Astillero
Peñanietismo calderonista
Carretas pacificadoras
Asonada legislativa
Amigos-enemigos: Schmitt
Julio Hernández López
El peñanietismo que actualmente domina la estructura decisoria del PRI habrá de decidir en estos días si mantiene la muy cultivada apariencia de que su eventual arribo a Los Pinos significaría una corrección de fondo de la criminal política calderonista de exterminio social a cuenta y cuento de la guerra contra el narcotráfico, o tempranamente se despoja de esas caretas de supuesta voluntad de pacificación, al aprobar en San Lázaro las pretensiones felipistas de crudo autoritarismo basado en el uso discrecional de las armas.
Hasta ahora, ese peñanietismo desbordado juega con la percepción de que las jurásicas artes de negociación del partido tricolor podrían despojar de su carga sangrienta al tema del narcotráfico y reinstalarlo en los carriles del entendimiento complicitario que durante décadas mantuvo el Negocio en plenas funciones, pero sin masivos y crueles daños colaterales (una fuente invaluable de información al respecto la constituye el ex gobernador de Nuevo León, Sócrates Rizzo).
Pero resulta que es uno de los operadores del peñanietismo, Alfonso Navarrete Prida, especializado en poner alegatos jurídicos al servicio de las órdenes de sus jefes políticos, quien encabeza la pretensión de aprobar una nueva normatividad en materia de seguridad nacional que contiene marcados tintes dictatoriales, muy adecuados al perfil del actual ejecutante de la sinfonía macabra, el comandante Calderón, pero no a los supuestos aires de composturas que animarían al actual gobernador del estado de México, quien quedaría marcado históricamente como el corresponsable clave de la aprobación de las antes citadas reglamentaciones golpistas de seguridad nacional, pues a sus instrucciones responde la mayoría priísta de la cámara de diputados que, sumada a la panista, daría las condiciones numéricas para que en San Lázaro triunfe la asonada legislativa.
A propósito de esa Ley de Seguridad Nacional que la cámara de diputados pretende aprobar, Rolando Garrido Romo aporta lo siguiente: “La principal fuente de las leyes aplicadas por Hitler durante sus años en el poder es Carl Schmitt (La dictadura: desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberanía hasta la lucha de clases proletaria; Teoría de la Constitución; Legalidad y Legitimidad).
“Schmitt señalaba que la política se basa en la distinción entre amigo y enemigo. Así, en vez de ver la política como una labor de armonización de intereses, la ve como un inevitable enfrentamiento, por lo que la actividad del Estado consiste en mantener la paz, la seguridad y el orden, a cualquier precio. La principal misión del Estado es entonces identificar al enemigo y aniquilarlo completamente.
“Es así –añade el texto de Garrido Romo– que el estado de emergencia, que en una democracia es una cuestión excepcional, se convierte en algo prácticamente cotidiano, con lo que en los hechos se vulneran las garantías individuales. De esa forma, la acción del gobierno se funda en un derecho ‘situacional’, es decir, sus atribuciones se magnifican de acuerdo con la situación de riesgo que enfrenta, y de esa manera desaparecen por completo las garantías que establece la Constitución. Entonces, las decisiones del Poder Ejecutivo, en su caso del fuhrer, no están sujetas a control.
“Así también vale recordar, como lo hace Jorge Tapia Valdés en Terrorismo de Estado: la doctrina de la seguridad nacional en el cono sur, que ‘el binomio Estado autoritario-Estado tecnocrático’ ve al proceso político como un mecanismo para imponer ‘reglas técnicas’, en donde no cabe el pluralismo, e instaurar un ‘Estado unitario’ que busca ‘el bien común’. El discurso es el mismo que utiliza Calderón: unidad nacional, bien común, todos unidos contra el enemigo interno. Pues bien, ésa fue la doctrina que el Pentágono inculcó a los ejércitos del cono sur, y que ahora inculca a nuestras fuerzas armadas, con objeto de seguir aplicando una política económica depredadora, eliminando la protesta y la movilización social, dejando una sociedad amedrentada, con la justificación de la guerra interminable contra el crimen organizado. Muy conveniente para los intereses económicos y de seguridad de Washington.”
