Deseos
César Moheno
Desde tiempos inmemoriales tenemos la idea de que con el inicio de un ciclo se renuevan los cielos, se acomodan los soles y todo recomienza. Esta idea del universo no es sólo hermosa desde el punto de vista de la poesía y las religiones; también ayuda a sentirnos renovados. Pero en México, estirada hasta el extremo, esta idea también entraña un alto riesgo. Nos lleva a pensar que, con la renovación, los asuntos no enfrentados y no resueltos se borran como por un acto de magia que, al rebasar nuestra escala humana, nos ayuda. Nada más alejado de la vida. Por más que cerremos los ojos ante lo que no hemos podido remediar, el cambio de ciclo no los hace desaparecer. Antes al contrario, lo no enfrentado crece. Nos toca el hombro, nos susurra por las noches y los amaneceres, se nos aparece en las calles y los días.
Atendiendo sus razones y guardando todas las distancias y escalas de comparación, me atrevo a expresar los cuatro deseos con los que inicio 2013.
Uno. En nuestro país existen 14 millones 655 mil 906 mujeres que trabajan y, con su esfuerzo, son líderes económicos de su hogar. 10 millones 222 mil 419 de ellas tienen hijos. Todas son sinónimo de entrega y de lucha cotidiana, son incansables. Frente a todos los obstáculos, son mujeres mexicanas que siempre responden con voluntad, inteligencia, fuerza y tenacidad para salir adelante.
En este universo femenino, 77 por ciento de ellas se unió a su pareja cuando tenían entre 15 y 24 años. Y si nos acercamos más a su vida encontramos que 35.2 por ciento sufre algún tipo de violencia de su pareja: 10.2 por ciento física, 6 sexual, 26.6 emocional, 20.1 económica. ¿Los motivos? El 18.1 por ciento porque sus parejas piensan que la mujer opina diferente, 17.2 porque ella no obedece, 15.6 porque no le avisa a su pareja cuando sale, 14 porque no le dedica suficiente tiempo a atenderlo, 12.5 porque la mujer toma decisiones.
¿Parece una historia de terror? No lo es. En México nadie quiere ver esta alucinante realidad de la vida cotidiana de las mujeres. Mi deseo es que de una vez y para siempre en 2013 respondamos a una simple pregunta: ¿hasta cuándo vamos a esperar todos los miembros de nuestra sociedad para sumar esfuerzos y enfrentar esta ominosa situación? Las mexicanas son mujeres que se despiertan para tener el mundo en sus manos.
Dos. El Distrito Federal es la entidad con mayor número de jóvenes del país. Es una de las razones por las que nuestra ciudad es estratégica en la relación que mantiene con ese sector. Existen en el DF 2 millones 619 mil 589 jóvenes. 49.4 por ciento son hombres y 50.6 mujeres.
El talento de todos ellos es proverbial, emblemático. Son un capital por su capacidad para soñar, transformar la realidad, para construir un mundo mejor.
Todos estos jóvenes viven en un millón y medio de las viviendas de la ciudad. El 59.6 por ciento son casas independientes, 18.8 vive en departamentos de unidades habitacionales y 9.1 en vecindades. Pero lo que resulta inadmisible es que 110 mil 375 de las viviendas con jóvenes tienen piso de tierra. Sí, tienen piso de tierra. En la ciudad que se precia de ser la más cosmopolita e inclusiva de México, los niveles de pobreza y marginación de cientos de miles de sus jóvenes son decimonónicos. Ante esa realidad infausta deseo que nuestra sociedad y las autoridades de la urbe les ofrezcan garantías de equidad y los convirtamos, de verdad, en nuestro capital más valioso. Nuestra vida requiere de su talento, su generosidad, su rebeldía, su creatividad.
Tres. Mientras muchos celebramos el inicio de un nuevo año en el calendario, 33.6 por ciento de los jóvenes de nuestra ciudad celebran su inicio en el universo de la sexualidad, pero lo hacen sin ninguna protección y 36.8 festejó su última relación sexual sin haber usado algún método de contracepción.
