21 de julio de 2011
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La organización humanitaria, Oxfam, critica la lentitud de la respuesta europea para mitigar la hambruna en el Cuerno de África, donde cada día mueren de hambre más de 200 personas. TeleSUR
Ingenuo tira a pendejo
En Privado Joaquín López-Dóriga
Hay quienes apuestan que mientras peor,
mejor. Y ahí van. Florestán
mejor. Y ahí van. Florestán
Me llama mucho la atención la actitud de algunos precandidatos presidenciales, ellos prefieren que les digan interesados, cuando llaman a adelantar los tiempos.
Y yo pregunto: ¿A adelantar los tiempos de qué? ¿Qué, en 2007 no aprobaron ellos mismos, en forma directa o a través de sus partidos, una reforma constitucional que marca los tiempos en el calendario? Entonces, ¿qué quieren adelantar?
Uno de los promotores de este alterar los tiempos y que los interesados renuncien ya, como él pidió licencia al Senado, es Santiago Creel, de los principales promotores de aquella reforma y hoy víctima de ella, como todos los demás, a excepción de Andrés Manuel López Obrador, en campaña abierta desde hace cinco años.
Pero el caso Creel es interesante, pues habla desde la ventaja que ha venido construyendo en esos mismos cinco años y en la que ahora se ha visto alcanzado por otra legisladora, también interesada, interesadísima, diría yo, y aún sin licencia, Josefina Vázquez Mota.
El llamado del ex secretario de Gobernación en tiempos de Fox y su ex precandidato presidencial, no es para que Vázquez Mota pida licencia, sino para que los interesados en el gabinete dejen su cargo ya. En particular Ernesto Cordero y Alonso Lujambio.
¿Por qué quiere Creel que renuncien? Básicamente para que dejen de tener ese aparador del que él carecía aún como senador.
Y no puede ser para otra cosa, porque si la ley prohíbe que haya precandidatos hasta diciembre, estamos en julio, y candidatos hasta febrero, y prohíbe hacer campañas hasta entonces, ¿para qué renunciar ahora? Insisto: sólo para hacer campaña, que es lo que están haciendo todos los interesados de todo los partidos desde hace mucho tiempo, aprovechando las posiciones de gobierno que ocupan y el presupuesto del que disponen.
¿O qué, van a renunciar para irse a su casa, a jornadas de reflexión, a ejercicios espirituales o al partido, cuando es ilegal hacer campañas?
Eso no lo hace ni un ingenuo, que en política es sinónimo de pendejo.
¡No sean ingenuos!
Prefiero estar totalmente equivocado
La historia en breve Ciro Gómez Leyva
Propuse ayer aquí que el PAN tendría que revisar con frialdad las encuestas y asumir que, dados los números, la circunstancia y los tiempos, sólo habría dos candidatos con empaque para dar la pelea en 2012: Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel.
El gobernador de Jalisco, Emilio González, me dijo que él era el único de los siete aspirantes que, como candidato, le había ganado elecciones al PRI, a pesar de haber perdido siempre en las encuestas. Correcto.
Luego le dije al secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, que si esta fuera una evaluación financiera para hacer un negocio, con sus números y las reglas y plazos de la ley estaba perdido para el 2012.
Me frenó acompañando la metáfora:
—Pues ya que hablas de negocios, y usando términos bursátiles, es el momento de comprar barato un muy buen proyecto que va a valer mucho después.
Celebré la frase, pero le dije que no ver las encuestas puede llevar al PAN en 2012 a una situación parecida a la que acaban de vivir en el Estado de México. Sobre todo con un Enrique Peña Nieto tan bien cotizado en ese “mercado bursátil”.
Resolvió fácil, de nuevo:
—Desde luego que ese escenario es posible, factible. Pero desde luego que también puede haber otros, como el del 2006, donde el candidato muy bien perfilado no gana.
Por la mañana, Juan Ignacio Zavala, quien está cerca de otro precandidato, Alonso Lujambio, me comentó al vuelo que, claro que tienen tiempo para alcanzar y rebasar a Josefina y Creel.
Tres de tres. Conclusión: o los panistas se están instalando en la irrealidad, o mi texto de ayer está totalmente equivocado.
En este caso, desde luego, asumo que ellos tienen la razón.
Entre el perdón y el arrepentimiento
Después de los dramáticos resultados electorales del 3 de julio, el PAN teme perder la silla presidencial en 2012. Por eso ahora enciende veladoras, para tratar de corregir los errores del pasado. Y la incertidumbre obliga a acelerar las precandidaturas que se cierran a dos: Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel. Pero el presidente también le reza a su santo y busca convertir a Ernesto Cordero o a Heriberto Félix en el fiel de la balanza que defina al ganador.
