Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 19 de mayo de 2013

Bajo la lupa- Los movimientos bolivarianos, en la encrucijada- Avanza el golpe judicial

Bajo la lupa
La estrategia Indo-Pacífico de Estados Unidos
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
La doctrina del pivote, de Barack Obama –en la imagen, durante una gira en Maryland–, acompasada por la Alianza del Pacífico, tiene el fin de cercar a China
Foto Reuters
 
Hoy se escenifica en Washington una batalla sin cuartel, salpicada de una plétora de megaescándalos que tienen a Obama contra la pared, por la posesión del alma bélica de EU, en plena decadencia, entre los fracasados neoconservadores straussianos y los precavidos neorrealistas (v.gr. Zbigniew Brzezinski: ex consejero de Seguridad Nacional de Carter).
 
Los neoconservadores straussianos, muy cercanos a Israel, condujeron a EU, durante la aciaga fase de la dupla Bush/Cheney, a varias derrotas multidimensionales: desde las militares de Afganistán/Iraq, pasando por el derrumbe axiológico de Abu Ghraib/Guantánamo hasta su retraimiento en Latinoamérica/Mundo Árabe/Islámico, donde el lema publicitario del sueño estadunidense y sus controvertidos derechos humanos neoliberales se volvieron pesadilla insufrible.
 
Desde los neoconservadores straussianos hasta el grupo del siempre violento senador John McCain (del Partido Republicano y también de la Academia Naval) –acantonados en el ultrafascista Committee On The Present Danger (ver Bajo la Lupa: 22/2/12)–, el amplio espectro de superhalcones alucina que EU puede resolver su inexorable decadencia mediante guerras en los cuatro rincones del planeta para beneficiarse de su impresionante cuan inigualable maquinaria tecnobélica, la cual, como suprema paradoja, triunfa tácticamente, pero pierde estratégicamente.
 
Los tambores de guerra de los superhalcones han arreciado estruendosamente para que Obama opte –y de paso limpie cómodamente el terreno a Israel de sus enemigos– por la intervención humanitaria en Siria e Irán, a lo que se oponen el Pentágono y Brzezinski, quienes prefieren una salida diplomática con la ayuda de Rusia y China.
 
El repliegue de EU, tanto del Gran Medio-Oriente como del binomio Afganistán/Pakistán, lo ha reposicionado en la región Asia/Pacífico, donde se ha desplazado el eje de gravedad de la geopolítica/geoeconomía, mediante la doctrina del pivote de Obama acompasada por la mercantilista Alianza del Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés), con el fin de contener (como residuo nostálgico de la exitosa doctrina de George Kennan contra la ex URSS) y cercar a China (ver Bajo la Lupa: 4 y 18/12/11, 11 y 15/1/12 y 11/7/12).
 
No contentos lo suficiente con la doctrina del pivote de Obama y la disruptiva Alianza del Pacífico –a la que se incrustó insensatamente el “México neoliberal itamita” en una política peligrosa de ejes–, ahora EU desea incluir el concepto estratégico de moda Indo-Pacífico al esquema asfixiante para China: susceptible de desencadenar la Cuarta (¡super-sic!) Guerra Mundial ( Norman Podhoretz, Commentary, septiembre 4; nota: la tercera fue la guerra fría: ¡pura guerra!), tan anhelada por los neoconservadores straussianos y ultrafascistas del Committee On the Present Danger, ambos muy cercanos a Israel.
 
Cliford Kiracofe, anterior funcionario del Comité del Senado de Relaciones Exteriores de EU, aborda en el rotativo chino Global Times (24/4/13) el concepto estratégico Indo-Pacífico, el cual, a mi juicio, tiene como aviesa intención descuartizar a dos
 
Cliford Kiracofe aduce que dicho concepto goza de gran atractivo con los proponentes de la contención a China y recuerda que en 2001 (sic) Richard Lee Armitag, poderoso subsecretario de Estado de Baby Bush, señaló que el mayor desafió de la política exterior de EU consistía en manejar el ascenso de China e India.
 
