Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 3 de abril de 2013

Astillero- Cambio, continuidad e impartición de justicia- Ilusiones y realidad- Afores: vigilancia necesaria

Astillero
Teletón electoral
Sonora Sedeso
Pepe Tenedor
Sicilia, coincidencias
Julio Hernández López
Foto
REUNIÓN EN LOS PINOS. El presidente Enrique Peña Nieto y el titular de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor, se reunieron en Los Pinos con el líder del SNTE, Juan Díaz de la Torre, en el contexto de la instrumentación del Plan Nacional de Desarrollo en materia educativa. Este miércoles el foro México con educación y calidad para todos se realizará en Veracruz
Foto Presidencia
 
El camino al infierno electorero está poblado de buenas intenciones alimentarias. Rosario Robles y su Sonora Sedeso han iniciado un mes de acciones propagandísticas para sensibilizar a la sociedad mexicana sobre un tema que ni siquiera necesita tarjeta de presentación: el hambre que afecta a multitud de mexicanos, de los cuales serán provisionalmente tocados 7.4 millones que viven en 400 municipios que forman una franja selectiva en donde mayoritariamente y por pura coincidencia de la vida se cruzan los afanes programáticos de la Secretaría de Desarrollo Social con los planes de control clientelar del PRI para próximas elecciones.
 
Siempre será mejor escuchar a un gobierno federal anunciando cruzadas contra el hambre que guerras contra el narcotráfico, pero conviene analizar si el uso politiquero de un programa de reparto de dinero y recursos públicos para paliar la miseria en su fase primaria de ingestión alimenticia constituye solamente una treta aparatosa que aparte de nutrir de listas y mecanismos organizativos a los mapaches de tres colores (ingeniería electoral montada en la miseria social que igualmente han practicado los gobiernos de todas las banderías, de blanco y azul o de negro y amarillo, en zonas rurales y urbanas, como práctica ya institucionalizada) acaba dando continuidad al mismo esquema de injusticia y marginalidad que forma el caldo natural de cultivo de la criminalidad organizada como desesperada ruta en busca de salir de la asfixia consolidada por los políticos en el poder.
 
Del Pacto por México al Pacto por las urnas: la cruzada federal contra el hambre es una continuación de las políticas asistencialistas emprendidas por Carlos Salinas de Gortari en su primera presidencia y, al igual que entonces, el objetivo inconfeso es el uso de la Sedeso para el control de grupos y comunidades, la promoción del voto en favor del PRI y la creación de una base social que complemente o sustituya al partido en el poder, según las circunstancias lo definan.
 
Al frente de una cruzada tan propicia para la polémica ni siquiera se colocó a un especialista en la materia o a un funcionario tentativamente exento de reproches fáciles. Por el contrario, y para que el mensaje fuera claro, se nombró en la Sedeso a una política de origen izquierdista, ex jefa sustituta del gobierno capitalino, involucrada en primera línea en la sucia guerra política contra Andrés Manuel López Obrador (en especial, el episodio de los videos de René Bejarano con Carlos Ahumada) y luego rescatada por Salinas de Gortari hasta colocarla en el tablero peñista actual (cesiones expresas al salinismo: Turismo a la sobrina, Claudia Ruiz Massieu; Comisión Federal de Electricidad al amigo y operador, Francisco Rojas; y Sedeso para la colaboradora y protegida, Rosario Robles).
 
La opción preferencial por la simulación izquierdista busca arrinconar los saldos del lopezobradorismo, aislar el proyecto partidista Morena, fortalecer burocráticamente al chuchismo aliado y al cuauhtemismo siempre cercano, tender puentes materiales con el zapatismo chiapaneco, desplegar por el país a activistas de nómina para detectar liderazgos sociales y preparar planes electorales en favor del PRI y conquistar a mediano plazo enclaves antipeñistas y progresistas como el Distrito Federal.
 
El espectáculo de la pobreza a combatir tendrá un momento especial el 30 de abril, Día del Niño, cuando en el Auditorio Nacional se realice un concierto musical para cuya entrada será necesaria la entrega de un kilogramo de cualquier tipo de alimento, que a su vez será destinado a la cruzada ya famosa. También habrá cuartos de litro de leche de regalo en comunidades por cada me gusta en Facebook a la página correspondiente. En Twitter habrá subastas y otras promociones. Jóvenes prestarán su servicio social como brigadistas. Cinépolis regalará cien funciones de cine al aire libre. El personaje distintivo de la campaña será Pepe Tenedor.
 
