El sector eléctrico, extranjerizado
¿Y la Constitución? Bien, gracias
Otra pérdida para los mexicanos
Carlos Fernández-Vega
Termoeléctrica Ingeniero Jorge Luque, en Lechería, Tlalnepantla, estado de MéxicoFoto Francisco Olvera
Por si alguien tuviera duda del devastador efecto del calderonato, pues allí está la información actualizada: el sector eléctrico, reservado constitucional, única y exclusivamente al Estado, ya es mayoritariamente privado y extranjerizado, gracias a la política de la
puerta de atráspracticada por el actual inquilino de Los Pinos y sus antecesores (de Salinas para acá). La Jornada (Israel Rodríguez) nos ilustra:
el desplazamiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por productores particulares extranjeros continúa, y al cierre del primer bimestre de 2012 los productores independientes de energía (PIE) poseen permisos para generar hasta 55 por ciento de la energía total que se consume en el país, en sus diversas modalidades.
Públicamente, el actual inquilino de Los Pinos ha reiterado que
el gobierno no tiene intenciónde privatizar lo que la Constitución establece como actividad única y exclusiva del Estado. Sin embargo, en los hechos, por abajo del agua, el avance privatizador en el sector eléctrico ha sido brutal, ostentoso y, desde luego, anticonstitucional. Lo mismo dijeron e hicieron Salinas y Zedillo, pero los dos panistas instalados en la residencia oficial se fueron hasta la cocina.
Hasta el 29 de febrero de 2012, indica la información de La Jornada, “la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha otorgado 670 permisos para productores independientes de energía (PIE), que les permite generar hasta 28 mil 978 megavatios, lo que significa ya 55 por ciento de la energía total producida por la CFE en 2011, que ascendió a 52 mil 511 MW. Estos permisos otorgados para la producción de energía independiente ocasionaron que el margen de reserva rebase los límites y se sitúe en más de 26 por ciento, de acuerdo con la nueva metodología aplicada en 2011, y superior a 40 por ciento con la metodología anterior.
“El margen de reserva es la diferencia entre la capacidad de producción de electricidad y la demanda máxima consumida en determinado periodo. El margen de reserva está constituido por plantas generadoras de electricidad, a las que corresponde mantener la producción cuando hay un apagón o se realizan obras de mantenimiento. Internacionalmente se acepta que el margen de reserva alcance 20 por ciento. Lo anterior significa que existe mayor capacidad de generación de energía que la demanda y el consumo, por lo que la CFE debe retirar plantas, que según sus funcionarios son obsoletas, para abrir espacio a la generación de energía por particulares, concentrada principalmente en empresas españolas como Iberdrola y Unión Fenosa. Adicionalmente la CFE aumentó en el último año la transferencia de recursos a los productores privados mediante el incremento de 17 por ciento en la compra de energía, que pasó de 143 mil 110 millones de pesos en 2010 a 168 mil 221 millones en 2011.
“Sin embargo, la mayor participación privada en el sector eléctrico no se ha expresado en mayor eficiencia y mejores servicios para los usuarios. Como se documentó (La Jornada, 3/4/12), solamente en el primer trimestre de 2012 fueron interpuestas 30 mil denuncias contra la CFE por altos cobros y cortes… Durante 2011 se elevaron las pérdidas totales de energía eléctrica de la CFE, destinada al servicio público y se ubicaron en 11.3 por ciento, reveló la Estrategia Nacional de Energía, 2012-2026”.
En el recuento, los primeros seis
permisospara que la iniciativa privada le clavara el diente al jugoso negocio de generar energía eléctrica fueron otorgados en los últimos cinco meses del salinato. Con Ernesto Zedillo en la residencia oficial se autorizaron 110
permisosadicionales. Con Vicente Fox y Felipe Calderón en Los Pinos el crecimiento fue exponencial: entregaron 554
permisosmás, para redondear 670 en casi 18 años. Así, el capital privado, predominantemente extranjero, se coló por la puerta de atrás y ahora genera 55 por ciento de la energía eléctrica en un país donde la Constitución prohíbe tajantemente su participación.
Así, los últimos cuatro inquilinos de Los Pinos abierta y descaradamente violaron la Constitución, en connivencia con aquellos que –se supone– deben permanecer alerta para evitar que lo anterior suceda –los integrantes del Congreso–. Mayor participación del capital privado en el ya extranjerizado sector eléctrico
nacional(recuérdese el caso de la banca) se traduce para los mexicanos en mayores y crecientes pagos por el servicio, voluminosos e inflados recibos que la CFE se niega a reconsiderar, porque debe cumplir con los onerosos contratos firmados con las trasnacionales.