Astillas
Fermín González Gaxiola escribe desde Hermosillo: “Buscando una explicación coherente, cualquiera puede concluir que Los Zetas son un grupo paramilitar auspiciado por Estados Unidos (con la complacencia del gobierno mexicano), para proteger sus fronteras desde Centroamérica. Después de que el pueblo mexicano confirmó con aterradora incredulidad la existencia del operativo Rápido y furioso, nada parece ser imposible en la perversa política intervencionista del vecino país del norte, ya que sólo así podemos explicarnos la absoluta impunidad con la que Los Zetas extorsionan, secuestran, explotan, asesinan y sepultan en sus panteones particulares (eufemísticamente llamados ‘fosas clandestinas’) a los migrantes nacionales o extranjeros, cuyo único delito consiste en ir tras el mal llamado ‘sueño americano’, pues en verdad se trata de someterse a una nueva esclavitud y a padecer el racismo terrorista de los grupos de ultraderecha. Todos percibimos la complacencia con la que actúan las autoridades mexicanas ante las masacres cotidianas de Los Zetas, y el cinismo alcanza sus niveles más altos cuando vemos que los funcionarios responsables de proteger los derechos de los migrantes reciben premios por no hacer nada. ¿Alguien tiene una mejor explicación de lo que pasa?”... Elena Millán comenta: Estoy de acuerdo en que Juan Pablo II no debía ser beatificado, por su relación con Marcial Maciel. Pero añadiría que pecó seriamente de omiso cuando estaban en su apogeo las dictaduras en el Cono Sur. No dijo nada contra los dictadores. En Chile fue la Iglesia local la que elevó la voz, y en Argentina la Iglesia apoyó a la dictadura; incluso hay ahora un sacerdote encarcelado por su apoyo a la tortura... Y, mientras Televisa espera que esta semana le aprueben su representación ante el IFE, con Arely Gómez en el paquete de los tres nuevos consejeros del IFE, ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
México SA
Bienes públicos, negocios privados
Paraestatales para los barones
Fibra óptica, regalo a particulares
Carlos Fernández-Vega
En eso de utilizar bienes públicos para hacer jugosos negocios privados nadie le gana al autodenominado gobierno mexicano y a la oligarquía autóctona, sin olvidar la cada día más gruesa rebanada que se come el capital trasnacional. Norma desde tiempos de Miguel de la Madrid, la desincorporación (léase privatización) de la infraestructura productiva del Estado sólo ha sido un traspaso a los barones de siempre, con los resultados de siempre: mayor concentración del ingreso y la riqueza, fortalecimiento de la tendencia monopólica y nulos beneficios para quienes deben cubrir exorbitantes precios por algo construido y desarrollado con recursos fiscales.
El referido ex inquilino de Los Pinos, más Salinas, Zedillo, Fox y Calderón no dejaron viva una sola empresa del Estado: de las líneas aéreas a los ferrocarriles; de la banca a generación eléctrica; de los ingenios azucareros a las carreteras; de los fertilizantes al abasto de alimentos; del petróleo a los satélites, más lo que se quede en el tintero. Con tal de entregar los bienes de la nación a los monopólicos barones, no se tentaron el corazón para desaparecer empresas paraestatales y echar a la calle a miles de trabajadores, tal cual sucedió recientemente con Luz y Fuerza del Centro, la cual escondía un exquisito bombón –pagado con recursos de los mexicanos– que el capital privado exigió para sí.
Con el pretexto de que tal paraestatal consumía crecientes subsidios (cerca de 40 mil millones de pesos, producto de las elevadas tarifas que le imponía la Comisión Federal de Electricidad, y los no pocos regalos que la directiva de LFC entregaba a las grandes empresas al no cobrarles el consumo de energía eléctrica), el gobierno calderonista extinguió Luz y Fuerza del Centro y de inmediato, en charola de plata, entregó el bombón escondido: un tendido mayor a mil kilómetros de fibra óptica (Internet, televisión por cable y telefonía), con potencial económico inmejorable.
