PRI 2012 Déjà vu 2006
A seis meses de definir su candidato y a menos de un año de la elección presidencial, el PRI asiste a su mejor momento electoral. Pero ese horizonte brillante es acosado por los fantasmas que en 2006 lo desplomaron del primero al tercer lugar. Conoce los detalles.
REPORTE INDIGO
Por Ramón Alberto Garza
Sus votaciones a nivel nacional marcan récords…
El desencanto de 10 años de panismo en la Presidencia los convierte en la oposición más apetecible para un electorado que parece convencido de que todo tiempo priista fue mejor…
Tienen en sus filas no sólo al candidato más conocido y mediatizado, sino el que en todas las encuestas muestra la mayor intención de voto…
Dominan las agendas política y económica en el Senado y la Cámara de Diputados, son el factor de la gobernabilidad…
Sus dirigentes camerales tienen una más sofisticada y articulada relación con los poderes fácticos, desde empresarios y sindicatos, hasta medios de comunicación…
Su nuevo liderazgo revitalizó con triunfos las amargas derrotas frente a las alianzas en 2010…
Y el sindicato nacional de maestros, la maquinaria electoral más eficiente, vuelve a sus filas después de seis años de operar a favor de sus alianzas con el actual partido en el poder…
No hay duda de que el PRI vive su mejor momento desde que el 2 de julio del 2000 perdió la Presidencia de la República.
Casi todas las encuestas apuntan hoy a que su regreso a Los Pinos es inevitable y que sólo una alianza entre sus opositores lo podría contener.
Y a pesar de todo, nadie puede cantar victoria.
Sobre todo después de la dolorosa experiencia política de 2006, en la que el tricolor descendió abruptamente del primero al tercer lugar en los votos efectivos.
Sobre todo cuando en 2011 se están dando las condiciones para replicar algunos de los escenarios que hundieron al tricolor en su peor derrota histórica, la de 2006.
Asistimos pues a un déjà vu político. A esa sensación de que lo que hoy se vive, ya lo vimos antes.
A una reedición de aquel viejo proverbio de que “del plato a la boca, se cae la sopa”. ¿Habrá aprendido el PRI de sus fracturas pasadas? Analicemos.
ESCENARIOS ESPEJO
En 2005, el precandidato favorito era el gobernador del Estado de México, Arturo Montiel…
En 2011, el precandidato favorito es el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto…
En 2005, el segundo favorito era el líder del Senado, Enrique Jackson…
En 2011, el segundo favorito es el líder del Senado, Manlio Fabio Beltrones…
En 2005, el tercero en discordia era el presidente nacional del PRI, Roberto Madrazo…
En 2011, el tercero en discordia es el presidente nacional del PRI, Humberto Moreira…
Pareciera que vivimos una vez más los mismos escenarios de 2005, cuando el PRI se disputaba codo a codo con el PRD de Andrés Manuel López Obrador las preferencias un año antes de la elección presidencial.
Cuestión de recordar que el entonces gobernador del Estado de México era el “darling” de Televisa, y que a fuerza de spots, se convirtió en el puntero tricolor en el juego de las precandidaturas.
Desde el Senado, Enrique Jackson no daba su brazo a torcer, y aunque sabía que sus posibilidades eran limitadas en las encuestas, apostaba fuerte buscando una negociación que le garantizara la coordinación de la campaña primero y la Secretaría de Gobernación después.
Y desde la Presidencia Nacional del PRI, Roberto Madrazo, quien decía estar fuera de la jugada para no ser “juez y parte”, terminaba incluyéndose en la agenda conforme se iban debilitando los liderazgos de los punteros.
Sucedió entonces que la estrella de Arturo Montiel se apagó. Los esqueletos que salieron del clóset del puntero del Grupo Atlacomulco lo colocaron contra la pared.
Sus exhibiciones públicas con Maude Versini, sus excesos personales en la compra de casas y terrenos, lo mismo en México que en el extranjero, opacaron en pocas semanas el brillo que había conseguido a fuerza de spots.
De súbito, el candidato de los salinistas terminó estigmatizado y repudiado por la opinión pública. Era impresentable para una elección presidencial.
Enrique Jackson quedó pasmado frente al golpeteo mediático del Caso Montiel, y después de dos intentonas para colocarse como el relevo natural, bajó la guardia. Cedió.
Las condiciones le despejaban el camino a un Roberto Madrazo que había prometido ser el jefe del partido, pero no el candidato.