Habrá un invitado especial el próximo 19, cuando el ex presidente de Brasil, Luiz Inacio da Silva, conocido como Lula, estará en México para compartir la experiencia que sobre el tema acumuló en su exitoso periodo de gobierno. La presencia del bien valorado sudamericano ha sido gestionada en otras ocasiones por la familia Cárdenas, con la que mantiene especial relación de amistad. Robles ha mantenido una relación política de cercanía con Cuauhtémoc Cárdenas y en especial con Lázaro Cárdenas Batel.
 
El Teletón electoral en marcha conjuntará los programas sociales ya existentes con la clásica aportación expiatoria de las firmas empresariales que habiéndose beneficiado tramposamente de un sistema que fabrica pobreza y miseria acaban condoliéndose filantrópicamente en el marco de arreglos políticos con las élites en turno y sus cruzadas de ocasión (Martita Sahagún, por ejemplo, fue una hacendosa conseguidora de aportaciones empresariales para sus ocurrencias asistenciales). Por lo pronto, arranca el espectáculo no del año, pero sí de la mitad del año en curso (en julio serán las elecciones estatales que, según insistente mención de César Camacho, el comisionado de Los Pinos en la presidencia nacional del PRI, significará el regreso del carro completo, del triunfo general del partido que ha regresado al poder nacional con hambre).
 
Astillas
 
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por Javier Sicilia, considera válido el plazo de un año que Peña Nieto ha planteado para que comiencen a verse buenos resultados en materia de seguridad pública. También ha establecido coordinación con la procuraduría de justicia, a cargo de Jesús Murillo Karam, para fortalecer la búsqueda de desaparecidos en el sexenio pasado y en lo que va del reciente. Y ha emprendido una campaña para que la Estela de Luz (de Pus, según la pila bautismal de la colectividad) se convierta en un memorial de víctimas (esfuerzo de desacreditación del calderonismo que es discretamente impulsado por el nuevo gobierno usando diversos temas, personajes y foros). Muchas coincidencias. Ya se verá cuántos resultados... ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Cambio, continuidad e impartición de justicia
Cecilia Santiago Vera*
Año 2000. México. Alternancia en el poder político; el nuevo presidente ya no es del PRI, el nuevo gobernador de Chiapas tampoco. El cambio. ¿Llegó? ¿A dónde? Año 2002. Chiapas. Sentencia a los acusados de la matanza de El Bosque. Uno es declarado no responsable y liberado, el otro es condenado a 60 años de cárcel, su nombre Alberto Patishtan Gómez.
 
El juez acepta como pruebas condenatorias un testimonio singular, cuestionado con pruebas por ser posiblemente inducido, y con elementos circunstanciales obtenidos irregularmente; desecha testimonios exculpatorios, sin más prueba que su opinión, por ser aleccionados, según el juez.

El Poder Judicial no exige al Ejecutivo, el Ministerio Público ni policías la comprobación de que la obtención de pruebas presentadas se ajuste al cumplimiento de la ley (existente para la garantía de los derechos de todo ciudadano). De rechazar dichas pruebas por irregularmente obtenidas y, por tanto, careciendo de base la acusación, el caso judicial se caería y además de la liberación del acusado el Ejecutivo tendría un caso sin cerrar y obligado está a abrir nuevas indagaciones y vías para cumplir su deber.

Y esto, precisamente esto, era entonces y sigue siendo ahora la cultura de impartición de justicia, por ello continuidad, que en México unos quieren mantener y otros desterrar, la colusión de dos poderes del Estado para solapar la arbitrariedad en el ejercicio de la función pública, permitiendo que los intereses particulares y corporativos de los funcionarios dirijan su actuación, al margen y en contra de las leyes que desde la Carta Magna buscan la protección de los ciudadanos y de sus derechos como tales ciudadanos.

La patada en la puerta, el cateo por la policía de un domicilio, sin que medie un delito en curso y sin orden judicial de registro; la detención y traslado a dependencias policiales sin orden de aprehensión alguna; la violencia, las amenazas, interrogatorios con maltrato sin presencia de defensor y la obtención, así, de autoinculpaciones, declaraciones firmadas sin leerlas; aunque duela y avergüence reconocerlo, estas son las prácticas que no se han desterrado de este país llamado México. Y la tortura.

Y es el Poder Judicial el que tiene la obligación constitucional de decir no, es su tarea, su responsabilidad y en ellas su dignidad, y al no hacerlo su traición y su indignidad.

Y en la nación todos los saben. El detenido, el encausado sabe que está en manos de ellos, que ha caído en un laberinto en que policías y custodios, jueces y agentes del Ministerio Público se entienden mutuamente, son una parte y él es otra, que entre ellos se apoyarán y que por su causa no van a discutir unos con otros. Sólo si alguien más arriba interviene, por dinero, por política, por imagen, entonces la cosa cambia, pero ¿quién se va a interesar por un desconocido, un pobre o un indígena? Y peor si es un indígena pobre y desconocido.
Foto
Alberto Patishtan Gómez, preso político de Chiapas, durante una revisión médica, en septiembre de 2012
Foto Moisés Zúñiga Santiago
 
Dos sexenios de poder panista, 12 años enarbolando el estandarte del cambio, cambian algunas leyes y se incorporan a la Constitución los derechos humanos y algunos pocos sinceramente empujan cambios y otros, la mayoría, se refugian tras el estandarte para seguir como siempre: en el negocio del poder, en la política del negocio; continuidad.
 
El panismo sale de la silla presidencial y Alberto Patishtan continúa encarcelado.
 
Y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el más alto tribunal del Poder Judicial, afronta el derecho de todo ciudadano al buen proceso que le proteja frente a la arbitrariedad, actualmente en distintos casos que resuenan en los medios de comunicación y en la nación entera. Y en otros países.
 
Un cambio real de la defensa de los derechos ciudadanos requiere y exige que el no a la arbitrariedad sea la voz de toda la judicatura, que por humilde que sea un juzgado en un pequeño pueblo de México tenga la honorabilidad de rechazar del Ministerio Público y las policías la continuidad de unas prácticas condenadas por la ley, que contaminan el proceso judicial, que lesionan los derechos de los ciudadanos y al día de hoy mantienen encarcelados a multitud de inocentes.
 
En Chiapas la abolición de la figura jurídica del arraigo, exclusivamente para delitos no federales, de poco servirá a los ciudadanos si esta cultura del mutuo apoyo entre instituciones políticas continúa solapando la arbitrariedad de la justicia.
 
Al rechazar la sala primera de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por tres votos en contra y dos en favor, asumir el caso de Alberto Patishtan Gómez, da una respuesta negativa a la pregunta que ante las cámaras de televisión se hacía su hijo Héctor Patishtan: veremos si en este país es posible la justicia.
 
Es ahora el primer tribunal colegiado del vigésimo circuito en Tuxtla Gutiérrez el que le responderá; ojalá que al escuchar esa respuesta llore de alegría, pues de tristeza, rabia y ausencia lleva llorando 12 de sus jóvenes 16 años de edad.
 
* Defensora de derechos humanos. Integrante del colectivo Ik. Ha acompañado a presos indígenas de Chiapas, y seguido sus procesos penales desde hace varios años.
 
Problemas del magisterio-Fisgón
Ilusiones y realidad
Luis Linares Zapata
Enrique Peña Nieto es un priísta bien entrenado en la simbología y los rituales que aceitan el ejercicio público. Durante su estancia en el Edomex asimiló, con prestancia reconocible a simple vista, la barahúnda burocrática ahí formada con los años. El rejuego de actores –algunos de primera línea nacional– y la variedad de posiciones divergentes sin duda le enseñaron a actuar con cautela entre las pasiones, envidias, protagonismos y trifulcas concomitantes al poder. Muchos de los asuntos allá vividos pueden, si pasan por los debidos ajustes de perspectiva y alcance, servirle de apoyo ahora desde la dimensión nacional. Tales tareas las ha ido desempeñando con el esmero suficiente para situarse en la principal oficina del gobierno federal.
 
De finos y comedidos modales ejecuta, con perfección notable, los acomodos y ajustes de la compleja tramoya pública sin perder de vista detalles, por mínimos que sean. Semejante atención le presta a los decorados y al fluir de los actos a los que concurre. La preparación de los mismos se lleva a cabo, por parte de su ya experimentado equipo logístico, con rigurosa anticipación. La pregunta que surge es: ¿esta táctica escenográfica será suficiente para mover a México como se pregona?

Nada, o muy poco, desde esta perspectiva perfeccionista, pretenden dejar al azar. La forma es, a veces, más importante que el fondo, bien podrían afirmar los conspicuos ejecutores de estos menesteres. Y, por lo que ya se refleja de manera clara y concisa como tendencia, la forma para el equipo gobernante lo será todo. Según esta pequeña historia, el despliegue escénico es parte sustantiva de la eficacia de gobierno. El resto, para completar el tinglado, lo pondrá la propaganda. Será el toque mediático el que dará el acento y pondrá el ungüento del proceso transformador emprendido.

La experiencia pasada de Peña Nieto, tanto en la gubernatura como en las dos campañas electorales llevadas a cabo, le aportan confianza en el éxito de tal aventura. Por lo tanto, la inversión que ahora se viene desplegando, desde la administración federal, no repara en costos ni en la calidad de la producción difusiva. Cualquier resquicio de oportunidad se llena con una, dos, tres o más apariciones ante las cámaras, los micrófonos o en las primeras planas de los diarios. En todo este esfuerzo comunicacional, la figura presidencial es el pivote, eje y foco centralizador.

Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas. El discurso, por ejemplo, queda cercado por las generalidades, las repetidas promesas, la cortedad del lenguaje y, no pocas veces, confusión en sus planteamientos. La crítica independiente, aunque sea un tanto incipiente todavía, ha captado ya el grueso del fenómeno y viene incidiendo en su clarificación. Se habla de esa parte de la crítica que no se deja atontar por el enorme aparato de convencimiento que ya se ha conjuntado en el México de estos iniciales tiempos de la llamada segunda alternancia. Y no ceden, en su indispensable empeño, aun cuando las buenas nuevas lluevan desde el exterior. En particular desde esos centros de escala global, los que inducen parte sustantiva de la narrativa dominante para insuflarle consistencia y veracidad al trasteo del priísta. Diarios emblemas del buen decir, de indiscutida influencia, de renombre en sus firmas, de confianza en la visión estratégica que proponen, se han hecho presentes en la cotidianidad mexicana. Tanto desde Washington como desde Nueva York, Madrid o Londres, aportan su granito (más bien granote) de arena para ensanchar dubitativos horizontes locales; para solicitar, como de paso, más enjundia al titular ejecutivo en su intento de profundizar el proceso reformista, en especial esas reformas cercanas a sus masivos intereses
 
Una versión, que se viene acreditando desde la opinocracia, da cuerpo a un rasgo sustantivo de la política: el diseño y manejo de la agenda pública. Peña Nieto y su entorno decisorio han diseñado, hecho suya y conducen la agenda nacional, afirman con sonora maestría. Aducen que así manejan tiempos y contenidos del quehacer colectivo. Este círculo de opinadores predilectos del sistema establecido inducen, con alegre desparpajo, disonantes apreciaciones del acontecer actual (ver encuesta del diario Reforma, 1/4/13). Confunden ilusiones y promesas con la realidad, un error de dimensiones y consecuencias notables y hasta cruentas. La narrativa de los tiempos recientes está llena de lecciones.
 
Uno tras otro sexenio, desde los lejanos años 70 del siglo pasado hasta el presente, han martillado sobre horizontes ideales que resultan inmanejables para las capacidades instaladas. El crecimiento económico, la igualdad ante la ley, la reducción de la pobreza, la grandeza que espera en la puerta del destino inmediato, el bienestar generalizado para todos, son retornelos del discurso oficial derrotado por la terca realidad. Ninguno de tales estadios ha sido, ni siquiera, rasguñado. Por el contrario, hay abundante numerología (de fuentes propias o externas) para afirmar los repetidos fracasos y de-silusiones, caras a la ciudadanía y a sus aspiraciones de mejoría y sana vida democrática. Ahí queda, por ejemplo, el constante aumento del desempleo y la desconfianza electoral, la desigualdad, la corrupción impune o el cinismo partidista y de gobierno.
 