LFC impedía el negocio privado, luego entonces era imprescindible extinguir la paraestatal, tal cual procedió el calderonato. Superado ese impedimento, el inquilino de Los Pinos procedió a entregar el bombón a Televisa, Megacable y Telefónica Movistar, no sin añadir la red de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad (otros 20 mil kilómetros). ¡Y listo! Un filón más para los de siempre, con los resultados de siempre.
Apenas dos semanas después de la extinción de LFC, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, con el inefable Juan Molinar Horcasitas en funciones de titular, anunció que licitaría el tendido de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad y el correspondiente a Luz y Fuerza del Centro. Para conocer el jugoso alcance del negocio vale precisar que la red de CFE tiene un potencial de 2 mil 961 clientes por kilómetro; la de LFC, de 27 mil 273 clientes por kilómetro (en una de las zonas del país con mayor poder adquisitivo y desarrollo tecnológico). Se licitó, y por una casualidad de la vida el ganador (y único postor) fue un grupo de inversionistas (constituido ex profeso) conformado por Televisa-Megacable-Telefónica Movistar.
Cuando se dieron a conocer las bases de la licitación quedó claro que la concesión será por 20 años (con 10 de prórroga) y el valor mínimo se fijó en 858.6 millones de pesos, más una oferta hasta 3 por ciento superior a ese monto, con el añadido de que el mantenimiento del tendido de fibra óptica será realizado por la Comisión Federal de Electricidad, con cargo al permisionario. ¿Cuánto ofreció el llamado Televisa-Megacable-Telefónica Movistar en la solitaria puja? Exactamente el valor mínimo más el 3 por ciento de rigor. Ni un centavo adicional en esa competencia en solitario, mejor conocida como traje a la medida.
Vale recordar lo anterior, porque en su edición dominical, La Jornada (Israel Rodríguez) denunció que los beneficiarios privados de este nuevo filón –construido con recursos e los mexicanos– han incumplido con lo originalmente pactado. El compromiso oficial (Calderón dixit) fue que la entrega de la red de fibra óptica a nivel nacional “busca la expansión ordenada, competitiva, bajo reglas claras y no discriminatorias a los servicios de telecomunicaciones en las próximas dos décadas al menos. Para garantizar el acceso neutral, no discriminatorio a su red de fibra iluminada, la CFE pondrá a disposición de los operadores 111 puntos de entrada a la red, denominados hoteles de telecomunicaciones, en los cuales podrán conectarse entre sí, transmitir voz, datos, video y acceder a una red de cobertura nacional. Con la fibra óptica se esperaba que las universidades públicas, las entidades federativas, los centros de investigación e incluso los hogares tuvieran acceso mediante el fluido eléctrico a la transmisión de voz, datos e imagen, lo que no ha sucedido.
¿Qué alcance tiene el nuevo negocio privado con bienes de la nación? El Comité Nacional de Estudios de la Energía explica de qué se trata: la fibra óptica tiene un amplio campo de aplicaciones además de la telefonía; automatización industrial, computación, sistemas de televisión por cable y transmisión de información de imágenes astronómicas de alta resolución, entre otras. En México existe una red troncal de comunicación por fibra óptica que enlaza las ciudades más importantes del país a través de un tendido de miles de kilómetros de fibra. Además se encuentra en operación la línea de cable submarino de fibra óptica Columbus II, que comunica a Estados Unidos, México y Centroamérica con Europa y el resto del mundo. La ruta trazada en 1492 por las carabelas del almirante, es hoy la red de telecomunicaciones más importante en América y Europa. La capacidad de transmisión de datos entre ambos continentes por esta red se ha incrementado en más de 500 por ciento, lo que equivale a miles de canales de televisión; 350 mil llamadas telefónicas simultáneas o la transmisión de 200 millones de caracteres en sólo tres segundos. Gracias a este cable submarino se puede intercambiar información en segundos por fax, red digital integrada, audio, texto, servicio digital, videoconferencias, televisión, datos por computadora y telefonía de larga distancia.
Las rebanadas del pastel
El tendido de la citada red costó 30 mil millones de pesos (recursos públicos). En 2010, primer año de ejercicio privado, la CFE obtuvo ingresos por 266 millones 984 mil pesos, pero al descontar los gastos de operación, la depreciación y amortización y otros gastos, la utilidad neta se redujo a solamente 103 millones 401 mil pesos (La Jornada). ¡Negocio redondo! (obvio es que no para los mexicanos).
American Curios
Mal humor, hartazgo e ira
David Brooks
¿Esto es un cambio?, pregunta una cajita de mentas que tiene la imagen de Barack Obama. Se llaman mentas de la decepción (dissappoint-mints) y están hechas por el Gremio de Filósofos Desempleados, cooperativa que antes sacó otra cajita de mentas elogiando la elección de Obama.
No son los únicos que cuestionan el lema y promesa de la campaña electoral de Obama: Un cambio en el que podemos creer. De hecho, esta semana una encuesta nacional registró, como tituló el New York Times, el ánimo de la nación en su punto más bajo en dos años; 70 por ciento opinan que el país está encarrilado en una dirección errónea. El sondeo del Times/CBS News señaló que los estadunidenses están más pesimistas sobre las perspectivas económicas y la dirección del país que en cualquier otro momento desde que se inició de la presidencia de Obama.
Con esas opiniones, no resulta sorprendente que cada vez haya más sentimientos negativos hacia la cúpula política. Setenta y cinco por ciento desaprueban el desempeño del Congreso y 57 por ciento la manera en que Obama maneja la política económica; su tasa de aprobación general es de sólo 46 por ciento, contra 45 por ciento que lo reprueba.
Todo ello ilustra un creciente desencanto, hartazgo e ira en este país, por el alto desempleo, millones de personas que pierden su hogar, incrementos en los precios de gasolina y alimentos, millones que padecen hambre, dos guerras sin fin –más otras intervenciones bélicas recientes en países como Libia y Siria–, una ola antimigrante mientras el gobierno afirma que desea una reforma en la materia (Obama lo dijo otra vez esta semana) y deporta más indocumentados que su antecesor, y una guerra antidrogas que continúa las mismas políticas fracasadas de los últimos 40 años. Ni en el ámbito de los derechos civiles han mejorado las cosas con el primer presidente afroestadunidense.
Más hombres afroestadunidenses están en prisión, en libertad condicional o bajo fianza que los que estaban esclavizados en 1850, antes del inicio de la guerra civil, afirma Michelle Alexander, profesora de leyes de la Universidad Estatal de Ohio, en una presentación de su libro best seller sobre el fenómeno de la encarcelación masiva en el país, sobre todo de afroestadunidenses y latinos, reportó el LA Progressive. La mayoría de ese incremento es por la guerra contra las drogas, una guerra realizada casi exclusivamente en comunidades pobres de color.
A la vez, ninguno de los responsables de la crisis económica más severa desde la gran depresión, que generó desempleo masivo, pérdida de hogares y recortes de programas de asistencia pública, está en la cárcel. Al contrario, festejan su prosperidad. Peor aún, lo hacen contribuyendo cada vez menos a las arcas públicas, que se encuentran en apuros, y, por tanto, provocando el cese de maestros, enfermeras y otros trabajadores del sector público. La empresa más grande de Estados Unidos, General Electric, obtuvo ganancias por 14 mil 200 millones de dólares en sus operaciones mundiales, 5 mil 100 millones en este país el año pasado. ¿Cuánto pagó en impuestos aquí? Cero, gracias a su enorme equipo de contabilidad, que sabe cómo hacer estas cosas legalmente.
Hace unos días la agencia de noticias Ap informó que General Electric decidió pagar 3 mil 200 millones de dólares por devolución de impuestos que recibió del gobierno al Tesoro de Estados Unidos, pero unas horas después la agencia tuvo que retractarse de su cable, cuando la empresa informó que ese boletín de prensa había sido un engaño de un grupo activista. Pero es que para muchos todo se siente como un gran engaño.
Mientras tanto, las empresas multinacionales estadunidenses, como General Electric, que emplean una quinta parte de la fuerza laboral del país, han estado contratando más trabajadores en el extranjero mientras reducen sus nóminas en Estados Unidos, reportó el Wall Street Journal. Durante la primera década de este siglo redujeron su nómina aquí en 2.9 millones de empleos, mientras contrataron 2.4 millones más en el extranjero, según cifras del Departamento de Comercio.
