Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 19 de mayo de 2013

El desembarco- Se cierra la puerta- Obreros somos- Teodulfo Torres: desaparición y trasfondo

El desembarco

Gustavo Duch Guillot*
Al tomar el avión que conecta Johannesburgo (República de Sudáfrica) con Maputo (Mozambique) se quedó impresionado. En su trayectoria profesional apoyando movimientos campesinos y gestionando programas de cooperación internacional, Fernando, que hace ya dos décadas que viaja por muchos países del mundo, nunca antes se había encontrado en una situación como aquélla. Todos los asientos del avión, desde la primera hasta la última fila, estaban ocupados por hombres de negocios. Su aspecto les delataba.
 
Y es que África se está convirtiendo en un goloso pastel para las grandes empresas planetarias en su incesante y despiadada búsqueda del lucro, ahora que otros continentes están agotados –la deuda que afrontan es la señal de colapso más evidente–. Si antaño los exploradores gustaban de viajar a destinos nunca antes explorados, ahora estas corporaciones de la explotación buscan lugares nunca antes explotados.

Las empresas de los agronegocios, es decir las semilleras, las comercializadoras de grano, las suministradoras de insumos como plaguicidas o fertilizantes, etcétera, también se encuentran en esta situación y están preparando un desembarco de mayúsculas dimensiones. Sin embargo, necesitan encubrirse. Esas corbatas y caros zapatos de piel pueden ser contraproducentes a sus intenciones y cuando les piden el pasaporte declaran con mucha naturalidad que son embajadores de la lucha contra el hambre.

El maquillaje solidario corre a cuenta de la complicidad del grupo de países más ricos del mundo. Con el nombre artístico de La Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, el G-8 apoya con una doble estrategia el desembarco de estas multinacionales de la agricultura en África. Por un lado, cual Reina Católica, financia algunas de estas carabelas de la agroindustria utilizando partidas de los presupuestos de ayuda internacional. Por el otro, cual Celestina, trama amorosas relaciones entre dichas empresas y algunos gobiernos de África.
 
Como informa la organización GRAIN, empresas como Monsanto, Syngenta, Cargill, Diageo, Unilever, Yara, Bunge y DuPont han firmado cartas de intención para participar en la Nueva Alianza, y seis gobiernos africanos (Burkina Faso, Côte d’Ivoire, Etiopía, Ghana, Mozambique y Tanzania) ya han accedido a llevar a cabo las reformas políticas que permitan las actividades de dichas empresas trasnacionales. Se espera que otros cuatro países (Benin, Malawi, Nigeria y Senegal) se asocien a la Nueva Alianza en los próximos meses.
 
Dicen estas oenegés agroindustriales que llegan para luchar contra el hambre, pero en realidad lo hacen para saciar su hambre de negocios en una terrible combinación: acaparamiento de las mejores tierras campesinas e indígenas y expulsión de millones de personas de sus espacios vitales, para dar cabida a modelos productivos industriales que contaminan y destruyen la fertilidad de la tierra, sustituyen los cultivos alimentarios tradicionales por cultivos para la exportación, imponiendo la siembra de cultivos transgénicos y patentados, acabando con las semillas locales, base de la soberanía alimentaria de estas poblaciones.
 
Cambiemos los lemas.
 
Rechacemos la lucha contra el hambre. Se ha convertido en dar de comer a la agroindustria y a los especuladores financieros.
 
Estamos contra el hambre de lucro. Y por la Soberanía Alimentaria de los pueblos africanos. Y del mundo.
 
*Coordinador de la revista Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas
 FUENTE: LA JORNADA
 
Se cierra la puerta
Jorge Durand
La reforma migratoria que se discute en el Senado estadunidense tiene como propósito resolver el asunto de la migración indocumentada y de paso remediar problemas serios de seguridad nacional. La vieja política de tolerar una frontera porosa y la migración irregular, es y será un asunto del pasado. Para ello se han tomado dos medidas radicales: sellar la frontera sur y controlar el acceso al mercado de trabajo únicamente para los que tengan sus documentos en regla.
 
Estas medidas, además de complicadas, son costosas y difíciles de poner en práctica. Por eso precisamente no se animaban a llevarlas a cabo. Que esta sea la solución definitiva está por verse, pero la intención y los medios para cerrar la puerta están dados.

