Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 5 de abril de 2012

López Obrador llama a la reconciliación al EZLN, para sacar adelante al país- De la Madrid y el fraude de 1988- Astllero

En San Cristóbal de las Casas, se compromete a cumplir los acuerdos de San Andrés
López Obrador llama a la reconciliación al EZLN, para sacar adelante al país
Extiendo mi mano franca en señal de respeto a los que luchan por la justicia, señala
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Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de la República por la coalición Movimiento Progresista, durante el mitin que encabezó este miércoles en San Cristóbal de las CasasFoto Carlos Ramos Mamahua
Alma E. Muñoz
Enviada
Periódico La Jornada
Jueves 5 de abril de 2012, p. 9
 
       San Cristóbal de las Casas, Chis., 4 de abril. Desde la Plaza de la Paz, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista, llamó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a la reconciliación, para sacar adelante a Chiapas y al país. Extiendo mi mano franca en señal de respeto, de admiración, a los que luchan por la justicia.
Quiero hacer un llamado a quienes en 1994, por la opresión, por el autoritarismo, por la pobreza, se levantaron en rebeldía; hago un llamado a todos los que participan en el movimiento zapatista para que busquemos la manera de unirnos, de trabajar juntos, de reconciliarnos y de buscar entre todos mejorar las condiciones de vida y de trabajo en Chiapas y en todo el país, señaló en su discurso.
Extiendo mi mano franca también, en señal de reconciliación, de que busquemos entre todos la unidad para sacar adelante a nuestro pueblo, a nuestro país, subrayó López Obrador, lo que provocó un estruendoso aplauso.
Repito tres palabras: reconciliación, progreso, justicia, y en lo que corresponde a justicia, mi compromiso de cumplir los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Fue la primera vez en esta contienda que un candidato a la Presidencia hace una convocatoria al EZLN, grupo con el cual el perredista tuvo diferencias desde 2005, luego de que el subcomandante Marcos emitiera críticas contra López Obrador.
Ni Josefina Vázquez Mota, del PAN, ni Enrique Peña Nieto, del PRI, hicieron referencia alguna al grupo rebelde en sus recientes visitas a la entidad.
No olvidar el amor al prójimo
Ante la catedral de Santo Domingo, López Obrador dijo tener sentimientos encontrados al estar en esa plaza emblemática para los chiapanecos, y al recordar a ese gran obispo de Chiapas, Samuel Ruiz García, fallecido en 2011.
Frente a casi 10 mil personas, entre indígenas, simpatizantes y militantes de los partidos que impulsan su candidatura (PRD, PT y Movimiento Ciudadano), López Obrador pidió no olvidar el amor en las familias ni el amor al prójimo: no caer en el individualismo, pensar siempre en el prójimo, no dar la espalda al que sufre. Esa es la verdadera solidaridad, la verdadera fraternidad.
Asimismo, dejó en claro que no tiene diferencias con el gobernador de Chiapas, Juan Sabines, con quien no se reunió, como sí lo hicieron Peña Nieto y Vázquez Mota en sus respectivas giras.
No lo voy a ver ahora por un asunto de agenda, pero no tenemos pleito con nadie; con el gobernador Sabines no tenemos ninguna diferencia.
López Obrador llegó con el tiempo justo para encabezar el mitin en San Cristóbal de las Casas, a las 16.30 horas. Una vez que bajó del avión que lo trasladó de la ciudad de México a Tuxtla Gutiérrez, apenas probó bocado. Y, concluido el mitin, viajó a Palenque, donde descansará durante los llamados días santos, de jueves a domingo, en su finca, en compañía de su familia.
En su discurso, remarcó que en el Movimiento Regeneración Nacional queremos justicia, no venganza. Por eso luchamos. No odiar, no albergar rencores, tenemos que unirnos y fortalecer los valores morales y espirituales; ésa es la república amorosa.
De nueva cuenta, López Obrador arremetió contra Peña Nieto –ante la complacencia de los asistentes, muchos de ellos indígenas vestidos con ropas tradicionales y reflejando la pobreza que los agobia–. Afirmó que es al que quieren imponer como presidente de México, pero todavía está por verse. ¿Ustedes creen sinceramente que, como está el país, este candidato fabricado por las televisoras, que lo han venido introduciendo al mercado como un producto chatarra, va a tener capacidad para resolver los grandes y graves problemas nacionales? Nada más es cosa de verlo. No sólo encarna la corrupción, sino la frivolidad, la banalidad. ¿A quién se le ocurre venir en helicóptero a una de las zonas más pobres de México?
