estado de México (2), Sinaloa (2) y Durango (1).
En Monterrey, Nuevo León, hombres armados que viajaban en una camioneta en la colonia Garza Nieto dispararon contra cuatro jóvenes que platicaban afuera de un templo, de los cuales dos murieron y los otros resultaron heridos.
Asimismo, dos policías de Apodaca que circulaban en un vehículo oficial fueron atacados por hombres armados desde un automóvil en la colonia Pueblo Nuevo y resultaron lesionados. Otros dos policías de San Nicolás de los Garza fueron heridos al ser tiroteados por pistoleros.
En Michoacán, la Procuraduría General de Justicia informó del hallazgo de los restos de dos hombres y una mujer en la ranchería Ibarra, municipio de Briseñas.
En Sahuayo, Michoacán, un grupo armado dio muerte a un trabajador de un negocio de materiales para construcción e hirió al hijo del dueño del comercio.
En Acapulco, Guerrero, cuatro personas fueron acribilladas, dos en la comunidad de Espinalillo, otra en la colonia Zapata y una más en la parte alta del fraccionamiento Villa Socorro.
En Chalco, estado de México, Jair Avelar Hernández, asesor jurídico de Eugenio Velázquez Hernández, tercer regidor del Partido Nueva Alianza, fue hallado asesinado en su camioneta.
En un enfrentamiento ocurrido en Culiacán, agentes de la policía de Sinaloa dieron muerte a un supuesto delincuente.
En Gómez Palacio, Durango, fue encontrado muerto un hombre que fue levantado por un grupo armado el primero de abril.
Carta al ministro Cossío
Rafael Landerreche
Para empezar déjeme decirle que yo mismo no sé muy bien por qué he decidido dirigirle esta carta a usted personalmente. En realidad debería ser para todos los ministros de la Corte y para el mismísimo Presidente de la República. Quizá es porque algunas declaraciones suyas se me quedaron grabadas especialmente. O quizá es porque algún conocido alguna vez me habló bien de usted y eso me dejó una casi inconsciente esperanza de que hablarle a usted no sea como hablarle a una tapia. Sea lo que sea, el hecho es que quiero dirigirle estas palabras.
Doy por supuesto que pensamos y vemos las cosas de manera muy diferente. Pero para llevar a cabo un acto de comunicación, aunque sea tan hipotético como éste, es necesario encontrar algún punto en común. Le propongo el siguiente. Para que en una sociedad haya paz y estabilidad es indispensable que se respete la ley o, como les gusta de decir a los abogados y a los políticos, se necesita la vigencia del estado de derecho. Eso, a nivel de principios; supongo que estaremos de acuerdo aunque sea en lo general. Y en el nivel de las percepciones de la realidad, pienso que podremos estar de acuerdo en que en México nos falta mucho para que eso se haga realidad. Fíjese que estoy formulando esta observación de la manera más moderada posible para no romper nuestro hipotético acuerdo. Dadas estas premisas, se sigue que es urgente que aquellos que tienen un papel especial en esto, como ustedes los ministros de la Corte, den claras lecciones de respeto a ese estado de derecho.Pero entonces, ¿por qué diablos actúan ustedes como actúan? Mire, ya dejé salir el ex abrupto, cuando había empezado tan razonablemente, pero la verdad es que es difícil mantener la compostura ante lo que está pasando en México y ante lo que ustedes ministros hacen frente a ello. ¿Por qué carajos no pueden ustedes, ya no digo hacer honor a la justicia, sino por lo menos ser congruentes con ustedes mismos? Voy al grano: estoy hablando de sus contradicciones en el tratamiento de dos casos: el de la matanza de Acteal y el de Florence Cassez, la francesa acusada de secuestro. ¿Por qué ustedes hace un par de años ordenaron sacar de la cárcel a un montón de asesinos, algunos de ellos confesos, todos identificados no por un testigo ni por un par, sino por una multitud de testigos, alegando fallas en el debido proceso como argumento contundente e inapelable, y ahora, de pronto, descubren que también hay que tomar en cuenta los derechos de las víctimas y que ése es argumento suficiente para relativizar el principio del debido proceso? ¿Por qué en aquella ocasión concedieron un amparo simple y llano, dejando en total indefensión no a una persona ni a una familia, sino a comunidades enteras y solapando la más indignante impunidad, y ahora de pronto argumentan, como usted hizo el otro día, que cuando mucho concederán un amparo para efectos? ¿Por qué en el caso de una aberrante masacre de 45 personas no se les ocurrió que si había fallas en el procedimiento habría que ordenar la reposición del proceso en vez de simple y llanamente resolver que un crimen atroz quedara sin castigo? ¿Por qué hasta ahora se acuerdan de las víctimas? ¿Por qué no lo hicieron cuando eran decenas de indígenas que unánimemente declararon y reconocieron a los asesinos de sus familiares?
