Signo de debilidad, la
obstinación por movilizar militares: Pietro Ameglio
El colaborador del
poeta dice que el gobierno muestra ignorancia ante la violencia
Alonso Urrutia
Periódico La
Jornada
Sábado 7 de mayo de 2011, p. 3
Sábado 7 de mayo de 2011, p. 3
Catedrático de filosofía de la
UNAM, hombre cercano al poeta Javier Sicilia, con quien ha participado durante
28 años en diversos movimientos sociales, Pietro Ameglio sostiene: la
obstinación de mantener la estrategia militarizada para enfrentar el crimen
organizado sólo evidencia una debilidad gubernamental. El ejercicio de la
violencia para contener un problema no refleja mayor fortaleza, por el
contrario, expresa su debilidad.
Entrevistado mientras camina
junto con la Caminata-Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, acompañando una
vez más a Sicilia en otra lucha, Ameglio agrega que apelar a la violencia, como
ha hecho el gobierno para combatir al crimen organizado, muestra al mismo
tiempo la ignorancia, la incapacidad de saber cómo enfrentar el conflicto.
Valora la movilización social
expresada en la marcha que ayer arribó a la ciudad de México y se apresta, este
domingo, a realizar un mitin de condena a la violencia. Ameglio censura la
indolencia de gobernantes: mientras la sociedad civil pone por delante
solucionar esta guerra y sus muertos, los políticos están empeñados en su
agenda electoral. Es inhumano que los partidos piensen ya en candidaturas, en
cómo repartir puestos y presupuestos, cuando todos los días hay 40 muertos.
La marcha es una expresión
tremendamente positiva, porque intenta cambiar el rumbo del país, aunque admite
la complejidad para alcanzar sus demandas, por los tiempos electorales que
dominan la coyuntura actual. Hay agendas desfasadas entre los políticos y la
sociedad.
Esto es una foto de lo que
pasa: una sociedad que va por un lado y pide a sus políticos que resuelvan el
problema de la guerra, hagan algo por solucionar tanta violencia, mientras los
políticos van por otro lado y sólo responden con palabras vagas.
–¿Impulsar esto requiere de
mayor participación social?
–Sí, espero que en dos días
seamos millones. Participan 40 ciudades. Es un proceso que sigue más allá del
Zócalo, en Juárez, por ejemplo, como ha sugerido Sicilia. No es algo que se
detiene; el objetivo es aumentar la fuerza social para que la presión haga
escuchar a los gobernantes y poder reconstruir el tejido social; si no, todos
vamos al precipicio.
No importa que tengas mucho
dinero si no puedes salir de tu casa, si vives entre tus propias rejas. Eso se
convierte en un infierno. No creo que nadie pueda estar a gusto en una
situación como ésta. Sin embargo, admite que esta demanda no podrá lograrse si
se afloja la presión social o se desmovilizan los ciudadanos.
–El Presidente asegura que la
violencia es de los criminales.
–Eso es infantil. Todos los
análisis sobre la criminalidad revelan que los cuerpos políticos, judiciales y
policiacos están penetrados por el crimen organizado. Ese discurso del
oficialismo se ha dicho hasta el cansancio, pero cualquier banda que
desmiembran incluye a policías o funcionarios.
En realidad, el discurso
oficial lo que refleja en el fondo es una forma de decir a la sociedad estamos
hasta la madre de su estamos hasta la madre. Esas son las palabras, cuando lo
que debería suceder es una reflexión de que hay otros caminos para enfrentar la
situación con menor costo humano, una reflexión que tendría que ser
autocrítica, porque no podemos seguir acumulando tantos cadáveres”, concluye.
¿Habrá voluntad de diálogo?
Jesusa Cervantes
MÉXICO, DF, 6 de mayo (apro).- ¿A quién le
interesa el diálogo con Francisco Blake, secretario de Gobernación? ¿A quién de
los integrantes de la marcha por la paz, que el pasado jueves salió de
Cuernavaca, Morelos, le interesaría hablar con el titular de la Segob que,
aprovechando el descontento social, pretende figurar como el conciliador, como
el hombre de Estado que tiende la mano y presta oído a los inconformes por el
baño de sangre que está viviendo México?
¿Puede acaso dialogarse con alguien que sostiene en cada foro que el Ejército
no saldrá de las calles?
Difícil será que alguna organización civil
le tome la palabra y se siente a la mesa para hablar ¿de qué?, si mientras la
ciudadanía exige un alto a la violencia y un cambio de estrategia para abatir
el crimen organizado, el gobierno federal, con Felipe Calderón a la cabeza,
repite, ya no sólo en cuanto foro aparece, sino que ahora recurre a la cadena
nacional, que el Ejército no saldrá de las calles y que la actual estrategia es
la correcta.
Se trata de posiciones distintas en donde
el gobierno no abre siquiera la posibilidad de dialogar, más bien anuncia que
seguirá imponiendo su política.
Sin embargo, si el diálogo entre la
sociedad --harta de tanta violencia, sangre y muerte-- y el gobierno federal
parte de posiciones abiertas para encontrar la manera de detener esto, entonces
el diálogo es no sólo bienvenido, sino necesario.
En cambio, si lo que se ofrece parte de un
“no” al cambio de estrategia contra el crimen organizado, entonces de poco
servirá el diálogo, pues la óptica de las organizaciones y defensores de
derechos humanos es distinta a la del gobierno federal.
Mientras unos piden la salida del Ejército
de las calles, el gobierno insiste en que esa es la única vía para detener la
violencia; peor aún, en tanto la ciudadanía reclama más escuelas, más trabajo,
más apoyo a los grupos marginados, a los desprotegidos, en síntesis, un
programa social para contrarrestar la inseguridad, el gobierno sólo ofrece las
armas para detener la violencia.
En medio de estas posiciones, en donde el gobierno no escucha lo que la
ciudadanía demanda, difícil será que alguien le tome la palabra al secretario
de Gobernación.
Más aún, ante el malestar de la población
y la segunda marcha que encabeza el poeta Javier Sicilia; frente al reclamo de
organizaciones defensoras de derechos humanos, de sacerdotes tan dignos y
comprometidos como el padre Alejandro Solalinde o Miguel Concha, que el pasado
27 de abril encararon a los diputados federales, Calderón no encontró otro
recurso que el pedir, a través de diversas entrevistas televisivas, que el
reclamo no se lo hagan a él o a las autoridades, sino a los criminales. Ellos
son los que matan, sostiene, no el gobierno que es quien lucha contra ellos.
Calderón Hinojosa aseguró que él no tiene por qué pedir perdón por los 40 mil
muertos que ha ocasionado con “su guerra”, que el Ejército seguirá y que la
estrategia no variará. Eso sí, dice que hasta que no exista en cada estado de
la República un cuerpo policiaco limpio, no se acabará con esta violencia.
¡Vaya pues con su diagnóstico!, pues lo
menos que hacen los gobiernos de cualquier partido político es luchar contra la
corrupción que existe al interior de sus policías. O al menos no combaten lo
suficiente. Entonces, según el diagnóstico de Calderón, esta situación
persistirá.
Calderón ha tenido la desfachatez de
lavarse las manos y decir que el problema está en los estados que no atacan al
crimen organizado. Somos una República, una Federación, dijo en cadena
nacional, y la responsabilidad es de cada mandatario a nivel entidad.
Parece olvidar que él asumió el cargo de presidente de la República y que es él
el principal responsable de dar seguridad a los ciudadanos y el responsable de
coordinar el trabajo con cada gobernador.
A poco más de un año de abandonar la Presidencia, Calderón no quiere cargar con
todos esos muertos sobre sus hombros; sólo la semana pasada empezó a repartir culpas,
entre otros, arremetió contar los gobernadores.
Pero fue más allá cuando en una entrevista con Joaquín López Dóriga, desde la
comodidad de Roma, Italia, Calderón dejó entrever que sí se está investigando a
‘narcopolíticos’, aunque enseguida dijo que eso debe tener el respaldo de
pruebas.
Parece que Felipe Calderón no se quiere marchar de la Presidencia siendo el
villano favorito y para ello ya se menciona con insistencia en diversas
columnas políticas que los expedientes contra ‘narcopolíticos’ existen y muy
pronto empezarán a filtrarse algunos datos, pero también se comenta que los
priistas estarán en primera línea.
Cierto o no, si los expedientes se dan a conocer, el efecto que tendrán será
sin duda afectar a algún partido político rumbo a la elección presidencial.
Y entonces la duda volverá a saltar, pues
no hay que olvidar el michoacanazo, en donde se armaron expedientes a
políticos y se les fincaron responsabilidades que luego no pudieron sostenerse
ante un juez, y hoy todos los señalados están libres por falta de pruebas.
Tampoco hay que olvidar que a quien menos le interesa abandonar el poder es al
PAN, y no sólo por el poder mismo, sino para protegerse de cualquier
investigación en contra de los responsables de la masacre que México está
viviendo día a día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario