Verdugo de la UE
José Blanco
La Unión Europea (UE) importó a amplios sectores del mundo en años pasados porque representaba un vigoroso brote de esperanza en la regeneración de una vida más civilizada, que Estados Unidos, la guerra fría y la infausta tragedia en que terminó la URSS, parecían haber enviado a una era de espantoso oscurantismo, para un largo lapso indefinido.
En 2010, cuando la Declaración de Portugal se llenaba de promesas y rumbos para un futuro crecientemente bueno para la UE y para el mundo, el endriago de la crisis financiera ya había caído con su garras sobre el mundo, aunque los grandes banqueros, que ya lo sabían, lo mantenían oculto.El gozo se fue al pozo como un rayo.
Ahora la UE importa porque es la bomba de tiempo más amenazante del planeta. Su crisis tuvo como origen las criminales prácticas de los banqueros estadunidenses, pero luego se extendió con saña en la UE. Por un largo plazo el mundo desarrollado depende ahora de unos estados –los de la UE–, que ignoran que no están generanando soluciones, sino acreciendo brutalmente los problemas.
Hace más de un año, el economista español Marco Antonio Moreno, muy de cerca de la aguda crítica de Paul Krugman, entrevió que la suerte del euro se definiría en España. Era claro que los especuladores hundían a Grecia y convertían en parias a los griegos, mientras se llenaban los bolsillos de millones por las decisiones brutalmente equivocadas de la señora Merkel. Pero Grecia es demasiado pequeña (cada vez más), como proporción del PIB de la eurozona (el 1.9 por ciento), de modo que Moreno, que conoce bien los pasos de los especuladores, percibió que éstos en su siguiente asalto no aplastarían a Portugal o a Irlanda, porque son igualmente pequeñas; los bocados suculentos para los buitres financieros eran Italia y España (tercera y cuarta economías de la eurozona).
Moreno escribió el pasado 31 de marzo: “en España se librará la batalla final por el destino del euro, esto es lo que ha comenzado a suceder. Los credit default swaps (CDS, por sus siglas en inglés) de deuda pública se han incrementado más de 100 por ciento en 12 meses…, y pese a leves volatilidades, la tendencia sigue al alza. Tal como sigue a la baja el crecimiento y el empleo, que se acercará rápidamente a los 7 millones de desempleados si los ministerios públicos despiden a 900 mil funcionarios como pretende el nuevo ajuste presupuestario”. Note usted la frase
los CDS de deuda pública se han incrementado más de 100 por ciento en 12 meses.
Un CDS es una operación financiera de cobertura de riesgos, incluida dentro de los derivados de crédito, que se materializa mediante un contrato de swap (permuta) sobre un determinado instrumento de crédito (normalmente un bono o un préstamo) en el que el comprador de la permuta realiza una serie de pagos periódicos (denominados spread) al vendedor y a cambio recibe de éste una cantidad de dinero en caso de que el título que sirve de activo subyacente al contrato sea impagado a su vencimiento o la entidad emisora incurra en suspensión de pagos. En otras palabras, las calificadoras estiman que los riesgos de impago de la deuda pública de España están creciendo velozmente.
Gran cantidad de analistas casi gritan hace años que la deuda pública de España no es ni ha sido su problema, sino la deuda privada (76.2 por ciento de la deuda nacional). El problema de la deuda privada no se resuelve con recortes a los presupuestos públicos. Pero Rajoy ni chista, sólo se pliega, y formula presupuestos irresponsables. Así se debilita más y más a la economía española, sumiéndola en una anemia de la que no se recuperará en lustros y que volverá insolvente al gobierno español frente a la deuda pública. A menos que la sociedad española…
A fines de 2011, había en España 2 millones 680 mil trabajadores al servicio de las administraciones públicas. En las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y en las fuerzas armadas eran 300 mil efectivos. Y entre la enseñanza, las universidades y el personal de sanidad suman algo más de 1 millón 100 mil. El resto, 1 millón 280 mil españoles, se dedican a tareas de una gran diversidad, en la gestión de instituciones y organismos de las administraciones estatal, central y autonómica. ¿A quiénes se disponen a lanzar al hambre?