Quisiera concederles a ustedes ministros, aunque sea por unos momentos, el beneficio de la duda; en aras de esto voy a descartar algunas posibles respuestas a mis propias preguntas. Pues una explicación que se viene a la mente de inmediato es que no se acordaron de los indígenas precisamente porque eran indígenas. Pero eso implicaría racismo de su parte y no quiero consentir esos malos pensamientos. Otra explicación que se les ha ocurrido a muchos en nuestro país es que ustedes actúan así porque el Presidente se los pide. Pero Dios me libre de insinuar que los ministros de la Suprema Corte puedan ser así de ignorantes de la división de poderes y así de serviles ante el poder. No quisiera pensar esas cosas, señor ministro, pero déjeme decirle con toda claridad que eso piensa gran parte de los mexicanos y eso seguirá pensando a no ser que ustedes tengan, y demuestren que tienen, otra explicación realmente convincente.
Permítame ayudarlos con una explicación alternativa (aunque de entrada no me convenza mucho). Quizá para ustedes fue clave lo que acabo de escribir: que los sobrevivientes de Acteal declararon e identificaron a las víctimas unánimemente y una conducta así de los testigos es muy sospechosa en un proceso judicial. De hecho éste fue uno de los argumentos que utilizaron los abogados del CIDE en su defensa de los paramilitares: que había una lista de los asesinos y que los testigos los identificaban de acuerdo con esa lista. Pero ni los abogados del CIDE ni ustedes aparentemente se acordaron nunca de que estaban tratando con un caso sucedido en una comunidad indígena. Y el más elemental conocimiento de los usos y costumbres indígenas nos enseña que un caso así nunca se iba a tratar si no era comunitariamente. Y aunque los testigos conserven su responsabilidad personal, es simplemente impensable que en una comunidad indígena y en un caso así no fueran a tomar acuerdos antes de declarar. Muy diferente de los usos y costumbres de la modernidad occidental, ¿verdad? Pero precisamente por eso hubo un levantamiento armado y se derramó sangre: para que ustedes los jueces supieran esas cosas que siguen ignorando. Ahora bien, vamos a suponer que ese argumento fuera discutible (de hecho ustedes nunca lo discutieron). Pero, dígame, ¿qué legislación alternativa a los usos y costumbres de nuestro derecho positivo le permite a un jefe de policía montar un operativo de detención de presuntos culpables, filmarlo y exhibirlo ante millones de televidentes como cosa juzgada y seguir tranquilamente su camino? Y sin embargo usted se aferra a reconocer validez a ese proceso viciado, mientras en nombre de lo mismo dejó ir en total impunidad a los paramilitares asesinos de Acteal. ¿Sabe usted lo que es medir con dos varas diferentes?
Probablemente sepa usted que los sobrevivientes de la matanza de Acteal, Las Abejas, han llevado el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Y por otro camino muy diferente otro grupo ha presentado una denuncia contra Zedillo ante una corte de Estados Unidos ¿Sabe usted lo que eso significa? No es muy difícil interpretarlo: que en México no hay justicia. O si prefiere, se lo dejo en modo subjetivo: que la gente no cree que en México pueda obtener justicia. ¿Y sabe por qué no cree? Por actuaciones como la de usted, señor ministro.
Crisis: metafísica versus maquinaria
Alejandro Nadal
Una versión muy popular sobre los orígenes de la crisis sostiene que la avaricia condujo a los operadores del sector financiero al exceso que generó la debacle. Es una interpretación de la crisis que encuentra muchos adeptos porque permite encontrar la falla en las debilidades y vicios de unas cuantas personas. El sistema está bien, sólo que siempre hay unas cuantas manzanas podridas que todo lo echan a perder.