El superhalcón bushiano Richard Lee Armitag, del Partido Republicano, fue funcionario naval y carga en su conciencia la crapulosa filtración de que Valerie Plame Wilson era encubierta agente de la CIA (Matt Apuzzo: AP, 8/9/06), como represalias a su esposo, el embajador Joseph Wilson, quien rehusó inventar que existía uranio en Níger destinado a Saddam Hussein (NTY: 6/7/03). ¡Santo Dios: hasta dónde lleva el tropismo bélico de EU!
 
Cliford Kiracofe considera que la contención de China parece más bien un cerco y una campaña de supresión (sic) como estrategia de gestión (sic) que utiliza una combinación de poder militar duro y poder económico blando: el primero tiene como objetivo la contención militar estratégica, mientras el segundo tiene como objetivo la supresión (¡super-sic!) del modelo de desarrollo de China y el impedimento (sic) de su adopción por otros países de Asia.
 
El poder militar duro es el concepto de la Batalla Aire-Mar, mientras el TPP constituye el económico poder blando. ¡Pues ni tan blando!
 
El enfoque Indo-Pacífico es de mayor envergadura: un nuevo abordaje y una nueva visión estratégica que eventualmente sustituirá la perspectiva Asia-Pacífico que abarca desde el punto de vista naval (¡super-sic!) al triángulo EU-India-China a toda la cuenca del océano Índico (nota: superficie de 73.56 millones de kilómetros cuadrados).
 
El concepto Batalla Aire-Mar comprende las líneas marítimas de comunicación que pasan por los superestratégicos estrechos de Malaca y Lombok: puntos de estrangulación (choking points).
 
Sus proponentes cuentan invitar a Japón y Australia (¿y también a México para cubrir apariencias plurales?).
 
Australia es fundamental: punto nodal estratégico o cruce entre el eje Norte-Sur del Este de Asia que involucra a Japón y un eje Este-Oeste Indo-Pacífico que involucra a India.
 
¿Aceptará India incorporarse al esquema sinofóbico o también es tiro al blanco del belicismo de EU como incómodo miembro del BRIC?
Del lado económico, el proyecto (sic) del Corredor Económico Indo-Pacífico contempla transportar mercancías de Chennai a través de la Bahía de Bengala por Myanmar, para arribar a Tailandia, Camboya y Vietnam.
 
Chennai, antigua Madrás, es la capital del estado indio sureño de Tamil Nadu, que cuenta con los mayores intercambios comerciales con el sudeste asiático.
 
Se desprende del proyecto de marras y amarres navales en la cuenca del océano Índico que EU da por descontada la participación de India al esquema de asfixia integral de China, que contempla vínculos marítimos entre el Sur y el Este de Asia y rutas terrestres de transporte que jugarán un relevante papel complementario, como la ruta Tamu-Kalewa-Kalemyo que conecta el estado indio de Manipur a dos entidades de Myanmar (Mandalay y Yangon), así como la carretera adicional que conecte Manipur a Tailandia. El estado indio de Manipur es la puerta al sudeste asiático.
 
Cliford Kiracofe aduce que el reciente periplo de Obama a Tailandia, Myanmar y Camboya tenía el objetivo de demostrar el compromiso de Washington y la estrategia por venir en la región y fustiga el narcisismo geopolítico de EU y su élite, susceptible de errores estratégicos mayores que llevan a la agravación de las tensiones y confrontaciones mediante el pivote en la región Asia Pacífico y el nuevo concepto estratégico Indo-Pacífico que, a mi juicio, aplican ciegamente en forma unilateral, como si China se encontrase mutilada, sin capacidad de represalias.
 
¿Cual será el papel crucial de Rusia, que tampoco se quedará con los brazos cruzados y que definirá los alcances de la colisión entre EU y China?
 
EU no aprende nada de sus graves errores geopolíticos. Peca de narcisismo geopolítico. Y se paga muy caro.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
FUENTE: LA JORNADA
 
Los movimientos bolivarianos, en la encrucijada

Guillermo Almeyra
Los indígenas, campesinos, artesanos y obreros de Bolivia crearon e impusieron a Evo, cuyo apoyo político consistió inicialmente en un semipartido ad hoc nacido de los movimientos sociales –el Instrumento Político de los Trabajadores– el cual adoptó la sigla de un pequeño movimiento –derechista, a pesar de su nombre: el Movimiento al Socialismo, al que convirtió en un pool de organismos de masa disímiles (sindicatos campesinos y obreros, organizaciones de mujeres, movimientos indígenas, grupos de intelectuales de izquierda y de centroizquierda). Una vez vencida la resistencia golpista de la derecha clásica y de los poderes regionales autónomos que ésta poseía, sobre todo en el oriente boliviano, aprobada la Constitución, monopolizando el gobierno y las instituciones, y a pesar del gran avance en la economía y en las conquistas sociales, el siempre presente e importante conflicto con la oligarquía y el imperialismo pasó gradualmente a un relativo segundo plano, porque el gobierno y el MAS se enfrentaron cada vez más con su base social.
 
Si alguna vez algún ingenuo pudo creer en el momento de auge del mismo y de la unión aparentemente monolítica del MAS, que el boliviano era el gobierno de los movimientos sociales, la realidad ha hecho añicos esa ilusión. El gobierno de Evo Morales y de Álvaro García Linera modificó la nueva Constitución para posibilitar su relección pero, sobre todo, la pisoteó al desconocer las autonomías indígenas, al mismo tiempo que chocó varias veces con los sectores populares que lo apoyaban. Por ejemplo, el aumento del precio del combustible de 80 por ciento provocó un estallido popular y Evo Morales tuvo que anular esa medida, resuelta mientras estaba fuera del país, con la consiguiente pérdida de prestigio. Asimismo, la falta de una consulta previa a los pobladores orientales ocupantes del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure y la brutal represión a la marcha a La Paz de éstos, los precipitó a la oposición, con el resultado de que sus tres diputados se fueron del MAS y los indigenistas y ecologistas rompieron con el gobierno. Y últimamente la Central Obrera Boliviana (COB) no sólo ha creado el germen de un partido obrero independiente sino que, además, persiste en una huelga general que el viernes cumplió 12 días.

El gobierno alega, con razón, que la derecha y Washington tratan de llevar agua a su molino apoyando a los indígenas mayoritarios en el TIPNIS en su enfrentamiento con el gobierno o respaldando el pedido –insostenible en un régimen basado sobre la propiedad privada de los medios de producción que la COB acepta– de jubilaciones y pensiones con el ciento por ciento del último salario. Pero eso no anula el hecho que el gasolinazo fue un tremendo error político y una imposición inconsulta y brutal, que la falta de consulta y la represión en el caso del TIPNIS violaron la Constitución, los derechos indígenas y humanos, y que los trabajadores están divididos hoy por intereses corporativos. Sea cual fuere la causa y el pretexto, los mineros estatales, los profesores y trabajadores de la sanidad, buena parte de los intelectuales y de los estudiantes que no fueron prooligárquicos, y una parte importante de los indígenas orientales se enfrentan hoy al gobierno y al MAS, que ha roto además con el urbano Movimiento de los Sin Miedo, que era su aliado contra la derecha, y dependen ahora del apoyo de los sindicatos y comunidades campesinas del altiplano. El MAS, por su parte, que era un pool de organizaciones independientes, se convirtió en instrumento del aparato estatal, carece de capacidad de iniciativa y decisión, y sus dirigentes son ministros o parlamentarios mientras el gobierno, por su parte, dejando de lado –salvo en los discursos– el indigenismo y el ecologismo, aplica una desenfrenada política desarrollista y extractivista basada sobre todo en la gran minería.
 
Los ultraizquierdistas, que sólo ven la película de la historia en blanco y negro, vociferan diciendo que el gobierno de Evo Morales es represivo y sirve al capital extranjero. Como hemos dicho cien veces, Bolivia es un país capitalista y tiene un gobierno nacido de una revolución democrática que nunca se planteó como objetivo el socialismo, sino un capitalismo moderno y decente (si tal cosa puede existir). Su gobierno reprime pero no se basa en la represión, sino en el consenso de la mayoría campesina de la población, que no quiere defender modos de vida precapitalistas ni es anticapitalista, sino que desea lo que el gobierno ofrece: asistencialismo, modernización capitalista, elevación del nivel de vida y acceso a los consumos superfluos, antiecológicos y nefastos que aún no pueden obtener, cosa que sienten como discriminación. Es más: desde su instalación el gobierno ofreció construir un capitalismo que bautizó como andino o comunitario, y exhumó las tradiciones y la cultura prehispánica sólo para cubrir una política centralizadora desarrollista, al estilo de la de los años 50. Por tanto, no se le puede acusar de traición.
 
En cambio, sí traicionarán su papel los movimientos sociales opositores si creen posible aliarse con la derecha, si no rompen la visión corporativa que los separa entre sí, si no aceptan con realismo las medidas que son inevitables o que pueden ser beneficiosas para el conjunto de la población, si no presentan un programa nacional para todos los explotados y oprimidos, si no ven más allá de su región o de las fronteras, si carecen de independencia política y de ideas transformadoras. Porque no se puede superar al capitalismo sin crecimiento, eliminación de la miseria y unidad territorial. Lo que está en discusión es quién lo hará y en cuál perspectiva: desarrollista o socialista.
FUENTE: LA JORNADA
 
Avanza el golpe judicial

Luis Britto García *
Barack Obama se considera con poderes para asegurar que el pueblo de Venezuela pueda determinar su destino libre del tipo de prácticas que todo el hemisferio ha dejado atrás y no reconoce el triunfo de Nicolás Maduro. El candidato derrotado introduce una demanda de nulidad ante el TSJ, y en prueba de que no respeta al CNE ni tampoco al más alto juzgado de la república de una vez declara que si estos magistrados no quieren responder vienen las instancias internacionales. Son las mismas que invocó el golpista Carmona Estanga en el decreto con el cual derogaba la Constitución ¿Habrá mejor sitio para acudir que ante instancias financiadas por Estados Unidos?
 
En efecto, no hay entes jurisdiccionales más patrocinados por EU que la Comisión de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, la cual recibe 54 por ciento de su presupuesto de la potencia norteña. El presidente Rafael Correa denunció que países que no han firmado la Convención Americana y que, por tanto, no están sujetos a la CIDH, como Estados Unidos y Canadá, y ONG radicadas en ellos, costean 96.5por ciento del presupuesto de ésta.

Quien paga la música elige la canción, la CIDH baila al ritmo que sus patrocinantes le tocan. Como coreando a su patrocinante Obama, el 10 de mayo la comisión instó a Venezuela a adoptar de manera urgente todas las medidas que sean necesarias a fin de garantizar los derechos a la vida y a la integridad personal, así como los derechos políticos, el derecho de reunión y los derechos a la libertad de asociación y libertad de expresión en este contexto. Por si faltaran dudas de la parcialización, consideremos que en el sangriento periodo entre 1969 y 1998, cuando hubo campos de concentración y masacres como las de Cantaura, Yumare y el Caracazo, tramitó apenas 6 casos contra Venezuela, uno de ellos incoado por el terrorista Posada Carriles. En cambio, entre 1999 y 2011 tramitó 63. La Corte Interamericana de Derechos Humanos no exhibe mejor prontuario. Entre 1981 y 1998 resolvió sólo un caso contra Venezuela, el de la masacre de El Amparo. Pero entre 1999 y 2011 sentenció 13 y tramita 11 más: 23 casos contra nuestro país. Ni la CIDH ni la Corte acordaron ninguna acción ante el golpe del 11 de abril de 2002.