Los CDS de España e Italia son los que más han aumentado en los últimos meses, pese a que los bancos de estos países fue la que succionó más dinero del programa llamado por el Banco Central Europeo The Longer Term refinancing Operatios (Programa LTRO), que ha inyectado mil 23 billones de euros (en castellano). Más de 50 por ciento han sido absorbidos por Italia (25 por ciento) y España (27). Estas
ayudasno han despresurizado al sistema financiero de estos dos países. ¿Por qué? Este dinero entró en los bancos de esos países, y los bancos los destinaron a
desapalancarse(desendeudarse, en la jerga financiera); lo cual muestra que el crecimiento de esos países se hizo con base en endeudamiento.
Escribe Moreno: “La prensa extranjera, como el titular de Le Monde, anuncia en primera página que España es la gran preocupación de Europa, o The Economist, que dice que España está en la primera línea de fuego de la crisis”. Merkel y acólitos han fracasado y siguen fracasando al imponer sus propuestas de salvamento: una
austeridadmal entendida que está empezando a hundir a la propia Alemania. Europa se hunde, es cuestión de tiempo.
La iglesia para rezar, la escuela para enseñar
Víctor Orozco
El papa Benedicto XVI ha venido a México entre otros propósitos con el de promover la libertad religiosa, dice. Sabe de seguridad que en este país existe tal libertad desde el 4 de diciembre de 1860, cuando la proclamó el gobierno republicano. Y sabe también cómo alcanzar el ejercicio de tal derecho costó a los mexicanos ríos de sangre, brotados de la oposición ofrecida por la Iglesia católica, la cual condenó, excomulgó y combatió con todo lo que pudo a quienes defendieron esa libertad. Y que financió, armó y alentó también con todo lo que estuvo en sus manos a los ejércitos enemigos del derecho de este pueblo a tener o no tener creencias religiosas. Tragedias similares ocurrieron a los franceses, españoles, italianos, brasileños, argentinos, peruanos... etcétera. ¿De dónde pues, esta cantaleta de la
La metamorfosis de verdugos de la libertad de creencias en adalides de la misma, no proviene como puede suponerse, del abandono a la vieja idea del dominio absoluto de las conciencias y de los actos de los humanos, sino de la adecuación a los tiempos, en los cuales es inconcebible el regreso a la religión de Estado, única y excluyente, como se consignaba en los códigos políticos del pretérito. ¿Cómo se puede, en los países occidentales, apoyar alguna constitución bárbara en cuyos preceptos se reinstalaran las prohibiciones, matanzas y persecuciones desatadas en nombre de la libertad religiosa, en boca de sus peores adversarios?
religión verdadera? No es posible, ni siquiera para los ultramontanos o extremistas religiosos. Entonces, se buscan otros instrumentos. Los dos principales son el control de los medios de comunicación y la impartición de educación religiosa en las escuelas públicas. Ambos, constituyen el núcleo de la libertad religiosa pregonada por los dirigentes de las burocracias eclesiásticas y políticas confabuladas en un sólo objetivo: conservar el dominio de la sociedad, reproduciéndose y auxiliándose constantemente.
Allí donde es posible instalar un Estado con prácticas confesionales, aunque se declare aconfesional o laico, la jerarquía católica copa todos los espacios a su alcance. Veamos el caso de España, donde los problemas derivados de la confusión entre la religión y la política, entre el Estado y la Iglesia católica, son el origen de una división antigua, profunda e irreconciliable en la sociedad. En el país ibérico, gracias al Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede firmado en 1979 (sustituto del viejo concordato), el cual tiene rango de tratado internacional, pues es celebrado entre dos entidades soberanas, la Iglesia católica disfruta de privilegios insostenibles en otras latitudes. Participa de un porcentaje determinado en el monto global recaudado en el impuesto sobre la renta de personas físicas, mismo que el año pasado importó la suma de 260 millones de euros, casi 4 mil 500 millones de pesos mexicanos. Pero no sólo, además, el Estado debe pagar el salario de 25 mil profesores encargados de impartir educación religiosa en las escuelas oficiales y designados por los obispos en cada diócesis. Este régimen heredado del franquismo, se sostiene desde luego en la enorme influencia que cobra la jerarquía eclesiástica en la estructura del gobierno y en el conjunto de las instituciones públicas. Se trata de un poder fáctico cuyo peso específico desequilibra la vida política española. Jurídicamente, estos derechos de la Iglesia católica, están salvaguardados por un tratado internacional, como he mencionado. La corte del Vaticano –no lo digo en sentido peyorativo, pues se trata de una estructura monárquica– ostenta así dos personalidades: su titular es a la vez jefe religioso y jefe de Estado. De esta suerte, puede exigir para el primero en nombre del segundo. El gobierno español carece de facultades para eliminar estos privilegios y aberraciones decimonónicas, ni aún por acuerdo de sus órganos legislativos, toda vez que los tratados celebrados con otros estados, se encuentran por encima de la ley interna. Se requiere la denuncia del instrumento en el cual se fincan, circunstancia que lleva el conflicto al plano de una disputa internacional. El candado es firme como se advierte y quizá al menos en este punto, Francisco Franco, el
caudillo de España por la gracia de Dios, no se equivocó cuando dijo en vísperas de su muerte que
todo estaba atado y bien atado.