 
La primera medida ha sido la de bloquear y amurallar la frontera con México, lo que sin duda hará más apetecible a los migrantes y traficantes la frontera norte con Canadá, que no está vigilada y menos aún amurallada. Esta propuesta de reforma migratoria no toca el tema de la frontera con Canadá, como sí lo hizo la HB 4437, que proponía estudiar la factibilidad de construir un muro. Por el contrario, establece medidas que facilitan el turismo canadiense. El mensaje es claro, plena confianza con los socios canadienses del NAFTA y absoluta desconfianza con el socio del sur.
 
En segundo lugar, la experiencia indica que los terroristas llegan por avión como inofensivos estudiantes y son formados, capacitados y entrenados en Estados Unidos. Los que atacaron las Torres Gemelas estudiaron en una escuela de pilotos, entraron con visa y se quedaron más allá del tiempo permitido. Los jóvenes que pusieron bombas en el maratón de Boston, en abril pasado, eran estudiantes en universidades de elite, entraron por algún aeropuerto con visa y eran migrantes legales.
 
Al respecto, vale la pena mencionar que en 1999, en la víspera de la celebración del milenio, se capturó a un terrorista que pretendía pasar la frontera desde Canadá y llegar a Seattle con un coche bomba. De lo que se concluye que la frontera sur estará sellada, pero la frontera norte es un forado bastante grande y evidente.
 
En los tres casos que se conocen de atentados terroristas que justifican vincular la migración con el tema de la seguridad nacional, se trataron de migrantes legales que no ingresaron por México.
 
Sellar la frontera sur ciertamente va a dificultar aún más el ingreso subrepticio de migrantes, pero no va a ser una solución a los problemas de seguridad ligados al terrorismo en territorio estadunidense. Es difícil imaginar que un terrorista de Al Qaeda cruce por el desierto de Arizona. Es posible, ciertamente, probable… quién sabe. Al parecer es mucho más fácil llegar como turista o estudiante por un aeropuerto o por Canadá.
 
La otra medida prevista en la propuesta de reforma migratoria es cerrar el acceso al mercado de trabajo para migrantes irregulares. Se propone profundizar en un programa de identificación laboral, llamado E-Verify (Employment Eligibility Verification Form) que está controlado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Departamento de Seguridad Social, que maneja el Social Security Number (SSN) que sirve para recabar impuestos y como identificación laboral.
 
Dado que en Estados Unidos no hay, ni puede haber, un documento nacional de identidad, se tratará de suplir el dilema por medio del E-Verify, que será obligatorio para todos los que quieran trabajar y deben pagar impuestos.
 
El problema del Social Security Number era que había cerca de 15 millones de números falsos o duplicados, por decir un número. Cada migrante irregular tenía su SSN que se los inventaba y compraba el cartón por treinta dólares. En efecto, es un cartón, sólo trae un nombre, número y firma. No sirve como identificación pero sirve de maravilla para recabar impuestos.
 
Especialmente para recoger los impuestos de los números falsos (SSN), que no devengan gastos de retiro o de seguridad social y que no reciben el tax return, la devolución que se reclama todos los años por el exceso en el cobro de impuestos o por otras deducciones. Son trillones de dólares los que están en esta cuenta especial. Imaginen lo que significan 12 millones de números falsos de los indocumentados que tributan cada año impuestos a la seguridad social y que se van a un fondo perdido para los migrantes, porque nunca van a reclamar el retiro, la pensión o el seguro.
 
La propuesta de ley propone que todos los migrantes que no son ciudadanos estén registrados en el sistema del E-Verify con sus datos biométricos. Incluso, alguna de las enmiendas que un senador piensa proponer es que tengan datos de ADN. Y todo aquel migrante que quiera trabajar debe tener su identificación y la foto debe ser idéntica a la que aparece en el sistema, al que tendrá acceso el empleador. Una vez contratado el sistema se bloquea y se guarda la información. Ya no habrá nombres ni números falsos. Si se cambia de trabajo se desbloquea el sistema y se vuelve a verificar.
 
Para los ciudadanos, se procederá a conectar la base de datos de pasaportes o de licencias de manejo con el E-Verify y la foto debe coincidir. Para aquellos que no tengan ni pasaporte, ni licencia se tomarán otras medidas de control que no sean la foto. Y todo el sistema será auditado de manera constante para corregir errores e impedir fraudes.
 
El proyecto del E-Verify se llevará a cabo en cinco años como máximo y todos los trabajadores, incluidos los de la agricultura, deberán estar en el sistema. De esta manera, no se podrá trabajar si no se está inscrito.
 
