Siria: armas para los moderados
Todos armados.
Foto: AP
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Ante la indefinición del conflicto armado en Siria, el gobierno de Estados Unidos ha dado su anuencia de manera encubierta para proveer de armamento a los rebeldes moderados sirios, que se encuentran en desventaja ante las fuerzas gubernamentales y los grupos armados radicales. Pero expertos de la CIA y en asuntos militares advierten acerca del riesgo de que esas armas vayan a parar “a las manos equivocadas”.
EL CAIRO.- La confrontación de potencias competidoras en Siria fue reconocida públicamente por Laurent Fabius, ministro francés de Exteriores, en comentarios a la prensa, el jueves 14: “No podemos aceptar el desequilibrio actual en el que, por un lado, Irán y Rusia proveen de armas a Bashar (Al Assad, el presidente sirio) y, por el otro, los rebeldes que no se pueden defender”.
Ese mismo día, Alemania bloqueó el intento de Francia y Gran Bretaña por levantar el embargo de armas que la Unión Europea mantiene sobre todas las facciones sirias. William Hague, canciller británico, se quejó de que esa política “nos impide ayudar a los moderados. El régimen recibe ayuda, los extremistas reciben ayuda, los moderados, no”.
Una semana antes, el martes 5, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, manifestó que su país estaría de acuerdo si otras naciones transfirieran armas al opositor Ejército Sirio Libre.
El objetivo de Washington, Londres y París es romper uno de los desequilibrios estratégicos que ha estancado la guerra civil: el de las armas. El otro es el de los combatientes: aunque las fuerzas gubernamentales tienen cinco o seis veces más hombres que los 70 mil de la oposición, estos últimos están más motivados y el peligro de deserciones incapacita al régimen para usar muchas de sus unidades.
La ventaja evidente de los fieles al presidente sirio es el poder de fuego: fuerza aérea, tanques y artillería pesada. Durante 2012 los rebeldes consiguieron avanzar un poco al capturar posiciones enemigas con armamento, pero las cantidades han sido bajas y su principal fuente de aprovisionamiento ha sido la onerosa compra a contrabandistas, el apoyo financiero de magnates del Golfo Pérsico y un limitado respaldo de Qatar y Arabia Saudí.
No obstante, estos dos países empezaron a transferir por primera vez, y con supuesta aprobación estadunidense, cantidades importantes de armas pesadas de origen croata, que están llegando al menos desde diciembre y que han permitido que los guerrilleros obtengan algunas victorias.
La diferencia es que el apoyo occidental podría permitir que los rebeldes reciban más y mejores ingenios bélicos, bajo la visión optimista, como manifestó Kerry, de que “hay mayores garantías de que las armas están siendo transferidas a los moderados y directamente a la oposición siria”, y no a otras milicias que están ganando fuerza en la oposición y que comparten objetivos con Al Qaeda, como realizar la yihad (guerra santa) para establecer un califato islámico global.
Sin embargo, no todo es armonía detrás de Kerry. El mismo día en que él hablaba en Doha, capital de Qatar, un general estadunidense de primera importancia, James Mattis, jefe del Centcom (Comando Central de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, a cargo de la región donde sostiene sus grandes guerras: Medio Oriente, Asia Central y África), manifestó del otro lado del mundo, ante el Comité de Servicios Armados del Senado, en Washington, su preocupación: “No queremos que, con las mejores intenciones, terminemos armando a nuestros enemigos jurados”.
La pesadilla de cualquier presidente de Estados Unidos sería el derribo de un avión israelí con un arma facilitada bajo sus órdenes.
Eliot Higgins, especialista en armamento, fue el primero en dar a conocer el trasiego de armas croatas realizado por los saudíes supuestamente al amparo de Estados Unidos. El viernes 1 reveló que éstas llegaron a manos de Ahrar al Sham, que junto con Jabhat al Nusra es una de las dos milicias yihadistas más importantes.
Patrones generosos
Cuando se cumplen dos años de la manifestación opositora del 15 de marzo de 2011, arranque del conflicto que se convirtió en guerra civil, una de las mayores quejas entre los rebeldes es la falta de apoyo visible y directo de Occidente. Pidieron armas y rogaron por la imposición de una zona de exclusión aérea que impidiera los ataques de la aviación gubernamental (todo lo que habían visto que recibían los revolucionarios en Libia), sin obtenerlo.
Ahrar al Sham, Jabhat al Nusra y otros grupos yihadistas, que operan con independencia del Ejército Sirio Libre (ESL) y a veces entrando en roces con éste, han recibido apoyo de las redes financieras que sostienen a Al Qaeda, según señala la CIA y advierten los comandantes del mismo ESL.
En un artículo del periodista Ghaith Abdul-Ahad, publicado en la revista London Review of Books el pasado 21 de febrero, se ofrece un ejemplo de cómo una katiba (brigada) puede perder a sus combatientes si otra les ofrece armas, comida y salarios: los hombres tienen que mantener a sus familias, alimentarse y pelear con posibilidades de salir con vida, y se van con quien les promete resolver sus necesidades.
Hasta ahora, las milicias yihadistas han contado con patrones bastante más generosos que las del ESL y han atraído a muchos guerrilleros. En las calles de la zona rebelde de Aleppo, la segunda ciudad de Siria, partida a la mitad por la guerra, los agraviados y debilitados jefes del ESL no pierden oportunidad de quejarse con los periodistas extranjeros y advierten que si, tras la caída de Assad, los extremistas islámicos se apoderan de Siria, será culpa de Estados Unidos, Turquía y otros países que no cumplieron sus promesas de apoyo a los moderados.
“En la frente de Obama quedará la marca de haberle entregado Siria a la gente de Osama”, comentó a Proceso Karim Abu Sultan, comandante de la katiba del frente de batalla de Al Amariya, el 20 de enero último.
Las naciones que respaldan a los rebeldes sirios han pasado este par de años quejándose de que no tienen con quién hablar con seriedad: la oposición siria padece un divisionismo a nivel casi milimétrico, que sorprende incluso a quienes están acostumbrados a los faccionalismos endémicos en Medio Oriente.
Los sirios que pelean adentro y los que están en el exilio desconfían unos de otros. El ESL es un ejército sólo de nombre, pues lo constituye una miríada de katibas que muchas veces se encuentran en competencia.
El Consejo Nacional Sirio, formado a instancias de los “países amigos”, fue secuestrado por una facción de los exiliados y desconocido por otras. Eventualmente se convirtió en uno más de los grupos integrados en la Coalición Nacional de las Fuerzas Revolucionarias y Opositoras Sirias, creada en Doha en noviembre de 2012. Ello ocurrió por presiones de los aliados y con la promesa de pronto apoyo financiero y material que no se cumplió porque, simplemente, no había forma de garantizar que los beneficiarios finales no iban a ser los yihadistas, quienes a su vez aprovechaban la situación de debilidad en que esto dejaba al ESL para aumentar su poder.
En algún momento de finales del año pasado, el peligro de dejarle Siria a los yihadistas se hizo más relevante que el de armarlos y la política empezó a cambiar.
Guerra en tiempo real
Bajo el seudónimo de Brown Moses, el especialista Eliot Higgins publica un blog en el que examina el armamento que aparece en todos los videos que salen de la guerra siria.
No son sólo los materiales que difunde la televisión gubernamental siria, los que capta la gente con sus teléfonos celulares y los que graban los grupos de reporteros ciudadanos: como ocurre con los grupos musicales, las katibas suben videos a YouTube para promocionarse y obtener dinero. En sus mejores momentos difunden sus logros: la toma de cuarteles del ejército y la captura de prisioneros y de material militar. Sin embargo, la mayor parte de ellos son ruidosas manifestaciones de bravura guerrera o de devoción religiosa, o de ambos.
De esta manera, quienes recaudan dinero en su nombre en los países del Golfo Pérsico y Europa pueden dar cuenta de lo que se está haciendo con él, y los filántropos (príncipes petroleros, magnates y jerarcas religiosos) obtienen la satisfacción de saber que están contribuyendo a la causa de la yihad o la de la libertad, o simplemente haciéndoles daño a sus enemigos en el régimen.
En todas estas imágenes es indispensable mostrar las armas con las que se pelea. Así, de manera inusitada en la historia, los académicos y los analistas especializados en tecnología bélica pueden obtener en sus escritorios, en tiempo real y sin intermediación, reportes fidedignos de qué ocurre en el campo de batalla, y cómo.
El Brown Moses Blog está repleto de videos captados en el terreno y divididos, toma por toma, para revelar cuáles son las nuevas armas que van llegando a Siria. Lo siguiente es investigación documental, entrevistas, filtraciones, para tratar de averiguar cuál es su origen y cómo llegaron allí. En un foro privado de periodistas que cubren esta guerra, Higgins colabora con ellos pidiéndoles aclarar sus dudas y confirmar sus sospechas. También señala pistas de investigación para que ellos las sigan.
Durante febrero pasado, Higgins realizó varios descubrimientos de armas extranjeras en cantidades crecientes, en especial cañones sin tracción, que permiten que una persona pueda disparar proyectiles de gran calibre sin apoyo, y lanzacohetes: los tanques y los helicópteros del ejército empezaron a ser destruidos en mayor número. Algunos eran cañones FN-6, de origen chino, y los otros, cañones M-60, lanzacohetes M-79 y lanzagranadas RBG-6, fabricados en la desaparecida Yugoslavia. También había lanzagranadas antitanque desechables (que no pueden ser recargados) RPG-22, construidos en la Unión Soviética y utilizados también por los yugoslavos.
Al comienzo, el bloguero detectó estos artefactos en videos en los que se aseguraba que habían sido arrebatados a los opositores por el ejército del régimen. Los transmitió la televisora oficial siria, que “no es una fuente confiable de información, pero –explica Higgins al corresponsal– los mostraba en tales cantidades que no podían ser sólo para fines de propaganda”.
De manera que se puso a revisar materiales producidos por los guerrilleros y encontró que aparecían en muchos, con dos características principales: la primera es que fueron grabados en el sur del país y en Damasco, pero no en el norte. Esto llevó a The Washington Post (24 de febrero) a concluir –contrastando positivamente con fuentes oficiales– que se pretendía reforzar los frentes de batalla que se consideraban más dañinos para el régimen, mientras que el del norte (Aleppo) parecía estancado; la segunda es que estaban en manos de katibas del ESL, lo que, volvió a confirmar el diario estadunidense, revelaba la intención de fortalecer a los moderados frente a los yihadistas.
El pasado 25 de febrero, The New York Times dio a conocer que Arabia Saudí compró, transportó e introdujo el armamento en Siria. En su artículo para el London Review of Books, Ghaith Abdul-Ahad cita a un importante contrabandista de armas que detalla lo indispensable que ha sido obtener el visto bueno de Estados Unidos para conseguir que Turquía, Qatar y los saudíes transfieran armas a la oposición. En cambio, The New York Times no consiguió confirmar que Washington haya intervenido en el proceso, aunque cita a un alto oficial estadunidense que describió esos primeros envíos como “una maduración del sistema logístico de la oposición”.
Parece que sólo unos cuantos días fueron suficientes para que, además de prometer 70 millones de dólares en ayuda “no letal”, como chalecos antibalas y gafas de visión nocturna, John Kerry considerara el martes 5 que ya no había problema para que los países aliados armen al ESL. Y que dijera creer que se beneficiará a la gente correcta.
Aunque se curó en salud: “No se puede garantizar que un arma u otra no pueda llegar a caer, en esta situación, en las manos equivocadas”.
Tenía motivos para hacerlo. El viernes 1, el mismo Brown Moses Blog había difundido su análisis de videos de los yihadistas de Ahrar al Sham utilizando sus nuevos M-79 y RBG-6 de origen croata, obtenidos, según confirmó David Enders, de McClatchy Newspapers, de grupos del ESL. El viernes 15, nuevas imágenes mostraron al grupo Frente Islámico Sirio en poder de cañones M-60.
“No importa qué controles impongas”, concluye Higgins, “una vez que las armas llegan a Siria, es casi imposible controlar a quiénes van”.
EL CAIRO.- La confrontación de potencias competidoras en Siria fue reconocida públicamente por Laurent Fabius, ministro francés de Exteriores, en comentarios a la prensa, el jueves 14: “No podemos aceptar el desequilibrio actual en el que, por un lado, Irán y Rusia proveen de armas a Bashar (Al Assad, el presidente sirio) y, por el otro, los rebeldes que no se pueden defender”.
Ese mismo día, Alemania bloqueó el intento de Francia y Gran Bretaña por levantar el embargo de armas que la Unión Europea mantiene sobre todas las facciones sirias. William Hague, canciller británico, se quejó de que esa política “nos impide ayudar a los moderados. El régimen recibe ayuda, los extremistas reciben ayuda, los moderados, no”.
Una semana antes, el martes 5, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, manifestó que su país estaría de acuerdo si otras naciones transfirieran armas al opositor Ejército Sirio Libre.
El objetivo de Washington, Londres y París es romper uno de los desequilibrios estratégicos que ha estancado la guerra civil: el de las armas. El otro es el de los combatientes: aunque las fuerzas gubernamentales tienen cinco o seis veces más hombres que los 70 mil de la oposición, estos últimos están más motivados y el peligro de deserciones incapacita al régimen para usar muchas de sus unidades.
La ventaja evidente de los fieles al presidente sirio es el poder de fuego: fuerza aérea, tanques y artillería pesada. Durante 2012 los rebeldes consiguieron avanzar un poco al capturar posiciones enemigas con armamento, pero las cantidades han sido bajas y su principal fuente de aprovisionamiento ha sido la onerosa compra a contrabandistas, el apoyo financiero de magnates del Golfo Pérsico y un limitado respaldo de Qatar y Arabia Saudí.
No obstante, estos dos países empezaron a transferir por primera vez, y con supuesta aprobación estadunidense, cantidades importantes de armas pesadas de origen croata, que están llegando al menos desde diciembre y que han permitido que los guerrilleros obtengan algunas victorias.
La diferencia es que el apoyo occidental podría permitir que los rebeldes reciban más y mejores ingenios bélicos, bajo la visión optimista, como manifestó Kerry, de que “hay mayores garantías de que las armas están siendo transferidas a los moderados y directamente a la oposición siria”, y no a otras milicias que están ganando fuerza en la oposición y que comparten objetivos con Al Qaeda, como realizar la yihad (guerra santa) para establecer un califato islámico global.
Sin embargo, no todo es armonía detrás de Kerry. El mismo día en que él hablaba en Doha, capital de Qatar, un general estadunidense de primera importancia, James Mattis, jefe del Centcom (Comando Central de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, a cargo de la región donde sostiene sus grandes guerras: Medio Oriente, Asia Central y África), manifestó del otro lado del mundo, ante el Comité de Servicios Armados del Senado, en Washington, su preocupación: “No queremos que, con las mejores intenciones, terminemos armando a nuestros enemigos jurados”.
La pesadilla de cualquier presidente de Estados Unidos sería el derribo de un avión israelí con un arma facilitada bajo sus órdenes.
Eliot Higgins, especialista en armamento, fue el primero en dar a conocer el trasiego de armas croatas realizado por los saudíes supuestamente al amparo de Estados Unidos. El viernes 1 reveló que éstas llegaron a manos de Ahrar al Sham, que junto con Jabhat al Nusra es una de las dos milicias yihadistas más importantes.
Patrones generosos
Cuando se cumplen dos años de la manifestación opositora del 15 de marzo de 2011, arranque del conflicto que se convirtió en guerra civil, una de las mayores quejas entre los rebeldes es la falta de apoyo visible y directo de Occidente. Pidieron armas y rogaron por la imposición de una zona de exclusión aérea que impidiera los ataques de la aviación gubernamental (todo lo que habían visto que recibían los revolucionarios en Libia), sin obtenerlo.
Ahrar al Sham, Jabhat al Nusra y otros grupos yihadistas, que operan con independencia del Ejército Sirio Libre (ESL) y a veces entrando en roces con éste, han recibido apoyo de las redes financieras que sostienen a Al Qaeda, según señala la CIA y advierten los comandantes del mismo ESL.
En un artículo del periodista Ghaith Abdul-Ahad, publicado en la revista London Review of Books el pasado 21 de febrero, se ofrece un ejemplo de cómo una katiba (brigada) puede perder a sus combatientes si otra les ofrece armas, comida y salarios: los hombres tienen que mantener a sus familias, alimentarse y pelear con posibilidades de salir con vida, y se van con quien les promete resolver sus necesidades.
Hasta ahora, las milicias yihadistas han contado con patrones bastante más generosos que las del ESL y han atraído a muchos guerrilleros. En las calles de la zona rebelde de Aleppo, la segunda ciudad de Siria, partida a la mitad por la guerra, los agraviados y debilitados jefes del ESL no pierden oportunidad de quejarse con los periodistas extranjeros y advierten que si, tras la caída de Assad, los extremistas islámicos se apoderan de Siria, será culpa de Estados Unidos, Turquía y otros países que no cumplieron sus promesas de apoyo a los moderados.
“En la frente de Obama quedará la marca de haberle entregado Siria a la gente de Osama”, comentó a Proceso Karim Abu Sultan, comandante de la katiba del frente de batalla de Al Amariya, el 20 de enero último.
Las naciones que respaldan a los rebeldes sirios han pasado este par de años quejándose de que no tienen con quién hablar con seriedad: la oposición siria padece un divisionismo a nivel casi milimétrico, que sorprende incluso a quienes están acostumbrados a los faccionalismos endémicos en Medio Oriente.
Los sirios que pelean adentro y los que están en el exilio desconfían unos de otros. El ESL es un ejército sólo de nombre, pues lo constituye una miríada de katibas que muchas veces se encuentran en competencia.
El Consejo Nacional Sirio, formado a instancias de los “países amigos”, fue secuestrado por una facción de los exiliados y desconocido por otras. Eventualmente se convirtió en uno más de los grupos integrados en la Coalición Nacional de las Fuerzas Revolucionarias y Opositoras Sirias, creada en Doha en noviembre de 2012. Ello ocurrió por presiones de los aliados y con la promesa de pronto apoyo financiero y material que no se cumplió porque, simplemente, no había forma de garantizar que los beneficiarios finales no iban a ser los yihadistas, quienes a su vez aprovechaban la situación de debilidad en que esto dejaba al ESL para aumentar su poder.
En algún momento de finales del año pasado, el peligro de dejarle Siria a los yihadistas se hizo más relevante que el de armarlos y la política empezó a cambiar.
Guerra en tiempo real
Bajo el seudónimo de Brown Moses, el especialista Eliot Higgins publica un blog en el que examina el armamento que aparece en todos los videos que salen de la guerra siria.
No son sólo los materiales que difunde la televisión gubernamental siria, los que capta la gente con sus teléfonos celulares y los que graban los grupos de reporteros ciudadanos: como ocurre con los grupos musicales, las katibas suben videos a YouTube para promocionarse y obtener dinero. En sus mejores momentos difunden sus logros: la toma de cuarteles del ejército y la captura de prisioneros y de material militar. Sin embargo, la mayor parte de ellos son ruidosas manifestaciones de bravura guerrera o de devoción religiosa, o de ambos.
De esta manera, quienes recaudan dinero en su nombre en los países del Golfo Pérsico y Europa pueden dar cuenta de lo que se está haciendo con él, y los filántropos (príncipes petroleros, magnates y jerarcas religiosos) obtienen la satisfacción de saber que están contribuyendo a la causa de la yihad o la de la libertad, o simplemente haciéndoles daño a sus enemigos en el régimen.
En todas estas imágenes es indispensable mostrar las armas con las que se pelea. Así, de manera inusitada en la historia, los académicos y los analistas especializados en tecnología bélica pueden obtener en sus escritorios, en tiempo real y sin intermediación, reportes fidedignos de qué ocurre en el campo de batalla, y cómo.
El Brown Moses Blog está repleto de videos captados en el terreno y divididos, toma por toma, para revelar cuáles son las nuevas armas que van llegando a Siria. Lo siguiente es investigación documental, entrevistas, filtraciones, para tratar de averiguar cuál es su origen y cómo llegaron allí. En un foro privado de periodistas que cubren esta guerra, Higgins colabora con ellos pidiéndoles aclarar sus dudas y confirmar sus sospechas. También señala pistas de investigación para que ellos las sigan.
Durante febrero pasado, Higgins realizó varios descubrimientos de armas extranjeras en cantidades crecientes, en especial cañones sin tracción, que permiten que una persona pueda disparar proyectiles de gran calibre sin apoyo, y lanzacohetes: los tanques y los helicópteros del ejército empezaron a ser destruidos en mayor número. Algunos eran cañones FN-6, de origen chino, y los otros, cañones M-60, lanzacohetes M-79 y lanzagranadas RBG-6, fabricados en la desaparecida Yugoslavia. También había lanzagranadas antitanque desechables (que no pueden ser recargados) RPG-22, construidos en la Unión Soviética y utilizados también por los yugoslavos.
Al comienzo, el bloguero detectó estos artefactos en videos en los que se aseguraba que habían sido arrebatados a los opositores por el ejército del régimen. Los transmitió la televisora oficial siria, que “no es una fuente confiable de información, pero –explica Higgins al corresponsal– los mostraba en tales cantidades que no podían ser sólo para fines de propaganda”.
De manera que se puso a revisar materiales producidos por los guerrilleros y encontró que aparecían en muchos, con dos características principales: la primera es que fueron grabados en el sur del país y en Damasco, pero no en el norte. Esto llevó a The Washington Post (24 de febrero) a concluir –contrastando positivamente con fuentes oficiales– que se pretendía reforzar los frentes de batalla que se consideraban más dañinos para el régimen, mientras que el del norte (Aleppo) parecía estancado; la segunda es que estaban en manos de katibas del ESL, lo que, volvió a confirmar el diario estadunidense, revelaba la intención de fortalecer a los moderados frente a los yihadistas.
El pasado 25 de febrero, The New York Times dio a conocer que Arabia Saudí compró, transportó e introdujo el armamento en Siria. En su artículo para el London Review of Books, Ghaith Abdul-Ahad cita a un importante contrabandista de armas que detalla lo indispensable que ha sido obtener el visto bueno de Estados Unidos para conseguir que Turquía, Qatar y los saudíes transfieran armas a la oposición. En cambio, The New York Times no consiguió confirmar que Washington haya intervenido en el proceso, aunque cita a un alto oficial estadunidense que describió esos primeros envíos como “una maduración del sistema logístico de la oposición”.
Parece que sólo unos cuantos días fueron suficientes para que, además de prometer 70 millones de dólares en ayuda “no letal”, como chalecos antibalas y gafas de visión nocturna, John Kerry considerara el martes 5 que ya no había problema para que los países aliados armen al ESL. Y que dijera creer que se beneficiará a la gente correcta.
Aunque se curó en salud: “No se puede garantizar que un arma u otra no pueda llegar a caer, en esta situación, en las manos equivocadas”.
Tenía motivos para hacerlo. El viernes 1, el mismo Brown Moses Blog había difundido su análisis de videos de los yihadistas de Ahrar al Sham utilizando sus nuevos M-79 y RBG-6 de origen croata, obtenidos, según confirmó David Enders, de McClatchy Newspapers, de grupos del ESL. El viernes 15, nuevas imágenes mostraron al grupo Frente Islámico Sirio en poder de cañones M-60.
“No importa qué controles impongas”, concluye Higgins, “una vez que las armas llegan a Siria, es casi imposible controlar a quiénes van”.
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