Manejar la agenda no es concertarla en la cúspide e imponerla después mediante el dominio del aparato difusivo. La agenda no se diseña a partir de supuestos de un modelo que sólo mira hacia arriba. Menos aún los que se constriñen y agotan en los intereses de privilegiado grupúsculo. La agenda que da la gobernabilidad es la que se construye a partir de las necesidades y aspiraciones de las mayorías y con ellas se compromete e interacciona. Nunca la que esquiva el debate a fondo, constante, plural y abierto. Tampoco se conforma una agenda en la forzada coincidencia de opuestos aparentes. Menos aún en la formulación, amplia o detallada, de pactos cupulares que, en resumidas cuentas, carecen de las indispensables correas de trasmisión con las mayorías. Esto sería simple demagogia, ya muy sufrida por los mexicanos.
 
Alza al transporte-Ahumada
Afores: vigilancia necesaria
La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) informó ayer que los ahorros para la jubilación de los trabajadores mexicanos con empleo formal rebasaron en marzo pasado la cifra histórica de 2 billones de pesos –un billón 99 mil de los cuales corresponden a aportaciones de los trabajadores y 902 mil millones a rendimientos netos de inversiones–, lo que representa casi 13 por ciento del producto interno bruto.
 
A más de tres lustros de que fue impuesto en el país el actual sistema de jubilaciones, basado en cuentas de retiro individualizadas bajo la administración de empresas financieras privadas –las administradoras de fondos para el retiro (Afores)–, es claro que dicho modelo ha arrojado resultados diferenciados para las partes involucradas: mientras la mayoría de los asalariados han tenido que padecer afectaciones a sus ahorros (eufemísticamente llamadas minusvalías) a consecuencia de la inversión de los mismos en mercados bursátiles, así como cobros injustificablemente altos por concepto de comisiones de las administradoras, para las entidades privadas encargadas de administrar esos recursos –instituciones financieras trasnacionales, en su mayoría– el sistema individualizado ha representado una enorme oportunidad de negocio y las ha convertido en concentradoras de gran cantidad de recursos económicos que son empleados en préstamos al sector público y al privado, con el respectivo cobro de intereses. Y si bien los afiliados a las Afores han recibido algunos beneficios por su participación en este sistema, también resulta evidente que las instituciones bancarias y otros grupos privados propietarios de esas entidades se han llevado la tajada del león de tales ganancias. Significativamente, incluso en momentos en que los ahorros de los trabajadores han registrado pérdidas a consecuencia de inversiones en activos bursátiles –como ocurrió en la segunda mitad de 2008 y 2009–, las instituciones bancarias encargadas de administrar las cuentas para el retiro han obtenido utilidades.
 
La actual relevancia macroeconómica de los ahorros de los trabajadores en el país tendría que llevar al gobierno a adoptar las medidas necesarias para garantizar el correcto manejo y la administración prudente de esos fondos mediante instrumentos de inversión seguros y garantizados que sirvan, al mismo tiempo, de impulso a la reactivación de la economía nacional.
 
 
Particularmente desastroso sería que en México ocurriera algo parecido a lo sucedido en años recientes en Estados Unidos y en países de Europa, donde los ahorros de los trabajadores se han evaporado por efecto de la irresponsabilidad y la ambición de es­peculadores como el estadunidense Bernard Madoff y de instituciones financieras como la española Bankia.
 
Si el Estado mexicano ha renunciado a su compromiso de garantizar el futuro de sus trabajadores y sus ciudadanos mediante la administración de sus ahorros –lo cual requeriría emprender una reconfiguración solidaria, justa y viable del modelo de pensiones y jubilaciones vigente–, lo menos que cabe pedirle es que se asegure de que los particulares encargados de realizar tal actividad no ocasionen, sea por irresponsablidad o por ambición, nuevos quebrantos al patrimonio de los asalariados y de sus familias y, por extensión, a la economía nacional.
 
 
La reforma esperada-Magú

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