El discurso por el 75 aniversario de la Expropiación Petrolera
Benito Juárez y Lázaro Cárdenas son dos gigantes. Los dos fueron presidentes mexicanos que honraron su cargo con su buen gobierno republicano, sustentado en la democracia directa al apelar al pueblo, y la indirecta o representativa constituida por las instituciones en beneficio de la nación, dentro de un Estado laico para la convivencia plural que ha resultado en la participación política del más amplio abanico de ideologías, desde las derechas a las izquierdas. Juárez llevó a cabo, desde lo posible hasta lo imposible, la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, y Cárdenas cumplió e hizo cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
Ambos, sin el apoyo de sus pueblos, nunca hubieran cumplido sus deberes de gobernantes. Benito implantó hazañas perdurables. Lázaro las llevó a más y mejores consecuencias. Los dos son asideros de la patria y de un nacionalismo que, contra los liberalismos económicos que endiosan al libre mercado hasta llegar al fundamentalismo antidemocrático, siguen siendo (“con la iglesia hemos topado, Sancho”) defensa para buscar soluciones nacionales para el país.
Hoy el peñismo, por enésima vez de un presidencialismo que viene del alemanismo, sigue minando –como botín de la corrupción que estrangula a Petróleos Mexicanos (Pemex)– el diezmado patrimonio del oro negro. Muy poco se ha beneficiado el pueblo desde la consolidación de la Expropiación Petrolera, porque las utilidades se las han robado funcionarios, empresarios, líderes sindicales y presidentes: Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón (ya veremos a Peña). Pero aún es un patrimonio nacional que los mexicanos seguimos defendiendo contra quienes buscan privatizarlo, esta vez con la propuesta de inversiones directas desde la exploración hasta su comercialización (hay que leer el ensayo periodístico de Mauricio Merino: “El petróleo no es nuestro”, El Universal 20 de marzo de 2013).
Así que el magnífico discurso de Cuauhtémoc Cárdenas en el 75 aniversario de la gesta de 1938, busca alinear lo que resta del Partido de la Revolución Democrática, obligando al chuchismo oportunista (¡qué bien que insultaron a Jesús Zambrano!) y poniéndose al frente de la mayoría de la nación que sabe lo que significa manifestarse ante quienes piensan que la historia es solamente pasado para olvidarse. El discurso de Cárdenas anunciando la Expropiación en 1938, tiene su continuidad histórica en el discurso de Cuauhtémoc Cárdenas en su 75 aniversario. El texto apareció en La Jornada el pasado 20 de marzo y circula en las redes sociales de internet.
Salir al paso del peñismo, que insiste en entregar lo que queda de Pemex a manos privadas (que buscan llevarse las ganancias en más de un 60 por ciento) como única manera de revitalizar la producción, no es una solución patriótica ni racional. Con Cuauhtémoc Cárdenas la nación tiene otra solución y sabe el peñismo que no se saldrá con la suya, ya que la resistencia popular impedirá privatizar a Pemex, víctima de la corrupción desde que se “desintegró en los años noventa con la intención de facilitar su privatización en partes” [sic]. Hoy el peñismo va por esa ruta, mar adentro y debe hacérsele naufragar.
*Periodista
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