Por Ramón Alberto Garza REPORTE INDIGO
El PAN está enfermo. No es un diagnóstico médico, ni los malos augurios de un priista o algún perredista. Es la sentencia del líder albiazul Germán Martínez.
Pero el que fuera el primer presidente nacional del PAN durante el calderonismo no es el único que ve un partido débil y achacoso, que censura sus métodos de selección de candidatos y sus muy personales estilos de gobernar.
Prominentes panistas, como Santiago Creel Miranda, advierten que si no se hace una urgente y profunda reconstrucción del todavía partido en el poder, la debacle política en el 2012 está a la vuelta de la esquina.
El priismo reagrupado, y aun el perredismo dividido, podrían terminar de hundir al partido ganador de las carreras presidenciales del 2000 y 2006 para colocarlo en un lamentable tercer sitio en las preferencias electorales.
Basta decir que en 2009, la votación panista alcanzó 43.8 por ciento. Ahora, en la elección de 2011, fue apenas de 16 por ciento.
Por eso, dentro del PAN se encienden hoy las veladoras y soplan fuertes vientos de arrepentimiento y perdón.
Porque la mañana del pasado 4 de julio, cuando vieron los resultados finales, los panistas se dieron cuenta del desprecio acumulado de un electorado que hasta hace poco los veía como la esperanza del cambio.
Arrepentimiento albiazul por haberse convertido en un mal émulo del viejo PRI de imposiciones, acuerdos en lo oscurito y corruptelas. De convertir Los Pinos en el fallido oráculo de candidatos amigos y compadres del presidente en turno.
Perdón panista por no haber sido capaces de concretar exitosamente la tan ansiada transición. Por creer que los acuerdos cómplices, con el PRI o con el PRD, eran la salida a una gobernabilidad que nunca se hizo realidad en reformas de fondo que le dieran futuro a México.
Lo admite Germán Martínez en su editorial publicado en el diario Reforma el pasado 11 de julio al referirse a la dramática derrota en el Estado de México, donde el PAN apenas consiguió la mitad de los votos que ganó hace seis años. Y acabó instalado en un muy lamentable tercer lugar con la mitad de los votos del PRD.
“¿Cómo nos iban a creer los mexiquenses que limpiaríamos la casa cuando los diputados panistas aprobaron las cuentas de Arturo Montiel?”, cuestiona Germán Martínez.
Por eso, el dirigente panista que perdió dramáticamente en las elecciones de 2009 el control del Congreso y lo cedió al binomio PRI/Partido Verde; el que no pudo sacar adelante las gubernaturas que decía tener “en la bolsa”, como las de Nuevo Leon, Querétaro y San Luis Potosí, no puede hacer más que reconocer que la enfermedad que tiene el PAN lo tiene postrado frente a las urnas.
“Perdió su ánimo, parece envejecido. No encanta a los jóvenes y dejó de entusiasmar a muchos ciudadanos. Perdió las ganas de ganar, como un enfermo pierde las ganas de comer”, concluye el dirigente panista más cercano a Felipe Calderón.
Pero, por encima de todo, Germán Martínez reconoce en un mea culpa convincente que los panista claudicaron de su credo de libertad.
Dejaron de ser libres los panistas cuando los dos presidentes que después de tantas luchas heroicas salieron de sus filas, sucumbieron a los decretos de los poderes fácticos que terminaron por secuestrarlos, maniatarlos y manipularlos a su antojo. Fueron prisioneros de sus miedos.
Dejaron de ser libres los panistas cuando aceptaron las alianzas que siempre despreciaron, como la del sindicato de maestros y Elba Esther Gordillo, como una condición indispensable para conservar el poder. Fueron prisioneros de sus caprichos.
Dejaron de ser libres los panistas cuando desconocieron a todos aquellos que les ayudaron a pavimentar el camino democrático de su triunfo, para terminar en contubernio con aquellos que los despreciaban, pero que ahora los tenían que tolerar. Fueron prisioneros de su ingratitud.
Dejaron de ser libres los panistas cuando el partido acabó poniéndose al servicio del presidente en turno, quien imponía desde su despacho a un dirigente nacional a modo, para que obedeciera sin reparos sus absurdos electorales. Fueron prisioneros de sus megalomanías.
Dejaron de ser libres los panistas cuando abandonaron la selección de candidatos por la ruta de la elección interna. Y emulando al PRI, convirtieron la oficina presidencial en conciliábulo de amigos, favoritos y cómplices, a espaldas de un electorado que no los refrendó en las urnas. Fueron prisioneros de su soberbia.
Dejaron de ser libres los panistas cuando se alejaron de la libertad de mercado que tanto pregonaban y terminaron de la mano con los monopolios que les prestaron sus chequeras para hacerse del poder. Fueron prisioneros de su avaricia.