La estrategia privatizadora del sector eléctrico arroja excelentes resultados para el capital privado: al cierre de 2010, 48 por ciento de la generación eléctrica en la nación correspondía a consorcios privados, fundamentalmente trasnacionales. Catorce meses después, 55 por ciento del pastel pertenecía a las trasnacionales, y van por más. Todo un logro del calderonato, sin olvidar la decidida participación de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, aunque en el balance los dos inquilinos panistas de Los Pinos se llevan la palma.
El problema (para los mexicanos) se agudiza, porque en los planes de la CFE no está generar mayor energía eléctrica, sino ir cediendo espacios a las trasnacionales. Por ejemplo, “la Comisión Federal de Electricidad tiene programado el ‘retiro’ de 11 mil 93 megavatios de capacidad del servicio público durante los próximos 15 años, según estipula la Prospectiva del Sector Eléctrico 2010-2025, elaborada por la Secretaría de Energía. La posibilidad de construir una planta nuclear se difiere hasta los últimos años del horizonte de planeación. La electricidad que dejará de producir la paraestatal equivale a una quinta parte de la actual capacidad de generación, que es de 51 mil 575 megavatios; también es comparable a la energía requerida para encender simultáneamente 110 millones de focos de 100 watts, uno por cada habitante del país o el equivalente a la generación hidroeléctrica de toda la República” (La Jornada). Y el capital privado se encarga de ocupar los espacios
abandonados.
De acuerdo con las fechas señaladas por la Secretaría de Energía, en 2025 alrededor de 75 por ciento de la generación eléctrica en México correspondería al capital privado, aunque con la velocidad que llevan ello puede suceder mucho antes y en mayor proporción. El plan, pues, es que en el mejor de los casos la empresa paraestatal (CFE) quede como simple agencia de cobro y veladora de los intereses trasnacionales en el sector constitucionalmente reservado al Estado.
Las rebanadas del pastel
¿Y los mexicanos saqueados? ¡Nomás milando!
Peña Nieto y Cernuda
Pedro Miguel
El primer tropiezo grave en el afán de Enrique Peña Nieto por instalarse como presidente de la república fue, con todo y su simbolismo, la falta de memoria: de acuerdo con documentos videográficos, el candidato priísta no recuerda el nombre de la enfermedad que provocó la muerte a su primera esposa, no puede acordarse de los títulos de tres libros, no logra precisar si es candidato o precandidato y no consigue memorizar siete palabras protocolarias sin ayuda del teleprompter. Esta poderosa aptitud para el olvido fue captada por Cecilia Sotres, con la agudeza que le sobra al teatro y le falta al análisis político, en su construcción del personaje central en Directo al despeñanieto (Fiesten), que aún está en cartelera en el teatro bar El Vicio.
Esta limitación personal del candidato, la misma que le ha valido el escarnio generalizado de la opinión pública, es, proyectada hacia el resto del país, la principal apuesta de su partido (y de los intereses corporativos que representa) para poner fin a la fase panista en el ejercicio duopólico del poder presidencial. La vuelta del logotipo tricolor a Los Pinos requiere de una sociedad capaz de olvidar por qué ese mismo emblema perdió la elección en 2000, que no pueda acordarse de tres textos de historia leídos en la primaria, que no sepa si es economía emergente o país tercermundista y que no logre hilvanar siete pensamientos sin ayuda de la pantalla chica, Deus ex machina del propio Peña Nieto.Que
penas y dichas no sean más que nombres, reza, en coincidencia con el poema de Luis Cernuda, la estrategia priísta para esta temporada: olviden, mexicanos, el 18 de marzo y demás fechas venturosas; olvídense del 2 de octubre, del 10 de junio, del 9 de febrero y otros días de la ignominia; borren de su memoria los sexenios completos de De la Madrid, de Salinas y de Zedillo. Borren de su memoria las violaciones de Estado perpetradas en mayo de 2006 por las fuerzas policiales de Fox y de Peña Nieto; extirpen el recuerdo de las inundaciones anuales en el oriente del Valle de México y de las también anuales promesas de resolverlas
de manera definitiva; dejen de tener presente la gráfica rampante de feminicidios en la entidad, los números de la marginación social, las cifras del dispendio, las fotos de obra pública abandonada antes del término, la humillación del canje de sufragios por despensas, el nombre de una niña que se llamó Paulette, la simulación, la impunidad y la connivencia funcional y utilitaria con estamentos delictivos.
Perdida la dictadura perfecta quedaba, cuando menos, la candidatura perfecta, basada en un cascarón bonito en el que cabe toda suerte de promesas y
compromisos, así sean disparatados y mutuamente excluyentes; fundada en la tecnología de la persistencia machacona enunciada por Goebbels y cimentada, también, en el tremendo poder de la ausencia: como ocurre con los difuntos, se tiende a perdonar, olvidar o cuando menos atenuar las miserias de los que no están. Si a eso se agrega la bacanal de corrupción y sangre del último quinquenio, que por contraste –y a una década de distancia– hace aparecer como inmaculadas y apacibles a las administraciones priístas anteriores, el triunfo de la desmemoria parecía asegurado mediante una victoria electoral del olvidadizo.
