Armados hasta los dientes…
Por: Hilda García - diciembre 28 de 2012 - 0:00
COLUMNAS, Nevertheless in gringoland - 4 comentarios
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El debate sobre el permiso a poseer armas en Estados Unidos ha resurgido con más virulencia que nunca después del asesinato de 26 personas, entre ellos 20 niños, en el Colegio de Sandy Hook en Newtown, Connecticut. Todo esto en manos de prácticamente otro niño de tan sólo 20 años. Y en menos de dos semanas otro personaje de unos 65 años decide quemar una propiedad, llamar a los bomberos y en cuanto estos llegan al llamado los balacea, matando a dos de ellos. En ambos actos de violencia se utilizaron armas Bushmaster.
Estas dos son tan sólo las últimas, pero se vivió una balacera más en Aurora, Colorado, donde 12 personas fueron asesinadas y 59 resultaron heridas. Siempre lo hemos dicho, aparecen locos que lanzan balas sin ton ni son y matan a gente inocente que no hace otra cosa más que seguir su vida cotidiana. Pero igualmente comienzan a proliferar las ejecuciones; sí, tal cual y como a la vieja usanza de Al Capone. En plena luz del día aparecieron tres latinos ejecutados dentro de un auto que los asesinos dejaron afuera de la Universidad de Columbia en junio de este año, y recientemente en el céntrico Columbus Circle en Nueva York, un hombre de 31 años que vino de viaje por sólo un día desde Los Ángeles fue ejecutado con una .9 mm que le acercó directo a la cabeza y desapareció en un auto que le esperaba para escapar enfrente de la atónita multitud. Y más allá de lo espectacular que pueda parecer cada una de las matanzas o ejecuciones, los números dejan ver un alarmante crecimiento de la violencia en el vecino del norte también.
Para Estados Unidos, el 2012 ha sido el peor año en términos de asesinatos masivos con arma de fuego. Según el recuento elaborado por “Mother Jones”, fueron 151 las víctimas heridas físicamente o asesinadas en siete tiroteos masivos, así como en eventos similares, menos letales. “Mayors against illegal guns” considera que cada día mueren 34 por armas de fuego en los Estados Unidos.
Durante su alocución en una reunión con los familiares de las víctimas en Newtown, Barack Obama dijo: “No podemos aceptar que hechos como estos se conviertan en rutina”. Y preguntó: “¿Estamos dispuestos a decir que somos impotentes ante masacres como la de Newtown? ¿Que la situación política es demasiado difícil? ¿Y estamos dispuestos a decir que una violencia como esta, de la que son víctimas año tras año nuestros hijos, es de una manera u otra el precio a pagar por la libertad?”.
Esto lo dijo, más allá de consternado, en una directa alocución contra los cuatro millones de integrantes de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que desde su fundación en 1871 promulga como una libertad el derecho a portar armas y para quienes la tragedia de Newton sólo puede resolverse como lo señalara su vicepresidente Wayne La Pierre: “Lo único que frena a una mala persona armada es una buena persona armada”.
De acuerdo con la asociación, los niños están en peligro por las restricciones a la portación de armas en escuelas y por tener profesores desarmados. Por esta razón, La Pierre propuso que en cada escuela estadounidense exista un policía armado.
Una vez más, la NRA defiende los intereses del complejo militar industrial y sustenta la adicción a la guerra contra las guerras. Hay quienes aprueban las restricciones en la venta de armas, pero esto no es suficiente, pues una vez más, escudados en la libertad esto sería contravenir las máximas de Estados Unidos. Incluso quienes defienden el uso de armas prefieren culpar a los medios de comunicación, a los videojuegos o a las películas cargadas de violencia. Esto, en realidad, no es uno u otro, sino que la violencia tiene que analizarse desde una perspectiva integral.
La solución no es tan sólo limitar la venta de armas, pues una persona enferma buscará crear una bomba o utilizar un cuchillo, pero también es cierto que el tema de la venta de armas como supuesta protección, como la que buscaba la madre de David Lanza, el asesino de Newton, sólo hizo que la defensa fuera total ofensa y agresión, incluso contra ella misma a quien su hijo asesinó de cuatro tiros en su propia casa. Pero el tema de la violencia tampoco se resuelve con el cuidado en la salud mental y dejar que el resto porte armas, existen grupos criminales y organizaciones que, como en México, aprovechan el vació legal para comprar las armas y municiones en entidades como Arizona y las utilizan en la “lucha contra la lucha contra el narcotráfico”.
De hecho, el reclamo que Felipe Calderón hizo durante su sexenio siempre fue el de buscar la limitación de la venta de armas a mexicanos que pudieran utilizarlas en la lucha contra el narcotráfico. Y desde su visita a México, Hillary Clinton mostró en algún momento un discurso donde habló de la responsabilidad compartida entre Estados Unidos y nuestro país sobre la violencia generada en la lucha contra el narcotráfico.
No es que se busquen ventajas, pero quizá este sea el momento o coyuntura importante para incluir en la agenda la petición de México que acusa a Estados Unidos de ser el origen del 90% de las armas utilizadas por el crimen organizado. Es el momento de hacer sentir que si la responsabilidad es compartida, la solución también podría ser compartida. No es tema menor el debate sobre la posesión y venta de armas en Estados Unidos, es un tema que nos importa y que nos afecta. Debemos aprovechar que por primera vez desde que tomó Barack Obama el mando, se muestra una postura clara sobre el tema de las armas. Doloroso es que hayan muerto los niños y maestras en la escuela, pero igual de doloroso y aún sin menos cobertura noticiosa, son los casi 100 mil muertos que la lucha contra el narcotráfico dejaron en México los últimos seis años.
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