4 de julio de 2011
Videos de México
Persecución a Xóchitl Gálvez
Declaran zona de desastre en Nezahualcóyotl y Ecatepec
Cientos de domicilios, en los respectivos municipios mexiquenses, continúan con agua de hasta un metro de alto.
Senado se va de las oficinas de la torre del Caballito
“Los últimos en irse fueron los empleados de la fracción del PRI, quienes todavía estaban trabajando cuando llego la hora de partir”.
Ignacio del Valle: encarcelado por la defensa de su tierra
Hace un año que Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco, una organización campesina que impidió la expropiación de sus tierras, recobró su libertad, tras permanecer cuatro años recluido en un penal de máxima seguridad. TeleSUR
Fue una "elección de Estado": Manuel Camacho
El coordinador del DIA aseguró que si hubiera libertad en el Edomex "habríamos ganado2.
"Sé ganar a la buena": Eruviel
En entrevista con Ciro Gómez Leyva en MILENIO Televisión dijo que “el voto de la gente debe ser respetado”.
La descarga…
La jornada electoral de ayer arroja dos reflexiones:
El único perdedor de ayer Felipe Calderón, adiós al PAN.
Y la otra reflexión que es devastadora, estamos a años luz de la primavera egipcia…nuestro pueblo prefiere hacer del refrán su norma didáctica:”Más vale malo por conocido que bueno por conocer”…
El regreso
Raymundo Riva Palacio
Humberto Moreira es un toro que embiste de frente.
Es una locomotora que va al choque. Amaga, provoca, desquicia. Genera irritación, indignación. Polariza.
Desde que se asumió la presidencia del PRI en marzo pasado, Moreira dejó claro su papel. “Mi trabajo va a ser quitarle los golpes a Enrique (Peña Nieto) y a Manlio (Fabio Beltrones)”, decía. Su objetivo, explicaba, era evitarles un desgaste por golpeteo político de sus adversarios que los desviaran de sus ambiciones presidenciales.
Arrancó su periodo como dirigente en una forma sonora y bravucona, y logró que cuatro secretarios de Estado cayeran su provocación en tan solo una semana al frente del partido. La mirada se volvió contra él. Sus adversarios comenzaron a burlarse de él, y lo describían como un norteño políticamente rudimentario. En privado, le generó un problema al Gobierno y al PAN, y escogieron, como primer campo de batalla, Coahuila.
Ex gobernador de ese estado, Moreira dejó enfilado para la sucesión a su hermano Rubén, lo que le dio un pretexto claro al Gobierno federal y al PAN para fraguar su ataque político. Se lo había advertido hace tiempo el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont: No vamos a permitir que dejes a tu hermano en la gubernatura. Pero Moreira reía.
Era su hermano, de acuerdo, pero también era candidato por méritos propios, decía. Para enfrentar directamente a los Moreira en su territorio, el PAN designó como delegado especial en la entidad a un peleador sucio, Fernando Döring, que ha sido utilizado en el pasado como correo de golpes a los adversarios políticos del Presidente en turno.
Döring y el equipo de trapos sucios del PAN diseñaron una campaña de choque no contra Rubén, sino contra toda la familia, sobre el eje de lo que llamaron nepotismo y abusos de poder. El PAN distribuyó miles de panfletos en las calles de Coahuila para denunciar a la familia Moreira, y dieron un paso temerario: espectaculares en las ciudades donde afirmaban que la madre de los Moreira era una “aviadora” del erario público estatal.
Los asuntos políticos estallaron prematuramente. Moreira se fue contra el Presidente y en Coahuila, los operadores priístas difundieron ampliamente un video del candidato del PAN a la Gubernatura, el senador Guillermo Anaya, en una fiesta donde un pariente político había puesto el sonido. Se trataba de Sergio Villarreal, conocido como “El Grande” dentro de la estructura criminal del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, y el invitado principal era el presidente Felipe Calderón.
Pero nada reparó el agravio familiar. Encendido, Moreira caminaba hacia las trampas que le habían colocado.
Buscaron que cayera en el caso del arresto de Jorge Hank Rhon, y después de una primera declaración donde lo respaldó incondicionalmente, escuchó a sus asesores cuando le recomendaron cautela al estar en un terreno pantanoso. Al naufragar el caso, tampoco hizo escarnio oportunista. Contra su carácter explosivo, le inyectaron paciencia oriental. La iba a necesitar.
La elección en Coahuila parecía haberse definido semanas antes de los comicios del 3 de julio, pero para infringirle un daño moral, el PAN orquestó una filtración sobre Vicente Chaires, a quien Moreira había adoptado políticamente cuando de niño murió su padre, un dirigente sindical.
Tras la denuncia periodística, Döring acusó a quien había sido funcionario de Moreira en Coahuila y se hacía cargo de la administración en su oficina en el PRI, de corrupción y enriquecimiento inexplicable. Los cargos se fueron desvaneciendo en términos jurídicos, pero prevalecieron en lo mediático
Döring reconocía en privado que no iban a lograr que cambiara el rumbo de la elección, pero para entonces el objetivo había cambiado. Quería forzar a Moreira a que metiera las manos al fuego por su amigo y colaborador, y desatar un debate en los medios. Una vez más, los asesores del dirigente priísta le sugirieron apretar el hígado, meter la cabeza en la congeladora y no contaminar, con un pleito de barandilla, todos los procesos electorales del 3 de julio.
Moreira se sometió a las recomendaciones y continuó sin dar conferencias de prensa de los lunes, que fue uno de los primeros rasgos distintivos de su gestión al frente del PRI. Fue un repliegue táctico, explican, pero se acabó. El Moreira que se conoció antes del arresto de Hank, viene de regreso y con sed de venganza.
El lunes 4 de julio, la mañana siguiente de las elecciones para gobernador en tres estados, será el principio del retorno. La parte elegante será restregar los resultados del domingo sobre la cara de los panistas. La parte ruda, que es la suya, va por el desagravio, en particular el ataque a su madre de los panistas para denostar a la familia.
Moreira tiene munición. Es el doble rasero del Gobierno, que veía muy mal que su hermano contendiera por la gubernatura, pero que ha inyectado cientos de millones de pesos en spots del Gobierno federal en Michoacán, donde la precandidata al gobierno –que se pone en juego en noviembre- es Luisa María Calderón, hermana del Presidente de la República.