Por eso se dieron esta semana dos sacudidas que, con espasmos de arrepentimiento y perdón, obligaron a modificar radicalmente la estrategia 2012.
Uno fue el análisis de fondo de la elección del 3 de julio. La otra, el desencuentro entre el presidente Felipe Calderón y la maestra Elba Esther Gordillo. Y ese PAN enfermo del que escribió en su editorial Germán Martínez comenzó a convulsionarse.
Primero, impidiendo un golpe desde Los Pinos contra su dirigente Gustavo Madero, a quien se le pretendía culpar injustamente de las derrotas en el Estado de México, Coahuila y Nayarit. Una fotografía lo blindó.
Y luego con exigencias para modificar la agenda y las estrategias. No hay tiempo que perder. El PAN va tarde y muy atrás camino al 2012. ¿Podrá recuperarse? Analicemos.
EL DESLINDE DE LA MAESTRA
Dos días antes de las elecciones del 3 de julio, Elba Esther Gordillo convocó a una inusual conferencia de prensa en la que apuntó sus baterías hacia dos objetivos: Miguel Ángel Yunes y Felipe Calderón.
La que fuera la aliada número uno para convencer a seis gobernadores priistas de operar electoralmente en favor del candidato panista Felipe Calderón, rompió el silencio guardado desde 2006.
Lo hizo desde el supuesto que le corrieron de que, desde Los Pinos, se gestaba un golpe contra ella y contra su sindicato por los malos manejos del ISSSTE, una de sus ancestrales franquicias dentro de la burocracia.
En el fondo, ella decía sentir el reclamo silencioso, desde adentro de la casa presidencial, por su regreso a las filas del PRI para apoyar el proyecto de Enrique Peña Nieto, con Humberto Moreira como presidente nacional del tricolor.
La Maestra olió traición, y disparó su artillería verbal contra quien fuera uno de sus más dilectos protegidos, Miguel Ángel Yunes, a quien logró colocar en 2010 como candidato del PAN a la gubernatura de Veracruz para luego abandonarlo a la mitad del camino donde se interceptan los caminos del desencuentro y la traición.
Pero detrás de las acusaciones de Elba Esther Gordillo, se escondían los reclamos de la lideresa magisterial contra un Felipe Calderón que rompía los acuerdos que de la mano de sus aliados y cómplices del Tucom lo llevaron al poder.
Poco tardó en darse la reacción. Miguel Ángel Yunes salió a aclarar que si La Maestra lo satanizaba, era porque él se había negado a aportarle el “donativo” de 20 millones de pesos mensuales que Elba Esther le pidió para sostener y aceitar la maquinaria de su partido, Nueva Alianza.
Elba Esther Gordillo volvió a exigir a través de los medios que se le aplicara todo el peso de la ley a Miguel Ángel Yunes, y también le recordó explícitamente al presidente, por primera vez en público, sus viejos pactos de poder.
Lo que era una sospecha con elevada dosis de certidumbre terminó de confirmarse en voz de La Maestra. Y esto obligó a Felipe Calderón a salir a los medios para acotar el alcance de sus acuerdos.
Dijo que su pacto con La Maestra era para buscar una alianza por la educación. Faltaría que Elba Esther Gordillo así lo ratificara y no terminara dando detalles de cuántos votos llevaron a las urnas de Calderón los entonces gobernadores de Sonora, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Puebla e Hidalgo.
Poco importa. El .56 por ciento que le dio el triunfo al ahora presidente panista es quizás apenas una cuarta parte de esos votos priistas reconvertidos al panismo por obra y gracia de La Maestra. Sin ellos, no despacharía en Los Pinos.
Más aún, la lideresa del magisterio terminó recordándole a Felipe Calderón que sus acuerdos políticos fueron para la elección de 2006, no para la de 2012.
Felipe Calderón debió salir de nuevo. Ahora para advertir que él no autorizó saqueo alguno a las arcas del quebrado ISSSTE. Y la saga no se detiene. Continuará.
El resultado final fue un deslinde masivo del panismo de un personaje que, les guste o no, fue el factor fundamental de una alianza que les permitió conservar la silla presidencial en 2006.
Y ese deslinde terminó de impactar al menos a tres precandidatos. A Josefina Vázquez Mota y a Alonso Lujambio, los dos secretarios de Educación del sexenio calderonista que, de una u otra forma, negociaron con Elba Esther Gordillo.
Y a Ernesto Cordero, el llamado Delfín Presidencial, quien decía tener de su lado los poderosos favores de La Maestra para impulsar su vertiginosa candidatura.
Por eso, el sentimiento entre los panistas es que los acontecimientos de las últimas dos semanas redujeron el espectro de precandidatos a dos.
LA RUTA DE SANTIAGO; LA VIGILIA DE JOSEFINA
Santiago Creel se convirtió en el primero de los siete señalados como aspirantes que asumió su realidad. Pidió licencia a su escaño en el Senado para buscar la candidatura presidencial panista.
Y el lunes 11 de julio, el que fuera el precandidato puntero en 2005, el favorito de Vicente Fox para abanderar al PAN en 2006, el que sucumbió ante la rebeldía del precandidato Felipe Calderón, marcó sus tiempos.
Santiago Creel salió a anunciar, en un evento público que reunió a unos mil 200 simpatizantes en el auditorio del Polyforum Siqueiros, que dejaba su escaño de senador para dedicarse de tiempo completo a buscar la candidatura presidencial del PAN.
No era una decisión improvisada. Su nombre, a la par del de Josefina Vázquez Mota, la líder de la bancada albiazul en la Cámara de Diputados, encabeza las listas de preferencias electorales entre los panistas.
De acuerdo a la última encuesta de Consulta Mitofsky, de Roy Campos, Josefina Vázquez Mota puntea ligeramente entre los panistas, mientras que Santiago Creel aventaja en una elección abierta.
De enero a junio de este año, la líder de la bancada blanquiazul en la Cámara de Diputados subió de 16.8 a 33.4 por ciento en la aceptación entre panistas, mientras que Santiago Creel bajó de 40 a 33 por ciento. Empate técnico.
En votación abierta, Santiago Creel alcanza 16.7 por ciento, mientras que Josefina Vázquez Mota se ubica en 14 por ciento.
Y por más que desde Los Pinos el presidente apadrina la candidatura de Ernesto Cordero, el joven y brillante secretario de Hacienda no termina de cuajar como una personalidad que arrastre masas o provoque tempestades.
Por eso Santiago Creel decidió dar el paso adelante. Porque sabe que después de los pobres resultados electorales de 2011 y del fortalecimiento del PRI a nivel nacional, tiene que iniciar la contraofensiva.
Curiosamente, su fortaleza es la misma que catapultó a Felipe Calderón para lograr la candidatura en 2006: su rebeldía frente a la voluntad presidencial.
La misma que lo dejó fuera de coordinar a la bancada panista en el Senado, como en su tiempo le sucedió a Felipe Calderón cuando debió abandonar la Secretaría de Energía en medio de los regaños de Vicente Fox.
Y es que el ex secretario de Gobernación y ex líder de la bancada del PAN en el Senado tiene bien medida la desilusión generada en estos cinco años de calderonismo. Y va por la revancha de 2005.
Su discurso es profundo, directo, certero, de marcajes y desmarcajes. La primera impresión es que tiene cualidades de sobra para dar la batalla de igual a igual con los favoritos. Del PRI y del PRD.
Sus apoyos más fuertes vienen de sus colegas políticos e intelectuales del llamado Grupo San Ángel, excluyendo a La Maestra, de la que ya se desmarcó con nombre y apellido.
También de los foxistas, los salinistas y de importantes sectores de El Yunque y del sector empresarial.
Codo a codo, a su lado, viene Josefina Vázquez Mota. Su ventaja competitiva más exaltada es la de género.
Tener la posibilidad de convertirse en la primera candidata presidencial del PAN en un espectro político dominado por hombres tiene sus méritos. Pero no es suficiente.
Sacudida por lo que ella considera un temprano destape de su rival Santiago Creel, se vio obligada a fijar fecha para dejar su curul en la Cámara de Diputados: después del 6 de agosto.
Con el respaldo de una buena parte del ala más conservadora del PAN, aquella que llevó a Gustavo Madero a la Presidencia Nacional de la mano de Cecilia Romero, la ex secretaria de Desarrollo Social con Fox y ex secretaria de Educación con Calderón goza de las simpatías del corazón de El Yunque.
Habrá que ver si sus formas suaves y su discurso firme, pero terso, son suficientes para convencer a los panistas, primero, y al electorado, después, de que puede ser la Dama de Hierro que necesita el país en estos tiempos de inseguridad.
CORDERO Y/O HERIBERTO: EL TERCERO EN DISCORDIA
Aunque lo niegue una y otra vez en sus discursos oficiales, Felipe Calderón impulsó la candidatura de Ernesto Cordero.
El tiempo luce en pasado, porque el experimento no prendió.
Su 3 por ciento de simpatías –confirmado por la encuesta de Consulta Mitofsky– no pasó de ahí. Y eso ya le valió el mote de “El Gol de Campo”. Por aquello de que sólo alcanza para tres puntos.
Pero aun así, Felipe Calderón lo necesita desesperadamente. Quiere convertirlo en el tercero, o al menos uno de los terceros, en discordia.
Sin Josefina Vázquez Mota ni Santiago Creel bajo su tutela directa, el presidente ya se resignó a no imponer candidato, pero sí está decidido a convertirse en el fiel de la balanza. Para que quien sea electo, se la deba.
