Grecia: ajuste económico y sacrificio humano
El suicidio del pensionado griego Dimitris Christoulas, ocurrido el pasado miércoles en la céntrica plaza Syntagma de Atenas, en protesta por los planes de ajuste avalados por el gobierno de Lukas Papademos, es una síntesis, particularmente trágica, de la desazón y la impotencia colectiva, del proceso de devaluación humana y de la explosividad social que ha generado en ese país la aplicación de las políticas de ajuste económico exigidas por la llamada troika –el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Unión Europea–: reducción del sector público, abatimiento de los niveles salariales y las pensiones, eliminación de subsidios a tarifas y servicios y desaparición de prestaciones sociales, lo que ha implicado profundizar el desempleo y provocar una grave caída de los niveles de ingreso, de consumo y de vida en general.
Ayer, en la capital griega, las protestas desatadas en respuesta a la autoinmolación de Christoulas derivaron en nuevos disturbios y enfrentamientos entre policías y manifestantes, con saldo preliminar de dos heridos y decenas de detenidos. Pero la violencia y los barruntos de estallido social en la nación helénica no son más que expresiones sintomáticas de una población reducida, por sus propios gobernantes y por las autoridades financieras internacionales, a la condición de carne de cañón para una incierta recuperación macroeconómica. Hasta ahora, ni los directivos del FMI ni las autoridades de Bruselas han tomado en cuenta, al elaborar las recetas de choque para la economía griega, la zozobra y la precariedad que agobian a millones de habitantes en ese país; por el contrario, unos y otras siguen exigiendo al gobierno de Atenas que adopte medidas que implican un sufrimiento adicional de las mayorías: ayer, por ejemplo, el portavoz del FMI, Gerry Rice, tras afirmar que esa institución se siente
profundamente tristepor el suicidio del jubilado griego, pidió a los partidos políticos de la nación mediterránea mantener su apoyo al programa de reformas económicas, les recomendó que
mantengan en mente los grandes objetivos, y dio, con ello, una muestra de la hipocresía proverbial del organismo financiero internacional.
La Grecia contemporánea es un ejemplo claro de los límites y del carácter desestabilizador e inhumano del dogma económico vigente. En tiempos de crisis, la aplicación de la ortodoxia y la disciplina fiscal pregonadas por los organismos financieros internacionales no sólo devasta la economía, desgarra el tejido social y desemboca, tarde o temprano, en pérdida de paz y de estabilidad política; también representa, para amplias franjas de las poblaciones afectadas, el aniquilamiento de
cualquier esperanza de supervivencia–como expresó Dimitris Christoulas en una carta póstuma– y atenta, en ese sentido, contra la principal riqueza que puede tener un país: su población.
En la medida en que las autoridades de Grecia, de Europa y del mundo no reconozcan el potencial destructivo de las medidas que suelen pregonar como
solucionespara las economías en dificultades, y en tanto no atiendan la raíz del problema –que no es otra que la persistencia del modelo económico neoliberal que colapsó hace más de tres años a escala mundial–, seguirán erigiéndose en impulsoras de un sacrificio humano tan inmoral e inequívoco como el que expresó el pasado miércoles, en Atenas, el farmacéutico griego Dimitris Christoulas.
Por qué no votan los mexicanos residentes en EU
Arturo Balderas
Previamente a las elecciones de 2006 el IFE realizó un estudio sobre la viabilidad del voto de los mexicanos que residen en el extranjero. Una de las conclusiones del estudio fue que cerca de 4 millones de mexicanos, 90 por ciento de residentes en Estados Unidos, tenían la posibilidad de votar en las elecciones para la Presidencia que se efectuarían en 2006.
El liderazgo de la comunidad mexicana residente en el extranjero durante años promovió que el Congreso de la Unión aprobara ese derecho en el supuesto de que había millones de mexicanos ansiosos por participar en las elecciones de su país. Gracias a la evaluación que el propio instituto realizó a partir de los resultados de la elección, ahora sabemos que el supuesto era equivocado, ya que sólo 40 mil mexicanos se inscribieron en el padrón para votar y únicamente 33 mil lo hicieron, 28 mil de ellos en Estados Unidos.A partir de su evaluación, el propio IFE hizo recomendaciones al Congreso para allanar algunos de los obstáculos que pudieron haber impedido a quienes viven fuera del país ejercer el derecho a votar. Además, realizó los ajustes que la legislación vigente permitía, para superar algunos de esos obstáculos, particularmente los de tipo instrumental.