Y también se lanzó contra Manuel Velasco, del PVEM, a quien el PRI impulsa para gobernador de la entidad. “Pero eso –afirmó el abanderado presidencial de la izquierda– también está por verse.”
Acompañado en el templete por la candidata de la coalición Movimiento Progresista, la ex priísta María Elena Orantes, quien no pudo hablar en el mitin por estar en veda electoral –la senadora con licencia se inconformó con el proceso del PRI por apoyar a Manuel Velasco–, López Obrador también demandó unidad en lo político y en lo social entre las religiones que conviven en el estado.
Calvario-Helguera
Astillero
Cuatro exámenes
Gym, Marina y EZLN
¿Quiénes no votaron?
No más clínica a SME
Julio Hernández López
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VACACIONES. La afluencia de viajeros continúa incrementándose en las terminales de autobuses de la capital, ante el comienzo del asueto por la Semana Santa. La imagen corresponde a la Central Camionera del SurFoto Víctor Camacho
 
      De pronto se ha instalado el tema de los exámenes en la agenda mediática de los candidatos. A Vázquez Mota le piden que muestre los estudios de salud que avalen que está sana y puede sostener el ritmo de la campaña y el eventual ejercicio presidencial. Ella, a su vez, demanda a Peña Nieto que se someta a valoraciones relacionadas con la veracidad y la toxicidad, a lo que el mexiquense se muestra dispuesto pero condicionando su respuesta positiva a que lo poligráfico y lo toxicológico sea revisado en los cuatro aspirantes y que los análisis sean realizados por la UNAM y no por instancias privadas. López Obrador, a quien se adjudicaban males y cansancio (hasta de diabetes se llegó a hablar), propone a su vez que todos se sometan al escrutinio de sus riquezas personales y la fuente de ellas. Y el menos competitivo de los cuatro, el sintomáticamente apellidado Quadri, apela a otra forma de exploración, la de la inteligencia y la preparación, al plantear que los debates entre candidatos se realicen sin ayudas de ningún tipo, ni apuntadores ni asesorías, todo a la pura capacidad personal.
Sería altamente positivo que avanzaran las cuatro propuestas, pues permitirían al ciudadano calificar de manera natural las principales características de los aspirantes a gobernar el país: salud en términos médicos, distancia respecto a sustancias enervantes y mendacidad, fortuna personal y su origen, y capacidad intelectual.
Pero, mientras con mil pretextos los equipos operativos de cada candidato logran desvanecer la posibilidad de contar con esos cuatro expedientes básicos, las necesidades inmediatas de la gran carpa electoral obligan a los actores a improvisar y patinar. Vázquez Mota, por ejemplo, se arriesga a aparecer en un gimnasio norteño como si fuera entusiasta y asidua practicante de rutinas de fuerza con mancuernas y barras (en Twitter, @victormaisson propuso hablar del #JosefitnessVazquezGym), para tratar de disolver la imagen de debilidad enfermiza que había ofrecido un mareado día atrás. Peña Nieto se asoma a Veracruz para hacer profesión de fe en el belicismo calderonista contra el narcotráfico, ofreciendo sostener el control de la Marina sobre la entidad el tiempo que sea necesario (para no desilusionar a los coleccionistas de sus pifias, EPN llamó al filofranquista Javier Duarte como gobernador del estado de México). López Obrador llega a territorio zapatista acompañado de la Nena Orantes, priísta clásica que recién dejó teóricamente su partido de origen para convertirse en virtual candidata de izquierda a la gubernatura de Chiapas y tiende su mano franca, que ya se va convirtiendo en una referencia clásica, a los rebeldes chiapanecos, en busca de la multipolar reconciliación pejista.
