Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 15 de mayo de 2013

Bajo la Lupa- América Latina en la batidora de las ideas- Pacto por el consenso (de Washington)

Bajo la Lupa
Derrota de EU y México en la OMC: revuelta en la granja de BRICS
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Roberto Carvalho de Azevedo, en una conferencia de prensa el 8 de mayo en Ginebra
Foto : AP
Antecedentes
 
Nunca debieron haber competido por la dirección de la disfuncional OMC dos países de Latinoamérica (de acuerdo con la añeja clasificación de la guerra fría): respectivamente su primera y segunda potencias geoeconómicas, Brasil y México.
 
Desde el TLCAN (firma, 1992; en vigor, 1994), la secuencia generacional de la absorción de México al perímetro de seguridad de Estados Unidos y el NorthCom/NORAD/OTAN se ha profundizado.
 
La absorción del “México neoliberal itamita/ Chicago boys” a la entelequia energético-militar y de seguridad de Norteamérica se ha consumado con mayor profundidad después del 11/S (infame documento Nuevos horizontes, cofirmado por el ITAM), la captura de la banca nacional y las aseguradoras con Zedillo, el ASPAN foxiano, las tres entregas calderonistas: 1) Iniciativa Mérida (calca del Plan Colombia); 2) cesión de las transfronteras a Estados Unidos para la explotación de hidrocarburos, y 3) la Alianza del Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés) para contener a China; sin contar su demencial cuan delincuencial promiscuidad de asociación con Repsol, y ahora con el obsequio integral de las telecomunicaciones y las playas. Sólo falta el último clavo en su féretro soberano: Pemex.
 
El concepto estadunidense de Norteamérica ha establecido de facto una nueva estructura geopolítica/geoeconómica en la añeja clasificación de Latinoamérica –que desea absorber a toda Centroamérica mediante el CAFTA y con nuevos tratados de seguridad energética en los que Norteamérica sería el abastecedor–, que colisiona con Sudamérica, donde Brasil opera como líder.
 
Se fractura así Latinoamérica (concepto añejo) que se divide de facto en dos bloques: 1) Norteamérica, que absorbió al México neoliberal, que incluye a Centroamérica como su satélite regional y 2) Sudamérica, que encabeza Brasil con su proyecto Unasur.
 
Más allá de las personalidades de los dos candidatos –que, a mi juicio, no fue determinante en el resultado, porque se trataba de un asunto estructural más que sicoanalítico–, el brasileño Roberto Carvalho de Azevedo, diplomático de carrera exitoso, y el economista mexicano Herminio Alonso Blanco Mendoza, se trató de una colisión entre el candidato de Estados Unidos/Unión Europea/OTAN y el seleccionado por los BRICS y los países no alineados (de Latinoamérica, África y Asia, con predominio de países árabes e islámicos).
 
El pasado tétrico del candidato de Estados Unidos no era muy blanco, con varios cadáveres en el clóset: fundamentalista neoliberal del corte Chicago boy, muy cercano a los Bush (Universidad Rice, Texas), jefe negociador del cataclísmico TLCAN, facilitador de 32 de los 34 tratados comerciales a cuestas de México (para lo que sirven) y el pestilente Renave (con el criminal argentino Ricardo Miguel Cavallo y un extraño suicidado: su subsecretario Raúl Ramos Tercero: La Jornada, 28/10/11), que obviamente no perturbó a Estados Unidos (tan quisquilloso con sus rivales).
 
Hechos
 
Desde su creación, la OMC (sucesora del GATT) no había contado con un director que no hubiese sido impulsado por Estados Unidos y su caduco orden unipolar.
 
No es poca cosa: se trata de la primera derrota de Estados Unidos, y sus aliados tanto en el norte del Atlántico como en el resto del mundo, en una elección de los organismos internacionales Bretton Woods oriundos de la Segunda Guerra Mundial.
 
El México neoliberal paga los platos rotos de su gradual absorción a la entelequia de Norteamérica patrocinada por Estados Unidos, lo cual lo deja aislado en Latinoamérica –de la que fue su líder incontestado durante la guerra fría– y, más que nada, del resto del mundo, en especial su innecesaria colisión con los países denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y sus aliados.
 
A mi juicio, constituyó un grave error de juicio de Washington tratar de imponer a un segundo mexicano a la cabeza de un organismo internacional, concomitante a la controvertida presencia de José Ángel Gurría en la OCDE (mejor conocida como el club de los ricos: una anómala aberración en un país con una de las mayores tasas de miserables en el planeta).
 
El preocupante aislamiento diplomático de México se agudizó con la dupla Fox/Castañeda Gutman, que se peleó prácticamente con la mayor parte de los países importantes de Sudamérica (Brasil, Argentina, Bolivia, Venezuela, etcétera) debido a su fundamentalismo latinofóbico a favor de Estados Unidos e Israel.
 
Es conocida la anécdota de la frivolidad de la diplomacia foxiana cuando su canciller desacralizó las estatuas de terracota, en donde jugó puerilmente a las escondidas con su compañera, lo cual ultrajó al gobierno chino.
 
Por lo visto, la reciente visita de Peña Nieto a China no fue suficiente para curar las heridas añejas legadas por el inmaduro PAN.
 
Se ha filtrado que de los 159 miembros de la OMC, 96 se volcaron a favor del diplomático brasileño y contra el candidato mexicano.
 
Los multimedia anglosajones han escamoteado los alcances del triunfo del candidato de BRICS a la dirección de la OMC, que simboliza el asentamiento del nuevo orden multipolar que se instala paulatinamente en el resto de los organismos internacionales donde Estados Unidos y sus aliados todavía dominan en forma preponderante (FMI y Banco Mundial), lo cual es notable, porque opera sin el epílogo de una guerra mundial de por medio.
 
La derrota de Estados Unidos y sus aliados, de la que el México neoliberal fue un miserable instrumento, traduce el fin del caduco orden unipolar y el vuelo del incipiente nuevo orden multipolar.
Tampoco se puede soslayar que la derrota del candidato de Estados Unidos en la OMC se gesta en medio de su decadencia global, que lo ha obligado a replegarse de la región del gran Medio Oriente/Asia Central/subcontinente indio para reposicionarse en la región del Asia Pacífico mediante la doctrina Obama del pivote, con el objetivo de cercar a China.
 
Conclusión
 
El triunfo del candidato de Estados Unidos tenía como intención recuperar el control perdido desde la Ronda de Doha en 2001 (fecha de ingreso de China después de la aciaga Ronda de Uruguay), cuando colisionan el norte y el sur en Cancún. Hoy la OMC cuenta con un director proveniente del sur geoeconómico y geopolítico.
 
A mi juicio, el significado del triunfo del diplomático brasileño apuntalado por BRICS no tiene tanta relevancia mercantilista, ni siquiera geoeconómica, sino más bien geopolítica, como reflejo del incipiente nuevo orden multipolar, cuando la desregulada globalización financierista neoliberal hace agua por doquier.
 
Detonó ya la revuelta en la granja de BRICS, que comienzan a colocar a sus candidatos en los organismos internacionales del viejo orden mundial.
 
El México eterno se ha clavado demasiado a la estructura estadunidense de Norteamérica y se olvida de que es un país latino que debe tender un puente civilizatorio tanto con Norteamérica (donde la demografía latina se está imponiendo, tanto en Canadá como en Estados Unidos) como con sus hermanos de Centro y Sudamérica. Esa debe ser la misión ontológica de un genuino México moderno.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
FUENTE: LA JORNADA
 Dando y dando-Fisgón
América Latina en la batidora de las ideas

José Steinsleger
Toda crisis integral conlleva… permítame dudar: ¿crisis en tanto neurosis o creatividad? Mejor sigo: …conlleva varios fenómenos de improbable tratamiento objetivo. Algunos inducen al suicidio, otros estimulan la depresión, los más fomentan el onanismo intelectual, y los menos sugieren consumir kilos de granola para calmar ansiedades y avanzar hacia nuevos horizontes de justicia.
 
Strictu sensu, ninguno de tales fenómenos esclarece o resuelve nada de un día para el otro. Pues parecería que hasta el viejo axioma leninista (cuando los de arriba no pueden, y los de abajo no quieren) ha quedado en entredicho al observarse que de ambos lados se cruza el rubicón, buscando alianzas, pactos o consensos que son flor de un día.

En el mundo de hoy nada queda librado al azar. Si nos preguntáramos, por ejemplo, de qué se trata una campaña política, hay agencias de comunicación, como Ayopa (que en México despacha en la colonia Condesa), que por una módica suma le responderán que se trata…de hacer sentir emociones concretas (con mayúsculas) sobre un tema determinado (ídem) a un segmento objetivo (ídem) y traducir esto en votos (ídem) el día de la elección (ídem).

Pero entre los grandes logros del neoliberalismo, el vaciamiento y la perversión de sentidos, conceptos y palabras ocupa un lugar principalísimo. Hete ahí al primer ministro Benjamin Netanyahu criticando al científico Stephen Hawking por unirse a un boicot académico contra Israel, y cancelar sus planes de asistir a una conferencia.

“Hawking debería estudiar los hechos…” (sic), dijo el jefe de la entidad neocolonial. Dictando cátedra al astrofísico al que nadie ha podido rebatir su teoría sobre el origen del universo, Netanyahu le dio un tirón de orejas: él (Hawkins) sabe que hay muchas teorías falsas en la ciencia. Mira tú. Y otro funcionario sionista comparó al científico con Shakespeare y Voltaire, “…quienes tenían sentimientos antisemitas. La inteligencia y los logros no son garantías de un entendimiento”, agregó. Pos no. Mas sí la honestidad y el coraje intelectual.

Volvamos a nuestra América. Se supone que en política lo importante es tener ideas. Sin embargo, la dirigente peronista Hilda Chiche Duhalde (esposa del ex presidente Eduardo Duhalde) acaba de sugerir a los antikirchneristas dejar sus ideas por un rato (sic), y después de las elecciones de octubre (legislativas), “…cada uno por su lado empieza su camino hacia la presidencia” (sic, Página 12, 11/5/13).

¿Las izquierdas están más claras? Otro dirigente argentino, el socialista Hermes Binner, apoyó al títere venezolano Henrique Capriles. En tanto el despistado Pino Solana (autor en los años 60 y 70 de documentales legendarios que forjaron el ánimo de una generación de luchadores revolucionarios), se alió con la derechista y escatológica Lilita Carrió para disputar la jefatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
 
Frente a una América Latina lanzada en pos de su segunda y definitiva independencia, el discurso ideológico de las izquierdas anda de capa caída, y ya ni siquiera pueden bailar al compás del son que el nada chavista Willie Colón marca a los pueblos: Después de los tiempos malos llegan los buenos / y premia a los que no dieron sus almas.
 
¿Que todo, en América Latina, sería como en Macondo? Posiblemente, y a Dios gracias. Sin embargo, también nuestros pueblos saben apreciar el humor. ¿O acaso no encontrarán lógico que uno de los banqueros más corruptos de España, don Emilio Botín, encabeza el récord de causas judiciales? ¿Y qué decir de Panicos, Dimitriadus Panicos (sic), gobernador del saqueado Banco de Chipre?
La epistemología política del marxismo latinoamericano se va quedando sin aire. En días recientes, mientras el presidente Barack Obama dejaba Costa Rica tras reunirse con ocho gobernantes de América Central y el Caribe, su homólogo de Honduras, Porfirio Lobo, formalizaba en Caracas el ingreso de su país a Petrocaribe. Y junto con el representante de Guatemala y Daniel Ortega, de Nicaragua, posaron junto al presidente Nicolás Maduro para la histórica foto que fue tomada en el Cuartel de la Montaña, donde reposan los restos del Comandante.
 
A ver, a ver… ¿La CIA y el Comando Sur derrocaron en 2009 al presidente Manuel Zelaya para neutralizar la sombra del chavismo? Interrogante que podría ser aumentada con las declaraciones del paraguayo Horacio Cartes, quien poco antes de ser electo presidente era de los políticos que hablaban del daño (sic) que la Venezuela bolivariana le habría ocasionado a su país. Hoy, Cartes quiere a Paraguay en el Mercosur y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
 
La visita de Obama a México y Costa Rica fue un fiasco, y la posterior de Maduro por el Mercosur un éxito total. En Buenos Aires, el kirchnerismo fue ovacionado en un estadio por 25 mil jóvenes que enarbolaban banderas e imágenes de Chávez, Perón, Evita, San Martín, Bolívar, el Che. Y allí, Maduro se proclamó segundo presidente peronista de Venezuela, “…porque el primer presidente peronista fue Hugo Chávez”, afirmó.
FUENTE: LA JORNADA
 a otra cruzada con hambre-Magú
Pacto por el consenso (de Washington)

Luis Linares Zapata
Herederos, por línea lateral y secundaria, de los adalides del neoliberalismo central, los firmantes del Pacto por México se proponen llevar hasta sus últimas consecuencias una manoseada versión local de tal recetario. Sin dudas que los perturben, aspiran a imponer las reformas siguientes: la hacendaria y la energética. La mera esencia faltante del catálogo dictado para una economía dependiente como la mexicana. El priísmo, dizque renovado, junto con el seducido panismo y las fermentadas burocracias del PRD, unifican sus intereses y empollan este acuerdo, pretendidamente vivificador, del decadente Consenso de Washington. No hay que engañarse con la retórica de la búsqueda del bienestar de las familias que se esparce por aquí y por allá como el hálito primordial del pacto. Las llamadas reformas estructurales persiguen, por sí mismas y a ultranza, un solo propósito: el enriquecimiento desmesurado y la acumulación de poder en la cúspide donde habitan los plutócratas. Élites, por cierto, ya bien apoltronadas en todos los cuartos donde se toman las decisiones básicas de muchos países. Eso, y no otra aspiración altruista, agota el injerto vital del famoso pacto.
 
