American Curios
Vientos del cambio
David Brooks
Manifestación frente al Capitolio el pasado 10 de abril para exigir una reforma migratoria. Según encuestas recientes, en Estados Unidos ha crecido el apoyo a la legalización de millones de indocumentados
Foto Reuters
Hay un giro en la cultura política estadunidense, impulsado por las nuevas generaciones, que podría prometer un cambio progresista en Estados Unidos y con ello una reacción conservadora casi histérica que parece comprobar esa transformación.
El indicador más reciente es una encuesta nacional del prestigioso Centro de Investigación Pew, de este mes que por primera vez registra que la mayoría –52 por ciento– de estadunidenses está en favor de la legalización de la mariguana, tal vez el golpe más feroz contra la fracasada
guerra antidrogasimpulsada durante más de 40 años. Esto representa un incremento de 11 por ciento a favor de la legalización desde 2010 (en 1969, según Gallup, sólo 12 por ciento la apoyaba). Entre jóvenes (nacidos a partir de 1980) el apoyo llega a 65 por ciento.
Asimismo, las últimas encuestas indican que el apoyo al matrimonio gay va en aumento. Para Pew, este incremento de la última década está
entre los cambios de opinión más grandes sobre cualquier asunto de política en este lapso. En 2003 58 por ciento se oponía a la unión de parejas del mismo sexo, por 33 por ciento que lo apoyaba; hoy se revierte la tendencia, con 49 por ciento a favor y 44 por ciento en contra. De la generación joven (nacidos a partir de 1980) 70 por ciento apoya el matrimonio gay. Una encuesta de ABC News/Washington Post encontró que 58 por ciento está a favor de la igualdad del matrimonio (o sea, que los gays tengan los mismos privilegios que un matrimonio heterosexual).
Los derechos de las mujeres siguen progresando, aunque la batalla más feroz aún se libra en cuanto al derecho de la mujer a decidir, o sea, el aborto. Este año se cumplió el 40 aniversario del fallo histórico de la Suprema Corte que lo legalizó. Según Pew, en un sondeo en enero, mientras 25 por ciento opina que el aborto es moralmente inaceptable y debería ser ilegal, 42 por ciento opina lo contrario, y 18 por ciento está en contra, pero considera que eso no implica que debería prohibirse.
Además, encuestas recientes registran que mayorías favorecen una reforma migratoria integral con algúna vía hacia la legalización de los inmigrantes indocumentados. Gallup y Pew, entre otras, encontraron que más de 7 de cada 10 estadunidenses dicen que debería existir una vía para que los indocumentados puedan permanecer en Estados Unidos si cumplen ciertas condiciones.
La opinión pública favorece por amplia mayoría un incremento significativo en los impuestos para los ricos y las grandes empresas y está en contra de recortes a los programas sociales.
También vale recordar que, a lo largo de los últimos años, mayorías cada vez más amplias han reprobado las guerras en Irak y Afganistán.
Y esta semana una vez más se comprobó que la política hacia Cuba tampoco goza de apoyo popular. Un rap de Jay-Z afirma:
estoy en Cuba, amo a los cubanosy acusa de hipócritas a los políticos que se atrevieron a criticar el viaje que hizo a la isla con su esposa Beyonce la semana pasada. La canción inundó la radio y el ciberespacio y ahogó los gritos de legisladores cubanoestadunidenses que lo acusaron de violar el embargo. Desde hace mucho tiempo las encuestas registran que la mayoría reprueba la política de bloqueo que ha imperado durante más de medio siglo, pero ahora incluso entre la comunidad cubanoestadunidense estas políticas carecen de apoyo. En las más recientes encuestas de la Universidad Florida International, la mayoría de cubanoestadunidenses considera que las políticas del bloqueo son un fracaso y que hay que promover una nueva política diplomática.
Gran parte de estos cambios en la cultura política, como siempre, son impulsados por los jóvenes, lo que aquí se define como la generación
milenaria, o sea, los nacidos a partir de 1980. “La generación milenaria es la generación del cambio… sus perspectivas sobre una amplia gama de temas políticos son tan diferentes a las de los estadunidenses mayores, que es probable que transformen el diálogo político más rápidamente de que la clase política los pueda alcanzar”, comentó el columnista Charles Blow, del New York Times. Pero también se atribuye a los inmigrantes, que van transformando a la superpotencia desde todos los rincones de este país, y al cambio demográfico, que está cambiando, literalmente, el color del paisaje nacional.
Por supuesto, en esta democracia, la opinión de la mayoría pocas veces es reflejada por los representantes políticos de ambos partidos, y no es sorprendente que exista un férreo contrataque conservador a todo esto.
Vale recordar que la
guerra contra las drogascontinuada por este gobierno mantiene más de 500 mil presos por delitos no violentos relacionados con las drogas, y que unos 750 mil son arrestados anualmente sólo asusntos de mariguana.
Por otra parte, republicanos ultraconservadores han logrado imponer restricciones al matrimonio gay en varios estados, y los 168 integrantes del comité nacional adoptaron una resolución este mes que reafirma su oposición al matrimonio gay.
Conservadores también han logrado impulsar casi 700 proyectos de ley estatales en los primeros tres meses de este año con el propósito de limitar severamente el acceso al aborto, la educación sexual y las medicinas relacionadas con el control del cuerpo de las mujeres, según un informe del Instituto Guttmacher, reporta Alternet.org como prueba de la continuación de lo que llama la
guerra contra las mujeres.
Y el gobierno de Barack Obama logró el año pasado deportar más inmigrantes que cualquiera de sus antecesores; en total deportó millón y medio en su primer periodo. Por otro lado, no hay indicaciones de que exista voluntad de cambiar la política hacia Cuba.
Pero a pesar de todos los esfuerzos por detener todo esto, no se puede ocultar el surgimiento de nuevas generaciones que ya están cambiando al país, prometiendo un futuro diferente desde este presente tan gris.
Colaborador picudo-Magú
La difícil victoria de Maduro
Al término de la jornada electoral que tuvo lugar ayer en Venezuela, y tras una espera que se prolongó más allá de los márgenes previstos, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció el apretado triunfo del candidato oficialista, el presidente en funciones Nicolás Maduro, quien obtuvo 50.66 por ciento de los sufragios, frente a 49.07 por ciento logrado por el aspirante presidencial opositor, Henrique Capriles.
irreversiblede Maduro, éste, en un discurso eminentemente defensivo, en el que aludió incluso a la posibilidad de que la oposición intentara un
golpe de Estado, reconoció que las de ayer fueron
las elecciones más difíciles que hayamos tenido en 14 añosy llamó a la multitud a acudir
a las calles a defender el triunfo. Asimismo, el candidato ganador reveló que su rival le propuso, en una llamada anterior a la divulgación de los resultados oficiales, una negociación para compartir el poder, así como que el anuncio del fallo popular se difiriera a la espera de la realización de una auditoría electoral.
Momentos más tarde, Capriles desconoció los resultados oficiales, exigió la realización de un recuento voto por voto y condicionó el reconocimiento a Maduro al resultado de ese recuento.
Se concreta, de esta forma, un escenario de conflicto poselectoral abonado por la pérdida de votantes que el oficialismo ha experimentado de octubre del año pasado, cuando el difunto Hugo Chávez se impuso a Capriles por margen de más de 12 por ciento, a la fecha, cuando el de Maduro sobre el mismo adversario es de menos de 2 por ciento.
Asimismo, se abre un compás de incertidumbre de aquí a que se realice y culmine el recuento de sufragios, procedimiento aceptado y respaldado por el candidato ganador. Queda la duda, en lo inmediato, de si ese nuevo cómputo podrá llevarse a cabo en los cuatro días que restan para la fecha prevista de toma de posesión del nuevo mandatario: el 19 de abril.
En suma, lo ocurrido ayer en Venezuela constituye la prueba institucional más intensa y difícil a la que se haya enfrentado el proyecto político bolivariano. La perspectiva resulta aún más ardua si se considera que, a las dificultades internas que enfrenta para permanecer en el poder, el gobierno chavista debe sumar los persistentes intentos de desestabilización y las campañas de medios orquestadas en su contra por los intereses político-empresariales occidentales.
Queda claro, para finalizar, que las perspectivas de consolidación del chavismo sin Hugo Chávez quedan sujetas, en buena medida, a un nuevo escrutinio de los resultados electorales de ayer. Cabe esperar que, en el sentido que sea, tal ejercicio pueda realizarse en forma ágil y convincente, y que despeje cualquier duda sobre el veredicto ciudadano emitido ayer.
El Foro Social Mundial sigue respondiendo a sus retos
Immanuel Wallerstein
El Foro Social Mundial (FSM) terminó apenas su reunión ahora bianual, que esta vez se llevó a cabo en Túnez. En gran medida, la prensa dominante mundial la ignoró. Asistieron muchos escépticos que expresaron que se ya se volvió irrelevante, algo que ha ocurrido en cada una de las reuniones desde el segundo Foro Social Mundial en 2002. Estuvo desgarrado por los debates acerca de la estructura misma del FSM. Y le dieron contenido los debates acerca de la correcta estrategia política de la izquierda mundial. Y pese a esto, fue un enorme éxito.
