Escenarios de Chile
Santiago. Al menos 35 personas fueron detenidas y 11
resultaron heridas en la primera jornada del paro de 48 horas convocado por
organizaciones sindicales y estudiantiles, cuyo movimiento fue calificado por el
presidente chileno, Sebastián Piñera, como un intento por "causar daño" al país.
Xinhua
Paro nacional genera disturbios en Chile
Los disturbios en Chile.
Foto: AP
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MÉXICO, D.F. (apro).- El paro nacional al que convocó la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Chile para este miércoles y jueves, provocó varios enfrentamientos en distintos puntos del país, con un saldo de 11 heridos –nueve policías y dos civiles– y 35 detenidos.
Las protestas para exigir un cambio al sistema previsional, mayor presupuesto para salud y educación, un nuevo Código del Trabajo, una reforma tributaria y una nueva Constitución, iniciaron la noche de ayer con un intenso cacerolazo, que en algunas zonas conflictivas abrió paso a disturbios y a barricadas.
Pese a ello, el presidente chileno, Sebastián Piñera, afirmó que el país funciona “con bastante normalidad”, e hizo un nuevo llamado al diálogo con todos los sectores en conflicto.
De acuerdo con el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, durante las primeras horas del paro, al menos 11 personas resultaron heridas y 35 detenidas.
Entre los policías heridos se encuentra el cabo Nelson Quintriqueo, quien durante la madrugada recibió un balazo en la mano, cuando pobladores de Pycota que participaban en el cacerolazo atacaron una delegación policial.
La instalación de barricadas entorpeció el tránsito en varios sectores de Santiago, además de que se registraron varios choques entre manifestantes y uniformados en lugares cercanos a las sedes universitarias, donde la policía militarizada de Carabineros enfrentó a los huelguistas con carros lanza-agua y bombas lacrimógenas.
Frente a la central de la Universidad de Chile, grupos de encapuchados se enfrentaron con la policía, mientras que otros inconformes bloquearon calles aledañas a la Escuela de Arquitectura y la Facultad de Filosofía.
Según Urbilla, la situación fue controlada en una veintena de puntos donde se colocaron barricadas, mismos que –dijo– fueron despejados por la policía.
No obstante, medios locales informaron que en varios suburbios populares, algunas líneas de transporte público dejaron de funcionar, no así el metro, que operó con normalidad, y en los centros hospitalarios y consultorios sólo se atendieron casos urgentes.
El presidente chileno minimizó las protestas al señalar que el paro nacional no tuvo mucho eco, ya que los hospitales, el transporte público, los aeropuertos y las empresas trabajaron con normalidad.
“Las personas han llegado a sus lugares de trabajo. La gente está haciendo su vida en forma bastante normal, pero lo lamentable es que la intención fue otra: causarle daño a Chile y a los chilenos, por eso creo que el instrumento es equivocado”, dijo Piñera en un mensaje público.
De acuerdo con el mandatario, “una cosa es una marcha y otra cosa es intentar paralizar el país. Cuando se paralizan los países nadie gana, todos pierden”, añadió.
Asimismo, reiteró el llamado al diálogo con todos los sectores, ya que su gobierno, dijo, ha estado siempre con las puertas abiertas.
“Chile es un país libre y democrático, todos tenemos derecho a expresarnos, a reunirnos y marchar, pero le pido a la gente de buena voluntad que haga una distinción entre lo que es una marcha legítima de lo que es la violencia que busca causar daño y dolor”, dijo.
Piñera sostuvo que su gobierno trabaja para solucionar “los problemas heredados de los últimos años”, en referencia a las administraciones de la ahora opositora Concertación, que estuvo en el poder entre 1990 y 2010.
Por separado, el presidente de la CUT, Arturo Martínez, sostuvo que el gobierno chileno “quiere mostrar normalidad, cuando el país no está normal hoy día”.
Incluso se deslindó de las barricadas, y afirmó que lo que hubo fueron “personas que con lienzos han tratado de manifestarse, algunos incluso respetando los semáforos”.
Además, tildó de mentiroso al ministro de Transportes por sostener que la locomoción colectiva ha sido normal. El ministro “ha estado toda la mañana en la televisión mintiéndole al país, porque no es cierto lo que dice, el país no está normal hoy día”, se quejó.