Esa es una de las razones por las que de un millón 594 mil 101 jóvenes que tienen relaciones sexuales en nuestra ciudad, 589 mil 243, 37 por ciento, han vivido un embarazo: 20.2 por ciento de los que lo vivieron son hombres y 54 por ciento mujeres. De entre ellos, 27.7 por ciento de las mujeres que han tenido relaciones sexuales y que tuvieron un embarazo lo hicieron antes de los 18 años. De los 589 mil 243 jóvenes que han vivido un embarazo, 129 mil lo han interrumpido, es decir, 21.5 por ciento del total. No hay más tiempo que perder. 2013 debe ser el inicio de una estrategia nacional sobre sexualidad y salud reproductiva. Luchar juntos, la sociedad entera, para desaparecer los riesgos de la sexualidad y vivirla plenamente es mi tercer deseo.
Y cuatro. Juan Villoro es el autor por el que la generación que vive sus 20 años de edad se aficionó a la lectura. La golosina secreta y El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica atrajeron a la página impresa miles de lectores que, sin ellas, seguramente nunca hubieran descubierto ese país de las maravillas que es un libro. Lo mismo ha escrito ensayo que cuento y que novela. Retrata afilado y mordaz a un ídolo pop de la canción ranchera contemporánea o a Salman Rushdie o a cuanto futbolista lo atraiga o lo disguste. Ha sido premiado en Mazatlán y en Barcelona, en Madrid y Talca, en el DF y en París. Mi deseo es que ya, en 2013, los sabios miembros de El Colegio Nacional lo inviten a ser, por fin, uno de ellos.
Mientras todo eso ocurre, deseo también que todos tengan un año feliz.
Twiter: cesar_moheno
Salarios
León Bendesky
El salario sigue siendo, por la función del trabajo, uno de los costos más relevantes en el proceso de producción. El cambio tecnológico presiona constantemente este costo a la baja para acrecentar el rendimiento de la inversión. Esta disputa es bien conocida.
En la misma época en que Ricardo hacía su revisión, los luditas arremetían contra las máquinas que los desplazaban del trabajo y permitían organizar las tareas de forma mecánica. Este fue el gran salto hacia adelante de la Revolución Industrial y uno de sus efectos más tarde fue el sindicalismo. En el enfrentamiento tomaron ventaja, finalmente, Ford, Taylor el toyotismo y la producción en masa.
En la era global la disputa salarial no aminora y se combina con las capacidades adquiridas y la disciplina de la fuerza de trabajo para lograr los niveles aceptables de la productividad total, que es la base de la permanencia en el mercado.
La distribución es la clave del modo de funcionamiento del sistema social de mercado. Los desplazamientos espaciales del trabajo son tan relevantes como los del capital y hasta en términos temporales se hacen cada vez más rápidos.
Todo esto es parte del fenómeno de la creciente desigualdad que se ha generado incluso en un periodo de expansión productiva, aunque con severas distorsiones financieras, como es ahora el caso, ya agravado por la recesión.
En China, las grandes fábricas que reúnen decenas de miles de trabajadores se han ubicado preferentemente en las zonas costeras para aprovechar las ventajas de aglomeración, localización y transporte. Pero esas zonas se encarecen, las condiciones de trabajo no se pueden mantener permanentemente bajas, ni en China. Los desplazamientos de las personas elevan los costos y provocan fricciones.
Ahora las fábricas se mueven tierra adentro. Pagan salarios más bajos y, al mismo tiempo, atraen inversiones para desarrollar nuevas ciudades, aumenta la actividad inmobiliaria y de servicios junto con la especulación que ello provoca. Los trabajadores se reubican para acercarse a sus lugares de origen a cambio de una paga menor.
