Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 20 de mayo de 2013

American Curios- Colombia: seis meses de pláticas de paz- ¡Van a hacer cuatro décadas ya!

American Curios
Guerra infinita
David Brooks
Los militares y sus jefes civiles están muy preocupados por dos fenómenos en las filas de las fuerzas armadas –incremento significativo en los suicidios y en incidentes de agresión sexual– y nadie entiende las razones, o por lo menos eso dicen.
 
 
Durante los últimos 12 años, con dos guerras, más otras acciones militares, se ha incrementado la tasa de suicidios entre militares en activo, con un nuevo récord de 350 casos en 2012, reportó el New York Times. Esta cifra es el doble de hace una década y superior al número de efectivos muertos en Afganistán ese año. En 2002 la tasa de suicidio entre militares fue de 10.3 por cada 100 mil, hoy es de 18 por 100 mil. A pesar de múltiples investigaciones y programas de prevención, los expertos admiten que no tienen claras las causas.

 
Por otro lado, en lo que algunos califican de epidemia de ataques sexuales, el Pentágono divulgó recientemente que el número de personal militar víctima de agresión sexual y delitos relacionados se ha incrementado 35 por ciento en los últimos dos años. En 2012 se reportaron de manera oficial 3 mil 400 casos de agresión sexual en las fuerzas armadas, sólo una fracción de los más de 26 mil que el Pentágono calcula que ocurrieron.
 
Peor aún, algunos de los encargados de abordar y resolver la incidencia de ataques sexuales ahora están acusados de eso mismo. Primero, el jefe de prevención de asalto sexual de la fuerza aérea, el coronel Jeffrey Krusinski, fue arrestado acusado de tocar y atacar a una mujer en Virginia. Diez días después, un sargento del ejército encargado de manejar casos de asalto sexual en Texas fue puesto bajo investigación por acusaciones de contacto sexual abusivo y, posiblemente, obligar a una subordinada a la prostitución.
 
A la vez, aunque en casi cada acto oficial, deportivo y hasta algunos culturales los políticos invitan al público a elogiar y expresar su gratitud a las fuerzas armadas por su sacrificio, el trato a veteranos y sus familias parece contradecir esos sentimientos. El número de solicitudes por discapacidad registradas en la Administración de Asuntos de Veteranos –la principal agencia federal encargada de apoyarlos, sobre todo en cuestiones de salud– que están acumuladas a la espera de pago (son catalogadas así si no se han resuelto por lo menos en 125 días) ya casi llega a 600 mil y crece cada día.
 
Aunque los fenómenos de suicidio y agresión sexual entre uniformados son asuntos complejos que no tienen una sola causa, no existirían sin el contexto de una superpotencia con capacidad militar sin precedente en la historia, con un gasto militar que representa 41 por ciento del total mundial, según SIPRI, y que vive en algo que ya se asimiló como parte normal de la vida estadunidense: la guerra infinita.
 
La guerra contra el terrorismo que Estados Unidos declaró después del 11 de septiembre de 2001 es tan solo una parte de la historia bélica de este país, una historia de guerra continua desde sus inicios hasta hoy. Pero, sí parece ser la primera guerra que abiertamente se define como indefinida. La semana pasada, Michael Sheehan, secretario asistente de Defensa para operaciones especiales y conflictos de baja intensidad, fue interrogado en una audiencia en el Senado sobre qué tanto tiempo considera que durará la guerra contra el terrorismo: por lo menos de 10 a 20 años, respondió tranquilamente (sin incluir los 12 años que lleva). No sólo no parece haber un límite de tiempo, sino tampoco límite geográfico para esta guerra, ya que se libra desde ciudades de Estados Unidos hasta pueblos de Medio Oriente y África.
 
Glenn Greenwald, columnista de The Guardian, comenta que “es difícil resistir la conclusión de que esta guerra no tiene ningún otro propósito que su perpetuación. Esta guerra no es un medio para un fin, sino el fin en sí… También es su propio combustible: es precisamente esta guerra sin fin –justificada en nombre de detener la amenaza del terrorismo– la mayor causa de esa amenaza”.
 