Sin embargo, el camino no se le presentó terso al líder tricolor. Una confrontación con Elba Esther Gordillo en el frente, y con Carlos Salinas de Gortari tras el telón, debilitaron sus posibilidades.
Madrazo subestimó el binomio de poder formado por el ex presidente y La Maestra, y buscó refugio en Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y Emilio Chuayffet.
Y si el llamado Grupo Atlacomulco no pudo tener en Arturo Montiel a su candidato, Madrazo no era mala opción. Casado con la viuda de un Hank, el presidente del PRI hablaba su mismo lenguaje. Pero no fue suficiente.
Carlos Salinas y Elba Esther Gordillo terminaron abanderando la causa de la rebeldía contra Madrazo y reunieron a sus gobernadores afines en torno a lo que se conoció entonces como el TUCOM (Todos Unidos Contra Madrazo).
Los gobernadores de Nuevo León, Tamaulipas, Sonora, Coahuila, Puebla, Hidalgo y Colima, entre otros, a la par de Enrique Jackson, se convirtieron en el factor de debilitamiento de Madrazo.
Pero eso no fue todo, también fortalecieron y se transformaron de facto en el factor de la victoria marginal que llevó a la Presidencia a Felipe Calderón Hinojosa.
Todo, antes que permitir que se instalara en Los Pinos el puntero en esos días, Andrés Manuel López Obrador, quien era considerado en 2006 “Un peligro para México”.
DE PACTOS Y CHOQUES
Las posiciones de los actores políticos, aunque con diferentes nombres, parecen las mismas de 2006. El gobernador del Estado de México, el líder del Senado y el presidente nacional del PRI.
Y aunque en las declaraciones oficiales se hable de unidad, lo cierto es que detrás del telón del escenario 2012, se dan desencuentros, fricciones y hasta confrontaciones. Como comenzó a suceder en 2005.
Cuestión de ver el conflicto que se dio hace apenas una semana, cuando Manlio Fabio Beltrones tronó en público y en privado contra Enrique Peña Nieto.
¿La causa? Que para festejar el contundente triunfo de su candidato Eruviel Ávila, el gobernador del Estado de México organizó un cónclave de priistas, empresarios y líderes sociales. Hasta ahí, muy válido.
Pero alguien del segundo nivel del equipo de Enrique Peña Nieto tuvo la feliz ocurrencia de aprovechar la convocatoria para “credencializar” a los asistentes y convertirlos, de facto, en simpatizantes de la carrera presidencial del mexiquense.
Y eso fue tomado como una afrenta por Manlio Fabio Beltrones, quien vio en la intentona un “madruguete” entre los priistas del Edomex.
Pero ésta no era la primera vez que se daba un desencuentro entre los punteros en la carrera presidencial por el PRI.
Durante las negociaciones para aprobar el paquete económico 2010 en la Cámara de Diputados, se concretó un singular pacto entre las cúpulas del PRI y el PAN, bajo la tutela de la Secretaría de Gobernación.
En el acuerdo tejido y suscrito con el entonces secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, los legisladores priistas encabezados por la dirigente tricolor Beatriz Paredes se comprometían a sacar adelante el paquete económico presentado por el presidente Felipe Calderón.
A cambio, el hombre de Bucareli convocó al entonces dirigente del PAN, César Nava, para que aceptara un pacto con el PRI en el que se prometía que el PAN no entraría en alianzas en la elección para renovar gobernador en el Edomex.
El pacto habría sido suscrito por el propio gobernador Enrique Peña Nieto, la dirigente tricolor Beatriz Paredes, el dirigente albiazul César Nava y, como testigo de calidad, Fernando Gómez Mont.
El paquete económico salió adelante, aunque parchado, y el debate post acuerdo terminó en marzo de 2010 con la revelación de los acuerdos “en lo oscurito” entre Bucareli y las dirigencias del PRI y el PAN.
Para los priistas, el escándalo fue mayúsculo. Sobre todo porque iba endosado con la firma de la presidenta de PRI, quien con esa acción, tomaba partido de facto a favor de los intereses de uno de los precandidatos.
Las relaciones entre Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones terminaron de agriarse durante 2010, sobre todo porque la dirigente del PRI no podía convertirse en fiel de la balanza para atemperar los ánimos. Se le identificaba abiertamente con los intereses del Edomex.
Y no fue sino hasta que apareció en escena el coahuilense Humberto Moreira, hombre de todas las confianzas de Elba Esther Gordillo, que los rivales dentro del mismo PRI se sentaron a pactar.
Para la fotografía quedó aquella comida convocada el 3 de mayo por el nuevo dirigente del PRI en el restaurante Palm. Asistieron Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón y Humberto Moreira.