Joseph Aloisius Ratzinger, durante una de sus actividades en León, Guanajuato, hace unos díasFoto Alfredo Domínguez
Uno tras otro, los voceros de la Iglesia católica insisten en establecer en México la enseñanza religiosa en las escuelas estatales. Algún obispo se preguntaba, haciendo gala de socarronería, quién iba a pagar a esos docentes confesionales. Obviamente no se requiere mucha imaginación para suponer que como en España, los dineros saldrían de los impuestos, de todos los mexicanos, católicos o no, creyentes o no. En noviembre del año pasado, los obispos reunidos en su conferencia episcopal, tuvieron una junta con el presidente de la República y le presentaron la propuesta-exigencia. Si la Constitución política establece que el mexicano es un Estado laico, pues no la modifiquemos dicen los clérigos, hagámonos de la vista gorda y digamos con su santidad Benedicto XVI, que
... la educación de una confesión religiosa en las escuelas públicas, lejos de significar que el Estado asume o impone una creencia religiosa particular, indica el reconocimiento de la religión como un valor necesario para la formación de la persona. Pero entonces, no inculquemos religión alguna, con sus dogmas y sus fantasías, sino enséñese historia de las religiones, de las culturas religiosas, de todos estos procesos como resultantes históricas, de manera tal, como decía un profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, que el educando conozca las razones por las cuales él es católico y su compañero de al lado es protestante o testigo de Jehová. Obviamente ésta no es la idea de aquellos que claman por la
libertad religiosa, sino la de imponer desde las aulas una concepción, unos usos, una visión del mundo acordes con los de la Iglesia católica y más aún, de quienes la dirigen y administran. ¡Ésta es la libertad religiosa por la cual tanto disputan ahora clérigos y políticos!
Ahora bien, ¿Es la mayoría de los mexicanos conforme con la terminación del Estado laico? ¿Con la introducción de la educación confesional en las escuelas oficiales? ¿Con la ilimitada participación de los sacerdotes en actividades políticas, incluyendo su postulación para cargos públicos? ¿Con el financiamiento con dineros fiscales para las actividades de las iglesias, preponderantemente de la católica?. Todas las encuestas dicen que no. El pueblo mexicano es mayoritariamente católico, cierto, pero hay arriba de 20 millones de habitantes de otras confesiones o de ninguna. Y, entre los declarados católicos, prevalecen, sin ninguna duda la sensatez, el amor a la libertad, el espíritu de la tolerancia y la pluralidad. Quizá por ello, los legisladores confabulados con los dignatarios eclesiásticos para asaltar una por una a las instituciones republicanas, dan golpes de mano y no se atreven a desarrollar consultas cada vez que reforman las leyes para imponer marchas hacia el pasado. Un pasado, por cierto, que los mexicanos no olvidamos, ni en lo que tiene de glorioso por cuanto nos colocó entre las naciones más avanzadas del mundo cuando el gobierno de Benito Juárez expidió la ley de la libertad religiosa, ni en lo que tiene de oprobio, cuando las cúpulas clericales y políticas provocaron guerras fratricidas para evitar las emancipaciones, económicas y culturales. La iglesia para rezar, la escuela para enseñar, es una frase con la cual muy pocos mexicanos están en desacuerdo, en ella se sintetizan estos sólidos aprendizajes históricos.