¿Y a quién nombró Obama en su equipo de asesoría sobre recuperación económica y generación de empleos? Al ejecutivo en jefe de General Electric, Jeffrey Immelt.
La sensación es que poco está cambiando; la esperanza de progresistas, jóvenes, migrantes, ambientalistas y defensores de derechos civiles, de que con Obama sí había la posibilidad de un cambio, se está esfumando. Por el lado conservador hay cada vez más histeria: Estamos perdiendo a nuestro país, lo cual continúa nutriendo todo tipo de paranoia y teorías de conspiración para explicar el próximo fin de esta nación. A tal nivel ha llegado, que hasta conservadores serios están tratando de frenar mitos, como el de que Obama es extranjero (25 por ciento sigue creyéndolo así, según una encuesta de CBS News).
Y cada semana hay recordatorios de la peligrosa combinación de una histeria ultraderechista con armas fácil y legalmente accesibles a cualquiera –como fue el intento de asesinato de una representante federal en Arizona hace unos meses–, con el hecho de que desde entonces miles más han muerto por armas de fuego, o que esta semana en un kínder de Houston un niño de 6 años llevó una pistola a su clase, se le cayó durante la comida y él y dos estudiantes más resultaron heridos, reportó Ap.
Ante tal panorama la gente que apoyó a Obama pregunta, junto con los filósofos desempleados, dónde está el cambio. En el Hotel St. Regis, en San Francisco, esta semana unos 10 donantes que apoyaron al presidente llegaron a un acto de recaudación de fondos para la campaña de relección. Ahí le preguntaron si podían cantarle una canción, refirió el Washington Post. La canción era una protesta sobre el trato dado en prisión al soldado Bradley Manning, acusado de filtrar los documentos militares y diplomáticos clasificados a Wikileaks. Una de las estrofas era: Pagamos nuestras cuotas. ¿Dónde está nuestro cambio?
Enlaces:
El crimen se transforma a diario, Felipe no
Jorge Carrillo Olea
Todo cambia, nada se destruye: Giordano Bruno.
Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río: Heráclito.
No se trata de usar máximas como pautas, sino sólo dejar claro que desde tiempos inmemoriales la lección de la necesidad del cambio constante, de la adaptación, está presente. No para Felipe Calderón y sus doctores del saber. Él inauguró su guerra intentando tirar a topes un muro más recio que el de Berlín. Vamos para cinco años de muertos, sangre, desprestigio como nunca, miles de millones corruptores gastados sin transparencia, y seguimos y seguimos obsesivamente lidiando una guerra no sólo sin fin, sino sin un objetivo claro.
Calderón no ha podido o no ha querido decir cuál es el objetivo que busca. ¿Exterminar al crimen por la vía de la aniquilación? ¡No habría quien tomara en serio tal propuesta! La verdad silenciada es que su meta es la fijada por la agenda estadunidense: ¡que no pasen drogas hacia el norte! Tal cómo Nixon lo impuso hace 40 años.
Mientras tanto en aquel país se esparcen las adicciones, principalmente de drogas de diseño: benzodiacepinas, barbitúricos, anfetaminas y mariguana, todas de producción local. El consumo de cocaína se estabiliza. Ésa es la verdad. Aquella sociedad poco le importa el consumo, y sus gobiernos estatales están aplicando como solución y con enorme sigilo la permisividad: no aprueban nada, pero lo permiten todo. A cambio de tal absurdo, para cumplir la consigna de Washington, Calderón ha hundido al país en una perturbación nunca por nadie imaginada.
Para México la historia empezó mal. Nuestra primera acción, la Operación Cóndor, fue una respuesta a una imposición estadunidense decretada por Nixon bajo la forma de un cierre de la frontera norte, a lo que llamaron Operación Intercepción. La justificación oficial de Washington era detener el flujo de droga procedente del sur, mariguana y opio; sin embargo, como efecto colateral se abrió de forma impresionante el mercado estadunidense de la cocaína. Nixon fue el primer presidente en declarar la ofensiva a las drogas y la perdió, tan absolutamente como perdió Vietnam.