La pregunta es si Ernesto Cordero está dispuesto a renunciar a la Secretaría de Hacienda para convertirse en efímero fiel de la balanza.
Por supuesto que su recompensa sería como la de Cecilia Romero con Gustavo Madero. Una coordinación de campaña y el refrendo de que volvería a ser secretario de Hacienda durante todo el sexenio.
Pero a la par de Ernesto Cordero comienza a despuntar otro tercero con gran potencial: Heriberto Félix.
El secretario de Desarrollo Social, aunque con bajos niveles de conocimiento y de apoyo directo, tiene un handicap a favor: aparece como un panista-ciudadano.
Amigo personal y de parejas con Felipe Calderón y Margarita Zavala, el sinaloense sabe manejar el activismo ciudadano. Lo demostró cuando puso al PRI contra la pared en Sinaloa en la elección de 2004.
Tiene a su favor sus relaciones con el sector empresarial creadas cuando fue subsecretario de las Pequeñas y Medianas Empresas y cercanía con los sectores sociales gracias a su paso por Sedesol.
Después de Enrique Peña Nieto, que tiene 627 mil seguidores, es el que más amigos acapara en Facebook con 316 mil.
Son 111 mil por encima de Felipe Calderón, quien tiene 205 mil; 174 mil por encima de Josefina Vázquez Mota, que tiene 142 mil, y 308 mil por encima de Santiago Creel, que es seguido por 8 mil.
Y eso en los tiempos del voto joven, de las elecciones impulsadas desde la Red, cuenta, y cuenta mucho.
Así que habrá que ver en las próximas semanas qué secretarios deciden abandonar la comodidad de sus despachos y de sus presupuestos para salir a buscar el voto entre los panistas.
Por ahora, a encender veladoras, a cumplir la penitencia y a rezar para que un milagro calderonista logre remontar la debacle de 2011.
Astillero
Desplumadero
Gallo se vuelve Cordero
Sicilia y el reformismo
El brazalete de Greg
Julio Hernández López
Conmovedora resultó la ceremonia oficial en que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, anunció a la expectante nación su fallo inapelable (¡masas, absténganse de insistir en que el patriota, autodenominado El gallo azul, reconsidere su desplumado sacrificio!) de no buscar más la candidatura panista a la Presidencia de la República.
Lozano pronunció un estremecedor discurso de despedida, en el que anunció que su capital político no será puesto al servicio de ninguno de los sobrevivientes del raro proceso panista de selección de aspirante presidencial, aunque días atrás ese mismo Javier había dicho que su alternativa era el cordero oficialista que actualmente ocupa la secretaría de Hacienda. Testigo de la dimisión fue el artículo de escenografía apellidado Madero, al que la superioridad ha ordenado que depure las listas de aspirantes y nomás no haya cómo cumplir la instrucción pinolera. De los siete presuntos buscadores iniciales de la candidatura, Lozano es el primero en abandonar formalmente el barco en miniatura, aunque otro tirador por accidente, el sinaloense Heriberto Félix Guerra (titular de la Sedeso, por si alguien sí lo sabía y lo quisiera confirmar) lo ha hecho por una vía más expedita, pues simplemente ya no fue a una comida clave con el antes mencionado Madero y no ha vuelto a decir esta aspiración es mía. Y los cinco restantes se reducen a Creel, Chepina y Cordero.
En realidad, la burda maniobra tan cantada del ex funcionario zedillista busca presionar a otros precandidatos para que abandonen la lista de solicitantes. Además, la declinación sin fondos le servirá al polémico abogado y pianista para negociar futuras posiciones (ayer, a una pregunta de la prensa, dijo con voces predestinadas a ser escritas con oro en muros patrios de honor que él está dispuesto a seguir sirviendo al país). Por ejemplo, puede ser coordinador de campaña de Cordero (con ello garantizarían buena asistencia en auditorios, tan sólo con la participación de contingentes del SME), o encargado de finanzas de la campaña (recolectaría fondos bajo la mercadotécnica oferta de coopelas o cuello), o candidato a senador por Puebla y tirador prematuro a la siguiente elección de gobernador en esa entidad. Bueno, en un descuido hasta podría encargarse un rato más de la secretaría federal del trabajo.
El presidente del comité nacional panista, Felipe Calderón, continuó ayer su ronda de encuentros voluntaristas para ver si los mandos del partido de tres colores se compadecen de sus propuestas reformistas y le hacen la caridad de dictaminar iniciativas de ley y convocar a periodo extraordinario de sesiones. La primera búsqueda de acuerdos tuvo como personaje único a Manlio Fabio Beltrones, en una sesión gastronómica en Los Pinos que más bien parecía mandar un mensaje a Enrique Peña Nieto, a unas horas de las sucias elecciones del estado de México, de que un sonorense podría ser el contrapeso, con apoyo calderónico, frente a un mexiquense que ya se sentía candidato único y virtual ganador de 2012. Luego, F.C. comió con diputados encabezados por Francisco Rojas. Y ayer pasó el trago amargo de sentarse a compartir alimentos con quien le ha ganado casi todo en lo que han competido en Coahuila, Humberto Moreira (por cierto, y con ganas de hacer las paces, el presidente nacional del PRI podría aleccionar a Felipe sobre la manera de hacer gobernador a un hermano). Pero, en resumidas cuentas, más allá de las comidas y los boletines oficiales, lo cierto es que Calderón sólo ha logrado de los priístas vagas promesas de apoyo a sus pretensiones reformistas. Signo de los tiempos: poder que cae (aunque, ¿alguna vez estuvo de verdad arriba?).
Sin necesidad de protocolos alimenticios, un grupo de activistas, con el poeta Javier Sicilia al frente, buscó ayer empujar la voluntad de diputados y senadores que se tardan en estudiar y dictaminar sobre probables reformas políticas de corte menor. Atendido que fue ese grupo por algunos personajes directivos del ámbito legislativo, solamente el PAN ofreció muestras de coincidencia operativa y conceptual plena con los esfuerzos de los manifestantes. Ya de por sí inmerso en una discusión nacional respecto a procedimientos y objetivos de la marcha nacional contra la violencia, sin ser superado aún el golpe no solamente visual que produjo El abrazo de Chapultepec, y en muy denunciado riesgo de acabar siendo utilizado por el poder para convalidarlo, el poeta Sicilia incursiona en terrenos muy engañosos, enarbolando la bandera de una supuesta reforma política que solamente pretende generar apariencias y novedades, sin estar pensada de verdad para transformar la realidad política nacional, ni dar paso a auténticas expresiones independientes.
Víctima del más crudo de los pragmatismos, el ex candidato a gobernador de Quintana Roo por el PRD, Gregorio Sánchez, conocido como Greg, se mueve ahora en libertad restringida por un brazalete electrónico de control. Dueño de un historial lo suficientemente denso como para no meter ni un dedo de una mano al fuego en defensa de su inocencia, Greg ha sido, sin embargo, injustamente tratado por la facciosa administración calderonista que le impidió continuar en la contienda por el gobierno de la entidad, estratégica en términos de trasiego de drogas, mediante una clásica maniobra judicial que a fin de cuentas ha resultado tan fallida como otras tantas jugarretas policiacas pinoleras. Lo único cierto es que el felipismo impidió a un ciudadano competir por un cargo público relevante a través de acusaciones de presunta delincuencia que acabó sin poder demostrar.
Y, mientras un juez de distrito ha abierto la posibilidad de revisar, y castigar judicialmente, las maniobras realizadas por Gastón Azcárraga al frente de Mexicana de Aviación, que le permitieron salvaguardar su interés económico personal y hundir a la empresa en la crisis de la que aún no sale y que algunos consideran terminal, ¡hasta mañana, con Michoacán convertido en obsesión de un hermano por imponer a una hermana, haiga de ser como haiga de ser!
México SA
Voracidad y presupuesto electoral
Resultados?: ¡mafiavillosos!
OHL, la trasnacional suertuda
Carlos Fernández-Vega
En este país en el que nunca hay recursos públicos para atender las urgencias sociales, pero que sobra para quienes lo distribuyen, la clase política y sus instituciones electorales –otrora representantes de la ciudadanía– se han servido con la cuchara grande más grande en existencia, y alrededor de 153 mil millones de pesos dan cuenta de ello. Un gasto monumental, sobre todo cuando en la balanza se pone el costo-beneficio, es decir el dinero utilizado contra los resultados ofrecidos.
Más allá del voluminoso cuan creciente costo económico y social que implica mantener los enormes cuan ineficientes aparatos burocráticos del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, los partidos políticos y las denominadas instituciones electorales (todos ellos –versión oficial– dedicados a cuidar los intereses ciudadanos) consumieron 153 mil 528 millones de pesos en el periodo 2000-2011, cantidad insultante para los habitantes de un país con carencias sociales tamaño México. Es necesario subrayar que ese total no incluye los presupuestos electorales de los estados de la República, con lo cual el monto fácilmente puede duplicarse.
De ese tamaño es el pastel que, con rebanadas de diferente espesor, se ha comido el goloso aparato político-electoral. De allí el escandaloso reclamo de otra de las lacras de esta República, el aparato político-mediático, que se retuerce y grita, pero no por el creciente cuan derrochador gasto asociado a partidos e instituciones electorales, sino porque modificaciones a la ley respectiva lo dejaron fuera del presupuesto asociado a erogaciones por propaganda.
Con esos 153 mil y pico de millones de pesos, por ejemplo, México podría haber construido una enorme refinería que a la nación ahorraría miles de millones por importación de combustibles, o si se prefiere en el periodo citado el gasto para educación pública podría haber crecido alrededor de 10 por ciento anual, o duplicado, también anualmente, el presupuesto de ciencia y tecnología, entre otras muchas posibilidades de utilizar los recursos públicos para el interés de la nación.
¿Los partidos políticos y las instituciones electorales realmente valen el oro que los mexicanos, quiéranlo o no, gastan en ellos? Obviamente no, pero el problema es que son los propios partidos, por medio de sus representantes (de ellos, no de los ciudadanos) en el Legislativo y con el aval del Ejecutivo, quienes deciden cómo y en qué se gasta el dinero de la nación. Entonces, mientras los famélicos mexicanos (con un desplome en su ingreso a lo largo del calderonato) ahorran lo suficiente para que partidos políticos e instituciones electorales reciban su voluminoso presupuesto 2012 (más grueso de lo normal, por ser año de elecciones federales), va el recuento de daños (léase erogaciones) por el concepto referido, paradójicamente elaborado por la propia Cámara de Diputados.
Del monto citado, 117 mil 464.1 millones de pesos corresponden a los gastos del Instituto Federal Electoral (IFE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) y la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) y 36 mil 63.81 a partidos políticos. Total, 153 mil 527.91 millones en el periodo 2000-2011 (en el Ejecutivo dirán cómo gastan estos señores, sin recordar que ese monto equivale a 70 días de prestaciones de la dorada burocracia federal, que anualmente le cuesta al país, con todo y prestaciones, 1.1 billones de pesos, o lo que es lo mismo, 33 centavos de cada peso del presupuesto de egresos de la Federación).
Por el lado de los partidos políticos, el desglose de la Cámara de Diputados apunta: con base en información proporcionada por el IFE, durante el periodo 2000-2011 en México han existido 16 partidos políticos nacionales, que han recibido un financiamiento público por 36 mil 63.81 millones de pesos, de los cuales: 28 mil 185.95 millones oficialmente se han destinado a actividades ordinarias; 6 mil 815.49 millones a actividades extraordinarias; 887.15 millones a actividades específicas y 175.22 millones a capacitación, promoción y desarrollo del liderazgo político de la mujer.
En tal periodo, el financiamiento público se distribuyó de la siguiente manera entre los partidos políticos nacionales con representación en el Congreso de la Unión: PAN, 9 mil 675 millones de pesos; PRI, 9 mil 966.9; PRD, 5 mil 568.3; PT, 2 mil 525.8; Familia González Torres-Martínez (PVEM S.A.), 3 mil 70.3; Convergencia, 2 mil 187.7; y Elba Esther Gordillo S. A. (Panal), mil 173.7 (sin SNTE, ISSSTE, Lotenal y SEP). En ese lapso, las siete agrupaciones sin fines de lucro recibieron 34 mil 167.6 millones, el 94.7 por ciento de este tipo de ayuda.
Además, nueve empresas privadas con disfraz de partido político se quedaron en el camino (2000-2009), pero se llevaron mil 896.1 millones de pesos (5.3 por ciento del financiamiento público total para estas lucrativas actividades). Esos consorcios, que no obtuvieron el 2 por ciento de la votación general necesaria para mantenerse prendidos al presupuesto, fueron: Partido del Centro Democrático, que obtuvo 54.8 millones de pesos; Partido de la Sociedad Nacionalista, 441.1 millones; Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, 53.6; Partido Alianza Social, 433.7; Democracia Social, 54.6; Partido Liberal Mexicano, 97.7; México Posible, 97; Fuerza Ciudadana, 95.4; y Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, 568.3.
Por el lado de los organismo electorales, en 2000-2011 el presupuesto público federal ejercido por IFE, Trife y Fepade suma 117 mil 464.1 millones de pesos. En el desglose, el IFE ha recibido del erario 101 mil 258.3 millones de pesos; el Trife 15 mil 61.1 millones y la Fepade mil 144.7 millones. Y falta el pastel que se comerán en 2012. ¿Y los resultados? ¡Mafiavillosos!
OHL rapiña emblemática
Las severas afectaciones vehiculares provocadas por el colapso, el pasado martes, de tres trabes en las obras del segundo piso del Periférico Norte han abierto un nuevo escaparate para las irregularidades y las prácticas corporativas abusivas e inmorales con las que opera en nuestro país la empresa española Obrascón Huarte y Lain (OHL), responsable de la construcción de la citada obra vial.