LGBT
Javier Flores
El título es un acrónimo que se emplea para designar a un conjunto de personas, las cuales, ya sea por su orientación sexual o por su ajuste particular o desplazamiento entre distintos papeles de género, se apartan de las categorías tradicionales de hombre o mujer heterosexuales y de los comportamientos estrictamente definidos a escala social. Las letras se refieren a lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros. Es al mismo tiempo la denominación que adopta uno de los movimientos sociales más importantes desde hace ya varias décadas, cuya influencia es notable y lo será aún más en el presente siglo.
Si bien persisten diversas formas de discriminación, el territorio de las leyes es buen ejemplo de los cambios que este movimiento ha provocado en algunas regiones del planeta, entre ellos la aceptación legal a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y el reconocimiento de estas uniones, que en algunos casos pueden incluir el matrimonio y el derecho a la adopción. También la aceptación para participar abiertamente en el Ejército y la promulgación de legislaciones contra la discriminación, entre ellas las que se refieren a la identidad de género y sus expresiones al margen del sexo biológico. Incluso en México se han conquistado algunos de estos preceptos, aunque se trata de una combinación entre derechos y prohibiciones, pues algunos son válidos sólo en algunas zonas del país, en particular en la ciudad de México. (Es importante recordar, que en el caso de los transgéneros, la Suprema Corte de Justicia de la Nación creó en 2008 un antecedente por el cual una persona puede cambiar su género y su nombre.)Pero hay otros territorios menos conocidos en los que se vislumbran cambios de gran trascendencia, ante los cuales las escuelas de medicina y los profesionales de la salud en el mundo tendrán que reaccionar. El año pasado se publicó el estudio titulado The Health of Lesbian, Gay, Bisexual, and Transgender People: Building a Foundation for Better Understanding (La salud de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros: estableciendo las bases para una mejor comprensión). Se trata de un trabajo sin precedente, realizado por The National Academies de Estados Unidos, que incluye a las Academias Nacionales de Ciencia y la de Ingeniería, el Instituto de Medicina y el Consejo Nacional de Investigación, que contó con los auspicios de los Institutos Nacionales de Salud de ese país (NIH, por sus siglas en inglés), en el que se identifican algunos de los vacíos en la investigación médica y en los sistemas de salud para atender a una población a la que, en mi opinión, difícilmente se le podría catalogar como minoritaria.
El estudio fue realizado por un comité integrado por 17 especialistas, encabezados por el doctor Robert Graham, del Colegio de Medicina de la Universidad de Cincinnati, y contó con el apoyo de cinco consultores y 14 revisores, todos investigadores provenientes de las más prestigiadas universidades. El trabajo incluyó la realización de tres congresos científicos abiertos, dos de los cuales se llevaron a cabo en 2010 en Washington.
El estudio partió de cuatro ejes conceptuales: el ciclo de vida, pues cada fase influye en las etapas posteriores; el modelo de estrés-minoría, pues cada grupo sufre de estrés crónico como resultado de la estigmatización; la
interseccionalidad, que examina las múltiples identidades de los individuos y la forma en la que éstas interactúan, y la ecología social, pues las personas LGBT están rodeadas por esferas de influencia como la familia, las comunidades y la sociedad. Además, el estudio considera que se trata de un grupo diverso, pues entre lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros pueden identificarse subgrupos basados en raza, etnicidad, estatus socioeconómico, ubicación geográfica y edad, entre otros factores.
El trabajo concluye con una serie de recomendaciones, la mayoría de las cuales busca profundizar y estimular los estudios científicos sobre este tema, que incluyen la colección de datos, la metodología y el entrenamiento de especialistas. Para ello se solicita a los NIH diseñar y financiar una agenda de investigación, para avanzar en el conocimiento y comprensión de las condiciones de salud de las personas LGBT.
Lo anterior representa un cambio de la mayor trascendencia, pues implica que en el siglo XXI se produce un viraje en el mundo médico y científico, pues las personas cuya elección sexual o de género se apartan del modelo tradicional, y que desde tiempos remotos eran consideradas enfermas, dejan de serlo (lo que implica una modificación radical en las nociones sobre lo normal y lo patológico); en cambio aparece una preocupación por garantizar para ellas las condiciones de salud que específicamente requieren para su bienestar. El estudio completo puede verse en: ncbi.nlm.nih.gov/ y es de acceso gratuito.
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