La garra se afila. El Presidente dijo que nadie de su familia estaría en la política durante su gestión en el Ejecutivo. Pero además de su hermana, su hermano en Michoacán está en campaña –aunque con el precandidato del PRI al gobierno, Fausto Vallejo-, su esposa Margarita Zavala –es operadora prima dentro del PAN y en procesos electorales-, y su cuñado Juan Ignacio Zavala, coordina la precampaña presidencial del secretario de Educación, Alonso Lujambio.
Los panistas se metieron con su familia y Moreira quiere responder con la Ley del Talión en la mano. Todavía hay tiempo para que aquellos a quienes escucha, le den otra recomendación: cuando se entra en una batalla, hay que saber hasta dónde se va a llegar para saber cuánto hay que luchar. Pero cuando se introducen aspectos personales, se sabe cuándo empieza, pero no cuándo ni cómo termina. El problema es saber si alguien podrá contener la ira que trae contenida.
Es una locomotora que va al choque. Amaga, provoca, desquicia. Genera irritación, indignación. Polariza.
Desde que se asumió la presidencia del PRI en marzo pasado, Moreira dejó claro su papel. “Mi trabajo va a ser quitarle los golpes a Enrique (Peña Nieto) y a Manlio (Fabio Beltrones)”, decía. Su objetivo, explicaba, era evitarles un desgaste por golpeteo político de sus adversarios que los desviaran de sus ambiciones presidenciales.
Arrancó su periodo como dirigente en una forma sonora y bravucona, y logró que cuatro secretarios de Estado cayeran su provocación en tan solo una semana al frente del partido. La mirada se volvió contra él. Sus adversarios comenzaron a burlarse de él, y lo describían como un norteño políticamente rudimentario. En privado, le generó un problema al Gobierno y al PAN, y escogieron, como primer campo de batalla, Coahuila.
Ex gobernador de ese estado, Moreira dejó enfilado para la sucesión a su hermano Rubén, lo que le dio un pretexto claro al Gobierno federal y al PAN para fraguar su ataque político. Se lo había advertido hace tiempo el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont: No vamos a permitir que dejes a tu hermano en la gubernatura. Pero Moreira reía.
Era su hermano, de acuerdo, pero también era candidato por méritos propios, decía. Para enfrentar directamente a los Moreira en su territorio, el PAN designó como delegado especial en la entidad a un peleador sucio, Fernando Döring, que ha sido utilizado en el pasado como correo de golpes a los adversarios políticos del Presidente en turno.
Döring y el equipo de trapos sucios del PAN diseñaron una campaña de choque no contra Rubén, sino contra toda la familia, sobre el eje de lo que llamaron nepotismo y abusos de poder. El PAN distribuyó miles de panfletos en las calles de Coahuila para denunciar a la familia Moreira, y dieron un paso temerario: espectaculares en las ciudades donde afirmaban que la madre de los Moreira era una “aviadora” del erario público estatal.
Los asuntos políticos estallaron prematuramente. Moreira se fue contra el Presidente y en Coahuila, los operadores priístas difundieron ampliamente un video del candidato del PAN a la Gubernatura, el senador Guillermo Anaya, en una fiesta donde un pariente político había puesto el sonido. Se trataba de Sergio Villarreal, conocido como “El Grande” dentro de la estructura criminal del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, y el invitado principal era el presidente Felipe Calderón.
Pero nada reparó el agravio familiar. Encendido, Moreira caminaba hacia las trampas que le habían colocado.
Buscaron que cayera en el caso del arresto de Jorge Hank Rhon, y después de una primera declaración donde lo respaldó incondicionalmente, escuchó a sus asesores cuando le recomendaron cautela al estar en un terreno pantanoso. Al naufragar el caso, tampoco hizo escarnio oportunista. Contra su carácter explosivo, le inyectaron paciencia oriental. La iba a necesitar.
La elección en Coahuila parecía haberse definido semanas antes de los comicios del 3 de julio, pero para infringirle un daño moral, el PAN orquestó una filtración sobre Vicente Chaires, a quien Moreira había adoptado políticamente cuando de niño murió su padre, un dirigente sindical.
Tras la denuncia periodística, Döring acusó a quien había sido funcionario de Moreira en Coahuila y se hacía cargo de la administración en su oficina en el PRI, de corrupción y enriquecimiento inexplicable. Los cargos se fueron desvaneciendo en términos jurídicos, pero prevalecieron en lo mediático
Döring reconocía en privado que no iban a lograr que cambiara el rumbo de la elección, pero para entonces el objetivo había cambiado. Quería forzar a Moreira a que metiera las manos al fuego por su amigo y colaborador, y desatar un debate en los medios. Una vez más, los asesores del dirigente priísta le sugirieron apretar el hígado, meter la cabeza en la congeladora y no contaminar, con un pleito de barandilla, todos los procesos electorales del 3 de julio.
Moreira se sometió a las recomendaciones y continuó sin dar conferencias de prensa de los lunes, que fue uno de los primeros rasgos distintivos de su gestión al frente del PRI. Fue un repliegue táctico, explican, pero se acabó. El Moreira que se conoció antes del arresto de Hank, viene de regreso y con sed de venganza.
El lunes 4 de julio, la mañana siguiente de las elecciones para gobernador en tres estados, será el principio del retorno. La parte elegante será restregar los resultados del domingo sobre la cara de los panistas. La parte ruda, que es la suya, va por el desagravio, en particular el ataque a su madre de los panistas para denostar a la familia.
Moreira tiene munición. Es el doble rasero del Gobierno, que veía muy mal que su hermano contendiera por la gubernatura, pero que ha inyectado cientos de millones de pesos en spots del Gobierno federal en Michoacán, donde la precandidata al gobierno –que se pone en juego en noviembre- es Luisa María Calderón, hermana del Presidente de la República.
La garra se afila. El Presidente dijo que nadie de su familia estaría en la política durante su gestión en el Ejecutivo. Pero además de su hermana, su hermano en Michoacán está en campaña –aunque con el precandidato del PRI al gobierno, Fausto Vallejo-, su esposa Margarita Zavala –es operadora prima dentro del PAN y en procesos electorales-, y su cuñado Juan Ignacio Zavala, coordina la precampaña presidencial del secretario de Educación, Alonso Lujambio.