En países como México la relocalización laboral basada en el costo del salario no ha sido suficiente para incrementar el empleo formal y los salarios. En industrias como la automotriz, eléctrica, electrónica y hasta aeronáutica se han encontrado ventajas para conformar un robusto sector exportador. Los trabajadores en estos sectores de la manufactura ganan mejor que otros en el país, pero bastante menos que sus contrapartes en Estados Unidos o Canadá. Ganan más que los trabajadores chinos y actividades como la producción textil se han reducido significativamente en el mapa industrial. Los tomates, en cambio, hallan nuevos espacios en el mercado estadunidense.
La frase de Clinton, muy citada, acuñada en su campaña electoral de 1992, que decía:
Es la economía, estúpido, se sigue usando en épocas de fragilidad, sobre todo en el terreno del empleo. Y ese es hoy el problema más acucioso en el ámbito global. Casi podría convertirse en:
Son los salarios, estúpido.
La insuficiente generación de ingresos derivados del trabajo contiene la expectativa de la rentabilidad del capital y las decisiones de inversión y el producto se contrae. Los salarios son un precio relativo, crucial en el mercado mundial y son los que inciden en los movimientos de la demanda de la fuerza de trabajo en distintos países. Eso lo saben ahora bien quienes gobiernan en Europa, igual que los empresarios y, claro, los trabajadores en activo y los desempleados. Lo saben hasta los republicanos, en eterna disputa con Obama por el tamaño del gobierno, aún a las puertas de una fuerte recesión.
En la zona euro los países como Grecia, España o Irlanda no pueden devaluar la moneda, instrumento típico para elevar la productividad y aumentar la ocupación. La alternativa más directa es la rebaja de los salarios mediante la sobreoferta de trabajo que crea el desempleo. Este es un mecanismo básico de ajuste en el mercado; si bien no es tan rápido como la devaluación, tiene un efecto similar, aunque más ineficiente por sus costos sociales y fiscales.
Uno de los problemas que se han hecho inherentes al costo laboral y que aflora cuando hay crisis, cuando no se genera suficiente empleo formal o por cambios en la dinámica demográfica, es el de las pensiones y los servicios de salud. Los trabajadores cuestan cuando trabajan y cuando se jubilan.
Eso encarece los costos para las empresas y la sociedad y tiende a distorsionar el mercado laboral a expensas de los más jóvenes. Los países con menores rigideces institucionales y menores condiciones de beneficios laborales tienen una ventaja. Hay que ver cómo se vende ahora África como destino para establecer plantas de ensamblado y otras manufacturas. Uno de los ganchos es, abiertamente, el de la docilidad laboral y las garantías estatales.
El avance tecnológico y el continuo proceso de innovación productiva seguirá marcando las pautas de la demanda de trabajo y la fijación de los ingresos salariales. Esa es la base del proceso de crecimiento. La cuestión será cómo absorber la fuerza laboral y evitar de alguna manera los conflictos derivados de una aguda desigualdad o de plano de una creciente marginalidad y pobreza.
La era de oro del gas
Gonzalo Martínez Corbalá
En el último día de 2012, tan lleno de acontecimientos de primera importancia en todos los aspectos de la supervivencia del planeta, se hace presente como nunca, desde el primer día de su creación, la presencia, imposible de soslayar, de ciertos hechos que por sí mismos hacen sentir a la humanidad –supuestamente dueña, en el mejor sentido del término–, lo dudoso que resulta resolver algunos de los problemas vitales para nuestra subsistencia como género, y aun como planeta, siquiera en las condiciones primordiales, tan elementales, como se encuentran los cohetes, tripulados o no, simplemente observados jubilosamente a su arribo a otros planetas que han sido elegidos como destino.