Y aunque ya bajaron de tono, las diferencias subsisten. Sobre todo considerando que por su exposición mediática, el todavía gobernador del Edomex aventaja diez a uno en las preferencias al coordinador de los priistas en el Senado.
Las metodologías para definir la selección, los encuentros y desencuentros que se den entre agosto y diciembre de 2011, definirán si el PRI llega terso y sin divisiones a su cita con el reencuentro del poder presidencial en el 2012.
DIFERENCIAS 2011
Si bien los desencuentros existen en 2011 como los hubo en 2005, también es cierto que hay diferencias sustanciales que modifican el entorno en el que se vivió aquella ruptura tricolor.
La primera diferencia es El Factor Elba Esther Gordillo.
En 2005, la poderosa Maestra terminó confrontada con la dirigencia del PRI, y operó a favor del PAN en julio de 2006.
Hoy Elba Esther Gordillo está reconciliada con el PRI. Y la mejor prueba de que la alianza es seria es la presencia de Humberto Moreira como su dirigente nacional.
El regreso de La Maestra como requisito para que al PRI no se le escapara la presidencia en el 2012 lo entendió claramente Enrique Peña Nieto.
Por eso se reunió con la dirigente magisterial en privado en un restaurante de San Diego. El ejecutivo de una televisora habría fungido como testigo de calidad.
Fue en esa reunión donde el mexiquense le manifestó a La Maestra su petición de que volviera a las filas del PRI. Elba Esther Gordillo aceptó, pero con la condición de que el nuevo dirigente nacional fuera el profesor Humberto Moreira.
Enrique Peña Nieto, quien hasta ese momento apoyaba las candidaturas de Emilio Gamboa Patrón y Miguel Ángel Chong como posibles relevos de Beatriz Paredes al frente del PRI, terminó cediendo.
Y en un cónclave convocado para el 12 de diciembre de 2010 en la casa de gobierno del Estado de México, el quien es quien del priismo nacional se reunió para pactar una candidatura de unidad para elegir al nuevo presidente nacional del PRI.
Ahí estuvieron lo mismo Beatriz Paredes que Manlio Fabio Beltrones, Francisco Rojas y Emilio Gamboa, que los gobernadores de Nuevo León, Zacatecas, Querétaro, San Luis Potosí, Campeche, Durango, Tamaulipas, Hidalgo, Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Quintana Roo, Sinaloa y Puebla. La única ausencia evidente fue la de la gobernadora de Yucatán.
Instalado Humberto Moreira como el nuevo dirigente nacional del PRI, el otro acuerdo entre Enrique Peña Nieto y La Maestra fue unificar al PRI y al Panal en torno a un candidato para el Edomex.
El gobernador mexiquense tenía sus preferencias por Alfredo del Mazo Jr. Pero las diferencias históricas entre Elba Esther Gordillo y Alfredo del Mazo padre terminaron por vetarlo.
Y como en los corrillos políticos del Edomex se mencionaba que los maestros apoyaban a Luis Videgaray, las candidaturas del alcalde de Huixquilucan y del presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados se neutralizaron.
En una jugada “maestra”, el nombre de Eruviel Ávila, alcalde de Ecatepec, emergió de los consensos entre el gobernador y la lideresa magisterial.
Su aplastante victoria con una votación histórica, muy por encima de 60 por ciento a su favor, confirmó que la alianza Peña Nieto-Gordillo iba por el camino correcto.
El FACTOR ‘BELTRONES’
Nadie duda que Manlio Fabio Beltrones es un hombre de contrastes. Amado por unos, odiado por otros, lo único cierto es que como factor real de poder, el jefe de la bancada priista en el Senado no puede ser ignorado.
Siempre en el epicentro del juego político desde los tiempos de Fernando Gutiérrez Barrios, su alianza de hermandad de intereses con Emilio Gamboa Patrón es ya legendaria.
La figura de Manlio Fabio Beltrones siempre se ubicó en la primera fila del priismo nacional, lo mismo como gobernador de su natal Sonora que como presidente del Congreso o líder del Senado.
Creció en los días de Carlos Salinas de Gortari, fue marginado en el sexenio de Ernesto Zedillo y se reinsertó desde la oposición en el gobierno foxista, pero lo cierto es que su consolidación más importante se da en el sexenio de Felipe Calderón.
Y es que los vacíos de poder generados por el segundo presidente panista obligaron a la clase política nacional, pero sobre todo al sector empresarial, a buscar en el poderoso priista a un interlocutor confiable.