El modelo derivado de ese renombrado acuerdo, de profunda raigambre financierista y especuladora, ha entrado, sin embargo, en colisión con las aspiraciones y vivencias de incontables sociedades. Incluyendo, en primer lugar, aquellas de los mismos países desarrollados. La crisis, a escala mundial, incubada y desperdigada por incontrolados afanes de riquezas tan masivas como instantáneas, se ha recargado, mediante maniobreros políticos, sobre los bolsillos de las mayorías. Muchedumbres que poco o nada tuvieron que ver con la descocada avaricia de los banqueros de gran calado ahora sufren indebidos castigos. La aplicación consiguiente y sin miramientos de austeras políticas públicas ha producido en varias naciones efectos altamente contaminantes para la legitimidad del modelo aún vigente. Las consecuencias de la austeridad y de las adicionales recetas impuestas a programas e instituciones, sin embargo, son graves y mayúsculas. El estancamiento económico, la prolongada recesión en proceso, la pérdida de la esperanza y la nublazón de horizontes va destapando pasiones que pueden, sin duda, desbocarse.

Sin atender los fenómenos que ocurren en cualquier vecindario que se atisbe, las cúpulas locales pretenden seguir imperturbables por esos trillados senderos del famoso acuerdo signado en los inicios de los años ochenta. Una ruta que anuncia, sin duda alguna, mayor deterioro del bienestar, acumulación desmedida de la riqueza y el empobrecimiento y precariedad de las mayorías. Un fenómeno fácilmente notable, que dura ya más de treinta años. Los datos empíricos, publicados por distintas fuentes que lo sostienen, abundan por doquier. Ya sean los que muestran el incipiente crecimiento del PIB durante las tres últimas décadas. O sea aquellos que inciden en la pérdida sostenida del poder adquisitivo de los salarios o, peor aún, en el aumento de la miseria o marginación que padecen capas crecientes de la sociedad. Todos los indicadores describen la tragedia concomitante a la concentración de la riqueza. Un proceso que parece imparable, a pesar de las tensiones y los macabros augurios que lo preceden. Concentración que será, qué duda cabe, la resultante de las reformas estructurales porque todas han sido diseñadas para cumplir con ese fin.
 
El amasijo de grupos diversos que se conjuntan dentro del priísmo no atina a encontrar la segura ruta hacia la predicada eficiencia de sus conductores. Están por completo atascados, luego de varios intentos de introducir las reformas citadas (laboral, educativa, de telecomunicaciones y radiodifusión o financiera). No esperaban los obstáculos que han encontrado a la hora de asentarlas y, menos aún, los ríspidos choques sufridos al intentar aplicarlas. Todavía hoy no despiertan del inicial toque de realidad. Flotan sobre la evidente desconexión que los separa de las bases inconformes. Bases sociales que protestan no por motivaciones secretas, oscuras, ilegales, irracionales, sino porque simplemente se visualizan y se sienten afectados por las dichosas reformas. Los resortes mentales del priísmo para calar en las discrepancias para luego encauzar las energías populares no las tienen al alcance. Absorber sus contenidos y empatar propósitos les parece, desde la cúspide de su soberbia, ceder demasiado, perder autoridad, quedar a la intemperie.
 
El panismo, por su parte, desamparado de luces y guías, se refugia, con ilusiones manifiestas, en las buenas maneras de los mexiquenses recién entronizados en el Ejecutivo. Saben que en última instancia se subordinarán al dictado de sus patrocinadores de siempre: obispos, empresarios de renombre y demás gente bien que les impondrán su retardataria voluntad. Se plegarán, como siempre han hecho y hasta de manera obsequiosa, a la ruta ya marcada por el publicitado pacto. Las burocracias perredistas, desde sus cerrados grupúsculos, desprovistos de pudor y a pesar de las rijosas posturas encontradas a su interior, seguirán desempeñando el triste papel de comparsas menores que ya los define. Ante las reformas faltantes, sin embargo, mostrarán a todo color sus contradicciones extravíos y poca valía. Ante la imposibilidad de adherirse a ellas con el entusiasmo esperado, serán dejados a la vera de ese pequeño poder que creían tener.
 

Finalmente, la suerte de la actual Presidencia ha quedado atada al éxito o fracaso del Pacto por México. Los pronósticos para mejorar el bienestar colectivo, a través de sus acuerdos pretendidamente reformadores, son endebles en el mejor de los casos. Contribuirán en cambio, con esmero y consistencia, a la concentración de la riqueza y prolongarán la agonía de la mayoría de la población. Sólo hace falta analizar la tendencia en curso hacia la precariedad de los salarios para sacar las conclusiones inevitables del desbalance existente. Ningún programa contra la pobreza redimirá la desigualdad que cotidianamente causa el voraz modelo asumido por el pacto.
FUENTE: LA JORNADACruzada contra el hambre-Ahumada

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