Ayer, legisladores de la oposición en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal pidieron la comparecencia del titular de Obras del gobierno capitalino, Fernando Aboitiz, para que explique en detalle el proceso de licitación mediante el cual se asignó a OHL la construcción del segundo piso del Periférico en su tramo norte. Por su parte, la dirigencia del PRD en esta capital cuestionó, por insuficiente, la multa de 10 millones de pesos que la administración local impuso a la citada compañía.
Los señalamientos críticos, tanto de la oposición como del partido en el poder, resultan procedentes si se toma en cuenta la severa afectación que supuso la negligencia de OHL para miles de capitalinos –quienes permanecieron varados durante más de 13 horas en el Periférico– y, sobre todo, si se atiende al hecho difícilmente explicable de que una obra de este calado haya sido concesionada a una empresa cuyo historial dista mucho de ser ejemplar.
Lo de menos son las recurrentes quejas contra OHL por el incumplimiento en los tiempos de entrega de las obras, por la vulneración sistemática de los horarios de trabajo y por los múltiples daños provocados al medio ambiente. Mucho más graves, en todo caso, resultan los señalamientos sobre las deficiencias de las obras realizadas por la compañía de origen ibérico; las acusaciones sobre presunto tráfico de influencias puesto en marcha por los consejos de administración de sus filiales, y las denuncias por la comisión de actos fraudulentos en su país de origen, entre las que destacan una acusación judicial por presunto fraude por 30 millones de euros, en 2007, y la evidencia documental de que la compañía ha pagado campañas a cambio de contratos de obra pública en diversos lugares de la península.
En México, sin embargo, ni los señalamientos críticos, ni las deficiencias en los trabajos, ni la comisión de acciones en apariencia ilegales, han impedido que OHL pueda acceder a concesiones para construcción de infraestructura por vía de la adjudicación directa; a contratos de 30 años con ganancias previstas de 10 por ciento anual; a regímenes de privilegio fiscal que le permiten evitar el pago de impuestos –el primer trimestre de 2011 pagó sólo 7 por ciento de los impuestos que debía cubrir por concepto de utilidad; el resto lo difirió–; a un modelo de ganancias basado en la inversión bursátil de préstamos obtenidos a partir de títulos de concesión de obra pública, y, en suma, a condiciones de negocio mucho más ventajosas de las que goza esa compañía en su país de origen.
El caso de OHL es representativo, por lo demás, del ambiente de depredación y de rapiña corporativa que ha prevalecido en el país a partir de los años 80, cuando se inició una apertura indiscriminada a empresas extranjeras –mineras, petroleras, generadoras de electricidad, hoteleras y, por supuesto, constructoras– que, en muchos casos, han adquirido notoriedad por su incumplimiento impune de las leyes y normas mexicanas, y por la obtención de cuantiosas ganancias económicas a cambio de mínimas aportaciones a la economía nacional, de depredación financiera y ecológica y de afectaciones a la vida cotidiana de la población. El correlato de este proceso ha sido la incorporación de ex funcionarios gubernamentales como capitanes de empresa e integrantes de los consejos de administración de las compañías y cuya cara visible en el caso de OHL son el ex secretario de Patrimonio y Fomento Industrial José Andrés de Oteyza, y los ex directores de Pemex Jesús Reyes Heroles González Garza y Carlos Ruiz Sacristán.
Con tales precedentes, las advertencias formuladas por el gobierno capitalino y el monto de la multa impuesta a la empresa parecen quedarse cortos: preferible a esos amagos sería que la autoridad capitalina asumiera la responsabilidad que le corresponde en el episodio, ejerciera sanciones administrativas ejemplares contra la empresa y respondiera, con transparencia y oportunidad a los cuestionamientos realizados en torno a los procesos de adjudicación de obras públicas a favor de OHL, los cuales, a lo que puede verse, han servido para seguir dando cobertura a una rapiña empresarial que resulta ya emblemática.
Las rebanadas del pastel
Carlos Fernández-Vega
¿Qué de dónde obtiene tantas concesiones (como en el DF y el estado de México) la trasnacional española OHL (la que recién multó Ebrard)? Tal vez ayude lo siguiente: el corporativo es suertudo, pues cuenta con la ayuda de José Andrés de Oteyza (presidente del consejo de administración de OHL México), secretario de Patrimonio y Fomento Industrial de JLP; Carlos Ruiz Sacristán, secretario de Comunicaciones y Transportes de Zedillo (actual director de Sempra Energy, miembro del consejo de administración de Southern Copper, Asarco, ambas propiedad de Germán Larrea, el de Pasta de Conchos, entre otros), y Jesús Reyes (Heroles) González Garza, secretario de Energía y embajador de México en Estados Unidos de Zedillo, y director de Pemex de Calderón. ¡Felicidades!: los ex funcionarios, al servicio del capital trasnacional. Y si se añade la disposición de Marcelo y Enrique, por ejemplo, entonces, negocio redondo.
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