Los panistas se metieron con su familia y Moreira quiere responder con la Ley del Talión en la mano. Todavía hay tiempo para que aquellos a quienes escucha, le den otra recomendación: cuando se entra en una batalla, hay que saber hasta dónde se va a llegar para saber cuánto hay que luchar. Pero cuando se introducen aspectos personales, se sabe cuándo empieza, pero no cuándo ni cómo termina. El problema es saber si alguien podrá contener la ira que trae contenida.
El Cochinero
Jaque Mate
Sergio Sarmiento
“Democracia significa simplemente golpear al pueblo por el pueblo y para el pueblo”. Oscar Wilde
Si los comicios del estado de México han sido un ensayo general para las elecciones federales del 2012, podemos pensar que la votación federal dentro de un año será también decepcionante.
La idea de que con reglas más restrictivas podríamos construir un sistema electoral más equitativo y con mayor credibilidad, ha caído por tierra. La compra de votos va en aumento. Las ventajas de los partidos en el poder son cada vez mayores. Todos los procesos terminan en los tribunales. Los institutos electorales, tanto el IFE como los estatales, están convertidos en simples instrumentos de censura. Quizá lo peor es que las reglas están llevando al país de regreso a un sistema de partido único.
Los partidos de izquierda, conscientes de la derrota que aparentemente se aproximaba en el Estado de México (escribo este artículo antes de que haya resultados), cuestionaron de antemano la legitimidad de la elección. Luis Walton, de Convergencia, tildó el proceso de “cochinero” el 28 de junio. Manuel Camacho, dirigente de Diálogo para la Reconstrucción de México, afirmó: “Estamos ante una elección inequitativa, estamos ante una elección de aparato gubernamental. No vamos a aceptar que se viole impunemente la ley porque no vamos a aceptar las elecciones de Estado en 2012. Vamos por el freno de las prácticas autoritarias”.
El problema es que ésta ha sido la actitud habitual de la izquierda en los últimos años. Todos los procesos electorales son ilegítimos e inequitativos, con excepción de los del Distrito Federal, donde la izquierda gana con impecable limpieza.
El PRI ha recuperado terreno de forma constante. Quizá sea inevitable. Las reglas están hechas para favorecer a este partido que sigue teniendo la mayor estructura corporativista en el país, pese a haber estado fuera de Los Pinos por 11 años.
Las restricciones a la publicidad de aspirantes y candidatos, o incluso de aquellos que simplemente quieren defender una idea política, hacen cada vez más difícil que un candidato exitoso pueda surgir sin el apoyo de una estructura política que extienda sus tentáculos por todo el país. Un candidato como Vicente Fox, que salió de la nada a fuerza de personalidad y publicidad, se ha vuelto imposible con las nuevas reglas. El PAN, un partido de estructuras débiles que generaba el apoyo de sus electores potenciales a través de la publicidad, firmó su propia sentencia con las reformas del 2007. Al parecer no se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
Los políticos están cada vez más alejados de los ciudadanos. Mientras gastan miles de millones de pesos del erario en campañas sin ningún impacto en la población, decenas de miles de personas pierden su patrimonio en las inundaciones del oriente del valle de México.
Los partidos políticos tienen hoy más dinero que nunca. Si antes empleaban sus recursos para comprar tiempos de radio y televisión, hoy los emplean directamente para adquirir votos (aclaro interés: yo colaboro en emisoras de radio y televisión). El dinero público ha convertido a los partidos en un negocio rentable que se pasa de padres a hijos. El gobierno de Coahuila pasa de un hermano a otro.
Algo hemos hecho mal. De 1977 a 1996 tuvimos seis reformas electorales que gradualmente hicieron más competitivas las elecciones: legalizaron los partidos prohibidos en 1977, quitaron al presidente el control del Congreso en 1997, permitieron el primer triunfo de un candidato de oposición en una elección presidencial en el 2000 y produjeron la elección más competida en la historia en 2006. Hoy vamos de regreso al carro completo. Qué decepción.
Si los comicios del estado de México han sido un ensayo general para las elecciones federales del 2012, podemos pensar que la votación federal dentro de un año será también decepcionante.
La idea de que con reglas más restrictivas podríamos construir un sistema electoral más equitativo y con mayor credibilidad, ha caído por tierra. La compra de votos va en aumento. Las ventajas de los partidos en el poder son cada vez mayores. Todos los procesos terminan en los tribunales. Los institutos electorales, tanto el IFE como los estatales, están convertidos en simples instrumentos de censura. Quizá lo peor es que las reglas están llevando al país de regreso a un sistema de partido único.
Los partidos de izquierda, conscientes de la derrota que aparentemente se aproximaba en el Estado de México (escribo este artículo antes de que haya resultados), cuestionaron de antemano la legitimidad de la elección. Luis Walton, de Convergencia, tildó el proceso de “cochinero” el 28 de junio. Manuel Camacho, dirigente de Diálogo para la Reconstrucción de México, afirmó: “Estamos ante una elección inequitativa, estamos ante una elección de aparato gubernamental. No vamos a aceptar que se viole impunemente la ley porque no vamos a aceptar las elecciones de Estado en 2012. Vamos por el freno de las prácticas autoritarias”.
El problema es que ésta ha sido la actitud habitual de la izquierda en los últimos años. Todos los procesos electorales son ilegítimos e inequitativos, con excepción de los del Distrito Federal, donde la izquierda gana con impecable limpieza.
El PRI ha recuperado terreno de forma constante. Quizá sea inevitable. Las reglas están hechas para favorecer a este partido que sigue teniendo la mayor estructura corporativista en el país, pese a haber estado fuera de Los Pinos por 11 años.
Las restricciones a la publicidad de aspirantes y candidatos, o incluso de aquellos que simplemente quieren defender una idea política, hacen cada vez más difícil que un candidato exitoso pueda surgir sin el apoyo de una estructura política que extienda sus tentáculos por todo el país. Un candidato como Vicente Fox, que salió de la nada a fuerza de personalidad y publicidad, se ha vuelto imposible con las nuevas reglas. El PAN, un partido de estructuras débiles que generaba el apoyo de sus electores potenciales a través de la publicidad, firmó su propia sentencia con las reformas del 2007. Al parecer no se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
Los políticos están cada vez más alejados de los ciudadanos. Mientras gastan miles de millones de pesos del erario en campañas sin ningún impacto en la población, decenas de miles de personas pierden su patrimonio en las inundaciones del oriente del valle de México.
Los partidos políticos tienen hoy más dinero que nunca. Si antes empleaban sus recursos para comprar tiempos de radio y televisión, hoy los emplean directamente para adquirir votos (aclaro interés: yo colaboro en emisoras de radio y televisión). El dinero público ha convertido a los partidos en un negocio rentable que se pasa de padres a hijos. El gobierno de Coahuila pasa de un hermano a otro.
Algo hemos hecho mal. De 1977 a 1996 tuvimos seis reformas electorales que gradualmente hicieron más competitivas las elecciones: legalizaron los partidos prohibidos en 1977, quitaron al presidente el control del Congreso en 1997, permitieron el primer triunfo de un candidato de oposición en una elección presidencial en el 2000 y produjeron la elección más competida en la historia en 2006. Hoy vamos de regreso al carro completo. Qué decepción.
2012 el modelo Toluca
Astillero
Julio Hernández López
La muy vaticinada victoria abusiva del PRI en cuatro estados transfirió sus condiciones de inequidad delictiva al escenario de un año delante, cuando esos mismos ingredientes altamente sucios podrán reaparecer, potenciados y afinados, para hacer inútil, como ahora sucedió, todo esfuerzo de oposición.
La casa dinosáurica con sede en Toluca apostó al peor de sus pasados para prometer que puede construir el mejor de sus futuros y, en ese lance excesivo, ha exhibido sin pizca de pudor en cuatro estados los entretelones del monigote que pretende habilitar como opción de “competencia” y “cambio”, colocando así al panismo felipista en la triste condición de usufructuario formal del poder federal que sin embargo no puede contender exitosamente con el cártel de los gobernadores (y, en especial, de los ex gobernadores recientes), y al lopezobradorismo en el riesgo de llegar a mismos resultados en 2012 si se empeña en mantener los mismos discursos, esquemas y propuestas.
Ganó (es un decir) el esquema del fraude tejido y definido aún antes de las elecciones, en un giro de máxima maestría de los artesanos de la mapachería clásica que, mediante el abuso del erario, más las contribuciones oscuras de donadores peligrosos, lograron comprar el voto ciudadano valiéndose de la necesidad social extrema que fue cultivada con pasión por el gaviotismo copetón durante su sexenio y que fue aprovechada en sus más recientes expresiones anegadas para comprometer y chantajear la conducta cívica, haciendo ver a los damnificados de estos días y estas décadas que su única fórmula de salvación inmediata es el apego a los dictados de los miles de operadores electorales económicamente bien pertrechados que hacen temer a los votantes el perder su miseria ínfimamente llevadera si alteran en las urnas ese sistema probadamente injusto.
Y perdieron (es un decir) Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, entendidos ambos como jefes de las principales corrientes no priístas que compitieron este domingo. El ocupante fallido de Los Pinos vio caer a su compadre del alma, Guillermo Anaya, en Coahuila de los Moreira, y a su no demasiado querido ex secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena, en el Estado de Peña Nieto. Por su parte, el (todavía) perredista no pudo sacar adelante a Alejandro Encinas, y su victoria de ayer sobre las tesis aliancistas en esa entidad le será cargada hoy en el rubro negativo por el marcelismo-camachismo y los Chuchos siempre al acecho.
Ganan las chapas de Eruviel, por papá Quique pero con acompañamiento especial de la arreglista Elba Esther Gordillo a través de su hija ejecutante, Mónica Arriola y el Panal. Gana el hermano del presidente nacional del PRI, con lo que doce años de la política coahuilense estarían dominados por dos hermanos. Gana en Nayarit un priísta al que no quería el necio e impopular gobernador priísta actual, pero que fue empujado adelante por el supremo interés copetón. Ganó en Hidalgo el caciquismo tradicional, montado como siempre en el catálogo básico del fraude electoral pero aderezado con rifles y pistolas, para darle ambientación campirana.
Pero no gana absolutamente nada de lo que puedan estar orgullosos los ciudadanos mexicanos. El tráfico electoral de la miseria ensucia a quienes diseñan las estrategias de conversión de la desgracia social en voto o credencial de elector: Las despensas y el billete en mano degradan el de por sí endeble esquemita electoral vigente, y las autoridades que emergen de esos sótanos y pantanos están predestinadas a satisfacer los intereses de esos mafiosos de la política y a sostener el modelo de injusticia.
Sin embargo, los resultados de esas cuatro entidades, y en especial en el Reino de Atlacomulco, muestran una realidad que los opositores al PRI deberían leer sin cantaletas justificatorias ni simpleza panfletaria. Hay una base social que está encontrando justificación y acomodo en el PRI y sus mecanismos de control. Dicho de otra manera, las propuestas del PAN y del PRD, o del conjunto de la izquierda electoral, no están prosperando entre un segmento del electorado que lo que desea con urgencia es solución inmediata a sus problemas básicos (así esa solución fuera manipulada, indigna y más dañina a la larga) y promesas más o menos creíbles de que se puede remontar la trágica situación actual.
Los panistas no han podido convencer ni a la totalidad de su núcleo duro de que se han hecho bien las cosas durante la administración calderonista y de que la “guerra” contra el narco ha sido bien planteada y llevada. Sin embargo, el panismo de base ha sido secuestrado por la nueva clase política felipista, de bajo nivel intelectual y poco oficio político pero plena de cargos, favores y presupuesto para doblegar y cooptar. No se conoce públicamente ningún movimiento de militantes blanquiazules que busque rescatar a su partido de los despropósitos del circulito felipista (lo del expulsado Manuel Espino no tiene fuerza ni respetabilidad interna) y, de seguir las cosas como van, sólo les quedará aceptar en 2012 la derrota tan cantada o ensuciarse más en locuras que pretendan cancelar comicios o usar al narco con sentido partidista.
