Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 13 de diciembre de 2012

Cataluña: Madrid echa gasolina al fuego- ¿Reforma educativa?-Chávez, entrañable amigo y compañero

Cataluña: Madrid echa gasolina al fuego
Tras 10 días de negociaciones, la coalición gobernante en Cataluña, Convergència i Unió (CiU), y la opositora Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), principales formaciones del nacionalismo catalán, alcanzaron ayer un acuerdo para llevar a cabo un referendo sobre la soberanía de Cataluña en un plazo no mayor a dos años. En lo inmediato, el pacto permitirá que el presidente de la Generalitat (gobierno regional catalán), Artur Mas, pueda mantenerse en el cargo durante los próximos cuatro años, luego del descalabro sufrido en las elecciones anticipadas de noviembre pasado, en las que CiU perdió 12 escaños en el órgano legislativo regional y experimentó un severo revés en los planes de Mas de convertir los comicios en una suerte de referendo anticipado para aprobar su plan soberanista.
 
 
El acuerdo resulta inusitado porque está respaldado por dos partidos antagónicos, CiU y ERC, ubicados en las antípodas del espectro político catalán –la derecha y la centroizquierda, respectivamente–, con visiones programáticas distintas y hasta irreconciliables en lo que se refiere a la conducción de la política económica y el manejo de la crisis que enfrenta el viejo continente, y cuyo único punto en común parece ser, precisamente, la pretensión de que Cataluña se constituya en un Estado independiente.
 
Sin embargo, en la circunstancia actual, si algo ha facilitado el acercamiento entre CiU y ERC ha sido la postura irreductible e intransigente del gobierno de Madrid frente a las reivindicaciones de las distintas nacionalidades que integran el estado español, particularmente la catalana.
 
Es significativo que el acuerdo alcanzado ayer por los partidos encabezados por Artur Mas y Oriol Junqueras se dé en el contexto del repudio de la sociedad catalana al proyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa elaborado por el ministro español de Educación, José Ignacio Wert, quien pretende relegar las llamadas lenguas cooficiales, como el catalán, a nivel de asignatura de especialidad, busca favorecer la enseñanza en castellano mediante la subvención de lugares en escuelas privadas y ha abierto un nuevo frente de confrontación entre la institucionalidad española y la catalana ante lo que se percibe como un atentado de la primera contra la lengua y la cultura de esa región.
 
 
El rechazo a la ley Wert –expresado el pasado lunes con una multitudinaria marcha en Barcelona– se ha visto reflejado incluso entre el conjunto de los partidos políticos de la comunidad autonómica, los cuales –con excepción del Partido Popular– apoyaron ayer la solicitud de Mas de suscribir un pacto de insumisión en caso de que el gobierno de Mariano Rajoy no se comprometa a respetar el modelo actual de enseñanza en Cataluña.
 
 
Ocurra lo que ocurra con los acuerdos suscritos entre las principales fuerzas soberanistas catalanas y al margen del éxito o el fracaso que pueda tener el anunciado referendo por la independencia de la región, la circunstancia descrita es indicativa de un resquebrajamiento en la unidad del Estado español, de por sí maltrecho a consecuencia de la crisis económica y del castigo injustificable a que ha sido sometida su población por indicaciones de la llamada troika europea. La cerrazón españolista y centralista del gobierno de Rajoy, en suma, equivale a echar gasolina al fuego del descontento social y alimenta el riesgo de que éste crezca y se traduzca en una proliferación de regionalismos y separatismos, y termine por hacer inviable la convivencia institucional entre los pueblos de la península.
 
 
Chávez, entrañable amigo y compañero
 
Ángel Guerra Cabrera
La noticia cimbró como un rayo las mentes y los corazones de millones que admiran y quieren a Hugo Chávez, uno de los pilares en el planeta de la lucha antimperialista y anticapitalista. El cáncer, anunció el presidente venezolano, había aparecido de nuevo en el mismo lugar donde ha sido intervenido quirúrgicamente en tres ocasiones desde 2011 y los médicos cubanos recomendaban una nueva operación con urgencia. Tanto, que fue realizada el martes 11, al día siguiente de su regreso a La Habana, y el presidente ya se encuentra en fase postoperatoria.
 
 
El líder venezolano realizó una emotiva y trasparente reflexión dirigida a su pueblo y a los amigos del mundo sobre el nuevo giro de la enfermedad, los riegos que de ella podrían derivar para su vida y las previsiones que era necesario tomar en el orden político (cubadebate.cu/ especiales/2012/12/09/hugo-chavez-unidad-unidad-y-mas-unidad-esa-debe -ser-nuestra-divisa/).
 