El historiador y veterano militar Andrew Bacevich acaba de publicar un libro en el que advierte que la trinidad sagrada del poder militar estadunidense, la huella mundial del Pentágono y la disposición estadunidense al intervencionismo hoy día generan una condición de crisis de seguridad nacional permanente. Eso, afirma, establece la justificación para una condición de guerra sin fin. Mientras tanto, el público ya no cuestiona todo esto, critica el experto.
 
Cuando su hijo, teniente del ejército, murió en combate en Irak en 2007, Bacevich escribió en el Washington Post que los oradores oficiales repiten la línea de que la vida de un soldado no tiene precio. Yo sí sé qué valor asigna el gobierno estadunidense a la vida de un soldado: me han entregado el cheque.
 
Si te capacitan para ser participante en esta guerra infinita, te dicen que el enemigo es global, que puede estar a la vuelta de tu casa o en unas montañas o desiertos a miles de kilómetros, te enseñan que la violencia es una respuesta legítima y que tienes el derecho y el deber de usarla, y te dicen que hacerlo es heroico, tal vez eso explica algo. Si de repente regresas y no hay empleo, no hay vivienda, y no hay apoyo, ni para las discapacidades que tienes por defender a tu patria, y las guerras en que participaste fueron detonadas por engaños y manipulaciones por los comandantes civiles, tal vez eso también explica algo. Tal vez la guerra y la militarización deshumanizan a todos. Tal vez con la guerra no destruyes sólo al enemigo, sino a ti mismo.
Tal vez esos son los costos de la guerra infinita.
FUENTE: LA JORNADA


Colombia: seis meses de pláticas de paz


Las pláticas orientadas a buscar una salida pacífica a las cinco décadas de guerra entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han cumplido sus primeros seis meses y el saldo de los intercambios realizados en ese lapso –que han tenido lugar en Oslo y en La Habana– es positivo por dos razones. Primero porque la negociación misma, aunque ha pasado por momentos particularmente difíciles y tensos, no se ha interrumpido, lo cual es en sí un signo alentador; asimismo, porque los representantes de la administración que encabeza Juan Manuel Santos y los delegados de la organización guerrillera han sido capaces de delinear una agenda de temas realista e incluyente: la necesidad de formular una política de Estado para el desarrollo rural, la participación política futura de los actuales integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tras un eventual desarme, las modalidades del fin del conflicto, la pertinencia de replantear la actual estrategia contra las drogas y las formas de reparación a las víctimas causadas por los dos bandos.
 
Con ello culmina la primera fase de las reuniones –cuya existencia fue reconocida por Santos a principios de septiembre del año pasado– y ahora empiezan las discusiones de fondo sobre los cinco puntos arriba referidos, a fin de redactar un documento que pueda ser firmado por las dos partes. Una vez que ese texto se logre –si se logra–vendrá, de acuerdo con los objetivos fijados por los negociadores, una tercera etapa: la de la aplicación de los acuerdos.
Cabe recordar que los encuentros entre ambas partes fueron reconocidos por Santos a principios de septiembre del año pasado y han tenido que enfrentar en todo momento la manifiesta hostilidad del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, quien ha hecho cuanto ha podido por descarrilar el proceso de pacificación.
 
Si bien el delegado insurgente Iván Márquez ha reivindicado el ritmo de la negociación –calificado de lento por diversos actores políticos colombianos–, es claro que en los próximos meses el proceso de pacificación se verá sometido a presiones políticas crecientes, conforme se aproximen los comicios presidenciales previstos para mayo de 2014. Santos, quien ha anunciado su intención de presentarse como candidato a un segundo periodo, deberá mostrar a los electores un saldo positivo y logros concretos en las pláticas con las FARC, en tanto sus adversarios, especialmente los de la derecha colombiana, a quienes da voz el propio Uribe, buscarán descalificarlo por lo que consideran una concesión y un acercamiento hacia la organización guerrillera.
 
Cabe esperar que la negociación pueda concretar en documentos precisos y sólidos los puntos de su agenda y que se dé paso, con ello, a una desmovilización de los combatientes de las FARC y a su integración a los cauces democráticos e institucionales. Ello significaría una victoria de todos los colombianos sobre la guerra y un factor de optimismo y estabilidad para la región andina y para América Latina en general.
FUENTE: LA JORNADA
 
¡Van a hacer cuatro décadas ya!