La izquierda electoral enfrenta un panorama que debería empujarla a una profunda autocrítica y una verdadera reformulación. Cierto es que la delantera de EPN puede cambiar (como a la mala fue cambiada oficialmente la de AMLO). Pero lo sucedido ayer es una advertencia a tiempo de que la maquinaria peñanietista va dispuesta a utilizar cuanto recurso pueda (incluso los válidos) para arrasar. Si un cuadro valioso como Encinas, con fotos de “unidad” y el apoyo económico de Ebrard, no pudo remontar esa mole de inequidad, algo parecido puede suceder en 2012 si no se amplía la base de apoyo de ese movimiento, si no se moderniza el lenguaje y las propuestas, si no se vincula lo social con lo electoral y no se construye colectivamente. Y, mientras el dinosaurio festeja, ¡hasta mañana, con los asesinatos en Guerrero de las hermanas Ayala Nava, una de ellas, viuda de Lucio Cabañas! (fin)
La casa dinosáurica con sede en Toluca apostó al peor de sus pasados para prometer que puede construir el mejor de sus futuros y, en ese lance excesivo, ha exhibido sin pizca de pudor en cuatro estados los entretelones del monigote que pretende habilitar como opción de “competencia” y “cambio”, colocando así al panismo felipista en la triste condición de usufructuario formal del poder federal que sin embargo no puede contender exitosamente con el cártel de los gobernadores (y, en especial, de los ex gobernadores recientes), y al lopezobradorismo en el riesgo de llegar a mismos resultados en 2012 si se empeña en mantener los mismos discursos, esquemas y propuestas.
Ganó (es un decir) el esquema del fraude tejido y definido aún antes de las elecciones, en un giro de máxima maestría de los artesanos de la mapachería clásica que, mediante el abuso del erario, más las contribuciones oscuras de donadores peligrosos, lograron comprar el voto ciudadano valiéndose de la necesidad social extrema que fue cultivada con pasión por el gaviotismo copetón durante su sexenio y que fue aprovechada en sus más recientes expresiones anegadas para comprometer y chantajear la conducta cívica, haciendo ver a los damnificados de estos días y estas décadas que su única fórmula de salvación inmediata es el apego a los dictados de los miles de operadores electorales económicamente bien pertrechados que hacen temer a los votantes el perder su miseria ínfimamente llevadera si alteran en las urnas ese sistema probadamente injusto.
Y perdieron (es un decir) Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, entendidos ambos como jefes de las principales corrientes no priístas que compitieron este domingo. El ocupante fallido de Los Pinos vio caer a su compadre del alma, Guillermo Anaya, en Coahuila de los Moreira, y a su no demasiado querido ex secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena, en el Estado de Peña Nieto. Por su parte, el (todavía) perredista no pudo sacar adelante a Alejandro Encinas, y su victoria de ayer sobre las tesis aliancistas en esa entidad le será cargada hoy en el rubro negativo por el marcelismo-camachismo y los Chuchos siempre al acecho.
Ganan las chapas de Eruviel, por papá Quique pero con acompañamiento especial de la arreglista Elba Esther Gordillo a través de su hija ejecutante, Mónica Arriola y el Panal. Gana el hermano del presidente nacional del PRI, con lo que doce años de la política coahuilense estarían dominados por dos hermanos. Gana en Nayarit un priísta al que no quería el necio e impopular gobernador priísta actual, pero que fue empujado adelante por el supremo interés copetón. Ganó en Hidalgo el caciquismo tradicional, montado como siempre en el catálogo básico del fraude electoral pero aderezado con rifles y pistolas, para darle ambientación campirana.
Pero no gana absolutamente nada de lo que puedan estar orgullosos los ciudadanos mexicanos. El tráfico electoral de la miseria ensucia a quienes diseñan las estrategias de conversión de la desgracia social en voto o credencial de elector: Las despensas y el billete en mano degradan el de por sí endeble esquemita electoral vigente, y las autoridades que emergen de esos sótanos y pantanos están predestinadas a satisfacer los intereses de esos mafiosos de la política y a sostener el modelo de injusticia.
Sin embargo, los resultados de esas cuatro entidades, y en especial en el Reino de Atlacomulco, muestran una realidad que los opositores al PRI deberían leer sin cantaletas justificatorias ni simpleza panfletaria. Hay una base social que está encontrando justificación y acomodo en el PRI y sus mecanismos de control. Dicho de otra manera, las propuestas del PAN y del PRD, o del conjunto de la izquierda electoral, no están prosperando entre un segmento del electorado que lo que desea con urgencia es solución inmediata a sus problemas básicos (así esa solución fuera manipulada, indigna y más dañina a la larga) y promesas más o menos creíbles de que se puede remontar la trágica situación actual.
Los panistas no han podido convencer ni a la totalidad de su núcleo duro de que se han hecho bien las cosas durante la administración calderonista y de que la “guerra” contra el narco ha sido bien planteada y llevada. Sin embargo, el panismo de base ha sido secuestrado por la nueva clase política felipista, de bajo nivel intelectual y poco oficio político pero plena de cargos, favores y presupuesto para doblegar y cooptar. No se conoce públicamente ningún movimiento de militantes blanquiazules que busque rescatar a su partido de los despropósitos del circulito felipista (lo del expulsado Manuel Espino no tiene fuerza ni respetabilidad interna) y, de seguir las cosas como van, sólo les quedará aceptar en 2012 la derrota tan cantada o ensuciarse más en locuras que pretendan cancelar comicios o usar al narco con sentido partidista.
La izquierda electoral enfrenta un panorama que debería empujarla a una profunda autocrítica y una verdadera reformulación. Cierto es que la delantera de EPN puede cambiar (como a la mala fue cambiada oficialmente la de AMLO). Pero lo sucedido ayer es una advertencia a tiempo de que la maquinaria peñanietista va dispuesta a utilizar cuanto recurso pueda (incluso los válidos) para arrasar. Si un cuadro valioso como Encinas, con fotos de “unidad” y el apoyo económico de Ebrard, no pudo remontar esa mole de inequidad, algo parecido puede suceder en 2012 si no se amplía la base de apoyo de ese movimiento, si no se moderniza el lenguaje y las propuestas, si no se vincula lo social con lo electoral y no se construye colectivamente. Y, mientras el dinosaurio festeja, ¡hasta mañana, con los asesinatos en Guerrero de las hermanas Ayala Nava, una de ellas, viuda de Lucio Cabañas! (fin)
Todo desde Los Pinos
Juego de espejos Federico Berrueto
Señalar, golpear el atril, alzar la voz, son recursos excepcionales; hacerlos sistemáticos no sólo pierden su propósito, sino que se vuelven contra el emisor. El Presidente está en lo más difícil de su gobierno: tiene el poder, pero no sabe qué hacer. El tiempo se le va. Lo que pudo ser ya fue. Sólo queda un buen plan de aterrizaje. Requiere cordura en las palabras y moderación en las acciones.