Explicó que nadie sabe cuál puede ser el desenlace en una situación como esta y que el móvil principal de posponer la operación indicada en La Habana y de regresar a Caracas en viaje relámpago, consistía sobre todo en la necesidad de plantear al país su deseo de que en caso de incapacidad o ausencia definitiva sea el vicepresidente Nicolás Maduro quien lo sustituya y se convierta en el candidato presidencial de todas las fuerzas revolucionarias y patrióticas en las elecciones que habría que convocar por mandato constitucional.
 
La nobleza excepcional de este hombre, su entrega sin límites a Venezuela y los resultados de su gobierno han perforado los continuos muros de infamias levantados contra él por Washington y sus hienas mediáticas. Cada vez más personas aprecian su protagonismo señero en la conquista de la libertad, el bienestar y la felicidad no sólo de los venezolanos y latinoamericanos en general, sino de toda la humanidad. Sus audaces y efectivas acciones para el rescate del sueño de unidad e independencia de América Latina y el Caribe, trenzando para ello alianzas con una sabiduría y flexibilidad admirables, le han granjeado un gran prestigio y respeto internacional, como también las que ha tejido con tesón para transitar de la unipolaridad a la multipolaridad.
 
No he tenido el honor de conocerlo personalmente pero desde hace años devino un personaje tan entrañable a mis convicciones políticas y mi labor periodística que comencé a sentirlo como un amigo y un compañero cercano. Viví intensamente su primera visita a Cuba en 1994, el recibimiento que fuera de protocolo le dispensó Fidel en el aeropuerto José Martí y su memorable discurso en el Aula Magna de la Universidad de la Habana. Junto al pueblo venezolano sentí alegría por su primera elección a la presidencia en diciembre de 1998. En su compañía asistí a la toma de posesión en la que juró sobre esta Constitución moribunda porque de inmediato inició la más grande gesta democrática protagonizada hasta entonces por los venezolanos y por muy pocos pueblos, cuyo primer y ejemplar hito fue el proceso constituyente de masas culminado con el referendo aprobatorio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
 
Aprecié su exitoso rescate y relanzamiento de la OPEP, confirmé la profundidad de su voluntad política trasformadora con la firma del decreto sobre las Leyes Habilitantes, que comenzaron a desbrozar el camino a la soberanía, la justicia social y el hermanamiento de Venezuela con América Latina. Sufrí aquellos tres días dramáticos y tensos del golpe de Estado fascista de 2002 y como cuando Playa Girón en Cuba, me llenó de orgullo y regocijo la aplastante derrota de la asonada por el pueblo venezolano y los militares patriotas.
He acompañado a Chávez desde estas páginas con pasión porque he comprobado su dedicación y talento para poner en práctica las ideas de Bolívar, Martí y Fidel sobre nuestra América. Desde que en 2005 derrotara al Alca junto a Néstor Kirchner y Lula da Silva la integración de América Latina tomó cuerpo en la Alba, la Unasur y la Celac, acontecimientos políticos cruciales y sin precedente en la región. Vibré ante la épica victoria electoral del 7/O y sé que asistiremos a su prolongación el 16/D.
 
Chávez insistió en la imprescindible unidad de los revolucionarios y los patriotas venezolanos pues la división es la causa principal de la derrota de las revoluciones. El chavismo es Bolívar redivivo y está sembrado en Venezuela como la plata en las raíces de los Andes.
 
¿Reforma educativa?
Manuel Pérez Rocha
De nuevo, los maestros son los chivos expiatorios. Los poderes fácticos (el gran capital), que pervierten y enajenan mediante su televisión, su radio y otros medios a los niños y a los jóvenes mexicanos, adoptan el papel de severos jueces triunfantes: han conseguido la reforma educativa. Ocultan que la televisión y la radio, con su frenética sucesión de estímulos visuales y auditivos, destruyen la capacidad de mantener la atención más allá de unos segundos en un solo tema: ¿cómo lograr que en la escuela los niños aprendan a leer una página? La televisión y la radio generan infinitos deseos de comprar y consumir, e incitan a satisfacerlos de inmediato (es tu derecho, les dicen): ¿cómo lograr que en la escuela se renuncie al impulso irreflexivo en aras de construir el futuro? La televisión y la radio presentan la extrema violencia como un valor: ¿cómo extrañarnos de la violencia escolar? La televisión y la radio presentan la deshonestidad, la traición y la ambición desmedida como comportamientos normales, incluso ejemplares: ¿cómo lograr que la escuela transmita valores morales y cívicos? La televisión y la radio propagan la competencia (la competitividad) como actitud sagrada: ¿cómo lograr que en el aula se ejerza la indispensable cooperación que exige la buena educación? La televisión y la radio fomentan los fanatismos y difunden las creencias mágicas dándoles crédito: ¿cómo lograr que los niños se interesen por la ciencia? Si alguien cree que exagero, encienda Televisa y Tv Azteca y sus radiodifusoras, y hojee sus publicaciones impresas.
El medio social y cultural en que viven los niños y jóvenes es determinante de lo que se puede lograr en la escuela. No es la escuela quien determina hasta dónde puede llegar la sociedad, es la sociedad quien determina hasta dónde puede llegar la escuela. Es indispensable repetir el refrán africano: Para educar a un joven se necesita la cooperación de toda la aldea. Nuestra aldea, hipócrita, pone a los maestros en el banquillo de los acusados.
La propuesta de reformas constitucionales presentada hace tres días no hace la menor consideración de estos factores socioculturales que determinan la vida escolar y sus resultados. Tampoco hace una crítica de los desastres causados por las erráticas políticas de los años recientes, ni encarga una evaluación de los daños ocasionados por la prueba Enlace y las acciones del Acuerdo por la calidad educativa. A quien hay que evaluar –dice la enésima reforma educativa del gobierno federal– es a los maestros, porque el desempeño del docente es el factor más relevante de los aprendizajes. ¿Por qué no evalúan a la televisión?
La evaluación, por lo demás, empieza mal. En el párrafo primero de la nueva fracción novena que se propone para el artículo tercero constitucional se identifica evaluación con medición, el encargo para el nuevo INEE es hacer mediciones (sic). Esto es una aberración: no es lo mismo medir que evaluar, y en el campo educativo los elementos más valiosos no pueden medirse, pero sí tienen que evaluarse, y los que sí pueden medirse, una vez medidos tienen que evaluarse.
Es grave que estando la evaluación en el centro de sus preocupaciones no se hayan preocupado por tener un concepto claro de lo que significa evaluar. Evaluar es juzgar, es decir si algo está bien o no, si cumple con un determinado valor o no, si es satisfactorio o no; medir es simplemente averiguar cuántas veces una unidad está contenida en una cantidad. Medir el desempeño de un maestro significaría, por ejemplo, determinar a cuántas clases asistió en el año, qué porcentaje del programa cubrió, cuántas evaluaciones hizo a sus alumnos, etcétera. Pero esos números por sí mismos nada dicen, deben dar paso a la evaluación, la cual implica fijar un parámetro de comparación, un criterio, un valor. Y aquí es en donde el problema se complica pues hay que responder quién (o quiénes), de qué modo y con qué bases determina ese criterio o valor, y los criterios y valores que deben aplicarse en la evaluación de importantísimos aspectos que no pueden ser medidos.
No es una cuestión de palabras. La tarea encargada al INEE está definida como una actividad meramente técnica y en la iniciativa de reforma a la Constitución se plantea que este instituto tiene que estar dirigido por técnicos profesionales altamente calificados. Hacer mediciones es, en efecto, una tarea técnica; evaluar es una tarea mucho más compleja que exige definiciones éticas, filosóficas, políticas y por tanto no puede quedar sólo en manos de técnicos, deben participar de manera real todos aquellos que tienen intereses legítimos en el asunto evaluado.
Están ausentes del INEE los maestros, los estudiantes, los padres de familia, no hay en su estructura un espacio institucional para que todos estos intereses legítimos participen en lo que deben participar: en la definición de criterios y parámetros, de políticas, de lineamientos. Se dirá que estos asuntos no competen a la Constitución; en realidad toda la iniciativa de reforma está fuera de lugar y no se explica que se lleve a ese rango tan alto de la legislación más que como una acción con intereses políticos: un mayor control del magisterio independiente.
Como en todo inicio de sexenio, desde hace más de cinco décadas, la educación se pone en el centro de los discursos que buscan generar esperanzas y legitimidad. Se desata entonces el más rancio educacionismo (la idea de que la educación es la panacea, y su carencia la explicación de todos los males), que aleja el riesgo de que se cuestionen a fondo el sistema socioeconómico vigente, los intereses dominantes que de él se benefician, y la funesta influencia de los medios de difusión que controlan y explotan. Esta es la evaluación que apremia.

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