Una vez cerrado el ciclo para que los mexicanos residentes fuera del país se inscribieran en el padrón para votar en julio próximo, el instituto dio a conocer que se recibieron 61 mil 687 solicitudes, de las que 45 mil 555 corresponden a Estados Unidos.
El esfuerzo realizado por las autoridades electorales en coordinación con instancias del Ejecutivo, no se reflejó en un aumento sustancial de quienes presumiblemente votarán en julio. Pareciera que una vez más prevaleció el desinterés de quienes residen en el extranjero para participar en los comicios de su país.
De acuerdo con la información censal, la población mexicana residente en el extranjero se concentra en Estados Unidos. Correspondiente con ese dato más de 70 por ciento de las solicitudes para inscribirse en el padrón para votar en las elecciones del primero de julio provino de ese país. En 2006, el mayor número de solicitudes se recibió de California, Texas e Illinois, estados en los que residen la mayoría de los ciudadanos mexicanos, según el censo. Aún se desconoce esa información para las elecciones del próximo mes de julio.
Para responder a una serie de interrogantes sobre ese abstencionismo electoral es necesario establecer comunicación con las organizaciones en las que se agrupan los mexicanos residentes en el extranjero, instituciones académicas en las que hay programas de estudios sobre México y organizaciones de atención a migrantes. Se realizarán entrevistas personales con esos líderes comunitarios e instituciones académicas, y en coordinación con ellos se administrará una encuesta, en las que se desagreguen dos preguntas básicas:
● ¿Hay una correlación entre la falta de participación en las elecciones, cuando los supuestos votantes vivían en México y ahora que residen en el extranjero?
● ¿Para aquellos que además tienen la nacionalidad estadunidense hay ese mismo desinterés en participar en las elecciones estadunidenses?
Reitero que entre los propósitos de este trabajo, en primer término, es saber por qué los mexicanos no votan, no obstante la insistencia del liderazgo de las comunidades mexicanas residentes en el extranjero, particularmente en Estados Unidos, en que se les concediera el derecho a votar.
Por extensión, los que adquirieron la nacionalidad estadunidense, ¿tienen también esa predisposición a abstenerse en las elecciones de Estados Unidos?
La nueva alianza industrialmilitar de India y Brasil
Raúl Zibechi
A raíz de la cuarta Cumbre de los BRICS realizada el 28 de marzo en Nueva Delhi, la información difundida por los grandes medios se centró en el papel de los países emergentes en el nuevo mapa geopolítico global y en la decisión de crear un banco de desarrollo del sur para financiar obras de infraestructura y potenciar la investigación, que en el futuro puede ocupar el lugar del Banco Mundial. Con mucha menor visibilidad, el encuentro significó un salto en la cooperación entre dos de los emergentes, Brasil e India, en el área de la industria de defensa.
La presidenta Dilma Rousseff y el primer ministro Manmohan Singh profundizaron la Alianza Estratégica establecida en 2006 con nuevos acuerdos en las áreas de cooperación científica y tecnológica, biotecnología, defensa y proyectos espaciales. Resulta significativo que el comunicado binacional apunte que la cooperación Sur-Sur promueve una visión compartida de la evolución del orden internacionalque se concreta, entre otras, en
una gran preocupación por la crisis económica y financiera internacional. Ambos países comparten, por ejemplo, el deseo de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, el apoyo a la primavera árabe, a una solución justa al conflicto Israel-Palestina y la necesidad de una salida pacífica a la guerra en Siria sin injerencias externas.
Sobre la base de esas visiones compartidas, Brasil e India decidieron trabajar codo a codo en cuestiones estratégicas: ingeniería para la construcción de naves de guerra, propulsión nuclear, defensa cibernética, sistemas de defensa y desarrollo, y producción de armamentos. Ambos países buscan potenciar y complementar sus industrias militares en plena expansión, y decidieron hacerlo de la forma más autónoma posible respecto de las grandes potencias.
India tiene una larga relación de cooperación en materia militar con Rusia (antes con la Unión Soviética). El conflicto con el vecino Pakistán lo llevó a dar un salto adelante en materia militar. Desde 1998 es una potencia nuclear: en 2009 se convirtió en el sexto país poseedor de submarinos nucleares (el único que no integra el Consejo de Seguridad) y está fabricando su primer portaviones (otros dos provienen de Rusia), lo que convierte a su marina en una de las más poderosas del mundo. Recientemente decidió comprar 126 cazas de combate Rafale, de quinta generación, de la francesa Dassault, con la perspectiva de fabricarlos en India y, muy probablemente, en colaboración con Brasil.
Cuando el gobierno indio se decidió por los cazas Rafale, dejando de lado la oferta de la estadunidense Boeing, estaba realizando una doble apuesta: a la autonomía de su complejo industrial-militar, que ha diversificado sus fuentes de abastecimiento comprando a Israel y ahora a Francia, y a una alianza estratégica con Brasil, que este año debe decidir su ya demasiado postergada compra de cazas de quinta generación. ¿Por qué con Brasil? Son los dos emergentes que tienen más necesidades comunes en el área militar.
En 2009 el presidente Lula firmó un acuerdo estratégico con Francia que supone amplia transferencia de tecnología, que le permitirá erigir el mayor complejo militar-industrial del sur. A la tradicional necesidad de defender la Amazonia se suma en Brasil una urgencia imprevista: el mayor descubrimiento de petróleo realizado en la última década en el mundo, a 8 mil metros de profundidad en el océano Atlántico, que sido bautizado como
Amazonia Azul. Gracias a ese acuerdo, Brasil ya está fabricando helicópteros militares en Helibras, subsidiaria de Eurocopter, y en pocos años botará los primeros submarinos convencionales fabricados en sus propios astilleros. A comienzos de la próxima década finalizará su primer submarino nuclear.
Las realidades geopolíticas de ambos países son bien diferentes. Desde su independencia, India ha enfrentado guerras con sus vecinos China y Pakistán. Se trata de una de las regiones más calientes del planeta, ya que por el océano Índico pasa buena parte del flujo comercial y petrolero entre Medio Oriente y China. Por el contrario, Brasil está en la región menos conflictiva, que tiene el menor poderío militar del mundo. Todo esto ha cambiado rápidamente con la creciente desarticulación geopolítica global y la crisis energética.
Brasil no tiene por delante las cuatro décadas que necesitó India para convertirse en potencia nuclear y naval, y necesita dar un salto similar para 2030, o sea en la mitad del tiempo. La decisión india de comprar 126 cazas Rafale es un valioso paraguas para Brasil, que viene postergando la decisión por fuertes presiones de Washington. Luego de su visita a Barack Obama en abril y de la segunda vuelta electoral en Francia, Dilma optará por los 36 Rafale, que serán fabricados por Embraer (la tercera aeronáutica civil del mundo) a partir del sexto aparato. La fuerza aérea estima que necesitará 120 cazas en las próximas décadas.
El ministro de Defensa, Celso Amorim, viajó a India en febrero para ajustar los detalles que convertirán al Rafale en un avión franco-indio-brasileño, que será con el tiempo el avión de combate de las fuerzas armadas sudamericanas. La producción conjunta del Rafale puede ser apenas el primer paso en una cooperación más vasta, que incluirá la fabricación de submarinos nucleares entre esos tres países, como insinúa el sitio de análisis estratégico europeo Dedefensa (Dedefensa.org, 28 de marzo de 2012).
La cooperación militar Sur-Sur revela la profundidad de los realineamientos globales en curso. El canciller Antonio Patriota recordó en Nueva Delhi al barón de Rio Branco, padre de la diplomacia brasileña, quien a principios del siglo XX supo leer el declive de Inglaterra y el ascenso de Estados Unidos para promover nuevas alianzas:
Hoy ese movimiento equivale a la coordinación con los BRICS, dijo en la Cumbre (O Globo, 31 de marzo de 2012). Por su parte, Amorim se ocupó de las urgencias y adelantó que la decisión de los cazas se producirá en apenas tres meses.
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