Astillas
Esteban Schmelz observa, respecto a la votación que en el Senado aprobó en días pasados las reformas vaticanas: “de 107 senadores presentes, nos informan que 35 votaron en contra de la retrógrada reforma, mientras que 72 lo hicieron a favor, logrando la requerida mayoría de dos tercios por tan sólo un voto. Hay que señalar que aun de haber estado presentes todos los integrantes de los partidos ‘de izquierda’ no se hubiera llegado a los 35 votos en contra de la reforma; fue necesario contar con algunos votos externos, notoriamente el de la senadora priísta María de los Ángeles Moreno (…) Ahora bien, lo verdaderamente escandaloso de este asunto es que un mínimo de cuatro senadores de los partidos opositores no estuvo presente en la votación, cuando la presencia de tan sólo dos de ellos hubiera bastado para hacer fracasar la reforma al artículo 24. Ya sea que no asistieron –como era su obligación– a la sesión en que se votaba un asunto de semejante trascendencia, o bien, en por lo menos un caso, porque el legislador sí estuvo presente a la hora de la votación relativamente menos importante del artículo 40, pero se esfumó como por arte de magia a la hora de votar por el 24 (emulando, sin duda, el tristemente célebre ‘voto mingitorio’ del panista Paoli Bolio para facilitar la aprobación del Fobaproa) Ante ello, los legisladores en cuestión deben explicar puntualmente su actuación –o más bien, no actuación– no sólo a todos aquellos que buscamos ‘el cambio verdadero’, sino a la opinión pública en general. Que expliquen claramente qué actividad pudo haber sido más importante, ese miércoles 28 de marzo, que cumplir con su obligación de asistir a la sesión del Senado, con lo cual se hubiera evitado la aprobación de una reforma reaccionaria”… El lector Jorge Rodríguez Quezada escribe: Con el pretexto del sismo del pasado 20 de marzo, el edificio de la clínica 26 del IMSS, donde se presta atención médica a los trabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro desde la década de los setenta, permanece cerrado. En el área donde está ubicada la clínica no hay ningún edificio que presente fallas estructurales. Todo es una maniobra y un pretexto para dejar de prestar el servicio a los trabajadores del único espacio y derecho del que gozan como ex trabajadores de la empresa señalada. En noviembre de 2011 se amenazó con dejar de prestar la atención médica a los trabajadores y sus familiares, con el argumento de la no existencia de la relación laboral entre sindicato y empresa. Gracias a una serie de negociaciones llevadas a cabo, acompañadas de las protestas que el caso requería, fue autorizado otro año en que se proporcionaría la atención médica. Hoy, con el pretexto del sismo y sus efectos sobre el edificio, se ordenó su cierre. A la totalidad de los trabajadores los están mandando a la clínica más cercana a su domicilio. El paso siguiente es dejar de prestar el servicio con el argumento de que no pagan la cuota que el instituto exige por la atención recibida
Y, mientras el arzobispo de Morelia se permite emitir sentencia divina, pues según él no hay culpa alguna en el cuasi angelical Felipe Calderón respecto a las muertes de casi 60 mil personas durante lo que va del sexenio, ¡hasta mañana, con varios sacos de mariguana aparecidos por milagro en la sacristía de iglesia de Puebla!
De la Madrid y el fraude de 1988
Octavio Rodríguez Araujo
 
      Falleció Miguel de la Madrid. Su muerte me recuerda su vida como presidente y ésta la elección de 1988, su autobiografía y la nota respectiva de The New York Times (NYT) en 2004.
La Jornada del 16 de marzo de hace ocho años decía: “La democracia mexicana podría haberse desarrollado más rápidamente si no fuera por ‘la elección fraudulenta de 1988 y el respaldo acrítico de Washington a Carlos Salinas de Gortari’, concluyó el New York Times en un editorial sobre las revelaciones de Miguel de la Madrid en su autobiografía.” El diario neoyorquino añadió que “ante la evidencia temprana de una abrumadora derrota de Salinas ante Cuauhtémoc Cárdenas, los dirigentes priístas le advirtieron de la ‘alarma’ que causaría entre los ciudadanos no proclamar un triunfo priísta. Entonces De la Madrid, ‘presa del pánico, detuvo bruscamente el conteo de votos, atribuyéndolo a una falla de las computadoras, y con audacia proclamó la victoria de Salinas’”.
El entonces senador Manuel Bartlett declaró al día siguiente que el editorial del rotativo estadunidense era mal intencionado y antimexicano. Cuauhtémoc Cárdenas, en cambio, demandó investigar a fondo lo ocurrido en 1988. En entrevista con Renato Dávalos en La Jornada 17/3/04), Cárdenas, al referirse a la autobiografía del ex presidente, señaló que cuando éste se percató de que las tendencias electorales no favorecían al candidato priísta, Carlos Salinas de Gortari, ordenó la suspensión del conteo de votos, responsabilidad ésta del entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz. De la Madrid, en entrevista con Zabludovsky, negó lo dicho por el NYT e insistió en que él no ordenó que se parara el conteo de votos (ídem).