El jefe de la bancada tricolor en el Senado asumió ese rol, y su transformación en un eje clave para la gobernabilidad terminó imponiéndose en un ambiente escaso de logros y liderazgos.
Pocos debaten hoy que Manlio Fabio Beltrones sea un factor clave en la interlocución nacional y un conciliador entre los intereses de los poderes fácticos con el Estado mexicano.
Y es esa fortaleza la que lo coloca, a la par de Enrique Peña Nieto, como un jugador clave para la candidatura presidencial del 2012. Con una diferencia. Por su estrategia mediática, el mexiquense tiene una muy amplia ventaja en las preferencias, tanto hacia adentro como hacia afuera del partido.
Pero eso no es suficiente para que el sonorense se detenga. Y frente a las alianzas de Enrique Peña Nieto con Elba Esther Gordillo, la lideresa a la que Manlio Fabio Beltrones desterró de la jefatura camaral en 2005, existe un contrapeso.
Y eso es evidente en la relación que sostiene el jefe de la bancada tricolor en el Senado con el presidente Felipe Calderón. Hay quienes advierten que el priista tiene en el jefe político del PAN a uno de sus mejores aliados para el 2012.
TERCERO EN DISCORDIA
Si algo no se le puede regatear a Humberto Moreira es su astucia para insertarse en el escenario político nacional.
Desde su natal Coahuila, a contracorriente, de la mano de los acuerdos de Elba Esther Gordillo con Enrique Peña Nieto, terminó imponiéndose sobre Emilio Gamboa Patrón y Miguel Ángel Chong como el sucesor de Beatriz Paredes al frente del PRI.
Buscando vacunarse del Efecto Madrazo 2006, Humberto Moreira prometió ser presidente del PRI nulificando cualquier aspiración a la candidatura presidencial por el partido.
Y con un estilo muy particular, entre fajador político y evangelizador electoral, va convenciendo aun a sus más díscolos detractores de que para convencer al pueblo, hay que darse baños de pueblo.
Pero la prueba de fuego fue el pasado 3 de julio, en su primera contienda electoral. Ahí se jugaba no sólo el destino del puntero tricolor Enrique Peña Nieto en la elección del Edomex.
También estaba de por medio su estado, Coahuila, teniendo como candidato nada menos que a su hermano Rubén, en medio de fuego amigo por una serie de denuncias de presunta corrupción de algunos de sus más allegados.
Y pasó la prueba con creces, con votaciones por encima de 50 y 60 por ciento. Más aún, su estrategia sacó adelante al Nayarit que ya se sentía pintado de azul.
Pero el examen final le viene en dos partes.
La primera logrando un proceso terso, pacífico y unificado para elegir al candidato presidencial de su partido. Que la dupla Peña Nieto-Beltrones no se le fracture.
Y segunda, convertir las preferencias de las encuestas que ya los dan por sentados en Los Pinos en una realidad el primer domingo de julio de 2012.
Sin embargo, hay quienes advierten que existe una posibilidad más para el nuevo presidente nacional del PRI.
Y ésa es que si por cualquier motivo se descarrilara la candidatura de Enrique Peña Nieto o se atorara en el conflicto con Manlio Fabio Beltrones, se le viera como un relevo o un tercero en discordia.
Sea como fuere, lo cierto es que la imagen de Humberto Moreira crece por días acompañada de un impulso en pantalla a lo que se presenta como el nuevo rostro del PRI. ¿Un plan B?
Por ahora, la pregunta que casi nadie acierta a responder es si el tricolor podrá evitar que sus disputas intestinas lo obliguen a repetir el penoso escenario electoral de 2005 y 2006. Sería su debacle final.
‘No veo riesgos de fractura’
Por Ramón Alberto Garza
Al presidente del PRI nacional no le preocupa que a su partido le pase lo del 2005.
Que después de ir adelante en las encuestas, las divisiones internas terminen por sepultar su posibilidad de ocupar Los Pinos.
Y para que eso no se repita en 2012, dice Humberto Moreira, lleva ya varios meses trabajando en una estrategia en particular: la unidad, tanto de los líderes, como de las bases tricolores.
"Yo no veo riesgos, lo digo con toda franqueza, de una fractura. Si no existiera la disposición del Comité Nacional de estar todo el tiempo discutiendo y amarrando la unidad, podría haber riesgos, pero a eso me dedico yo, nada más a estar uniendo al partido y trabajando con la estructura".
Y es que, según el líder tricolor, uno de los cambios que ha impulsado desde que tomó la conducción del partido es llevar a cabo reuniones mensuales del Comité Nacional del PRI. Y le han funcionado.
