Cumbre de indignados: “La creatividad como camino de resistencia”
Los invitados a la Cumbre Mundial de Indignados.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (apro).- “La resistencia debe de ser gozosa. Para eso hay que vivir. Se resiste para vivir”, dijo el poeta persa Mohsen Emadi durante la Cumbre Mundial de indignados, disidentes e insurgentes, realizada del 7 al 10 de diciembre.
Durante el encuentro, él y otros activistas hablaron de privilegiar la imaginación y la información para crear cambios sociales importantes.
En dos días de actividades (viernes 7 y lunes 10) expusieron en cuatro mesas experiencias vividas en sus respectivos países.
El primer día, los sirios Yassin Swehat y Rami Alhames hablaron sobre la importancia de lanzar ideas creativas y actos espectaculares que provoquen un shock profundo en la sociedad. “Cada marcha se debe de hacer algo distinto”, dijo Alhames, “siempre debemos ir un paso adelante en el gobierno”.
Destacó la necesidad de que la población se sienta parte del movimiento, no sólo como simpatizante, y para ello –agregó– hay que acercarse a sus propias causas.
Los dos árabes relataron que durante las manifestaciones pacíficas del primer año de la rebelión en Siria se pintaron de rojo todas las fuentes de la capital y eso animó a la población a salir a protestar contra los asesinatos y las detenciones arbitrarias.
Chama Darchoul, periodista marroquí, destacó que las demandas de pan, libertad, dignidad, justicia social y democracia en su país fueron acompañadas de ideas que unificaran a los ciudadanos. “Los jóvenes sacaron sangre de sus cuerpos para mostrar lo que estaban dispuesto a dar por su país. También se hizo la protesta con rosas: Flores al poder”, relató Darchoul.
La mayor parte de asistentes al evento eran artistas: Jérome Benoit, descubridor de talentos artísticos y formador del colectivo de artistas de graffiti “Intervención Zombi en Túnez”; Malik Sahad, músico libio, autor de la canción de la revolución de su país; Nadia Khiari, caricaturista tunecina creadora del gato Willis, con el cual realizó una dura sátira política durante el final de la dictadura de Ben Alí, y los escritores Yassin Swehat, de Siria, Alan Page, de Nueva York, y Mohsen Emadi.
El lunes 10, los españoles Manuela Sánchez, César Ruano y Luis Ramón García-Hevía, del M-15, movimiento que surgió en 2011 para exigir una “democracia real”, recalcaron que se deben adoptar otras banderas y causas sociales, como los desahucios en España (desalojos de familias que no alcanzan a pagar su hipoteca) y mantener la vía pacífica.
“La difusión fue, desgraciadamente, gracias a la represión del gobierno”, dijo Sánchez, refiriéndose a Plaza Cataluña en diciembre de 2011.
También mostraron imágenes de la resistencia durante el desalojo de Plaza Cataluña y cómo nadie respondió a las agresiones policiales, lo cual generó una nueva ola de simpatía hacia el movimiento.
Ante la pregunta de varios mexicanos sobre el pacifismo y la supuesta infiltración de grupos de choque en las manifestaciones, el sirio Rami Alhames destacó que puede haber un límite. Y aclaró que no es nada fácil mantenerse pacífico, “no con un gobierno que ataca directamente a quienes están protestando. A veces se requieren meses o años. Una caricaturista poco puede hacer frente a las armas. El gobierno realizará acciones militares. Te meterá en ese campo. Así te atacará”.
Lo más importante, subrayó, es educar a la población. No es fácil. La revolución siria se mantuvo pacífica durante un año, hasta que ello ya no fue posible debido al número de muertos, la detención de los pacifistas y el surgimiento de desertores en el ejército. “Es siempre mejor hablar, pero en Siria ya no hay otro lenguaje que el de las armas”, aclaró Alhames.
Y Yassin Swehat acotó: “No condeno a los que defienden su vida. Lo único que sé es que no deseo que vivan lo que se está viviendo en Siria”.
Para Yassin, el factor socioeconómico es determinante para que alguien esté dispuesto a salir a morir en una manifestación. Y calificó al régimen de los Al Assad como el “régimen del empobrecimiento”, tanto económico y cultural, como de libertades.