No hago mías las interpretaciones del NYT, ni mucho menos las declaraciones de quien fuera secretario de Gobernación con De la Madrid, pero de que hubo fraude no me cabe duda alguna.
En 1988 la Comisión Federal Electoral (ahora IFE) estaba dominada por el Partido Revolucionario Institucional, 19 votos contra 12 de la oposición. El padrón electoral era controlado por el partido del régimen, y en 1988 se calculó que entre 20 y 30 por ciento de su listado tenía irregularidades. El número de casillas fue aumentado mediante las llamadas casillas bis, al extremo de que rebasó por mucho el autorizado por la legislación. Hubo también boletas electorales cruzadas en favor del PRI desde antes de las elecciones. Y así por el estilo. Pero ahí no terminaron los elementos que hacían sospechar que aquellas elecciones serían fraudulentas.
Las diversas instituciones que informaron sobre el número de ciudadanos no se pusieron de acuerdo: el Inegi calculó 44 millones de mexicanos en edad de votar, el Registro Nacional de Electores informó, el 30 de noviembre de 1987, con el 82.8 por ciento del total estimado, la cifra de 36.3 millones, lo que significaba que con el 100 por ciento los ciudadanos serían 43.72 millones. Para Presidencia de la República el padrón lo componían 38 millones de mexicanos y de acuerdo con los resultados electorales el listado completo era de 38 millones 74 mil 926. En una palabra, más de 5.5 millones de mexicanos fueron rasurados del padrón o fueron impedidos de votar. Esta resta del padrón significaría una ventaja para el PRI, pues entre menos votaran mayor porcentaje obtendría este partido, pues los resultados electorales se calculan en relación con la votación total.
El número de casillas tampoco fue homogéneo. Según la fuente, ese número cambiaba, hasta alcanzar una diferencia de 2 mil casillas. El abstencionismo, de acuerdo con las declaraciones oficiales y la del presidente del PRI en la mañana del 7 de julio (al día siguiente de los comicios), había sido abatido, pero no era cierto. El 13 de julio se anunció oficialmente que habían votado 19.1 millones de ciudadanos, lo cual significaba una abstención de 49.72 por ciento, la más alta conocida en una elección presidencial en los tiempos del priato (en 2003 y en 2009, bajo gobiernos panistas, hubo abstenciones más altas: 58.3 por ciento y 55.5 por ciento, respectivamente).
Los priístas tampoco fueron consecuentes con sus propios datos. Jorge de la Vega, presidente de ese partido, había dicho que su organización contaba con 12 millones de militantes, pero sólo votaron por su candidato presidencial, según los datos oficiales, 9 millones 641 mil 329 mexicanos.
Pero lo más grave, que luego quiso minimizar Bartlett, ocurrió con el cómputo de los votos, que era su responsabilidad como secretario de Gobernación y como presidente de la CFE. Entre el viernes 8 y el lunes 11 de julio se dieron los datos oficiales preliminares de 29 mil 999 casillas, es decir, del 55 por ciento del total de las secciones electorales. Pero no debe olvidarse que a las 17:15 horas del mismo día de las elecciones, el 6 de julio, se cayó el sistema y que a partir de ese momento los datos fluyeron vía telefónica (supuestamente) y que en la Secretaría de Gobernación se vaciaron a la computadora sin que los comisionados de la oposición pudieran enterarse del avance de las cifras.
Nada de esto se dice en las memorias de Miguel de la Madrid. Nada de esto quiere recordar su ahora ex secretario de Gobernación. Pero todos supimos que en el Colegio Electoral se negó a los diputados el acceso a los paquetes electorales trucados (alrededor de 25 mil) para que pudieran constatar el número de sufragios. Las cajas electorales, en clara violación del Poder Ejecutivo a la soberanía del Poder Legislativo, fueron resguardadas por militares (dependientes del presidente de la República) y posteriormente quemadas. El gobierno incineró el cuerpo del delito, con lo cual reconoció indirectamente que el PRI perdió la elección y que Salinas de Gortari fue presidente gracias a un megafraude cometido por su propia gente.
The New York Times pudo haber sido malintencionado (no me interesa defenderlo), pero se quedó corto en su denuncia del fraude de las elecciones de 1988. Dicho fraude sólo ha sido superado por el de 2006 contra López Obrador, pero de esto no dijo nada el NYT.

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