Pero, aunque las casas encuestadoras oficiales mantienen la versión de una tendencia ganadora pétrea, inmune a resbalones y caídas estrepitosas en el ridículo y la inconsecuencia (y por lo tanto, poco creíble), la máscara sigue sufriendo abolladuras en forma irremediable. La más reciente es la entrevista en Telemundo del domingo pasado, en la que Peña Nieto pierde manifiestamente el control y monta en cólera cuando José Díaz-Balart le pregunta –en forma capciosa, pero habitual en los noticieros gringos– si el tema de los hijos fuera de matrimonio es relevante para los votantes de México (youtu.be/ZZ07RAAlPCU). El video pone de manifiesto que una de las reacciones posibles del ex gobernador mexiquense ante situaciones difíciles, además del olvido de datos sustantivos, es la embestida colérica, y ésta remite, de manera inevitable, a arrebatos de ira como los que experimentaban, con consecuencias por lo general funestas, algunos destacados tlatoanis del priísmo.
Es probable que, expuesta a las inclemencias de la campaña, la imagen de la candidatura perfecta siga experimentado tropiezos de ese calibre, o peores. Por lo pronto, el triunfo de Peña Nieto sólo es posible en un país –diría Cernuda–
donde habite el olvido.
Muchos pantalones-Hernández
Enigma electoral: el misterio de las encuestas que se bifurcan
Víctor M. Toledo
Tabla 1
Tabla 2
Estamos a menos de tres meses de las elecciones presidenciales y la gran mayoría de los medios televisivos, periodísticos y radiofónicos repiten con notoria frecuencia los resultados de las principales casas encuestadoras. Éstas ubican en primer sitio a Enrique Peña Nieto (EPN), seguido con cierta lejanía por Josefina Vázquez-Mota (JVM) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Usando técnicas estadísticamente válidas, estas empresas levantan muestras de entre mil y mil 500 personas visitadas en sus hogares en más de 100 municipios de la mayoría de los estados del país, y consideran variables como sexo, edad, estrato social y ubicación. Como puede verse en la tabla 1, existe cierta regularidad o consistencia en los resultados de siete empresas, en las encuestas levantadas de mediados de marzo a principios de abril. Sin embargo, ésta es apenas la mitad de la historia. La otra son el conjunto de prospectivas que realizan encuestas independientes de ciudadanos, académicos, medios e instituciones. A diferencia de las casas que encuestan, levantan la opinión de un número elevado de ciudadanos (90 mil, 120 mil y hasta 161 mil opiniones) vía Internet o directamente. Estos casi sin excepción ubican a AMLO en primer sitio, a veces con porcentajes desusadamente elevados, seguido por JVM y luego EPN. Es decir, hay dos percepciones diametralmente opuestas de la situación de los candidatos. ¿Cuál es la correcta?
La opinión de que las encuestas de las empresas están manipuladas o
cuchareadasdifícilmente se sostiene. Tendríamos que imaginar un complot descomunal donde al menos siete empresas habrían sido sobornadas. Similarmente, la crítica que se hace de los sondeos independientes de que no son estadísticamente válidos tampoco es aplicable. Unas quizás lo son, pero hemos identificado al menos tres cuyos métodos son ampliamente justificados y explicados. El primero es el realizado por Urna Abierta, por Internet y realizada exclusivamente con usuarios registrados de Facebook. Este ejercicio constituye una investigación de doctorado en la Universidad de Guadalajara. Esta encuesta arroja: AMLO 40.8, JVM 30 y EPN 28.2. Un segundo sondeo es la 3ª Encuesta Nacional Independiente, que reporta mensualmente, y que levanta la opinión directa de (mil 300) ciudadanos en plazas públicas de ciudades estratégicas del país. Esta encuesta arroja: AMLO 40 por ciento, EPN 31 y JVM 27. Finalmente, por su alto número de votos por Internet (128 mil 842) aparece el sondeo de El Menos Peor que registra 62 por ciento para AMLO, 27 JVM y 10 EPN. Además, en apoyo a la hipótesis de la manipulación de las encuestas no puede dejar de señalarse el retiro inexplicable de tres sondeos realizados por televisoras: Univisión, UNO Noticias y Milenio Tv. En los tres, pero especialmente en el primero y tercero, AMLO rebasa y arrasa a los otros candidatos con más de 80 por ciento de las opiniones (Tabla 2). Finalmente, resulta interesante el sondeo telefónico realizado a la
clase mediapor Demotecnia, donde EPN y AMLO comparten las preferencias de los entrevistados. Como si fuera apenas un primer episodio, dejamos para una próxima colaboración nuestra interpretación de lo anteriormente mostrado y, especialmente, su significado político y social. Mientras, los lectores pueden sacar sus propias conclusiones y avanzar hipótesis.
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