Quien se enoja pierde
Quizás las encuestas, los grupos de enfoque, las entrevistas a profundidad o la adulación de sus colaboradores le han hecho sentir al presidente Calderón que le viene bien lo regañón. Señalar, indicar, golpear el atril, alzar la voz, son recursos excepcionales; hacerlos sistemáticos no sólo pierden su propósito, sino que se vuelven contra el emisor. Lo mismo es la inseguridad, los gobernadores, el pasado, los obispos o jueces, al Presidente cada vez se le ve más fuera de la prudencia propia de quien conduce o representa al gobierno.
Quien se enoja pierde. De dar pena la reprimenda pública a la canciller y al secretario de Gobernación por no haber dado respuesta a una petición presidencial. Horas después en comunicado la Presidencia pretendió desmentir lo que ocurrió en público. Es posible que los funcionarios hayan incumplido, pero por elemental decoro no es la forma ni el lugar para un reclamo de tal naturaleza. Lo ocurrido es un caso más de una actitud que se vuelve sistemática. Por educación, prudencia o por temor, es difícil que alguien revire públicamente al mandatario, todo va a cargo del inventario del rencor y el resentimiento.
Daniel Cosío Villegas fue el maestro observador de las palabras del poder presidencial. Lo hizo con acierto, humor y agudeza. Los dardos al entonces presidente Echeverría no quedaban en la superficialidad sobre el descuido en el discurso, sino en una crítica profunda al sistema político que devino en despotismo presidencial. A su manera, también lo hizo Carlos Monsiváis. Hoy más que nunca hace falta el diarismo crítico al abuso del poder en forma de palabras. El presidente Calderón lo necesita con urgencia.
Inevitablemente las palabras se confrontan con los hechos. De siempre y no sólo para Calderón, ese ha sido el reto mayor del discurso oficial. Se dispensa respeto, pero se agrede; se ordena, pero se incumple. Lo peor, lo más difícil, es que del Presidente no sólo valen sus actos, sino los de sus subalternos formales: Cordero, Lozano, Sota, Gil, o informales: Germán Martínez, César Nava o Juan Molinar. Asumir que los actos no son propios y, por lo mismo, se rechazan, es ofensa a la inteligencia. Ajenos, realmente ajenos, Cecilia Romero, Santiago Creel, Vicente Fox, Gómez Mont y Espino. En el limbo Gustavo Madero, Lujambio, Vázquez Mota o Bravo Mena.
Germán Martínez intentó ganar la elección intermedia asociando el PRI al narcotráfico; César Nava buscó en las alianzas con Los Chuchos la manera de derrotar al PRI a costa del PAN; Gustavo Madero padece la recriminación y el asilamiento, más confiable les parece Molinar Horcasitas. Todo desde Los Pinos. Se hizo expulsar a Espino del PAN, a Creel se le removió de fea manera de la coordinación del Senado y a Josefina Vázquez Mota se le intentó llevar al matadero en el Estado de México. Todo desde Los Pinos. Cordero —quien bien honra el apellido— provoca a Peña, para encontrar el desdén y como compañero de viaje a Ebrard, igual hacia el infortunio. Lozano también se afana en el vano intento de ganar aceptación panista en su condición de pugilista verbal. Lujambio habla de estatura, la bala perdida da contra Cordero. Todo desde Los Pinos.
El presidente Calderón dice que nada tuvo que ver con el ilegal operativo contra Jorge Hank, afirmación que debe despertar la mayor preocupación. El uso político del Ejército —por omisión o comisión— es alarmante, mucho más si hay ausencia del Presidente. Pero las palabras pronto le traicionan y este viernes reclama al juez la liberación del inculpado por no indagar más sobre las implicaciones de la pistola homicida. ¿Y el juez que desestimó la detención por el Ejército no merece también reprimenda? ¿De dónde vino el diseño del operativo que llevó a la detención ilegal del controvertido mexicano? ¿Qué no merece una explicación mayor, sobre todo porque los hechos ocurrieron en paralelo al relanzamiento de la campaña del candidato del PAN en el estado donde el apellido Hank es obligada asociación priista?
El abuso de las palabras presidenciales tiene muchas connotaciones, pero su origen es el mismo. Díaz Ordaz, López Portillo o Vicente Fox comparten un involuntario mea culpa en el abuso del poder. Los tres presuntos salvadores de la patria, el primero en su convicción autoritaria del poder presidencial, los otros dos en su desconocimiento sobre los límites éticos que impone la investidura. Palabras que delatan y denuncian: el orgullo del nepotismo o cargar los dados en la elección presidencial. Para ellos, país de inocentes que requieren de su salvador.
Calderón está en lo más difícil de su gobierno; tiene el poder, pero no sabe qué hacer. El tiempo se le va. Lo que pudo ser ya ocurrió. Sólo queda un buen plan de aterrizaje. Requiere cordura en las palabras y moderación en las acciones.
Me ofreció cártel 50 mdp dice Xóchitl Gálvez
Se acuerda de que después de que rechazó el “donativo” empezaron las persecuciones y las amenazas. “No denuncié porque tuve miedo, tuve miedo por mis hijos”, explica a EL UNIVERSAL
Elena Michel Enviada | El Universal
PACHUCA, Hgo. — “Mis patrones” te ofrecen 50 millones de pesos, es la frase que Xóchitl Gálvez Ruiz, ex candidata a la gubernatura de Hidalgo por la alianza PAN-PRD, recuerda sobre la primera vez que el crimen organizado le ofreció financiar su campaña política.
Después de que ella rechazó el “donativo” del narcotráfico empezaron las persecuciones y amenazas: “No denuncié porque tuve miedo; tuve miedo por mis hijos”, afirma.
Sólo pidió ayuda al presidente Felipe Calderón, quien envió una camioneta blindada y una escolta de policías federales.
El “emisario” acudió a 14 mítines seguidos de Gálvez en La Huasteca. Sin armas. Al acabar uno de estos eventos públicos en Tepehuacán, “el cuate” se le acercó: “Usted puede ganar, pero necesita pagarle a los líderes”.
En un principio, Gálvez no entendió que se trataba del crimen organizado, hasta que tuvo una segunda visita en sus oficinas de Pachuca, en el contexto del asesinato del candidato del PRI en Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.
“Yo me dije: ‘Pinche Xóchitl esto no es un juego, esto es de verdad’. Sí sabía que te juegas la vida, pero no pensé que fueran capaces de eso”.
En una entrevista con EL UNIVERSAL, la candidata que se quedó cuatro puntos abajo del PRI explica que consiguió varios apoyos en especie, como el que le pagaran las lonas o las sillas.
“Faltando dos semanas para la elección estaba como a 10 puntos del PRI, voy a la sierra y empiezo a ver un personaje que me llama la atención porque no era un sujeto como del pueblo. Tú te das cuenta de los rostros de la gente y veo a ese personaje. No sé desde dónde empezó a seguirme. Lo veo en ese evento, en otro… en otro.
“De tanto verlo me acostumbré a su presencia. Un día me lo topo de frente y me dijo: ‘Deme un minuto, yo le puedo ayudar’”. Xóchitl hace una pausa… baja el tono de su voz: “Me dijo: ‘Mis patrones me mandan, ellos dicen que la pueden ayudar económicamente, que usted puede ganar, que lo que necesita es dar despensas aquí en La Huasteca y pagar a algunos líderes’”.
Cuando le pregunto quiénes eran sus “patrones”, respondió: “No le puedo decir, sólo sé que la quieren ayudar”.
Después iniciaron las persecuciones. Pero ella ya usaba la camioneta blindada y la escolta de federales. La siguieron de Chapulhuacán hasta Zimapán, un corredor de municipios perredistas. En la gasolinera de Ixmilquilpan, Gálvez intentó confrontarlos, pero éstos se dieron a la fuga.
La ex candidata a la gubernatura los persiguió en su camioneta. El registro está en Youtube con el nombre “La persecución de Xóchitl”. Eran dos policías estatales con armas que no correspondían con su registro de portación.
A su oficina de Pachuca también llegó un “cuate como del norte”.
“El ofrecimiento fue muy claro. Tengo instrucciones de darle 50 millones de pesos, usted va muy poquitos puntos abajo —faltaba como una semana para la elección— con ese dinero yo podía comprar a todos los líderes”, le comentó el segundo emisario a Gálvez.
La hidalguense recuerda que este hombre, incluso, le enlistó los nombres de los líderes a quienes ella tenía que entregar dinero en La Huasteca y en la sierra de esta entidad
Elba Esther Gordillo y los niveles de bajeza del sistema político
La conferencia de prensa que ofreció la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, revela los niveles de bajeza a los que ha llegado el sistema político mexicano. En este momento, ella es el ejemplo más claro del derrumbe moral de la vida política nacional, que paradójicamente se da ,cuando al frente del Ejecutivo se encuentra un militante del partido que siempre se ufanó de ser el más firme defensor de los valores éticos de las familias. Con las declaraciones de la líder vitalicia de la principal organización sindical, se cae la careta con la que el PAN encubre su hipocresía.
Estas declaraciones de la profesora Gordillo tienen el objetivo de hacer ver que su organización está en venta, que ya no tiene compromisos que la aten a Felipe Calderón. Y para generar confianza entre los compradores, hace evidente que su organización partidista está en manos confiables que sería difícil la traicionaran. La nueva secretaria general del Partido Nueva Alianza (Panal), es nada menos que su hija Mónica Arriola Gordillo, a quien apoyará el que fuera secretario particular de la líder vitalicia, Luis Castro Obregón, quien será el más obediente ejecutor de las órdenes que le den ambas mujeres, a cambio de aparecer en el directorio como supuesto presidente nacional.
Con la excepción del periodo en el que Antonio López de Santa Anna encabezó la marcha de instituciones muy debilitadas, nunca antes los mexicanos habíamos sido testigos de tanta indignidad, tanta desfachatez, tanto cinismo como las que ahora estamos padeciendo, de manera brutal de parte de una organización dedicada a medrar y burlarse de la sociedad. Sin embargo, no toda la culpa la tiene la señora Gordillo, pues ella lo único que ha hecho es aprovecharse de condiciones que favorecen su comportamiento inmoral. Ella misma reconoció implícitamente que sus mejores momentos los ha vivido a partir de que el PAN llegó al poder.
Si ha procedido como lo ha hecho es porque encontró una realidad muy favorable a su manera de entender el quehacer político. No es casual que haya acumulado una fortuna que la coloca como una de las mujeres más ricas de América Latina, con un poder real que le viene de ser la titiritera de la principal organización sindical del subcontinente, que utiliza no para favorecer a su gremio ni mucho menos a la educación, sino con miras patrimonialistas que parecen no tener fin. Si ahora se está deslindando de quienes la sirvieron en diferentes posiciones del gobierno, es porque llegó la hora de ajustar cuentas y ella no quiere verse involucrada en los manejos fraudulentos de sus protegidos, como Miguel Ángel Yunes en el ISSSTE.
Mientras haya con quien negociar, como si estuviera en el mercado, ella lo hará sin andarse con miramientos éticos ni de ninguna especie. Lo esencial para la profesora son los resultados, que deben ser muy favorables si no mejor se retira. Así lo evidencian los que obtuvo con el entonces candidato del partido blanquiazul, Felipe Calderón, el único que se prestó a negociar con ella, como lo dijo en la rueda de prensa. Ambos salieron ganando, de acuerdo con los objetivos del arreglo. Calderón pudo alcanzar, después de varias maniobras fraudulentas, menos de un punto de ventaja sobre Andrés Manuel López Obrador, ella colocó en el gabinete a varios de sus incondicionales, entre quienes destaca quien sigue fungiendo como subsecretario de la SEP, su yerno Fernando González Sánchez.
Que puedan darse este tipo de negociaciones demuestra el enorme atraso, el intenso subdesarrollo que caracteriza al sistema político mexicano, cada vez más lejos de la democracia y cada vez más cerca del fascismo, situación que le da mayores ventajas a líderes como la profesora Gordillo y su familia, siempre dispuestos a servir al mejor postor. Por eso, que reconozca que con quien nunca se ha podido entender es con López Obrador, es el mayor elogio que le puede hacer al político tabasqueño. En cambio, con Calderón se ha entendido a las mil maravillas, hecho muy revelador que patentiza el bajísimo nivel moral de ambos.
Estamos en una carrera regresiva muy peligrosa, que de continuar podría desencadenar una ingobernabilidad inaceptable, sobre todo para quienes son ahora los principales beneficiarios de los bienes y riquezas naturales del país, extranjeros que no tendrían empacho en demandar la protección de sus gobiernos, como en el Porfiriato lo hicieron ingleses y gringos, quienes eran entonces los principales explotadores de las riquezas nacionales. En este momento somos el hazmerreír de Latinoamérica, por el comportamiento deleznable y tragicómico de la clase política al servicio de la oligarquía. Parecemos uno de aquellos países “bananeros” de hace más de medio siglo que dejaron un pésimo recuerdo en el subcontinente. En manos de los agremiados del SNTE está cambiar esta lamentable situación. ¿Cómo es posible que acepten semejante indignidad?
Fuente: Revista Emet
Estas declaraciones de la profesora Gordillo tienen el objetivo de hacer ver que su organización está en venta, que ya no tiene compromisos que la aten a Felipe Calderón. Y para generar confianza entre los compradores, hace evidente que su organización partidista está en manos confiables que sería difícil la traicionaran. La nueva secretaria general del Partido Nueva Alianza (Panal), es nada menos que su hija Mónica Arriola Gordillo, a quien apoyará el que fuera secretario particular de la líder vitalicia, Luis Castro Obregón, quien será el más obediente ejecutor de las órdenes que le den ambas mujeres, a cambio de aparecer en el directorio como supuesto presidente nacional.
Con la excepción del periodo en el que Antonio López de Santa Anna encabezó la marcha de instituciones muy debilitadas, nunca antes los mexicanos habíamos sido testigos de tanta indignidad, tanta desfachatez, tanto cinismo como las que ahora estamos padeciendo, de manera brutal de parte de una organización dedicada a medrar y burlarse de la sociedad. Sin embargo, no toda la culpa la tiene la señora Gordillo, pues ella lo único que ha hecho es aprovecharse de condiciones que favorecen su comportamiento inmoral. Ella misma reconoció implícitamente que sus mejores momentos los ha vivido a partir de que el PAN llegó al poder.
Si ha procedido como lo ha hecho es porque encontró una realidad muy favorable a su manera de entender el quehacer político. No es casual que haya acumulado una fortuna que la coloca como una de las mujeres más ricas de América Latina, con un poder real que le viene de ser la titiritera de la principal organización sindical del subcontinente, que utiliza no para favorecer a su gremio ni mucho menos a la educación, sino con miras patrimonialistas que parecen no tener fin. Si ahora se está deslindando de quienes la sirvieron en diferentes posiciones del gobierno, es porque llegó la hora de ajustar cuentas y ella no quiere verse involucrada en los manejos fraudulentos de sus protegidos, como Miguel Ángel Yunes en el ISSSTE.
Mientras haya con quien negociar, como si estuviera en el mercado, ella lo hará sin andarse con miramientos éticos ni de ninguna especie. Lo esencial para la profesora son los resultados, que deben ser muy favorables si no mejor se retira. Así lo evidencian los que obtuvo con el entonces candidato del partido blanquiazul, Felipe Calderón, el único que se prestó a negociar con ella, como lo dijo en la rueda de prensa. Ambos salieron ganando, de acuerdo con los objetivos del arreglo. Calderón pudo alcanzar, después de varias maniobras fraudulentas, menos de un punto de ventaja sobre Andrés Manuel López Obrador, ella colocó en el gabinete a varios de sus incondicionales, entre quienes destaca quien sigue fungiendo como subsecretario de la SEP, su yerno Fernando González Sánchez.
Que puedan darse este tipo de negociaciones demuestra el enorme atraso, el intenso subdesarrollo que caracteriza al sistema político mexicano, cada vez más lejos de la democracia y cada vez más cerca del fascismo, situación que le da mayores ventajas a líderes como la profesora Gordillo y su familia, siempre dispuestos a servir al mejor postor. Por eso, que reconozca que con quien nunca se ha podido entender es con López Obrador, es el mayor elogio que le puede hacer al político tabasqueño. En cambio, con Calderón se ha entendido a las mil maravillas, hecho muy revelador que patentiza el bajísimo nivel moral de ambos.
Estamos en una carrera regresiva muy peligrosa, que de continuar podría desencadenar una ingobernabilidad inaceptable, sobre todo para quienes son ahora los principales beneficiarios de los bienes y riquezas naturales del país, extranjeros que no tendrían empacho en demandar la protección de sus gobiernos, como en el Porfiriato lo hicieron ingleses y gringos, quienes eran entonces los principales explotadores de las riquezas nacionales. En este momento somos el hazmerreír de Latinoamérica, por el comportamiento deleznable y tragicómico de la clase política al servicio de la oligarquía. Parecemos uno de aquellos países “bananeros” de hace más de medio siglo que dejaron un pésimo recuerdo en el subcontinente. En manos de los agremiados del SNTE está cambiar esta lamentable situación. ¿Cómo es posible que acepten semejante indignidad?
Fuente: Revista Emet
Las rebanadas del pastel
Carlos Fernández-Vega
Lamentablemente el cinismo no es exclusivo del calderonato, pues en la administración de Marcelo Ebrard nada mal cantan las rancheras: con bombo y platillo anuncia el jefe de Gobierno del Distrito Federal que llegó a su fin el cobro de la tenencia, por lo que los chilangos, a partir de ya, pueden ser felices, pues ese tributo se borra del mapa… Segundos después de tal noticia, la independiente Asamblea Legislativa del DF anuncia que busca crear un nuevo impuesto para sustituir los ingresos que el gobierno de la ciudad dejará de recibir con la derogación de la tenencia vehicular. Qué cara más dura.
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