Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 2 de diciembre de 2012

BAJO LA LUPA- Política migratoria: balance sexenal

Bajo la Lupa
Metarregionalismo de la multipolaridad: de los BRICS al BRICSIT (con Indonesia y Turquía)
Alfredo Jalife-Rahme
A contrario sensu de la propaganda negra de los oligopólicos multimedia anglosajones, que pregonan la implosión del grupo pentapartita (ver Bajo la Lupa, 4/11/12), John Fraser –del muy solvente portal IPS (20/11/12)–, aduce que la construcción de los BRICS va viento en popa y exhibirá su creciente poder en la próxima cumbre en la primavera de 2013 en Durban, Sudáfrica.
 
Una porción de la conferencia que impartí el 28 de noviembre en el Seminario de Defensa Nacional de la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional de Brasil versó sobre el metarregionalismo de la multipolaridad, susceptible de manifestarse en las adicionales adhesiones al pentapartita BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) de candidatos relevantes como Indonesia y Turquía para ampliarse a un grupo heptapartita de los BRICSIT.

En el relevante seminario participaron Welington Moreira Franco (ministro de Estado jefe de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia), Celso Amorim (ministro de Defensa), diputada Perpetua Almeida (presidenta de las dos comisiones citadas), mayor brigadier Roberto Carvalho (subjefe de Inteligencia Estratégica del Ministerio de Defensa), profesor André Martín (director del Departamento de Geografía de la Universidad de Sao Paulo: la primera universidad en el ranking de Latinoamérica).

A mi juicio, asistimos a un doble proceso de desglobalización y regionalismos –con integraciones y balcanizaciones paradójicas y simultáneas– que rebasan el pensamiento lineal y cuyo metarregionalismo, en la fase de la incipiente multipolaridad, es más entendible en la no linealidad de sistemas hipercomplejos en los que se debe colocar el fenómeno de los BRICS y, en un futuro cercano, a los BRICSIT, conforme a su gradual ampliación en los rincones distantes del planeta.

John Fraser informa que un experto (sic) sobre los mercados emergentes sostiene que los BRICS extenderán invitaciones para que Indonesia (con la mayor población islámica del planeta, potencia gasera/petrolera, PIB de 1.3 billones de dólares en poder adquisitivo, asiento del estratégico estrecho Lombok y miembro del G-20) y Turquía (la joya geoestratégica de Eurasia; miembro del G-20/OTAN, PIB de 1.28 billones de dólares en poder adquisitivo) para ampliarse metarregionalmente a los BRICSIT.

Martyn Davies, mandamás de la consultora Frontier Advisory, con especialidad en mercados emergentes y sede en Johannesburgo, informó que en Moscú se habla sin tapujos sobre los BRICSIT debido a que existen sanas razones geopolíticas (sic) y geoeconómicas para su ampliación.

La incrustación de Indonesia le daría alcance en el sureste asiático, mientras que Turquía aportaría una diversificación geográfica, ya que, a juicio de Martyn Davies, no existiría conflicto regional con la presente membresía.

Interesante: sólo Rusia, dentro de los BRICS, se extiende en las dos regiones de Asia y Europa, lo cual asienta la formulación de los geoestrategas rusos partidarios del concepto de Eurasia.

Martyn Davies detecta que los BRICS constituyen una alianza sin un secretariado elaborado ni infraestructura, lo cual facilita la admisión expedita de nuevos miembros mediante el consenso.

John Fraser cita a Chris Gilmour de ABSA Investments, uno de los principales bancos de Sudáfrica, quien señala que el país africano tiene como prioridad las relaciones con los otros países emergentes: Tomada sola, Sudáfrica es demasiado pequeña e insignificante (sic) para tener un impacto global, pero aliada a países con intereses similares puede tener gran (sic) impacto.

Ni más ni menos que el efecto de la metarregionalidad en medio del incipiente nuevo orden multipolar y en la era de la hipercomplejidad no lineal de las nuevas relaciones interestatales e intrarregionales del siglo XXI.
 
Sudáfrica es mucho más que el simplista reduccionismo economicista, ya que desde el punto de vista de la geopolítica marítima –en la más depurada escuela del almirante Alfred Mahan– representa el ancla africana entre el Atlántico sur y el océano Índico, lo cual epitomiza el grupo IBSA (India, Brasil y Sudáfrica), antecesor de los BRICS.
Chris Gilmour pone en tela de juicio la credibilidad de Sudáfrica de pertenecer a los BRICS por ser un poco impostor (sic): una economía desarrollada con alto desempleo y un crecimiento menor a 3 por ciento (nota: por cierto, mayor al de Estados Unidos/Unión Europea).
 
A diferencia de su antecesor Thabo Mbeki –proclive al G-7–, el presidente Jacob Zuma imprimió un giro dramático en favor de los países emergentes.
 
Martyn Davies juzga que la relación de Sudáfrica con China es la más importante relación bilateral en el seno de los BRICS, lo cual se vigorizó como consecuencia de la más reciente crisis económica global que golpeó la credibilidad de los mercados que facilitó el alineamiento (sic) de Sudáfrica a Rusia y China.
 
Aduce Martyn Davies que los BRICS son la primera fila de los mercados emergentes y representan la nueva realidad global y anuncia el progreso en la cumbre de Durban de las iniciativas económicas como el Banco BRICS, que puede implicar una canasta de reservas de divisas foráneas para apoyar un fondo de los mismos BRICS y otros países (sic) en vías de desarrollo que puede servir como contrapeso al FMI (¡supersic!).
¿Se trata de fractales (elementos de orden dentro del desorden, de acuerdo con la teoría del caos) multipolares no lineales y metarregionales dentro del desorden del caduco orden unipolar de Estados Unidos?
 
La cumbre de Durban es probable que revise el avance de los índices cruzados de las bolsas de los BRICS, al unísono del empuje a la iniciativa de profundizar los swaps entre las divisas del grupo pentapartita.
 
Si India propuso en forma temeraria la creación de un banco BRICS, China sugiere que el comercio intrarregional del bloque pentapartita se realice con sus respectivas divisas con el fin de sortear la hegemonía del dólar y el euro.
 
¿Por qué no crear la divisa BRICS con la canasta común de sus respectivas monedas a prorrata de su contribución ponderada?
 
Llama la atención que los BRICS se atrevan a proponer iniciativas de mayor corte geofinanciero (su enorme vulnerabilidad) que geoeconómico (su gran fortaleza).
 
No será tarea sencilla cuando la banca israelí-anglosajona ha arreciado sus feroces represalias en el mundo financierista, que aún controla, en contra del gobierno atípico y rebelde de Cristina Fernández (ver Bajo la Lupa, 25 y 28/11/12), cuyo estado de sitio y/o caída colocarían en un situación de alta vulnerabilidad geofinanciera y/o geoeconómica –Buenos Aires es el principal socio latinoamericano de Brasilia– al gobierno de otra mujer, Dilma Rousseff, que padece los estragos especulativos en contra de la empresa Petrobras (ver Bajo la Lupa, 24/10/12), a quien no le perdonan tampoco las plazas de Wall Street y la City –encabezadas por el megaespeculador George Soros– su osadía de haber diluido su tenencia privada bursátil a través de la estatal Petrosal, bajo el precepto de la seguridad nacional energética (Journal of Energy Security, 29/9/09).
 
A mi juicio, la seguridad integral de Argentina y Brasil pasa por la adopción del intrarregionalismo concomitante a su metarregionalismo.
Twitter: @AlfredoJalife
Política migratoria: balance sexenal
Jorge Durand
E
l sexenio del presidente Calderón venía precedido de dos sucesos relevantes que no fueron tomados en cuenta: en diciembre de 2005 se aprobó en la Cámara de Representantes de Estados Unidos la reforma migratoria promovida por James Sensenbrenner, de marcado corte antinmigrante, lo que generó que al año siguiente se suscitaran marchas multitudinarias en más de 250 ciudades y que movilizaron a cerca de 3 millones de personas.
El resultado fue contundente y la propuesta de ley fue desechada. Por primera vez en la historia, una ley migratoria era derrotada en las calles por los migrantes irregulares y sus múltiples aliados: iglesias, sindicatos, organizaciones sociales, empresarios, medios de comunicación latinos, familiares de migrantes y simpatizantes.
El rescoldo de la movilización popular no se había apagado, pero en México se le echaba un balde de agua fría al definir la política migratoria en el sentido de desmigratizar (sic) la relación bilateral. Calderón marcaba su raya con el gobierno de Fox, que había insistido de manera recurrente en el tema, a pesar de que la posibilidad de un acuerdo migratorio había quedado sepultado entre los fierros y el polvo de la Torres Gemelas.
Otro elemento importante que ya aparece con claridad en la campaña presidencial es un doble discurso del candidato y luego presidente panista. En sus mítines acuñó una frase que iba a repetir hasta el cansancio y a voz en cuello: “yo le digo a los americanos que no gasten tontamente su dinero construyendo un muro que de todas maneras lo vamos a brincar”.
Curiosamente, luego de ir a la plaza pública, pasó por la embajada estadunidense el 10 de enero de 2006 a justificarse y pedir la comprensión de los vecinos, aduciendo que no podía darse el lujo de perder ningún voto y que ese tema podía ser capitalizado por su oponente. El doblez salió a la luz cuando se publicaron las revelaciones de Wikileaks en La Jornada (06MEXICO255).
De ese modo la política migratoria de Calderón se caracterizó por la retórica y alzar la voz de vez en cuando, en el entendido de que no era su interés polemizar o exigir algo a Estados Unidos, sino tranquilizar a la opinión pública nacional.
En 2008 llegó a la presidencia Obama, quien había prometido en su campaña una reforma migratoria que no se dio y que tampoco promovió más allá del discurso. En votaciones clave ni siquiera se preocupó de presionar a todos los demócratas para que votaran en favor de una reforma, perdió tres votos de su propio partido porque se ausentaron de la votación. En su descargo se podría decir que si a México y a Calderón no les interesaba hablar sobre una posible reforma migratoria, a Obama menos.
De este modo se perdieron dos coyunturas clave que podrían haberse aprovechado para plantear la posición de México respecto del lacerante tema de la migración irregular al que aportamos 6 millones de ciudadanos.
Dentro del mismo plano retórico, México tomó a destiempo la estafeta de ser organizador del Foro Global de Migración y Desarrollo 2010. La intención era posicionar a México como un país que proponía alternativas a la agenda migratoria global y que promovía el respeto irrestricto a los derechos humanos de los trabajadores migrantes. Y se habían dado algunos pasos al respecto, como la reforma legal que descriminalizaba a la migración irregular en México.
Sin embargo, pocos meses antes del foro, que se iba a celebrar en Puerto Vallarta, explotó el tema, y el problema, de la migración en tránsito y el secuestro de migrantes. La masacre de San Fernando, que costó la vida a 72 migrantes, fue una tragedia nacional que puso en evidencia lo poco que se había hecho para solucionar el problema del secuestro y extorsión de migrantes, asunto que desde años atrás había sido denunciado y desoído en múltiples ocasiones.
El mal manejo mediático de la situación le costó la cabeza a la comisionada del Instituto Nacional de Migración, Cecilia Romero, y la tragedia tuvo como consecuencia que se acelerara la reforma migratoria, que asume el tema de la extranjería y deja de lado la emigración y el retorno. La ley, aprobada en 2011, significó un avance importante, sobre todo por el vacío legal que existía y la complicada y burocrática política de visas que mantenía aislado al país.
Sin embargo, quedó pendiente el reglamento de la ley, que suscitó amplio debate con organizaciones de la sociedad civil. Finalmente se resolvió el entuerto, de la mano del subsecretario Gustavo Mohar, que supo llevarla a buen puerto y que solicita que se dé una oportunidad de probarse en la práctica. Luego que se evalúe, critique y modifique.
El fenómeno migratorio es un proceso dinámico y cambiante y las leyes tienen que ajustarse a esta realidad, no son ni pueden ser eternas.
Queda como herencia institucional para el próximo sexenio la unidad de política migratoria y dos consejos, uno consultivo y otro ciudadano que deben impulsar una reforma integral que asuma el tema de la emigración y el retorno, además de vigilar la marcha y funcionamiento de la nueva ley y su reglamento.
Queda pendiente la definición de una política migratoria por el nuevo gobierno, tanto de Gobernación como de Relaciones Exteriores. La vieja política de la no política sería lamentable en un momento en que es posible opinar, presionar y negociar por una reforma migratoria en Estados Unidos.

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