Las protestas para exigir un cambio al sistema previsional, mayor presupuesto para salud y educación, un nuevo Código del Trabajo, una reforma tributaria y una nueva Constitución, iniciaron la noche de ayer con un intenso cacerolazo, que en algunas zonas conflictivas abrió paso a disturbios y a barricadas.
Pese a ello, el presidente chileno, Sebastián Piñera, afirmó que el país funciona “con bastante normalidad”, e hizo un nuevo llamado al diálogo con todos los sectores en conflicto.
De acuerdo con el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, durante las primeras horas del paro, al menos 11 personas resultaron heridas y 35 detenidas.
Entre los policías heridos se encuentra el cabo Nelson Quintriqueo, quien durante la madrugada recibió un balazo en la mano, cuando pobladores de Pycota que participaban en el cacerolazo atacaron una delegación policial.
La instalación de barricadas entorpeció el tránsito en varios sectores de Santiago, además de que se registraron varios choques entre manifestantes y uniformados en lugares cercanos a las sedes universitarias, donde la policía militarizada de Carabineros enfrentó a los huelguistas con carros lanza-agua y bombas lacrimógenas.
Frente a la central de la Universidad de Chile, grupos de encapuchados se enfrentaron con la policía, mientras que otros inconformes bloquearon calles aledañas a la Escuela de Arquitectura y la Facultad de Filosofía.
Según Urbilla, la situación fue controlada en una veintena de puntos donde se colocaron barricadas, mismos que –dijo– fueron despejados por la policía.
No obstante, medios locales informaron que en varios suburbios populares, algunas líneas de transporte público dejaron de funcionar, no así el metro, que operó con normalidad, y en los centros hospitalarios y consultorios sólo se atendieron casos urgentes.
El presidente chileno minimizó las protestas al señalar que el paro nacional no tuvo mucho eco, ya que los hospitales, el transporte público, los aeropuertos y las empresas trabajaron con normalidad.
“Las personas han llegado a sus lugares de trabajo. La gente está haciendo su vida en forma bastante normal, pero lo lamentable es que la intención fue otra: causarle daño a Chile y a los chilenos, por eso creo que el instrumento es equivocado”, dijo Piñera en un mensaje público.
De acuerdo con el mandatario, “una cosa es una marcha y otra cosa es intentar paralizar el país. Cuando se paralizan los países nadie gana, todos pierden”, añadió.
Asimismo, reiteró el llamado al diálogo con todos los sectores, ya que su gobierno, dijo, ha estado siempre con las puertas abiertas.
“Chile es un país libre y democrático, todos tenemos derecho a expresarnos, a reunirnos y marchar, pero le pido a la gente de buena voluntad que haga una distinción entre lo que es una marcha legítima de lo que es la violencia que busca causar daño y dolor”, dijo.
Piñera sostuvo que su gobierno trabaja para solucionar “los problemas heredados de los últimos años”, en referencia a las administraciones de la ahora opositora Concertación, que estuvo en el poder entre 1990 y 2010.
Por separado, el presidente de la CUT, Arturo Martínez, sostuvo que el gobierno chileno “quiere mostrar normalidad, cuando el país no está normal hoy día”.
Incluso se deslindó de las barricadas, y afirmó que lo que hubo fueron “personas que con lienzos han tratado de manifestarse, algunos incluso respetando los semáforos”.
Además, tildó de mentiroso al ministro de Transportes por sostener que la locomoción colectiva ha sido normal. El ministro “ha estado toda la mañana en la televisión mintiéndole al país, porque no es cierto lo que dice, el país no está normal hoy día”, se quejó.
Chile, en crisis
Chile. Estudiantes exigen educación pública y gratuita.
Foto: AP
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VALPARAÍSO (apro).- La confrontación entre el gobierno del presidente Sebastián Piñera y los estudiantes rebasó ya las demandas educativas.
El gobierno se niega a cambiar el modelo neoliberal que tiene en el lucro su sostén principal, mientras los estudiantes mantienen e incrementan las movilizaciones que tienen semiparalizado el sistema educacional chileno.
Las medidas anunciadas el pasado miércoles 17 por el ministro de Educación Felipe Bulnes no difieren mucho de los anteriores ofrecimientos hechos por el gobierno el 5 de julio y el 1 de agosto.
Bulnes volvió a anunciar la creación de una Superintendencia de Educación llamada a hacer cumplir la prohibición del lucro en las universidades, establecida en la Ley General de Universidades (1981), y que, en la práctica, no se cumple.
Pero ratificó la intención gubernamental de seguir destinando fuertes sumas de dinero a instituciones educativas que lucran en el ámbito de la educación básica, secundaria y en los centros de formación técnica e institutos profesionales. De hecho, anunció un incremento en el número de becas para quienes se incorporen a estos sistemas.
Lo novedoso de los anuncios gubernamentales tiene que ver con la promesa de reducir interés del Crédito con Aval del Estado (CAE) de un 5,6% a un 2%. El pasado 5 de julio, Piñera ya había anunciado una reducción al 4%.
El CAE fue instaurado en 2005 por el presidente Ricardo Lagos (Partido Socialista, Concertación). Tras cinco años de funcionamiento, el CAE ha realizado aportes financieros a 150 mil jóvenes que cursan estudios universitarios en planteles privados.
Según un informe del Banco Mundial -emitido en junio pasado-, a sólo cinco años de su puesta en marcha, el CAE acumula actualmente una tasa de morosidad de un 36% y prevé que se estabilizara en los próximos años en un 50%. El Estado ha gastado ya en este sistema más de dos mil millones de dólares que han sido traspasados casi en su totalidad al sistema financiero.
Los anuncios de Bulnes fueron desestimados por los líderes del movimiento estudiantil. En entrevista con APRO el vocero de la Confederación de Estudiantes de Universidades de Chile (Confech), Sebastián Farfán, expresó que “el gobierno no ha variado en nada su postura de concebir la educación como un negocio. No ha entendido que los estudiantes lo que queremos es cambiar el modelo porque este fracasó”.
Farfán aseguró que los estudiantes seguirán movilizados “hasta conseguir cambios de fondo en educación”.
Según consigna el diario La Tercera, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo, afirmó que los anuncios “dejaron más dudas que certezas”.
Y agregó: “aún no vemos cómo se piensa asegurar constitucionalmente que el Estado no sea sólo garante, sino responsable y proveedor de educación pública, asegurando un financiamiento basal para el desarrollo de esta institución”.
El presidente de la Comisión de Educación del Senado, el opositor Jaime Quintana (Partido por la Democracia, Concertación), también rechazó los anuncios de Bulnes. “Lo que hace el gobierno –al rebajar la tasa de interés del CAE– es traspasarle 100 mil millones de pesos anuales (210 millones de dólares) a los bancos”.
El presidente del Senado Guido Girardi (Partido por la Democracia, Concertación), al conocer la nueva propuesta se pronunció en forma inusualmente dura para alguien que ocupa tan alta investidura: “Estoy muy defraudado porque en el gobierno hay una total sordera para entender que no se requieren más propuestas, porque se desconfían de ellas, y en esas cascadas de propuesta no está representado el mundo estudiantil”, sostuvo el parlamentario a Radio Agricultura.
Agregó: “Están tirando por la borda la necesidad de diálogo e insisten en enviar proyectos inconsultos, lo que es una forma unilateral de responder al conflicto”.
El oficialismo salió en defensa de la propuesta. El presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), senador Juan Antonio Coloma, señaló a Radio Cooperativa que lo anunciado por el ministro Bulnes constituye el “esfuerzo más grande que se ha hecho en la historia de Chile por avanzar en el acceso, financiamiento y calidad de la educación”.
Coloma dijo que hay “una ayuda a la vena a 545 mil familias, a través de becas adicionales, reprogramación de deudores morosos y alumnos que ven bajar el dividendo que van a pagar en forma sustancial cuando se cambie el crédito al 2%”.
A pesar de la lluvia y la nieve que copiosamente cayeron en Santiago este jueves 18, casi 100 mil personas marcharon en rechazo a los anuncios del gobierno y en pos de una transformación profunda de la educación en Chile. En el resto del país también se registraron masivas protestas.
En los últimos días se ha evidenciado un incremento en el apoyo al movimiento estudiantil, a pesar que éste ya completó tres meses. Expresión de esto es que el martes 16 la mayor parte de los estudiantes de la conservadora Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), acordaron plegarse al paro prolongado que mantienen las otras 24 universidades tradicionales.
Entre secundarios y universitarios, profesores, asistentes de la educación y académicos, son casi un millón las personas que se encuentran movilizados o con sus actividades detenidas.
La huelga de hambre
Los estudiantes no sólo están utilizando las marchas en las calles y tomas de sus liceos y facultades como armas de protestas. 31 jóvenes, 24 de ellos secundarios, mantienen una huelga de hambre en apoyo a las demandas de cambio en la educación. El pasado miércoles 17 tres de los ayunantes, que cursan estudios en el Liceo A-130 de Buin (periferia de Santiago), cumplieron un mes en ayuno.
En declaraciones a Radio Universidad de Chile, Gloria Negrete, una de los estudiantes que mantienen esta radical protesta, dijo: “la huelga se mantendrá hasta el final. Esperamos seguir marchando y no rendirnos… esperamos que el Presidente (Sebastián Piñera) vea nuestro estado, se ponga una mano en el corazón y haga los cambios que la educación de Chile necesita”.
La huelga de los secundarios ha causado conmoción y amplia solidaridad. El martes 16 medio centenar de reconocidos artistas tomó la sede de Unicef en Santiago, pidiendo la intervención de esta institución en favor de los estudiantes en huelga de hambre.
El líder del conocido grupo musical Illapu, Roberto Márquez afirmó en la ocasión: “Nos convocamos de forma espontánea para apoyar a los estudiantes (…) la idea es llamar la atención sobre esta insoportable indiferencia del gobierno”.
A pocas horas de comenzada la ocupación, el representante de UNICEF en Chile, Gary Stahl, emitió una declaración en la que aseguró que “Chile tiene uno de los sistemas de educación más segmentados de América Latina y, de hecho, más segmentados del mundo”.
Explicó: “Esto quiere decir que en Chile si uno es pobre recibe una pobre educación, si es rico recibe una excelente educación”. Stahl llamó al Gobierno a escuchar y acoger las demandas estudiantiles.
Paro nacional
El sábado 13, el pleno de presidentes de la Confederación Nacional de Estudiantes Universitarios de Chile (Confech) decidió rechazar la mesa de diálogo tripartita ofrecida por el Congreso Nacional una semana antes con el fin de encontrar una solución al conflicto.
Según afirmó a APRO el dirigente Sebastián Farfán, “los estudiantes decidimos mantener la presión sobre el ejecutivo que es el único que tiene atribuciones para resolver el problema”. Farfán sostuvo que Piñera “quiere enviar la pelota al Parlamento, que no tiene atribuciones para resolver la crisis, con la finalidad que el problema se dilate y diluya”.
Para analizar este escenario, los ministros de cinco carteras se reunieron la noche del domingo 14 en casa del ministro vocero de Gobierno, Andrés Chadwick. También estaban los ministros Bulnes, Andrés Allamand (Defensa), Pablo Longueira (Economía) y Rodrigo Hinzpeter (Interior).
Allí analizaron el complejo escenario que se viene para La Moneda. En especial el hecho que a las manifestaciones estudiantiles se sumara el paro nacional convocado para el 24 y 25 de este mes, por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Esta exige, como primer punto de su protesta, remplazar la Constitución Política de Chile, que rige desde 1980 a la que consideran como el principal soporte del modelo neoliberal en Chile. Al paro de la CUT se unirán los más importantes gremios de trabajadores del país.
Esta demanda de cambio constitucional también es respaldada por el conjunto del movimiento estudiantil y otros importantes actores sociales, que debaten la mejor manera de alcanzar ese objetivo.
Además, el 29 de agosto está programado un paro en la ciudad de Calama, colindante al yacimiento de cobre más importante del país: Chuquicamata. Los calameños, encabezados por su alcalde, Esteban Velásquez, piden que la actividad cuprífera entregue más aportes a su ciudad, lo que a su juicio se lograra mediante la renacionalización de este mineral.
El gobierno se niega a cambiar el modelo neoliberal que tiene en el lucro su sostén principal, mientras los estudiantes mantienen e incrementan las movilizaciones que tienen semiparalizado el sistema educacional chileno.
Las medidas anunciadas el pasado miércoles 17 por el ministro de Educación Felipe Bulnes no difieren mucho de los anteriores ofrecimientos hechos por el gobierno el 5 de julio y el 1 de agosto.
Bulnes volvió a anunciar la creación de una Superintendencia de Educación llamada a hacer cumplir la prohibición del lucro en las universidades, establecida en la Ley General de Universidades (1981), y que, en la práctica, no se cumple.
Pero ratificó la intención gubernamental de seguir destinando fuertes sumas de dinero a instituciones educativas que lucran en el ámbito de la educación básica, secundaria y en los centros de formación técnica e institutos profesionales. De hecho, anunció un incremento en el número de becas para quienes se incorporen a estos sistemas.
Lo novedoso de los anuncios gubernamentales tiene que ver con la promesa de reducir interés del Crédito con Aval del Estado (CAE) de un 5,6% a un 2%. El pasado 5 de julio, Piñera ya había anunciado una reducción al 4%.
El CAE fue instaurado en 2005 por el presidente Ricardo Lagos (Partido Socialista, Concertación). Tras cinco años de funcionamiento, el CAE ha realizado aportes financieros a 150 mil jóvenes que cursan estudios universitarios en planteles privados.
Según un informe del Banco Mundial -emitido en junio pasado-, a sólo cinco años de su puesta en marcha, el CAE acumula actualmente una tasa de morosidad de un 36% y prevé que se estabilizara en los próximos años en un 50%. El Estado ha gastado ya en este sistema más de dos mil millones de dólares que han sido traspasados casi en su totalidad al sistema financiero.
Los anuncios de Bulnes fueron desestimados por los líderes del movimiento estudiantil. En entrevista con APRO el vocero de la Confederación de Estudiantes de Universidades de Chile (Confech), Sebastián Farfán, expresó que “el gobierno no ha variado en nada su postura de concebir la educación como un negocio. No ha entendido que los estudiantes lo que queremos es cambiar el modelo porque este fracasó”.
Farfán aseguró que los estudiantes seguirán movilizados “hasta conseguir cambios de fondo en educación”.
Según consigna el diario La Tercera, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo, afirmó que los anuncios “dejaron más dudas que certezas”.
Y agregó: “aún no vemos cómo se piensa asegurar constitucionalmente que el Estado no sea sólo garante, sino responsable y proveedor de educación pública, asegurando un financiamiento basal para el desarrollo de esta institución”.
El presidente de la Comisión de Educación del Senado, el opositor Jaime Quintana (Partido por la Democracia, Concertación), también rechazó los anuncios de Bulnes. “Lo que hace el gobierno –al rebajar la tasa de interés del CAE– es traspasarle 100 mil millones de pesos anuales (210 millones de dólares) a los bancos”.
El presidente del Senado Guido Girardi (Partido por la Democracia, Concertación), al conocer la nueva propuesta se pronunció en forma inusualmente dura para alguien que ocupa tan alta investidura: “Estoy muy defraudado porque en el gobierno hay una total sordera para entender que no se requieren más propuestas, porque se desconfían de ellas, y en esas cascadas de propuesta no está representado el mundo estudiantil”, sostuvo el parlamentario a Radio Agricultura.
Agregó: “Están tirando por la borda la necesidad de diálogo e insisten en enviar proyectos inconsultos, lo que es una forma unilateral de responder al conflicto”.
El oficialismo salió en defensa de la propuesta. El presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), senador Juan Antonio Coloma, señaló a Radio Cooperativa que lo anunciado por el ministro Bulnes constituye el “esfuerzo más grande que se ha hecho en la historia de Chile por avanzar en el acceso, financiamiento y calidad de la educación”.
Coloma dijo que hay “una ayuda a la vena a 545 mil familias, a través de becas adicionales, reprogramación de deudores morosos y alumnos que ven bajar el dividendo que van a pagar en forma sustancial cuando se cambie el crédito al 2%”.
A pesar de la lluvia y la nieve que copiosamente cayeron en Santiago este jueves 18, casi 100 mil personas marcharon en rechazo a los anuncios del gobierno y en pos de una transformación profunda de la educación en Chile. En el resto del país también se registraron masivas protestas.
En los últimos días se ha evidenciado un incremento en el apoyo al movimiento estudiantil, a pesar que éste ya completó tres meses. Expresión de esto es que el martes 16 la mayor parte de los estudiantes de la conservadora Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), acordaron plegarse al paro prolongado que mantienen las otras 24 universidades tradicionales.
Entre secundarios y universitarios, profesores, asistentes de la educación y académicos, son casi un millón las personas que se encuentran movilizados o con sus actividades detenidas.
La huelga de hambre
Los estudiantes no sólo están utilizando las marchas en las calles y tomas de sus liceos y facultades como armas de protestas. 31 jóvenes, 24 de ellos secundarios, mantienen una huelga de hambre en apoyo a las demandas de cambio en la educación. El pasado miércoles 17 tres de los ayunantes, que cursan estudios en el Liceo A-130 de Buin (periferia de Santiago), cumplieron un mes en ayuno.
En declaraciones a Radio Universidad de Chile, Gloria Negrete, una de los estudiantes que mantienen esta radical protesta, dijo: “la huelga se mantendrá hasta el final. Esperamos seguir marchando y no rendirnos… esperamos que el Presidente (Sebastián Piñera) vea nuestro estado, se ponga una mano en el corazón y haga los cambios que la educación de Chile necesita”.
La huelga de los secundarios ha causado conmoción y amplia solidaridad. El martes 16 medio centenar de reconocidos artistas tomó la sede de Unicef en Santiago, pidiendo la intervención de esta institución en favor de los estudiantes en huelga de hambre.
El líder del conocido grupo musical Illapu, Roberto Márquez afirmó en la ocasión: “Nos convocamos de forma espontánea para apoyar a los estudiantes (…) la idea es llamar la atención sobre esta insoportable indiferencia del gobierno”.
A pocas horas de comenzada la ocupación, el representante de UNICEF en Chile, Gary Stahl, emitió una declaración en la que aseguró que “Chile tiene uno de los sistemas de educación más segmentados de América Latina y, de hecho, más segmentados del mundo”.
Explicó: “Esto quiere decir que en Chile si uno es pobre recibe una pobre educación, si es rico recibe una excelente educación”. Stahl llamó al Gobierno a escuchar y acoger las demandas estudiantiles.
Paro nacional
El sábado 13, el pleno de presidentes de la Confederación Nacional de Estudiantes Universitarios de Chile (Confech) decidió rechazar la mesa de diálogo tripartita ofrecida por el Congreso Nacional una semana antes con el fin de encontrar una solución al conflicto.
Según afirmó a APRO el dirigente Sebastián Farfán, “los estudiantes decidimos mantener la presión sobre el ejecutivo que es el único que tiene atribuciones para resolver el problema”. Farfán sostuvo que Piñera “quiere enviar la pelota al Parlamento, que no tiene atribuciones para resolver la crisis, con la finalidad que el problema se dilate y diluya”.
Para analizar este escenario, los ministros de cinco carteras se reunieron la noche del domingo 14 en casa del ministro vocero de Gobierno, Andrés Chadwick. También estaban los ministros Bulnes, Andrés Allamand (Defensa), Pablo Longueira (Economía) y Rodrigo Hinzpeter (Interior).
Allí analizaron el complejo escenario que se viene para La Moneda. En especial el hecho que a las manifestaciones estudiantiles se sumara el paro nacional convocado para el 24 y 25 de este mes, por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Esta exige, como primer punto de su protesta, remplazar la Constitución Política de Chile, que rige desde 1980 a la que consideran como el principal soporte del modelo neoliberal en Chile. Al paro de la CUT se unirán los más importantes gremios de trabajadores del país.
Esta demanda de cambio constitucional también es respaldada por el conjunto del movimiento estudiantil y otros importantes actores sociales, que debaten la mejor manera de alcanzar ese objetivo.
Además, el 29 de agosto está programado un paro en la ciudad de Calama, colindante al yacimiento de cobre más importante del país: Chuquicamata. Los calameños, encabezados por su alcalde, Esteban Velásquez, piden que la actividad cuprífera entregue más aportes a su ciudad, lo que a su juicio se lograra mediante la renacionalización de este mineral.
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