No obstante, dos años después, el FSM se reunió en Túnez, invitado por los mismos grupos que lanzaron la revolución en ese país, y que parecen haber pensado que celebrar el FSM ahí sería de gran ayuda en la lucha interna para mantener los logros de la revolución contra las fuerzas que, según ellos, buscaban domesticar la revolución para llevar al poder a una nueva gobernanza opresiva, antisecular.
El lema de largo plazo del FSM ha sido
otro mundo es posible. Los tunecinos insistieron en añadirle uno nuevo, desplegado con igual prominencia en la reunión. El lema era
Dignidad, en el gafete de cada quien, en siete idiomas. En muchas formas, este lema adicional enfatiza el elemento esencial que reúne a los organizaciones e individuos presentes en el Foro: la búsqueda de una verdadera igualdad, que respete y realce la dignidad de cada quién en todas partes.
Esto no significa que hubo un acuerdo total en el Foro. ¡Lejos de eso! Una forma de analizar las diferencias es verlas como un reflejo que contrasta los énfasis en la esperanza y los énfasis en el miedo. Según sus constitución, el Foro ha sido siempre una arena grande e incluyente de participantes que van de la extrema izquierda a la centro-izquierda. Para algunos ésta ha sido su fuerza, lo que permite una educación mutua de las varias tendencias y de las varias zonas de preocupación primordial, una educación mutua que conduciría a mediano plazo a una acción conjunta para transformar nuestro sistema capitalista existente. Para otros esto parece un camino hacia la cooptación por parte de aquellos que solamente quieren paliar las desigualdades existentes sin hacer ningún cambio fundamental. La esperanza versus el miedo.
Otra fuente de discusión constante ha sido el papel de los partidos políticos de izquierda en el proceso de transformación. Para algunos, no pueden hacerse cambios significativos ni a corto ni a mediano plazo sin los partidos de izquierda en el poder. Una vez en el poder, esta gente siente que es esencial mantenerlos en el poder. Otros se resisten a la idea. Sienten que, aun si uno ayudara a tales partidos a llegar al poder, los movimientos sociales deberían mantenerse fuera, como controles críticos de estos partidos, cuya práctica real se quedará corta, casi ciertamente, respecto de sus promesas. De nuevo, la esperanza versus el miedo.
Otra fuente de división es la actitud que habría que asumir hacia los países que apenas emergen –los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)– y otros. Para algunos, BRICS representa una fuerza contraria importante respecto del Norte clásico, Estados Unidos, Europa occidental y Japón. Para otros, hay la sospecha de que sea un nuevo grupo de potencias imperialistas. Hoy el papel de China en Asia, África y América Latina es particularmente controvertido. La esperanza versus el miedo.
El programa real de la izquierda mundial es otra fuente de debate interno. Para algunos, el FSM ha sido bueno en lo negativo –la oposición al imperialismo y el neoliberalismo–, pero tristemente sigue careciendo de alternativas específicas propositivas. Estas personas llaman a desarrollar objetivos programáticos concretos para la izquierda mundial. Pero para otros, el intento de hacer esto sólo serviría, primordialmente, para dividir y debilitar las fuerzas que se han reunido en el FSM. La esperanza versus el miedo.
Otro locus de debate constante es lo que se ha llamado la
descolonizacióndel FSM. Para algunos, desde el principio, el FSM ha estado demasiado en las manos del mundo paneuropeo, de hombres, personas mayores y otros definidas como procedentes de las poblaciones privilegiadas del mundo. Como organización, el FSM ha buscado extenderse más allá de su base inicial, ampliándose geográficamente, y buscando que sus estructuras reflejen más y más las demandas de la base. Éste ha sido un esfuerzo continuo y mirando uno tras otro los foros sucesivos, el FSM se ha vuelto, en este sentido, más y más incluyente. La presencia en Túnez de toda suerte de
nuevasorganizaciones –Ocupa, indignados, etcétera– es prueba de ello. Para otros, este objetivo está muy lejos de haberse alcanzado. Al punto de que hay quien duda de que haya la real intención de lograr este objetivo. La esperanza versus el miedo.
El FSM se fundó como un espacio de resistencia. Doce años después, se mantiene como el único sitio donde todos los lados de este debate se juntan y continúan la discusión. ¿Hay gente que ya se cansó de estos debates continuados? Sí, por supuesto. Pero siempre parece haber nuevas personas y nuevos grupos que llegan buscando participar y contribuir a la construcción de una izquierda mundial eficaz. El Foro Social Mundial sigue vivo y bien.
© Immanuel Wallerstein
Traducción: Ramón Vera Herrera
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