En México plácidamente, sin advertir aún las dimensiones futuras del problema, en aquellos días todavía se hablaba con cierto candor de fechorías de gomeros y mariguaneros que exportaban sus productos a Estados Unidos. No había daño político, ni de salud, escasísimamente de seguridad, y todo muy localizado en partes de Sinaloa, Durango y Chihuahua. Sí tenía fama la mariguana Golden Acapulco, pero era para turistas, había un mercado local insignificante. Todas las miras estaban en enviar el producto al norte.
En Estados Unidos la situación fue cambiando, creció la demanda exponencialmente de heroína y mariguana, gracias a las tropas que regresaban de Vietnam, y naturalmente México adaptó sus cuasi litúrgicos cultivos a una expansiva visión de producción empresarial y por supuesto con los empresarios del caso. La adaptación oficial a eso fue crecer los efectivos militares encargados de la erradicación de aquellos cultivos ilícitos y a endurecer la persecución del delito especializando agentes federales en la cacería de maleantes asociados.
Todavía en los años 80 y a partir de la transformación de antiguos contrabandistas en narcotraficantes, como Juan García Abrego, empresario asentado en Reynosa a la manera de un respetado padrino, toda la frontera tamaulipeca se fue transformando. Él fue, si puede llamarse así, quizá el primer líder de un cártel, el del Golfo. Se le persiguió con el Código Fiscal y con el Código Penal.
Años después el gobierno se anticipó, tecnificando sus operaciones de erradicación de cultivos ilícitos y adoptando medios de intercepción aérea con base en inteligencia electrónica (radares) desde Colombia y Honduras: Ajustó sus medios con relativa eficacia a una concepción orgánica y sistemática de represión de las bandas todavía nacientes y muy locales en aquel tiempo. Al tecnificar la persecución del delito, eludiendo el contacto personal, un logro significativo fue la baja en denuncias por violación a derechos humanos.
Obsérvese que todas esas decisiones oficiales, aun sin un plan maestro y sin una gran eficacia, lo que comprueba lo volátil del problema, eran de cambio, de actualización. Fue en aquel entonces cuando se iniciaron las reuniones periódicas entre procuradores y surgió por parte de México una actitud de búsqueda de una relación igualitaria. Principales protagonistas fueron el procurador Sergio García Ramírez y el procurador estadunidense Edwin Meese, que aportaron dignidad a la relación. La relación empezó a cambiar positivamente hasta que el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena en Guadalajara llevó las cosas hasta agrias pero firmes discusiones entre Miguel de la Madrid y Ronald Regan.
Durante la administración 1988-1994, a partir del Espíritu de Houston entre Salinas y Bush, se adoptaron medidas más armonizadas y se hicieron cambios de estrategias y estructurales. Se realizó la cumbre de San Antonio en febrero de 1992 con el presidente Bush y los presidentes de países sudamericanos involucrados como Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina. De ahí emergió por primera vez el concepto de corresponsabilidad y cooperación, aunque nunca fue satisfactorio en la realidad.
México aprobó la creación del Centro Nacional para el Control de Drogas (Cendro), del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, habiendo quedado pendiente crear el Centro Nacional de Inteligencia Criminal, (Cenic). Fue entonces cuando se redefinió por parte de México una política más firme, que reconocía el carácter expansivo del problema y simultáneamente se mantuvo en busca de soluciones integrales, relaciones relativamente más proporcionadas y a la vez más comprometidas y dignas.
Innecesario describir el momento actual, pero sí avizorar al futuro. El problema de las drogas asociado al crimen organizado no cesará, menos por el obtuso camino que se está siguiendo. Sus mutaciones serán a cual más sofisticadas. Ya se dio la gran expansión del consumo/narcomenudeo. A raíz de la muerte o detención de grandes capos, se ve la proliferación atomizada del delito común pero con gran agresividad social, con la multiplicación de microbandas fuera del alcance de las rudimentarias formas de inteligencia criminal de que se dispone. Mañana serán otras formas.