De entrada esta representación de la crisis tiene un problema. Se supone que el mercado es un dispositivo que se nutre del egoísmo y de la ambición individual. Como dice Adam Smith, es precisamente porque los individuos son egoístas y persiguen su interés personal que se logra una situación de armonía social en y por el mercado. De ahí su metáfora: es como si cada uno fuera guiado por una mano invisibley por su egoísmo terminara haciendo el bien para todos los demás. ¿Cómo es que ahora la ambición desmedida provoca las crisis?
Bueno, también se dice que la desregulación del sector bancario hizo posible la debacle. La ambición habría sido el motor, pero la eliminación de controles sobre el sector bancario y financiero abrió el camino para el despliegue de esas pasiones, trayendo consigo graves implicaciones macroeconómicas.
Pero aquí hay algo interesante. Resulta que si son las pasiones desmedidas las que engendran la crisis, entonces lo que se necesita para prevenirla es establecer los límites adecuados a tal frenesí. En el caso actual, la crisis se hubiera evitado si se hubieran puesto límites a la ambición desmedida. En síntesis, el sistema económico está bien, pero a veces algunos seres humanos lo descarrilan por su conducta malévola o torcida.
Claro, la retórica que utiliza la teoría económica busca expurgar cualquier referencia a la moral y se prefiere usar la palabra
expectativasen lugar de
pasiones: los agentes económicos tienen expectativas que se forman de manera más o menos racional. Y así, desde Keynes hasta Lucas, pasando por Minsky, los planes de inversión y consumo de los agentes que integran una economía se forjan a través de los esfuerzos para enfrentar la incertidumbre (Keynes) o para frustrar las intervenciones del gobierno (Lucas).
El análisis de Minsky es más sofisticado, pero descansa en la misma idea. Al igual que otros autores post-Keynesianos, Minsky ofrece un modelo más serio sobre el funcionamiento de una economía monetaria capitalista que lo que propone la teoría convencional. En su explicación sobre la dinámica de una economía capitalista, el endeudamiento y los bancos tienen un papel importante. Aunque los lectores se sorprenderán, en los modelos de la teoría convencional, la que es utilizada para hacer la apología del neoliberalismo, los bancos no aparecen por ningún lado. Sí, así como lo leyeron: en los modelos de los economistas del sistema, ni los bancos, ni el endeudamiento tienen el lugar que merecen.
Existe otra visión sobre los descalabros que sufren las economías capitalistas. En ella el sistema económico conduce a la crisis independientemente de la formación de expectativas o de las motivaciones de la conducta de los agentes. En esta percepción el sistema económico es como una maquinaria cuyas contradicciones internas imprimen el dinamismo que conduce a las crisis. No se trata aquí de saber qué pasa cuando los agentes abrazan pronósticos más o menos optimistas sobre el futuro de la economía, o cuando se equivocan en sus anticipaciones. La economía funciona de tal manera que la crisis es inevitable, cualquiera que sea el proceso y el resultado de la formación de expectativas.
Es a lo que conduce el análisis de Marx. Las contradicciones del capitalismo, y en especial la lucha de clases, son la incubadora de la(s) crisis, independientemente de las motivaciones y expectativas de los agentes. Ni el sub-consumo, ni la sobre producción son suficientes para detener permanentemente el proceso de acumulación capitalista. En cambio, la ley tendencial sobre la caída de la tasa de ganancia erige una barrera para la expansión del capital que solamente puede resolverse en y a través de la crisis. Esa ley se manifiesta sin implicar una referencia a las anticipaciones de los agentes.
Es cierto que hay paralelismos entre el análisis de Keynes-Minsky y de Marx. Sin duda sus análisis son complementarios y desembocan claramente en la misma conclusión: una economía capitalista es inherentemente inestable. Keynes diría que, además, es capaz de mantener niveles socialmente inaceptables de desempleo durante mucho tiempo. Por eso es necesaria la acción del gobierno y se abre el debate sobre los diferentes méritos de la política fiscal versus la monetaria, etcétera. Pero la diferencia profunda entre Marx y Keynes-Minsky es que en el primero no hay manera de evitar la crisis. El capitalismo no es sólo ‘inherentemente inestable’, sino que es sinónimo de desigualdad y crisis. La salida no es una regulación adecuada o una intervención eficaz, sino la transición a un sistema socialmente deseable.
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