Vale la pena hacer memoria sobre este encarnizado prejuicio contra nuestro país. En su Informe para el examen periódico universal 2011, la CIDH nos acusa en 233 párrafos. En 205 trata sobre casos en los cuales no se han agotado los recursos internos, por lo que no se los puede llevar ante la jurisdicción externa. En 225 párrafos no especifica hechos tales como nombres, fechas, lugares ni otros datos indispensables para que una acusación sea admitida. En 182 casos juzga sobre suposiciones de hechos futuros e inciertos, que podrían acontecer. Casi la totalidad se funda en rumores o recortes de prensa, que ningún tribunal digno de tal nombre acoge como prueba. Hasta veta proyectos de leyes cuya sanción depende única y exclusivamente de la soberana voluntad popular, no de una oficina de Washington. Fundándose en esta masa de acusaciones fraguadas nos incluye en una cuarta categoría de países con graves problemas de derechos humanos, acompañados sólo por Cuba, Honduras y Haití.

Al tribunal de los fariseos se le conoce por sus sentencias. El 10 de enero del año pasado escribí que a instancias del terrorista Tor Halvorsen la Corte Interamericana contradijo la decisión venezolana que inhabilita a un corrupto para candidatearse. Igual puede pretender inhabilitar a quien gane las elecciones de 2012 o decidir quién las ganó. Exactamente en esa situación estamos un año después. La oposición pretende que tribunales extranjeros financiados por Estados Unidos, no el pueblo venezolano, decida quién debe gobernarnos.
 
¿Qué éxito puede tener esta demanda temeraria? Jurídicamente, ninguno. Establece el artículo primero de la Carta de la OEA que los países se adhieren a dicho ente para lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. Mal podría una corte de la OEA acabar justamente con la independencia y soberanía de países miembros. Para el caso de que tratara de hacerlo, la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia del 15 de julio de 2003 declara que decisiones de órganos jurisdiccionales extranjeros no son aplicables en Venezuela si violan la Constitución: Planteado así, ni fallos, laudos, dictámenes u otros actos de igual entidad podrán ejecutarse penal o civilmente en el país si son violatorios de la Constitución, por lo que por esta vía (la sentencia) no podrían proyectarse en el país normas contenidas en tratados, convenios o pactos sobre derechos humanos que colidiesen con la Constitución o sus principios rectores.
 
Tampoco podrían la CIDH ni la Corte Interamericana admitir tal demanda de inmediato, pues según el artículo 46 de la Carta Interamericana de los Derechos Humanos, 1. Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 o 45 sea admitida por la comisión, se requerirá: a) que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna, conforme a los principios del derecho internacional generalmente reconocidos. Y desde el 10 de mayo de 2012 nuestra Asamblea Nacional acordó la denuncia de la Convención Americana, pero sólo tras inexplicable e inexcusable retraso se comunicó el 6 de septiembre dicha decisión a la Corte. Ante ésta sólo se pueden interponer recursos durante un año tras la denuncia. De no ser por el saboteador retraso ya estaríamos libres de esa pesadilla. Pero declara en el diario La Verdad del 27/4/2013 el constitucionalista José Vicente Haro que “el camino de la impugnación es largo. Una sentencia definitiva podría demorar hasta un año“. Antes de ese plazo, el 6 septiembre de 2013 estaríamos enteramente fuera del poder del tribunal de los fariseos. Que así sea.
 
La justicia es ciega y el prejuicio también. Ante la Corte Interamericana están introducidas las demandas de RCTV contra la no renovación de su concesión; la de Allan Brewer Carías para deslegitimar a los tribunales venezolanos y la anunciada del candidato perdedor para anular las elecciones presidenciales. Toda una triple ofensiva para deslegitimar a los poderes Ejecutivo, Judicial y Electoral. El órgano encargado de defendernos, la Agencia del Estado para los Derechos Humanos ante los Organismos Internacionales, a veces padece cuatro meses de tardanza antes de que se pague a su personal, en otros casos no ha podido asistir a audiencias por providenciales retrasos en la entrega de viáticos. El presidente Nicolás Maduro tuitea que La cuestionada y desprestigiada CIDH vuelve a arremeter contra la democracia y el pueblo venezolano. Una vez más la rechazamos y repudiamos. Para que ese repudio se haga efectivo, es necesario dotar de medios a nuestros defensores. Se avecinan graves batallas jurídicas y no podemos acudir a ellas desarmados.
 
* Escritor e historiador venezolano. Premio Nacional de Literatura de Venezuela 2001.

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