Con el cierre de la frontera y el control del mercado de trabajo se supone que se arregla la migración indocumentada. No así el tema de seguridad, que seguirá pendiente. Para tener el control total, se requiere controlar no sólo los ingresos sino también las salidas. Asunto mucho más complicado de solucionar.
 FUENTE: LA JORNADA
 

 
Obreros somos

Abraham Nuncio
En los muros de la Oficina de Investigación y Difusión del Movimiento Obrero (Oidmo), una asociación civil que creamos hacia 1980 un grupo de compañeros, colocamos el póster editado por La Jornada, con la fotografía de Pedro Valtierra –Obreros somos, era su título– mostrando a unos trabajadores desnudos de las minas de Real del Monte en señal de protesta contra los abusos de la empresa. Nada que no se haya profundizado en nuestros días.
 
A un año de fundado, nuestro diario se convertía en voz e imagen de aquellos que son, como lo ha dicho Quino por boca de Mafalda, el equivalente de los esclavos de antes. Así como el cristianismo introdujo un principio de igualdad estableciendo que todos eran hijos de Dios, la burguesía hizo lo propio mediante una deidad laica: la ley. Todos hijos de Dios y todos iguales ante la ley. Pero la desigualdad entonces, más tarde y ahora sigue siendo el signo bárbaro de la sociedad.

Oidmo pronto se configuró como un centro polidisciplinario en el ámbito de las ciencias sociales. En esta circunstancia tuvimos la fortuna de coordinar algunos de nuestros trabajos con los que realizaba don Pablo González Casanova, digno rector en otro tiempo de la UNAM y a quien le tocó saber cómo se las gasta el Estado mexicano cuando se trata de desplazar a aquellos que, como él, mantienen un espíritu crítico y justamente de autonomía frente a los métodos policiacos y paraterroristas que lo siguen caracterizando hasta nuestros días.

Nuestro objeto de estudio (la vida y las expresiones de los obreros organizados; de manera inmediata, por razones naturales, los radicados en el área metropolitana de Monterrey) se mantuvo con vigor hasta la primera mitad de los años 80, a pesar de los acosos y maniobras sucias del gobernador Alfonso Martínez Domínguez para debilitarlo.

La iniciativa privada funciona mejor que el partido, comentó entre sorna y reconocimiento Arnoldo Martínez Verdugo, el talentoso y austero dirigente del Partido Comunista Mexicano, en una visita que nos hizo. Poco tiempo después nacía, bajo su dirección, el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

El núcleo irradiador del movimiento obrero en Monterrey lo constituían las secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. El grupo insignia era el de la sección 67, perteneciente a la Fundidora de Fierro y Acero Monterrey. En 1963, un sector avanzado y con posiciones de izquierda fundó el Centro de Orientación Sindical 5 de Febrero. Sus iniciativas permitieron a los siderúrgicos de esa sección valerse de prácticas democráticas para defender sus derechos y ganar para la organización sindical la autonomía que otro sector vinculado al PRI se empeñaba en mantener subordinada a las decisiones verticales de este partido.
 
En mayo de 1986 (la víspera del Día de la Madre, para honrar el lema aquel de renovación moral), el gobierno de Miguel de la Madrid cerró sin miramientos ni medidas compensatorias la Fundidora fundada en 1900. Era el principio del desmantelamiento del aparato productivo perteneciente a la nación en manos del Estado, bajo el paraguas ideológico de la modernización globalizadora. Una tragedia que afectó a 10 mil familias y a la que no faltaron numerosos suicidios.
 
Al conmemorar los 50 años de la fundación del Centro, ahora llamado de Orientación Política, los ex obreros de la Fundidora que lo integran invitaron a varios intelectuales a reflexionar sobre el país que asistió a la muerte de la Fundidora y con ella a la del estado de bienestar, y el que ahora se ve impotente ante su principal consecuencia: la mayor concentración de la riqueza y el más alto número de pobres que ha registrado la historia del país. Entre ellos a tres colaboradores de La Jornada: Bernardo Bátiz, Pedro Miguel y yo. El sector social que se siente identificado con sus páginas de información, opinión y cultura es no sólo la mejor respuesta a los juicios adversos de aquellos que no toleran la crítica y se irritan con la lectura que ese sector busca y disfruta en su edición diaria.
 
En esa reflexión hay que insistir. La forma en que fue cerrada la Fundidora es el modelo que se aplicó para el cierre de Luz y Fuerza del Centro y el que podría prefigurar la total privatización de Pemex: 1) abandonar todo programa de inversión y reinversión y, al contrario, extraerle recursos de manera irracional a la empresa; b) inhibir la modernización de sus medios productivos; c) vender a particulares los sectores más rentables; d) culpar a los trabajadores de la improductividad reinante y de vicios execrables con la participación de medios e intelectuales abyectos. Al cabo, los adquirentes privados –por lo menos así ocurrió con Aceros Planos, la unidad de la Fundidora que operaba con números negros– enajenarán los bienes correspondientes al capital extranjero.
 
Los argumentos de la coartada de entonces no han cesado: el Estado no es buen empresario; la inversión privada, sobre todo si es extranjera, es una de las vías del crecimiento; el mercado es el mejor regulador de la economía. Etcétera.
 
Por fortuna, tampoco han cesado ni las iniciativas críticas, como las de los ex obreros de la Fundidora, ni los medios que, como La jornada, las recogen y les dan difusión.
 FUENTE: LA JORNADA
 
Teodulfo Torres: desaparición y trasfondo


La desaparición de Teodulfo Torres Soriano, activista y adherente de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, ocurrida hace casi dos meses, ha propiciado en días recientes numerosas muestras de preocupación y solidaridad por parte de organizaciones sociales, políticas, defensores de derechos humanos e individuos aislados. El pasado lunes, más de un millar de firmas respaldaron la petición, formulada ante el gobierno, de presentar con vida a El Tío, como es conocido Torres Soriano entre sus compañeros y amistades. Organismos de derechos humanos como Fray Bartolomé de las Casas, Fray Francisco de Vitoria y Miguel Agustín Pro Juárez han manifestado su preocupación ante lo que califican como una presunta desaparición forzada.
 
Cabe recordar que Torres Soriano es testigo fundamental de los excesos represivos cometidos por las policías durante las movilizaciones del pasado primero de diciembre, yq que presenció y videograbó la agresión en contra de Juan Francisco Kuykendall, herido por el disparo de un proyectil lanzado por elementos de la Policía Federal. La condición de testigo presencial obligaba a El Tío a comparecer en el contexto de las pesquisas realizadas por tales hechos; no obstante, Torres Soriano nunca llegó a la cita ministerial, programada para el pasado 27 de marzo, y dicha ausencia movió a la preocupación y a la búsqueda por parte de sus compañeros y conocidos.

La desaparición de Teodulfo Torres no es, por desgracia, un hecho aislado. Ocurre en un contexto caracterizado por una oleada de casos de desaparecidos como los que motivaron la recién concluida huelga de hambre de familiares afuera de las instalaciones de la Procuraduría General de la República. Asimismo, tiene como telón de fondo la represión y abusos policiales cometidos el pasado primero de diciembre –como lo documenta en un informe de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito federal–, y el historial de detenciones arbitrarias en que suelen incurrir las corporaciones de seguridad pública de los distintos niveles de gobierno con impunidad alarmante. Otro caso relevante a este respecto es el del ilustrador Marduk Chimalli Hernández Castro, detenido el pasado 15 de marzo con el pretexto de que vestía igual que un asaltante que había cometido un robo minutos antes.
 
Todos esos elementos, aunados a la inveterada cadena de criminalización y persecución contra las luchas sociales y las disidencias políticas, hacen que tenga sustancia la hipótesis sobre una posible desaparición forzada de Teodulfo Torres.
 
Especulaciones aparte, sobre las autoridades federales y locales recae una responsabilidad política ineludible por el clima de violencia y represión que se vivió durante la jornada del primero de diciembre, un expediente que permanece abierto y cuyos responsables no han sido sancionados. El gobierno capitalino, por añadidura, está legalmente obligado a atender la denuncia que fue presentada por la desaparición de Teodulfo ante el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes, dependiente de la procuraduría local. Es procedente que desde el gobierno se agoten los recursos a su alcance para esclarecer la situación actual de El Tío y dar con su paradero.
 
Por lo que hace a la sociedad, la lucha por la presentación con vida del activista es, por ahora, una forma concreta de resistir y detener los barruntos de represión y violencia de Estado que, sin haber desaparecido nunca del panorama nacional, se han vuelto particularmente visibles en los últimos meses y años.
 FUENTE: LA JORNADA

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