Ahí, asegura, se discuten y analizan las posturas de los diversos actores y grupos que conforman el partido. Así se evitan las rupturas y las diferencias que han sido nocivas en años anteriores.
"Lo que está atrás de reflectores es el esfuerzo que hace el presidente del partido de estar siempre conciliando, de estar atendiendo, de estar escuchando, de discutir algunos temas –porque tenemos puntos de vista distintos–, pero que eso no nos lleve a una fractura".
Y ha sido precisamente en esas reuniones donde, dice Moreira, se han pactado acuerdos importantes que han tenido resonancia a nivel nacional.
Ahí se tomó la decisión de postular para la gubernatura de Michoacán al priista que va adelante en las encuestas, Fausto Vallejo, que según datos del PRI, supera por 9 puntos a la hermana del presidente, Luisa María Calderón, "Cocoa".
Otros temas consensuados por los priistas tienen que ver con la reforma política.
Y es que, en los últimos días, se han escuchado las voces de quienes dicen que el PRI está regateando la aprobación de dichas reformas clave.
Incluso se ha hablado de que dentro del tricolor existen dos corrientes, una pro reforma (Manlio Fabio Beltrones y su grupo) y otra que se resiste a la aprobación (Enrique Peña Nieto y sus seguidores).
Ante esto, Humberto Moreira se defiende y dice que si alguien ha ido a favor de las reformas, ha sido él.
"El día que ganamos la elección, en lugar de salir a festejar y a festinar, la primera intervención de un servidor fue: 'vamos por las reformas', fue el primer comentario".
Lo que sí admite es que hay puntos de las distintas iniciativas que tienen que revisarse.
"Ejemplo, la de seguridad. Hay una reforma que se construyó en la Cámara de Diputados y otra en la Cámara de Senadores. Bueno, pongámonos de acuerdo cuál es la reforma común para sacarla".
En el caso de la reforma fiscal, Moreira dice que están dispuestos a apoyarla, pero que hay que agregar un cambio en la Ley de Coordinación Fiscal.
"Es decir, de cada peso, te mandan 20 centavos, pues que manden 25 ahora".
Los priistas, dice, están de acuerdo en algunos puntos de la reforma política, pero en otros no.
"Sin embargo, estamos a favor de las candidaturas independientes, que se puedan hacer, que se reglamente y que se puedan implementar".
LA MAESTRA Y LOS TIEMPOS
A la maestra Elba Esther Gordillo se le ha visto muy activa y, sobre todo, muy cerca del PRI.
Eso ha provocado que muchos se pregunten si la líder magisterial se aliará al tricolor en las elecciones de 2012.
Humberto Moreira responde a esas conjeturas:
"Tiene que ver con que, de entrada, hay una muy buena relación entre ella y yo, somos maestros los dos, la conocí hace 22 años. Entonces, eso facilita la comunicación entre ella y el presidente del partido y una gran corriente dentro del partido".
Reconoce que dentro del PRI hay quienes han mostrado resistencia a dicha alianza estratégica, pero en ese punto Moreira es claro.
"Yo respeto sus puntos de vista. En el partido lo que tenemos todos muy claro es que podemos emitir nuestras opiniones y discutirlas. Sin embargo, en las últimas elecciones fuimos acompañados de Nueva Alianza, y los resultados están a la vista, fueron muy buenos".
Y es que aunque aún falta poco menos de un año para los comicios presidenciales, los principales partidos han comenzado a hacer sus movimientos, y el PRI no ha sido la excepción. Esperan tener al "ungido" dentro de los próximos cinco meses.
Pero en el tiempo que falta para elegir al próximo presidente, mucho se ha hablado sobre un supuesto ataque del que podrían ser blanco algunos priistas connotados; se habla de gobernadores que podrían ser sometidos a procesos judiciales.
Moreira advierte: que no se judicialice la política, porque el PRI también cuenta con municiones.
"Si hay algún problema con algún compañero, bueno, que sea claro y puntual y que no tenga que ver con la parte electoral y política, porque en esto también empiezas a recibir mucha información del otro lado, ¿no?
"Es decir, 'mira, fulano hizo esto y esto hicieron', y ahí también van acumulándose y acumulándose las piedras. Entonces, si esto va en serio, bueno, actuemos con toda la seriedad y profesionalismo, con respeto a la ley. Y si se va a utilizar políticamente o se va a judicializar la política, bueno, pues también hay muchas cosas que tenemos que exponer, ¿no?".
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