El diario The Wall Street Journal publicó en febrero de 2011 un texto titulado “Agitación en Medio Oriente: ¿hecha en América?”, en el que anota que egipcios, marroquíes, argelinos y jordanos gastan más de 40% de su ingreso familiar en alimentos, mientras que los tunecinos desembolsan 35%. Ello es elevado si se compara con el 14% de países como Japón.
Este hecho, aunado al aumento de los precios de los alimentos –el pasado viernes 4 la ONU anunció que el índice de precios de la FAO alcanzó 224 puntos en enero, el índice más alto desde que se registran los precios, a partir de 1990–, es uno de los detonantes de la crisis política actual.
Alhames aclaró que, según su forma de ver, los movimientos de indignados en Europa surgieron por razones económicas al perder su acomodado nivel de vida. Coincidió con otros panelistas de que, a pesar de las diferencias estructurales de régimen, hay una élite que forma lo que los integrantes de Occupy Wall Street llaman el 1% contra el 99%
Criminalización mediática
Los ponentes expusieron que los medios de comunicación, tanto en Siria como en Egipto y Libia, estaban totalmente controlados por el Estado. No había medios afines y se tuvo que inventar el uso informativo de facebook. En Siria, incluso, a veces se utilizó el uso de las redes sociales para capturar a los disidentes.
Ruano recalcó que en España y muchos otros países de Europa se vive una situación similar. Y mostró un ejemplar del diario La Razón, de diciembre de 2011, en el que se les tacha de “vándalos” y secuestradores de la democracia.
Rami Alhames comentó que por usar paliacates, el régimen sirio comenzó a calificarlos de “terroristas”.
El iraní Mohsen criticó al gobierno de su país por ejercer el total “monopolio de los medios, del discurso y de la interpretación del Islam”.
Ruano leyó en su ponencia el fragmento de una tesis de un comisario de la policía regional de Cataluña, donde se exponían estrategias policiales contra la movilización social, es decir para “calentar el ambiente”, como redadas bajo la excusa de buscar drogas. El propósito: que las manifestaciones terminen en batallas y cargas policiales directamente en contra de los manifestantes.
De acuerdo con el documento que leyó el español, estas técnicas no son exclusivas de regímenes totalitarios, sino que se usan con frecuencia en democracias occidentales para realizar detenciones selectivas de líderes, imputar delitos y evitar su condición de mártires.
“¿Cómo lo veís?”, preguntó Ruano. “No sólo suena parecido a los países árabes, sino a lo que recientemente ocurrió en México”.
“Primero es la condena en los medios de comunicación, luego viene la represión”, aclaró. Y recomendó: “No se dejen provocar. Paciencia y mucha entrega. En dos horas vamos a cambiar el mundo”.
Medios y conciencia
Para Yassin, la Primavera Árabe no es más que una serie de revueltas contra lo que llama los “grandes relatos” que gobernaron esos países durante décadas, alimentados por los medios de comunicación. Explicó que ahora se vive la desmitificación de muchas cosas y hay que evitar la creación de otro gran mito que haga el mismo daño que el anterior.
Alan Page, de Nueva York, dijo que el movimiento #Yosoy132 tiene un punto de base importante que otros movimientos no tienen: La democratización de los medios de comunicación, y César Ruano aconsejó que éste es un punto que no se debe soltar.
Durante la intervención de los jóvenes del movimiento mexicano, hablaron principalmente de lo vivido el pasado sábado 1, durante la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente de México, e hicieron hincapié en “contar lo que ocurrió aquel día” y en pedir la libertad de las 14 personas que siguen en prisión.
Como gesto de solidaridad, la caricaturista tunecina Nadie Khiari les regaló un dibujo con su famoso gato Willis y el lema #Todossomospresos, que los jóvenes han usado como consigna durante los recientes días.
Según Mohsen, una de las herramientas de los actuales regímenes en el mundo y los medios de comunicación es la despolitización de todo. Y lo que los activistas deben buscar es relacionar la idea de la información con el cambio, y la historia con la memoria (algo que pasa directamente a la población).
Recalcó además que los medios hacen normales algunas cosas como la pobreza y el hambre, y eso hay que “desnormalizarlo”, luchar contra la ignorancia, traer lo que se supone está fuera de la política hacia adentro: como el arte.
“Toda democracia muere ante la indiferencia de sus civiles”, señaló Mohsen.
Para ello, dijo, hay que redefinir la democracia y hablar sobre sensibilidad y humanismo: “Los números son niños muertos. Ningún cuerpo es un número. Ahí empieza la democracia”, recalcó.
Durante el encuentro, él y otros activistas hablaron de privilegiar la imaginación y la información para crear cambios sociales importantes.
En dos días de actividades (viernes 7 y lunes 10) expusieron en cuatro mesas experiencias vividas en sus respectivos países.
El primer día, los sirios Yassin Swehat y Rami Alhames hablaron sobre la importancia de lanzar ideas creativas y actos espectaculares que provoquen un shock profundo en la sociedad. “Cada marcha se debe de hacer algo distinto”, dijo Alhames, “siempre debemos ir un paso adelante en el gobierno”.
Destacó la necesidad de que la población se sienta parte del movimiento, no sólo como simpatizante, y para ello –agregó– hay que acercarse a sus propias causas.
Los dos árabes relataron que durante las manifestaciones pacíficas del primer año de la rebelión en Siria se pintaron de rojo todas las fuentes de la capital y eso animó a la población a salir a protestar contra los asesinatos y las detenciones arbitrarias.
Chama Darchoul, periodista marroquí, destacó que las demandas de pan, libertad, dignidad, justicia social y democracia en su país fueron acompañadas de ideas que unificaran a los ciudadanos. “Los jóvenes sacaron sangre de sus cuerpos para mostrar lo que estaban dispuesto a dar por su país. También se hizo la protesta con rosas: Flores al poder”, relató Darchoul.
La mayor parte de asistentes al evento eran artistas: Jérome Benoit, descubridor de talentos artísticos y formador del colectivo de artistas de graffiti “Intervención Zombi en Túnez”; Malik Sahad, músico libio, autor de la canción de la revolución de su país; Nadia Khiari, caricaturista tunecina creadora del gato Willis, con el cual realizó una dura sátira política durante el final de la dictadura de Ben Alí, y los escritores Yassin Swehat, de Siria, Alan Page, de Nueva York, y Mohsen Emadi.
El lunes 10, los españoles Manuela Sánchez, César Ruano y Luis Ramón García-Hevía, del M-15, movimiento que surgió en 2011 para exigir una “democracia real”, recalcaron que se deben adoptar otras banderas y causas sociales, como los desahucios en España (desalojos de familias que no alcanzan a pagar su hipoteca) y mantener la vía pacífica.
“La difusión fue, desgraciadamente, gracias a la represión del gobierno”, dijo Sánchez, refiriéndose a Plaza Cataluña en diciembre de 2011.
También mostraron imágenes de la resistencia durante el desalojo de Plaza Cataluña y cómo nadie respondió a las agresiones policiales, lo cual generó una nueva ola de simpatía hacia el movimiento.
Ante la pregunta de varios mexicanos sobre el pacifismo y la supuesta infiltración de grupos de choque en las manifestaciones, el sirio Rami Alhames destacó que puede haber un límite. Y aclaró que no es nada fácil mantenerse pacífico, “no con un gobierno que ataca directamente a quienes están protestando. A veces se requieren meses o años. Una caricaturista poco puede hacer frente a las armas. El gobierno realizará acciones militares. Te meterá en ese campo. Así te atacará”.
Lo más importante, subrayó, es educar a la población. No es fácil. La revolución siria se mantuvo pacífica durante un año, hasta que ello ya no fue posible debido al número de muertos, la detención de los pacifistas y el surgimiento de desertores en el ejército. “Es siempre mejor hablar, pero en Siria ya no hay otro lenguaje que el de las armas”, aclaró Alhames.
Y Yassin Swehat acotó: “No condeno a los que defienden su vida. Lo único que sé es que no deseo que vivan lo que se está viviendo en Siria”.
Para Yassin, el factor socioeconómico es determinante para que alguien esté dispuesto a salir a morir en una manifestación. Y calificó al régimen de los Al Assad como el “régimen del empobrecimiento”, tanto económico y cultural, como de libertades.
El diario The Wall Street Journal publicó en febrero de 2011 un texto titulado “Agitación en Medio Oriente: ¿hecha en América?”, en el que anota que egipcios, marroquíes, argelinos y jordanos gastan más de 40% de su ingreso familiar en alimentos, mientras que los tunecinos desembolsan 35%. Ello es elevado si se compara con el 14% de países como Japón.
Este hecho, aunado al aumento de los precios de los alimentos –el pasado viernes 4 la ONU anunció que el índice de precios de la FAO alcanzó 224 puntos en enero, el índice más alto desde que se registran los precios, a partir de 1990–, es uno de los detonantes de la crisis política actual.
Alhames aclaró que, según su forma de ver, los movimientos de indignados en Europa surgieron por razones económicas al perder su acomodado nivel de vida. Coincidió con otros panelistas de que, a pesar de las diferencias estructurales de régimen, hay una élite que forma lo que los integrantes de Occupy Wall Street llaman el 1% contra el 99%
Criminalización mediática
Los ponentes expusieron que los medios de comunicación, tanto en Siria como en Egipto y Libia, estaban totalmente controlados por el Estado. No había medios afines y se tuvo que inventar el uso informativo de facebook. En Siria, incluso, a veces se utilizó el uso de las redes sociales para capturar a los disidentes.
Ruano recalcó que en España y muchos otros países de Europa se vive una situación similar. Y mostró un ejemplar del diario La Razón, de diciembre de 2011, en el que se les tacha de “vándalos” y secuestradores de la democracia.
Rami Alhames comentó que por usar paliacates, el régimen sirio comenzó a calificarlos de “terroristas”.
El iraní Mohsen criticó al gobierno de su país por ejercer el total “monopolio de los medios, del discurso y de la interpretación del Islam”.
Ruano leyó en su ponencia el fragmento de una tesis de un comisario de la policía regional de Cataluña, donde se exponían estrategias policiales contra la movilización social, es decir para “calentar el ambiente”, como redadas bajo la excusa de buscar drogas. El propósito: que las manifestaciones terminen en batallas y cargas policiales directamente en contra de los manifestantes.
De acuerdo con el documento que leyó el español, estas técnicas no son exclusivas de regímenes totalitarios, sino que se usan con frecuencia en democracias occidentales para realizar detenciones selectivas de líderes, imputar delitos y evitar su condición de mártires.
“¿Cómo lo veís?”, preguntó Ruano. “No sólo suena parecido a los países árabes, sino a lo que recientemente ocurrió en México”.
“Primero es la condena en los medios de comunicación, luego viene la represión”, aclaró. Y recomendó: “No se dejen provocar. Paciencia y mucha entrega. En dos horas vamos a cambiar el mundo”.
Medios y conciencia
Para Yassin, la Primavera Árabe no es más que una serie de revueltas contra lo que llama los “grandes relatos” que gobernaron esos países durante décadas, alimentados por los medios de comunicación. Explicó que ahora se vive la desmitificación de muchas cosas y hay que evitar la creación de otro gran mito que haga el mismo daño que el anterior.
Alan Page, de Nueva York, dijo que el movimiento #Yosoy132 tiene un punto de base importante que otros movimientos no tienen: La democratización de los medios de comunicación, y César Ruano aconsejó que éste es un punto que no se debe soltar.
Durante la intervención de los jóvenes del movimiento mexicano, hablaron principalmente de lo vivido el pasado sábado 1, durante la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente de México, e hicieron hincapié en “contar lo que ocurrió aquel día” y en pedir la libertad de las 14 personas que siguen en prisión.
Como gesto de solidaridad, la caricaturista tunecina Nadie Khiari les regaló un dibujo con su famoso gato Willis y el lema #Todossomospresos, que los jóvenes han usado como consigna durante los recientes días.
Según Mohsen, una de las herramientas de los actuales regímenes en el mundo y los medios de comunicación es la despolitización de todo. Y lo que los activistas deben buscar es relacionar la idea de la información con el cambio, y la historia con la memoria (algo que pasa directamente a la población).
Recalcó además que los medios hacen normales algunas cosas como la pobreza y el hambre, y eso hay que “desnormalizarlo”, luchar contra la ignorancia, traer lo que se supone está fuera de la política hacia adentro: como el arte.
“Toda democracia muere ante la indiferencia de sus civiles”, señaló Mohsen.
Para ello, dijo, hay que redefinir la democracia y hablar sobre sensibilidad y humanismo: “Los números son niños muertos. Ningún cuerpo es un número. Ahí empieza la democracia”, recalcó.
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