Gonzalo Martínez Corbalá
Se están cumpliendo cuatro décadas de que se sentaron las bases en Chile para que, en el intento de abrir las grandes alamedas, mediante la acción unida de la izquierda, en una organización múltiple que ya, en su conjunto, se llamó la izquierda unida y su líder indiscutible, quien siendo médico de profesión, y dotado con una gran sensibilidad, se mantuvo durante toda su juventud, muy especialmente, cerca sobre todo con ciertos grupos sociales, por ejemplo los indígenas, que fueron deslazados desde la zona sur de los lagos hasta el extremo geográfico del territorio que se denominó Chile, y que corresponde a una voz indígena, que no guarda ninguna relación con el significado que adquirió en México, nueve mil kilómetros al norte.
 
Salvador Allende se distinguía por sus grandes dotes de oratoria, las que lo destacaron como hombre de ideas político-sociales expresadas con claridad y precisión, y desde luego, con el apasionamiento tan característico de su personalidad, que lo llevó incluso, en varias ocasiones, a las cámaras legislativas, donde se expresó con gran claridad y firmeza, con lo que ganó también el liderazgo que lo distinguió, no únicamente en las cámaras de diputados y de senadores. Allende, se integraba con facilidad las dirigencias camerales, tanto como a los liderazgos del ambiente exterior, del mismo modo que se integraba a los grupos que se desempeñaban como líderes, en espacios mayores que se abocaban a la solución de los problemas que aquejaban a los grupos sociales, como los campesinos, los mineros, los pescadores, y desde luego ya se señalaban grupos interesados en desarrollar el turismo.

En las montañas de la precordillera, tanto como en la cordillera misma, y en algunos valles, se formaron yacimientos de cobre muy importantes, y fue así como también fueron objeto del interés de capitales nacionales y extranjeros los yacimientos cada vez más importantes, que han llegado a tener gran influencia en el mercado internacional del metal, el cual mantiene una importante influencia, no solamente en el territorio nacional, sino que también, como hemos dicho ya, influye de una manera definitiva en la configuración de los mercados internacionales de este material, que adquiere una gran influencia mundial en el mercado internacional. Este apreciado elemento, tan importante en la industria eléctrica, por ejemplo.
 
En lo que respecta a la relación política internacional, es muy probable también que en buena parte del mundo industrializado se sigan buscando opciones diferentes a los caminos sociales clásicos, que han señalado con exclusividad las rutas que los sindicatos modernos busquen y encuentren para mejorar un futuro, muy cercano, que les ofrecerá a los obreros y a los gobiernos, tanto como a los mismos dueños de los capitales, inversionistas, otras opciones de organización que no necesariamente pasen obligadamente por las viejas alternativas que se enfrentaron a principios del siglo pasado a versiones de las mismas características, que se plieguen a los mismos defectos, o a otros parecidos, que no resuelvan enteramente los vicios que se derivaron en el siglo XX, que impidieron que se desarrollara más, progresando lo suficiente, para que hagan posible el disfrute de los beneficios de la industrialización, sin que se enfrenten la fuerza de los trabajadores, con los beneficios que en un marco de justicia social, se permita el reparto justo de beneficios y utilidades, sin poner en riesgo el capital que permanezca trabajando y, por tanto, proporcionando beneficios a sus dueños legítimos y originales, sin que por ello se arriesgue innecesariamente, la legitimidad de la propiedad industrial.
 
En Chile, en la década de los 1970, hubo desconfianzas que finalmente se desarrollaron, con mucha sangre que tuvo que correr, y traiciones que jugar, y finalmente, aunque sí fue que el país se desarrolló, quedaron fuertes resentimientos, y profundas cicatrices que difícilmente se van a borrar, que no sabemos si los nuevos, los jóvenes, van a poder superar, y lograr materializar los ideales nobles y justos, de Salvador Allende, y de otras grandes figuras como Lázaro Cárdenas, que nos dejó a las actuales generaciones, también una grande y bella, qué realizar, en los yacimientos petroleros y en la industria del gas.
 
Que es un reto para los jóvenes ingenieros, que allí tienen varias modalidades de la ingeniería, para desarrollar en beneficio de México y de nuestros hijos y de nuestros nietos, y también de nuestros bisnietos (para octubre, yo voy a tener dos un hombre y una mujercita, ¿qué les parece?)
FUENTE: LA JORNADA

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