no tripuladospara denominar la circunstancia de que hubieran completado la trayectoria de su fantástico viaje sin la presencia de tripulantes ni de viajeros del reino animal, cuya única misión es dejar viva una muestra de la que disfrutaron en la Tierra, como habitantes que ocuparon cierto espacio físico, que no explica enteramente su origen ni tampoco la verdadera función que cumplen con su presencia, que puede ir de simple pieza de cacería o de pesca, que en ocasiones únicamente se constituyen en recuerdos de atrevidas hazañas, y costosas, que muestran la gran capacidad de algunos seres humanos para conservarlos con su bella apariencia física, que lucían invariablemente como seres vivos hasta llegar a ser simplemente un extravagante abrigo de una señora bella y rica, o bien una pieza elaborada por algún taxidermista que integraba de esta manera las exóticas salas de cacería que eran el asombro de los invitados que tuvieron el privilegio de ser parte de los amigos para quienes en realidad fueron perseguidos hasta matarlos para el disfrute y el asombro de los mencionados, exclusivos invitados que de esta manera se evitaban la molestia de visitar los museos donde se les conserva vivos, hasta lo más aproximado posible a la realidad tan inaccesible para el común de la gente.
El público que presencia estos espectáculos de arribo de un cohete a otro lejano planeta, en primera instancia, es muy reducido, y si bien celebran jubilosamente cada uno de éstos, a diferencia de los descritos más arriba, quienes los disfrutan han participado de algún modo en las difíciles maniobras para lograr el éxito de las misiones; con su participación aportan algo, generalmente en el campo de la ciencia más inalcanzable por su complejidad y grado de dificultad, y por lo costoso de cada uno de estos experimentos, cada vez más difíciles de llevarse a cabo.
Por otra parte, las restricciones que se aplican a los combustibles nucleares y a su uso, puesto que se aproximan mucho al uso que se hace de ellos, a los que se les podrían dar para usos bélicos, y no únicamente científico.
La referencia que hacemos al princpio se debe a que no son realmente no-tripulados, estos complejos y costosos cohetes, puesto que desde las bases terrestres en la NASA, y en las otras organizaciones semejantes, en alguna medida van tripulando las naves espaciales, durante el seguimiento que hacen, tan preciso, tan estrecho, de manera que sí hay algún grado de tripulación, que los hace peligrosos, pues ya lanzados en ruta, ésta pueden llegar a cambiarla, si no es que ya lo están haciendo actualmente.
Dice la Agencia Internacional de Energía (AIE), en su más reciente reporte, refiriéndose a la rivalidad entre los gases natural y los no-convencionales, que hay un
peropara que sea factible el advenimiento de la
era del gas. Hace falta que se cumplan ciertas condiciones, pues el gas pizarra (shale), el gas comprimido (tight) y el metano de cama de carbón (coal bed carbon) condicionarán el desarrollo de la
era del gaspara que se constituya el gas natural solamente en una proporción significativa, de las muy vastas existencias de los yacimientos de éste en el planeta (se refiere a los gases no-convencionales) siempre que los no-convencionales puedan desarrollarse de una manera costeable y, sobre todo, que no se dañe considerablemente el ambiente, sino en dimensiones aceptables.
Suponemos que con este término lo que se quiere decir es que no se trata de la explotación, sin límites razonables, de los gases no-convencionales.
Afirma que los avances en la tecnología, de la explotación de la cabeza de pozo-arriba (upstream), han llevado a aumentar muy considerablemente la producción en Norteamérica en los años recientes, reservándose la posibilidad en mayores aumentos de producción, así como la emergencia de una industria en gran escala de gas para industria que use los gases-no convencionales en otras partes del mundo, donde hay considerables volúmenes de gases no- convencionales; esto llevaría finalmente a otros beneficios, como sería muy principalmente la generación de energía de bajo costo.
Aunque esto no lo menciona, la AIE explícitamente, nosotros agregaremos el comentario de que México podría ser una de estas regiones en las que se pudieran encontrar cantidades importantes de gases no-convencionales, y las complejas conclusiones, incluso de orden político, se las dejamos al lector. Nosotros seguiremos analizando las consecuencias que pudieran venirse encima, adelantaremos que todas podrían ser positivas, excepto una: no actuar con rapidez y con mucho patriotismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario