El riesgo del ojo por ojo, ante un Estado indiferente
Pero la percepción ciudadana no coincide con las cuentas alegres de los funcionarios de la administración federal. Tampoco las cifras de asesinatos en estos primeros 112 días del sexenio indican que la violencia aminore; al contrario, han aumentado respecto a los mismos meses del año pasado, según recuentos de organismos civiles y medios de comunicación.
El propio Presidente Peña Nieto se mostró más cauto que sus funcionarios y el pasado 20 de marzo reconoció que el resultado de su estrategia contra el crimen no se verá sino hasta dentro de un año:
“Creo yo que en un año podríamos hacer un balance realmente, habrá un corte a un año que podremos estar viendo, espero resultados favorables, una reducción sensible, pero también espacios para hacer los ajustes necesarios para la estrategia que se está instrumentando. No necesariamente significa que en un año se logre el objetivo planteado por esta administración, pero creo que en un año es momento de tener cortes de cómo vamos en esta estrategia”.
Mientras eso sucede, los ciudadanos de diversas regiones del país, desesperados por la impunidad, corrupción y el desdén de las autoridades encargadas de la seguridad y la impartición de justicia, han decidido que no es posible esperar más tiempo.
Cada vez más grupos de ciudadanos asumen la defensa de sus comunidades y aplican normas propias de impartición de justicia, lo que ha generado una preocupación genuina a todos niveles, pues la tentación de hacer justicia por propia mano está más latente que nunca.
Y no sólo se trata ya de grupos de autodefensa (se contabilizan al menos 36 en estados como Guerrero, Michoacán, Chiapas, Veracruz, Morelos e Hidalgo).
Ayer, por ejemplo, un grupo denominado “Pueblo Unido Contra la Delincuencia” (PUCD) ejecutó a cinco personas en tres ciudades de Tabasco: Villahermosa, Comalcalco y Cárdenas.
En un mensaje, ese grupo expuso que juzgó y condenó a los ejecutados por ser, supuestamente, vendedores de droga e incluso amenazó con seguir haciendo “limpia de grupos criminales” en esa entidad.
Los tres niveles de gobierno –federal, estatal y municipal– fueron criticados en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa por el fracaso de su estrategia con el crimen y por exacerbar, además, la violencia contra la población civil.
La administración de Peña Nieto, si bien es aún temprana, corre el riesgo de que la práctica de la venganza, de la Ley del Talión –el ojo por ojo y diente por diente– se propague, ante la ausencia e incapacidad de las policías.
Este fenómeno no hace sino agravar la emergencia en la que vive la sociedad mexicana desde hace seis años en materia de seguridad, y aumenta la crisis del estado de Derecho que los políticos niegan, para desestimar el desastre.
Calderón: “Era mi obligación moral” declarar la guerra al narco; advierte “varios años de violencia por delante”
Por: Redacción / Sinembargo - marzo 22 de 2013 - 10:41Destacadas, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 11 comentarios
“Lo que es crucial es detener el flujo de dinero que va desde los Estados Unidos a México”, dijo. “Para hacer eso, la sociedad estadounidense, el Congreso y el gobierno tienen la obligación moral de encontrar una manera de impedir el flujo de ese dinero”.
“No quiero decir que la manera de hacerlo es mejorando las normas de lavado de dinero o aumentando la resistencia de las agencias estadounidenses o explorando alternativas de mercado para las drogas. El punto es que mientras el gobierno estadounidense y la sociedad no sean capaces de detener el flujo de dinero hacia México, implicará varios años de violencia por delante”.
En un discurso que se centró fundamentalmente “en sus logros económicos y sociales, el ex Presidente de México recordó un momento de duda que tuvo como miembro de un partido de oposición floreciente en un país”, narra el San Antonio Express. “Hablando el jueves por la noche en la Trinity University, Calderón dijo que se enfrentó a su padre, miembro fundador del Partido Acción Nacional (PAN), con la preocupación sobre su campaña contra el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI)”.
Su padre le respondió, dice el diario texano: “Estamos haciendo esto porque es lo que hay que hacer. Es nuestro deber moral con nuestro país”.
“[Calderón] ha sido acusado de lanzar una guerra innecesaria y sangrienta contra los cárteles y permitir que las fuerzas públicas cometieran abusos contra los derechos humanos. Pero Calderón dijo a la multitud que era el mismo deber moral del que su padre habló lo que lo llevó a lanzar su guerra contra los cárteles de la droga de México”.
Calderón reconoció que los abusos tuvieron lugar, pero insistió en que ocurrió contra sus órdenes y que los autores fueron procesados.
San Antonio Express dice que el ex mandatario calificó a los cárteles como organizaciones criminales dedicadas a la extorsión y el secuestro, no sólo el tráfico de drogas. Dijo que cuando asumió el cargo, los delincuentes controlaban a la policía en los estados fronterizos, como Tamaulipas, el estado natal de un miembro de la audiencia que cuestionó el uso de los militares. Las administraciones anteriores, Calderón dijo, había optado por no hacer cumplir la ley.
“O hacer cumplir la ley, que es el deber, o cambiar la ley”, dijo en una conferencia de prensa antes del discurso. “Pero no se puede ignorar la ley. En mi opinión, la aplicación de la ley es una tarea muy difícil, pero es absolutamente necesaria. Y si México quiere ser una de las naciones desarrolladas, lo que necesitamos, como los mexicanos, es el imperio de la ley. De lo contrario vamos a perder un montón de oportunidades”.
El diario narra que un miembro de la audiencia cuestionó a Calderón por su caracterización sobre la situación social y económica en México, y otro “le reprendió suavemente por irse a los Estados Unidos después de su periodo terminó”.
Ahora está enseñando en la Escuela Kennedy School de la Universidad de Harvard.
El ex Presidente se centró en gran medida en el crecimiento económico de México, sobre todo en el sector manufacturero, dice el San Antonio Express. “Calderón también destacó la expansión de la educación y de los sistemas de salud. Estos esfuerzos, que Calderón calificó de ‘reconstrucción del tejido social’ de México, eran parte de su esfuerzo por socavar los cárteles”.
Calderón dijo que las acciones estadounidenses comparten la culpa por permitir el flujo de armas y dinero al sur del Río Bravo.
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