Deplorablemente el crimen organizado se está sofisticando, haciendo más agresivo y ambicioso, y en regiones ha optado por la atomización casi imperceptible. El ejemplo sería el multicrimen de Cuernavaca. A semanas de él la autoridad ha sido incapaz de obtener ningún avance. Su único logro es la entrega de un supuesto criminal por una banda rival.
Ejemplificativa, la lógica del desarrollo de problemas equivalentes en otros países nos debería alertar para enfrentar con innovaciones expresiones delincuenciales distintas, siempre mutantes pero con el mismo origen: el rentable narcodelito.
Ya la secretaria Janet Napolitano ha hecho contundentes declaraciones asegurando que nuestro país podría ser objeto de terrorismo asociado al crimen organizado o de camino hacia Estados Unidos. La amenaza continúa evolucionando. Esos grupos están reclutando estadunidenses, europeos y, por qué no, latinos vinculados con cárteles, posiblemente zetas para llevar a cabo los supuestos atentados.
Esto significa que la amenaza está evolucionando. Hoy agentes estadunidenses de DEA, FBI, CIA y ICE y especialistas militares del (US Northen Commmand) Comando Norte de Estados Unidos. Están presentes principalmente en el aeropuerto de la ciudad de México y frontera norte, señalando, deteniendo e interrogando a los que llaman special interest aliens (SIA), extranjeros de especial interés para ellos, originarios de 34 países en principio, que son identificados en el país de origen del vuelo e informados a México para ser trabajados.
El objetivo es proporcionar al Departamento de Seguridad Interior una referencia para determinar la validez de la opinión del país que declaró a un individuo sospechoso de origen y ayudar a identificar a los que son de interés especial. Todo ello con el beneplácito de la SRE.
En México tenemos la ventaja de que hasta donde se observa no hay movimientos revolucionarios significativos. Esto es, la combinación crimen organizado/corrientes políticas por hoy no se da, pero no puede despreciarse un súbito surgimiento. Existen inquietudes similares que sí deben preocuparnos, vinculadas básicamente a la crispación social, la pobreza extrema y la marginación.
Colombia podría ser un ejemplo de lo que nunca debiera suceder en México: la aparición melliza narco/guerrilla. En aquel país son ya más de cuarenta años de lucha y no se ha logrado desarticular el binomio, el que ha venido a fortalecerse paradójicamente con las fuerzas paramilitares, organizadas y sustentadas por los grandes capitales y toleradas por los gobiernos para combatirlos y que acabaron siendo un enemigo más a vencer.
Similar amenaza presenta el movimiento cocalero en Bolivia y Perú, que aun sin la presencia de grupos armados hoy conjuga importantes movimientos de reivindicación social con la producción de cocaína. Existe el temor de que esos movimientos atraigan nuevamente la violencia de grupos narcoterroristas como Sendero Luminoso, en Perú.
Lo significativo de los párrafos anteriores debería ser que los gobiernos pasados, que han enfrentado diferentes formas de crimen organizado, han sabido actualizar y hasta anticipar sus recursos a las evoluciones de ese crimen, aunque con sólo relativa efectividad. Este gobierno, no. Nada ha cambiado en casi cinco años y estamos encarando los resultados. Cada día, ante la evolución del crimen, seremos más ineficaces.
Los elementos fundamentales para una innovación: un plan integral con objetivos general e intermedios claros, un sistema de inteligencia confiable y eficaz, abandonar las inhibiciones del gobierno para perseguir el lavado de dinero, mayor efectividad en el control del trasiego ilegal de armas, combate a la corrupción oficial y particular, y educación policiaca, podían ser algunos de sus segmentos, pero con la errática dirigencia, desorganización, falta de cooperación e incompetencia actuales, Señor Calderón: Garbage in, garbage out.
Lugar común
Bernardo Bátiz V.
Es lugar común decir que quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Me parece que lo que le sucedió a México entre 1853 y 1854 y lo que está pasando en esta época, especialmente el terrible 2011, tiene algo o mucho de semejante; nuestros gobernantes, muchos de los analistas políticos, y seguramente buena parte de la sociedad, han olvidado o no quieren recordar que en 1854 el general Antonio López de Santa Anna vendió por 10 millones de dólares un territorio mexicano de más de cien mil kilómetros cuadrados, llamado La Mesilla, al gobierno de Estados Unidos.
Santa Anna, después de su vergonzosa actuación en la guerra de 1847-1848, había regresado de su destierro y puesto nuevamente en el gobierno, a solicitud de conservadores, liberales moderados y liberales puros; de la misma manera que hoy, en ciertas ocasiones, se ponen de acuerdo los partidos en el Congreso. Entonces, ante la grave situación por la que pasaba el país, no tuvieron otra ocurrencia que traer al ya para entonces viejo dictador, sólo para darle la oportunidad de que cometiera uno más de sus garrafales errores históricos.
Igual que lo que hoy sucede al huésped de Los Pinos, el gobierno estadunidense presionaba al desorientado e indeciso huésped del Palacio Nacional con amenazas de males graves para la nación que gobernaba si no cedía a diversas pretensiones territoriales y otras que comprometían nuestra soberanía.
Habían enviado a un empresario con poderes diplomáticos amplios para la negociación, míster James Gadsden, quien presentó diversas opciones, todas inaceptables; vender Baja California, partes de Chihuahua, Sonora, Tamaulipas y Nuevo León y el paso franco por el siempre codiciado Istmo de Tehuantepec, todo a cambio de algunos millones de dólares, tal como hoy.
Las presiones de entonces consistían en armar a las tribus de pieles rojas que habían quedado en el territorio estadunidense para que, con armas nuevas proporcionadas por nuestros vecinos del norte, incursionaran de este lado de la frontera, saqueando ranchos y pueblos mexicanos y creando un ambiente de zozobra y angustia, como hoy se arma –recordar Rápido y furioso– a la llamada delincuencia organizada para fines similares.
También en ese turbulento siglo XIX proporcionaron armas, transporte y paso franco por su territorio, a famosos filibusteros que invadieron nuestro país con la pretensión de crear unos absurdos estados independientes, en Baja California y en Sonora. La historia recuerda al conde francés Gastón Raouset-Boulbon, quien murió fusilado en Guaymas, y al aventurero estadunidense William Walter, quien se designó a sí mismo presidente precisamente de Baja California y Sonora.
El debilitado gobierno santanista no tenía ni el apoyo popular suficiente, sólo el de los políticos, ni el patriotismo, ni el valor personal para enfrentar a nuestros abusivos vecinos, y acabó, después de un tortuoso y denigrante regateo, cediendo lo que seguramente querían, desde un principio: el estratégico y extenso territorio que forma parte ahora de los estados de Nuevo México y Arizona, al norte de Sonora, la famosa Mesilla.
En este tiempo, el gobierno estadunidense presiona al nuestro de diversas maneras. Pretende ser el vigilante del respeto a los derechos humanos, califica a nuestro país y le reclama que sus incontables adictos a las drogas se surtan con mercancía que les llegan del sur; se trata evidentemente de una doble moral: ellos toleran en su propio territorio el trasiego de los estupefacientes, pero se rasgan las vestiduras porque las mismas se producen en nuestro territorio o pasan por él.
Quieren, por supuesto, algo de nosotros; quizá muchas cosas, pero una sin duda, que ya consiguieron, son los llamados contratos incentivados con Petróleos Mexicanos. Pretenden también injerencia en nuestros asuntos internos y que nuestras instituciones y estrategias se modifiquen ad hoc para que se mimeticen con las de ellos y beneficien sus intereses económicos y políticos.
En aquella época eran los indios merodeadores y los filibusteros los que llegaban armados a crear un ambiente de terror y de incertidumbre; hoy nos llegan las armas y los dólares para que los delincuentes cumplan el mismo papel y el gobierno, asustado, doble las manos ante sus pretensiones, que seguramente cada vez serán mayores.
Es evidente que se requiere un cambio de fondo; un gobierno con amplio apoyo popular, que sin bravuconadas ni altanería sepa defender la dignidad de la nación mexicana, tomar las medidas de fondo para combatir la inseguridad, ir a las causas y no sólo a los efectos y gobernar buscando nuestros intereses, como país soberano, y no ser solamente títere de un gobierno extranjero.
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